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Jorge Juan, 5
Madrid (Salamanca)
Serrano (Línea 4)
91 577 88 84
35 - 55
Precioso, admirable y valorado restaurante de toque romántico en Madrid con auténtica y real cocina tailandesa. Referente obligado para los entusiastas de la decoración y los ambientes cálidos. Menú de mediodía válido de lunes a viernes (excepto vísperas y festivos) de 23 € +IVA (con bebidas) y menú degustación de 33.50 € +IVA (sin bebidas). Ofrecen 2 horas de aparcamiento en el Parking Colón. Disponen de otros espectaculares locales en Barcelona, Mexico DF, Casablanca y Sâo Paulo.
4,0
El Restaurante Thaï Gardens ha cambiado su localización a la C/ Paseo de la Habana, 3 (METRO: Nuevos Ministerios) como indicamos en el comentario número 13.
Rayo: El majestuoso restaurante Thaï Gardens ha sido elegido como mejor restaurante de cocina extranjera por la guía turística Gourmetour. Así que no pudimos resistirnos a probar sus rescatadas recetas milenarias originarias del antiguo reino de Siam. La mayoría de sus productos son importados cada semana de Tailandia.
La atractiva fachada que mostramos en este artículo es la interior, no la del portal que está a pie de calle, que pasa totalmente desapercibida para los viandantes, nosotros llegamos a pasarla de largo.
Su personal tailandés, te da la bienvenida al más puro estilo oriental, muy educados en todo momento con los comensales y muy cordiales durante toda la cena.
El local presume de verde por todas las esquinas: altas palmeras y vistosas plantas en flor rellenan cada hueco y transmiten una reconfortante sensación de bienestar que te acompaña a lo largo y ancho del local. El servicio, te guía amablemente dando un largo rodeo por las diferentes salas del local hasta tu mesa. El lugar llega a parecer realmente enorme, gracias a que sus comedores descansan a diferentes alturas y para pasar de uno a otro debes subir y/o bajar pomposos escalones de madera.
El clima que se respira en cada una de sus mesas es muy seductor, los detalles están a la orden del día: el bajo plato -¡cómo pesa!-, la exclusiva y preciosa cubertería, el mobiliario thai contemporáneo, los decorativos jarrones cerámicos, los cuadros cuidadosamente tallados en madera…
…sin olvidar el toque de color que tan acertadamente dan las flores frescas y la estilizada vela -siempre encendida- ideal tanto para cenas románticas como para crear en cualquier situación ese “algo más” del que muy pocos restaurantes pueden presumir y que a los comensales les gusta tanto encontrar.
Obviamente nos encontrábamos ante un prestigioso local de indiscutibles 5 cucharetes que enamoraba por los cuatro costados. Pero todo cambió cuando nuestro sentido del gusto analizó su cocina, que ante una carta tan extensa, optó por el tan recomendado en estos lugares -si es tu primera vez- menú degustación.
Los entrantes estaban exquisitos, me sorprendieron gratamente -todo hay que decirlo- El Kai satee (finas brochetas de pollo marinado en leche de coco y hierbas) estaba riquísimo, el Khum phom pha (colas de langostino envueltas en una fina capa de arroz) no era nada del otro mundo -quizás el ser gallego me hace ser muy exigente con el sabor del marisco-, el Pho-pia (rollito de primavera al estilo Thaï Gardens) estaba delicioso -nada comparable a los típicos que todos hemos probado en el chino de la esquina-, la Ensalada de vermicelli (cabello de ángel preparado al estilo Thaï con pollo limón y apio) estaba realmente sabrosa, congenian muy bien esos sabores, se disfruta mucho degustando ese plato -y eso que no soy simpatizante del cabello de ángel-, el Maiz Tood (preparación especial de langostinos, calamares y maiz frito y crujiente) muy bueno también, y por último el Kanom gib (empanadas de cerdo y langostino) pasaba la prueba de mi humilde paladar con gran éxito.
Resulta muy agradable ver todo el local repleto de plantas y detalles decorativos de calidad, reduce considerablemente la sensación de agobio aunque el local esté abarrotado de gente.
Con los segundos… patinó gravemente el local, perdiendo muchos de los puntos que le habíamos asignado hasta el momento. Un arroz apelmazado, insípido y frío para compartir con el resto de platos no dejó de defraudarnos por completo. El de nuestra mesa era incomible. Cierto es que posteriomente vimos que el de otras mesas de comensales que llegaban para el segundo turno estaba caliente, jugoso y humeante. Pero considero que ante una materia prima tan económica, un restaurante de su categoría en el que vas a superar los 35 euros por comensal -bebiendo agua- no puede permitirse el lujo de presentar el arroz del primer turno de esa manera. El quinto cucharete estaba en la cuerda floja, lo que no puede fallar bajo ningún concepto en un restaurante “de máxima nota” es su cocina.
En la fotografía, el Panang neau (tiernos trozos de buey marinado en curry rojo cremoso y suave), ni fu ni fa… la carne no se deshacía como esperaba en el paladar, estaba un poco dura y no era digna de la expresión: “¡qué rica!”
El Pat thaï (tallarines salteados con cebollas, soja y verduras, adornado con camarones y cacahuetes) era uno de los mejores segundos, el que más me gustó -sin ser espectacular- junto con los Triángulos esmeralda (pequeños trozos de pollo marinado en tamarindo y envueltos en hojas Baithoy) que aunque estaban buenos era una ración muy escasa.
El resto de segundos, de los que hablan mis compañeros no llegaron a hechizarme, me recordaban a la comida thailandesa de locales de muy inferior calidad. Se había esfumado el quinto cucharete en un local que tenía todas las posibilidades de alcanzar la máxima categoría en nuestro blog.
El postre -delicatessen de dulces y frutas tropicales- volvió a defraudarme, creo que deberían cuidarlo más y elegir todas las frutas de temporada, y no servir un melón que no sabe a nada por no ser época. Y trabajar más ese minúsculo mousse de chocolate cuyo sabor se queda a media altura.
El menú degustación tiene un precio de 33.50 € por persona -sin incluir bebidas, cafés ni IVA- y debe solicitarse por un mínimo de 2 cubiertos. En nuestro caso, la cena salió por 39 €/persona.
FlashBack: Tras estudiar nuestra lista de restaurantes por visitar, decidimos acercarnos esta vez a lo que esperábamos que fuese una de las opciones más recomendables de nuestra selección.
Al cruzar la puerta interior del restaurante, nos adentramos en un auténtico paraje oriental con cascadas, vegetación, luz tenue, cuadros y esculturas en un laberinto de estancias divididas a distintas alturas por escaleras y paredes de madera que permiten descubrir entre sus huecos unas y otras.
En su interior nos guía amablemente un personal realmente atento, acogedor y que da la impresión de recibirte en su propio hogar. Todos ellos, ataviados con vestimentas propias de la región de origen del establecimiento cuidarán a lo largo de nuestra cena de que no nos falte el mínimo detalle. Desde seleccionar el momento oportuno para entregarnos las cartas, explicar cualquier duda acerca de los platos que degustaremos, no dejar que nuestra copa llegue a quedarse vacía y cualquier otra necesidad que nos surja. Y sin mostrar en ningún momento ápice alguno de estrés, lo cual te proporciona una agradable, relajante y, sobre todo, romántica cena.
Como se puede observar, no hay detalle que se haya obviado en la decoración de las diversas habitaciones en las que están dispuestas las mesas. Desde los tonos en negro, madera y rojo de las paredes, hasta las altas sillas, los pulcros manteles y las servilletas de tela con el nombre del restaurante grabado plegadas asemejando la forma de una flor de lis.
En ningún momento se obtiene una sensación de agobio, a pesar del acopio en ambientación y de que las mesas se encuentren relativamente juntas. Sin embargo, es cierto que una vez que llegan a ocuparse todas, es muy fácil que al echar tu mirada hacia detrás te topes con la cara de alguno de tus comensales vecinos o llegues a pensar que existe un contínuo hormigueo de camareros yendo y viniendo entre las mesas.
¿Acaso hay alguien que se resista a comer en una mesa enclavada en un entorno como éste? El juego de luces a baja potencia con los escondidos focos que simulan el atravesar de la luz natural a través de los diversos huecos, combina perfectamente con el toque romántico que inspira la delgada vela situada en cada una de las mesas. La vegetación, presente en cualquier rincón añade el toque de perfección al resto del conjunto.
Todas las estancias son espacios abiertos que permiten el lujo de dirigir tu mirada a diferentes distancias deleitándote con los colores y sensaciones que todas ellas llegan a producir.
Tras tomar asiento y visualizar la extensa carta, no nos decidimos en la elección de tantos y diversos platos, así que decidimos pedir el menú de degustación.
En cuanto a los entrantes que bien comenta Rayo, toman lugar en nuestra mesa en una bandeja única acompañados con salsa agridulce y salsa de soja. La camarera nos los reparte en nuestros platos, indicándonos no solo su nombre y características principales sino también con qué salsa debemos acompañarlos.
Deliciosos en mi opinión, permitían descubrir sabores excelentes y muy logrados, conseguidos a base de productos del mar, carne, verduras, arroz, hierbas y especias.
En cuanto a la segunda parte del menú de degustación, el Pollo con castañas de cajún, era gustoso sin sobresalir. Venía preparado con pimiento, champiñon, piña y anacardos.
Sobre el Kaeng Khun ó langostinos al curry verde cremoso con verduras al dente, posee un sabor característico debido a su salsa que puede o no ser de tu gusto. Mezclado con arroz le da un toque más apropiado, aunque tuvimos la mala suerte de que el nuestro y el de todas las mesas del primer turno venía completamente apelmazado y pasado de punto, un detalle que nos pareció completamente fuera de lugar y que no ocurre en restaurantes de mucha menor categoría.
En cuanto al resto, comentar que son aceptables pero nos dejan con una impresión de desazón debido a lo que tanto nos habían encantado los primeros cursos.
A diferencia de los primeros que vienen juntos y son servidos individualmente, los principales acaban poblando completamentamente la mesa, pudiendo ir eligiendo y compartiendo todos y cada uno de ellos.
Como comentaba al principio, la decoración es el punto más fuerte del concepto ideado para este establecimiento. Incluso si realizas una visita al baño, comprobarás que estoy en lo cierto. Sencillo pero original y en armonía con el resto.
Quizás no sea posible encontrar un restaurante tan bien decorado, con tanto romanticismo y con un servicio tan atento en todos los aspectos. Una pena que todos estos detalles no se cuiden de igual forma en cuanto a los platos se refiere. No es que la comida no sea adecuada pero se espera mucho más de ella en un establecimiento como éste.
Ninillas: Si hay un mérito que no se le puede negar al restaurante Thaï Gardens, es el de ser el primer restaurante tailandés no ya de Madrid, sino de España. Corría el año 1995, cuando empezaron su andadura, y desde entonces, crítica y público lo han convertido en un referente de la gastronomía oriental. Yo no me considero más “lista” que esa crítica y que ese público, pero tampoco más “tonta” y, qué quieren qué les diga, si la ocasión lo requiere, me gusta mear fuera del tiesto y, cuando no veo algo, pues no lo veo, qué le vamos a hacer.
Verán, 12 años dan para mucho, y desde luego el Grupo Thaï Gardens ha aprovechado bien el tiempo. Lo que empezó siendo un restaurante, fue derivando en 4 sucursales más repartidas por el mundo, catering a domicilio, tienda de flores -Flower Shop Madrid-, alguna que otra incursión editorial -Thaï living-, proyectos audivisuales -Inside Bangkok-… Todo ello capitaneado por Tasai Phian-o-Pas, directora de cocina y fundadora del Grupo junto a Emilio Carcur.
Actividades empresariales aparte, hoy toca el restaurante Thaï Gardens de Madrid, y es en éste donde pienso echar mis gotitas. Como hay que empezar por el principio, yo lo haré por su entrada y ya veré cómo acaba todo esto.
Íbamos claramente a por un 5 cucharetes, atravesamos el patio palaciego y entramos. Cuenta con 6 salones, distribuidos en dos plantas cuyas ventanas tienen vistas a un jardín privado.
Una decoración con aires coloniales, donde el bambú, la teka, las flores traídas de tailandia, la abundante vegetación y el sonido de las pequeñas cascadas te transporta a un lugar muy alejado y exótico.
Todo son detalles que armonizan perfectamente con el entorno: la música, la iluminación, la flor y la vela en la mesa… El sitio idílico para una cena romántica.
Aunque no sólo es un lugar para parejas, si se va en grupo se puede pedir una mesa al más puro estilo zen, es sencillamente otra interpretación de este universo tailandés.
También disponen en su Flower shop -C/ Villanueva, 5- de un Private Dining, ideal para comidas de empresa y con una gran mesa para 30 comensales y de la Galería de arte floral, un espacio amplio y moderno con capacidad para 70 personas, que cuenta con bañeras de agua en el suelo y que resulta idóneo para un cocktail o reunión más informal.
Hasta aquí, no dirán que carecen de facilidades. Además todo es tan bonito, tan armónico, tan… Pero es que hasta ese momento el restaurante estaba prácticamente vacío. Los clientes fueron llegando y ocupando sus mesas y claro, ahí se rompió tanto encanto. A mi parecer hay un aprovechamiento excesivo del espacio, cuando se llenó el local, me embargó una sensación de saturación. No sólo era el hecho de ver tantas personas sentadas, es que cuando mirabas a tu alrededor veías el ir y venir del servicio de sala, muy bien ataviados, pero tantos y moviéndose tan deprisa, como las hormiguitas, igual, la verdad es que me agobiaba. Se suponía que yo iba a un remanso de paz, y nada más lejos de la realidad.
En fin, una vez sentados, no tardaron en traernos la carta. Porque eso sí, rápidos son muy rápidos, cordiales, hospitalarios… del servicio de sala salvo por el trajín que llevan subiendo, bajando y vuelta a subir y bajar, no puedo tener queja alguna pues es excelente.
La carta es muy extensa, y ofrece un recorrido por la cocina thaï a través de sus más de 70 platos, todos ellos suavizados y adaptados al paladar mediterráneo. Se trata de una cocina especiada, con contrastes entre picante a veces, fresca y aromática otras, y por supuesto todo ello acompañado por una presentación llena de color.
El restaurante recomienda Kaisaté (brochetas de pollo marinado), sus deliciosas sopas -como la Thom Yam Khung- y los currys -ofrecidos con diversas variantes como el como el curry verde de langostinos o el curry rojo de ternera-.
Por cierto, si alguien pensaba que me iba a olvidar de mencionar los manteles y las servilletas… equivocados estaban. La mesa era preciosa, y por supuesto el mantel y la servilleta eran de tela, además los cubiertos son diseño exclusivo del local, pero del bajoplato no puedo opinar igual porque todo lo que tenía de bonito, lo tenía también de incómodo. Era demasiado pequeño y cuando ponías el plato sobre él resbalaba contínuamente.
Volvemos a lo nuestro, ante tanta oferta culinaria, nos decantamos cómo no, por el menú degustación.
Como entrantes traía Kai satee (finas brochetas de pollo marinado en leche de coco y hierbas) muy sabrosas, Khum phom pha (colas de langostino envueltas en una fina capa de arroz) muy corrientes, Pho-pia (rollito de primavera al estilo Thaï Gardens) realmente deliciosos, Ensalada de vermicelli (cabello de ángel preparado al estilo Thaï con pollo limón y apio) muy buena, Maiz Tood (preparación especial de langostinos, calamares y maiz frito y crujiente) muy bueno también, y por último el Kanom gib (empanadas de cerdo y langostino) igualmente suculento. En definitiva, unos entrantes de sobresaliente.
Esperábamos los segundos como agua de mayo, y llegaron.
Triángulos esmeralda (pequeños trozos de pollo marinado en tamarindo y envueltos en hojas Baithoy), estaban ricos, muy ricos, aunque unas vez deshojados lo cierto es que quedaba una degustación demasiado breve.
Tahi hom mali (arroz blanco perfumado que acompaña a todos los platos), puff… Con el arroz, sinceramente no sé ni qué decir. Si estaba o no perfumado, no llegué a notarlo, ahora que vino frío y apelmazado, para eso no hace falta ser un experto. Desconozco la razón, pero no sólo fue en nuestra mesa, en las dos de al lado venía en idénticas condiciones. Cierto es que luego cuando empezó a venir el siguiente turno, el arroz ya les venía echando humo y más suelto, ahora, el nuestro penoso. Que fuera algo puntual, vale, aunque no entiendo cómo descuidan algo tan básico y económico, teniendo en cuenta que es la base para combinar con el resto de platos.
Del resto de segundos salvo el Pat thaï (tallarines salteados con cebollas, soja y verduras, adornado con camarones y cacahuetes) que me estuvo más sabroso, el Pollo con castañas de cajún (preparación de polo con verduras, piña y castañas de cajún), sencillamente convencional; el Kaeng khung (langostinos al curry verde cremoso, con verduras al dente) no le terminé de ver el punto y el Panang neau (tiernos trozos de buey marinado en curry rojo cremoso y suave), que para empezar estaba poco tierno, continuando porque a mi parecer de buey tenía poco, más bien era vacuno mayor y para terminar, la salsa a base de curry rojo era suave, pero no cremosa.
En cuanto a las cantidades, correctas, tampoco se vayan a creer que se van a dar un atracón.
Terminamos los segundos, los 5 cucharetes bailaban y de qué manera, pero aún quedaba el postre y, según rezaba la carta, estaba compuesto por Delicatesen de dulces y frutas tropicales de su jardín Thaï. Bien, frutas tropicales: piña -estaba madura y buena- y melón, que según tengo entendido, de tropical poco, y en cuanto a sabor, pues qué os voy a contar, en mayo los melones saben a nada de nada, insípido total. Las Delicatesen de dulces, una mouse de chocolate con rayado de coco, la mouse corrientita y a mi parecer le sobraba el coco.
Pues ya habíamos cenado, menú degustación 33.50 euros/persona, sin incluir bebidas, café ni IVA, al final con agua, 39 euros cada uno.
Tengo que terminar y ahora no sé ni cómo voy a hacerlo. LLegamos a este restaurante llenos de ilusión, con grandes espectativas, que se fueron desmembrando poco a poco. De la decoración, el ambiente, el servicio… no puedo decir nada malo, todo está muy pensado y el resultado es brillante. Pero tal y como yo lo veo, hay demasiadas mesas y las de dos personas quedan demasiado justas. En cuanto a la comida, que es a lo que realmente vas, pues… yo ya había probado este tipo de cocina en los inicios del Oam Thong, bien es cierto que éste empezó con gran autenticidad y luego perdió gas, aún así, recuerdo que la primera vez que fuí, me asombré de esta cocina tan exótica. En el Thaï Gardens, no sólo no me ocurrió esto, sino que tuve la sensación de estar ante unos platos occidentalizados en demasía y con una elaboración correcta y algo deficiente en algún que otro plato.
Yo no soy experta en cocina thaï, ni en otros muchísimos temas, en realidad no soy experta en nada, ahora bien, puedo opinar, y mis opiniones pueden ser tomadas sencillamente como lo que son: puntos de vista de alguien que va a cenar, que cena, que paga, y que después dice qué le ha parecido. Si bajo estas premisas recomiendo o no el restaurante, humildemente diré que el Thaï Gardens es un restaurante que estimula cuatro de los 5 sentidos, el del gusto se queda apartado.
Cucharete: El Thaï Gardens es un restaurante con ambientación asiática y detalles muy cuidados en el que puedes probar una comida, cuanto menos, fuera de lo común. Se derrocha espectacularmente en diseño y en la distribución de los espacios. Mi equipo cenó por 39 €/persona.
La decoración, el servicio tan atento y el cuidado en todos los detalles. Te sientes muy cómodo desde que entras hasta que sales.
Algunos de los platos parece que ya no se realizan con el mismo esmero de siempre, ¿será la consecuencia del dicho: hazte famoso y échate a dormir?
4,0
El Restaurante Thaï Gardens ha cambiado su localización a la C/ Paseo de la Habana, 3 (METRO: Nuevos Ministerios) como indicamos en el comentario número 13.
32 comentarios a “Thaï Gardens”
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El Thaï Gardens me parece un sitio super sobrevalorado. Incluso ya me parece demasiado que le hayáis puesto 4 cucharetes. Soy de madre nacida en Tailandia y me puse de los nervios al ver lo malo que era el servicio. Todo es muy bonito, el ambiente es cojonudo y tal… pero el servicio fue lo que más me sacó de quicio. De todas formas, la comida tailandesa nunca se hizo para que se sirviera en un supuesto ambiente tan selecto. En la cocina tailandesa no existe un primer plato, un segundo etc… todo se sirve al mismo tiempo: una sopa, un curry, igual un salteado de algo y un pad thai de toda la vida junto a un postre si alguien quiere. El concepto me molestó… demasiado occidental y bien lejos de lo auténtico. Fui dos veces y no pienso volver. ¿Queréis saber cual es para mi el mejor restaurante de Madrid? Sudestada. En calla Modesto Lafuente número 64, me parece. Es un sitio fantástico. El menú degustación creo que tiene muchas más cosas y encima, te incluyen una caipirinha para relajarte. Un sitio espléndido y ese sitio… sí que se merecería 5 cucharetes. De eso, estoy totalmente convencido.
Saludos.
Mi experiencia en el Thai gardens fue lamentable; Carísimo (50€ cada), y la comida, un chino de barrio venido a más.
La ambientación, decoración, servicio, etc, impecable, ceremoniosa, muy teatral. Pero a mi no me vale.
El día que yo fuí me desagrado mucho el ruido.
Pues yo estoy de acuerdo con Cucharete.
No conozco Thailandia, pero entiendo que “occidentalicen” las comidas, pues en caso contrario sería muy difícil probar platos extranjeros (muy picantes los indios, muy dulces los árabes, etc.)
A mi es un sitio que me encanta, estar en pleno Madrid, con ese jardin, el servicio, la atención, el cariño con que te tratan.
Quizás sea un poco caro, en nuestra web el 7 de abril (le calificábamos dos jamones) decíamos que era para ocasiones especiales, sobre todo si toca invitar. Pero estos sitios son necesarios y muy agradables.
Enhorabuena y ya vi que disfrutásteis.
Considero injustas las críticas que se vierten en los comentarios anteriores. Mucho más ajustadas las del equipo de cucharete.
Tras cinco visitas al célebre restaurante, una de ellas en una velada exquisita en la mesa especial Thai que muestra Ninillas, puedo decir que es un restaurante impresionante. La comida es muy buena, completamente alejada de algo parecido a un “chino de barrio” y la ambientación, decoración e interiorismo de primera. El trato de los camareros es correctísimo, sin fallos y delicado.
Es cierto que a veces la comida no sale perfecta (alguna fruta insípida, algún plato de carne algo pasada de cocción etc. -de entre los numerosos platos que se sirven) y esto puede molestar al gourmet pero el conjunto siempre es correcto y el restaurante sigue siendo un local que no falla cuando se ejerece como anfitrión. La profusión de plantas, la intimidad de las mesas, la cuidada ambientación, las velas, las esculturas, el correctísimo personal uniformado a la manera tradicional, las mesas de madera tropical, la bella disposición de la comida, y sus logrados sabores garantizan una velada agradable. Tal vez peca de fama y es algo caro (esto es innegable), pero ofrece lo que ofrece: exotísmo por los cuatro costados y sabores ajenos a nuestro paladar en un palacete del barrio de Salamanca. Los cuatro cucharetes están más que justificados.
Yo estoy con la mayoría de las opiniones. Es un sitio muy sobrevalorado. Hay chinos de barrio donde se come mejor. La decoración es bonita y tal, pero si vas por ejemplo un sábado por la noche el ruido es ensordecedor y pierde todo el encanto.
3 cucharetes como mucho.
PD: Creo que Cucharete.com debería animarse a romper tabúes. Si Thaï Garden os decepcionado (todo en las críticas son: pero, esperábamos, corrientito,…) hay que ponerle mala calificación aunque en las guías lo vendan como excelente.
Como ya ha comentado mi equipo, en nuestra visita al Thaï Gardens, íbamos predispuestos a otorgar cinco cucharetes, pues un local seleccionado como Mejor Restaurante y con unas críticas tan rotundas, nos indujeron a pensar eso.
Una vez allí, como muy bien define Ninillas: “Es un restaurante que estimula cuatro de los 5 sentidos, el del gusto se queda apartado”. Es decir, a nuestro parecer, en lo que patinó fue en la cocina, y es por ello que en lugar de cinco se quedó con cuatro. Ahora bien, patinó para la categoría esperada en ese local, pero jamás se nos ocurriría compararlo con un chino de barrio, el Thaï es otra historia.
Me gustaria contar mi experiencia en este restaurante, y fue la siguiente. Llevaba mucho tiempo queriendo ir a Thai Gardens porque las criticas habian sido siempre realmente buenas, y la verdad es que en cuanto entre por la puerta, el sitio me encanto.
Me parece uno de los sitios mas especiales en los que he estado, y la verdad es que es muy agradable cenar en un local asi. Pero estoy de acuerdo con Cucharete en que la cocina deja un poco que desear para la fama,y el prestigio que este local tiene. Los entrantes me encantaron, pero me parece que los segundos son bastante malos.
A pesar de esto, recomendaria este restaurante para una cena especial, ya que personalmente prefiero un sitio agradable, con buen servicio, aunque la comida no sea del todo excelente , a otro local cutre en el que se cene muy bien, pero no estes del todo comoda.
he estado comiendo en el thai garden, guiado por los 4 cucharetes que le habeis otorgado a este restaurante; no cabe duda que al entrar te encuentras con la majestuosidad y buen gusto de un ambiente selecto, el espacio que ofrece, la decoración, etc.
Pero hay demasiados aspectos que me hacen concluir que este restaurante no tiene la categoria de los 4 cucharetes.
Desde el momento en que me he sentado en la mesa he empezado a ver detalles que no me han parecido correctos en el servicio, la comida es de calidad regular y las cantidades son muy pocas, el precio es UN ABUSO.
a mi me gusta mucho este tipo de cocina, hace unos 6 meses se inauguro en las Palmas de Gran Canaria un restaurante Thailandes llamado THAI MALACCA, he podido estar en un par de ocasiones y debo decir que es EXCELENTE. tanto en atención (que aunque su personal no es todo de thailandia, es muy atento y profesional), como en la calidad y presentación de la comida, excelentes embajadores de Thailandia y de su cocina.
Gracias por su atencion
Debo decir que no soy de España pero la visito mucho y me encanta cada vez que voy visitar este restaurante, ya que como ellos dicen moas que comida un concepto un a idea un espacio, donde poder desconectar de tu rutina y vida recordando qeu no estas en madrid, una armonia que encanta, por lo menos para mi me aleja y me lleba a soñar, quisas existe cierto de falta en los platos en lo que a la comida se refiere, pero esta puede pasar a un segundo plano si te lo propones, ademas estoy ansioso por asistir al nuevo que van o estan inagurando, dicen sera precioso… un lugo quisa el mas bello de Europa, segun comentarios que vuelan por el mundo…dentro del circulo que me muevo pero debo agregar que este restaurante su gran plus fue mostrar un tipo de comida diferente en un España cerrada donde el comensal españolk no estaba dispuesto a enfrentar un concepto diferente, quisas sin ofender no grandes cibaritas de la comida y sobre todo la thai que en el mundo y resto de Europa llava bastante, quisa ese restorant puso a madrid mas cosmopolita, aportando su grano de arena, a ese Madrid que me encanta…
Deseando volver a este y como adicional poder visitar este restaurante, en su nueva direccion, que si es que se abrio me avicen …
agrego quisa es cierto el precio no lleba una relacion con la comida pero el entorno y el servicio lo pagas eso en el mundo es asi…
bueno, me despido y quien sabe si nos topamos en el nuevo thai ..suerte ya que es parte de uds.
Yo he estado una vez allí y justo esta noche voy al nuevo que han abierto en el Paseo de la Habana. Tengo que reconocer que la decoración es fantástica, con un diseño muy bien elegido. El trato muy agradable, y los platos no son tan originales como yo esperaba. La comida está bien pero tengo decir que he acudido a otros Thailandeses mejores en cuanto calidad-precio. Pero merece la pena. Por eso vuelvo otra vez a ver si ha mejorado
Tuve la comida de empresa en el nuevo local en el Paseo de la Habana. Coincido con algunos comentarios anteriores en que la comida parece de chino de barrio. Lamentable experiencia.
El Restaurante Thaï Gardens ha cerrado sus puertas en la vieja ubicación de la calle Jorge Juan después de 12 años, y ha abierto de nuevo con un local mucho más amplio en la dirección: Paseo de la Habana, 3 (METRO: Nuevos Ministerios).
El número para reservas del nuevo Restaurante Thaï Gardens continúa siendo el mismo: 91 577 88 84
Esperamos probarlo en breve.
Os he descubierto recientemente, y tengo que felicitaros. Hacéis una labor magistral, sois referente y además no os dejáis nada en el tintero!
He de deciros que estuve este fin de semana en el Thai Gardens, y la decepción fue morrocotuda. La nueva ubicación ha multiplicado el jaleo, no se escucha al que tienes al lado, la música está a todo volumen, los camareros están saturados porque la clientela es hasta tres veces mayor que antes y el servicio no se ha multiplicado en la misma medida… Además, el arroz también estaba insípido y pasado, las carnes estaban duras, chiclosas, y los platos que se supone que picaban algo (no mucho) no picaban nada.
En fin, una decepción apabullante. Creo que hay tailandeses muchísimo mejores y más baratos.
No sé si tuvimos mala suerte, pero ni siquiera el servicio fue educado, pedimos que nos cambiaran de mesa porque estábamos en un pasillo de paso, y nos contestó una chica: “No me da tiempo a montar una mesa nueva”, pero casi gritando, como si yo tuviera la culpa de que tengan mucho trabajo.
Lamentable, en general. No volveré nunca.
Un abrazo a todos los miembros de Chucharete. No cambiéis!
Pues yo iba a ir este fin de semana, pero porque buscaba un sitio exótico y tranquilo, y la verdad…. me parece que, sobre todo leyendo lo que dice reality_bit, me lo voy a replantear. Por cierto, los que decís que los hay mucho mejores…. ¿cuál me recomendaríais?
Un saludo
Me he encontrado la sorpresa de que se ha trasladado al paseo de la Habana, a la sala que ocupó el ambicioso Calle 54, el cual, a pesar de sus famosos socios y sus caras guapas, no ha durado ni dos temporadas. Si el local de Jorge Juan era simplemente inmejorable, un oasis de lujo tailandés, elegante y sofisticado, ubicado en un antiguo caserón. En su nueva ocupación afirma no haber cambiado ni un ápice de su decoración ni de su filosofía y cocina, aunque sí ha ganado en espacio. Dos amplias plantas decoradas con mucha teka, bambú y abundante vegetación de plantas y flores traídas de Tailandia, convierten a este lugar en un sitio muy especial e inimitable, aunque las dimensiones del local hacen que la decoración quede algo diluida. En uno de sus salones se puede comer sobre cojines en el suelo, lo que se conoce como la mesa Kantock, ideal para grupos de 8 a 10 personas. Las mesas están decoradas con orquídeas y velas y se respira un ambiente con mucho encanto, ideal para comidas o cenas románticas. La planta de arriba es algo menos atractiva y está reservada para no fumadores.
Los camareros van vestidos con el atuendo típico tailandés; muy serviciales, correctos y con una educación exquisita. A pesar de haberlo visitado en varias ocasiones, me siento incapaz de orientarme en su amplia carta por lo que siempre me decanto por su menú degustación (33,5E./persona), el cual incluye una bandeja con entrantes que lleva una pieza por persona de brocheta de pollo con salsa de cacahuete (kai satee), una croqueta de gamba, dim-sum de carne, un rollito primavera (poh pia), un rollito de langostino con cacahuete y una ensalada de fideos. Después viene una bandeja exóticamente decorada con los segundos: tallarines pad-thai, buey, pollo con anacardos, arroz aromatizado… Por último los postres: fruta tropical natural (normalmente melón, lichis y piña), mousse de chocolate y tocino de cielo con leche de coco.
Al mediodía tiene un menú por 23 Euros que incluye un entrante y un plato principal de carne o pescado al jengibre, agridulce o a la salsa de tres albahacas, todo acompañado de arroz blanco perfumado. A la carta, para que os hagáis una idea, los entrantes están en torno a los 10 euros y los platos principales oscilan entre los 15 y los 20 euros.
Saludos
fjredondo
Estuve el sábado con unas amigas comiendo, para los bolsillos que como el mío están en crisis, se me hizo caro, comimos el menú degustación con vino, y café y salió por 40 eurazos, teniendo en cuenta que no comes chuletón ni comida cara, para mi gusto es caro, es como pone por ahí un chino caro.
En cuanto a la decoración y los camareros, lo cierto es que está logrado, y el ambiente es bueno, como que estás en otro país y por supuesto el barrio es in, pero para mí sigue siendo caro.
Bueno, yo he estado en dos ocasiones en el Thai, y lo cierto es que me impresionó el lugar por su vegetación y ese aire romántico y exótico que te envuelve.
La comida es buena, pero pienso que se podría mejorar (como por ejemplo el arroz, servido frío y no tan especial como sugieren).
En mi caso, no conocía la cocina tailandesa, pero me ha parecido infinitamente mejor que la china, no tiene nada que ver.
Recomiendo este restaurante para una cena romática en pareja. La iluminación es la adecuada, pero creo que los precios son algo elevados.
Saludos,
(espero que os sirva)
Patri.
Hola,
Yo conocía el Thai Gardens en su ubicación de Jorge Juan y la verdad me parecía que estaba bien (hablo de hace 9 años). Volví esta misma semana al nuevo local de Pº de la Habana. Horrible. No volveré tampoco como comentan otras personas aqui. Tomé el menú de 36 Euros. Espantoso. Incomestible. El telechino al que llamo a casa (que tiene influencia tai) es muchísimo mejor y me cuesta bastante menos. Me parece un
palabra no permitida, con muy muy mal servicio. Nada que ver con lo que conocí hace años en su otro local. Industrializado total, la comida es poco menos que patética aparte de que pagas unas raciones ridículas a millón.El sitio es una pasada, muy bien ambientado , la decoración, las mesas.. , el servicio ( quizás por poner un pero diria que excesivo que te rellenen la copa a cada sorbo que das)..y le doy un 10!
He cenado en un par de ocasiones, y he de admitir que el recuerdo de la primera vez que estuve, supera bastante al de la última vez.
La comida estaba menos cuidada y el precio habia subido; lo cual me decepciono bastante, porque soy una apasionada de la comida asiatica.
Bueno Rayo ha sido conocerte y empezar a utilizar tus conocimientos y recomendaciones. Ayer fui a cenar al Thai Gardens de Paseo de la Habana (por cierto tienes la dirección desactualizada en la ficha del restaurante) y ha sido un acierto. Parece que tendré que seguir leyéndote para descubrir nuevos sitios interesantes. Un abrazo.
Restaurante carísimo y muy sobrevalorado (quizás porque iban los jugadores del Real Madrid?) A mí me encanta el pato y cuando lo comí aquí me decepcionó a más no poder, me lo sirvieron frío y duro.
La decoración es bonita, pero yo a lo que iba era a cenar. No he repetido.
Fui a cenar una vez en una ocasion especial y me pareció bochornoso, una cena horrible y sin calidad, para todo lo que me esperaba, la comida estaba fria y cierto es, que el chino de mi casa está mucho más bueno. eso si, el ambiente es impresionante. no volveré nunca. espero ayudaros! un saludo!!
Efectivamente es un lugar absolutamente sobrevalorado. El servicio, se ha dicho ya, es lamentable. Pero sobre todo la comida es descuidada, nada que ver con el esmero tailandés habitual. Los sabores excesivamente occidentalizados. Y la calidad de los productos de origen deja mucho que desear. Lo único favorable es la decoración, pero esta no es una web de decoración sino de crística gastronómica así que no le recomendaría a nadie que fuera.
Este restaurante ha cambiado de dirección, ya no está en Jorge Juán, ahora está en el Paseo de la Habana. Aviso porque es una pena que con la cantidad de detalles que aportan de los restaurantes, se les pase algo tan básico, el seguimiento de las localizaciones. Aprovecho para felicitarles por el buen trabajo del equipo de cucharete.
Hola Rgh,
no se nos pasan por alto las localizaciones, pero debemos tener en cuenta que escribimos un blog, y eso conlleva ser fiel al formato cronológico en el que cada entrada (post) lleva una fecha de publicación, además, todo el reportaje y las fotos son de la anterior localización del Thai Gardens, por lo que no creemos correcto cambiar la dirección en la cabecera del artículo, en cambio, sí lo hemos avisado en el comentario número 13, así como en la noticia de actualización del post.
Un saludo.
Buenos días,
Me gustaría indicar un par de cosas:
Primero, con el cambio de localización, para mi gusto, también ha mejorado la comida. A lo mejor si fuerais ahora, la impresión era mejor, yo fui cuando estaba en Jorge Juan, y también he ido recientemente al de Paseo de la Habana, y, francamente, quedé mucho más contento.
Segundo, no se puede comparar este maravilloso restaurante con el chino del barrio. Eso sí, si lo comparamos con Silk & Spice … este último no tiene tanto encanto como el Thaï, pero en cuanto a calidad de la comida a lo mejor podía darle una lección.
Un saludo para todos, y una felicitación por el fenomenal trabajo que desarrollais.
Estuve comiendo el sábado, a pesar de ir al segundo turno, fue todo muy bien.
El servicio estupendo, agradable, atento y rápido
La comida muy buena, los sabores maravillosos…
Ambiente agradable y acogedor, relajante a pesar de ir con niños.
El precio: es caro, para que nos vamos a engañar.
Revisito Thai Gardens y justo es actualizar mi opinión que os dejé hace casi un par de años.
Precioso, luz tenue, derroche de diseño, decoración espectacular, las vegetación y adornos florales que adornan todo el local reducen la sensación de agobio que provoca las dimensiones del local y es que el aprovechamiento excesivo del espacio es uno de sus defectos.
Por su éxito no tiene problema en abarrotar el local en dos turnos, por lo que si queréis disfrutar de la sobremesa reservad en el segundo turno. Ahora bien, no seáis muy exigentes con la puntualidad, nosotros reservamos a las once y nos tocó esperar unos quince o veinte minutos hasta que nos sentaron a la mesa. Eso sí, los fines de semana si no tenéis reserva, ni lo intentéis.
El servicio muy correcto y para el trajín que llevan por la cantidad de mesas que atienden, se merecen un aprobado alto.
El menú degustación no ha cambiado desde la primera vez que lo visité, allá por el año 2001, es agradable, quizá con algún altibajo. Los postres muy decepcionantes. Un poquito, sensación de “cría fama y échate a dormir”. Las cantidad es aceptable, se trata de cinco entrantes, cinco principales (más el arroz) y postre, en algunos casos te quedas con las ganas de repetir de alguno de los platos más sabrosos, pero no puedes decir que te quedes con hambre, todo lo contrario.
En cuanto al precio, nuestra cena con vino y una cerveza de aperitivo, costó 50 euros por persona. La media no suele bajar de los 40/50 euros por persona. Sin duda, el ambiente es lo mejor, a pesar de la gran cantidad de mesas que hay, quizá diría que resulta un poco sobrevalorado pero recomendable.
Le doy un 7 sobre 10.
Hola!
Soy el del comentario #2. He vuelto a este restaurante 4 años después, y me reafirmo: Comida “barata” (arroz, pollo, cerdo, tallarines) a precio de solomillo, rodaballo u ostras. 59€ por persona, eso sí, con mojito al final.
Platos bien cocinados, pero vamos… ¡Que son comida del chino!
Y lo que antes decía que era maravillosamente teatral ha cambiado con la nueva ubicación; Un supersalón lleno de mesas con intimidad cero y ruido a tutiplén.
Con la ubicación antigua tenía un pase; Ahora ya no. Yo no iría.
Opinaría del restaurante de la nueva ubicación (Arturo Soria), pero ni siquiera puedo, puesto que hice una reserva para cenar hace unos dos-tres semanas, y a los tres cuartos de hora nos tuvimos que ir sin cenar puesto que se conoce que habían hecho una pésima gestion de reservas, y por lo menos estábamos unas 10-15 personas esperando para entrar, sin tener sitio claro. Algo que por supuesto deja una malísima sensación y cero ganas de volver nunca más.
Fui el Sábado pasado y mi decepción fue grande.Hace unos años , cuando estaba en Jorge Juan , fue unos de los restaurantes más famosos de Madrid, y la fama la tenía bien ganada.Luego cambió a Paseo de la Habana , y no se el porqué, pero empeoró la comida y el servicio.Y ahora que se han trasladado a Arturo Soria , no queda nada de ese maravilloso restaurante.El servicio deja mucho que desear, la carta ha cambiado bastante , y la calidad de la comida(Aún sigue estando buena, faltaría más) ha bajado mucho.Y luego hay cosas que no deberían hacer , como por ejemplo cobrarte 16 € por un Gin-tonic de Tanqueray normal y corriente.La media sigue por el estilo , unos 45 €.Yo(lamentándolo mucho, porque era de mis preferidos) no lo recomiendo , creo que hay tailandeses mucho mejores ahora mismo en Madrid.