-
Costanilla S. Andrés, 20
Madrid (Latina)
La Latina (LÃnea 5)
91 366 61 78
25 - 35
Restaurante situado en la zona de tapas del barrio de la Latina, definido por sus creadores como “Art Restaurante”. Dispone de menú del dÃa a un precio de 11,30 € impuestos incluidos y de salones para fumadores y no fumadores. Durante la noche, el horario de cocina comienza a partir de las 21:30 con lo que si se reserva debe ser a partir de dicha hora. Con terraza exterior al llegar el buen tiempo.
Rayo: El restaurante Ficciones me ha decepcionado personalmente como ningún otro lo habÃa conseguido hasta el momento. Decidimos probarlo, ya que una vez estudiada su cuidada web creÃmos que serÃa un lugar digno de una cena de Cucharete. ¡Nos equivocamos!
Nada más entrar, la barra es atractiva, el vidrio grabado le da una imagen “chic” y su iluminación en tonos cálidos transmite esa sensación que en un primer momento nos indica que estamos en el lugar idóneo para disfrutar de sus platos -algo que después no ocurrió en absoluto-.
Las curiosas “lámparas” -que no pasan desapercibidas- están formadas por pequeños botellines con lÃquido rojo. Las paredes -el dÃa de nuestra cena- muestran una exposición fotográfica en venta, la serie lleva por tÃtulo “Arquitecturas Olvidadas” y su maestro es Jorge Lozano. Pueden adquirirse por separado allà mismo con precios que oscilan entre los 80 y los 120 euros por unidad. Excesivamente caras a mi entender esas imágenes de esqueletos de edificios, aunque -cierto es- no soy ningún experto en el tema.
Una vez en el comedor… el local comenzaba a perder cucharetes rápidamente. Las iluminación cálida que tanto nos gustaba se tornaba frÃa y azulada. Las fundas poco agraciadas de las sillas no eran de mi gusto y desentonaban con el local, los espacios destinados a sentarse estaban con multitud de manchas, obviamente no manchas recientes -pues estaban limpios- sino de esas de grasa -de diferentes comensales a lo largo del tiempo- que lavas una y otra vez y no salen. No considero correcto lucir una estampa asà en un restaurante que se define a sà mismo como un “art restaurante”, a no ser… que eso se denomine “arte”.
Igualmente, las paredes mostraban un tétrico ¡gris oscuro! ¡parecÃa que nos encontrábamos en una fábrica! Y de repente… una mesa con iluminación azul… Opino que la decoración era un caos: neón azul en una mesa, paredes grises, fundas salmón, manteles blancos, focos de luz cálida y luz frÃa.
También llamó mi atención que los tenedores estuviesen colocados boca abajo. ¿Arte?
Como no habÃa de donde sacar, me dediqué a realizar alguna que otra foto “artÃstica” para pasar el rato. Rato que fue largo largo largo… pues tardaron muchÃsimo en atendernos, a pesar de que tan sólo habÃa otra mesa con una pareja.
La Ensalada tibia de rucula, pirulÃs de codorniz e Idiazabal no nos gustó nada. ¡Y era una simple ensalada! Los pirulÃs de codorniz estaban resecos y chamuscados, el resto… lo comimos sin ganas.
Pedimos también una Empanadilla criolla. Nos llamó la atención porque era pequeña y su precio 3.50 € la unidad, por lo que creÃmos que estarÃa bien probarla. No nos supo a nada… era como masticar un chicle después de dos horas de sacarle todo el jugo.
El segundo plato lo tenÃa muy claro. Ya que la cena discurrÃa francamente muy mal, decidà no jugármela y opté por la carne, el lomo alto de 200 gr. Aunque se equivocaron y trajeron el de 300 gr. Pues uno de los clientes contiguos a nuestra mesa habÃa pedido el del 300 gr. y el suyo era práticamente la mitad que el mÃo. ¿Por qué se equivocaron? Por el descontrol que llevaba el camarero, que tardó como 25 minutos en servirnos el segundo después de habérselo pedido, sirviéndoselo antes a la mesa de al lado que llegó media hora más tarde que nosotros. Obviamente a ellos -que pidieron lo mismo- les sirvieron nuestros platos que estaban hechos antes.
La cantidad de carne sin duda era suficiente, pero… ¿y sú sabor? ¿y su guarnición? ¿cuatro mini rodajitas de tomate? ¿arte de nuevo tal vez? De todos modos me alegro que no viniese acompañado de patatas -que habÃa que pedir a parte (+2,50 €) a pesar de que el precio del plato de 300 gr. es de 16.05 €- pues otra mesa vecina -habÃa 3 con gente en nuestro comedor de no fumadores- habÃa pedido patatas y las dejó prácticamente todas, pues estaban muy grasientas y con una pinta desagradable.
La carne… tanto mi pieza de lomo como la de churrasco de FlashBack no hacÃan más que llenarnos el plato de agua con cada pinchazo del tenedor, muy desagradable terminar comiendo con un verdadero charco en el plato, ¡que no era una sopa! ParecÃa descongelada a presión.
Curioso el aviso continuo del camarero en cada plato: “Cuidado que el plato está muy muy caliente“. ¡Y era cierto! El plato estaba literalmente al rojo vivo, pero la comida, fuese lo que fuese, estaba muy muy frÃa. ¿Por qué calientan los platos en vez de la comida? No lo entiendo…
Tanto los camareros como los cocineros paseaban entre las mesas del comedor como Pedro por su casa. CogÃan unas llaves, entraban en la cocina, traÃan un plato, se llevaban unas cadenas con candados, volvÃan con las cadenas, servÃan otro plato… ¡Qué desastre!
Y llegaron los postres, lo que se supone es el colofón final de una cena. Se salvaba por los pelos la Lasagna de chocolate blanco y negro con praliné de avellana (foto en el artÃculo de Ninillas), pero el Panqueque de dulce de leche estaba pesadÃsimo y lo dejamos entero.
Mis compañeros opinaban lo mismo de sus platos, nada sabÃa a nada. Tras haber perdido todos los cucharetes -quedándose con uno- nos pusimos a compararlo con otros restaurantes que habÃan obtenido por nuestra parte tan baja puntuación, y fue cuando nos dimos cuenta de que realmente este local estaba muy por debajo de aquellos. No tuvimos más remedio que crear una nueva categorÃa donde englobarlo: El Cucharete Negro.
FlashBack: Esta vez nuestra aventura no nos sale tan bien como pensábamos y, error nuestro, debemos reconococer que nos hemos equivocado. Al salir de este restaurante la sensación que nos llena el cuerpo a cualquiera de nosotros tres es clara y única: Decepción.
Y no debemos ser los únicos porque en pleno fin de semana con las calles de la Latina abarrotadas de gente tanto dentro como fuera de los locales debido a las fiestas de San Isidro, el patrón de Madrid, tan sólo se ocupan en su interior mesas que se pueden contar con los dedos de una mano entre sus dos amplios salones, de fumadores y no fumadores.
Es cierto, la suerte no nos acompaña y caemos en la trampa de las buenas reseñas, una bonita página web y una fachada llamativa. Su terraza exterior adornada con velas en cada una de sus mesas también capta nuestra atención a pesar de estar pegada a la obra del edificio que se encuentra al otro lado de la calle.
Lo primero con lo que nos topamos al entrar es una recogida barra en forma de esquina, decorada con lámparas realizadas a base de botellas rojas que realmente hacen fijar nuestra mirada en contraposición con las paredes, ya que si nos damos la vuelta podremos comprobar como son grises, llenas de desconchones y falta de pintura.
En otras ocasiones hemos disfrutado de exposiciones de pintura y esculturas en los locales que hemos visitado que ayudan a crear un ambiente muy artÃsitico. En este caso nos encontramos con una de fotografÃas a la venta. No tengo nada que objetar aunque no eran de mi gusto, entiendo que existirá público que sà las admire, pero si se cambian muy a menudo deberÃa tenerse cuidado al descolgarlas, o darle una mano de color de vez en cuando a las paredes no estarÃa de más.
Nos adentramos en busca de nuestra mesa por el estrecho pasillo que comunica la barra de los salones interiores y nos encontramos con una decoración que, aunque esperábamos que iba a ser cálida, derrocha una potente luz blanca y combina tonos anaranjados pálidos con el blanco de los manteles. Los cubresillas le dan un toque de distinción aunque podrÃan resultar fuera de lugar por ser más propios de celebraciones en grandes salones como son bodas, comuniones, banquetes, bautizos, eventos de empresa, etc.
Está claro que se busca diferenciarse de otros restaurantes, lo vemos en detalles como colocar el tenedor boca abajo en todas las mesas, la excéntrica combinación de colores e iluminación o los cubresillas. Lo mismo peco debido a mis gustos personales y no llego a entender todo el conjunto del cual puede que formen parte los continuos saltones de pintura de las paredes o las pequeñas pero mútiples manchas de grasa en la tela de los sofás pegados a la pared y en las sillas. Si es asÃ, mis disculpas.
De repente y, como por arte de magia, nos encontramos enfrente de nuestra mesa otra con una decoración totalmente distinta. O eso parece, lo único que la distingue es la potente luz azul que la absorbe en un entorno mucho más acogedor e incluso romántico. Cierto es, que si el resto del local tuviera dicha ambientación no nos estarÃamos fijando en todos los anteiores detalles que destacaban impactantemente. ¿Ficción o realidad? A mi se me asemeja a un oasis en medio del desierto.
Nos sentamos y aparece el aperitivo. Pan tostado acompañado con queso de untar y unos toques de salsa de hierbas y frambuesa dulce. No está nada mal. Nos los acompañan de pequeñas baguetes individuales.
Con bastante expectación pedimos al camarero nuestros entrantes. SÃ, es uno solamente para todo el restaurante aunque pasado un tiempo aparece otro como si de la nada hubiera salido. En fin, elegimos una Empanada criolla y unos Escalopines al vino Marsala, puesto que los Escalopines de solomillo rellenos de foie estaban agotados.
¿Mi opinión? La empanadilla, empanadilla es, pero resulta complicado descubrir algún toque de sabor en ella. Pasando a los escalopines, una carne insÃpida que ni siquiera parece llevar un mÃnimo toque de sal o especias y la salsa al vino Marsala que la acompaña, es salsa, pero creo que jamás he tomado algo que tenga menos gusto. Me escalofrÃa la idea de que un vino de licor como el Marsala ni siquiera se aprecie en ella. Ni un rastro del mismo.
Intento compensar lo anterior con un Churrasquito de Cuadril como segundo plato. Nunca me ha defraudado esta elección asà que apuesto sobre seguro. Tras trinchar un pequeño bocado, no se si será realmente carne obtenida de los cuartos traseros de un vacuno, pero churruscada está poco. Mas bien parece haber pasado directamente del congelador al microondas, puesto que se encuentra cocinada por igual en todas sus capas y con un sabor que me recuerda a los escalopines de los entrantes. SÃ, más grande pero la sensación es igual.
¿Y la guarnición? exceptuando cuatro pequeñas rodajas de tomate sin ningún aderezo, lo único que ocupa el plato son restos de agua, no de sustancia de la carne, que aparecen al cortar la carne. Realmente es un esfuerzo el comer carne simplemente por comerla.
Si nos acercamos un poco, incluso únicamente con la vista se observa la simplicidad del plato. Hubiera sido más sencillo que en la carta recitase: Carne de vaca con cuatro rodajas de tomate.
En definitiva un restaurante que como su propio nombre indica es de ficción, tanto que tras darle mil vueltas nos obligó a asignarle una categorÃa que ni imaginábamos: el Cucharete Negro.
Eso sÃ, como no me gusta acabar dejando un regusto negativo y, esperando que esta opinión llegue a los responsables de este local, les animo a realizar un cambio hacia la mejora del restaurante, su comida y funcionamiento, asà como a avisarnos de ello. Si esto es asà o incluso nuestros lectores nos avisan de un hecho como el que indico, estaremos encantados de poder comprobarlo y actualizar nuestra crÃtica siempre que la mejora sea sustancial y observemos un gran esfuerzo por satisfacer a sus comensales, como siempre basándonos en nuestra propia experiencia y con una intención lo más objetiva posible.
Ninillas: A veces pasa, uno se deja llevar por lo que lee y… En Ficciones nos fue mal, francamente mal. Desconozco si es un restaurante venido a menos, o si simplemente ha sido siempre asÃ, pero cuando uno va a un restaurante cuenta su propia pelÃcula, y atendiendo a esto podrÃa decir que vi una comedia, sÃ, una comedia de mal gusto.
Con la llegada del buen tiempo, el restaurante cuenta con una terraza de verano en la misma Costanilla de San Andrés, es agradable, aún con los andamios de la obra de al lado no dejaba de tener su encanto, además las velas en las mesas dan la sensación de cierta intimidad.
El local está dividido en tres estancias. La barra, nada más entrar, donde lo más destacable son las curiosas lámparas realizadas con botellas. Pasando un pasillo se llega al primer comedor, que es la zona de fumadores, y al fondo un segundo comedor para no fumadores.
Y hasta aquà deberÃa de leer porque el resto es, a mi entender, un cúmulo de despropósitos. Nada va acorde con nada, paredes grises, manteles y cubresillas color salmón, luces blancas… PodrÃa cebarme y hacer una descripción exhaustiva, pero para qué, con decir que no me gustó yo creo que es más que suficiente.
De repente, y sin venir a cuento, hay una mesa iluminada en azul, debe ser la mesa de las estrellas, no lo sé, lo que sà me pareció fue un añadido más para completar el conjunto.
Bueno, la decoración y el ambiente no fueron de mi agrado, pero habÃamos ido a cenar, de modo que aún habÃa esperanza.
Nos trajeron la carta y echamos un vistazo. Básicamente se trataba de una cocina de fusión italo-argentina, donde destacan sus carnes a la brasa, pasta italiana y por supuesto especialidades del local. Las guarniciones: pimientos asados, patatas fritas y asadas, iban aparte.
Pedimos unos primeros para compartir entre los que se encontraba la Ensalada tibia de rúcula, pirulÃs de codorniz e Idiazábal, qué puedo decir, los pirulÃs de codorniz estaban carbonizados y el aliño… no habÃa, vamos que básicamente era verde con queso rallado y “to pa dentro”.
Además de la Empanadilla criolla, que ya os han comentado mis compañeros, decidimos pedir una de sus especialidades, nuestra primera opción fueron los Escalopines de solomilo rellenos de foie, pero no habÃa de modo que, nos decantamos por los Escalopines al vino Marsala. De presentación, juzguen ustedes, de sabor… poco puedo opinar porque no me supieron a nada, ni los escalopines, ni la salsa, eran de nuevo un “to pa dentro”. Eso sÃ, el plato quemaba y los escalopines estaban frÃos, debe ser que el plato debÃa calentar la comida.
De segundo opté por Tagliatelle de calamar salvaje con trufa y espuma de mandarina, el calamar no sé si era salvaje o no, ahora, aquello no habÃa por dónde cogerlo, ni por sabor ni por temperatura, los calamares estaban insulsos, la trufa desde luego ni la aprecié, la espuma de mandarina me recordó a la mayonesa que no liga y se queda aguada y nuevamente el plato quemaba y los calamares venÃan frÃos.
Como pueden ver, la cantidad era correcta, a mi juicio lo único que podrÃa sobresalir del plato.
Hasta ese momento, todo habÃa ido mal, ni la estacia, ni la comida me habÃan satisfecho y, aún quedaban los postres. Estuvimos a punto de pagar y marcharnos porque nos parecÃa que la experiencia ya estaba suficientemente vivida, pero algunas veces se hacen cosas sin saber y pedimos.
Nuestra intención era comer Tiramisú, pero también estaba agotado asà que nos decidimos por el Panqueque de dulce de leche y Lasagna de chocolate blanco y negro con praliné de avellana. Tras unos largos 25 minutos desde su solicitud llegaron los postres: El Panqueque estaba más empalagoso aún de lo que cabÃa esperar y la Lasagna de chocolate consistÃa en dos planchas de chocolate y en medio praliné, lo único que se pudo salvar de toda la cena, aunque tampoco diré que quedará en mi memoria.
Ya habÃamos cenado, aunque para mà fue malcenar, y no sólo por la comida, que fue realmente mala, sino porque aquello más que un restaurante parecÃa el camarote de los Hermanos Marx, me explico, en el restaurante empezamos a cenar dos mesas, y acabamos cuatro, de un total de 60 cubiertos sólo estaban ocupados 13. Pues bien, no se piensen que estuvimos solos, al camarero de la sala habÃa que sumar el cocinero que de vez en cuando salÃa de sus dependencias con su cadena llena de llaves para ir a la despensa, esa misma cadena luego era recogida por otra camarera y por otro camarero y por nuestro camarero… vamos que la gruesa cadena con la llaves era solicitadÃsima y paseadÃsima por el local. A todo ello hay que unir las conversaciones entre el personal, que poco tenÃan de discretas y confidenciales, aquello era poco menos que “a grito pelao”. Unamos a todo esto que la puerta de la cocina estuvo abierta en todo momento y por supuesto también el olor propio de la misma, aunque a este respecto no sé muy bien por qué olÃa tanto porque de allà lo único que salÃa caliente eran los platos.
En definitiva, una tras otra: un servicio lento y deficiente, una comida frÃa y sin sabor, una decoración y ambiente nada adecuados, un trasiego de gente fuera de lugar…
Lo siento, pero yo no creo que vuelva, vamos seguro que yo no vuelvo, si a alguien le fue mejor la pelÃcula por favor decidlo porque yo sólo puedo hablar de aquel dÃa y la verdad es que nada bueno.
Cucharete: Restaurante de “ficciones” en el barrio de La Latina que, sin duda, no deja a nadie sin asombro. Una sorpresa para mi equipo que no llega a entender si realmente se encuentra en reforma ó si la idea del mismo tiene demasiado que ver con su nombre. Mi equipo cenó por 25 €/persona.
Aceptan cheques de comida.
La sensación de que está abandonado. Una decoración que no encaja. La comida carece de sabor y está completamente frÃa. Los platos son muy simples. Servicio muy lento. El precio es demasiado alto para lo que ofrece.
16 comentarios a “Ficciones”
Escribe un comentario
IMPORTANTE: Por favor, intenta que tu comentario tenga que ver directamente con el restaurante analizado. Para cualquier otra comunicación tienes disponible la sección de contacto.
Debes estar identificado para escribir un comentario.
Pues los siento. Cuando en un restaurante te estropean un jornada, que se supone es para pasarlo bien, pues no merece la pena volver. Además está bien decirlo para que otras personas no sufran lo mismo.
Seguro que el próximo os va a encantar.
Gracias por el aviso, ya se donde no vamos a ir a comer nunca.
Sólo un detalle: los tenedores boca abajo es la nueva norma de las Escuelas de Cocina, asà se le ahorra al comensal el tener que darlo la vuelta cuando lo lleva por primera vez al plato.
Asà me lo contaron la primera vez que lo và en ZalacaÃn.
Gracias por tu instructivo comentario MarÃa.
Tan verÃdico como el “ancestral” dicho: “Si lo recomienda Cucharete… ¡arréglate y vete!” es el muy famoso también: “No te acostarás sin saber una cosa más”.
¡Tan solo falta que pongan el cuchillo de canto! Para que no haya que girarlo cuando se lleva por primera vez al plato.
Aquà queda esta contribución cucharetil a las Escuelas de Cocina.
Ahhhh, me encanta, yo y mi novio nos intoxicamos después de comer un pescao en Ficciones, nos pasamos la tarde vomitando y con diarreas… horrible, el peor recuerdo
Sobre el comentario de Maria Rosa, decir que al igual que si no quieres vino, das la vuelta a la copa para que no te sirvan, cuando vas a un sitio como éste y no quieres comer más platos, das la vuelta al tenedor.
Yo le quitarÃa hasta el cucharete que le habéis dado. Mejor un “sartenazo”.
Si fue tan malo ¿por qué pagasteis? De hecho, ¿no os quejasteis? ¿hoja de reclamaciones? ¿nada?
Yo es que hace tiempo que después de haber estado en tanto sitios malos… terminé por aprender que si se da la casualidad de que estoy en un sitio cutre, me quejo sin miramientos, me voy sin pagar o al menos pido una hoja de reclamaciones. DeberÃais de animaros a hacer lo mismo que sino terminaréis por “tirar” demasiado dinero.
Saludos.
PD: MarÃa Rosa… yo también quiero ir a ZalacaÃn :’)
Panaka, porque no era un caso denunciable, ni los productos estaban en mal estado, ni sufrimos ninguna consecuencia posterior por comer sus platos, ni el local estaba sucio -las manchas de las que hablamos (2ª foto de Ninillas) queda suficientemente claro que eran “manchas lÃmpias” (por llamarlas asÃ)-. En otro caso… obviamente hubiésemos reclamado.
Lo que sà sucede, es que nosotros quedamos completamente desencantados como plasman nuestros artÃculos, que no muestran otra cosa que nuestra experiencia personal de la cena de ese dÃa, en la que nada fue de nuestro agrado: ni la cocina, ni la presentación, ni el local, ni la atención. Nos decepcionó todo completamente.
Y lo valoramos con un Cucharete Negro, que como indicamos en nuestras especificaciones, representa que a este restaurante nosotros no volveremos jamás.
Cucharete, la próxima moda será que corten tu filete xD. Pero tiempo al tiempo… Recuerdo lo que me sorprendió la primera vez que pelaron mi ración de gambas con tenedor y paleta de pescado en una mesa auxiliar al lado mÃo… Qué maña y qué rapidez! Eso sÃ, restaurante de postÃn en el cual me quitaron el placer de chupar las cabezas, no se puede tener todo…
Panaka, te cedo el sitio en estos restaurantes. Eso sÃ, las comidas de negocios van incluidas, tú verás
Hola a todos:
Caà en “Ficciones” el año pasado, coincidiendo con las fiestas de la Paloma. Coincido punto por punto con el diagnóstico de los amigos de Cucharete, y me da lástima, porque el restaurante está en un sitio fantástico.
Hasta leer la crÃtica de Cucharete, creà que nuestra experiencia se debÃa a que en la Paloma, en agosto, y demás etcéteras, andaban cortos de personal.
Por cierto, amigos del equipo, ¿os animáis a hacer la crÃtica de “La Manduca de Azagra”? Estuve cenando allà hace un par de semanas, y me gustarÃa oÃr otra opinión…
Un saludo
Hola cucharete!! Pues yo estuve hace un par de meses y mi experiencia no fue tan desastrosa como la vuestra. De hecho, sà volverÃa, la comida estaba buenÃsima y el trato fue excelente.
Qué desastre! por lo que contáis tiene todo pinta de ser un sitio que por ponerlo “fashion” se creen que te pueden dar mal de comer.
Puedo entender que un plato salga mal, aunque me moleste, pero lo que contáis es no tener ni idea, es más me suena a cocina recalentada y sin mucho sentido.
Gracias por el aviso, hay una parte dura de lo vuestro, que es cenar mal y pagar demasiado, al menos a los demás nos sirve para no ir.
Hola a todos!!
Trabajé durante un tiempo en un restaurante similar a este. Cuando un plato está listo pero los del resto de la misma mesa no, se deja esperando en un pasante caliente hasta que salen todos los platos juntos. Plato caliente y comida frÃa: Lleva preparado mucho rato, pide que te lo cambien.
Me encanta esta página, he pasado por algunos de los restaurantes que recomendais y siempre salgo contento!
Las fotos de los platos irradian tristeza… Que pena esa empanadilla solitaria con un trocito de perejil del la mano….
Hola cucharetes, pues yo cenaré alli este mes, bueno yo y 16 personas más, la verdad esque me habian hablado muy bien del restaurante.
Pero como las experiencias son distintas puesssssss (yo que soy muy valiente ) iremos para comprobarlo.
Me encanta adentrarme en vuestra sección.
Otro fallecido en combate y desaparecido, aunque por lo que veo, el equipo de cucharete no lo echará de menos.
Hola:
Mi pareja y yo descubrimos esta web hace año y medio aprox. y hemos estado en 5-6 restaurantes basándonos en la crÃtica de los asesores de Cucharete y en todos ellos hemos salido satisfechos.
A éste no acudiré.
Por cierto, lo del comentario del cuchillo de canto existe.
Yo soy de La Rioja y en un pueblo llamado Daroca, existe un restaurante llamado Venta de Moncalvillo, galardonado hace poco con una estrella MichelÃn, en el cual el cuchillo esta de canto; el mango es un poco mas ancho y pesado para estabilizar el cuchillo.
Si os pasais por La Rioja no dudeis en ir.
Un saludo