-
Capitán Haya, 43
Madrid (Tetuán)
Cuzco (Línea 10)
91 567 27 22
30 - 40
Seductor restaurante asiático de nueva apertura en Madrid que comparte situación con el reconocido Hotel Meliá Castilla. Un exótico paraíso de plantas, luces y tonos cálidos cuyo comedor central presiden unas vistosas lámparas enjauladas. Disponen de diferentes menús de degustación que van desde los 27 a los 35 € +IVA pero no de menú del día. No cierra ningún día de la semana. Pertenece al Grupo Café Saigón del cual forman parte también: Saigon Café, Le Dragón, Furama y Tse Yang como el “tope de gama”. Dispone de aparcacoches y sus areas de fumadores y no fumadores están debidamente delimitadas.
4,5
Rayo: ¡Qué bonito! ¡Precioso! Desde aquí transmito mi más sincera enhorabuena a los diseñadores del Merlion, un nuevo y seductor restaurante en Madrid que abre sus puertas -hace tan sólo dos semanas- de la manera más llamativa posible, invitándote a cenar en un paraíso con diferentes ambientes, tonos claros y abundantes plantas.
Su identidad hace referencia al emblema de Singapur: el Merlion, un animal mitad león y mitad pez, cuya escamada parte inferior recuerda la leyenda del origen de la ciudad de pescadores. La estatua más grande -37 metros de altura- se encuentra en Sentosa.
Aunque personalmente no me hacen mucha gracia los restaurantes asiáticos, he de reconocer que cuando ofrecen materias primas de primera calidad y una elaboración cuidada, el disfrute de su cocina es indudable.
Su llamativa barra nos saluda a la entrada, un fondo panelado de tonos suaves de luz recorre diferentes partes del local facilitando la sensación de relax que inunda el local.
Majestuosas plantas y lucidos arcos de madera de tez añeja dividen con autoridad diversos ambientes: unos más íntimos (para las parejas que buscan un rinconcito donde estar “libres”), otros de grupo (para la mejor de las reuniones de amigos) y otros más generales en los que no por ello se disfrute menos de la paz que reina en cada uno de sus cobijos.
La formidable altura del comedor central consigue trasladarte fuera de la gran ciudad y llevarte a un paraiso ficticio en el que todo se manifiesta real. Cortejadas enredaderas acompañan cuantiosas luces enjauladas que convidan con cálidos destellos a los afortunados comensales que disfrutan de su romántica gala gastronómica bajo un manto de estrellas. ¡Precioso de noche! Si es que me ha enamorado el local… ¿No se nota?
Sorprenden las mesas elegantemente vestidas, sencillas pero con clase. Notorias sillas -amplísimas- rodean los cubiertos de forma solemne, son realmente cómodas y nos recuerdan a las que poseen los palacetes antiguos en sus esplendorosos comedores.
Una gran variedad de decanas lámparas iluminan las mesas con gusto, acompañadas de modernas antorchas que brotan de los paneles completan un decorado de colores suaves que consigue convencer al comensal de que el Merlion lo ha alejado -y mucho- de la capital.
Asoma tímido entre las cortinas un lujoso reservado para grupos. Su pomposa mesa -negra y dorada- contrasta con el resto del “paisaje”.
Nuestro comedor, me transmitía la curiosa sensación de tener el mar cercano, su entablado en tonos blancos y de aspecto veterano me hacían imaginar el ruído de suaves olas de espuma en la orilla y que vería una barca encallada en la blanca arena al asomarme a la ventana.
Esta linda mesa presume de estar aislada del comedor final, al que se llega atravesando una vistosa y amplia bodega acristalada que os muestra Ninillas. Volvemos a contemplar el iluminado panel de líneas rectas que recordamos de la barra y de la parte superior de la entrada del local.
Desestimamos los diferentes menús de degustación -japonés, pekinés, indochino, merlion- que ofrecen desde 27 hasta 35 € +IVA, pues consideramos que debíamos arriesgarnos con platos completos, pues este tipo de menús suele invitar a probar un “POCO” de todo, remarcando la palabra poco. Obviamente, nos dejamos aconsejar por los expertos camareros, que fueron muy amables con nosotros en la elección de los platos.
Aunque disfrutamos de 3 primeros y 3 segundos -que compartimos- decidimos probar el sushi -que mostraban en una carta aparte-, ya que tenía todo una pinta estupenda y ésta era la ocasión perfecta. ¡Qué rico! ¡Sabrosísimo! Es la primera vez que admito que me ha gustado y mucho. Nigiri sushi: Atún y salmón en estado puro sobre una compacta pero suave base de arroz, acompañados de wasabi y jengibre. Se disuelve una pequeña porción de wasabi en la salsa de soja y se consigue un peculiar toque picante y exótico -cuidado, que el sabor de ese condimento verde pistacho es extremadamente fuerte-.
Mencionar que el establecimiento garantiza la congelación previa a la elaboración de sus productos, cumpliendo el Real Decreto 1420/2006 del 1 de diciembre.
Como os indicaba anteriormente compartimos todos los platos, por lo que amablemente nos iban sirviendo uno a uno junto con tres platos donde ellos mismos confeccionaban nuestras raciones, que realmente eran 1/3 de una ración normal, por lo que no os imaginéis que lo que veis en los platos es poca cantidad, multiplicarla siempre por 3.
Aquí tenéis las Delicias de Pekín a la plancha que estaban buenísimas y el Hakao de langostino que no había probado nunca y goza de un sabror francamente delicioso. Se sirven con una salsa de mostaza en la que ¡no parábamos de mojar!
Ninillas y FlashBack os muestran los Rollitos imperiales al estilo “Nem” vietnamita. ¡Menuda diferencia con los de un chino de barrio! ¡Probad estos y veréis!
En esta imagen tenéis las raciones completas, en los platos siempre 1/3 -recordadlo-.
El Arroz salteado tipo “tres delicias” se pide aparte y es el acompañamiento perfecto para el Magret de pato con salsa tamarindo que se mostraba como “plato picante”, pero solicitamos al Maitre que rebajase su nivel como indica la carta que puede realizarse.
En esta fotografía podéis observar como están montando nuestros tres platos independientes con dos raciones de Tallarines crujientes con pollo y Lonchitas de ternera Chempi, ambos platos deliciosos.
y así queda el plato (1/3 de ración) donde la textura de los tallarines nos dío mucho que hablar, pues estaban literalmente para chuparse los dedos. También muy curioso el sabor de las ultrafinas monditas de mandarina que acompañaban a la ternera, un sabor que imagino que a más de uno puede hacérsele algo pesado.
¿Los postres? Ofrecen una carta de tes con seis variedades -que dejamos para otro día- y resultó una pena que no les quedasen Judías rojas con helado de plátano, pues con ese nombre ¡teníamos que probarlas!
Al final… optamos por un par de raciones de Hojaldre de naranja amarga con chocolate. ¡Genial elección! ¡Qué bueno estaba! Mmmmmm…
Aunque el servicio debe mejorar, más que nada por los continuos malentendidos con los comensales -pues únicamente el maitre domina el español-, no me cabe duda de que pasado el verano serán necesarias dos o más semanas de antelación para conseguir mesa en este extraordinario restaurante. Volveré, con amigos, con la novia, e incluso para alguna que otra reunión de trabajo. El Merlion sedujo mis cinco sentidos.
FlashBack: Si hasta ahora nadie se resistía a aparecer con una figurilla del famoso Merlion como recuerdo de su visita a la República de Singapur, desde hace escasos días, podemos encontrarlo en nuestra ciudad encarnado en un restaurante con unos cimientos muy bien meditados. Su robusta fachada desde luego no engaña respecto a lo que encontraremos en su interior, pasemos dentro y lo comprobaremos.
Nos recibe el personal de servicio, correctamente ataviado en tonos blancos, negros y beis en sintonía con el concepto del local, mostrando un trato de entrega oriental absoluta. Nos saludan y les indicamos nuestra reserva por lo que nos guían hacia nuestra mesa.
Sin embargo, no puedo evitar entretenerme echando un vistazo a su cálida y acogedora zona de barra, presidida por una majestuosa champanera y decorada con una discreta fuente que crea un ambiente relajante gracias al sonido del agua rompiendo en su interior. Si no tenemos prisa, ¿se me permite disfrutarla por unos segundos?
Terminando con este breve pero de agradecer momento de meditación, seguimos hacia adelante. Abandonada la primera estancia, la luz se hace y nos descubre unas elegantes aunque no excesivamente vestidas mesas. Resalta en ellas el detalle de ofrecer unos palillos chinos de madera de color negro con un diseño diferente al habitual, que descansan sobre el lomo de un simpático gatito chino de porcelana.
Vienen presentadas sobre sus manteles las tres salsas distintas con las que combinaremos los platos que elijamos: la imprescidible de soja, la picante y otra oriental ideal para pescados. Mi sentido del gusto empieza a producir impulsos en mi cerebro que hacen que éste se dedique a imaginar como va a ser la mezcla de todas ellas con la lista de de platos que hemos leído en la carta de la entrada. Así que no nos distraigamos más, vayamos hacia nuestra mesa.
Un momento, ¿por qué mis compañeros miran hacia arriba? he estado tan concentrado echando un vistazo a lo que se encontraba a la altura de mis ojos que no había reparado en la bellísima cristalera que protege las alturas de el salón y a través de la cual todavía accede la luz. De ella cuelgan diversas plantas tropicales y jaulas de diversos diseños usadas como iluminación artificial.
Podemos sentirnos agraciados, gracias a la temporada del año en la que nos encontramos, por poder disfrutar el contraste de luces creados por la combinación del atardecer con las lámparas anaranjadas distribuídas por los rincones del establecimiento.
Bien… Pues esto era la zona de fumadores. En el lateral se encuentra otra distinta a la que nos dirigimos el equipo de Cucharete puesto que esta vez hemos reservado con la intención de evitar los humos. Y esta estancia, aún no disponiendo de altos techos como la anterior, se encuentra bien distribuida haciendo uso de arcos de madera como separación de espacios.
Las lámparas de grandes globos a media altura combinan con bolas plateadas más próximas al techo en consonancia con la decoración de estilo colonial. Los escasos espejos tradicionales que nos podemos encontrar le inscriben un toque de distinción.
En las mesas redondas fronterizas de este área, se han colocado unas esbeltas lámparas mucho más antíguas. Sobre los sillones que las rodean parcialmente, unos paneles giratorios a modo de ventanas nos dan la facilidad de proteger nuestro ambiente íntimo o abrirnos hacia el gran jardín interior al que rodean todos los salones. Podemos disfrutar incluso de la preciosa cristalera que veíamos al principio.
Desde la siguiente perspectiva, apreciamos la situación de las mesas más íntimas colocadas al fondo, protegidas por las de carácter circular más apropiadas para un pequeño grupo. Es de agradecer esta ligera separación que ayuda a aliviar el sonido creado por los comensales, a lo cual supone un gran impulso sin duda la disposición abierta y sin grandes paredes de todo el local.
Faltándonos un salón por visitar y, debido a la experiencia hasta este momento, me veo obligado a satisfacer mi curiosidad. Se asientan sobre él sillas y sofás dispuestos en circunferencia con tapizados mucho más propios de un espacio interior. Este área, más aislada, comunica directamente con el hotel Meliá Castilla en el que se encuentra integrado el restaurante, a pesar de disponer también de fachada y acceso independientes.
Y ahora sí, nos sentamos en nuestra mesa y se nos facilita una amplia gama de Menús de degustación: Japonés, Pekinés, Indochino y el “un poco de todo” recomendado por el restaurante, el Merlion. Sin embargo, nos encontramos creativos y decidimos configurar nuesto propio menú y añadir alguna que otra opción de Sushi y Sashimi que aparecen en una pequeña carta accesoria. Comprobamos como esta decisión no nos comporta un aumento en el precio sobre lo que hubiera sido una de las recomendaciones ya elaboradas.
Existe una diferenciación importante entre estas dos opciones y es que mientras en los primeros casos, las selecciones vienen todas juntas para compartir, si se elige una combinación personalizada los platos se presentarán de uno en uno y nuestro camarero nos los repartirá amablemente entre cada uno de los comensales. Así que no tendremos que andar calculando cantidades, lo harán por nosotros.
Los primeros en llegar son los Rollitos imperiales al estilo “Nem” vietnamita, que realmente están muy suaves, ligeros y presentan un sabor con personalidad que se deja combinar con las diferentes salsas. Si ésto último supone una duda, aconsejo dejarse guiar por el experto consejo del servicio.
La presentación de los distintos platos es realmente muy atractiva. Recomiendo no perderla de vista puesto que una vez repartidos dejaremos de tener esta oportunidad. La que más me atrae es la del Hakao de langostinos.
Sus pequeñas piezas se asientan sobre lechuga repartida en el fondo de la caja de madera que las protege, imprimiéndoles un sabor muy especial.
Puesto que coinciden en momento de elaboración, se nos sirven junto a las Delicias de Pekín a la plancha. Ambas dos suponen un descubrimiento de sabores muy grato. Como su nombre dice, son unas auténticas delicias y más si se entremezclan con la salsa de mostaza con la que vienen servidas.
Eso sí, me alegro de la oportunidad que se me brinda de poder mostrar a Rayo y Ninillas las bondades del pescado crudo, después de la mala experiencia en el Pink Sushiman. Probamos el Nigiri sushi, que se realiza a base de seis piezas de atún ó salmón y a todos nos encanta la calidad de la materia prima. Pedimos mitad de cada una de las opciones para poder degustar una selección más amplia. Aparte de venir acompañado del tradicional wasabi, disponemos de una pequeña cantidad de jengibre para pasar de un sabor a otro.
Con esta especialidad de cocina, es importante acompañar los platos principales con una buena base. Así que tomamos como tal un Arroz salteado tres delicias y unos Tallarines crujientes con pollo, que se pueden ver en la foto posterior a la inmediatamente aquí debajo.
Esta es la cama sobre la que degustamos el Magret de pato con salsa tamarindo y las Lonchitas de ternera Chempi.
La mezcla de todos ellos resulta perfecta. Me inclino mucho más por el pato que se encuentra en el punto perfecto de picante, tras haber ordenado que fuera lo más ligero posible. En cuanto a la ternera, su toque a mandarina conseguido usando cáscara de la misma se me hace realmente pesado y empalagoso, después del segundo bocado. De todas formas, reconozco que es cuestión de gustos. Lo que me salva de haber sufrido más en este caso es la dinámica de compartir platos habitual en este tipo de restaurantes.
Como broche final el dulce por elección es el Hojaldre de naranja amarga con chocolate del que os habla Rayo. Yo simplemente resaltaré que el chocolate está de vicio. Y ¿qué es esto que muestro en la siguiente foto? Unas nueces caramelizadas regalo de la casa, acompañadas de una servilleta de tela húmeda a temperatura templada como es regla en un local de este estilo ¡Todo un detalle!
Merlion es un restaurante que nace cuidando no sólo la majestuosa decoración del establecimiento sino también la elaboración de sus platos y calidad de sus ingredientes en igual proporción. Tan solo destacaría una ligera falta de rodaje del personal que, en algunos casos a causa del desconocimiento en el idioma, ocasiona que la comunicación se haga algo difícil y provoque errores de interpretación. Se agradecería también algún que otro detalle que vistiera más las mesas poniendo esa guinda romántica perfecta. Por lo demás, una idea equilibrada y perfecta en todos sus aspectos, ofertada a un precio justo.
Ninillas: Había un rey -Miguel Ángel García Marinelli-, en un reino cercano, tanto como Madrid, cuya admiración por la gastronomía oriental era tal, que ponía todo su empeño en crear palacios dedicados a tal fin. Fue así como construyó el Tse Yang, Le Dragón y Café Saigon.
Como uno de esos palacios -en concreto el Tse Yang- estaba ubicado dentro de una gran hospedería -Hotel Villamagna-, y la susodicha iba a remodelarse por completo, era un hecho que durante una larga temporada su obra permanecería cerrada. Es por ello que, lejos de desanimarse, ideó un plan: erigiría un nuevo palacete en un enclave claramente internacional -Hotel Meliá Castilla-. En él tendrían cabida los mejores platos de sus anteriores creaciones además de novedosas recetas procedentes de Malasia y Singapur. Su nombre sería: Restaurante Merlion y el encargado de engalanarlo sería, cómo no, Ignacio García de Vinuesa.
Cucharete, como buen removedor de caldos, nada más enterarse de su inauguración fue tajante: “Debéis ir cuanto antes. Probad, saboread y hacedme un informe”. De modo que, 5 días después de su apertura, allí estábamos: hambrientos, sedientos y con muchas ganas de ver qué se cocía tras esos muros de piedra.
Nada más entrar, nos recibió a la derecha la barra, y a la izquierda… A la izquierda esta preciosidad de sillón-cama del que desconozco su nombre y que espero encarecidamente que alguno de los lectores conozca para así decírmelo. No pude evitar la tentación y me senté, por supuesto Flashback, que es un poquito copión, me rompió el encuadre, pero si no hubiera salido monísima.
Una vez atravesamos la zona de barra, apareció ante nosotros una fantástica terraza cubierta de cuya claraboya colgaban plantas y jaulas haciendo las veces de lámparas. Me faltaron los pajarillos. Las sillas de rattan, las enormes macetas y las lamparitas que daban el toque cálido no hacían sino completar un conjunto muy acogedor.
Como podéis apreciar, las frondosas plantas proporcionan unas bellas imágenes, aunque debéis creerme, in situ son mucho más hermosas.
Continuamos nuestra visita y nos dirigimos hacia una sala contigua con vistas a la terraza. Habíamos pasado sin romper la armonía a un espacio sobrio y elegante, pero igualmente acogedor. Aquí, lámparas rosas pendían de los techos, telas orientales vestían unas comodísimas rinconeras y absolutamente todo lo que nos rodeaba invitaba a quedarte y no marcharte jamás.
Los grupos de mesas se separan con arcos de madera blanca decapada, que permiten aislarte en cierta forma del resto de comensales, aunque en esta zona debo decir que algunas mesas de dos no salen muy bien paradas por estar demasiado juntas. No ocurría lo mismo en la terraza donde la distancia era más que considerable.
Contaban además con un reservado -unas 12 personas- donde una impresionante mesa pintada con motivos florales dorados daba el toque de distinción. Una sala ideal para una reunión de amigos en la que se busca un poco de intimidad.
La carta de vinos es correcta, no hay nada especialmente reseñable, aunque la bodega presente este admirable aspecto. Y es precisamente a través de ella, por donde se accede a otro comedor -mostrado por Flashback- que tiene también acceso directo desde el hotel.
Hasta este momento, la visita tanto por los jardines como por los salones de palacio había ido sobre ruedas. La decoración estaba muy cuidada -a mí personalmente me encantó- y habían conseguido crear en cada uno de los espacios un ambiente relajado, de esos que invitan a alargar la sobremesa. Nos sentamos y, aunque la magia no se rompió, desde luego no aumentó. Las mesas están perfectamente vestidas, pero les falta prestancia, empaque… el que le podría haber dado una cubertería y una vajilla con diseño propio. No digo que estén mal, pero sí que esperaba otra cosa, sencillamente eran funcionales. En cuanto a los palillos, creo que les podrían haber buscado mejor colchón, porque el que tenían era gracioso, pero sólo eso, gracioso.
Vayamos a lo nuestro, la comida, ya os he dicho que íbamos hambrientos… La carta es un recorrido por los mejores platos del continente asiático: Sopa tailandesa tom yam cum, Dim sum de foie -empanadillas chinas-, Mushi de langosta, Pato lacado al estilo Pekín… y un largo etcétera. Cuentan con diversos menús degustación: Japonés, Pekinés, Indochino y Merlion -con unos precios que oscilan entre los 27 y 35€ más IVA-. Mención aparte merece lo que ellos denominan El Rincón japonés del Merlión, porque no debemos olvidar dónde se ubica el restaurante y la clientela multicultural que se aloja en el Meliá.
Tuvimos claro que no queríamos un menú degustación, y decidimos crear el nuestro, por supuesto preguntamos y volvimos a preguntar al maître, que la verdad es que nos explicó cada uno de los platos. Y así, poco a poco, con muchísima ayuda conseguimos seleccionar tres entrantes, tres segundos, un arroz y sushi. Claro está, todo para compartir.
Empezamos con unos Rollitos imperiales al estilo “Nem” vietnamita, bueno en concreto yo os muestro un rollito, ya que como he comentado antes, compartimos todos los platos, y éste es el que me tocó a mí. Mereció la pena, estaba buenísimo.
El Nigiri sushi -Atún y salmón reposando sobre una base de arroz- y que se acompañaba con wasabi y jengibre. No soy experta en sushi, ahora bien, a mí éste me sabía bien y no como en otras ocasiones.
Las Delicias de Pekín a la plancha y el Hakao de langostino, se acompañaban con mostaza. La primeras eran empanadillas chinas rellenas de carne y su sabor me recordaron a los chorizos criollos. La verdad es que no sabría con cuál quedarme porque ambos platos me estuvieron igual de sabrosos.
El Arroz salteado tipo “tres delicias”, estaba bueno y el Magret de pato con salsa tamarindo, sencillamente delicioso, se podía pedir suave o picante, nosotros elegimos la primera opción y desde luego no nos equivocamos. Nuevamente, no os asustéis con la cantidad, porque era un tercio del plato…
Los Tallarines crujientes con pollo, más de lo mismo, ricos, ricos. Y las Lonchitas de ternera Chempi, llevaban por encima mandarina seca que le iba como anillo al dedo a la ternera, vamos… que estaban deliciosas.
Si antes os he mostrado el plato completo, ahora os enseño mi ración de Tallarines y Lonchitas de ternera, añadiendo que cada plato dio para dos raciones por persona y ya sabéis que somos tres.
Tras el disfrute de semejantes viandas vinieron los postres. La carta no era muy extensa: Surtido de frutas frescas, Flan de coco, Rollitos de manzana caramelizada… Lo que sí me pareció es que su precios eran demasiado elevados -entre 6.5 y 7.5 €-, claro que tampoco sabíamos cómo eran. Nos decantamos por dos: Hojaldre de naranja amarga con chocolate y Judías rojas con helado de plátano. Pedimos una ración de cada, en cambio a la mesa nos llegaron dos raciones de Hojaldre, la camarera se hizo un lío y nos ofreció cambiar una ración por otro postre, le dijimos que nos trajera las judías rojas que era lo que habíamos pedido y nos respondió que de ése no quedaba. Como del resto ninguno nos seducía especialmente, nos quedamos con los dos hojaldres. Y ahora sí, una vez visto y probado, puedo asegurar que en concreto éste tenía un precio elevado. No estaba mal, pero era prescindible.
Nos ofrecieron café y té, aunque declinamos la ofrenda, de modo que como despedida nos trajeron unas Nueces caramelizadas, muy similares a lo que nosotros conocemos como nueces garrapiñadas. Y malas no estuvieron porque, aunque nuestros estómagos estaban más que saciados, no quedó ni una en el bol.
Veamos, qué me queda, ¡ah sí!, las irregularidades, los detalles… mis cosillas vaya. Comencemos por el servicio: fueron muy cordiales y atentos, y en concreto, el maître tuvo una paciencia infinita con nosotros indicándonos qué llevaba cada uno de los platos. Pero es que… era el único que dominaba el castellano, con el resto debías tener cuidado para que no se produjeran malentendidos, como de hecho se produjeron (cerveza por coca-cola, dos postres…), puede llegar a ser molesto. Todo unido a que le ponían intención, aunque aún les falta algo de reprís. De los detalles, detalles, pues bueno, se notaba que sólo llevaban 5 días abiertos: su entrada desde la calle aún se mostraba demasiado desnuda y las mesas, bajo mi punto de vista, estaban pidiendo a gritos una vela o una flor porque la verdad es que el sitio era delicioso. Respecto a su cocina, a mí me encantó, todos y cada uno de los platos me dejaron buen sabor de boca, únicamente obviaría el postre, por parecerme muy normalito. Con todo, salimos a 35 €/persona, incluyendo en el precio dos botellas de agua de 1 litro (2.6 €/botella) y tres cervezas (2.4 €/cerveza), para mi gusto una buena relación calidad/cantidad/precio y en un restaurante precioso.
Y colorín, colorado, este artículo se ha acabado, y digo bien, porque al cuento espero que le queden muchos años, los suficientes para que yo pueda disfrutar, como lo hice esa noche, de veladas inolvidables…
Cucharete: Esta vez, Rayo, FlashBack y Ninillas disfrutaron de una cena en un auténtico escenario oriental que les encantó y salieron totalmente maravillados con su carta así como con sus especialidades japonesas. No dudarán en regresar a cualquiera de los restaurantes del Grupo Café Saigon cuando deseen degustar este tipo de cocina. Mi equipo cenó por 35 €/persona.
La variedad de ambientaciones coloniales de los salones. Selección muy amplia de platos elaborados con ingredientes de excelente calidad. Gran variedad de menús degustación.
Las propias perdonables a un local de reciente inauguración. Servicio agradable y entregado aunque inexperto todavía. Puede resultar algo distante debido a pertenecer a culturas diferentes. No admiten cheques de comida.
4,5
17 comentarios a “Merlion”
Escribe un comentario
IMPORTANTE: Por favor, intenta que tu comentario tenga que ver directamente con el restaurante analizado. Para cualquier otra comunicación tienes disponible la sección de contacto.
Debes estar identificado para escribir un comentario.
No es de buen gusto que saqueis tanta foto, del restaurante y de los platos!!!! Hay que dejar algo para el misterio
Tampoco que salga vuestro careto siempre.
No sois tan guapos…
Hola Hansome,
Hay cientos -miles diría yo- de páginas y de blogs sobre restaurantes que ya se encargan de dejar excesivo misterio, pues es prácticamente imposible hacerse una idea de cómo es en realidad ese lugar al que hemos decidido ir a cenar y sobre el que estamos buscando información en la Red. En la mayoría -de las aceptables- no puedes ver nada nuevo sobre él que no sea lo de siempre (una pequeña reseña y opiniones compradas o descalificativas de la competencia), por lo que no tiene sentido buscar y continuar sin saber cómo es su interior, cuál es el tamaño de las raciones, y por supuesto, cuál será el importe de la factura, ya que por norma cuando se dice de 25 € a 45 € es que el local es de 50 € o más.
Nosotros intentamos de la mejor manera posible hacer la guía que siempre hamos buscado y nunca hemos encontrado. Una guía sincera, honesta y que no engañe al lector, escapando de pseudo-intelectualismos gastronómicos pues no nos dirigimos a ese público.
La horquilla de precios mostrada es personal y calculada por nosotros mismos, se puede disfrutar de la cocina del restaurante analizado desde su límite inferior sin gastar un euro más.
Hay miles de guías de “expertos” en las que hay que creerse que han ido a comer allí y que han degustado los platos que analizan. Muchas veces acabamos decepcionados ya que hemos pedido exactamente lo mismo y el resultado obtenido acaba por diferir en tamaño, en forma de presentación, en precio e incluso nos ha sucedido que ese plato jamás existió en la carta. Tal y como confeccionamos nuestros artículos no hay engaño alguno. ¡Somos nosotros los que estamos ahí! ¡Salimos en las fotos!
Por supuesto, nos sería mucho más sencillo recopilar información de restaurantes visitados por amigos y familiares incluso información de la Red, adaptarlo a nuestras palabras, y publicar 100 restaurantes al mes con las típicas reseñas a las que estamos habituados a encontrar por la Red. Pero preferimos ir poquito a poco y hacer una guía realmente útil -o eso esperamos- para aquellos que buscan lo mismo que nosotros buscábamos y no encontrábamos cuando creamos Cucharete: Ir a cenar sobre seguro, para eso vamos a gastar un dinero importante. ¿O no?
Salimos en todas las fotos para no engañar a nadie, para que no quede duda alguna de que somos nosotros los que relamente vamos al local y degustamos esos platos que veis en las fotos hablando con conocimiento de causa, y salimos en muchas de ellas con los platos para que los lectores puedan hacerse una idea del tamaño de las raciones teniendo referencias. Obviamente queda todo mucho más bonito con fotos en primerísimo plano de las raciones -que también las hacemos- pero no hay ningún indicativo del tamaño de las mismas (puede quedar una foto sobresaliente pero el plato ser ridículo en la realidad).
Y como te decía al principio, si prefieres el misterio, hay disponibles muchas otras webs famosísimas -de grandes empresas- en las que como único dato encuentras una pequeña reseña acompañando a sus datos de localización y reservas. Cucharete es un proyecto diferente. Por ejemplo, en el caso del Merlion, viendo sus fotografías es muy probable que la gente vaya después de leer el artículo. Ese es nuestro fin, recomendar a nuestros lectores aquellos lugares en los que hayamos disfrutado como nunca, y mostrárselo tal cual.
Obviamente no somos guapos… ¡somos gente normal!
Hola a todos,
Solo queria deciros que me parece que estais haciendo una pagina chulisima y encima sin animo de lucro. Por eso no entiendo como hay gente que pueda echaros nada en cara como Hansome. Yo personalmente no me molestaría ni en contestarle.
Pienso probar el Merlion en cuanto tenga la ocasión porque tiene muy buena pinta y vuestros comentarios son muy favorables.
Un saludo
No me puedo resisitr a opinar esta vez: No solo es de muy buen gusto vuestra pagina sino tambien vuestros comentarios. Felicidades a todo el equipo de cucharete! Ni aun mereciendolo he visto jamas que descalifiqueis ningun local ni a ninguna persona como la que anteriormente con poca educacion ha opinado. De verdad felicidades porque ni vuestras opiniones ni vuestros comentarios se ven mucho por la red.
Apuntamelo, Gloria enmascarada, que quiero ir (pero cuando se calme la caló esa exhuberante que hay ahora por Madrid)
Os felicito por vuestros comentarios en general , ya que me parecen de lo más util, y las fotografías de lo más oportuno. En referencia a éste restaurante me habeis convencido. Dentro de unos días estaré en Madrid en el Hotel Melia y no dudeis que haré una visita para degustar su cocina y disfrutar de su ambiente.
Muchas gracias.
Una pasada de restaurante y sin gastarte mucho dinero. Merece la pena visitarlo.
Os felicito por los comentarios y sobre todo por LAS FOTOS.Creo que es bastante descriptivo vuestro trabajo a la vez de visual,por lo que uno puede imaginarse perfectamente lo que se va a encontrar.Quizas en eso tenga razon Hansome ,que deberiamos dejar algo para “el misterio” como el dice,pero creo que no se puede tener todo en la vida..
sin duda yo si que me fio de vuestros comentarios y tengo reservado ya para el jueves que viene.
un saludo
Hola buenas antes de nada felicitaros por vuestro trabajo por q la verdad q la pagina me ha encantado espero poder ver mas reportajes vuestros, no sabia donde ir y no os conocia y yo creo q es de admirar q os lo curreis con lo de las fotos.
Pero….. lo siento el restaurante nos ha decepcionado un poco , la verdad que el sitio y la decoración estupendo hay bastante espacio entre las mesas,etc. pero la comida no nos ha gustado demasiado pedimos un menu degustacion indochino y entre agua y demas fueron 64€ para dos ,quizas sea por que no estamos acostumbrados a estos sabores tan peculiares como lo de la mandarina con la ternera chempi lo mejor fue el postre,flan de coco.
Bueno un saludo y hasta otra
Ayer quedamos con unos amigos a cenar y nos dejamos guiar por vuestra opinión sobre este restaurante, y la impresión fue inmejorable. Nos encantó por todo.
Pedimos, para empezar, unos rollitos de otoño, un wok de verduras y unos tallarines con pollo.
Y de segundo compartimos un pato lacado pekín (buenísimo) y ternera con hongos.
Y los postres todos muy buenos, sobre todo el de hojaldre de naranja amarga y chocolate. auténticamente delicioso.
Todo en su punto y servido magníficamente bien por una camarera excelente en el trato y que nos hizo una presentación de cada plato inmejorable.
A mi amigo y a mí nos encantan los vinos, y nos sorprendió la extensísima carta que tiene el restaurante (vinos de Sudáfrica, Australia, Líbano, Francia…) y disfrutamos de dos vinos excelentes a un precio muy atractivo.
El restaurante estaba lleno, no sé si siempre está así, pero la super-selección española de baloncesto estaba alojada en el hotel y había mucha gente conocida del mundo del baloncesto cenando y disfrutando de tan encantador sitio.
Hacía tiempo que no disfrutábamos tanto y repetiremos pues a sitios así da gusto ir.
Nuestra valoración unánime es de un CINCO con mayúsculas.
Muchas gracias por vuestros consejos y esperamos que sigáis recomendándonos sitios tan excelentes como éste.
Estuve el pasado viernes 9/11/07 y realmentes estuvo muy bien. Al principio creimos que pedimos poco, lo consultamos y nos dijeron que estaba bien, y al final acierto. Carta de vinos buena, si bien para los españoles, corta de “nuestros” vinos, aunque comprendo que seran personas de todo el mundo quien visite el hotel. La comida excelente, el servicio superior, el local encantador y ahi va lo que comimos (2pax):
2 cañas
Un plato de Sushi (de 10)
Tempura de langostinos y verduras
Pato crujiente para dos
Dos postres
Dos Te
1 Bot de Viña esmeralda
Todo 95.77 Euros
Creo que esta razonablemente bien.
Lo recomiendo y sobre todo compartir platos.
Ayer estuvimos de la mano de los cucharetes y el sitio me gustó, buena decoración y buen trato. Seleccionamos el menú de 32 euros y estaba bien, unas 6 ó 7 cosas distintas, (alguna vez dos en un plato).
Todo muy bueno, me gustaron especialmente los langostinos picantes (ni mucho ni poco, en su punto), la sopa inicial… bueno todo.
Me quedo con la deuda de probar el sushi y lo japonés que tiene muy buena pinta en las fotos y con la calidad que vi ayer seguro que vale la pena.
Además nos aguantaron hasta tarde sin decir nada.
He estado el día de Reyes comiendo en el Merlión, y la experiencia ha sido inmejorable.
Amplia mesa a una distancia importante del resto (privacidad).
Local bonito (sin ser espectacular, pero bien logrado: la cúpula le dá el toque; pinchazo en los baños)
Comida deliciosa. Todo el mundo ha coincidio en ello. Yo he tomado un menú degustación pekinés. Todos los platos, exquisitos. Sopa agripicante, langostinos, delicias al vapor, pato con curry y tallarines. El pato laqueado es el único que le faltaba un poco de jugo, pero nos lo han preparado con la ceremoniosidad correspondiente, en una mesa de servicio metálica y con tres camareros al tiempo. El postre (unos rolllitos rellenos de compota de manzana, con miel y sésamo), bueno, y los tés, acompañados de un servicio en bandeja (azúcar moreno, blanquila, sacarina y nueces enmieladas con sésamo -riquísimas) muy correctos. Otras personas han pedido pescados (la lubina, increíble) y diversos entrantes a los que he prestado poca atención. Todo ello regado con Viña Tondoña reserva, que ha resultado exquisito.
Los camareros, muy serviciales. Siempre atentos a rellenar copas de vino, agua, y servir de nuevo los platos (primero muestran el platillo, y, a parte, se lo sirven en el plato a los comensales por raciones, que vuelven a servir en el instante en que éste termina lo que tenía en el plato) Parecía que había varios camareros permanentemente atentos de que todo saliera a la perfección. Paradójicamente, no hemos sentido la distancia cultural característica de los camareros orientales que reseñáis -que parece, en otros restaurantes, que viven en una apatía inmutable.
El servicio, mejor que en los otros restaurantes del grupo que he probado (Café Saigón y Tse yang; en el Le dragón el servicio fué tirando a malo, pero el maitre es majísimo y se queda enseguida con la cara de los clientes) La comida, muy buena (y muy parecida a la de Le Dragón y Tse yang, si bien no probamos el sushi, que es nota distintiva)
El precio, correcto. Algo menos de 50€ por persona.
Un cuatro cucharetes en toda regla, que se lleva de calle a muchos de los otros cuatro cucharetes, y a más de uno, y de dos de los cinco cucharetes…
Hola!
Yo estuve un viernes con una amiga y a las dos nos encantó. El sitio es bonito y la comida estaba muy buena.
Cenamos un menú colonial, para probar un poco de todo y salvo unos rollitos que no recuerdo el nombre, estaba todo buenísimo.
El servicio bien.
El precio total fueron 71 euros, dos personas.
A mi me parece que está bien.
Por cierto, ya no se llama Merlión, ahora se llama Café Saigón.
A día de hoy el nombre del restaurante es: “Café Saigón Meliá” pues desaparece “Merlion” como tal y se ajusta más a la identidad del hotel. Se ha reducido la carta y aparecen nuevas especialidades, ¡habrá que ir a probarlo de nuevo! Mientras tanto, contadnos vosotros qué tal…
Hola tod@. Me daba pena mucho porque los restaurantes Vietnamitas pero no son de las gente de Vietnam.Los dueños y los trabajadores son de chinas y el sabor estoy segurisima que total distinto de vietnam. Yo soy vietnamita y estaba muy triste pero no podia hacer nada porque no podia tener un restaurante vietnamita y con el sabor total de vietnam. Estaba pensando que voy a abir un restaurante vietnamita y con las comidas especiales de vietnam pero tengo un poco problema que no puedo hacer todos sola. Sí vosotros interesais tener un restaurante de asiatica pero lo más importante que os gustais que ser socia/o y nosotros trabajamos juntos para tener un restaurante de Vietnam. Sí quereis preguntar algo escribeis para mi.(
solicitar mail a cucharete) es mi email. Perdonarme por mi español, llevo solo un año y 8 meses en españa por eso mi español muy mal pero creo que más o menos me entendeis. Un saludo.Buenas.
Se agradecería que actualizaseis la información en la propia entrada (una nota en el principio de la misma) y no sólo en los comentarios yo fui pensando que iba al Merlion y resulta que ahora es el Petit Saigon, que es un chino de batalla (de cierta calidad, pero de batalla, al menos esa impresión me llevé yo) que encima no es barato.
Un saludo.