-
Segovia, 17
Madrid (Latina)
La Latina (LÃnea 5)
91 364 16 61
25 - 35
Restaurante de ambiente romántico en un tono rosado muy personal, cuya base la constituye un convento del siglo XVI. A su lado se encuentra el “Rincón del Arte Nuevo” que nos permite disfrutar de música en vivo después de la cena. Capacidad para 26 comensales. Todo el local está habilitado para fumadores.
3,0
AVISO: Este restaurante ya no existe.
Rayo: El restaurante La Viz arranca con nuevos propietarios, los mismos que gestionan el archiconocido “Rincón del Arte Nuevo” -en el local de al lado- que se ha convertido en un clásico de la música en directo en la capital y que puede presumir orgulloso de sus más de 30 años de historia. Por él han pasado grandes artistas: Inma Serrano, JoaquÃn Sabina, Mercedes Ferrer, Enrique Urquijo, Kike González, Amaral…
La Viz brota de los bajos de un antiquÃsimo convento del siglo XVI, y es una buena opción para recrearse con una cena romántica anterior al disfrute de los nuevos y prometedores talentos de la música en el local vecino.
Nada más entrar, la luz se vuelve tenue, la minúscula barra nos ofrece sus tarjetas de visita y nos invita a sentarnos en el acogedor y cercano comedor interior.
Nos encontramos en un local del color del vino -a pesar de no poseer referencias distinguidas- que concede personalidad propia al restaurante.
Los comensales se sienten como en casa bajo estas bóvedas, aunque los más claustrofóbicos pueden llegar a sentir algo de agobio en el espacio más alejado de la puerta por la ausencia de ventanas y luz natural, a pesar de que los techos son altos.
Es una pena que no cuiden detalles como el mantener encendidas multitud de velas, farolillos y lamparitas que lucen coquetas por todo el local, son pinceladas que realzan con mimo el lugar. Más de la mitad estaban apagadas, incluso una preciosa antorcha que separa los dos ambientes. Encendimos nosotros mismos la gran lámpara vertical de luz roja para que quedasen más vistosas las fotografÃas.
No llega a sumar 30 cubiertos entre los dos espacios, por lo que la velada será Ãntima y agradable. Las paredes parcialmente desconchadas que dejan entrever los arcos originales le transfieren un aire añejo y -desde mi punto de vista- acertado. Me gusta el local.
Las mesas centrales están presididas por carteles que hacen referencia a festivales musicales o a actuaciones pasadas en el “Rincón del Arte Nuevo”.
Respecto a la comida… ¡Muy rica! No llega a ser sorprendente pero no nos defrauda en ningún momento. Cierto es, que al camarero le falta rodaje todavÃa, quizás por la reciente apertura del local, quizás por falta de experiencia, pero su trato hacia nosotros fue cercano y amable.
En esta ocasión compartimos los primeros. La Ensalada Toscana era enorme, mucha cantidad, y tan sólo puedo decir que bien aliñada estaba “rica rica”.
El Revuelto de salmón ahumado quizás era el menos agraciado, pero claro… mi problema es compararlo con el que resulta de usar los huevos de las gallinas de mi abuela… asà que… no tengo más que decir. Contrastándolo con el de otros locales similares, éste estaba mejor.
Los Crepes de carne que os muestran FlashBack y Ninillas muy buenos también, ninguna queja por mi parte.
El Rape a la marinera que eligió Ninillas estaba muy sabroso, la ración era muy generosa y no fue capaz de terminarlo. No ocurrió lo mismo con el Pollo a la Viz de FlashBack, ración más bien escasa, sobre todo para ser un plato que presume de llevar el nombre del local a sus espaldas.
Mi Ragú de añojo -con zanahorias y puré de patatas tres quesos- estaba delicioso, quizás el más sabroso de los tres, aunque la “carta me engañó” y me cambió cual Mortadelo el puré de patatas por unas simples patatas fritas. Os lo recomiendo de todos modos si visitáis el establecimiento.
Y… sobre todo… ¡No os olvidéis de pedir unas Peras al chocolate! Fantástico postre que conjuga perfectamente los dos sabores. Lo que sà he de aclarar es que las sobremesas me parecen extremadamente caras para el local en el que nos encontramos: 5 y 6 €.
La Viz es un pequeño y coqueto restaurante que tiene su encanto.
FlashBack: Previamente a visitar este restaurante, la Viz sólo me recordaba el nombre de una conocida revista de cómic para adultos editada mensualmente en el Reino Unido.
Quizás debido a esto anterior, se autodefine como un local con la mejor cocina internacional en el centro Madrid, lo que se contrapone con su fachada exterior mucho más rústica o tradicional. Aspecto adquirido por sus rejas de las que cuelgan sendas macetas y permiten brotar diversas plantas de su interior.
Su interior es recogido pero con personalidad. La pequeña barra que nos recibe, un poco cargada de elementos, sostiene una lámpara de dos brazos caÃdos y el elenco de cartas a servicio del comensal. Precisamente éstas destacan por estar realizadas artesanalmente cada una distinta de la siguiente utilizando elementos de la tierra como legumbres, plantas, etc. Muy curiosas.
La luz siempre tenue en su interior crea un ambiente cálido, relajado y romántico que llegarÃa a su esplendor si se hiciera uso de algunas de las innumerables velas y antorchas colocadas por el local.
En cuanto a la atmósfera conseguida con la música, es también costumbrista. Se escuchan, en un tono muy suave, temas flamencos que si ponemos algo de atención se suelen repetir con bastante asiduidad.
En el mismo fondo del restaurante se encuentra la mesa más independiente de todas y es ésta en la que decidimos pasar el transcurso de nuestra cena. Situada en el interior de un arco de medio punto parece aislarnos tÃmidamente de un entorno del que tampoco deseamos alejarnos por lo acogedor que nos resulta.
Las mesas se encuentran bien separadas y montadas con mucha elegancia. No falta un sólo detalle, cuidando las simetrÃas en la cristalerÃa y utilizando elementos de calidad como servilletas y manteles de tela, asà como disponiendo de una cuberterÃa adecuada. Tampoco se echan de menos saleros ni cenicero.
Y, bueno… estas fotos no suelen tomar lugar en estas páginas, pero ya que hacemos una breve excursión para adecuar nuestras manos correctamente para la cena y aprovechando que la cámara se encontraba en mi poder, consigo este documento que muestra como hasta un aspecto tan oculto de la decoración como son los baños se encuentra bastante cuidado. Vemos el buen uso que se hace del metal sobre la madera. Es de agradecer no encontrarse algo parecido a otras composiciones más habituales y no tan bellas, además de menos cuidadas.
Una vez con las manos limpias, el local detalladamente estudiado, pasamos a ver el resultado de los platos que hemos ordenado. En primer lugar apostamos por una sana Ensalada Toscana. Entre sus ingredientes figuran pasas, bacon, picatostes, zanahoria y lechuga. Su tamaño es realmente impresionante y aderezada con la reducción de vinagre que nos sirven junto a ella, es un entrante ideal para abrir boca.
No tienen nada que echar en cara a la ensalada las Crepes de carne. Éstas sà con una presentación y elaboración más innovadoras, respecto a la anterior. Las dos exquisitas.
El tercero en venir es el Revuelto de salmón ahumado, bastante rico aunque se acaba con la sensación de que ha sabido a poco. Se encuentra, en cuanto a cantidad, en inferioridad respecto a sus hermanos predecesores.
El carácter central de la cena lo ponen los segundos y el Ragú de añojo cumple su labor. DebÃa venir acompañado de un puré de patata de tres quesos en lugar de patatas fritas, pero se le perdona debido a lo exquisita que resulta la carne. Una preparación en salsa con especias bastante original.
No se encuenta mal tampoco el Rape a la marinera que os presenta Ninillas, muy bien acompañado de su salsa de gambas y como guarnición, una pirámide truncada de arroz blanco. Un sabor más tradicional.
Y mi elección, algo menos acertada, el Pollo a la Viz, servido con salsa tártara en el centro del plato. Al igual que le ocurrÃa al Revuelto de salmón ahumado, la cantidad no llega a la altura de sus compañeros de carta. Sin embargo, haciendo uso de la imaginación, la reducción de vinagre y aprovechando la lechuga que lo acompaña consigo compensar esta diferencia.
Finalmente, nos sorprenden gratamente las Peras al chocolate, por el contraste de sabores y temperaturas. Asà que no dejamos en el plato ni las dos guindas que las decoran.
La Viz es un establecimiento correcto, recomendable por su carácter Ãntimo y variada carta. Quizás cojee en algunos detalles de lo platos o en el cuidado de la decoración pero no existe nada que no sea mejorable.
Ninillas: Cuando nos enteramos de que los propietarios de la ya legendaria sala de conciertos “Rincón del Arte Nuevo” habÃan abierto justamente al lado un restaurante, no hizo falta pensar mucho dónde serÃa nuestra próxima visita gastronómica.
Se llama La Viz, y tal vez por eso sus paredes son de un rosado intenso. Nada más entrar nos recibe una barra pequeña con una lamparita que en nuestra visita se mostró coqueta apenas 5 minutos, lo que tardaron en dejar unas latas de refrescos, latas que a nuestra salida del restaurante todavÃa seguÃan allÃ.
Se trata de un local pequeño, cuenta con 26 cubiertos distribuÃdos en dos pequeñas salas contiguas, ambas para fumadores. La primera está nada más entrar al lado de la barra y la segunda cruzando un arco. Como ya he dicho antes, las paredes se visten de un color rosado y la luz es tenue, aunque quedarÃa más favorecido si encendiesen todas las velas y apliques con los que cuentan. Es una pena porque, la verdad, es que el local tiene su encanto.
Las mesas están bien distribuidas, el espacio es reducido, pero aún asà cada una de ellas permite intimidad frente al resto. Son de madera y están vestidas por manteles en banda de tela roja haciendo juego con la servilleta. Vajilla, cuberterÃa y cristalerÃa son correctas sin más, no te llaman la atención ni para bien ni para mal.
Los techos son abovedados con ladrillo visto, lo que te hace recordar que te encuentras en un convento del siglo XVI y su atmósfera te invita a respirar un poco de historia. Hay algún desconchón debido a las humedades, pero contra eso poco se puede hacer.
Bien, llegamos al restaurante y puesto que éramos los primeros, pudimos elegir mesa, asà que nos pusimos en la del fondo. El camarero no tardó en traernos la carta, por cierto muy original, a base de macarrones, imperdibles, botones… resultaba muy curiosa.
El restaurante ofrece una cocina internacional, y a mi juicio pretenden cubrir demasiados frentes. Cuenta con varios tipos de ensaladas como: Wardof, Parmesano, San Isidro, César, etc. No olvidan las cremas y las sopas, hasta Mousakka se puede pedir. Unos cuantos pescados y carnes, revueltos, crepes, tostas, pastas y pizzas. Vamos que tienen de todo, aunque no sé, no me pareció una carta muy acertada.
Mientras nos decidÃamos, cosa que no fue fácil porque el camarero ayudó poco -no sabÃa los ingredientes de ningún plato-, nos trajeron el aperitivo y el pan, que por supuesto luego vino reflejado en la cuenta a razón de 1.50 €/persona, pero en fin, ya nos hemos acostumbrado.
Respecto a la carta de vinos: corta, previsible y bastante inflada de precio. Nosotros nos decantamos por uno de los baratillos (10 €), un Gran Feudo Rosado del 2006, que la verdad no disfrutamos puesto que venÃa calentito calentito, y tuvimos que pedir una cubitera a ver si aquello cogÃa un poco de tono, pues más que un vino parecÃa un consomé.
Fueron llegando nuestros platos: tres entrantes para compartir y tres segundos. En la foto: Revuelto de salmón ahumado, estaba bien, nada sorprendente ni que vaya a quedar retenido en la memoria, pero bien.
Los Crepes de carne, dejaron mejor sabor de boca, los crepes tenÃan el grosor justo y la carne estaba bien condimentada. No puedo decir lo mismo de la Ensalada Toscana, llevaba muchas cosas y muy pequeñas: picatostes, pasas, bacon, lechuga, zanahoria, remolacha… aunque el aliño fue el que nosotros le dimos pues el que llevaba la propia ensalada resultaba inapreciable, al menos para mi paladar.
Llegamos a los segundos, en este tercio hubo también un poco de todo. En la foto Pollo a la Viz, que no dejaba de ser unas cuantas tiras de pechuga empanadas que posaban sobre bastante lechuga y todo ello acompañado por salsa tártara. En pocas palabras, mucha lechuga y poco pollo.
El Rape a la marinera en cambio era un plato contundente, fui incapaz de terminarlo, bien elaborado y con una presentación más esmerada. Iba acompañado con arroz blanco a modo de pirámide y la verdad es que todo revuelto estaba sabrosÃsimo. Igualmente sabroso estaba el Ragú de añojo de Rayo.
Ya estamos en los postres, la cena habÃa ido bien, sin exagerar, pero bien. Nos trajeron la carta nuevamente y ojeamos… Membrillo con queso, Crepes suzzet, Arroz con leche, Profiteroles y varios helados. Preguntamos al camarero y nos dijo que eran caseros asà que nos decidimos por unas Peras al chocolate y una Tarta de orujo. Las peras me gustaron mucho y la tarta también, aunque fue cuando ya estaba en la mesa cuando nos avisaron de que ésta era de un obrador y no de la casa.
Pues sÃ, habÃamos cenado y bueno, habÃa estado bien, bien sin más. Detalles muchos y muy variados, empezando por la falta de mimo puesta en la iluminación -no entiendo para qué poner tantas velas y lamparitas si luego no se encienden-; continuando por el servicio, que bien es cierto que el hombre le ponÃa intención, pero eso, intención, porque se notaba que camarero no habÃa sido en su vida; pasando por el vino, que estaba caliente y terminando por unos platos que de todo habÃa habido, desde luego de ninguno puedo decir que estuviera mal, ahora tan sólo de dos que estuvieran para nota.
¡Ah! ¡Se me olvidaba! La música ambiental a base de flamenquito-pop estaba bien, pero se reducÃa a 6 canciones sonando una y otra vez, vamos, que a la tercera, resultaba cansina.
En resumen, el restaurante La viz es un sitio correcto, no deja mal sabor de boca y puede ser una buena opción si se decide cenar antes de acudir a un concierto de música en vivo en el local de al lado.
Cucharete: La Viz es el local del color del vino, por lo que el nombre es todo un acierto. Ofrece una cocina internacional a una relación calidad/precio aceptable. ¡Qué no se olviden de encender todas las velas, antorchas y faroles disponibles la próxima vez que vayamos! Mi equipo cenó por 31 €/persona, incluyendo un vino de 10 €.
Buenas materias primas conforman sus platos. Empeño por satisfacer al comensal.
Servicio con poca experiencia. Ligeros descuidos en la ambientación de un local que tiene un gran potencial. En todo el espacio está permitido fumar. Elevado precio de los postres para ser de obrador y no caseros. No aceptan cheques de comida.
3,0
AVISO: Este restaurante ya no existe.
5 comentarios a “La Viz”
Escribe un comentario
IMPORTANTE: Por favor, intenta que tu comentario tenga que ver directamente con el restaurante analizado. Para cualquier otra comunicación tienes disponible la sección de contacto.
Debes estar identificado para escribir un comentario.
Hola,
He estado dos veces en ese restaurante para cenar y en ambas me gustó bastante la comida. El ambiente está bien y es romántico, pero me molestó bastante el humo y que la segunda vez habÃan reservado un grupo y con lo pequeño que era el local, las otras tres parejas a parte del grupo que estábamos ni romanticismo ni nada.
Creo que volveré, pero si hay mesas con mucha gente me iré.
Un saludo.
Buenas tardes a todos.
Como ya hace un tiempo hablé con el equipo de cucharete, tenÃa muchas ganas de conocer este restaurante, aunque la verdad es que como bien me dijeron ya en su momento, me ha decepcionado bastante. (También hay que reconocer que hemos ido después de haber estado hace dos semanas en las tres manolas y claro… comparamos y no nos salen las cosas demasiado bien)
Todo empezó el viernes, unos amigos nos llaman, nos dicen de ir a cenar a algún sitio de esos que conozco por esta web, que ya todos conocen de oÃrme hablar maravillas de ella y como tenÃa ganas de cenar en este restaurante, allá que llamé y reserve para 4 personas a las 10.00, la atención al teléfono como en todos los sitios muy sosa, pero son restauradores y no teleoperadores, asà que no se lo echaremos en cuenta.
Nos dirigimos para allá, no sin haber caÃdo en la cuenta de que era la NOCHE EN BLANCO y sinceramente no habÃa quién se andará en Madrid. Tardamos en aparcar el coche dos horas. Como vimos que la cosa para dejar el coche estaba imposible, decidimos las chicas ir al restaurante, para no perder la mesa mientras ellos aparcaban cuando llegamos se lo comentamos a la chica que nos atendió toda la noche, “venimos con una reserva, somos 4 pero los otros dos están esperando para aparcar”, la chica se sonrÃe y nos dice, si la cosa aquà siempre está difÃcil, asà es que nos sentamos nos pedimos una botella de “Protos” (Un vino que siempre me ha gustado) y empezamos una agradable charla.
Opinamos sobre el sitio, en concreto de las instalaciones todas rosadas, que llaman mucho la atención de todo el mundo, de sus bóvedas etc. Nos molestamos en llamar una, dos, tres y hasta cuatro veces a nuestros acompañantes para darles ideas de por dónde aparcar, pero la noche estaba imposible, al final después de como digo dos horas aparcaron de mala manera en una curva.
Cuando llegaron al restaurante y repetimos lo de la azaña de aparcar en esta zona, la chica nos comenta que ellos tienen unas tarjetas que ponen a los coches que aparcan en doble fila y si molestan los aparcacoches de la zona de arriba les avisan. La cara de todos y la pregunta que nos hacÃamos por dentro es… ¿Y ahora nos avisas? Esto fue un muy mal detalle por su parte.
Total a lo que vamos, pedimos y desde que pedimos hasta que nos traen los primeros platos, tardaron en traérnoslo, más o menos media hora. Teniendo en cuenta que era una ensalada cesar y dos tostas, sinceramente no entendimos la tardanza. Mucho menos cuando vimos la calidad al menos de las tostas. Pedimos unas tostas de gulas y otras de salmón y su preparación era simplemente el pan pasado por la sartén y el salmón y las gulas casi como sacadas del paquete congelado y calentado en la misma sartén de la tosta por encima. Vamos, que las tostas, al menos esas que comimos nos decepcionaron mucho.
La ensalada cesar, la verdad es que estaba muy rica, tenia queso, jamón, nueces, picatostes y mucha lechuga, lo que eché de menos es la salsa tÃpica de esta ensalada, que simplemente nos dejaron aliñarla con aceite y vinagre. Pero la ensalada desde luego riquÃsima.
Los segundos fue otra odisea, yo como siempre pedà algo que no habÃa, “huerta preña”, que después de haberme explicado la chica que nos atendió lo que era y hacerme la boca agua con ello, me dijo que no les quedaba, asà que por mi parte pedà bonito a la plancha con patatas. Sinceramente fue lo mejor de los segundos, estaba en su punto, muy blandito y jugoso, desde luego a mi me encantó. Mis acompañantes, no acertaron tanto como yo. Dos de ellos pidieron Salmón ahumado con salsa tártara y otro de ellos carpaccio.
El carpaccio recomiendo a quién no le guste el queso fuerte que no se lo pida, por que en vez de echarle un queso suave, lleva un queso azul o un queso cabrales, que a quien no le gusté seguro que le decepcionará, además sinceramente para un segundo plato poner tanto queso de este, termina hartando mucho.
Otro caso singular fue lo del Salmón, esperábamos una especie de filetito de salmón, pero en realidad eran lonchas de salmón ahumado (especiado) como el que puedes comprar en cualquier supermercado, cortado en taquitos y con la salsa “tártara” en un cuenquito. Sinceramente, no sé si es que ese era el dÃa del queso cabrales o azul, pero la salsa también sabÃa a ese queso y os prometo que no mezclamos los sabores, simplemente es que sabÃa también a queso la salsa tártara cuando yo tenÃa entendido que la salsa tártara era algo asà como mayonesa, alcaparras, pepinillos en vinagre y zumo de limón. Pero aquà se inventaron una nueva receta.
En fin, muy disgustados con los segundos yo que soy muy golosa me pido un postre y todos nos pedimos un café, volvemos a los 15-20 minutos de espera entre plato y plato y por fin nos traen mi postre.
Tremenda decepción también, me pedà una tarta de tres chocolates, soy demasiado chocolatera y me estoy volviendo demasiado exigente, pero es que la tarta debÃa ser de estas echas y congeladas, que sacaron justo cuando se la pedà y cortaron un trozo, porque estaba la parte de lo que se supone que era nata y lo que se supone que era chocolate, bastante congelado aún.
Menos mal que los cafés dentro de lo que cabe estaban bastante bien.
Con todo esto que comimos, más dos botellas de Protos nos salió la cena por 141 Euros, sinceramente no nos esperábamos que la broma nos iba a salir tan cara y menos con la poca calidad que tiene respecto a lo que nosotros comimos.
Quizás si hubiéramos elegido otras cosas para cenar hubiéramos quedado más satisfechos, pero desde luego para nosotros es uno de los sitios que hemos probado pero que seguramente no volvamos a repetir experiencia. Una lástima, porque todo lo que ganan con el aspecto del restaurante y la intimidad que se tiene dentro de él, se pierde a la hora de la calidad de las comidas.
Esperamos que algún dÃa se den cuenta y nos den una alegrÃa o cambiado de chef o añadiendo cosas más ricas y con más elaboración en la carta.
Un saludo. Nenúfar amarillo.
Fui el sábado pasado y se come bien y el sitio es realmente muy chulo, pero en relación calidad precio se va un poco de dinero, sobre todo por el vino.
Creo que si cada plato costase unos 4 € menos serÃa un gran restaurante.
Empezando por la ubicación del restaurante, en plena calle Segovia, bien cerquita de la Latina, y teniendo al lado el Rincon del Arte Nuevo, garito mÃtico en la noche madrileña por sus 29 años y sus actuaciones, merece la pena enormemente pasar una velada en este pequeño pero acogedor restaurante.
Bueno, entrando en materia, al llegar vemos que para aparcar nos las ibamos a ver negras, asà que dejé a mi mujer en la puerta, pero antes de volver a arrancar sale otra vez y me da una tarjeta con el nombre del restaurante avisando q nos encontramos dentro, con lo que dejo el coche en segunda fila despues de que me asegure la chica del restaurante que no habrá ningun problema poniendo la tarjeta. Chapó por su parte.
Ya dentro del local nos sorprende el tamaño y lo bien aprovechado que esta en cuanto a disposición de mesas y movilidad ya que es pequeño en sentido literal. Resulta excelente para cenas Ãntimas, o de un par de parejas. Habrá algo asi como unos treinta cubiertos en total. La decoración nos gusta bastante, las paredes estan pintadas en tono salmón rojizo y se aprecian desconchamientos para apreciar el enladrillado original de las bóvedas que componen el techo del local, ya que nos dicen que estamos en un antiguo convento de siglo XVI, en lo que deberian ser las bodegas.
La atención es inmediata, nos acomodan y nos traen la carta. Nos sorprende gratamente la extension de esta. Cuenta con cerca de sesenta platos y se aprecia que se dedican a la cocina internacional por la variedad de platos y detalles en guarniciones (como el arroz pilaf que acompaña al strogonoff). Mientras intentamos elegir entre la extensa carta nos sorprende unos aperitivos compuestos por una salsa de fresa y una rodaja de pepinillo, presentado en una cuchara oriental. De los mejores cazados que he probado nunca. Y muy original.
De primero pedimos una ensalada de búfala, un revuelto de trigueros y LINGÜINI.
La ensalada es grande y bien presentada, con el queso cortado en un grosor justo y unos tomates bien ricos. El aliño se compone de vinagre de módena y aceite al gusto. El revuelto de trigueros es bastante normal y sabe bien. Pero la grata sorpresa son los LINGÜINI. Que ricos por Dios! y lo siento por la expresión. Son tagliatteli con una salsa que se compone de una base en tomate triturado y cocinada con calamares, gambitas y mejillones que le dan un sabor soberbio. La presentación es buena en general y el tiempo de espera no demasiado elevado considerando de que habia bastante gente y una sola camarera, fueron unos diez minutos.
De segundo pedimos solomillo a la fresa y strogonoff con arroz pilaf.
El solomillo en cuestion calidad precio gana la calidad sin lugar a dudas. Grande en grosor y longitud, bien cocinado, tal como lo pedimos al gusto, y acompañado de patatas fritas y la salsa de fresa que recomiendo encarecidamente. El strogonoff tambien estaba muy bien conseguido. La salsa era perfecta, como en un restaurante ruso. Y el arroz pilaf presentado en piramide truncada estaba delicioso con sus pasas y sus piñones y reogado con cebolla y ajo en su justa medida.
De postre pedimos unas peras al chocolate para compartir porque nos lo coimos todo y la verdad las raciones son bastante generosas.
La peras estaban deliciosas aunque le gustaron mas a mi mujer que a mi, pero en realidad por que no soy muy goloso y este es un postre muy goloso.
Los cafes eran buenos.
El vino, fue un ribera del Duero joven con un año de maduración en barrica de roble. No precisa decantación aunque siempre es de agradecer. El nombre, Pina Fidelis. Muy bueno en general.
Fueron 83€ por una suculenta cena y un buen servicio. La verdad no es caro para la zona y en cuestión de calidad precio nos parecio bastante bueno.
Seguro que repetimos y animaos a probar vosotros.
al ultimo comentario le falta la firma de…