Patio de la Fuente (Calpe - Alicante)
15 Agosto 2007 por Cucharete - Este artículo ha sido leído 29,685 veces
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Dos de Mayo, 16
Calpe (Alicante)
96 583 16 95
20 - 30
Cercano al Ayuntamiento y en plena subida a la emblemática y céntrica Plaza de la Villa, nos encontramos el restaurante Patio de la Fuente, que nos ofrece platos muy variados de cocina inglesa sobre una carta de lujo a un precio excelente. Muy recomendado su menú del dÃa en verano a 19,50 € ya que ofrece multitud de combinaciones. Abierto de martes a sábado de 7:00h a 1:00h -los sábados también dispone de horario de lunch de 13:00h a 15:00h-. Cierra los domingos y los lunes.
3,9
Rayo: Si fueseis los propietarios de un singular restaurante con un pequeño patio en el que os recibe una inesperada fuente de agua fresca… ¿Cómo llamarÃais al local? ¿Fácil verdad? Pues ese es exactamente el nombre elegido por Jill y David para ofrecer su “english cuisine” a los comensales, como denominan en su salerosa tarjeta de visita en la que, cómo no, se confiere a la fuente todo el protagonismo.
Las vistas del comedor principal -en tonos rosados- desde el recibidor son muy sugerentes, llenas de encanto al conjugar diferentes tonos de luz y color entre las esbeltas ramas de las plantas. ¡Me encanta esta foto!
Una vez dentro, tenemos a la derecha un ambiente informal de paredes blancas en el que poder tomar unas cañas con una decoración breve y curiosa basada en utensilios de la vida en el campo. A la izquierda, la barra, donde… ¿por qué no? reservar mesa para invitar a unos amigos a una cena que no olvidarán.
Vigas de madera recorren el techo de la zona de barra, y detalles graciosos como una gallina de paja en el “tejado” simbólico hacen saltar alguna que otra sonrisa. Las sillas altas de mimbre y caña van muy bien con la decoración que, hasta ahora, vemos en el local.
DecÃa “hasta ahora”, porque nada más acceder al comedor principal dañan un poco la vista las lucecitas que recorren las paredes del fondo, no “pegan” con el resto del conjunto, aunque después de darle vueltas y observar algún que otro corazón y motivo navideño en papel charol colgando del techo, creo que lo que sucede es que no se ha retirado el atavÃo navideño… quizás lleve puesto muuuuuucho tiempo y haya llegado a formar parte del encanto que posee el local.
La verdad es que se está tan a gusto ocupando los enormes y amplios sillones de mimbre azul escuchando la música ambiental a un volumen tan agradable, que cualquier otro detalle pasa desapercibido. Quizás un poco de calor interrumpe el bienestar generado por el conjunto, pero de todos modos el local es bastante fresco -ayudado por los ventiladores del techo que desempeñan sin descanso a la vez que silenciosamente su función-.
Mesas para seis, para cuatro, para dos… rectangulares, redondas, cuadradas… hay donde elegir… siempre con el cristal sobre el mimbre por mantel y con un bajoplato de goma que anula totalmente cualquier indicio del resbalar de un plato mientras se disfruta del mismo.
Las velas… ¡son a pilas! Creà que iba a encenderla con un mechero pero… la camarera se acercó sonriente a la mesa, le dio al “on” y listo… Muy curiosas, ya que la luz -gracias a una bombillita especial- fluctúa como si de una llama chispeante se tratase, y al estar en el fondo del vasito traslúcido no se aprecia que no es real en ningún momento.
Al fondo, bajando unos pequeños escalones tenemos acceso a un segundo comedor. A la derecha -subiéndolos esta vez- una pequeña terraza adornada con jardineras en flor -a modo de patio interior- que se llena en un santiamén, pues en verano cenar al aire libre es toda una delicia. ¿Alguien lo niega?
Dispuestos a hincar el diente a la carta -encuadernada en piel, muy atractiva y señorial- nos llama la atención su menú del dÃa -válido tanto a mediodÃa como por la noche- pues la gran variedad de platos que ofrece permite multitud de combinaciones -5 entrantes, 6 segundos y 6 postres-. Además incluye pan y 1/2 botella de vino, lo que implica que cuatro personas disfrutarán de 2 botellas de vino, pudiendo variar entre blanco, tinto o rosado -en nuestro caso un Viña Lone, airen-macabeo con denominación de origen Alicante, sencillito pero correcto-. Pudiendo combinar el vino con agua o una caña si se desea, no como en Casa Mola Mola, que no te lo permiten.
El pan -de dos tipos- se acompaña de una sabrosa mantequilla que hace más amena la espera y también nos sorprenden con un pequeño y rico aperitivo de salmón ahumado.
En cuanto a los entrantes, no pude resitirme a la Ensalada de hÃgados de pollo y beicon con salsa de mostaza y miel, ¡sólo el nombre dice mucho! y… ¡sabe mejor! Estaba deliciosa.
El resto de los comensales optaron unánimemente por el Melón con frutas del bosque que al parecer disfrutaron sin parangón -excepto uno de ellos que es muy especial para los sabores “diferentes”-.
Como podéis apreciar en la fotografÃa, las raciones eran contundentes.
Para los segundos nadie se puso de acuerdo y se rompió la armonÃa en la mesa: ¡cuatro platos diferentes!
Éste es un Hojaldre con pimientos, espárragos, champiñones, cebolla y mozzarella que no era nada del otro mundo, pero no estaba nada mal.
El Muslo de pato crujiente con salsa de ciruelas consiguió que una persona muy exigente con los sabores de los ingredientes principales en detrimento de las salsas que los acompañan quedase encantado y se deleitase con su plato.
La Media paletilla de cordero con albaricoques, miel y almendras estaba literalmente para chuparse los dedos. Una ración enorme y muy sabrosa, pudimos probar todos un poquito y todavÃa sobró.
Mi elección fueron unos Filetes de trucha con mantequilla de limón y hierbas que complacieron totalmente mi paladar. ¡Qué ricos!
Fijaos en el monumental tamaño de la vajilla, de ahà que las raciones hayan sido tomadas en primer plano, de otra manera parecerÃan minúsculas al salir el plato entero.
¡Pero no queda ahà la cosa! Como acompañamiento tenÃamos unas verduras, unos purés y unas patatas -éstas, fritas en una especie de mantequilla, no me gustaron en absoluto-.
Llegados los postres volvimos a diferir en nuestras elecciones, por lo que cuatro sobremesas distintas acapararon la mesa de nuevo.
Una Selección de quesos y galletas, que a mi modo de verlo más que un postre parece un entrante.
Tarta de queso de Baileys con salsa de chocolate, que no pasaba desapercibida ni en el propio nombre.
Mousse de chocolate blanco con frambuesas, buena combinación de sabores -si te gustan las frambuesas claro-.
Y la Pavlova con plátano y salsa caramelo, un sabor nuevo para mÃ. Suculenta, pero tremendamente empalagosa como para acabársela entera.
Ya veis que no era nada pequeña, por eso os decÃa que difÃcilmente puedes terminarla, sobre todo después de lo que llevas entre pecho y espalda…
En definitiva, recomiendo el Patio de la Fuente a todo aquel que pase por Calpe, estará muy a gusto y relajado en mesas muy espaciosas, sin agobios y con buena mesa. Bon appétit!
Cucharete: ¿Un patio con una fuente? SÃ, pero no queda ahà la cosa… Platos elaborados con mucho mimo, de otra manera no disfrutarÃamos tanto de su cocina. Es el primer restaurante que prácticamente alcanza los 4 cucharetes sin mantel y con servilletas de papel. Mi equipo cenó por 19,50 €/persona.
Su privilegiada situación en las calles del casco antiguo. Buen precio. La calidad de su cocina y sus materias primas. Su fantástico menú del dÃa. El trato y la atención del servicio.
Decoración con elementos que no cuajan del todo. No dispone de aire acondicionado, pero de todos modos los ventiladores del techo cumplen su función.
3,9
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