-
Avenida Olímpica, 9
Alcobendas
Marqués de la Valdavia
91 662 03 15
25 - 35
Restaurante perteneciente al grupo Silk & Soya, que fusiona con acierto la cocina coreana y japonesa con la mediterránea. Se encuentra anexo al Centro Comercial La Vega (Salida 14 ó 16 de la N-I Arroyo de la Vega - La Moraleja). Dispone de servicio de aparcacoches y de zonas destinadas a fumadores. No cierra ningún día de la semana y su horario de apertura comprende las 13:00h - 15:40h y las 20:30h - 23:40h. Se ofrecen distintos menús de mediodía -excepto fines de semana y festivos- entre los 14 y los 19 €, así como dos menús degustación para un mínimo de dos personas: Menú Soya (27 € +IVA) y Menú Oliva (35 € +IVA), además de menús especiales y de grupo. Acceso para minusválidos habilitado.
4,0
Véase también: Restaurante Soya & Oliva - Nueva Carta
Rayo: Un caluroso verano en Madrid sin una cena que permita disfrutar del anochecer en una agradable terraza no podría definirse como un verano completo. Después de barajar diferentes localizaciones posibles, decidimos probar el Soya & Oliva, un vistoso, asiático y anaranjado espacio interior que comparte dirección con el elegante Silk & Spice (Cocina Thai), el recomendado Still Lounge (Club Chill Out) y la seductora terraza lounge: Silk & Soya Outspace.
Ambientes independientes interconectados por sensaciones que brotan con gusto y frescura de la mente de García de Vinuesa. ¡Me ha encantado el local! Todos y cada uno de sus espacios. ¿Por qué el Soya & Oliva? Como os comentaba más arriba, por su terraza en la azotea con vistas al Jardín de la Vega: una de las cenas más recomendadas para los veranos madrileños.
Indicamos “2ª planta” en el amplio ascensor exterior acristalado, y mientras disfrutamos de las vistas de la Terrase Lounge y de su entorno, llegamos en un instante al recibidor, que como podéis apreciar en la fotografía -iluminado de noche- presume de un glamuroso impacto visual que seduce al cliente en cada parpadeo.
El pasillo central -con multitud de románticas zonas de “descanso” para charlar y saborear una copa- deja el recibidor a la izquierda y divide con elegancia los dos restaurantes: El Soya & Oliva -donde cenamos- y el Silk & Spice que os muestro en la siguiente instantánea: una asombrosa decoración vestida de gala y presidida por atractivas lámparas de las que brotan ramas secas que, junto con una singular cubertería, otorgan ese toque intransferible de personalidad hechicera al restaurante.
¡Ahí tenéis “nuestro comedor particular” de la noche!, enormes sombrillas que cubren gran parte de sus mesas y sillas blancas, un hábil toque de tela verde, y una esbelta flor acompañada de una pequeña vela que completan el conjunto para que la velada salga como imaginábamos.
Quizás las sillas no sean un acierto, ya que no están pensadas para gente corpulenta, pero para nosotros eran muy cómodas. Nos han comentado que está en estudio el cambiar parte del mobiliario, en el que entrarían las sillas.
El interior -dominado por el naranja- es una verdadera explosión de gusto. Pequeños escalones negros conforman diferentes alturas desde las que la degustación se convierte en toda una “gustación”.
Enormes espejos, altas palmeras, retorcidas cepas divisorias y un completo ejército de cilindros anaranjados consiguen que sus mesas presuman de un encanto especial que muy pocos restaurantes que se mueven en ese intervalo de precios pueden ofrecer.
Al igual que en el pasillo, disponemos de espacios de relax -al fondo de la imagen, en verde- desde los que podemos hacer más agradable si cabe nuestra espera.
Llegada la hora de menear la mandíbula, nos dejamos aconsejar por el camarero en cuanto a la cantidad de las raciones, por lo que optamos por dos entrantes para compartir y tres platos principales.
Una Ensalada Red -que sostengo en la fotografía- y que como reza la descripción de la carta se trata de una ensalada de frutos del mar con salsa Doo Bang Jang que podías combinar al gusto, era muy picante -ya lo indicaba la carta- pero mezclada con el resto no molestaba en absoluto, era el acople perfecto a los rollitos de gambas -muy fuertes-, mejillones, trocitos de pulpo y de calamares que acompañaban al “verde”.
El Mixto Mandoo era un surtido de empanadillas coreanas de carne -las redondas- y verduras -las alargadas- acompañadas de una rica y crujiente tempura de verduras y de una salsa de soja, cebollino y sésamo. ¡Cómo estaban las de carne!
Con los excelentes primeros que acabábamos de disfrutar, los platos principales prometían… y mucho. Yo opté por el Bulgoki Corean que constaba de ternera fileteada guisada al estilo coreano y formaba parte del grupo de “Fusión”. Otros grupos de la carta eran: “Parrilla”, “Tartare y Sashimi” y “Maki y Sushi”.
Los platos de “Parrilla” parecen ser las estrellas del Soya & Oliva -Ninillas optó por uno de pollo y nos sorprendió a todos su sabor-, así que dejamos su prueba completa para los habituales lectores del blog y esperamos ansiosos sus comentarios.
En un primer plano podéis ver los detalles del plato y en la siguiente imagen que la ración era contundente.
Se agradecen mensajes a pie de página que evitan confusiones y protestas como en los que se nos indica textualmente: “Se tarda de 15 a 20 minutos entre el primer plato y el segundo, debido a que la comida se hace en el momento”. Así como señalizaciones de los platos picantes e indicaciones de que los maki y sushi están elaborados con verduras y pescado de temporada.
Para los postres estábamos completos, pero no nos podíamos ir sin probarlos como buenos cucharetes que somos, así que nos decidimos por dos para compartir.
El Famous -flan de leche de coco tailandés- ¡estaba deliciosísimo! Me encantó… no dejéis de solicitarlo si visitáis el local.
El Choco Pia eran unos finos rollitos rellenos de chocolate servidos con helado de coco-curry. El helado era de 10 y el postre en conjunto muy sabroso también.
Personalmente considero las sobremesas excesivamente caras (de 6 a 8,50 € -uno de ellos de 5-) en relación al resto de la carta. Los tés son a 3,50 € y los cafés a 2 €.
La cena habia sido todo un éxito y la atención del servicio resultó muy amable y cordial, francamente el local nos enamoró. Quedamos con ganas de regresar a probar la alta cocina thai en su vecino Silk & Spice, en otra ocasión nos acercaremos.
El bienestar era tal, que no nos quedó otra que pasar por su Silk & Soya Outspace -a pie de calle y con entrada propia- que llamaba a gritos a los comensales de la terraza con su acertada iluminación. ¡Estaba todo reservado! Ni una jaima libre… Nos encantaría haber estado en los cestos colgantes, pero también estaban ocupados.
Podemos recrearnos -a parte de las copas más usuales- con deliciosos cocktails con y sin alcohol -eso sí, a 10 €-, aunque lo mejor es dejarse aconsejar por su Bartender.
La luz juega un papel importante en el diseño de este espacio, pues los robots consiguen diferentes tonos que cambian el ambiente de tonos cálidos a tonos fríos a lo largo de la noche acompañándolos de una música a un volumen adecuado que, aunque no bajo, permite la conversación sin gritos ni dolores de cabeza.
Distinguida es el adjetivo que define mi Margarita de Melón (tequila añejo Jalisco, triple seco Charli’s, licor de melón Nordpol, i oz sour mix) pero GENIAL -con mayúsculas- es el que define la Capiriña de fresa de Ninillas, que después de haberla probado, cada vez que regrese la pediré una y otra vez (si el bolsillo lo permite).
FlashBack: Durante estos meses de Julio y Agosto continuamos con nuestra ardua tarea de encontrar para nuestros lectores un espacio donde sea posible disfrutar de una agradable cena en un espacio exterior con vistas sin mermar en aspectos importantes como son la decoración, el servicio y la calidad de las materias primas formando un conjunto equilibrado y aconsejable.
Debido a lo anterior y, huyendo de los grandes mitos creados sobre terrazas en las azoteas céntricas madrileñas donde oferta, atención y factura se encuentran descompensados sin ningún sentido, nos dirigimos al restaurante Soya & Oliva, perteneciente al grupo Silk & Soya que ha querido combinar la influencia del conocido restaurante Silk & Spice de la céntrica calle Rue Mandar de París, muy cercana al complejo del Louvre, con el carácter mediterráneo de nuestra tierra.
Tanto para los que hacen uso de vehículo propio como para los que no, el acceso es fácil desde la salida 16 de la Nacional I o a medio camino entre las estaciones de Marqués de Valdavia y La Moraleja pertenecientes a la recién inaugurada prolongación de la línea 10 del Metro de Madrid.
Una vez en la confluencia entre la Avenida de la Ermita y la Avenida Olímpica, lo primero que nos recibe es su precioso Terrace Lounge que merece una mención aparte. Situado a la altura de la calle a mano izquierda de la entrada independiente que posee respecto al centro comercial. También dispone de un acceso interno desde el mismo aunque yo recomiendo la primera de ellas.
Reorganizando sabiamente la situación previamente ocupada por el restaurante Ozonia en el Centro Comercial de la Vega en Alcobendas, se ha obtenido un fantástico juego de estancias en la misma línea en la que se ha realizado con los nombres de todas ellas. El grupo Silk & Soya, ofrece un apasionante salón en la segunda planta denominado Silk & Spice donde se nos encandila con la cocina Thai, cercano al Still Lounge para una estancia más relajante e informal.
Es en esta planta, donde nos damos cuenta a primera vista de la gran apuesta por una decoración especial y distinguida que se ha realizado. Como se puede ver en la siguiente instantánea, el pasillo que nos distribuye a cualquiera de las estancias es espectacular. Obra del diseñador de interiores Ignacio García de Vinuesa y el arquitecto Juan Sobrino.
La franja derecha la ocupa el Silk & Spice que independiza las zonas usando unas cortinillas emulando a un grupo de simétricas dianas colgantes del techo. Las sillas forradas, la original mantelería y los floreros de diseño nos hacen darnos cuenta de que nos encontramos en el área más distinguida de todas. Gracias a que toda la planta es exterior, se disfruta a través de su cristalera de una maravillosa luz y un espléndido paisaje para disfrutar.
Cruzando al otro lado del pasillo recibidor que veíamos previamente, llegamos al Soya & Oliva, caracterizado por una decoración más dinámica y funcional. Destacar que, no por ello, decepciona en ningún caso a nuestros ojos. Los tonos blancos, negros y naranjas son muy acogedores y desprenden calidez una vez se agota el día y caemos bajo la influencia de sus cilíndricas lámparas, que cuelgan desde el techo.
La mayoría de las mesas son cuadradas al igual que las llamativas sillas de plástico. La intimidad entre ellas se consigue muy acertadamente haciendo uso de diferentes alturas en lo amplio del salón interior.
Cercanas al perímetro, podremos disfrutar de tablas redondas más amplias donde compartir los diferentes platos, si es ésta nuestra elección, se hace una tarea incluso más sencilla. Además se caracterizan por situarse más cercanas a los ventanales exteriores.
Aprovechando que la metereología está a nuestro favor, hemos reservado en la terraza del Soya & Oliva donde su baja barandilla a modo de reja nos permite observar desde una envidiable altura los grandes emblemas de una de las zonas más nuevas de Alcobendas, pudiendo divisar el centro comercial abierto Diversia o la cúpula del edificio del Plaza Norte 2 así como no poder desviar nuestra vista del cercano parque del Jardín de la Vega.
Un entorno muy agradable disfrutando del reino vegetal al igual que lo es el papel de la carta del restaurante que le proporciona un aspecto muy natural, a pesar de que con el uso acabe adquiriendo extraños dobleces debido a las características de este material.
En cuanto a la cubertería, se puede decir que es elegante y lleva el nombre del establecimiento grabado discretamente. Los platos, como se puede apreciar, se caracterizan por poseer formas muy originales como la de una llamativa oliva. Y de olivas, queso fresco y tomates cherry se compone la brocheta con la que se agradece nuestra visita y que nos inspira a la hora de elegir los diferentes cursos de nuestra cena.
La carta nos ofrece dos menús de degustación: el Soya y el Oliva, como el nombre del local. Sin embargo, los componentes de Cucharete preferimos siempre dedicar algo más de tiempo y elegir aquellos platos que más nos llaman la atención en contra del “un poco de todo”, algo que recomendamos fielmente. A la hora de la factura, normalmente solemos comprobar que el precio no varía en demasía resultando incluso inferior en la mayoría de los casos.
Saltándonos las elecciones preestablecidas, leemos como podemos disfrutar de variados entrantes a modo de ensalada y calientes, platos principales a la parrilla de fusión así como sushi, maki y sashimi, y todos ellos los podemos completar con diversos acompañamientos a base de noodles y arroz principalmente. Respecto a los caldos encontraremos selecciones españolas y francesas así como alguna presencia esporádica de vino argentino y portugués.
Para comenzar elegimos el Mixto Mandoo que os muestran Rayo y Ninillas y la Ensalada Red que la carta nos indica con un corazón rojo de su carácter bastante picante. Cuenta con langostinos, patitas de calamar y mejillones entre sus ingredientes y viene acompañada de un par de rollitos de gambas con un sabor potente. Ligeramente aliñada con pimentón, debe degustarse con la salsa roja picante con la que se sirve o a cambio, resulta algo insulsa. Bien mezclados todos lo componentes es una auténtica delicia.
El protagonista de mi cena pasa a ser, tras un tiempo aproximado de 15 a 20 minutos entre primer plato y segundo (según nos indica la carta) debido a que la comida se hace en el momento, el Aller-Retour. Una parrillada que consta de dos piezas, una de dorada y otra de lubina, aromatizadas y servidas con salsa de soja, así como una pequeña cantidad de wasabi para el que desea aplicar un buen toque picante.
Servido en un plato con forma de lágrima, la cantidad es más que suficiente. A pesar de que el pescado está preparado a la parrilla, resulta jugoso y una vez bañado con los condimentos que lo acompaña gana en diversidad de sabores.
Llegados a los postres, podemos elegir entre una gran variedad de sorbetes y batidos de sabores muy originales o inclinarnos hacia los más tradicionales como es el Choco Pia. Tres finos rollitos rellenos de chocolate y espolvoreados con azúcar glasé de los cuales si algo me llama la atención es el helado de coco-curry con el que se combina.
Decidimos compartir igualmente el Famous por aquello de comprobar como resulta un flan confeccionado a base de leche de coco. Igualmente recubierto con rayado de esta fruta tropical, me parece bastante bueno y me hace recuperar el especial recuerdo que me ha dejado el helado del postre anterior.
Una vez satisfechos con el dulce, tenemos la posibilidad de completar la sobremesa con cualquiera de los licores tradicionales o alguno más oriental como el conocido Sake o el Sa Ju. Igualmente para los fumadores se ofrecen diversos puros de las repúblicas de cuba y dominicana, desde un Vegafina Perlas por 2,5 €, pasando por los Davidoff, Montecristo, Cohiba o Partagas y finalizando en el Romeo y Julietta Nº4 Churchills por 16,50 €.
En nuestro caso no podemos resistirnos a descender al Terrace Lounge que nos ha deleitado con tanta vistosidad de formas y colores durante toda la cena para conocer su oferta de cócteles.
Una vez posado sobre uno de sus cómodos taburetes situados en una especie de césped artificial, rodeado de jaimas, rincones y ambientes para todos los gustos y colores en una atmósfera de música suave y acertada, opto por el Tropical Flying, compuesto por zumos de piña y naranja además de jarabes de maracuyá y mango, cubiertos por un final toque de soda. Una opción sin alcohol muy digestiva y refrescante.
Esta vez sí, nos encontramos ante una opción muy recomendable donde pasar las noches veraniegas. Muy cercano al Soto de la Moraleja, sus precios son aceptables y los nuevos medios de transporte hacen accesible esta zona comprendida entre zonas residenciales, de ocio y oficinas. Aunque se disfruta especialmente en jornada nocturna, son de apreciar los diversos menús de mediodia que dispone todos los días excepto los fines de semana y festivos en una franja que va desde los 14 € a los 19 €.
Ninillas: Huíamos del sofocante calor del centro de Madrid y para ello qué mejor que alejarse un poquito hacia el norte, hacia Alcobendas y más concretamente a la Moraleja. El sitio elegido fue un multiespacio llamado Silk & Soya, un cuatro en uno que mira hacia oriente y que nos proporcionaba no sólo ese fresquito sino también tranquilidad.
Pero vayamos paso a paso porque la visita es guiada y promete ser larga. Como ya os he dicho, se trata de un multiespacio que cuenta con cuatro zonas. Lo primero con lo que nos encontramos en la planta baja a pie de calle es con el Silk & Soya Outspace, la que dicen es la mayor terraza de verano de Madrid y que por supuesto visitamos al acabar nuestra cena, de modo que luego os la enseño, ahora cogemos uno de los dos ascensores acristalados y con el olor a incienso subimos a la segunda planta, salimos y allí está: un impresionante hall que hace las veces de anfitrión para los dos restaurantes de los que consta el complejo. Sólo con pisar su moqueta te trasladas de un plumazo al lejano oriente. Budas, camas balinesas, flores exóticas, lámparas, muchas lámparas y cada una más original que la anterior: las hay que son fuentes, otras que son nidos… Todo iluminado en tonos rosas y con una atmósfera exquisita. Sorprende una pantalla gigante donde se pueden visionar los desfiles de Kenzo, porque aquí, y siguiendo la tendencia de otros locales, tanto maitre como camareros van vestidos de firma.
A la derecha del imponente hall, se encuentra el restaurante Silk & Spice. Pues sí señores, han oído bien, el Silk & Spice, considerado como uno de los diez mejores restaurantes de París, además de uno de los tres restaurantes tailandeses mejores del mundo, está también aquí en Madrid, de la mano de Cipriano Quintas, un restaurador con una larga y exitosa trayectoria a sus espaldas.
El Silk & Spice sirve cocina Thaï y está pensado para un público elitista y sofisticado, y por supuesto está vestido para la ocasión. La verdad es que aunque no cené allí, sólo con verlo me llegó, no se puede evitar, es precioso. Es un espacio que transmite tranquilidad haciendo uso de azules y rojos, fantásticos centros de mesa, jarrones divinos… Y todo ello envuelto en un halo mágico, ya os lo he dicho, me encantó.
Junto al restaurante Silk & Spice se encuentra el Still Lounge, un club chill out con capacidad para 300 personas y que permite su reserva para celebraciones, eventos o fiestas privadas. Cuenta por supuesto con carta de cócteles y menú de infusiones donde cabe destacar sus tés. Lo siento, pero no hay foto del Still Lounge, la había… Mejor no preguntéis. De lo que sí tengo foto es del baño, al fondo del hall a la izquierda. Creedme, merece una visita, todo con piedras encastradas y con grifería a modo de fuente que deja caer el agua cuando pones las manos debajo.
Bien, ya hemos visto uno, vayamos al otro. El restaurante Soya & Oliva está destinado a un público más funcional, o sea: “nosotros”, para aquellos que quieren disfrutar, pero que por razones varias, o simplemente porque no toca, quieren cenar en un sitio agradable y a un precio razonable.
De día, sus grandes ventanales dejan pasar luz a raudales permitiendo al comensal disfrutar de las vistas a esta zona de Madrid.
Y del día… a la noche, aquí la iluminación da un toque íntimo gracias a los tonos anaranjados y a las velitas que reposan en las mesas. Cada uno de los rincones permite impregnarse de ese exotismo oriental que transmite sensación de relax.
Las mesas están bien distribuidas, contando con mesas cuadradas y redondas dispuestas en dos alturas, lo que acrecienta la privacidad frente a otros comensales. Palmeras, cortinas de hilos situadas estratégicamente, cepas que marcan el territorio, grandes espejos… en una palabra, o mejor en tres: todo muy agradable.
Cada mesa se viste con manteles en banda y servilletas de tela, acompañadas por una flor natural y una vela que le aporta ese aire romántico. Los cubiertos son corporativos y tanto la vajilla como la cristalería están acorde con la decoración del local.
Las sillas son naranjas y blancas, pero lo más importante es que resultan cómodas, aunque soy consciente de que una persona un poco gruesa no opinará lo mismo. En el lado de la pared las sillas se sustituyen por bancos corridos también en tono naranja.
Rodeando todo el restaurante Soya & Oliva se encuentra la terraza. Es un amplio espacio donde no se han masificado las mesas, queda todavía un poco cojo en lo que a decoración se refiere, si bien es cierto que, como nos comentaron más tarde, piensan ponerla más en consonancia con el resto del complejo, al igual que renovarán parte del mobiliario donde entrarán también las sillas. De momento, ya os digo, no es una terraza impresionante, pero desde luego se estaba de vicio.
Bien, vamos al tajo, se trata de un restaurante con una cocina de fusión japonesa y coreana con aires mediterráneos, presume de ser el primero de Madrid en ofrecer comida “well being”, vamos, que se puede disfrutar comiendo y al mismo tiempo procurarnos un bienestar no sólo físico sino también personal apoyándonos básicamente en la atmósfera relajante que nos envuelve mientras le damos al diente. Como idea, oye pues está bien, yo a tanto no llego, pero hoy en día ya se sabe que a todo le ponemos nombre, y si además es en inglés… mejor que mejor.
El restaurante pone a disposición del cliente un menú de mediodía de lunes a viernes, o mejor dicho de Bento –término japonés usado para denominar un plato combinado-, donde el plato principal es elegido a gusto de cada cual y el acompañamiento por el chef, dependiendo de los productos de temporada. El precio, según el Bento, oscila entre los 14 y los 19 €. Cuentan también con dos menús degustación para un mínimo de 2 personas: Menú Soya (27 € +IVA) y Menú Oliva (35 € +IVA), además de menús especiales y de grupo.
En lo que respecta a la carta, se sienten orgullosos de sus carnes, que como reza en la misma, están todas maceradas con soja, 14 tipos de frutas y verduras licuadas al más puro estilo coreano, todo ello durante 24 horas. Luego son asadas en barbacoa de carbón. Yo probé el pollo y desde luego te dejaba una frescura en boca poco común. Por lo demás, cabe destacar platos como: White -Ensalada de hojas con pollo rebozado al estilo coreano con salsa de soja blanca-, Tendance solomillo -Solomillo de buey marinado, asado en barbacoa-, Tartare rouge -Steak tartare con salsa de pimiento rojo-, Maki mix -Selección variada de makis-… en resumen, todo el exotismo culinario de oriente aderezado con sabores mediterráneos.
Tras una breve pero intensa deliberación, sacamos en claro que el menú degustación NO. Aquí no lo sé, pero lo normal en otros sitios es un poco de todo y un mucho de nada, así que lo mejor como siempre preguntar a nuestro camarero. Al final nos quedamos con dos primeros para compartir y un principal para cada uno. Con esto, nos dijo, cenan ustedes bien si son de buen comer, y lo éramos, lo somos y, mucho tienen que cambiar las cosas para dejar de serlo.
En primer plano Mixto Mandoo –surtido de empanadillas coreanas de carne y verduras-. Venían 8 unidades y se acompañaban con una tempura de verduras, que estaba crujiente y en su punto. La salsa, a base de soja, cebollino y sésamo, combinaba bien con las empanadillas, de las cuales me quedo con las de carne, no porque las de verduras estuvieran mal sino porque las de carne se salían.
El otro fue un entrante frío: Ensalada Red -ensalada de frutos del mar con salsa Doo Bang Jang-. La ensalada llevaba trocitos de pulpo, patitas de calamar, mejillones y como dice Rayo, varios tipos de verde. La salsa, que probada con la puntita picaba a Dios, cuando se usaba como aliño y bien revuelto el conjunto, daba como resultado un auténtico carnaval de sabores. Junto a la ensalada venían también dos rollitos de gambas, con un sabor potente, pero que, de la misma forma, resultaban muy sabrosos al aderezarlos con la salsa.
Llegamos a los segundos, yo elegí el Bulgoki Madrid chick -filete de muslo de pollo marinado, asado a la barbacoa-. La cantidad era generosa, venían 3 filetes; la presentación, resultona.
Queda el sabor, pues el sabor… sabía efectivamente a pollo y se notaba que había estado macerado por el frescor que te dejaba en el paladar. Venía acompañado por arroz –perfecto de cocción-, brotes de soja y espinacas. Me gustó, era un plato sencillo y muy rico.
Ahora tocaban los postres, de nuevo vista a la carta y salvo los dos que pedimos nosotros y el Hot coco -Fundido de chocolate belga con helado de vainilla-, el resto eran sorbetes y batidos de sabores exóticos y una brocheta de frutas de temporada con salsa de chocolate. Los precios oscilaban entre los 5 y los 8,50 € +IVA.
En la foto aparece el Famous -flan de leche de coco tailandés- a 6 € +IVA. Estaba bueno, muy bueno, entraba solo y no sabía a polvos como me ha ocurrido en otros locales. La cantidad estaba bien, aunque un pelín caro. Lo que se me hizo no un pelín caro, sino la cabeza entera fue el Choco Pia -finos rollitos rellenos de chocolate servidos con helado de coco-curry- mostrado ya por Rayo y Flashback. Vale que el helado y los rollitos estaban buenos, pero es que no dejaban de ser 3 rollitos chiquititos y ciertamente muy finos, acompañados de helado, todo ello a 7 € +IVA… Se me antojaron elevados de precio, sobre todo teniendo en cuenta el resto de la carta.
Pues la cena se había acabado, los cucharetes tenían el estómago saciado y… vámonos a la terraza de abajo que tiene una pinta estupenda. Dicho y hecho, ascensor y “pa bajo”, estábamos en el Silk & Soya Outspace, lo que ellos han denominado una Terrasse Lounge y lo que yo llamo una superterraza de verano en la que se está de muerte y pone el punto final a una velada perfecta. Su decoración sigue la misma línea que el resto de espacios: corte asiático y prioridad a la intimidad. No me atrevo a decir cuántos metros cuadrados tenía, pero muchísimos, y todos y cada uno de ellos estaban en consonancia llenándose con camas balinesas, jaimas, mesitas, taburetes e incluso nidos suspendidos (que es como yo les digo o cestos colgantes, como les denomina Rayo) y que os los muestra Flashback en su panorámica. Nuevamente juego perfecto de luces que tornan de azul a naranja creando el clímax perfecto. La barra en tonos azulados da el toque psicodélico justo.
Yo me pedí una Caipiriña de fresa (Cachaça Brasilla, licor de fresas Nordpol, jarabe de azúcar Sanz, lima cortada en ocho dados y cuatro o cinco fresas), a 10 €, que estaba… ¡cómo estaba! Me encantó la verdad, y encima en ese entorno, pues qué queréis que os diga, yo no me quería ir de allí. Y eso que no pudimos sentarnos en las camas y en las jaimas por estar reservadas… sino de allí, aquella noche no me mueven.
Pero, con todo el dolor de mi corazón nos fuimos y claro está que ahora yo me veo en obligación de finalizar con los detallitos, buenos o malos, con los que me fui encontrando. A ver, repaso general: decoración y ambiente perfectos; cubertería, vajilla y demás, no hay objeciones por mi parte; servicio, muy correcto y nada faltón, esto abunda poco hoy en día; comida, a mí me gustó tanto en sabor como en presentación, y en cuanto a las cantidades ya habéis visto, son generosas. El precio de dos entrantes, 3 segundos, dos postres y dos botellas de medio litro de agua: 32 €/persona, a parte los 10 € del cóctel; única objeción: los rollitos de chocolate, caros comparados con el resto de viandas, claro que digo yo que entre tanto bueno… al final tampoco es para tanto.
En definitiva, en el Restaurante Soya & Oliva disfruté y mucho, pienso volver y espero que mi chico me lleve de nuevo, esta vez a probar el Silk & Spice. Si es un restaurante de los llamados “de decorador”, no podemos olvidar que el interiorismo ha corrido a cargo de Juan Sobrino e Ignacio García de Vinuesa, pues quién soy yo para juzgar. Yo lo único que sé es que, bajo mi punto de vista, el trabajo es brillante, han hecho de la luz un elemento vital en cada uno de los espacios sin olvidar el mobiliario y demás componentes ornamentales. Claro que, con eso sólo no basta, y en este caso lo han acompañado de una oferta gastronómica basada en materias primas de buena calidad y bien elaboradas, cubriendo un margen de precios bastante amplio a través de sus dos restaurantes y añadiendo una posible sobremesa tanto en su club como en su terraza. El resto, nos lo pueden contar ustedes… Nos vemos la próxima semana.
Cucharete: El Soya & Oliva es un restaurante con múltiples posibilidades en una atmósfera muy conseguida. Su carta, aunque no es demasiado extensa, posee opciones para todos los paladares y momentos de la velada. Mi equipo cenó por 32 €/persona, con agua, dos entrantes, tres platos principales y dos postres. A lo que añadimos 10 €/persona más para disfrutar de un cóctel en su Silk & Soya Outspace.
Diferentes ambientes y opciones en una misma localización. Servicio y decoración muy cuidados y agradables. Calidad de su cocina y materias primas. Vistas desde la terraza del restaurante. Admiten cheques de comida.
Los pequeños detalles todavía no solucionados por su corto tiempo de vida.
4,0
Véase también: Restaurante Soya & Oliva - Nueva Carta
7 comentarios a “Soya & Oliva”
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Un restaurante fantástico, debo reconocer. Siguiendo el consejo de cucharete nos decidimos a ir este fin de semana pasado y quedamos impresionados, tanto por la increible decoración y ambientación del local como por la comida y el trato recibido.
Decidimos probar los menús degustación (eramos cuatro y pedimos uno de cada que vienen indicados para 2 personas) y la sorpresa fué mayuscula cuando se presentaron con los entrates, en cantidad perfecta y un sabor delicioso. Tras estos, llegaron los platos principales, previamente esplicados por la camarera que nos atendió, y que estaban fantasticos. Todo esto lo regamos con vino y no pudimos por más que quedar satisfechos.
Los postres con un sabor esquisito, aunque, para mi gusto, los sorbetes (tanto el que tenia sabor a curri como el de té verde) no me apasionaron demasiado. Eso si tras terminar la comdia y pedir los cafes, nos sirvieron unos licores de ron con naraja y ron café que me dejaron con una sensación de satisfacción inmejorable (y por supuesto por cuenta de la casa).
Un sitio perfecto y una camida deliciosa.
Amigos de cucharete: me ha llamado la atención la importancia que le han dado al diseño de todo el restaurante.es muy simple y calido al mismo tiempo,me estimula frescura en el dia y romanticismo en la noche.
Los muebles, las luces,los detalles de la decoracion,ademas los platos me parecen bien presentados y al parecer de buen gusto.
Yo estoy diseñando un restobar en la ciudad de los angeles chile y me parece que de lo que he podido ver el cucharete me estimulo la creatividad y el buen gusto,no se preocupen por que no les voy a copiar nada ya que mi estilo va en otra direccion pero con el profesionalismo que ustedes han tratado todo.
Por ultimo los felicito de todo corazon y espero que perduren en el tiempo,mucho exito.
Mauricio contreras c.
Licenciado en artes p.
Hola, yo me habia equivocado, ahora entiendo que uds. Visitan y dan referencias criticas sobre los retaurantes, pero de todos modos los felicito por el buen gusto de los restaurantes escogidos, me parecen muy valederas y de buen manejo en los conceptos esteticos y culinarios .
Me ha agradado sus comentarios y criticas, los voy a seguir visitando, es todo muy interesante.
Si me responden recibido me alegraria y les enviaria fotos y la carta del restobar que estoy diseñando.
Mauricio contreras c.
En el mes de Juio estuve buscando un restaurante un poco especial para sorprender a mi chico. Era su cumpleaños, y cumplía 30 años.
Había leído algo un un periódico sobre este restaurante (El primer restaurante Wellness de Madrid), y mirando el Internet críticas sobre el mismo, descubrí vuestra Web.
Después de leerla, decidí reservar, y desde luego que coincido totalmente con vosotros. El restaurante nos entusiasmó totalmente (el trato, la comida, la decoración…. todo maravilloso)
Ahora el Soya&Oliva forma parte de nuestra vida, porque aprovechando el ambiente.. ¡Mi chico me pidió matrimonio!
En fin, que muchas gracias por todo, por descubrirnos locales como estos!!!
hola ayer mi chico me llevo a cenar a este maravilloso restaurante, en precioso se como fenomenal el servicio es perfecto esta al detalle y el precio justo para poder repetir lo recomiendo con nota de un 10 y espero volver muy muy pronto.
un saludo
En realidad me encanto todo en cuanto a la decoración es espectacular de verdad no he visto en mi vida algo mejor que esto, y en consiguiento la comida se ve que son puras esquisiteses de la casa ni hablar de los platos en forma de hoja, me encanto el hecho de haber entrado a esta pagina y saber que existen lugares como estos en el mundo.
Gracias
leidy churio
venezuela.
Yo he estado con 4 amigas mias el sabado pásado y salvo por los comentarios de la decoración, que es muy moderno y espectacular, creo que he estado en otro restaurante.
La comida de lo más normalita, hay tailandeses en Madrid bastante mejores en cuanto a comida auténtica.
Pedimos un vino blanco que aún estando en la carta no tenían, despues pedimos un malvasía de Lanzarote y nos quisieron colar otro del mismo tipo de uva pero evidentemente no era el mismo. A la 3ra conseguimos un vino que queríamos y tenían.
El precio 50 euros por persona: entrantes (1 rollito, 1 brochetita y 1 delicia de algo de pescado para cada una), 1 plato principal cada una, 2 boles de arroz para compartir y 2 postres para compartir + el vino. Me parece totalmente excesivo.
Al pagar no nos trajeron ni chupito.
El vino no te lo dejan en la mesa, ni en una cubitera al lado de la mesa, se lo llevan a no se donde y te va sirviendo el camarero, si se acuerda, nosotros cada vez que queríamos beber le teníamos que llamar para que nos llenara las copas. Si te lo sirven deberían de estar atentos. Tuvimos que beber cuando al camarero le apetecía. Con el agua pasaba lo mismo.
Solo recomiendo la decoración y el lugar, pero para comer no se lo recomendaría a nadie…)
Saludos