-
Avenida Olímpica, 9
Alcobendas
Marqués de la Valdavia
91 662 03 15
45 - 65
El Restaurante Silk & Spice es el espacio más elegante del grupo Silk & Soya. Posee el distintivo internacional Thai Select a la calidad y autenticidad de su cocina. Se encuentra anexo al Centro Comercial La Vega (Salida 14 ó 16 de la N-I Arroyo de la Vega - La Moraleja). Ofrece zonas habilitadas para no fumadores y no cierra ningún día de la semana, siendo su horario de apertura las 13:00h - 15:40h y las 20:30h - 23:40h. A parte de los Menús Mediodía de lunes a viernes, uno a 15 € + IVA y otro a 25 € +IVA, se ofrecen distintos menús de degustación: Menú Silk, apto para todos los paladares y Menú Spice para los amantes del picante entre los 37 € y 42 € +IVA, además de diferentes menús especiales, incluyendo una Carta Verde pensada para vegetarianos. Dispone de servicio de aparcacoches y de acceso para minusválidos. Existe otro Silk & Spice en París (6, Rue Mandar).
5,0
Rayo: ¡Tenía ganas de probarlo! ¡Las teníamos todo el equipo! El exótico Silk & Spice… ¡5 cucharetes bien merecidos que le han caído encima! Ya os habíamos comentado que nos había encantado el Soya & Oliva -el hermano pequeño del grupo-, por lo que sencillamente era cuestión de tiempo que el equipo de cucharete al completo se desplazase de nuevo al Centro Comercial La Vega para la reconstrucción del escenario del disfrute -crímenes ya hay de sobra en esta loca sociedad-.
Elegante, seductor, distinguido, hechicero, cautivador, tentador… multitud de adjetivos se le pueden atribuir a este prestigioso restaurante thai… ¡Probablemente no acabaríamos nunca! El espacio lo merece. Cada detalle está cuidado al milímetro y el ambiente conseguido roza el clímax del bienestar.
Cipri Quintas, al frente del proyecto, puede presumir de ofrecer a los madrileños -y a cualquiera que se acerque- un exquisito multiespacio que podemos resumir en un acogedor punto de encuentro para todos aquellos que busquen “algo más” en sus salidas gastronómicas. Cualquier aniversario, cena romántica o regalo chucharetil será elevado a la máxima expresión en el Silk & Spice. Prueba de ello es el distintivo internacional Thai Select a la calidad y autenticidad de su cocina, otorgado por el gobierno de Tailandia a los mejores restaurantes tailandeses en el extranjero.
Estamos ante un local que se disfruta sin tan siquiera desgustar sus platos, un lugar que enamora al comensal desde su entrada… en el que cada plato, no tendrá otra función asignada que confirmar nuestro estado de satisfacción.
A lo largo y ancho del pasillo central, que podéis ver en las primeras fotos de las secciones de mis compañeros -y que separa el Silk & Spice del Still Lounge y del Soya & Oliva-, diferentes rincones nos invitan a charlar cómodamente, pero el mejor… el más selecto… se encuentra al final del trayecto, no hay más que observar la fotografía, sobran las palabras. ¿Me está leyendo alguien a quien no le gustaría estar ahí esta misma noche? Shhh… Silencio…
La belleza del Silk & Spice no pasa desapercibida para el objetivo de la cámara, cualquier fotógrafo de fin de semana conseguiría fotos espectaculares del Silk… no hay más que apretar suavemente el disparador y recrearse con cada instantánea. Nuestra cámara, es una simple compacta… ¿Os imagináis cómo serán las fotos de estudio de este local? Verdaderos paisajes…
En la imagen anterior, veíamos mesas vestidas con un mantel crudo en el que resaltaban coquetas servilletas marrones, un conjunto elegante sin duda. Pero fijaos en la zona de mesas japonesas que completan una de sus alas… ¡Ahí comimos nosotros! A pesar de que las más solicitadas son las que acarician el amplio ventanal -pues resulta muy placentero divisar los mil y un destellos que dibujan las ventanas de los vecinos de la urbanización-, nosotros nos decantamos por las rojas, que no llevan mantel, pero cuya forma de sentarse sorprende a todo aquel que no haya estado en un japonés de cierto nivel, pues el asiento es el propio suelo y para los pies existe un hueco bajo la mesa.
Las lámparas impresionan, gustan a todo el mundo -y al que no que lo diga, faltaría más-. Una simple rama seca que brota de la luz -tenue y suficiente- ilumina el algodón que adorna las mesas con encanto y simplicidad. Me gusta el Silk.
Enormes semillas con apariencia de pájaro y adornadas cual mosaico con trocitos de cristal, presiden otra zona del comedor no menos vistosa. Encontramos abundantes cojines cuya función es contentar incluso a los que pudiesen llegar a quejarse de una mala postura por tener la pared como respaldo durante una larga cena. Nada permanece al azar… todo está pensado para que la visita transmita sensaciones y sea recordada con agrado.
La lente lo quiere plasmar todo, y no sabes hacia donde disparar… Esta mesa es perfecta para regalar un anillo a alguien especial… ¿Verdad?
Pero vamos a contar qué tal resultó su cocina… aunque estando ante un 5 cucharetes ya os podéis hacer una idea: ¡Sobresaliente!
Pedimos de más… hay que reconocerlo, por lo que no os debe asustar en absoluto el precio final de la factura, pero es que cuando todo está exquisito y amparado por una imagen como la del Silk, quieres probarlo todo. Fueron 4 entrantes, 3 segundos, 2 acompañamientos y 3 postres… con una botella de Olvena Chardonney 2006 -D.O. Somontano- que estaba a buen precio (14 € +IVA), agua y cafés.
En la fotografía unas Perlas Thai, que vienen a ser unas vieiras gratinadas con mantequilla y pimienta negra tailandesa, el picante en su justa medida para los clientes de aquí, muy muy suave. La carta nos ayuda presentando el simbolo de una guindilla para los platos ligeramente picantes y dos guindillas para los picantes, de todos modos, debemos saber que todos los platos están occidentalizados en cuanto a este punto, algo que en mi caso se agradece, pues ya saben que cuando lo quieres picante… es ligeramente picante, pero cada uno que lo pida a su gusto, pues en el Silk todo está considerado para nuestro disfrute particular.
Estaban deliciosas… cada vez que vaya, las pediré una y otra vez. Probadlas y ya veréis lo que dejáis como comentario…
La Tom Yam Koong es una sopa ligeramente picante de colas de langostino aromatizada con especias thai, que viene acompañada de un arroz compacto. ¡Estaba buenísima! FlashBack os habla largo y tendido de ella y os explica el porqué del arroz.
Otros entrantes que nos encandilaron en igual medida fueron la Woon Sen -en mi mano-, una ensalada de fideos de soja con langostinos y pollo aliñado con salsa de pescado y lima; y un surtido de sus entradas más representativas que lleva el nombre del restaurante: Silk & Spice, formado por Kai Sateh -brocheta de muslo de polllo adobado al curry amarillo y salsa de cacahuetes-, Poh Pia -finos rollitos de fideos de soja y verduras- y Tang Kay -buñuelos de calamares y langostinos con maíz dulce- ¡Deliciosos todos! ¡Para chuparse los dedos! (Si nadie te ve…)
Los platos principales los ordenamos según nuestros gustos particulares, yo opté por el Panang Koong, unos langostinos al curry rojo con leche de coco, y además, perfumados con albahaca. ¡De 10! Un plato sabrosísimo… y la ración, como podéis ver en la foto inferior, más que generosa.
Los postres no nos defraudaron y estaban a la altura. Evidentemente no podíamos más, pero había que pedirlos pues la cena era redonda, por lo que optamos por tres de ellos para compartir. El que menos me gustó fue el Look The Rice, un arroz compacto con leche de coco servido con banana y helado de coco que os muestran FlashBack y Ninillas, pero no porque estuviese malo, ni mucho menos, sino porque no era un sabor con el que disfrutase mi paladar.
El Hot choco -fundido de chocolate belga servido con helado de vainilla- fue uno de los mejores… si es que el chocolate… en mi caso ¡no falla nunca!
El Milk Shake Deluxe -batido de mango y chocolate blanco servido con cookies- de igual modo: ¡Delicioso! Del resto de platos y postres os hablan FlashBack y Ninillas, pero dudo mucho que se alejen de mi grata percepción de la cena.
Después de disfrutar tanto de los sabores thai como de las vistas que nos rodean, probamos el Still Lounge, al que no habíamos asistido cuando visitamos el Soya & Oliva. Se trata de un Club Chill Out ideal para eventos, fiestas de empresa, celebraciones y cumpleaños “chic”, y cómo no… de un espacio para parejas, pues transmite intimidad por los cuatro costados.
La barra, en intenso azul, te hace partícipe del juego de luces que inunda el local… el ambiente conseguido es moderno y funcional a la vez, la comodidad ante todo, cestas y sillones amplios conforman un conjunto de sensaciones que se desean una y otra vez, con cada copa, con cada cóctel.
Da igual el rincón elegido, ninguno defrauda… la cálida luz de sus lámparas saluda a tonos azules y violetas en cada pasada de los robots motorizados… Qué menos que pedir algo ¿no? En mi caso una Capiriña de fresa. ¡Genial! Acompañada de un rico aperitivo chino… el precio -10 €- bien lo merece el espacio (las copas son a 8 €).
Silk & Spice… Seda y Especia… un espacio que reinterpreta la antigua cocina del Reino de Siam heredada del pasado. Una cocina tan exquisita en sabores refinados como a la hora de presentar los platos, pues como reza su carta: “El placer no sólo está en el paladar, sino también en la vista”. Y es que un 5 cucharetes estimula siempre los 5 sentidos.
FlashBack: Tras el buen sabor de boca que obtuvimos en el Restaurante Soya & Oliva permanecíamos con la asignatura pendiente de dejarnos caer por las instalaciones de su hermano mayor: el Restaurante Silk & Spice. Así que, reunido de nuevo el equipo de Cucharete tras los meses de verano, nos encaminamos hacia Alcobendas.
Los más ecológicos en metro y los más cómodos en vehículo propio, alcanzamos de nuevo lo que podría considerarse como un pequeño parque temático del ocio y la gastronomía, sin desplazarnos grandes distancias.
Cierto es que, en nuestra primera visita al espacio del grupo Silk & Soya, encontramos lo que buscábamos: un espacio al aire libre con platos saludables e innovadores a un estupendo precio en el Soya & Oliva y un lugar donde dejarnos llevar después de una agradable velada en su maravillosa terraza Terrace Lounge.
Pero esta vez vamos más allá y nos lanzamos a explorar la elegancia, el exotismo y un buen ambiente de calidad, así que reservamos en el Silk & Spice con la intención de posteriormente no dejar de visitar el Still Lounge. Una impresionante sala chill-out donde relajarse tras una jornada gastronómica en todo orden.
Y es que, como de los buenos museos se dice, (como el del Louvre cercano en la ciudad de París a la inspiración parisina del establecimiento que nos centra hoy), si se quiere conocer a fondo la idea hecha realidad del genial y experimentado en el mundo de la restauración Cipri Quintas, habrá que dirigirse a La Vega más de un sólo día. En caso de que nos consiga enamorar volver en cuanto tengamos oportunidad.
Llegados a este enclave, subimos en el ascensor que parte de su entrada y nos recibe nuevamente su maravilloso pasillo distribuidor con sus grandiosas fuentes que simulan piedras bellamente iluminadas desprendiendo un agradable sonido debido al agua que emana de su interior. En su lateral, discretas ventanas nos permiten vislumbrar las originales lámparas del salón donde tomaremos asiento.
Cruzamos las puertas de cristal y observamos como, aún siendo un espacio cálido y acogedor, sus mesas más deseadas son aquellas cercanas a la amplia cristalera que recorre sus paredes exteriores, las cuales aportan un valor adicional a nuestra jornada especialmente en horario nocturno.
Uniendo a lo anteior la cuidadísima iluminación ténue y la decoración con ramás de suave algodón en cada una de las mesas, podemos resumir que nos encontramos ante una gran dosis de sentimiento y romanticismo.
Nos paramos en muchos de los diversos rincones en el camino hacia nuestras sillas debido a la espectacularidad de su diseño donde luces rojizas, metal, madera y agua se usan para crear composiciones dignas de admirar.
Un logro a reconocer de el estudio de diseño interior de Ignacio García de Vinuesa al que hay que sumarle los pequeños retoques más centrados en los cambios de mobiliario y resto de pinceladas decorativas.
Llegados a este punto se nos plantea la tesitura de elegir entre los dos tipos de lugares donde llevar a cabo nuestra cena. El primero de ellos, las mesas cantonesas se presentan atractivas debido a su luz ligeramente más tenue, su combinación de tonos rojos y negros y, lo que más llama la atención, la situación de sus sillas que nos hace adquirir la impresión de estar cenando en el interior de su suelo enmoquetado.
Sobre ellas, las auténticas lámparas que alumbran toda la sala en sus escogidas situaciones basadas en una sección de cilindro de la que brotan finas ramas, las cuales nos permiten no echar de menos una atmósfera centrada en la misma naturaleza.
La segunda opción se centra en unas mesas más tradicionalmente vestidas en blanco y caminos de color marrón, cercanas al exterior por lo cual apreciamos desde ellas unas vistas increíbles del Parque de la Vega.
Ya elijamos unas u otras, disfrutaremos de una cubertería dorada especialmente distinguida y de muy buen gusto, una fina cristalería perfecta para disfrutar cualquiera de los vinos de la carta y una vajilla con formas y materiales muy cuidados.
El solemne servicio que nos atiende nos recibe con las cartas y unos agradecidos aperitivos consistentes en productos del mar sobre una hoja triangular muy simpática.
La oferta gastronómica se basa en una serie de menús de degustación entre los que destaca el Menú Silk, apto para todos los paladares y el Menú Spice para los amantes del picante entre los 37 € y 42 € por persona. Según la temporada se configuran también otros más innovadores y propios de cada estación.
Sin embargo decidimos arriesgarnos con la carta, con el sabio consejo de nuestros camareros, eligiendo un elenco de opciones entre entrantes (frituras y gratinados, ensaladas o sopas), platos principales (carnes, pescados y frutos del mar) y acompañamientos (arroz o pastas).
Respecto a los caldos, decir que se cuenta con una amplia gama de Denominaciones de Origen no solo españolas sino también francesas, italianas, portuguesas y argentinas. Escogemos un Vino blanco D.O. Somontano Olvena Chardonnay, cuyo precio es muy competitivo para la calidad que ofrece. Resulta un fiel e ideal acompañimiento para una cena como la que vamos a degustar.
El primero que nos fascina y con el que abrimos boca es la Fritura Silk & Spice ó el “un poco de todo” en cuanto a los entrantes se refiere. Se compone de Kai Sateh (Brocheta de muslo de pollo adobado al curry amarillo y bañado en salsa de cacahuete), Poh Pia (Finos rollitos de fideos de soja y verduras, algo picantes) y Tang Kay (Buñuelos de verduras con maíz dulce, también con un poco de picante).
A decir verdad no sabría con cual quedarme de todos ya que realmente comprende una mezcla de sabores todos muy especiales a cada cual muy distinto del anterior. ¡Qué buen comienzo!
Casi simultáneamente, la acompañamos con la Ensalada Woon Sen, realizada con fideos de soja con langostinos y pollo, todo ello aliñado con salsa de pescado y lima. Muy llamativa y consegue resultar significativamente ligera.
Prosigo con un antojo personal, debo de reconocerlo, y es que como buen seguidor de las sopas no puedo dejar de degustar la sopa Tom Yang Koong preparada a base de colas de langostinos aromatizadas con especias Thaï. Ideal para entrar poco a poco en el terreno del picante.
Se sirve con poca cantidad del mismo pero, ya te guste en mayor o menor medida, se sirve a gusto del comensal si así lo pide. En mi caso, solo tengo buenas palabras para esta magnífica sopa en su punto justo de especias y servida con un pequeño cesto, como se ve en la fotografía, de arroz compacto.
¿Por qué arroz? Como seguramente tu camarero te indicará, éste es mucho más efectivo si nos empieza a arder el paladar que el acto instintivo de saturarnos con agua o vino para calmar la sensación. Incluso Rayo que no es muy de sopas también la prueba y da su visto más que bueno.
Dejando que comprobéis de mano del resto del equipo el resto de entradas que probamos ya que con las que más me han gustado a mí no pararía nunca de escribir, me dirijo directamente al plato principal de mi elección: esta vez un pescado, el Pla Takhai o Lubina entera marinada con lemongrass y ajo asada en hoja de banana.
Muy fresca y perfectamente elaborada ¡Realmente exquisita! Además, si lo prefieres se ofrece el ser limpiada por tu camarero antes de hincarle el tenedor aunque personalmente decido establecer la batalla por mí mismo.
Como indica la carta, se elabora ligeramente picante gracias a la salsa que viene presentada en un pequeño cuenco negro de la que podemos servirnos cuanta queramos a nuestro gusto.
Se ve que esta noche he sido yo el más arriesgado del grupo en cuanto a sabores fuertes se refiere aunque, nos damos cuenta pasado un rato, que quizás hemos sido muy conservadores y seguramente si volvemos otra vez nos lancemos un poco más con las especias más potentes.
Siguiendo en la misma línea los postres no nos defraudan en ningún caso, conquistándonos con nombres tales como Milk Shake Deluxe, un batido de mango y chocolate blanco con unas briznas de chocolate por encima presentado con cookies y unas láminas de naranja. Su gusto a primera chucharada sorprende y posteriormente engancha incluso al menos goloso.
Finalmente, el colofón de todo nuestro descubrimiento de sabores de hoy lo forma Look the Rice, elaborado con arroz compacto bañado por leche de coco, servido con banana y una bola de helado de vainilla. Sin duda, exquisito para los seguidores del arroz con leche tradicional. Si lo eres, no olvides mezclar ambas texturas y comprobar lo bien que casan arroz, leche de coco y helado en una sola cucharada.
Como ya había prometido al inicio de mi artículo, llega el momento de experimentar las sensaciones que nos induce el Still Lounge, en el que encontramos una gran diversidad de espacios íntimos en los que reinan las luces dinámicas, los cestos individuales donde sentarse es toda una experiencia, las mesas y taburetes bajos con colores que despiertan nuestro agrado sin lugar a dudas y alguna que otra pantalla separada con imágenes atractivas.
La división de ambientes se encuentra muy lograda gracias a las divertidas cortinas de dianas que cuelgan desde el techo y nos permiten evadirnos del resto de nuestros acompañantes.
Imprescindible destacar el aspecto fundamental que juega el agua en todo el diseño por el cual, aquí también, disfrutamos de una asombrosa fuente situada entre las agradables mesitas donde podemos consumir cualquier tipo de bebida o cocktail.
Y claro está, sucumbimos a la tentación de dedicar un tiempo más a disfrutar de una de estas bebidas mezcladas que en mi caso se trata de un Mai Thai o lo que es lo mismo, ron negro, ron blanco, zumo de naranja y piña y granadina. Recomendado y preparado por Edmond, el barman. ¡Realmente recomendable!
Sin ápice de objección, se desprende de todo lo anterior que nos enorgullecemos enormemmente de haber encontrado un nuevo ¡5 cucharetes!, el primero en su tipo de cocina tan lejana de nuestras tierras. No sólo por su decoración, su excelente servicio (en nuestra ocasión formado por César y Natal a sus órdenes) y sus miles de maravillosos rincones sino también por triunfar en el aspecto más culinario de todos: unos platos realmente increíbles gracias a una fusión e innovación muy acertadas. ¡Una cena realmente majestuosa!
Ninillas: Cuando os enseñé el Soya & Oliva ya os dije que esperaba volver, bien es cierto que esperaba que fuera mi pareja quien me llevase, pero qué le vamos a hacer… Si el novio no responde, para eso está Cucharete. En aquella ocasión ya os conté cómo iba la cosa: muchos, pero que muchísimos metros cuadrados para un multiespacio que es un cuatro en uno. Disfrutamos dos: el Restaurante Soya & Oliva y su fantástica terraza Silk & Soya, y me quedé con la miel en los labios por los otros dos: el Restaurante Silk & Spice y el Still Lounge. Éstos últimos son los que hoy os voy a enseñar, con vuestro permiso claro está.
Nada más entrar, te recibe un impresionante hall que en su largo recorrido te conduce a los diferentes espacios: a la derecha el Restaurante Silk & Spice, a la izquierda el Restaurante Soya & Oliva, al fondo a la derecha el Still Lounge –me lo reservo para el final-, al fondo a la izquierda los fantásticos baños –ver la foto en el Soya & Oliva-. Y mientras una va recorriéndolo, se va encontrando de todo, originales lámparas, camas balinesas, preciosas telas y hasta una proyección del último desfile de Kenzo, porque aquí el personal va de firma. Vamos, que eché en falta unos tacones de aguja porque, aunque la alfombra no era roja, el escenario era de cine.
Nos fuimos hacia la derecha, hoy por fin tocaba Silk & Spice, y allí, con la boca abierta miré y requetemiré, porque señores, es precioso. Decoración e interiorismo han corrido a cargo del omnipresente Ignacio García de Vinuesa junto a Juan Sobrino, y el resultado es digno de elogio.
Se ha creado un ambiente oriental, sobrio y elegante, donde las estancias se van delimitando haciendo uso de cortinas de hilos de seda, otorgando al comensal una privacidad fingida, pero necesaria.
Si por el día el restaurante goza de unas vistas estupendas gracias a sus amplios ventanales, al llegar la noche, son esos mismos ventanales los que nos permiten disfrutar de la panorámica nocturna de la ciudad. Para el resto, una iluminación inteligente dota las diferentes estancias con un toque íntimo, bastante romántico y, por qué no decirlo, con cierto misterio.
Las mesas se distribuyen a lo largo y ancho del local con distintas versiones: redondas, alargadas, japonesas y para parejas. Todas ellas con detalles comunes, como son las vistosas lámparas hechas con ramas secas o sus centros de mesa a base de algodón. Por lo demás, visten mantel color crudo con mantelitos en banda marrones marcando las esquinas, y servilletas haciendo juego. La vajilla se va adaptando a las diferentes viandas y destaca sobre manera su exclusiva cubertería dorada.
Bien, vayamos al asunto, la comida, que a eso fuimos. Estábamos en un restaurante Tailandés, donde se fusionaban las ancestrales recetas del Reino de Siam y la modernidad. Permítanme en este punto un inciso, porque además yo diría que son recetas adaptadas al paladar mediterráneo, y con toda la razón, no nos engañemos, nuestros paladares no soportarían los sabores genuinos aunque quisiéramos. Dicho esto, estábamos dispuestos a disfrutar no sólo del juego exótico gustativo sino también del juego visual, porque en la cocina thai el arte de presentar los platos va unido al sabor que aportan.
César, el atento jefe de sala, nos dió a elegir mesa y nos quedamos con la japonesa por aquello de que nos hacía más gracia, nos acomodó y enseguida nos trajo las cartas. No se trata de una carta extensa, como en otros orientales donde te pierdes ya en la primera hoja, aquí por el contrario, se ha optado por una selección de platos organizados por entrantes, platos principales, acompañamientos y pastas. Me sorprendió la inclusión de pescados y mariscos como el Kapao Langouste (media langosta salteada al wok), tendencia poco habitual en este tipo de restaurantes. Tampoco han olvidado a los vegetarianos poniendo a su disposición lo que ellos denominan Carta Verde.
Por supuesto, también cuentan con menús degustación: Menú Primavera Silk & Spice (47 € +IVA), Menú Silk (37 € +IVA) y Menú Spice (42 € +IVA). Y por supuesto un Menú Mediodía de lunes a viernes, uno a 15 € + IVA y otro a 25 € +IVA.
Nosotros, ya sabéis que huimos de los menús degustación como alma que lleva al diablo, somos de esos clientes pesadetes que preguntan y preguntan… Pero qué queréis, es la única manera de enterarse. De modo que haciendo uso de la paciencia de Natal, nuestro camarero, confeccionamos nuestro propio menú con un poquito de todo: 4 entrantes para compartir, 3 platos principales y 2 acompañamientos. El camarero nos advirtió de que la cantidad le parecía excesiva y así fue, claro que no sabíamos qué quitar porque todo nos apetecía y así quedó la cosa.
Empezamos por el combinado de frituras y gratinados Silk & Spice, llevaba Kai Sateh -brocheta de muslo de pollo adobado al curry amarillo y salsa de cacahuetes-, Poh Pia -finos rollitos de fideos de soja y verduras- y Tang Kay -buñuelos de calamares y langostinos con maíz dulce-. Venía acompañado por una salsa agridulce elaborada a base de tomate y un poquito de chile. Todo me estuvo bueno, aunque tal vez los que más me sorprendieron fueron el Poh Pia y Tang Kay, por la combinación de sabores, pero ya os digo todo bueno, muy bueno.
Del Woon Sen -Ensalada de fideos de soja con langostinos y pollo aliñado con salsa de pescado y lima- y el Tom Yam Koong -Sopa de colas de langostino aromatizada con especias thai- ya os han hablado mis compañeros, sólo un apunte, pedimos la sopa por antojo expreso de FlashBack, y debo reconocer que hubiera sido una pena perdérsela porque estaba deliciosa.
Continuamos con la Perlas Thaï -vieiras gratinadas con mantequilla y pimienta negra tailandesa-. Las vieiras iban pinchadas en un espárrago triguero, estaban muy frescas y la salsa a base de pimienta estaba en su punto. Vamos que, si vais no os las perdáis porque merecen la pena.
Como acompañamientos pedimos Pad Thaï Do-Fu -tallarines de arroz salteados al wok en salsa de tamarindo con Do-Fu y soja- y Khao Hom Mal -arroz thai-. El Do-Fu no deja de ser nuestro tofu, y con los tallarines… ricos, ricos. En cuanto al arroz poco que decir, o mucho, según se mire, puesto que estaba en su punto.
Vamos a por los segundos, yo me decanté por carne, en concreto por el Kang Ped Lychee -magret de pato al curry rojo con leche de coco acompañado de frutas dulces-.
La ración era generosa, la presentación llena de color y el sabor… espectacular. El plato estaba bien elaborado y la salsa en su punto exacto de espesor, nada aguada como me ha ocurrido en otras ocasiones cuando hacen uso de la leche de coco. En resumen, mezcla de sabores en la justa medida: picante-dulce. El picante aportado por el curry y el dulce de las uvas y lichis -fruta original de Tailandia parecida a la uva-.
Regamos la cena con un vino blanco D.O. Somontano Olvena Chardonnay, a 14 € +IVA, siguiendo el consejo de nuestro camarero. No era un vino que quede retenido en la memoria, pero reconozco que supuso un acompañamiento perfecto para este tipo de cocina. Ya os digo, si es que hay que preguntar.
Llegamos a los postres sin hambre, pero como no perdonamos nada y mucho menos los postres… pues allá que fuimos. Sus precios oscilaban entre los 7 y los 10 € +IVA. En primer plano Look The Rice -arroz compacto con leche de coco servido con banana y helado de coco-, había que coger un poquito de helado y un poquito de arroz para hacer una mezcla en el paladar. A mí me gustó y mucho, aunque reconozco que no es un postre que guste a todo el mundo, es más bien aconsejable para aquéllos que como yo, no son muy amantes del dulce.
Continuamos con un Milk Shake Deluxe -batido de mango y chocolate blanco servido con cookies-, mostrado por mis compañeros y que resultó delicioso. Por último, aquí os muestro el Hot Choco -fundido de chocolate belga, servido con helado de vainilla-, pensado para los amantes del chocolate, no me cabe la menor duda. Yo sencillamente lo probé porque ya sabéis que yo el chocolate, por muy belga que sea, me empalaga mucho, pero a Rayo le encantó.
En este punto, creíamos haber concluido la cena, ignorantes… Nos trajeron la carta de tés -tremendamente exótica, como no podía ser de otro modo-, puros y licores. Como prisa no llevábamos decidimos pedir unos cafés con leche -2.50 € +IVA- para Rayo y FlashBack y un Té con Champagne y fresas para mí -2.50 € +IVA-. El té era un té verde Sencha, de origen japonés con trozos de fresas, manzanilla y aroma de champagne y estaba… estaba de muerte. No quisimos licores porque nos estaba esperando el Still Lounge.
El Still Lounge es el lugar indicado para tomarse alguno de los tés de su carta de infusiones, una copa o un sofisticado cóctel. Todo ello acompañado por un ambiente Chill Out y una atmósfera relajada. Tiene una capacidad para trescientas personas, está destinado básicamente a los clientes de sus restaurantes aunque también se puede alquilar para eventos y celebraciones privadas.
Y así, en pleno relax, decidimos alargar la velada un poco más mientras nos tomábamos un cóctel. Los precios van desde los 8 € de las copas a los 10 € de los cócteles, eso sí nada de garrafón, todo primeras marcas, que aquí estamos en un barrio “mu fino” y siempre te muestran la botella. Rayo tomó una Caipiriña de fresa y FlashBack y yo un Mai Tai, ambos buenísimos y fenomenalmente ejecutados por Edmond, el simpatiquísimo bartender.
Ahora sí que sí, nos fuimos. ¡Por fin!, pensaréis alguno, que no yo. Si por mí hubiera sido… yo creo que aún estaba allí. Se estaba tan bien… Pero claro, había que irse, ¿cómo íbamos a contárselo si no?
Quedan mis humildes, siempre humildes créanme, deliberaciones. Ir al Restaurante Silk & Spice no fue casualidad, la casualidad fue la primera vez que fuimos al Soya & Oliva, al Silk & Spice fuimos por esa sensación que queda cuando te pierdes el final de una buena película. Nosotros queríamos ver ese desenlace y yo especialmente más si cabe que el resto de mis compañeros. De este restaurante había leído muchas críticas, algunas regulares, otras malas y sólo dos buenas. Llegué a leer incluso que la decoración era hortera… Señores… desde ya, me declaro “hortera confesa”. Quería ir, cenar y comprobar in situ. Y he llegado a una conclusión, que cada uno escribe lo que le da la real gana, no sé si atendiendo a intereses, a rencillas o favores entre profesionales de la pluma y restauradores… no lo sé, ni me importa. Lo que sí sé es cómo fue mi cena, lo que disfruté con sus platos, cómo me trató el servicio -muy amable en todo momento- y cuál fue mi sensación a la salida: Sobresaliente. Y por todo ello es un 5 cucharetes. El precio, 60 euros por cabeza, no me pareció dilatado, sobre todo porque nos sobraban dos platos, eso a nosotros que somos de muy buen comer. Aún con todo, por supuesto pagas el sitio, las espectaculares instalaciones, el aparcacoches, etc, etc. En definitiva, que todos los servicios se pagan, sino se va uno a la taberna de la esquina donde se paga básicamente producto. Aquí se va a comer bien, pero también a deleitar el resto de los sentidos.
Cucharete: El magnífico restaurante Silk & Spice seduce al comensal por los cuatro costados. Elegante… nos muestra la autenticidad de su cocina, merecedora del distintivo internacional Thai Select. Mi equipo cenó por 60 €/persona, 4 entrantes, 3 segundos, 2 acompañamientos, 3 postres, cafés, agua y una botella de vino.
Diferentes ambientes y opciones en una misma localización. Servicio atento y decoración muy cuidada y agradable. La calidad de su cocina y sus materias primas. Las vistas. Las sensaciones que despierta en el comensal. Admiten cheques de comida.
Nada.
5,0
22 comentarios a “Silk & Spice”
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No soy amante de la comida oriental, pero he de decir que de vez en cuando hay que rendirse a las evidencias: comida muy buena, servicio excelente (hoy en día complicado encontrar personas tan atentas, sin ser intensas), ambiente inmejorable..Un acierto se mire donde se mire.
El lounge muy cómodo y con una decoración y ambiente que no dejan indiferente, copas de un tamaño generoso.
Una pega…esperar que cuando sea más conocido no empeoren ni la comida, ni el EXCELENTE servicio, por un mayor número de personas comiendo..y los baños…situados un poco incómodos (fuera de los restaurantes).
Si te gusta o no la comida oriental, no te lo puedes perder.
Muy bueno “silk”, felicito al diseñador por que hasta una sola papa me sentaria de maravillas, como dice un gran amigo español. Y a los dueños les digo que gran corazon y buena inversion, los felicito a ver si este amigo me invita alguna vez.
Mauricio
Estuvimos a principio de octubre. Fuimos 4 personas. El restaurante, acceso, zonas comunes, la zona de copas,guardarropa, etc…. todo ello excelente. Espectacular la decoracion, correcta la comida y correcto el precio. Lastima que se encuentra ubicado en un centro comercial a las afueras, pero en nuestro caso tambien fue beneficioso porque nuestros amigos venian a Madrid por la Nacional I (les pillaba de paso el restaurante) con lo que mejor que mejor.
Comimos en una de las “sillas bajas”, esa es la sensacion que te da al sentarte, pero en dos minutos te olvidas porque no haces mas que mirar todos los detalles del local. Pedimos los dos menus de degustacion el de seda y el especiado y bien de comida, bien de calidad y bien de precio.
Ningun problema para repetir, mas alla de la ubicacion como hemos dicho.
Mi experiencia es que es un sitio donde pagas por irte con hambre. De calidad… pues normal (tampoco creo que haya que ser Arzak para hacer unos rollitos de primavera regulares).
Y, llamadme clásico, pero una ensalada de fruta de primer plato a mi no me pega.
Eso sí, muy bonito. Pero a mi invítame en una tasca de Malasaña (
referencia a otro restaurante, por ejemplo), que te saldrá infinitamente más barato y a mi me dejarás contento*Cucharete elimina citas a otros restaurantes en los comentarios a un local, por poder ser considerado un comentario de la competencia.
Buenas tardes,
Yo estuve ayer por la noche con unas amigas tomando una copa en el Silk y tengo que decir que NO VOY A VOLVER MÁS.
Os voy a decir por que, creo que la gente que trabaja allí es bastante chula y lo digo por uno de los “armarios roperos” que hay y por una chica “con los pechos de silicona”.
Os pongo en antecedente: Nosotras llegamos entre las 3 y las 3.30, nos pedimos una copa y a las 4 encienden las luces para que la gente fuera desalojando. Como aún nos quedaba bastante en la copa, ya que nos costaron 8 euros, pedimos que si tenían un vaso de plástico para tomárnoslo fuera y que terminaran de recoger. Total que entre la chica y el otro tipo se pusieron bastante chulitos y nosotras dijimos que en la entrada ponía que cerraban a las 4.30 y tengo que solamente eran las 4.05 y ellos decían que no que era a las 4, MENTIRA por que en un folleto que cogimos ponía las 4.30.
En definitiva, que hay formas y formas de decir las cosas, yo desde luego os puedo asegurar que no voy a volver, pero también se lo voy a comentar a todos mis familiares y amigos para que no pongan un pie en este sitio.
Un saludo.
Silk&Spice es uno de esos restaurantes típicos de las películas de Hollywood que nunca te imaginas que existan ‘tal cual’ y que, mucho menos, estén al alcance del ciudadano de a pie.
La primera vez que vas estás tan pendiente de sus mil y un detalles de decoración que tienes que hacer un esfuerzo para cerrar los ojos y degustar su exótica comida.
Los ménús degustación son demasiado contundentes para una cena ‘normal’ y conviene no apurar los primeros platos para llegar al postre con apetito.
Como digo es un sitio “de 10″ (o de 5 cucharones) para disfrutar en cualquier momento pero, sin duda, es referencia obligada cuando se quiere sorprender a alguien (aniversario y primeras citas) o cuando se quiera quedar bien sin riesgos (almuerzo de negocios).
Además, para después, tienen una zona de bar perfectamente ambientada para tomar una copa o un café y ultimar esa ‘conquista’ o ‘ese negocio’ sin necesidad de coger el coche y demás (que siempre ‘enfrían’ la dinámica de cualquier encuentro).
Tras un par de visitas al silk&spice, tengo opniones encontardas:
No hay que ir jamás de día. Por dentro el local está muy trabajado (algo fashion para mi gusto -y un poco horterilla en algunos detalles-, pero no le dejo de reconocer ningún mérito; es un restaurante trabajado al detalle hasta el último rincón), pero por fuera es horroroso con mayúsculas. La primera vez, que fuímos de noche, nos pareció todo ideal: varios aparcacoches esperándote, la entrada muy bien iluminada en todo el recorrido hasta la puerta, personal a la entrada que te dá las buenas noches etc.; no obstante, de día te encuentras comiendo en una suerte de polígono industrial/comercial, con el restaurante anexo a un Alcampo como de hace 20 años, y rodeado de edificios del estilo. Tremendamente feo, y desde luego horroroso para invitar. No muy fashion.
Insisto en el tema de la noche porque el restaurante (en general, también el gran pasillo central y la sala chill out) tienen una iluminación lograda que de día no puedes apreciar -a parte de que el pasillo central no tiene ventanas y queda comparativamente desmejorado. Además, el restaurante tiene buenos ventanales, que de noche muestran la iluminación exterior generando un bonito contraste, pero de día muestran polígonos/oficinas/comercios de más de una planta en todo su “explendor”. De noche, todo infinitamente mejor.
El personal es tremendamente amable. Desde que llegamos (sin reserva, por cierto) nos trataron magníficamente: indicaciones amables, trato correcto, abrigos al guardarropa etc. Una vez sentados nos tocó un maitre italiano demasiado estirado que, para que engañarse, nos calló mal; pero que, no obstante, ejecutó a la perfección. Es más, la mesa que nos asignaron no nos gustó (había un grupo con exceso de copas, y por ende de gritos, relativamente cerca) y le dijímos que en cuanto se liberase una de las mesas bajas thai, nos la asignara. Así obró y el resto de la cena, en la que nos atendió un camarero muy servicial (aunque un poco torpón) transcurrió de manera muy grata.
La comida. Bueno… ni sí, ni no. Dos veces pedí platillos con diversos frutos del mar, y las dos veces estaban pasadísimos de cocción. Duros. El sabor del plato era bueno, muy bueno, pero en un cinco cucharetes no se puede permitir que la comida no esté en su punto. Con los platillos de mi acompañante ocurrió algo parecido: muy buenos de sabor, especiados y muy sápidos, pero con excesiva cocción (me gustaría recordar los nombres, pero hace ya un par de semanas de la última visita; uno de mis platos fue una pasta con nata, y mi acompañante pidió pollo las dos veces). Los postres, ni fu ni fa (si bien es ya un clásico de todo restaurante oriental que se precie) y los tés, deliciosos (sobre todo uno de champagne con fresas que todavía paladeo; un poco empachoso pero…) El precio, un poco excesivo, siempre en términos comparativos. En dos restaurantes reseñados en esta mísma página (
referencia a otro restauranteyreferencia a otro restaurante) he comido viandas orientales tanto más ricas, por un precio más ajustado, en cantidades más generosas, y con un trato tanto o más ceremonioso -espero que no borréis las referencias a sendos restaurantes; ya nos conocemos y creo que es obvio que no “trabajo para la competencia”.El local chill out está muy bien, aunque estaba prácticamente reservado al completo, así como las camas balinesas del pasillo. Finalmente, y gracias a un personal atentísimo, nos sentamos en un sofá muy mono del pasillo central donde tuvieron la deferencia de bajarnos las luces y la música. Los cockteles sabían a golosina (cahipirinha de fresa y margarita de melón, creo) lo que no quita para que estiuvieran buenísimos.
En definitiva, para mí un cuatro cucharetes subido de precio. No creo que ofrezca nada que no ofrezcan ya tantos restaurantes orientales ligeramente más baratos (y si compraramos hacia arriba, al
referencia a otro restauranteo alreferencia a otro restaurante, por ejemplo, la caída es aún mayor) Las ventajas de el espacio multisala con chill out se contrapesan con un precio subido, una comida no tan buena como podría llegar a ser, y una situación más que mejorable.¿Repetiría? De noche, y según con que compañía, puede. Es un lugar, digamos, para epatar.
Un sitio excelente, solo encontre un fallo, y es por desgracia, como en muchos sitios de Madrid, la acustica del local, que hace que cuando esta lleno tengas que hablar a voces con las personas de tu mesa, lo cual crea un efecto feedback, tu hablas a voces, los de al lado alzan mas la voz para oirse…y al final es un gallinero.
Por lo demas, la comida no estaba nada mal, el servicio era excelente, y el local es de pelicula, ideal para llevar a tu pareja.
Muchas gracias al equipo por las recomendaciones y los regalos. Anoche cenamos en el Silk&Spice y fue todo de maravilla. Muy bueno, precioso y el servicio excelente. Pedimos unos rollitos de soja de primero y de segundo un curry y un wok. Los tés, increíbles, y el postre de chocolate buenísimo! una curiosidad: el helado de curry. Personalmente no me gustó mucho, pero me pareció cuanto menos original. Por lo demás, el sitio una preciosidad y el lounge muy cómodo. Muchas gracias por el cóctel, fue un detallazo y estaba buenísimo! Se lo recomiendo a todo el mundo, porque además, te olvidas del parking una vez allí!enhorabuena por la página y, de nuevo, muchas gracias!
Ayer estuvimos en el Silk & Spice y la verdad… no le damos 5 cucharetes. La estética es muy espectacular, rollo aparcacoches al llegar, ascensor exclusivo para subir al restaurante, decoración muy fashion… y no está mal la verdad. La comida sin embargo no es tan espectacular, no es que esté mal, la verdad pero me esperaba más. Nos pusieron unos tallarines que a mi me recuerdan a espaguetis con tomate. Y los tés nada del otro mundo. En cierta manera tenía un cierto tufillo a Vip’s de lujo ¿se puede decir?. Eso si, el camarero que nos atendío impecable, tenía hechas hasta las uñas.
Nos cobraron 92 € por dos personas. Lo pasamos bien pero ambos coincidimos en que no creo que volvamos. Es un lugar para llevar a un ligue y quedar bien.
Buenas tardes a todos…..
Solo comentar que después de haber estado un par (min. para poder sacar conclusiones acertadas) de veces en el Silk de Alcobendas, yo le doy cinco cucharetes de esos; 0,5 al restaurante y 4,5 a la Chulaza de ojos oscuros que hay detrás de la barra, que solo con una de sus miradas ilumina ella sola el restaurante.
Así que el comentario de esa tal Elena no me es muy fiable, no solo porque he podido comprobar que la sonrisa de esta camarera es eterna, sino porque esta clienta (Elena) por 8 euros parece que es capáz de ir bebiéndose los sobrantes de los tubos que los demás dejan…….
Totalmente de acuerdo con “Aquilesbastian” con respecto a la “chulaza”. Una mujer que mira de esa manera puede resultar a primera vista agresiva, imponente, pero luego esconde una timidez desbordante y una simpatía arrolladora.
Qué mala es la envidia, Elena. Tratar de menospreciar a alguien usando el típico recurso de la silicona. Qué poca imaginación tenemos ¿eh?
Pudiste haber contado todo, como que te fuiste al servicio de mujeres a liarte a patadas con el mobiliario mientras pedías a tus amigas que vigilasen por si venía alguien… y cómo la gente de seguridad no actuó de malas maneras hacia tí.
Pero bueno, los restaurantes muy chulos, el bar muy íntimo y la niña de la barra, espectacularmente atractiva y seductora.
PD: No es silicona…:)
Es uno de los mejores sitios donde he comido, es delicioso y está tan minuciosamente decorado, que alucinas, las flores, los pasillos, la música y sobre todo el servicio, los camareros son muy guapos y el jefe de sala del silk, cesar, es un chico muy amable y con una sonrisa que encanta.
Cinco cucharetes a este lugar, volveré.
Despues de leer los comentarios de la página decidimos reservar para cenar. La verdad es que quedamos encantados. Ya la decoración y el ambiente nos impresionó nada más llegar. El trato fue excelente en todos los aspectos.
La verdad es que habia tantos platos apetecibles que nos decantamos por un menu degustacion… te quedas lleno a reventar! la comida es muy buena, de aspecto, de sabor… de todo. Doy fe que intentare copiar esas Perlas Thaï en casa
Los camareros fenomenal, siempre pendientes pero sin agobiar, ayudando en la eleccion del vino y explicando los platos. Ademas la presencia y el vestuario son puntos a su favor
Tambien pasamos por el Outspace a tomar una copa y nos gustó mucho
El unico “pero” fue que nos quedamos con ganas de probar la terraza: se inauguraba la semana siguiente! (qué pena)
Quedamos tan satisfechos que pensamos volver en cuanto tengamos un hueco para bajar a Madrid!!
El Viernes 17-10-08 estuve cenando en este restaurante y sinceramente quede decepcionado. Ni mucho menos me parece que merezca 5 Cucharetes por varias razones. La comida en general no estuvo mal, pero no aprecié la excelencia en ninguno de los platos. Primeros normales, segundos normales y postres bastante normales. En cuanto al servicio, debí de ir en un mal día, porque tardaron una eternidad en servirnos cada uno de los platos y en traernos la cuenta y ademas el camarero encargado de servirnos el vino se olvidaba completamente de nosotros, teniendo que llamarle cada vez para que nos sirviera (no podiamos servirnos nosotros mismos porque retiraba la botella despues de servir). Las copas en el Lounge estaban ricas, pero el local estaba medio vacio y no nos dejaron utilizar ninguna de las camas balinesas que estaban, según ellos, todas reservadas. La decoración y ambientación del local si es espectacular, aunque la vista desde las ventanas del restaurante es de los pisos de enfrente y deja bastante que desear, desde mi punto de vista estarían mejor tapadas. Lo dicho, yo esperaba una velada especial y una cena espectacular y me pareció un restaurante muy bonito pero con demasiadas pretensiones para lo que realmente ofrece. Todo esto por 55 euros por persona. Sinceramente creo que no repetiré.
Pues si que esta muy bien, el ambiente está cuidado, con muy poca luz (al menos de noche), 94€ para dos con el menu degustación.
Recomendable, yo le daría 4 cucharetes por que el precio me parece un poco elevado.
Sin peros que ponerle. (salvo el camarero que le pedimos una cerveza y todavía estamos esperando), tuvimos que pedirla a otro.
El sábado pasado decidí pasarme por Silk & Spice para comprobar si realmente el sítio que hace un montón de años se llamaba “Ozonia” (esto no es hacer publicidad, ¿no? Era el nombre del restaurante que ocupaba el preciso lugar que ahora ocupa el Silk) realmente se había transformado tanto como reflejaban vuestras fotos, porque cuando yo lo conocí… brrr… daba grima.
Sinceramente, nos quedamos im-pre-sio-na-dos por el local. Impecable. Quizá un poco más de luz (en algunos puntos) no estaría de más, sobre todo para no comer a oscuras, jeje, pero son puntos aislados, lo demás está muy, muy bien, con un entorno muy acogedor, y la decoración estupenda.
El servicio fue más que correcto. No tuvimos ninguna queja, y todos los camareros (así como la gente de fuera que nos recibió, o el servicio de guardarropa) nos trataron muy, muy bien.
Respecto a la comida, no quisimos entretenernos mucho analizando la carta, así que pedimos un par de menús de degustación (el “Silk” y el “Spice”, claro), y debo decir que la calidad era muy buena, aunque también es cierto que no los platos no eran excesivamente sorprendentes por las texturas o la preparación, vamos, que era muy parecidos a cualquier otro restaurante tailandés, aunque presentados con mayor cuidado.
Sin embargo, también es justo decir que la cantidad era más que razonable, nos sobró un montón de comida, y como además estaba toda estupendamente cocinada, pues nada, salimos todos del restaurante con todos nuestros sentidos satisfechos, empezando por el gusto y acabando por la vista.
¿El precio? Bueno, salimos por 50€ por persona (incluyendo vino). Quizá si pensamos que “sólamente hemos comido en un tailandés” alguien pueda pensar que es caro, pero a nosotros no nos lo pareció, a la vista de lo deliciosa que estaba la comida, del servicio y muy especialmente del incomparable entorno que es el restaurante.
Un sitio muy recomendable, mucho. Y sobre todo para ir con tu pareja, quizá no es la mejor opción no con los amigotes a hacer el ganso… jeje.
Gracias por la recomendación,
Fernando
Buenas a todos!!!
Descubrí esta web por casualidad, buscando un sitio romántico para cenar con mi novia el día de nuestro aniversario.
Después de buscar entre varios sitios (muchos cerraban el domingo noche) me decidí por el ‘Silk & Sice’.
El sitio es estupendo, la terraza de noche es genial y la terraza de copas es perfecta para tomarse algo tranquilamente.
En cuanto al restaurante nos decidimos por la comida Tailandesa y la verdad todo estaba genial.
De entrante escogimos el Silk, del que no me atrevería a destacar nada porque ¡todo estaba riquísimo! (un
En cuanto al primero los Langostinos con salsa de curry y leche de coco estaban de vicio, sinceramente lo mejor de la noche (un 10).
De segundo pedimos unos tallarines y una carne que estaban muy buenos (un 8′5).
DE postre nos animamos con la pirámide de chocolate. Yo pensaba que iba a ser pesada (como lo son en la mayoría de los casos y más tratándose de chocolate negro), ¡pero no! La pirámide estaba francamente buena y ligera aunque se notaba el chocolate negro (un 9).
Un 8,8 de media la verdad es que está genial, es uno de los mejores asiáticos en los que he comido.
Dos cosas malas:
1. El precio (90€) me parecio excesivo. Si en lugar de tener las vistas de Alcobendas, tuviera el parque de El Retiro o del casco antiguo de Madrid los hubiera pagado de buen grado!
2. La paranoia con el tema de la Gripe A, hizo incómodas algunas situaciones (el camarero no podía tocar los platos directamente, ni para servir, ni para recoger).
Pero lo importante es que está en mi libreta de Asiáticos a los que ir, de modo que ¡volveré!
Un saludo y gracias por la recomendación Cucharates!
He de deciros que este restaurante es una
palabra no permitida. Yo le llegué a denunciar ante la OMIC.Es un increíble que por una copa de agua te cobren 3 euros, y eso que fue hace 2 años. ¡Mirad bien la carta!
Otra cosa fue que nos cobraron un menú de más, aparte de una botella de vino que tampoco pedimos. Cuando reclamamos la botella dijeron que había sido un error. Al día siguiente me dí cuenta del menú de más, reclamé y me dijeron que me harían devolución a la tarjeta. Días después sin recibir noticias, pedí hablar con el Director y otra vez me dieron largas hasta 2 meses, pasado ese plazo les denuncié en el Ayuntamiento de Alcobendas.
Resumiendo, hay que cenar con stress y apuntar en la servilleta lo que vas tomando. El trato es muy fino, pero al fin resulta irritante, te toman como el pito el sereno.
Espero que esto llegue a la Dirección del Restaurante y tenga la dignidad ahora de escribirme un e-mail.
Simplemente, cuidadito con
palabra no permitida.Decidí probarlo por recomendación de unos amigos y la verdad es que fue todo un acierto. Fuimos cuatro parejas y nos dejamos recomendar por el personal, habíamos pedido comida de más. El trato fue más que correcto, después de cenar nos acompañaron al bar de copas donde habíamos reservado una mesa en cuanto al precio no es barato pero ni mucho menos caro, 40 euros por persona y las copas 9 euros, estuvimos en el thai, proximamente os comentare que tal está el japo.
Yo tengo que decir al respecto que PARA NADA MERECE LOS 5 CUCHARETES!!!!
Hice una reserva con 3 semanas de antelación para mi cena de aniversario, así lo comuniqué cuando llamé por teléfono pidiendo una mesa de las que están junto al ventanal por ser las mas “intimas”. Mi sorpresa es que cuando llego me sientan en una mesa pequeñisima para dos a escasos centimetros de la siguiente, dispuestas de la misma forma que en cualquier restaurante de comida rápida. Cuando le comento a la persona que tenía una reserva desde hace semanas y que pedí una mesa junto al ventanal me responde literalmente “están reservadas para cenas de aniversarios”, a lo que yo le respondí que una de ellas sería mía entonces, pero por lo visto, la persona que me cogió el teléfono no lo anotó. Bueno, lo dejaría pasar si no fuera porque hay 4 o 5 mesas junto al ventanal, nos marachamos casi a las 00.00 y no se ocupó ni una sola!!!
Empezamos de pena como veis… luego nos llega el maitre o camarero, no lo se, para mi camarero porque se limita a anotar y no te hace ningun comentario ni sugerencia, y el calificativo no es que sea borde, no, es que es sencillamente seco, indiferente, casi rozando la indisposición…ninguno de los camareros esboza una sonrisa, ni siquiera al menos disimulan su incomodidad y malestar por estar trabajando, no se dirigieron a nosotros para nada ni siquiera para preguntarnos si había algun problema con la comida que se llevaron o si era una cuestión de apetito (uno de los platos se lo llevaron entero), les importa un carajo si te gusta o no, si estás cómodo o no, yo te sirvo lo que pides y al final me pagas, esa es la sensación que nos llevamos de allí.
En definitiva el trato es nefasto!!! Y luego la comida está bastante bien, pero nada espectacular y por supuesto no veo la relación calidad-precio, pues tan importante es la buena comida como el buen trato y eso por descontado no lo tienen!!!!
NO VOLVERÉ NI LO RECOMENDARÉ A NADIE. Es un sitio con una decoración muy cuidada y al entrar te fascina, muy elegante y sofisticado, pero en cuanto tomas contacto con el personal, todo lo bonito no llega a compensarte…resumiendo que pasamos una cena de aniversario de boda realmente incómodos. Es una pena, porque creo que un restaurante de sus caracteristicas no debería disponer las mesas como uno de comida rápida, que tienes a los demas comensales a escasos centímetros de tu mesa, en una hilera de mesas colocadas delante de un sofá corrido o al menos si así lo hace, cobrar a relación y no pretender situarse como un restaurante mas exclusivo.
ya sabes a lo que vas… sitio muy bonito, comida rica y tal y tal. ya he ido 3 veces, es decir, repetir, repito, pero esta última… la comida bien, de 7, salvo por un arroz compacto que en mi pueblo se llama arroz para pegar carteles, y encima de sabor insulso a rabiar. el maitre más
palabra no permitiday no nace (y eso que a mí normalmente el servicio suele caerme bien, soy una facilona que me lo creo todo). y, por esta vez, me ha parecido más caro de la cuenta.