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Salustiano Olózaga, 5
Madrid (Salamanca)
Banco de España (L2)
91 431 95 19
15 - 25
La Fromagerie de Alcalá está a medio camino entre un restaurante y una taberna si conjugamos su espacio con la calidad de su cocina. Una oferta gastronómica en la que destacan sus más de 30 referencias de quesos entre nacionales e internacionales. Dispone de un aforo -todo destinado a fumadores- para 40 personas que sin duda disfrutarán mojando los “baguettinis” en sus salsas. Su horario de apertura es de 9:00h. a 23:00h. de Lunes a Jueves (hasta las 00:00h. los Viernes) y de 12:00h. a 16:00h. los Sábados y Domingos (abriendo los Sábados también por la tarde de 20:00h. a 00:00h.)
3,5
Rayo: Esta vez decidimos salirnos un poco de la norma del primero, segundo y postre al que os tenemos acostumbrados, y decidimos valorar un local de tapas y raciones del que tan buenas noticias habíamos recibido desde que creamos Cucharete: La Fromagerie de Alcalá.
Una recomendada quesería en Madrid que nos ofrece una extensa carta con nada más y nada menos que 30 referencias de quesos -nacionales e internacionales- que los propietarios descubren en sus viajes por otras tierras. Todos aquéllos que seducen su paladar… ¡a la Fromagerie! para que podamos disfrutarlos todos nosotros degustando una pequeña muestra de todos los quesos que existen.
Su elegante fachada llama la atención de los viandantes, los tonos verdes de sus luminosos acompañados de sus coquetos faroles confieren una personalidad distinguida a su entrada. Paseando por Salustiano Olózaga… la verdad es que apetece entrar.
Gruesas vigas de madera y tonos cálidos dan forma a un espacio agradable en el que disfrutar -a parte de sus quesos- tanto de raciones caseras de toda la vida como de los famosos y novedosos Baguettinis de los que os hablaré a lo largo del artículo.
Todo el local está pensado para la utilización de mesas, barras y sillas altas, y aunque bien es cierto que dadas las dimensiones del local es completamente inviable brindar otro tipo de mesas, no se echan de menos.
La decoración de las paredes -que varía con el tiempo- corre a cargo de exposiciones -a la venta- de diferentes autores noveles. Esta serie de cuadro-esculturas pertenecen a Diego Almoguera y están disponibles desde los 125 € la más asequible hasta los 295 € la más cara. La “Rana Gustavo” -así se denomina esta obra de 175 €- me hizo recordar ese Barrio Sésamo que todos llevamos en el corazón desde niños, y no pude resistirme a fotografiarlo y compartirlo con todos vosotros. Seguramente os brota una sonrisa, igual que me sucedió a mí.
Antes de ordenar la cena, optamos por probar alguna de sus cervezas, pues disponen de: Grimbergen doble, Judas doble, Keler, Mahou 5 estrellas y San Miguel 1516 a parte de las cañas habituales.
FlashBack y yo nos decidimos por una Keler (2,90 €) sin pensárnoslo dos veces -no se encuentra en todos los lugares y a mí personalmente me encanta, pues ofrece un sabor intenso pero suave a la vez, con unos matices que difícilmente encontramos en otras cervezas de su género- y Ninillas continuó fiel a su Mahou de siempre, pues sabe que no le falla. Venían acompañadas del aperitivo que os muestra FlashBack.
¡Ahí tenéis la Tabla de quesos! Que incluía: Chaumes, Pyrenee Ossan Iraty D.O., Brie Pays, Montenebro, Nevat “Petit” y Montelarreina. Sin duda es la tabla estrella del local. ¡Es enorme! No hay más que ver la foto de la sección de Ninillas con sus elaboradas y graciosas descripciones. Genial el toque de las pasas, que te permitían cambiar de un queso a otro sin perturbar su particularidad. Dada la gran variedad de quesos a los que tenemos acceso en La Fromagerie, cada visita resulta ser un nuevo descubrimiento de sabores aunque abusemos de tablas de este tipo.
El Emince de pollo, champiñón y bacón con Roquefort estaba muy bueno y la ración era más que generosa. Del pan que acompaña a todos los platos -y que os aseguro acabaréis mojando en las salsitas- se encargan ellos mismos y eso se nota, pues hoy en día es una de las cosas que más ha empeorado -sobre todo los que tenemos que comprarlo a diario en las grandes superficies-.
Regamos todo con un Ribera del Duero Torremilanos Crianza 2004 que elevó el precio de la cena en 23,55 €. ¡Un buen vino! Pero que obviamente dispara el importe de salir a cenar de tapas y raciones, esa es la razón por la que nosotros superamos la horquilla de precios del local y debéis tenerlo en cuenta.
Las Chistorritas al vino oloroso muy ricas también. ¡No quedó ni una en el cuenco! Y aunque podría comentaros algo más sobre ellas no puedo resistirme a pasar al siguiente plato que fue una de las raciones que más llamó mi antención, por la forma en que se presenta y sobre todo la de comerla.
¡Éste es! ¡Baguettini de salmón ahumado! Sin duda alguna os recomiendo este plato pues lo vais a disfrutar. Hay diferentes baguettinis disponibles: atún con cebolla, salmón ahumado, salchichón, tortilla de patata, cinta de lomo asada, lacón, chorizo, y de cualquier queso disponible en La Fromagerie. ¡Exquisito! Gracias al pan y a las cinco salsitas que lo acompañan -mirad la foto de Ninillas-: Queso de cabra, frambuesa, anchoas, boletus y ali-oli.
Realmente no tiene mayor ciencia que una baguete rellena a la plancha y cortada en tiras para que puedas coger cada una de ellas y mojarla en las tacitas de salsas antes de llevarla a la boca. ¡Si es que esto nos gusta a todo el mundo! Y pensar que casi no lo pedimos… porque creíamos que serían los típicos montaditos…
Estábamos bien servidos -no hay más que ver todo lo que pedimos- pero cuando lleguéis al artículo de Ninillas sabréis por qué pedimos postres -aunque la gente no los suela demandar en locales de este tipo-. Optamos por los caseros, un Pastel de queso bañado con sirope de Oporto -en la foto y que estaba suave y delicioso, pues lo comimos sin problemas- y un Pudding -que ya era más normalito, el de toda la vida-.
Volveré a menudo a La Fromagerie, me parece un buen lugar en donde charlar con los amigos mientras disfrutamos de sus quesos y mojamos las tiras de los baguettinis en sus salsitas. ¡Mmm!
FlashBack: Hacía ya tiempo que en todos mis artículos en los que un buen queso salía a relucir, dejaba plasmada mi promesa sobre la posibilidad de extendernos mucho más en el mundo de este producto lácteo con tantas y tantas extraordinarias variedades, a veces desconocidas, no sólo en nuestro país sino en el resto de Europa.
Y qué mejor oportunidad para cumplirla, que desplazarnos a un auténtico museo de quesos en el que lo que se ve además se puede degustar, situado en una localización privilegiada para hacer una parada gastronómica cuando nos encontramos en el centro de la ciudad. Cierto es que se encuentra algo escondido entre la calle de Alcalá y el paseo de Recoletos, pero precisamente esta característica le proporciona un enclave relajado y apacible.
Dicho y hecho nos acercamos a él y, tras atravesar su llamativa fachada, comenzamos a descubrir aquellos detalles de la oferta de este establecimiento que a primera impresión no teníamos muy claros. Importante decir que no nos encontramos en un típico restaurante de los que solemos visitar, sino en un espacio bastante más recogido donde podemos tanto sentarnos como permanecer de pie acompañados de una buena cerveza o cualquier referencia de vino de su carta.
Se podría definir como una quesería francesa donde poder disfrutar de tablas y raciones caseras muy variadas en un entorno elegante y con una decoración cuidada al detalle. Cierto es que, si se encuentra abierta desde 1975 como nos advierten los luminosos de su entrada, será por algo.
A lo ancho de sus paredes cuelga expuesto un buen elenco de cuadros en lo que parece ser una apuesta por dar a conocer a todos aquellos artistas desconocidos que se prestan a este tipo de iniciativa, cada vez más habitual en todo tipo de restaurantes. Y es que por no tener un nombre familiar para nuestros oídos no por ello dejan de ser dignos de admirar en algunos de los casos. Acercándome a uno de ellos vislumbro el nombre del autor: Diego Almoguera.
El resto del espacio está ambientado con mesas y sillas altas en madera y metal suficientemente separadas, propuestas para que las disfrutemos en una visita espontánea e informal. Quizás se eche de menos el disponer de un mobiliario más cómodo donde relajarse más tiempo pero, como antes destacaba, no nos encontramos en un restaurante tradicional sino en un concepto algo distinto.
A mano izquierda de la barra situada al fondo, observamos una muestra de los estupendos quesos con Denominación de Origen de la carta que, con sólo echarles un vistazo a los que más saltan a la vista, consiguen abrirnos un enorme apetito. Entre variedades francesas y españolas mis ojos se centran en algunos como el de tetilla gallego ahumado con madera de abedul San Simon da Costa en el centro, la extremeña Torta del Casar una balda más abajo o los pequeños Afuega ‘l Pitu asturianos escondidos en la esquina inferior izquierda.
De modo que no puedo resistirme en comenzar ordenando una Tabla de quesos que os muestra Rayo, disponibles de tres a cinco variedades ya configuradas por tipos o procedencia pero de las que se pueden cambiar las elecciones e incluso añadir alguno más a nuestro gusto. Aprovechamos para elegir aquellos menos conocidos para nuestro paladar: Brie, Chaumes, Monte Enebro, Montelarreina, Nevat y Ossan Iraty. ¿El toque perfecto? el pan frito casero de acompañamiento.
Si tuviera que elegir, me quedaría con dos de los elaborados a base de leche de cabra: Nevat y Monte Enebro. Y, por supuesto, estoy pensando en volver para disfrutar de los archiconocidos Camembert, Idiazábal, Ibores, Majorero o Quesucos de Cantabria entre los muchísimos que se ofrecen.
Tomando un respiro después de este gran espectáculo de excelentes productos, nos dirigimos a buscar un rincón en la sala. Decidimos que sea una original mesa de madera en la que en su interior se desarrolla una viga de madera al estilo más tradicional.
Mientras, tomamos nota de la aparición de ciertas figurillas graciosas escondidas a lo largo del local como es el caso de la que observamos a continuación dedicada al humorista del cine mudo Chaplin. Sin duda, una decoración con sorpresas.
Puestos a comenzar, decidimos acompañar nuestra cena con dos variedades de las cinco propuestas por La Fromagerie que son: la vasca Keler que no la alemana Keller, las belgas Grimbergen y Judas y las conocidas Mahou 5 estrellas y San Miguel 1516. Ninillas, por supuesto, apuesta por el producto nacional y Rayo y yo por una fresquita Keler.
Junto con ellas, la casa nos obsequia con tres tapas de queso de Garrotxa acompañadas de un puñado de patatas fritas, ideal para ir matando el tiempo.
Hasta este punto, tendré que disculparme con los que no son grandes aficionados al queso, pero parece que en ellos también se han fijado y la carta presenta una cantidad de otras opciones, tanto para ellos como para nosotros, que deseamos completar nuestra cena con otros sabores distintos y algún que otro plato más caliente.
Entre ellas tenemos tostas, ensaladas, raciones, baguetes y baguettinis. Es esta última la que más me llama la atención porque leída en la carta da la impresión que se nos presentará un bocadillo alargado, eso sí en un pan estupendo, con alguno de sus rellenos y una salsa a elegir tal y como se presentan las baguetes. Cuando todo lo contrario, se trata de un pan mucho más tierno cortado en delgados pedacitos y acompañado de las cinco salsas mencionadas para que lo huntemos a nuestro gusto tal y como se suele hacer con las tradicionales tablas de patatas.
Dentro de las raciones tradicionales, el Emince de pollo, champiñón y bacón con Roquefort supone un claro ejemplo de cómo el queso, aparte de tomarlo solo, sirve como perfecto acompañamiento para todo tipo de carnes y aporta mucho juego al plato en el que se utiliza. Una combinación de ingredientes estupenda.
Sorprenden igualmente las Chistorritas al vino oloroso, auténtica tarjeta de visita de La Fromagerie, que nos encandilan con su sabor endulzado debido a la reducción de vino de Oporto con la que se preparan. Algo exótico que según las orientaciones gastronómicas de cada uno pueden ser de nuestro gusto o no.
Con un toque de reducción de este mismo vino se embellece la Tosta de mousse de pato con melaza de Oporto. No siendo especialmente amante de las tostas, reconocer que ésta superaba la prueba.
El detalle final lo ponen unos postres que no aparecen en la carta y que si no nos los llegan a ofrecer quizás hubiéramos perdido la oportunidad de disfrutarlos ya que son realizados de forma casera.
El que luce a mi vera se trata de un Pudding correcto, sin nada especial, pero de los de toda la vida. Si de una partido uno contra uno se tratara ganaría el Pastel de queso que sostiene Ninillas. Muy ligero y suave al mismo tiempo, que disfrutamos con su presentación y auténtico sabor.
En resumen, La Fromagerie aporta un punto de encuentro céntrico abierto a muchas posibilidades ocasionales. Un establecimiento de raciones de alta calidad ideal para cuando queremos algo distinto y, sobre todo, perfecto para sorprender a nuestros conocidos amantes del buen queso.
Ninillas: Con el de hoy, teníamos nuestras dudas, no es un restaurante, pero tampoco es una taberna al uso, vamos… que es un híbrido a caballo entre ambos. Pero lo que realmente nos ha decidido a enseñároslo es la interesantísima franja de precios en la que se mueve y sobre todo su original propuesta culinaria.
La Fromagerie de Alcalá, ése es su nombre, o bien con una traducción literal La Quesería de Alcalá. Desde luego la cosa va de quesos, pero créanme, de quesos y algo más, de mucho más diría yo, por eso no se deben perder la visita.
Se trata de un local pequeño, coqueto y muy vistoso, donde a pesar de los años -lleva desde 1975- la decoración se ha ido cuidando y adaptando a nuestros días sin perder por ello la solera.
Las vigas de madera vista así como los poyetes que rodean todo el local, le otorgan ese encanto tan propio de taberna que a mí tanto me gusta. Por lo demás cuenta con unas poquitas mesas altas y bastantes taburetes acordes a la filosofía del establecimiento. De sus paredes, en amarillo chillón, cuelgan cuadros y esculturas de artistas noveles que van renovando. En nuestra visita el elegido fue Diego Almoguera, y aquí dos de sus obras: “El Cielo” y “Paisaje Lunar”.
Pero vamos a ir metiéndonos en faena, ésta es la barra y al frente de la misma: Pedro, un camarero de los de toda la vida, súper simpático, que fue guiándonos por la carta. Pero antes de llegar a ella, nosotros empezamos con la cerveza… y es que nada más entrar yo la olí, sí señores, la olí. Allí cuentan con varias marcas como las belgas Grimbergen y Judas, la vasca Keler y la San Miguel 1516, pero la que llegó a mi nariz no fue ninguna de ellas, sino mi Mahou, mi sempiterna Mahou 5 Estrellas, la que desde mi más tierna adolescencia ha ido alimentando mi espíritu cervecero, ocupado mi mano y saciado mi sed. No se lo debo todo, pero sí muchos de los momentos más divertidos. Tras esto digo yo que me merezco un patrocinio… En fin, que nos pedimos 3 cervezas, y yo me dejé de tonterías y me cogí el valor más seguro. Junto a ellas llegó un aperitivo de patatas fritas y 3 trocitos de queso Garrotxa “Blanca Fort”, un queso gallego de cabra que no había probado y que me encantó.
Mientras disfrutábamos de la espuma de la vida echamos una ojeada a la carta, que cuenta por supuesto con quesos, muchos quesos, de muchos sitios, denominaciones de origen, nacionales -todos ellos artesanales-, internacionales, de distintos tipos de leche -cabra, oveja y vaca-… Vamos, ¡que será por quesos! Ahí FlashBack ya decidió por nosotros y determinó que nos quedábamos a cenar. Como acompañamiento a tanto queso, la carta de vinos, no muy extensa, pero suficiente, aunque a este respecto Pedro nos advirtió que la renovarían en breve y que introducirían caldos poco usuales. O sea que habrá que volver. De momento, nosotros nos quedamos con un Ribera del Duero Torremilanos Crianza 2004 -23.55 €- que aunque incrementó considerablemente la factura, mereció la pena de todas todas.
Empezamos con una Tabla de 6 Quesos que ellos nos elaboraron, por parte de las vacas francesas: Chaumes, Pyrenee Ossan Iraty D.O. y Brie Pays. La cabra era una abulense -Montenebro- y otra barcelonesa -Nevat “Petit”- en cuanto a la oveja, era castellana, más concretamente de Zamora -Montelarreina-. Qué cuál estaba mejor, pues es difícil, yo suelo tirar más por las ovejas y las cabras, por aquello de que siempre tiran “pal monte”, pero esto sí que es un “para gustos colores”. Lo que sí gusta a cualquiera que pruebe un queso es que éste venga acompañado por pasas para no confundir sabores y pan, en este caso me encantó que además de los trocitos normales vinieran otros fritos por ellos mismos, un detallazo.
Con la Tabla de Quesos y siendo personas normales, esto habría llegado, claro que nosotros somos anormales si de comida hablamos y FlashBack cogió nuevamente la carta, ya os dije al principio que había quesos y mucho más. Pero ¿qué es ese mucho más? pues tostas poco corrientes, baguettinis, baguetes con pan chapata y pan baguette, ensaladas y raciones caseras.
Comenzamos con las tostas -entre 3.00 y 5.00 € +IVA-, la que nosotros pedimos fue la de Mousse de pato con melaza de Oporto, rico el mousse y muy bien combinado con el Oporto.
De entre las raciones nos quedamos con las de nombres más originales, se nos quedaron fuera los Callos a la Madrileña de la Tía Maruja, pero para otra no se escapan. En la foto: Chistorritas al vino oloroso y Emince de pollo, champiñón y bacon con Roquefort. Las chistorritas estaban de muerte e iban marinadas en una reducción de Oporto que… ¡estaban de muerte! Respecto al emince de pollo, más de lo mismo, mojamos en la salsa, qué más os voy a contar.
Los Baguettinis casi nos los saltamos, pensábamos que eran los típicos montaditos… pero no, nada de eso. Son baguetes rellenos de lo que tú elijas: atún con cebolla, salchichón, lacón, cualquiera de sus quesos… Todo ello pasado a la plancha y hechos lonchas. Nosotros elegimos el Baguettini de Salmón Ahumado.
Pero ahí no acaba la cosa, porque vienen acompañados de 5 salsas: Queso de cabra, Frambuesa, Anchoas, Boletus y Ali-oli. El mecanismo es básicamente puro instinto, coges trocito de baguettini y mojas en la salsa que más rabia te dé, da igual, todas estaban deliciosas. El resultado, “de toma pan y moja”, nunca mejor dicho.
Nuevamente íbamos hasta las trancas, no sé ni para qué me molesto en decirlo, sólo basta con echar un vistazo a las fotos. Lo suyo hubiera sido levantarse, pagar e irse. De hecho así comenzamos la secuencia: nos levantamos, pedimos la cuenta… Y ahí se torció, justamente ahí, cuando el camarero nos preguntó: “¿Algún postre casero señores?“. Y qué queréis que os diga, el casero hizo que volviéramos a posar nuestros culos -por cierto el mío se está poniendo enorme- en el taburete. Lógicamente no tienen una oferta amplísima aunque con los dos que probamos nos llegó. El que aquí os muestro es el Pudding, estaba bien pero nada del otro mundo. Lo que sí llegó a mi coranzoncito fue el Pastel de queso bañado con sirope de Oporto… ¡Uhmmm…! ¡Qué rico estaba!
¡Puff! ¡Menos mal que íbamos a tomarnos una cervecita! Me fui al aseo, yo al de la izquierda como las nenas buenas que no dejan nada en el plato.
Vayamos a mis reflexiones. Comenzaré por decir que intentar evaluar algo como lo que no es, poco sentido tiene. La Fromagerie de Alcalá es a mi entender, una taberna como continente y un pequeño restaurante en cuanto a contenido gastronómico. Con lo que hay que quedarse es con mi pregunta: ¿Volveré? Pues para esta pregunta tengo una profunda lamentación y es la de no vivir cerquita para tener a La Fromagerie de Alcalá como punto de encuentro. Con esto yo creo que queda dicho todo. Pero por si no queda claro, volveré, anda que no me quedan a mí quesos que probar, baguettinis que mojar y raciones que saborear.
Cucharete: Una quesería digna de aquellos a los que este producto les hace la boca agua ¡Nada más y nada menos que 30 referencias podréis degustar! Con el aliciente de que podéis llevar sin problemas a los no simpatizantes de los quesos, pues ofrecen una carta llena de sabrosísimas raciones y tostas, destacando además unos baguettinis que nos os cansaréis de mojar y mojar… Muchas visitas os esperan a La Fromagerie de Alcalá. Mi equipo cenó por 30 €/persona, pero claro… saliéndonos por encima de la horquilla de precios indicada en la introducción (de 15 € a 25 €), porque incluimos 3 cervezas -entre ellas dos de 2,90 €-, una botella de vino de 23,55 €, una tabla de 6 quesos, 2 raciones, una tosta, un baguettini y 2 postres.
Un ambiente coqueto. Sus exposiciones de artistas noveles. Sus más de 30 referencias de quesos. Sus originales raciones. ¡Sus baguettinis! Aceptan cheques de comida.
Una carta de vinos breve para acompañar los quesos, aunque nos comentaron que lo solucionarán estos días, pues van a renovarla e introducir excelentes caldos poco usuales.
3,5
11 comentarios a “La Fromagerie de Alcalá”
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Hola a todos; nunca he escrito en “cucharete” pero he conocido la fromagerie y quiero dar mi opinión: curioso lugar para ir con amigos.
La verdad es que empezamos mal la visita: pedimos una caña y su sabor y olor era bastante desagradable. Se lo dijimos al camarero que nos dio la razón y nos pidio disculpas. Nos dijo que el barril estaba mal (no sabía que un barril se podía estropear).
Con un comienzo así …. Nos recomendo luego una cerveza Keler que nos sorprendio a todos.
Cuando empezamos con las raciones y quesos, la verdad, eso si fue una sorpresa. Eramos 4 y nos pusieron una selección de quesos franceses que nos dejo un regusto buenísimo.
Siguiendo vuestras recomendaciones probamos los “bagetines”. Coincido con Rayo, ¡un descubrimiento para barbaro!
Para mi y mis colegas ha sido un descubrimiento “curioso”. Sitio agradable y para picar sin que te claven.
En una zona donde picar es dificil, se que volveremos.
Saludos a tod@s!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Hola a todos,
Para empezar de forma original, decir que vuestro comentario nos animó a visitar la quesería, así que muchas gracias por vuestra gustosa labor.
Entre las diversas combinaciones de quesos para la obligada tabla inicial, nos quedamos con la de 4 quesos de oveja, con la que sabíamos que no fallaríamos. Aparte de la calidad de los quesos, se agradece el detalle de los 3 tipos distintos de pan para acompañarlos, destacando el pan frito.
Tras comer queso hasta reventar, no quisimos irnos con las ganas de probar algo más, y optamos por las chistorritas al vino oloroso, deliciosas. La tosta de queso de cabra con cebolla caramelizada es un fijo en nuestra selección y no defraudó en absoluto.
El local es pequeño (acogedor) y algo escondido (íntimo), y creo que por eso le va muy bien este tipo de publicidad del boca a boca, o en este caso de PC a PC.
Para terminar creo que acertaríais de pleno si, sin dejar de lado vuestras visitas a restaurantes, continuaseis en esta línea descubriéndonos nuevos rincones donde cenar picando algo. Yo os animo a ello, que seguro que muchos lo disfrutaremos!
Hola cucharetes!
Consulto vuestra web siempre que quiero llevar a mis amigas a algún sitio especial (de esta forma descubrimos
referencia a otro restaurante, uno de los que más nos han gustado ultimamente) y en esta ocasión el que decidí probar fue La Fromagerie. Trabajo un par de calles más allá del restaurante y mi compañera y yo decidimos ir a comer allí ayer. Cuando llegamos solo había dos mesas y una de ellas estaba ocupada así que nos sentamos al lado de la puerta (donde está la otra mesa, el local es minúsculo) sabiendo que nos moriríamos de frío… aunque como no entró nadie tampoco hubo mucho problema. El caso es que como nos encantan los quesos pedimos una tabla de tres quesos y un baguettini para cada una (el mío de salmón y el suyo de lomo), y un vino y una cerveza. Por supuesto de aperitivo nada de nada. El señor lejos de aconsejarnos qué queso pedir parecía que tenía mucha prisa (aunque no había nadie más en el local en ese momento…).10 minutos más tarde nos trajeron la tabla de quesos, casi me caigo patas arriba: eran dos trocitos ridículos de cada queso, en total habría 7 ó 8 trozos de queso PEQUEÑOS, 4 cachos de pan revenido y MUCHÍSIMAS pasas. La verdad es que pensé, joe con 15 euros que te cobran por la tabla de quesos… bien podrían estirarse un poco más. Pedimos manchego de oveja, chaumes y brie. Este último estaba duro como una piedra y con un ligero tono amarillo verdoso que no era normal (me encantan los quesos y siempre que puedo los pido allá donde voy), el caso es que se lo comenté al camarero, que el queso estaba wraro wraro y duro como una piedra y me dijo que sería porque lo guardaba en un frigorífico, amablemente le respondí que sabía bastante de quesos y ese no tenía ese color por el frigorífico, y se encogió de hombros mientras se retiraba. Personalmente creo que lo normal en un caso de estos hubiera sido al menos pedir perdón y sugerir al comensal si quiere algún otro queso o decirle que se lo cambio o lo que sea, pero no. Entonces en conclusión, si te cobran 15 euros por 7 trocitos de queso y unas pasas, al menos que los quesos sean de calidad. Los baguettinis estaban buenos, pero son algo que cualquiera que tenga un horno en casa se puede hacer facilmente, por lo que después de pagar 32 euros de cuenta y quedarnos con un hambre voraz, no recomendaría este restaurante a nadie.
Es pequeño, pequeñísimo que llega a ser incómodo (solo dos mesas y de las altas), el personal deja bastante que desear, la calidad de la comida es MUY BAJA, la cantidad MUY ESCASA, y el precio bastante elevado.
Yo personalmente no volveré. Ni lo recomendaré (luego entendí por qué el queso Brie estaba verdoso y duro, no entró ni una sola persona en el restaurante durante toda la comida, había una familia cuando llegamos que se fueron a los 5 minutos y nadie más…).
*Cucharete elimina citas a otros restaurantes en los comentarios a un local, por poder ser considerado un comentario de la competencia.
Por cierto leo que a algunos de vosotros os pusieron diferentes tipos de pan, cantidad normal de comida, etc. Me imagino que tendríais suerte, a nosotras nos tocó un día de ayuno involuntario y 4 trocitos de baguette del día anterior cortada en rebanadas…
Si queréis probar quesos ricos con varios tipos de pan y un local agradable con camareros encantadores, no dejéis de ir a
referencia a otro restaurante, yo lo descubrí gracias a los amigos de cucharete y ahora soy una asidua!!!!*Cucharete elimina citas a otros restaurantes en los comentarios a un local, por poder ser considerado un comentario de la competencia.
estoy totalmente de acuerdo con las ultimas oponiones. el día 17 de diciembre fuimos mi marido y yo a cenar allí (somos de fuera de Madrid y habíamos leído la recomendación de Cucharete) y fue decepcionante: el trato muy malo, la tabla de quesos mala y escasa, le preguntamos qué cerveza tenía y ni nombrar la Keler, la baguetina de atún vino sin cortar y fria, sin las salsas (se las pedimos y dijo que las cobraban aparte), el emince de pollo no lo había y otras cosas que pedímos tampoco. Casi no había gente y la que había se fue sin tomar la mitad de lo que había pedido. Total que nos tuvimos que ir a cenar a otro sitio y encima después de haber “tirado”30 eurazos. Resumen local nada recomendable
Hola a todos,
La verdad es que yo he ido un par de veces porque me encanta el queso ( y porque descubri este sitio aqui, como muchos otros ) pero desgraciadamente estoy de acuerdo con algunas cosas que se han dicho en los comentarios….
por ejemplo, en ese sitio entra gente alguna vez? las veces que hemos ido, hemos estado solos ( esto tiene sus cosas buenas como la tranquilidad de cenar sin ruidos ni humos…pero mosquea, aunque siempre he pensado que es porque esta un poco escondido y ha coincidido que han sido jueves a ultima hora… )
sin embargo no estoy de acuerdo con lo que se ha dicho qde la comida, bien presentada, cantidades aceptables y la comida bastante buena.
Muy recomendable, Cucharete!!!
Llevé a mi novia y a dos amigas más a La Fromagerie y, cierto que cenamos sólo junto a otra pareja (en total 7 personas en el restaurante sin contar al camarero), pero cierto también que con una ración de quesos exóticos (piña, jamón, salmón, sin contar un aperitivo para cada uno de queso brie), una baguettina de atún, una cazuela de chistorra al vino oloroso y dos rondas de cervezas (contanto una Keler y una Judas, que suben el precio a razón de 5 y 4 euros por unidad) comimos los cinco a razón de 12 euros cada uno.
Sólo había una persona atendiendo (para que más si no había demasiado público el jueves de Semana Santa), fuimos bien atendidos y salimos con la barriga llena.
Casi cuatro cucharetes para La Fromagerie, por lo que me animo a seguir visitando alguna otra de vuestras recomendaciones.
Saludos cucharetes!
Axel
Hola a tod@s.
Trabaje durante unos años al lado de la fromagerie, y era el lugar al que siempre ibamos a desayunar. Alguna vez comi alli (antes tenian menu al medio dia, ahora no lo se) y la verdad es que no me gusto especialmente.
Eso si, a la hora del desayuno os aseguro que habia overbooking!!! Empezamos tomando tostadas con tomate, que la camarera de las mañanas, Tere (tampoco se si seguira alli) se curraba un monton, rayando el tomate con un rayador (no esa pasta roja que te ponen ahora en muchos sitios) que eran de verdad, de las mejores que he probado. Pero pronto nos pasamos a los quesos: cada dia un bocatin de un queso distinto. Buenisimosss!!! Y Tere (es que de verdad que es un cielo) nos tostaba el pan y nos hacia con mucho amor, que eso se nota!!!
Conclusion, para comer, comer, no se, pero para desayunar o para tomarse un bocata/baguette a cualquier hora del dia me parece una delicia de sitio: el local, los camareros y los quesos (soy un gran quesera)
Si vais por alli dar recuerdos de parte de Rafa y las chicas!!!
Estuve el otro día cenando allí y creo que deberíais haber resaltado más que NO es un restaurante, sino más bien una taberna.
El servicio impecable (se llenará para desayunar pero un sábado por la noche estábamos 4 personas), super amables (te explican los quesos y todo) y el sitio es curioso, pero super pequeño.
Los quesos estaban tremendísimos (aunque la bandeja que os pusieron a vosotros era un pelín más generosa), aunque para ser sábado noche me pareció un desastre que no tuvieran disponibles las baguettinis ni el emincé, así que nos quedamos un poco con las ganas.
Espero volver porque amo el queso en todas sus formas, pero acabé un pelín decepcionada con la visita (aunque los majísimos camareros hicieron todo lo posible por evitarlo)..
No es restaurante para cenar, es un lugar para picar. Las sillas altas lo dejan bien claro, como la pequeñez del local. Los camareros amabilísimos, el queso delicioso.
Llamé la semana pasada por teléfono y no existía el número, así que mandé un e-mail que nunca contestaron. Aún así decidí probar suerte ya que llevando tanto tiempo abierto no creía que hubiera cerrado, pero cuando llegué lo estaba y parecía llevar así bastante tiempo.