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Agustín de Foxá, 16-18
Madrid (Chamartín)
Plaza Castilla (1,9,10)
91 314 56 96
40 - 50
El Restaurante La Casuca nos ofrece una sabrosa cocina tradicional “con un toque personal” como bien indica su eslogan. Disponen de diversos menús para grupos de 10 a 50 personas cuyos precios oscilan entre 37 € +IVA y 79 €+ IVA. En todo el espacio está permitido fumar y sus comedores (alguno reservado) dan cabida a 125 comensales. Parking gratuito (no válido para menú del día). Su horario de apertura es de 13:00h. a 16:00h. de Lunes a Domingo y de 20:30h. a 23:00h. de Lunes a Jueves (Viernes y Sábados hasta las 00:00h). Cierra Domingos noche y festivos.
4,5
Rayo: Guardo un cálido y agradable recuerdo de este recomendado restaurante al que sin duda volveré. Investigando por la Red con el fin de conocer las opiniones de los demás sobre su cocina y si éstas son acordes a la mía, encuentro las palabras de Antonio Núñez -su Gerente- que comparto completamente en cuanto a significado y mensaje: “En el Restaurante La Casuca hemos incluido platos que vienen de recetas de nuestros familiares (abuelas, madres y tías) y que pensamos que gustarán a nuestros clientes tanto como nos gustan a nosotros, manteniendo aquellos sabores tan especiales que había en casa de nuestros padres y familiares, que tantas veces recordamos con añoranza.”
No me extraña que su eslogan comercial sea: “Cocina tradicional con un toque personal”, porque así es… ¡comprobado!, y ese toque maestro se lo da Antonio Hoyas, un Chef joven -pero con muchos años entre fogones- que siente la cocina y disfruta elaborando sus platos a los que transmite ese “algo” que mejora los sabores a los que estamos más habituados.
La fachada llama la atención a cualquier paseante -mucho más si busca un sitio donde llenar la panza- pues transforma la calle en un amarillo-granate que resalta con la iluminación del local, pero lo mejor… es aproximarse un poco más y desde el hall -y con permiso del concentrado pescador- echar un vistazo a su interior a traves de un dispuesto cristal: ¡La Casuca!
Puede que los más futuristas echen en falta neones azules, sillas de metacrilato con formas sorprendentes o paneles de aluminio retroiluminados que dibujen una estela de luz a lo largo del local -que es a lo que nos tienen acostumbrados los nuevos (pero no buenos) locales de hoy en día-… pero lo que nadie va a echar en falta -modernos, anticuados, jóvenes, mayores, carnívoros, vegetarianos, guapos, feos, gordos, flacos…- es el ¡buen comer! Porque queridos lectores… ¡En la Casuca se come de lujo!
¿Cómo decoraríamos un local que apuesta por no perder esa cocina de antaño, acomodándola a nuestros tiempos con ese toque personal casuquiano? Pues como luce La Casuca, un espacio híbrido entre un mesón y un elegante restaurante distiguido en el que los detalles se cuidan con esmero y en el que la calidad prima ante todo. Quizás puntualizar que la música -por momentos- no era de mi agrado -no me pegaba con el local-, aunque sí estaba a un volumen correcto y agradable, sensación que se corregía cada vez que llegaba una pieza de jazz.
Las pinturas que enriquecían las paredes eran obra de Covadonga Sánchez Fontecha, me acerqué a una muy curiosa que estaba a la venta por 1.500 €. Con periocidad, muestran obras de artistas noveles, por lo que en futuras visitas disfrutaremos de nuevos aires.
Tonos cálidos envuelven al comensal en cada rincón, haciéndole disfrutar de una estancia de lo más agradable, con una iluminación ténue y una presencia protagonista de plantas y hojas secas que traen en primera persona la naturaleza exterior al comedor -recordad que estamos en nuestra casa, en nuestra casuca del campo-.
El espacio entre mesas -amplias ya de por sí- es considerable y el comensal no se siente agobiado en nigún momento, algo que se agradece y que por desgracia no se cuida en la mayoría de los locales cuya única prioridad es servir más y más cubiertos. La hilera de botellas del fondo de uno de sus comedores me recordaba a una graciosa matrioska de 7: esas muñecas tradicionales rusas cada una más pequeñaja que la anterior y que conviven unas dentro de otras.
Como podéis observar, las mesas lucen -correctamente montadas- una cristalería impecable, digna de disfrutarla con un excelente caldo, como hemos hecho nosotros ayudados por el maître -y que finalmente elevó el precio de la cena en 35 €-, pues optamos por un vino de la tierra de Granada -concretamente del Valle de Lecrín-, un cabernet/merlot Señorío de Nevada 2003 que resulto una elección muy acertada.
Pero pongámonos “bocas a la obra” y pasemos a analizar su cocina, sus platos estrella -al menos aquellos que tuvimos la ocasión de probar- pues de ser un maestro de escuela no pararía de otorgar sobresalientes a diestro y siniestro, todavía a día de hoy no sabría con cual me quedaría como plato favorito, bueno, no adelantemos acontecimientos, que entre tanto Sobresaliente fijo que cae alguna Matrícula de Honor.
Y la primera matrícula le cae a la espectacular Brandada de bacalao con vinagreta de pulpo. ¡Madre mía como estaba la brandada! ¡Exquisita! ¡De premio! ¡Que la presenten al concurso de brandadas de España si es que existe! No dejéis de pedirla porque encandilará vuestros paladares. Untadita en sus rodajas de pan tostado… ¡Mmmmmm! En su justo punto de sal -por lo menos el mío- y con una suavidad de tacto al paladar envidiable. ¡Lo mejor de la noche! -sin desmerecer al resto de los platos, ya los veréis a continuación-.
Pero es que el Nido de huevos fritos y patata paja con picadillo de chorizo ahumado y ajetes tiernos estaba también de muerte. ¡Qué rico! Cómo podéis ver en las imagenes las raciones son más que generosas, vamos, que la gente de buen saque no se va a quedar con hambre como sucede en los “locales de luces azules” que os comentaba al principio, donde a veces dan ganas de comerse el plato.
FlashBack y Ninillas os muestran los Bastoncitos de verdura y dados de frutas tropicales dorados en aceite de oliva y salsa de soja, que se llevaban otro sobresaliente y conformaban una “primera evaluación del curso escolar gastronómico-casuquiano” muy exitosa.
Para continuar puntuando en la segunda evaluación -pues esto, queridos lectores, es una evaluación continua- llegaron los platos principales a la mesa. Fijaos en este Arroz caldoso con bogavante y sepia ¡Es para 2 personas! pero… no hay más que ver la foto de Ninillas para comprobar que realmente es para 3… ¡por no decir para 4! -pues aun teniendo una ración servida la fuente ¡ni se ha resentido!-
¡Estaba buenísimo! Entretenidos disfrutando de su sabor mientras desmenuzábamos las fuertes patas del bogavante con las tenazas de marisco que acompañaban la presentación del plato. Y teníais que vernos a los cuatro aprovechando lo que quedaba en la fuente… pues la única oportunidad de volver a probarlo en todo su explendor sería volver a La Casuca. ¡Y volveremos!
¿Que podría deciros de las Milhojas de solomillo y queso de cabra con picatoste de puré de cebolla y crujiente de jamón? ¡Pues que volvimos a disfrutar de lo lindo! Menudo nombre… menos mal que con decir milhojas al camarero es suficiente para que tome nota, pero la verdad es que me encantan los nombres largos de los platos aunque llamen mucho la atención, ¡qué mejor manera de hacerse una idea de sus ingredientes! El queso de cabra gratinado entre los medallones de solomillo es Monte Enebro.
Ninillas -en primer plano- y FlashBack - sosteniéndolo en la mano- os muestran el Cochinillo confitado en aceite de finas hierbas con mezclas de aceite balsámico que para mi gusto estaba exquisito. He de decir que nunca lo había probado preparado de ese modo y me encantó. La próxima vez que acuda a La Casuca y no compartamos platos, ésa será mi elección como segundo, que acompañará a la brandada de bacalao como primero. ¡Os lo aseguro!
Los postres había que probarlos -faltaría más- pero la verdad es que era prácticamente imposible que nos entrasen, por lo que optamos por pedir un Surtido variado de postres caseros (2 personas) para los cuatro, de ese modo pudimos echar un vistazo a su ofertas de sobremesas, y es ahí donde el local patinó, aunque fue un patinazo a medias, me explico: los dos postres caseros del surtido, el Tocino de Cielo y la Tarta de queso estaban buenísimos, el resto no eran más que trozos de tarta industrial que no venían a cuento en un restaurante de esa categoría -hablando en términos del buen comer-. Se lo comentamos al maître al finalizar nuestra cena, y para nuestra sorpresa, nos comentó que estaban en ello, que desde ya mismo iban a cambiar toda su carta de postres apostando por los caseros aprovechando que también reformarían su carta de vinos. Con lo que… ¡solucionado lo de los postres!
Para finalizar nos invitaron a unos chupitos que venían en estas curiosas botellitas, yo me decanté por el de hierbas como siempre.
El Restaurante La Casuca es uno de esos sitios necesarios en toda gran ciudad, que aguanta lo que le echen con el paso del tiempo -por mucho que se modernicen los locales y gustos de la gente- y siempre consigue contentar al comensal que lo visita cuando el hacer de su comida un disfrute se trata.
FlashBack: Muy próximos al entorno financiero ubicado en el comienzo de la prolongación norte del eje formado por el Paseo de la Castellana, más concretamente a medio camino entre la Plaza de Castilla y la Estación de Chamartín, nos llama la atención un establecimiento de cocina tradicional: el Restaurante La Casuca.
Encontrándonos en un momento de auge gastronómico en el que la innovación, a veces excesiva, sigue causando esplendoroso revuelo, se agradece que aún exista una apuesta en los fogones por ofrecer los platos de siempre conservando la esencia de los mismos pero aplicándoles un toque personal. Seguramente de esto último es bastante responsable su jefe de cocina Antonio Hoyas.
Y es este objetivo el que parece que lleva funcionando desde hace ya alrededor de unos cuatro años aunque su andadura comenzase allá por finales de los ochenta. No sólo entre los residentes próximos a su localización sino también entre quienes se desplazan aquí a propósito, como nos parece apreciar entre los comensales que han elegido la misma velada que nosotros.
Una vez traspasamos la puerta de entrada, se desprende gran coherencia entre la oferta culinaria que pretendemos encontrarnos y la decoración interior de todos los espacios desde la escalera que nos conduce al mostrador recibidor hasta el resto de rincones del local.
Un salón repleto de elementos decorativos en madera, agradables plantas, cuadros escogidos iluminados por lámparas halógenas muy bien situadas. Numerosos y acogedores detalles que nos acompañan al sentarnos en cualquiera de sus mesas elegantemente vestidas.
Gracias a una distribución concienzuda de los comensales en diversas estancias y reducidos salones, se obtiene una atmósfera relajada que se ve completada gracias a una ambientación sonora basada en bandas sonoras cinematográficas o piezas de jazz siempre con ritmos relajados y gran musicalidad.
En definitiva, un conjunto ideado para ser disfrutado en nuestra visita y en cualquiera de las posteriores. Ya que si la cocina que vamos a degustar traduce todo esto en los fogones sin duda será así.
Sus pequeñas rejillas adornando las paredes nos hacen trasladarnos a un entorno rural en este enclave tan urbano. De esos a los que siempre nos desplazamos, cuando nuestro tiempo libre nos lo permite, con el fin de encontrar momentos de relajación y una buena cocina que satisfaga nuestros gustos más tradicionales.
Sobre los manteles, se nos recibe con elementos suficientes para que no echemos nada en falta durante nuestra cena. Altas copas de cristal, servilletas de tela, cubertería de calidad y una ornamentación apropiada que acompaña pero no molesta, como son los singulares botijos situados en puntos clave de los alféiceres de madera interiores de la casuca en la que nos encontramos.
No olvidaré tampoco el pequeño platito situado a nuestra izquierda sobre el que nos va a servir un pan blanco integral o blanco, a nuestra eleccion, elaborado de forma casera y que supone uno de los puntos a considerar en un restaurante que se precie.
Puestos a hablar sobre los entrantes, nos sorprende gratamente la cantidad de los mismos, como no podría ser de otra forma. Y es que el primero en captar nuestra atención resulta ser la Brandada de bacalao con vinagreta de pulpo que os muestran Rayo y Ninillas. Un plato que reconoceré muy elaborado ya que, aún no siendo este pescado uno de mis sabores especiales, consigue un toque suave ligeramente salado al que acompañan perfectamente los pequeños trocitos de pimiento. Todo horneado en su punto, suponiendo un excepcional gozo el deslizar los cubiertos sobre él y observar como se separan sus trozos suavemente, señal de la gran frescura de su materia prima. Me alegro enormemente del descubrimiento.
Claro que estaréis deseando que hable y me centre más sobre el Nido de huevos fritos y patata paja con picadillo de chorizo ahumado y ajetes tiernos. Uno de esos platos en los que nuestro camarero se ofrece a romper antes de hincarle el diente y de los que a muchos nos gusta pelearnos por hacerlo nosotros mismos. Tenedor y cuchillo en mano, ¡qué mejor idea para ir calentando motores! Una vez preparados, no queda más que reconocer el exquisito toque que le aportan los ajetes y la personalidad adquirida por contar con las patatas en presentación paja entre sus ingredientes. ¡Qué rico!
Ya que es recomendable aportar gran variedad a nuestro menú y al mismo tiempo resulta saludable, es deber el pedir un buen plato de Bastoncitos de verduras y dados de frutas tropicales dorados en aceite de oliva y salsa de soja. Se podría resaltar de él que es uno de esos platos que entran sólos y nos ayudan fielmente a proseguir con nuestra cena-velada. Todo ello, por supuesto, debido a un aceite de oliva y una salsa de soja de alta calidad que aportan al resto de ingredientes una acción ligera y digestiva.
Algo que no predecíamos sobre La Casuca era la oferta de arroces con la que nos sorprende en su carta. Así que, entre que nos decidíamos o no, acabamos ordenando un Arroz caldoso con bogavante y sepia. ¿Acaso sólo el nombre no nos llama ya la atención?
Una ración para dos que no se queda corta en ningún momento. ¡Menuda fuente! De su contenido, no sólo cabe mencionar la frescura del bogavante y la sepia sino que el arroz dispone de un punto inmejorable. Estoy seguro que por mucho tiempo que lo intentase en los fogones me sería casi imposible lograr algo similar. Nos quedamos gratamente sorprendidos.
Tras tantos y tan gustosos entrantes para compartir -aunque el arroz ya podría considerarse un buen plato principal-, ¿por qué no hacer lo mismo con el resto de platos? Empezaremos con unas Milhojas de solomillo y queso de cabra con picatoste de puré de cebolla y crujiente de jamón. Finos trozos de solomillo con un queso bien escogido como parte de su receta y la sorpresa de su puré de cebolla ligeramente dulce debido a realizarse con planta hortense previamente caramelizada.
Si al principio mencionaba que esperábamos experimentar ese toque personal del que tanto se habla sobre este local podría decirse que este plato es de los mejores ejemplos.
Y como no hay un plato principal sin dos, es obligación degustar el Cochinillo confitado en aceite de finas hierbas con mezclas de aceite balsámico. Obligación más bien por mi parte hacia el resto del equipo, y es que uno no se puede resistir a este tipo de carne.
Viene acompañado de un pequeño pimiento y un tomate cherry. Bañado por unos hilos de salsa con la que combina perfectamente la piel de cada porción presenta bastante consistencia.
Para concluir, se nos hace demasiado pedir una selección de postres uno a uno por persona así que, ya que siempre nos hace falta ese pequeño regusto a dulce al final de una cena, decidimos optar por un Surtido variado de postres para 2 personas, que os muestran mis compañeros entre los que sacaría, e incluso los habría pedido independientemente, la Tarta de queso con una estructura sólida y tersa muy original y el Tocino de cielo exquisito y con una capa de azúcar quemada por su superficie.
Sin embargo, pronto olvido el tema de que alguno de los postres no sean caseros debido al obsequio habitual del restaurante a sus comensales de los típicos chupitos de hierbas, orujo y pacharán. ¿Os habéis fijado lo preciosas que son las botellas en las que se sirven?
Agradecidos por este detalle, decidimos acompañarlo igualmente con un buen café por persona, bastante bueno por cierto. Como se puede observar en la fotografía se sirve en unas tazas de cerámica de aquellas en las que uno disfruta con el cierre de su cena.
Haciendo una reflexión final sobre La Casuca, pondría de relieve no sólo las grandes creaciones culinarias caracterizadas por su calidad y cantidad al mismo tiempo que personalidad, sino también un gran despliegue en cuanto a la decoración del establecimiento y a su apuesta por un servicio realmente profesional.
Por todo ello y, ya que es de buen nacido ser agradecido, resaltar el magnífico trato que hemos recibido tanto de Antonio -el jefe de cocina-, como de Paco -compañero suyo y jefe de sala-, en una cena en la que hemos disfrutado con excepcionalidad.
Ninillas: Mira que habré visto veces este restaurante anunciado, es de los que te suenan, pero que nunca llegas a ir. ¿El porqué? No lo sé, pero el caso es que nuestro superior –el Sr. Cucharete- consideró oportuna una inspección y, ¡a ver quién es el guapo que le da un no por respuesta! Entré sin saber qué me iba a encontrar y salí con la firme convicción de que volvería, en pocas palabras, el Restaurante La Casuca es una visita obligada que sin remedio te obliga a posteriores porque… ¡Cómo se come en La Casuca!
En plena calle no pasa desapercibido con su fachada amarilla y granate. Cruzas el umbral de la puerta y ahí mismo ya tienes unas escaleras que te conducen a un pequeño recibidor donde, como no podía ser de otro modo, te recibe Francisco Carcaboso, jefe de sala y que, si me lo permiten, de aquí en adelante llamaré Paco. No son confianzas que me tomo, es que todo el mundo le llamaba así.
Pues bien, mientras Paco, un señor amable donde los haya y gran profesional -ya van quedando pocos-, miraba nuestra reserva, yo me dediqué a hacer un reconocimiento del terreno. Primera impresión, la de estar en un refugio de montaña, sólo me faltaba una chimenea y el crepitar de la leña. De sus paredes, además de cuadros, cuelgan pequeños detalles como un negro leyendo el periódico o ramos de flores secas.
Han creado un ambiente tremendamente agradable, un sitio en el que entras y te sientes cómodo. Todo va sin estridencias, pero acorde con el nombre del local, de ahí que tanto sus sillas como las celosías que recorren el local sean de madera.
El restaurante tiene capacidad para 125 comensales, distribuidos en dos plantas: la superior -45 personas- que se usa para celebraciones privadas y la baja, donde cenamos, para 80. Es un restaurante que tal y como está enfocado, cubre todos los frentes, me explico, para el medio día es ideal para una comida de trabajo, familiar… Llegada la noche el sitio se presta para una reunión de amigos, una cena romántica con la pareja… Vamos, que se podría decir que es un restaurante multifuncional. Además de eso, también está muy bien para grupos grandes, o a día de hoy, para cenas de Navidad, de hecho cuentan con varios menús muy completos que van desde los 37 € +IVA a los 79 € +IVA que incluyen café, copa de cava, agua y vino.
Por lo demás, no hay una saturación de mesas, más bien al contrario, la distancia entre las mismas es más que considerable. Las tienen de todos los tamaños y formas: de 2 y de 4 cuadradas, de 4, de 6 y de 8 redondas… Ya os digo, para todos los gustos, pero eso sí, todas muy espaciosas, uno se sienta y no está dándole con el codo al que está al lado. Respecto a su indumentaria, visten color teja y crema, de tela claro. La vajilla, la cubertería y la cristalería van en consonancia con la decoración del local.
Vayamos al tema, ¿qué se puede comer allí? Pues bien, su carta es un recorrido por la Cocina Española Tradicional, con toques de innovación, pero en su justa medida. Cada uno de sus platos recibe el nombre que le corresponde y no da lugar a dudas, cosa que se agradece después de ver propuestas en las que se hace incomprensible saber si vas a comer carne o pescado. Nos encontramos así con sugerentes entrantes como las Tortillitas Rellenas de Bechamel con Gambas, las Croquetas de cabracho con hortalizas frescas o los Callos a la madrileña de la Tía Maruja. No podemos olvidarnos del Cocido montañés -cocido con alubia blanca, chorizo, morcilla, costilla, oreja, berza y patata-, que si no lo pedimos fue porque las horas no acompañaban. Y como principales: Bacalao al gusto del cliente -Vizcaína de tomate, al horno o en delicias a la romana-, Paupiette de emperador con txangurro a la molinera o Raviolis rellenos de espinacas y salmón ahumado a la crema de cítricos. Tampoco se pueden pasar por alto sus arroces: Arroz ciego con productos de la mar y de la tierra o el Arroz meloso con foie de pato y trompetas de la muerte.
Ante semejante oferta, la verdad es que nos costó decidirnos, pero finalmente conseguimos ponernos de acuerdo, éramos cuatro, de modo que: 3 entrantes para compartir y 4 segundos al gusto, que finalmente se convirtieron también en compartidos. Para regar, optamos por un vino granadino del Valle de Lecrín, un cabernert/merlot Señorío de Nevada 2003 -35 €-, era la primera vez que lo probaba, de hecho no lo conocía, fue el maître quien nos lo aconsejó y desde luego, fue un acierto.
Y comenzamos con la Brandada de bacalao con vinagreta de pulpo, se trataba de una mousse casera para untar sobre pan tostado. La ración era muy generosa, la presentación, ya la ven, está diciendo ¡cómeme! y en cuanto al sabor… Sólo decirles que simplemente por probar la brandada está justificada una visita al restaurante. En una palabra: espectacular.
Continuamos con unos Nidos de huevos fritos y patata paja con picadillo de chorizo ahumado y ajetes tiernos, mostrados por mis compañeros, que igualmente estaban de toma pan y moja. En la foto os muestro los Bastoncitos de verduras y dados de frutas tropicales dorados en aceite de oliva y salsa de soja. Lo pedimos más que nada para rebajar un poco, aunque de poco sirvió porque era una ración más que considerable. Las verduritas estaban en su punto justo y el aliño suponía el maridaje perfecto.
Vamos con los segundos, en la imagen: Arroz caldoso con Bogavante y sepia. Se supone que era una ración para dos personas. La realidad es que comimos los 4 y aún sobró. Sólo hay que ver que mi plato estaba lleno y la fuente parecía intacta. O sea, que de la cantidad no se puede uno quejar, pero ¿y el sabor? Pues ese fallo tampoco se le puede encontrar porque estaba rico, rico… Buen punto para el arroz, bogavante y sepia muy correctos, vamos… que no estábamos en una arrocería, pero lo parecía.
De las Milhojas de solomillo y queso de cabra con picatoste de puré de cebolla y crujiente de jamón, ya os han hablado Rayo y FlashBack, sólo quiero añadir que a mí también me gustaron mucho, y me pareció acertadísimo el puré de cebolla, que en boca me recordaba a una compota de pera, incluso pregunté si realmente era cebolla. Yo os muestro el Cochinillo confitado en aceite de finas hierbas con mezclas de aceite balsámico, no era el típico cochinillo asado, ya su nombre lo indicaba, estaba muy tierno y bien rico, se acompañaba con pimiento verde y un tomate cherry. Era un plato bonito de ver y fantástico para comer.
Bien, pues desde que empezamos este blog, yo creo que nunca habíamos dejado nada de nada en un plato, para todo hay una primera vez y fue ésta. No pudimos con todo y mira que lo intentamos, sobre todo mis 3 acompañantes, pero sobró. Aún quedaban los postres, había que dejar constancia de ellos y por eso nos decantamos por un Surtido variado de postres para 2 personas. Llevaba Profiteroles, Tarta de frambuesa, Tarta de chocolate, Tocino de cielo casero y Tarta de queso casera con frambuesa y frutas deshidratadas. Y aquí, pues hubo de todo, me explico, los dos caseros: el tocino de cielo y la tarta de queso, buenísimos, ahora bien… el resto eran postres de un obrador y la verdad es que para conforme había sido la cena desmerecían mucho el conjunto. O sea que, menos los elaborados por ellos, el resto eran prescindibles.
Vamos con el repasito general. Comienzo por el ambiente, me gustó, un sitio en el que te sientes cómodo, se puede charlar sin temor a oír ni ser oído y con una música de fondo a ritmo de jazz a un volumen agradable. A este respecto, debo añadir que al principio la música parecía más bien un hilo musical de hotel, pero antes de acabar con los entrantes cambiaron el chip, cosa que agradecí. Del servicio, sólo puedo dar agradecimientos, nos trataron muy bien y sobre todo añadir que aceptan críticas sin poner malas caras, y digo esto porque al finalizar la cena y preguntarnos que qué tal había estado todo, nosotros les contestamos que todo nos había gustado mucho, pero que en los postres tal vez sólo deberían dejar los elaborados por ellos, que estaban deliciosos, pues el resto nos parecía que no estaban a la altura de su propuesta gastronómica. Lejos de poner malas caras, nos dijeron que estaban totalmente de acuerdo con nosotros y que estaban trabajando en ello, así como en la elaboración de una nueva carta de vinos que llevara su sello propio.
En resumen, ¿por qué volveré al Restaurante La Casuca? Primero por sus sabores, platos tradicionales bien elaborados con excelentes materias primas y con un toque personal de modernidad “made in La Casuca” y… ¡ah! y en raciones generosísimas para que no te quedes con la miel en los labios. Segundo, por su trato, cordial, profesional y al mismo tiempo cercano. Y tercero, porque esa Brandada de Bacalao es el reclamo perfecto para volver y degustar el resto de su carta, con una buenísima relación calidad-precio.
Cucharete: Un restaurante que sin duda disfrutarás tanto como nosotros. Se come muy muy bien ¡sobre todo si eres de buen comer! ¡Cómo estaba la brandada de bacalao! ¡Madre mía! Ciertamente se basa en una cocina tradicional adaptada a nuestros tiempos, con esos toques que la diferencian del resto. Mi equipo cenó por 48 €/persona, cuatro personas con 3 entrantes, 4 segundos -arroz para 2-, una botella de vino de 35 € -que elevó el importe de la cena-, agua, postres y cafés.
Ambiente cálido y acogedor. La atención y profesionalidad del servicio. Sus exposiciones de arte (que están a la venta). La calidad tanto en sus materias primas como en la elaboración de su cocina. La generosidad de sus raciones. Excelente relación calidad/cantidad/precio. Admiten cheques de comida.
Música de fondo al estilo “hilo musical de hotel” en algunos momentos. Sobran los postres que no son caseros, pues desentonan completamente con la calidad de los de elaboración propia. De todos modos, estos dos puntos se los comentamos en directo al maître y nos aseguró una corrección inminente.
4,5
15 comentarios a “La Casuca”
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Siempre me ha alucinado que este restaurante salga recomendado en diversas páginas de internet, pero verlo aquí con 4 cuatro cucharetes y metido en el mismo saco que restaurantes como Al-Munia, Samarkanda… Lo siento, pero no puedo por menos que disentir.
Trabajo cerca de este restaurante y he comido el menú del día aquí en numerosas ocasiones: la comida es mediocre (en la tónica general de otros de la zona) y el servicio simplemente regular.
Ya que el restaurante aparece recomendado en diferentes webs, he probado también a comer a la carta. Me sigue pareciendo igual de mediocre y desde luego para nada merecedor de los cuatro cucharetes asignados.
No hay más que ver las fotos de los platos que aparecen en la crítica ¿Es esa la presentación de un arroz con bogavante de 4 cucharetes?
¿Resulta apetecible ese plato de huevos sobre patatas paja (que no se ven) y picadillo? Bastoncitos de verduras y dados… ¿Bastoncitos? Es medio pimiento!
Lo siento, pero no coincido en absoluto con su crítica y no puede compararse con ninguno de los otros restaurantes que aparecen con la misma calificación.
Hola Marta,
nosotros no hemos probado el menú del día, por lo que no podemos opinar sobre él.
Respecto a cenar a la carta, en nuestra visita quizás no hemos sido capaces de realizar unas fotos acorde a la calidad de los platos que degustamos y que plasmen fielmente lo que vimos y disfrutamos, pero debemos indicar que no sólo tenían buena presencia, sino que estaban riquísimos. Lo hemos valorado con el mismo criterio que el resto de restaurantes que han obtenido esa puntuación en Cucharete (dando mucho peso a su relación calidad/cantidad/precio), lo que lees en la crítica es el discurrir de nuestra cena de una manera honesta y sincera.
También es cierto que es un análisis basado en una única visita al local, por lo que esperamos que los comentarios de los lectores de Cucharete completen el artículo con diferentes experiencias, como lo has hecho tú. De todos modos, si tienes la oportunidad de regresar (sobre todo si tu crítica es anterior a la nuestra y de hace tiempo) nos encantaría conocer mediante otro comentario si continúas opinando lo mismo o si por el contrario algo ha cambiado en el restaurante desde tu última degustación, pues a nosotros nos encantó.
Un saludo.
Habra que ir al restaurante, no? Que buena pinta tiene.
Os cuento mi experiencia:
Me sonaba mucho el nombre de este restaurante y me pilla un poco lejos de mi casa, pero tras verlo que lo habíais puesto en cucharete, me animé a acudir ya que un amigo vive por la zona. Os hicimos caso para los primeros y la brandada de bacalao nos dejó con la boca abierta. Es verdad que no todos los platos sean un cuadro de picasso como dicen más arriba pero a mí es un sitio que me gusta porque se come casero, en cantidad y es de esos restaurantes en los que por lo menos estás tranquilo. Los camareros me parecieron bastente profesionales ¡lástima que no me quede más cerca!
sludos de este asturiano afincado en Madrid
Pues coincido con Marta, por motivos profesionales he estado durante un año varios días a la semana comiendo menú y me parece exagerada la valoración, de hecho en este tiempo alguna vez también hemos comido a la carta y para nada se merece esa valoración.
El sitio es tranquilo te atienden bastante bien, pero ya esta.
Saludos
Pues q queréis q os diga a mi me encanto, lo descubrí un día en Internet y me llamo la atención la foto de la brandada de bacalao pq soy una forofa total de este pescado, mi boca se hizo agua y pensé !tengo q probarlo!,no me defraudo en absoluto estaba delicioso como todo lo q comí, de los postres no puedo opinar pq no los tome. He visitado el restaurante dos veces y toda la gente q he llevado ha quedado encantada y se q han vuelto sin mi. Volveré siempre q tenga q llevar a amigos a comer o cenar pq se q además de yo quedar bien, quien vaya conmigo saldrá de allí encantado. Perfecta la decoración, el servicio, el ambiente, la música….todo. Totalmente recomendable.
Yo estuve comiendo hace ya bastante tiempo, y la verdad es que los platos que pedimos tanto mi familia como eran abundantes y estaban bien preparados, pero por lo que leo en los comentarios me está dando la impresión que como en casi todos los restaurantes, hay platos que se le dan mejor al cocinero, y platos que le salen peor, la clave está en pedir bien (yo particularmente con la carne nunca tengo problemas siempre que sea buena).
En el tema menús del día, opinar porque no lo he probado, pero creo que no se puede valorar la calidad del restaurante por un menú de 9-10 euros donde las calidades ya se sabe que están muy ajustadas.
Quizás un 4,5 es generoso (puede que con el bacalao… yo no lo he probado pero tiene pinta de 5 cucharetes), pero yo si les pondría un 4.
Hola a todos:
coincido con Marta y Luis, por motivos de trabajo he estado durante un año varios días a la semana comiendo menú y tal vez en carta por el dia y como vivio cerca pues tambien he ido de noche y me parece exagerada la valoración.
El sitio es tranquilo te atienden bastante bien, pero no tiene ambiente…
No aconsejo para ir en pareja porque no lo veo un sitio romantico.
Con 4 cucharete va sobrado…
Se come muy bien en este restaurante, habré ido dos veces, siempre por trabajo y pidiendo a la carta, y nunca me defraudó, ahora aprovecharé para ir con mi pareja o amigos para aprovecharnos de la oferta, que eso de no pagar el vino y el postre está muy atractivo, que siempre es lo que te sube mucho la factura. Ya os contaré.
Hola a todos:
Yo no conocía el restaurante La Casuca. Lo descubrí a través de cucharete, miré su página web, leí detenidamente la carte y me animé a ir. El momento oportuno fué una comida familiar con mi madre y mi hermana. Dato importante es, que mi hermana es una forofa de salir a comer y cenar casi todos los sábados y domingos. Siempre que va de vacaciones se informa de los locales con más importancia gastronómica y no deja de comprobar por ella misma las críticas. Por mi parte valoro mucho el sabor de los platos, no tanto la presencia. Y por la parte de mi madre, eso es peor, ella es muy muy severa en las valoraciones de la cocina. Es como si sintiera que esta poniéndolo en la balanza con sus platos caseros.
El resultado de nuestra valoración es fantástico.
El trato del personal del restaurante, no pudo haber sido mejor. La comida muy bien hecha y con sabor muy agradable. En mi caso comí de segundo el bacalao braseado y estuve toda la tarde diciendo en la oficina, que el bacalao estaba de muerte. El vino que nos ofrecieron con la oferta, estaba muy rico. Y el postre, de esos que pone en peligro la operación bikini. Desde luego que volveremos, pero no mucho porque sino creo que voy a tener que comprarme una talla más de pantalones.
Un saludo.
¿Porque no decís en ningún momento que su especialidad es la cocina cántabra?
¿o no es así?
yo no he estado pero quiero ir, y esto lo comento porque soy cántabro y buscando por Madrid algún restaurante de comida cántabra solo encontré este (porque creo que lo es).
Hola Pablo:
Nosotros sólo somos “hijos adoptivos” de Cantabria. Conocemos la tierruca desde hace muchos años y el nombre del local es un homenaje hacia ella. Nuestra especialidad es la cocina tradicional, pero siempre con un guiño a la cocina cántabra. Siempre tenemos en carta el genuino Cocido Montañés, por el cual más de un cántabro me nos ha felicitado, o las rabas.
En la renovación de la carta que hemos realizado con motivo de la llegada del otoño, hemos incluido un guiso que llevabamos tiempo con ganas de tener: el cocido Lebaniego.
Esperamos verte muy pronto por La Casuca disfrutando del buen comer.
Hasta la vista.
* Cucharete.com garantiza la autoría de este comentario por parte del restaurante La Casuca.
No volveremos en esta página hay sitios infinitamente mejores.
El servicio deja mucho que mejorar, y también un ápice de alegría.
La comida la sirven demasiado templada, sino estaría mucho mejor, y estaba vacío el local, así que no ha sido por ser estar lleno.
También me ha extrañado mucho la valoración, salvo que cuando va cucharete se transformen.
Hoy he estado en La Casuca, ha sido una visita informal y no premeditada pero con vistas a organizar alguna “reunión familiar”. Acompañado de mi madre, a la que recomendé visitar la página de Cucharete y que parecía convencida de celebrar el posible evento en sus salones no hemos podido salir muy contentos, servicio mejorable, como ponen en la anterior reseña, raciones poco elaboradas (me refiero a no acordes con el nombre que le dan en la carta) y por si fuera poco, casi nos han invitado a salir porque había una pareja esperando ¡aunque había mesas vacías¡ le asignaron la que estábamos ocupando.
La escalera del baño se quedaba uno pegado cuando pisabas….
Espero que se transformen cuando van los Cucharetes, porque la verdad dudo que vuelva a ir allí
Esta mañana hemos ido a comer,recomenado por cucharete y la verdad no estoy para nada de acuerdo con las malas opiniones que he visto.
El trato con nosotros ha sido inmejorable, los platos grandes, el arroz para dos personas, ni que decir tiene que podian comer 3-4 tranquilamente.
En resumen, problablemente vuelva y no a mucho tardar.