-
Orense, 70
Madrid (Tetuán)
Valdeacederas (Línea 1)
91 567 15 58
50 - 70
El Restaurante María Pita podría ser definido como una de las mejores marisquerías en Madrid, pero puntualizaremos que es mucho más que eso: Nos encontramos ante uno de los mejores restaurantes que sirve un marisco de 10 -a parte de una sabrosísima carta- que día a día llega directamente de la lonja de A Coruña y que se luce en su espectacular barra de madera. Acogedor, elegante y distinguido, su comedor -habilitado en su totalidad para fumadores- ofrece una capacidad para 48 comensales. Su horario de apertura es de 13:00h. a 15:30h. y de 20:30h. a 23:30h. Cierra únicamente las noches de los Domingos y los Lunes. Dispone de aparcacoches.
5,0
El Restaurante María Pita ha cerrado.
Rayo: ¿Qué llevaríamos de Galicia a Madrid si al frotar una antigua lámpara de aceite un apuesto genio nos ofreciese un único deseo? ¡El mar! -Sin rompernos mucho la cabeza- Pero como los genios no existen -o por lo menos yo no he tenido la suerte de cruzarme con ninguno todavía- podríamos optar por llevar su rica y reconocida gastronomía, para concretar más… ¡Su marisco! ¿Y… que tal si lo traemos fresco todos los días? Pues que da lugar a un nuevo y flamante restaurante de 5 Cucharetes recomendado para las ocasiones más especiales: ¡Como nuestra Cena de Reyes!
El Ayuntamiento de A Coruña -con su majestuosa fachada de tres torreones- preside la entrañable Plaza de María Pita en pleno centro de una ciudad que mira al mar, sensibilizada por sus gentes y su cultura. Un trocito de ella la tenemos ahora en Madrid, en el distrito de Tetuán, sirviéndonos una cocina de lujo en un enclave con guiños gallegos: la calle Orense.
Podría definir al Restaurante María Pita como una de las mejores marisquerías de Madrid, pero robaría protagonismo al resto de su cocina, salvaguardada por Fernando Negri -el chef- con una pasión y dedicación dignas de un auténtico poeta. ¡Qué mano tiene para los arroces! ¡Madre mía! ¡Cómo estaba! Nos os voy a hacer la boca agua por adelantado… no vaya a ahogaros… ¡Que queda mucho artículo todavía! ¡Que esto es un 5 Cucharetes!
La Cena de Reyes del equipo de Cucharete tenía que ser algo especial, una degustación para el recuerdo, un restaurante de los que no fallan: ¡Todo un 5 Cucharetes! Y gracias a la historia que os comenta Ninillas detalladamente… ¡Acertamos de pleno! ¡Qué bien se come en el María Pita!
Nos da la bienvenida un llamativo grifo de Sargadelos sobre una robusta y elegante barra de madera, que deja entrever en su acristalado excelentes piezas de marisco traído diariamente de A Coruña: Centollas, Berberechos, Camarones, Ostras, Percebes… ¡Menuda pinta tenía todo! ¡Y que tamaño!
Anteriormente el espacio era ocupado por el restaurante “La Arrocería de Laura”, un ambiente completamente diferente, ¡no existía ni la barra! Ahora, cartas de navegación de las Rías Altas y docenas de fotos de veleros de amigos y compañeros de Enrique Vilariño -propietario del local- decoran las paredes de esta zona que brinda un espacio a una mesa bañada con luz natural y con vistas a la calle, una de las múltiples maneras de disfrutar de la estancia en el primer piso.
Como cucharete gallego, una de las fotografías que despertó mi atención fue la de una regata atravesando el naufragio del buque de bandera griega “Mar Egeo” embarrancado a los pies de la Torre de Hércules -5 de la madrugada del 3 de Diciembre de nuestro año olímpico- ¡Menudo desastre! Recuerdo las noticias… Partido en dos, vertiendo buena parte de las 80.000 toneladas de crudo que transportaba -claro que todavía fue peor reencarnar la misma escena con el “Prestige” 10 años después-. ¡Nunca máis!
Antes de bajar unas escaleras que nos llevan al elegante comedor del restaurante, decidimos saludar a un bogavante -vivito y coleando- que amenizaba en la barra, ¿atendiendo a los clientes quizás? ¡Menudo bicho! ¡Enorme! ¡Me encanta esta foto! (será porque la hice yo, claro está). Ahí le tenéis sonriente -antes de ser devorado por nuestro equipo- y al fondo, una muestra de excelentes caldos entre los que destacan los de nuestra tierra: Ribeiros, Valdeorras y Albariños.
En esta ocasión nos acompañaron Jesús Ángel y Raquel, a quienes guié en la elección de los vinos y pudimos disfrutar durante la cena de botellas excelentes fuera de carta pero que están disponibles en el local. Los primeros fueron regados con dos botellas de Guitián fermentado en barrica, un godello D.O. Valdeorras que estaba suave y delicioso; y los platos principales fueron acompañados de una botella de albariño Pazo Señorans Selección de Añada 2002 que resultó supremo, un vino con un prestigio bien merecido que llevó nuestra cena a su plenitud.
Ya en el camarote principal -perdón, en el comedor- la decoración corre a cargo de Beatriz Abella -mujer de Enrique- y nos traslada a una especie de Club Náutico selecto, uniformado en azul y blanco, en el que nos encontramos tan a gusto como en una travesía en yate por aguas del norte recorriendo las playas gallegas más representativas.
Objetos cargados de recuerdos y con un elevado valor sentimental nos sorprenden en cada rincón. Por ejemplo, la radio teléfono “Sailor” -¡que todavía funciona!- del primer barco de Quique: un “Mascato” en toda regla -nombre adoptado por cada nueva nave-. Recuerdo una imagen de la zona de barra cuyo pie de foto lucía: Yate “Mascato” - Ganador Primer trofeo de Fenosa 1976.
Las mesas lucen vestidas en tonos del mar y son arropadas por sillas elegantemente uniformadas con chaqueta de botones azules que bien podían formar parte del mobiliario del buque Juan Sebastián de Elcano a juego con los atavíos de los Guardias Marinas de la Escuela Naval Militar de Marín. Los apliques de luz cálida que recorren el espacio transmiten una agradable sensación de bienestar que se extiende durante toda la degustación, desde el aperitivo -que os muestran detalladamente FlashBack y Ninillas- hasta los cafés que cierran este texto. Sólo nos faltaba el poeta gallego Manuel Antonio recitando versos de “De catro a catro”.
Imágenes de antaño pueblan las paredes susurrándonos un trocito de la historia coruñesa. Entre ellas, destaca el primer equipo del Real Club Deportivo de La Coruña -que data de 1906- y unos aviones en lo que hoy es el puerto deportivo. ¡Qué cambiado está todo!
Un restaurado ojo de buey de un viejo carguero sirve de marco a una carta de navegación que data de finales del XVIII y preside una de las mesas más arropadas del comedor, cuatro personas disfrutarán de un espacio más recogido, envueltos completamente por un azul marino.
Alguna de sus mesas nos brinda una iluminación más íntima, proporcionada por una lamparita que no se mueve al vaivén de las olas -a no ser que se lleven encima unas cuantas copas de albariño de más- y que dibujan destellos en una coqueta e impecable cristalería que seduce a una vajilla blanca y sencilla de Sargadelos a la que acompaña una cubertería digna del resto del conjunto.
Entrando en materia, que es lo que realmente nos ocupa, observamos que la carta nos ofrece medias raciones en los apartados de Entrantes, Arroces y Huevos, ideal para controlar el importe de la factura con el primero y disfrutar plenamente del plato principal o para degustar más sabores gracias a la oportunidad que se nos brinda de ordenar diferentes platos a un coste más reducido. ¡Si es que estaba todo riquísimo y lo queríamos probar todo!
Es de recibo añadir que el trato del maître Felipe Pascual, un valdepeñero afincado en Madrid hace más de 10 años y con una larga trayectoria en el mundo de la hostelería, fue excelente –ayudado por las simpáticas Paola y Fátima en todo momento-.
Y… después de saborear un exquisito aperitivo que incluía una suculenta gamba roja de la bahía de Santa Pola que os muestran FlashBack y Ninillas, aquí tenéis el primer plato… ¡nuestro amigo el bogavante! Un Salpicón de Bogavante con Aceite de Arbequina y Vinagre de Jerez. ¡Delicioso! ¡Espectacular presentación! Ninillas os lo muestra totalmente desmenuzado… ¡listo para zampárselo!
Nada más y nada menos que 300 gr. de unos percebes… de unos Percebes gallegos… ¡De premio! ¡De los que hay que arriesgar la vida para cogerlos! -21 €/100gr. +IVA- ¡Alguno superaba el ancho de mi dedo gordo! Que ya es decir, pues tengo que elegir las bolas cuando voy a la bolera… ¡No me cogen! De sabor… ¡Riquísimos! Los cinco comensales disfrutamos de lo lindo con ellos, al igual que con los Camarones que os muestran FlashBack y Ninillas, prácticamente todas hembras, qué sabrosas, y… ¡menudo tamaño! El marisco derrochaba calidad por los cuatro costados y sonsacaba nuestros mejores comentarios en la mesa.
¿Qué os podría decir sobre la Bomba de Foie con Puré de Calabaza? Como diría un famoso torero en sus mejores tiempos: ¡Im-presionante! No os la perdáis porque no sé si llegaréis a probarla con esa exquisitez en otro restaurante. Una combinación dulce/salado caramelizado que suaviza el paladar de una manera majestuosa. Volveré al María Pita y volveré a pedirla de nuevo. ¡Pero para mí solo! No hay más que fijarse en la cara que muestra Jesús Ángel… sobran las palabras…
Pero nada tenía que envidiarle el Risotto de Temporada -con setas en esta época del año-, que además de ser uno de los platos más económicos de la carta ofrece un disfrute de sabor único, envidiable para los chefs de la competencia cercana. Esta vez lo definiré con cinco palabras al estilo Jesulín: ¡Es-pec-ta-cu-lar! Nos impresionó a los cinco… a medida que avanzo en el artículo me doy cuenta de que no sabré que pedir cuando regrese al María Pita.
De los Huevos Fritos con Cigalas recuerdo que nos avisaron de que eran de corral -algo que rápidamente se nota en su color anaranjado y su potente sabor- y también recuerdo el gustillo que dejaban esas cigalitas… ¡Riquísimas! Ahora aprecio en la foto que las patatas parecen un poco pasadas y aceitosas, pero os aseguro que -a parte de que no quedó nada- el plato consiguió muy buenas apreciaciones en la mesa, que las patatas no son cualquier cosa… ¡Son de Coristanco!
Un carrusel de sabores hace acto de presencia en cuanto los platos principales llegan a la mesa. ¡Fijaos en el Bacalao Confitado y Salsa de Piquillos! ¡Menuda pinta! Tuve la oportunidad de robarle un trocito a Jesús Ángel y comprobé que estaba en su justo punto de sal para encandilar a mi paladar, con una salsa deliciosa.
El Rodaballo con Setas en su Jugo que os muestra Raquel no defraudó, pero personalmente opino que no estuvo a la altura del bacalao ni de la Lubina con Apio-Nabo y sus Verduras –que os muestra FlashBack- porque hay que reconocer que la elección de FlashBack fue de Matrícula de Honor… ¡Impresionante la lubina! ¡Madre mía! Sabor sutil, fina textura… una joya de la carta que no puede caer en el olvido. El mejor plato de la noche.
Mi elección carnívora fue la Paletilla de Cordero Glaseada, muy sabrosa y muy trabajada, una ración más que generosa que nos permitió a los cinco disfrutarla. Todo estaba tan rico que no pudimos evitar ver como los tenedores sobrevolaban la mesa de aquí para allá pinchando alguna porción de otro plato vecino, de este modo nos dimos cuenta de que la cocina del María Pita brindaba un alto nivel. ¡Felicidades para Fernando Negri!
Me sorprendieron las Mollejas con Foie y Espinacas en Salsa Demiglacé que sedujeron a Ninillas desde que las vio en la carta. Estaban espectaculares, fijaos que os aseguro que me embelesaron más que el cordero. ¡Qué buenas las mollejas! ¡Y qué rica la salsa! Otro plato sobresaliente de la noche.
Llegan los postres… imaginaos… después de tan fabulosa cena, esperábamos que fuesen el colofón final, la guinda esperada -pues muchos restaurantes los descuidan en exceso- y… ¡Vaya si lo consiguieron! ¡Si éramos 5 y pedimos 6! De dos en dos los tres más representativos de la carta, para que todos pudiésemos saborear más que una simple cucharada, dejándonos aconsejar siempre por Felipe Pascual.
Aquí me tenéis con Raquel –siempre sonriente- con el Couland con Helado de Chocolate. Bueno, bueno… ¡Cómo estaba! ¡Cómo se nota cuando son caseros! Sin duda, Negri no descansa en la cocina.
Fijaos también en el misterioso haz de luz que atraviesa la fotografía… ¡Estamos en un restaurante con guiños gallegos! y ya sabéis… “Habelas, hailas…”
Y en pleno siglo XXI, bombardeados por nuevos sabores de helados a diario -a veces inconcebibles- no fuimos quienes de dejar escapar el Helado de Queso de Tetilla con Membrillo, que resultó ser una verdadera revolución en la mesa, ¡cómo entraban y salían las cucharas! Deliciosos esos taquitos de membrillo envueltos en el suave helado.
Con igual nota salieron airosas las Torrijas con Helado de vainilla que os enseñan FlashBack y Ninillas, acompañadas de frambuesas y flambeadas allí mismo. Un postre de auténtico lujo. ¡Menudo manjar! Las mejores que he probado, os lo aseguro.
¡Menuda Cena de Reyes! ¡Para el recuerdo del equipo de Cucharete! Y al igual que nos daba la bienvenida un grifo de Sargadelos, ahora nos da la despedida -un hasta luego, no un adiós- un juego de café del mismo grupo. ¡Porque volveremos seguro!
Incansablemente recomendaré el Restaurante María Pita para ocasiones muy especiales en las que sorprender los paladares de los asistentes no pueda ser una opción, así como para todas aquellas reuniones y celebraciones que requieran que la cocina esté a la altura de los temas a tratar. ¡Todo un lujo comer en el María Pita!
FlashBack: ¡Feliz año 2008! Debo reconocer que estas navidades han sido muy ajetreadas para todo el equipo de Cucharete con sus momentos buenos y otros no tanto. Lo que sí estamos de acuerdo es en una certeza común: el deseo de apostar por este nuevo año que se inaugura con todas nuestras fuerzas e ilusión, agradeciendo sobremanera el enorme apoyo que durante estos meses nos habéis brindado. Así pues, nos decidimos a comenzar con el pie derecho obsequiandoos a todos los lectores con un nuevo artículo digno de celebración, una importante y meditada elección. ¿Os animáis a acompañarnos a este nuevo Cinco Cucharetes?
Quienes no han dudado en unirse a nuestra particular celebración navideña al hacerles saber que nos dirigíamos al Restaurante María Pita han sido los simpáticos Jesús Ángel y Raquel -a los que podéis conocer acompañando a Rayo y Ninillas en sus relatos-, quienes nos aportan en esta ocasión una opinión y sabiduría gastronómica adicional. Tal y como nosotros siempre decimos, ¡cinco bocas opinan mejor que tres! Claro que ha resultado realmente fácil convencerlos cuando nos disponíamos a realizar una cena en este restaurante que, aunque con escasos cuatro meses bajo su nueva dirección, ya hace temblar a la competencia en el área de restaurantes de alto copete situada en la confluencia de las calles Orense, Rosario Pino, Capitán Haya e Infanta Mercedes. ¡Una auténtica lonja coruñesa en la mismísima alma gastronómica de Madrid!
Si fue María Mayor Fernández de Cámara y Pita, conocida cariñosamente como María Pita quien defendió heroícamente la ciudad de A Coruña acabando con el pirata Francis Drake y desmoralizando a la Armada Inglesa bajo sus órdenes, comprobamos como homenajeando su nombre y hazaña, se acerca diariamente a la capital lo mejor del marisco coruñés para agasajar a sus clientes con un género digno de admiración como podemos comprobar nada más acercarnos a su atractiva y robusta barra de madera que nos recibe tras entrar al establecimiento. Si a todo ello unimos el saber hacer de Fernando Negri, jefe de cocina curtido bajo las enseñanzas de Arzak entre muchos otros, todo hace parecer que tenemos todas las opciones para disfrutar de una estupenda velada abundante en exquisitez.
Mientras disfrutamos de una bien fría cerveza Estrella Galicia -como no podía ser de otra forma-, que nos acompaña en la espera de la llegada de la totalidad de los comensales, resulta un auténtico placer echar un vistazo a los muestrarios refrigerados repletos de camarones, cigalas, ostras, percebes y berberechos de las costas gallegas derrochando frescura por los cuatro costados. Incluso si algo nos sorprende en uno de sus extremos, resulta ser el espectacular bogavante que os muestra Rayo. Os aseguro que a más de uno se nos puede llegar a ocurrir adoptarlo como mascota no sólo por su estupenda apariencia violácea sino por mostrar tanta viveza que parece pretender acercarse a nosotros cariñosamente con el fin de propinarnos un cálido recibimiento. Sin duda, de los momentos más entrañables de la noche.
Desplazando nuestra mirada hacia las vistas que nuestro anterior amigo estaba disfrutando, descubrimos una abundante cantidad de instantáneas de los diversos barcos de vela a los que son grandes aficionados los propietarios de este local. Casi se podría poner de relieve la evolución de los mismos desde hace unos cuantos años hasta el presente, siguiéndolas de izquierda a derecha.
Y al final de todas ellas, podemos optar por sentarnos en unas sillas altas cuyo color, al igual que los diversos detalles decorativos del restaurante, nos hace respirar a mar, a recordar el aroma del agua salada que encontramos cada vez que nos desplazamos a aguas tan apasionantes como las mostradas en el mapa de las costas gallegas que nos adorna de fondo. Un paseo desde A Coruña hasta Ferrol atravesando la bella Ría de Betanzos.
No se echan de menos en esta magnífica ambientación auténticas joyas entre las que encontramos divertidas maquetas, instrumentos de navegación o pomposas brújulas que nos acercan aún más a la cultura que se desprende de este modo de vida, deporte e incluso medio de acercarnos a la naturaleza. Todo un despliegue que nos puede permitir embarcarnos -nunca mejor dicho- en extraordinarias y atrevidas aventuras. Tal y como nos sentimos al descender por su escalera para acceder al salón-comedor situado en la planta baja del local.
Según alcanzamos nuestro destino, la decoración de la sala nos hace preguntarnos como serán los camarotes de esta nave. Por un momento, podemos llegar a olvidar que nos encontramos aún en tierra para llegar a imaginar que entre estas magníficas mesas vestidas de blanco y azul, cual bandera gallega que se precie, de pronto aparecerá el capitán de a bordo a compartir con nosotros una plácida cena donde los productos del mar son los auténticos protagonistas.
Todas las mesas, que nos muestran en sus sillas un cierto guiño al uniforme militar de la marina debido a su peculiar y elegante diseño, son acompañadas de diversos motivos navideños característicos de estas fechas de una manera discreta y acertada. Apreciamos como el espacio entre las mismas se encuentra calculado para facilitar una intimidad más que suficiente.
A pesar de que la mayoría se encuentra orientada a grupos, una mesa entre todas ellas nos llama la atención por ser ideal para ser disfrutada en pareja. Fijándonos en la siguiente fotografía, la encontraremos junto a la pared al fondo. Eso sí, podemos apreciarla en todo su esplendor en la que precede a este texto observando el romanticismo que aporta su pequeña lámpara individual que iluminará a los agraciados comensales que decidan ocuparla.
Junto a la anterior mesa, se encuentra situado un pequeño reservado para ser ocupado por hasta 12 personas y separado eficazmente haciendo uso de una rejilla de madera que aisla pero en ningún momento produce sensación de encierro. Y es aquí donde, aprovechando la antelación con suficiencia de nuestra reserva, hemos decidido disfrutar con tan magnífica compañía de nuestra afición a cocinas tan apasionantes como la que esperamos disfrutar.
Sobre todos los manteles, que igualmente poseen los agradables tonos del local, nos encontramos con una vajilla de lujo creada por los conocidos artesanos gallegos Sargadelos que aportan un diseño muy conjuntado con lo que se espera de un restaurante de esta categoría. Tanto cubertería como cristalería no defraudan, ni tampoco se echa de menos en ninguna de sus mesas una indispensable cubitera de metal, más aún cuando el vino blanco se hace inevitable como acompañamiento de los productos protagonistas de la carta.
Pasamos pues a confeccionar nuestro menú a partir de la variada oferta dividida en distintas secciones con equiparables opciones bastante completas: entrantes, arroces y huevos, mariscos, pescados y carnes. En resumen, toda una sinfonía gastronómica compuesta por sus imprescindibles y suficientes notas musicales. Y algo que siempre llega al corazón del músico más goloso, el averiguar que tras ella podremos cerrar el lazo a tan deseado concierto con una amplia selección de postres todos ellos de elaboración casera.
Respecto a los vinos, aunque se encuentra fuera de carta, tenemos la suerte de que se dispone en la bodega de un Vino blanco godello Guitián Fermentado en Barrica de la D.O. de Valdeorras un caldo auténticamente gallego procedente de esta localidad de la provincia de Orense que se nos hace suave y llevadero con los primeros platos y, sobre todo, el marisco que tenemos en mente. Para continuar con los principales optamos por un Vino blanco albariño Pazo Señorans Selección de Añada 2002 de la D.O. Rías Baixas, con un sabor que se nos hace más intenso que el anterior, perfecto para quienes les apasiona algo más de potencia. Todo ello gracias a una uva 100% alvariño pontevedresa y su aroma ligeramente ácido al mismo tiempo que afrutado en su justo punto.
Con el fin de que la espera no nos agote, se nos obsequia con un pequeño aperitivo de Crema de Carabineros que, debido a nuestra gran curiosidad, se nos explica que se compone de salsa Orloff, una exquisita gamba roja de Santa Pola y una reducción de aceite de perejil. Para comenzar y, aunque no resulte la gamba gallega en este caso, un estupendo manjar. Y es que la exclusividad de la misma bien merece el honor de desplazarnos a otras costas de la geografía.
Entrando de lleno en los productos de la mar que se nos avecinan, toma protagonismo el Salpicón de Bogavante con Aceite de Arbequina y Vinagre de Jerez que no dudo en recomendar por la alta calidad de la materia prima, un bogavante muy carnoso y cocido perfectamente. La cama de rodajas de tomate, el aceite de oliva arbequina y un ligero toque de pimienta lo completa con esmero. Con un precio de lo más alto de la carta pero que bien merece la pena si sabemos apreciar el gusto de este magnífico crustáceo.
¿Qué podemos decir igualmente de los Camarones? Pedidos al peso que, aún encontrándonos en fiestas navideñas, se mantiene su precio en los 17€ +IVA por cada 100 gramos. Muy frescos, los acompañemos o no de limón a gusto propio. No es difícil encontrarse entre todos ellos ejemplares hembra mucho más sabrosos si cabe. Es en este tipo de platos donde comprobamos que un aliciente principal del María Pita se fundamenta en un género digno de los mejores paladares.
A continuación una creación que nos entra primeramente por los ojos. Me explico, tan solo hay que leer su nombre en la carta: Bomba de Foie con puré de Calabaza. ¡No me la pierdo cuando vuelva! Si visualmente nos impresionaba, supone todo un espectáculo de sabores al probarla. Crujiente por fuera, debido a su caramelización, liga sin igual dulce y salado, un exquisito foie muy bien acompañado. De esos platos que ponen de relieve el carácter de un buen restaurante y de su genial jefe de cocina.
Sin todavía olvidar los sabrosísimos Percebes -¡qué tamaño!- ni el Risotto de Temporada, en esta ocasión a base de setas, que os muestran Rayo y Ninillas, hacemos uso de unas singulares toallitas de mano. Comprimidas como si de un terrón de azúcar se tratara adquieren rápidamente su tradicional forma tras introducirlas en un baño de agua [Ver Vídeo]. Nada de sobrecitos ni zumos de limón. ¡Muy original! El marisco se encontraba de lujo pero no se hace necesario portar su sabor hasta nuestro domicilio.
Habiendo realizado una selección de cada uno de los tipos de entrantes no nos podíamos dejar en los fogones unos buenos Huevos fritos con cigalas, que sorprenden por posar sobre la una cama de patatas, varios huevos de corral aderezados con pequeñas colas de cigala. Para los que les encanta romper antes de comer.
No podemos sino hacer lo mismo con los platos principales y algo me hacía prever que Ninillas pediría las Mollejas con Foie y Espinacas en Salsa Demiglacé, ¿por qué será? Razonamientos aparte y, aunque no sea una práctica políticamente correcta, acabamos compartiendo pequeñas porciones de nuestros platos para poder juzgar mejor. Unas mollejas, sin duda, muy logradas que en comparación con la Paletilla de Cordero Glaseada de Rayo -haciendo honor a su afición carnívora-, sinceramente me quedo con las primeras aunque esta última no llega a desmerecer. Simplemente, diría que es una cuestión de sabores.
Volviendo de nuevo a aguas más frescas, es de destacar el Rodaballo con setas en su jugo, elección de Raquel, que por opinión de la mayoría de la mesa parece haber sido de las más acertadas de todas por su forma de preparación y salsa de acompañamiento. En contraste con el Bacalao Confitado y Salsa de Piquillos de Jesús Ángel, un pescado que ya de por sí que siempre tiene sus defensores y detractores cuya salsa de consistencia arenosa en algunos casos convence y en otros menos.
Yo me decanto por una fantástica Lubina con Apio-Nabo y sus Verduras. Una buena pieza sin excesivos artificios, lo cual se agradece para poder disfrutar de su fabulosa calidad. Encaja perfectamente con el puré de apio y nabo que le hace de base y los sencillos bastoncillos de verdura que la rodean. Tras compartirla con los demás estupendos comensales de la mesa parece que impacta con éxito igualmente entre el resto de paladares.
Llegados a estas alturas de la noche ¡debemos continuar con los postres! Tanto por la magnífica literatura que los nombra como por su realización totalmente casera y artesanal, algo que personalmente cada vez valoro más en un buen final de cena. Si aún nos lo estamos pensando, no tenemos más que probar el Couland con Helado de Chocolate, una pieza de bizcocho relleno que, mezclada con porciones de helado y fresa de temporada resulta apasionante.
Cuando algo nos gusta, además, ¿por qué no pedirlo de dos en dos? Tal es el caso del Helado de Queso de Tetilla con Membrillo -Rayo y Ninillas os lo muestran en su preciosa copa de vermut- que descubre como con dos ingredientes muy simples se puede contentar a muchísimos comensales por muy satisfechos que en cantidad ya se encuentren. Igualmente, de las Torrijas con Helado de Vainilla no quedó nada sobre el plato. Muy ligeras, flambeadas ante nosotros y flanqueadas por helado de vainilla y frambuesas. El precio de ambos, 6€ y 5€ +IVA respectivamente, más que razonable teniendo en cuenta el tipo de local en el que nos encontramos.
Puesto que mis conclusiones finales las voy distribuyendo siempre a lo largo de mi texto -para ésto os agasaja mucho mejor Ninillas siempre con su traca final-, tan sólo me queda hacer un breve resumen de lo que nos encontraremos en el Restaurante María Pita: una relación de marisco gallego envidiable, unas recetas acertadamente elaboradas y un servicio amable a las órdenes de Felipe, el jefe de sala, que junto con Paola y Fátima nos han brindado una agradable velada. Termino igual que comencé deseando a todos un año de mucha salud, en los que se cumplan la mayoría de vuestros buenos propósitos y esperando haber puesto nuestro granito de arena con este artículo como propuesta para una buena celebración durante el mismo.
Ninillas: ¿Les suena este número? 6381. Sí, sí, el gordo de la Lotería de Navidad de este año. Y ¿saben cuál llevaban los cucharetes? El 6382. ¿Y qué significa esto? Pues así, a bote pronto, lo que significa son exactamente 2100 € que nos embolsamos y que trasladados al tema culinario, suponen en primera instancia el homenaje gastronómico que nos dimos en la Cena de Reyes y los posteriores que ya os iremos mostrando más adelante, ¡que hay que dosificar!
La elección del que finalmente resultó ser un 5 Cucharetes en toda regla fue, más que complicada, complicadísima. Buscábamos una marisquería, pero no la típica marisquería, más bien queríamos un buen restaurante que además ofreciera un marisco de calidad. Ahora es el momento de añadir, que ¡somos “cojonudos”! porque como diría Rayo: “Carallo, cómo dimos en el clavo”. El Restaurante María Pita cumplió y no vean de qué manera. Vayan con calma y no se atraganten, pero de tanta foto, si es que nos emocionamos… y con razón.
El Restaurante María Pita, con la dirección a cargo de Rafael Martín-Peña, lleva abierto poco más de un año, y durante este tiempo ha sufrido cambios más que importantes. Empezando por sus propietarios, ya sólo quedan dos de los cinco originales: el coruñés Enrique Vilariño –lo de María Pita no es casualidad- y su socio Carlos Martín-Peña. Continuando por su nuevo chef: Fernando Negri, que ha sabido imprimir su sello personal a cada plato sin romper los sabores originales de las excelentes materias primas con las que trabaja. Y finalizando por el enfoque del restaurante, más restaurante con un marisco de 10, que una marisquería restaurante. Algunos pensarán que son demasiadas novedades, y yo contestaré que no sé cómo era antes, pero sí sé que a día de hoy es para mí un 5, ¡un 5 Cucharetes!
Comenzamos con la visita que hoy tenemos mucha faena.
El restaurante se distribuye a lo largo de dos plantas, una superior a pie de calle que ejerce de anfitriona y la inferior, que es la zona de sala en sí. De la superior destacar una fantástica barra, y no sólo por la madera de la que está vestida, sino también por el marisco recién traído de la lonja de A Coruña que sobre ella reposa. Ostras, Centollas, Camarones, Berberechos, Percebes… Todos allí, preparaditos, diciendo: “cómeme y si puede ser acompáñame con un Albariño, un Ribeiro, un Valdeorras o por qué no, con una Estrella Galicia” recién tiradita de su fantástico grifo de Sargadelos.
Bajando unas escaleras nos encontramos con el comedor, que al igual que la planta de arriba no deja lugar a dudas de que en este restaurante se respira a mar. Sus paredes blancas alternan con otras de azul intenso, ése de mar adentro. Una decoración sobria y serena, que al mismo tiempo consigue crear un ambiente acogedor. Se podría decir que el escenario bien podría ser el de un Club Náutico y por supuesto para ello cuentan con cartas de navegación originales, las de las fotos en concreto datan de 1780 y 1787 respectivamente, y los marcos son nada más y nada menos que ojos de buey restaurados de un carguero. Ya se lo he dicho, aquí huele a mar.
El espacio está muy bien distribuido y pensado para cualquier tipo de encuentro, ya sea una comida de negocios, una cena romántica o una reunión de amigos. Y para ello ponen a disposición del comensal mesas, alguna de ellas redonda, de dos, de tres, de cuatro, de cinco… y del número que cada cual disponga porque se prestan a todo. Además disponen de reservados dentro del comedor para cuando se busca más intimidad.
Y esta foto es de las que a mí me gusta mostrar, de las que en otros sitios no se encuentran: una mesa para dos bien ubicada, no es un sitio de paso ni está puesta para rellenar un hueco, no señores, es una mesita pensada para una pareja que desea cenar y no estar como de prestado. Pues de éstas, en el María Pita hay varias.
En lo que se refiere al montaje de mesas, pues qué les voy a contar… Impecable: mantel blanco inmaculado sobre otro azul acorde al decorado que lo rodea, elegante cristalería y cubertería y mención especial para su vajilla blanca de Sargadelos, como no podía ser de otro modo. Y para sentarse, unas cómodas sillas en color blanco roto con unas abotonaduras en la parte de atrás que le dan el toque distintivo.
Y ahora que hemos visto el escenario, vayamos con el intérprete principal: su cocina, una cocina tradicional de alto nivel, o más bien yo diría una cocina que aún siguiendo la tradición se reinventa a sí misma, y muy bien por cierto. Su carta está estructura en Entrantes (Croquetas Caseras de Jamón Ibérico y Boletus, Pulpo a la Gallega, Ensalada María Pita…), Arroces y Huevos (Arroz Negro con Sepia y Gambas, Arroz con Bogavante, Huevos Fritos con Carabineros, Huevos Fritos con Angulas…), Mariscos (todos ellos traídos a diario de la lonja coruñesa donde el propietario tiene aval personal, y que varían de precio y de género según mercado), Pescados y Carnes. Añadir que de algunos de los platos de la sección de Entrantes y Huevos, cabe la posibilidad de pedir medias raciones.
Nosotros como siempre, estábamos perdidos, queríamos ese fantástico marisco que habíamos visto en la barra, pero también deseábamos degustar platos de la carta. En esta tesitura, afortunadamente el maître Felipe Pascual nos echó un cable, o mejor dicho 11, uno por cada uno de los platos seleccionados, y conseguimos confeccionar el menú para nuestra Cena de Reyes.
Comenzamos con al aperitivo: Crema de Carabineros. Sólo con probarla supe que aquella cena iba a ser fantástica, según nos contaron, estaba elaborada a partir de salsa Orloff, reducción de aceite de perejil y poniendo el punto, una sabrosísima gamba roja de Santa Pola a la plancha. El sabor… ¡ay el sabor! Entraba sola, no sólo por su textura, muy cremosa, sino también por la temperatura templada a la que se servía. Vamos que era un aperitivo de esos que te gustaría que se convirtiera en plato grande porque de lo bueno que está te quedas a medias.
En la foto, nuestro primer entrante: Salpicón de Bogavante con Aceite de Arbequina y Vinagre de Jerez. Sobre una cama de tomate se disponía el bogavante, fresquísimo y cocido al punto, sal maldón, pimienta y aderezado con vinagre y un extraordinario aceite de oliva virgen. Revolvimos bien el plato, claro que sí, había que mezclar bien los jugos para crear un bocado perfecto.
Y he aquí 300 gr. de Camarones gallegos, con la suerte de que casi todos eran hembras –más sabrosas- y no sólo tenían un tamaño más que considerable sino que debo reconocer que lo que yo suelo comprar no son camarones. Cualquier parecido con los que cené esa noche es pura coincidencia. Buenísimos, sabrosísimos… Vamos, que merecían la pena sin dudarlo.
Claro que si los camarones se salían, los Percebes… eran enormes, yo nunca los comí tan grandes, eran como mi dedo gordo (o como el de Rayo). Pedimos también 300 gr. y tras verlos, la verdad es que nos quedamos con ganas de más. En cuanto a frescura y sabor, pues yo creo que con decir que eran “gallegos auténticos” sobran las palabras.
De los Huevos fritos con cigalas, mostrados por mis compañeros, añadir que no sólo me parecieron novedosos sino que se dejaban sentir las patatas de Coristanco, los huevos de corral y por supuesto unas cigalitas que eran una delicia.
Y de la Bomba de Foie con puré de Calabaza… ¡espectacular!, un plato que por sí solo justifica una visita al restaurante. Era un hojaldre con el foie desvedado dentro, encima azúcar moreno y sal. Todo ello al horno para que caramelice bien y a su salida una reducción de vino y puré de calabaza. Su nombre, Bomba, acertadísimo… porque al comerla efectivamente en la boca había una explosión de sabores, un contraste perfecto de dulce y salado. Ya les digo, de los platos que uno siempre recuerda.
Pero si la Bomba de Foie nos encandiló a todos, el Risotto de Temporada que os muestra Raquel no se quedó atrás. Era un risotto de boletus coronado por un crujiente. El punto del arroz perfecto y el sabor… el sabor increíble. Comías el primer bocado y te gustaba, ahora… al llegar el segundo y sentir la potencia de las setas de lleno, te dabas cuenta que te encantaba, que aquel risotto era sencillamente delicioso.
Tras 6 entrantes de impresión, nuestra intención era pedir un plato principal al gusto de cada uno, claro que “era nuestra intención”, lo que realmente sucedió es que terminamos por ir picando todos de todos los platos porque no nos queríamos perder nada. Y así degustamos Paletilla de Cordero Glaseada, elección de Rayo, y desde luego que no erró. Se deshacía en la boca de lo tierna que estaba, claro que no es de extrañar, porque al margen de que la carne era de gran calidad su elaboración tenía lo suyo. Por lo visto se tardan tres días en su preparación para luego asarlo a baja temperatura. Nuevamente para mí otro plato que no se debe perder uno.
Y he aquí otra estrella: Lubina con Apio-Nabo y sus Verduras. La ración era contundente, la lubina de excepción y en el punto exacto. El conjunto hizo que todos por unanimidad la proclamáramos “pescado de la noche”.
Yo elegí Mollejas con Foie y Espinacas en Salsa Demiglacé y desde luego me pareció un plato tremendamente original, bien elaborado y sabroso. Nos comentaron que uno de sus secretos consistía en usar rabo de toro para la salsa, eso y el hecho de que se acompañara con espinacas hacían que dejaran de ser las típicas mollejas llenas de colesterol a constituir un plato digno de gourmets, a los que no les importe el colesterol claro, que ése no se va se cocinen como se cocinen.
Mi querido primo se quedó con el Bacalao Confitado y Salsa de Piquillos, ¡manda narices! Lo digo porque no le gustan los pimientos, vayan como vayan, y sean como sean, con lo que precisamente lo que le falló del plató fue la salsa. En fin, qué le vamos a hacer… Yo también metí mi tenedor y me gustó muchísimo, el bacalao se salía y la salsa le iba como anillo al dedo. La ración como veis era un trozo de lomo de bacalao en condiciones, al igual que el resto de platos.
No quiero cambiar de tercio sin mencionar el Rodaballo con Setas en su jugo. Aquí me quedó una cosa muy clara, se puede cocinar un buen pescado con salsa sin que por ello se desvirtúe el sabor original del mismo. Y así, el rodaballo sabía a rodaballo, y la salsa, a base de otras salsas como pollo, pescado y setas, era su acompañamiento, pero no tapaba su sabor, lo potenciaba.
Hago ahora un inciso para tomarme una copita de vino, porque claro… semejante cena tenía que ser regada como se merecía. Su carta de vinos no es muy extensa, pero desde luego más que suficiente. Además de tintos interesantes contaban, cómo no, con Albariños, Valdeorras y Ribeiros. Decidimos irnos a lo seguro y -fuera de carta- para los entrantes cayeron dos botellas de Guitián Fermentado en Barrica, un godello D.O. Valedorras que entró como si nada, y para los principales un albariño que no defrauda nunca: Pazo Señorans Selección de Añada 2002.
Me quedan los postres, lo digo con pesar porque conforme voy escribiendo me acuerdo de lo buenos que estaban y… En fin, los postres, contaban con seis y como sabíamos que todos íbamos a meter la cuchara, optamos por pedir dos raciones de cada uno de los tres más significativos.
En primer plano: Torrijas con Helado de Vainilla. En una palabra: imprescindibles, tanto si te gustan las torrijas como si no, además el helado de vainilla como acompañamiento constituía el matrimonio perfecto.
Del Couland con Helado de Chocolate, mostrado por mis compañeros, insistir en que estaba delicioso, no me llamó tanto la atención por ser un postre más clásico, pero eso no quita para dejar constancia de lo bueno que estaba.
¡Por Dios! Viendo esta foto me doy cuenta de que efectivamente alguna copita de más llevábamos. Bueno, un día es un día, y la foto se hizo para enseñarles el Helado de Queso de Tetilla con Membrillo. A mí me enganchó no sólo por su original puesta en escena, sino por lo bien que entraba. Éste también hay que probarlo.
Tras unos cafés servidos en tazas blancas y azules de Sargadelos, nos obsequiaron a las chicas con una flor de Pascua, que digo yo que nos durarán hasta San Antón, por aquello de que “hasta San Antón, Pascuas son”. Desde luego fue un detallazo.
En este momento es cuando yo suelo meter mis detalles, pues bien, hoy voy a cambiar. Han visto cómo es, qué cenamos y cómo nos supo todo, añadir que el trato tanto por parte de las camareras como de su maître, Felipe Pascual, y su director, Rafael Martín Peña, fue impecable en todo momento. ¿Qué más detalles se pueden dar? Lo único que yo puedo decir, es que el Restaurante María Pita, cuenta gastronómicamente hablando con dos bazas primordiales: por un lado la materia prima, excelente, y por el otro un chef que sabe sacarle partido sin desvirtuar sabores y dando al mismo tiempo su toque personal. Todos y cada uno de los platos me resultaron deliciosos, pero no quiero olvidarme de platos que por sí solos justifican sentarse en una de sus mesas: la Bomba de Foie y el Risotto de temporada para los entrantes, el Cordero y la Lubina en los principales y la Torrija y el Helado de Tetilla en los postres. Por supuesto, el marisco no hace falta que diga que fue excepcional, puede que en Madrid lo encuentre igual, pero mejor imposible.
En definitiva, que pienso volver, para mí es desde ya no sólo un 5 Cucharetes, sino un restaurante de referencia en Madrid. En cuanto al precio, no se fíen de la media que sacamos nosotros, pedimos más platos de los usuales y además marisco, que en estas fechas está por las nubes. En realidad, mirando su carta su media se sitúa en unos 60 €.
Cucharete: Para la Cena de Reyes, el equipo de Cucharete apostó por un local que prometía una degustación para el recuerdo y… ¡Pleno al 15! El Restaurante María Pita cautivó a Rayo, FlashBack y Ninillas y a sus acompañantes Jesús Ángel y Raquel, que desde el aperitivo de bienvenida -con su gamba roja de Santa Pola-, hasta los cafés del cierre de la inolvidable jornada gastronómica, disfrutaron de una calidad sobresaliente en todos los sentidos. Mi equipo cenó por 108 €/persona, cinco personas con 6 primeros (incluyendo 300 gr. de camarones y 300 gr. de percebes), 5 segundos, 6 postres, 3 botellas de excelentes vinos que elevaron el importe de la factura en 112 € +IVA, agua y cafés. También hay que tener en cuenta que en estas fechas navideñas los precios estaban un 15%-20% más altos en lo que a marisco se refiere, porque como todos sabemos se pone por las nubes en la propia lonja.
Su decoración, al estilo de un Club Náutico selecto. El respetuoso y amable trato del servicio en todo momento. La calidad de sus materias primas y el apoyo de su excelente y destacada cocina. Sus mariscos, traídos diariamente desde A Coruña. Sus postres, la guinda perfecta para cerrar una cena para el recuerdo. El detalle con las chicas en estas fechas.
Nada.
5,0
El Restaurante María Pita ha cerrado.
31 comentarios a “María Pita”
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¡¡ MENUDA SORPRESA !!
Soy un asiduo lector de cucharete, y me he llevado una muy grata sorpresa al ver que habíais estado en este restaurante, que dicho sea de paso para mí es sin lugar a dudas de lo mejorcito de Madrid.
Cuando digo que me sorprendió es debido a que pensaba que vuestro equipo se dedicaba más bien a descubrirnos restaurantes poco conocidos o de reciente apertura más que a hacer reportajes de aquellos clásicos que todos conocemos o hemos oído hablar; y es que el restaurante María Pita aunque como muy bien puntualizais en vuestros comentarios sólo lleva abierto unos cinco meses se ha convertido rápidamente en una visita obligada para los amantes de la buena mesa.
Yo soy un gallego como tantos afincado en Madrid y os puedo asegurar que cuando no me puedo desplazar a mi tierra lo más parecido es darme una vuelta por este local aunque sólo sea a tomarme una cervecita y unas tapas.
Estuve cenando en María Pita hará un par de meses y desde entonces como os digo, siempre que puedo aprovecho para pasarme por allí, la calidad del marisco así como su preparación lo sitúan en primera linea en este sector, pero como muy bien dice Rayo es una injusticia tratar a este restaurante de “marisquería”, ya que se puede disfrutar de una cocina de vanguardia excelente, bueno no teneis más que ver las fotos…
Un lugar que recomiendo absolutamente por la calidad de su materia prima y su exquisito trato.
Felicidades al equipo de cucharete, creo os habeis convertido en un referente en la oferta gastronómica de la capital.
Es un restaurante extraordinario. Aparte del marisco fresquisimo a un precio muy ajustado, la cocina es supermichelin. El chef Fernando Negri es un artista cocinando los magnificos productos de mercado. Fuimos dos parejas y tomamos unos percebes gallegos de verdad, huevos con angulas (no gulas), un cordero sin huesos que no se como se llamaba pero estaba exquisito, cigalas, bomba de foie, ribeiro y postres riquisimos. La verdad nos dimos un homenaje. El sitio muy bien puesto y el servicio amabilisimo y profesional. Repito la cocina chapeau y el chef Fernando encantador.
ENHORABUENA
que bien que hayais llegado a este restaurante pq coincido en que es uno de los buenos de verdad , aun no muy conocido en la capital pero que pronto se pondrá a tope pq se come francamente bien y el ambiente y trato es de lo mas agradable.
me extrañó un poco que pasaseis de puntillas en vuestra crítiica por el salpicón de bogavante que me parece el mejor plato de la carta y sin lugar a dudas es el mejor salpicón que he probado , me parece espectacular !!!
los arroces son buenísimos , me gustaría saber si el cheff ha tenido alguna escuela especial en el trato de los arroces pq son perfectos.
mariscos y pescados muy frescos y muy buenos , no se especula con la calidad ( como en otros restaurantes cercanos … ) espero que esto sea una constante en este restaurante y no solo en sus comienzos.
mención especial también para su maitre felipe que es de los que te hacen volver al local.
A raiz de su salida en cucharete estuve comiendo el pasado martes ( por cierto me encontré en las mesa de al lado a luis moya al que se nota que le tira la “morriña” y el buen comer pq estaba comiendo solo ) y refrendo lo dicho por vosotros. me parece un restaurante espectacular en el que todo lo que tomamos estaba bueno y no fallar en ningún plato sea carne , pescado , entrantes o postres es muy complicado.
me encantaron los huevos fritos con cigalas por lo novedoso y lo económico del plato.
lo que mas destacaría es que es un restaurante en el que puedes comer a lo grande por mas de 100 euros/comensal , pero en el que también puedes comer fantasticamente por apenas 30-35 euros.
lo he puesto como restaurante a repetir muchas veces.
como pequeña crítica quizás su carta de vinos blancos gallegos no sea muy extensa aunque lo que hay es de gran calidad.
creo que es perfecta la definicion de buen restaurante en el que además se puede comer un gran marisco , pq he estado este fin de semana y en mi mesa no probamos el marisco y cenamos de 10 con la bomba de foie y risoto de temporada como entrantes y un espectacular chuleton de carne gallega con patatas como segundo ( buenísimas las patatas por cierto ). helado de queso de tetilla de postre , vino , cafés y chupitos por unos 42 euros/comensal creo recordar.
así que otro dia volveremos a probar su marisco , pero de marisquería a secas nada de nada , restaurante y de los buenos.
¡¡¡¡¡¡¡¡NO ME LO PUEDO CREEERRRR!!!!!!!!!!!!!!
Supongo que es mala suerte… podría ser, pero hay ciertos detalles muy importantes a destacar. Si me permitís os analizaré vuestros comentarios: Estéban dice: “Un lugar que recomiendo absolutamente por la calidad de su materia prima” ¿calidad en la materia prima?… hacía mucho tiempo que no devolvía un plato de bacalao y lo peor es que el jefe de sala (ese señor tan amable) intenta defenderlo. Villarroya dice “mariscos y pescados muy frescos y muy buenos” es verdad que deben de ser muy buenos, llegamos a las 14,20 h. y no había de nada: ni percebes, almejas… nos conformamos con los gambas plancha, por cierto crudas tuvieron que volverlas a pasar. Eduardo y Marta comentan que es excepcional. Señores y señoras comensales, amantes de la buena cocina, con todos los respetos, les falta algunos restaurantes que visitar para aplaudir tan efusivamente a María Pita. Fué un sitio que no volveré a ir y coincidimos otros cuatro comensales en la misma crítica. Y al equipo de cucharete: ¡¡¡PONER BIEN LA DIRECCION!! un saludo a todos. Atentamente Vincent.
Estimado Vincent,
realmente no sabemos si es que no te lo puedes creer, o si como supones habrá sido mala suerte, pues tu opinión está en el extremo contrario a la nuestra y a la del resto de comentarios sobre este restaurante. Pero al ver la coletilla de tu texto, donde efusivamente nos indicas (al equipo de cucharete) que pongamos bien la dirección, nos damos cuenta de que quizás hayas acudido a otro local (hay muchos que sirven marisco por la zona), pues la dirección del Restaurante María Pita (al igual que el teléfono) está correctamente desde que fue publicado el artículo: Calle de Orense, 70. -Como muestra el mapa de Google Maps-
Un saludo.
Soy un amante del futbol y me gusta la literatura. Quizás muchos crean que estos dos conceptos puedan estar reñidos. ¿Se acuerdan el año del centenario del R.Madrid en el 2002, cuando el Superdepor, le ganó la copa de SM el Rey, en pleno Bernabéu, en el mismo Pseo de La Castellana?. Pues un restaurante con los mejores productos del mar, directamente traidos de las costas gallegas, va a empezar a instaurar su dictadura en la capital muy cerca del citado templo futbolistico. El María Pita es ese restaurante, ese equipazo, ese Superdepor, y este sera a mi modo de ver uno de los referentes de la capital los proximos años.
Empezamos con lo bueno; se pueden comer percebes como dedos gordos de la mano y fresquisimos, parece que una ola en medio de un acantilado ha entrado en la boca!que sabor!; un bogavante, tan sencillo acompañado de tomate natural, y aceite, porque no le hace falta nada más, te hace dar cuenta al momento que lo que has comido por ahi intentando parecersele está a años luz. El marisco cuando es bueno, se nota. Pero no es solo el marisco la base de este restaurante, como no lo era en aquel Superdepor solo Molina, Naybet, Mauro Silva, etc. Yo me quede impresionado con la Bomba de foie, super recomendable, un rissoto con setas, donde se nota la mano del chef, y aqui equipararía el talento del chef Negri, con los destellos de clase que tenía Valerón, Fran, Tristán, talento en estado puro.
Probé una paletilla de cordero glaseada deshuesada, que se desacía. El chef me explicó que tardaba 3 dias en prepararla, macerándola y eso se nota en el resultado final y a mi por lo menos me justifica parte de su precio, por otra parte no excesivo. Como postre recomendaria las torrijas, y el helado de queso de tetilla. Pidan un vino de la variedad de uva godello. Señores, acaban de conquistar a la persona con quien hayan ido. El precio se puede quedar arreglado con unos 50 euros, evidentemente se encarece si pedimos marisco por doquier. No se, si es caro o barato, pero seguro que hay gente que piensa lo mismo que yo, la rabia que da pagar en torno a 40 euros y salir de mala leche porque te quedas con la sensacion de no haber comido, es preferible acceder por un poquito mas, a comer con calidad. El servicio muy bueno, el maitre y las camareras, dan esa sensación de estar ahí, pero sin notar el agobio de su presencia.
Espero que pueda a ayudar a alguien en su elección.
La Coruña ha vuelto a conquistar Madrid en el terrero culinario.Por cierto, para los nostálgicos del buen futbol y del buen comer:
6/3/02 a las 21:00 horas, en el Santiago Bernabéu el Madrid perdió 1 a 2. Tuvo merito la victoria; en aquel Madrid estaban los galácticos (Raúl, Zidane, Figo, Morientes, Roberto Carlos,etc), pero con trabajo Sergio y Tristán sentenciaron. Nueva conquista de Maria Pita la libertadora de la ciudad en la calle Orense, donde hay otros rivales, restaurantes de mucho peso. El trabajo bien hecho dará su fruto.
ESPECTACULAR!!
Los carabineros no los he probado mejor en ningún sitio, los arroces son espectaculares, la ensalada de bogavante está de saltársele las lágrimas a uno….
La competencia se puede encargar de blasfemar contra el local….la verdad, es que hay ciertos platos que crean adicción…..
La comparación en Japos tiene que ser entre comer en Kabuki…o comprarte una bandeja de sushi en el vips….
Hola cucharetes!!!
Gracias, por darme a conocer este restaurante que desde mi punto de vista es de lo bueno lo mejor.
Disfrute como nunca de la calidad un marisco, del que muy pocas veces he disfrutado en Madrid y que tanto recuerdo cuando vuelvo de las deslumbrantes rías gallegas.
Cuando he contado a alguien que estuve cenando en el restaurante María Pita, no paro de comentar las sensaciones que sentía cuando saboreaba esos enormes percebes y camarones…., ¡creo que me emocioné y todo!.
Después llegó el risotto de temporada, ¡madre mía, que maravilla!, me dejo alucinada, que sabor, que textura, que placer… Para mí el plato estrella.
Tengo que destacar también la lubina y el rodaballo, me conquitaron, no sabría por cual decantarme…. Y por supuesto uno de los vinos, el godello d.o. Valdeorras….. (aunque todavía seguía pensado en el risotto).
De los postres me quedo con el helado de queso de tetilla con membrillo, que aunque sencillo te seduce por su ligereza y sabor.
En fin!! Resultó una cena perfecta, en el restaurante perfecto y con la gente perfecta.
Mis felicitaciones al chef Fernando Negri, al maitre Felipe y a las camareras Paola y Fátima. Espero volver a veros muy pronto.
Raquel.
Felicitaciones - Excelente presentación - saludos. jjv
NO puedo creer lo que estoy leyendo. Yo estuve alli en navidades y no vuelvo.
NO me creo que el pescado vaya cada dia de la lonja, pq la lubina que me comi yo llevaba por lomenos 4 dias en la camara…ya cantaba, y la devolví. Marisco corriente como en el 100% de los sitios de esta ciudad, y un servicio lamentable, falto de profesionalidad en todos los aspectos. Cuando estas pagando 90 euros por cabeza no es de recibo que unoshuevos fritos lleguen frios y bañados en aceite…
Yo no vuelvo y espero que nadie se arriesgue.
Por lo que pagas puedes ir a dos o tres sitios…
Hola, escribo para solidarizarme con Vicent, la verdad es que he estado este fin de semana comiendo en María Pita, sobre todo animada por lo que había leído en Cucharete, y esperaba otra cosa.
Los entrantes que pedimos no estaban más que correctos, el único que se salvaba eran las croquetas con diferencia.
De segundo nos decantamos por el arroz con bogavante, muy recomendado por nuestra camarera. En fin, era de bogavante, pero podría haber sido de cualquier otra cosa, porque a pesar de que el arroz estaba en un punto muy bueno, el único sabor que tenía era el del chorreón de aceite virgen que llevaba por encima. Creo que deberían haber cocido el arroz con el fumét del bogavante, hubiera ganado mucho.
Para terminar, esperamos más de 45 minutos entre los segundos y los postres, y la carta de vinos dulces era escasísima por no decir inexistente.
Si queréis comer en un buen restaurante gallego en Madrid, decantáos sin duda por el
referencia a otro restaurante. Es caro, pero teniendo en cuenta que 5 personas pagamos 441 euros por comer en María Pita, creo que el precio de ??? no resulta nada excesivo, dado que en cuanto a calidad le da muchas vueltas. Creo que los Cucharetes deberían ir a probarlo.*Cucharete elimina citas a otros restaurantes en los comentarios a un local, por poder ser considerado un comentario de la competencia.
No había dejado un comentario sobre mi cena en María Pita de hace ya unas 3 semanas por lo menos, pero sí que sigo siempre vuestros artículos semanales y los comentarios que va dejando la gente, y como veo que han llegado unos malos me veo obligado a contar lo que me sucedió a mí, porque de otro modo no lo veo justo, siempre escribimos, me incluyo, cuando las cosas nos van mal.
Mi cena fue perfecta en este restaurante, y la versión de mi mujer es exactamente la misma pues quedamos encantados con el local, pedimos más o menos lo mismo que los cucharetes, porque al ver los platos en las fotos teníamos la garantía de que ya nos habian entrado por los ojos.
El salpicón de bogavante para nota, y el bacalao confitado de cine, lo mismo para el cordero, se nota la preparación que lleva encima, y los postres cumplieron su función de culminar nuestra velada con distinción, estaba impresionante el couland.
Por mi parte volveré al María Pita en cuanto tenga algo digno de celebrar, pues es cierto que no es de estos locales de ir cada fin de semana, hay que reservarlo para situaciones especiales, como la que fui, no me lo puedo permitir amenudo, por desgracia.
Me hace gracia que gente como paloma, que empieza con la misma frase que Vicent, diga que con lo que pagas puedes ir a 2 o 3 sitios, es cierto, y con lo que pagas en los de lujo lujo de Madrid, puedes ir a 5 o 6 sitios, y con lo que pagas en el Bulli puedes ir a 10 o 12 sitios, y con lo que pagas en uno de superlujo de Nueva York puedes ir a 20 o 25 sitios. A lo mejor es que paloma debería ir siempre a esos otros sitios y no ir nunca a uno donde el precio va acorde a la calidad de todo (procductos, servicio, decoración…) porque siempre saldrá con la misma historia de “podría ir a varios sitios con lo que cobran en este”.
Es un restaurante pequeño y diferente en el que no escuchas las conversaciones ajenas dado a la distancia entre las mesas.
En el que desde mi punto de vista tienen un producto de mucha calidad donde te dan a elegir entre platos muy elaborados y otos mas sencillos pero buenisimos y donde tambien es de destacar el servicio tranquilo y atento .
Todo esto puede sonar poco realista pero yo puedo dar fe de que es asi.
He estado en María Pita y me encantó.
He cenado el pasado fin de semana y me parece un magnífico restaurante y uno de los mejores en calidad/precio de todo madrid. Eramos una mesa grande y estaban todos los platos exquisitos. la bomba de foie y las centollas que tomamos de lo mejor que he probado ultimamente. El servicio muy atento y agradable , quien se queje en este sentido sea quizás a un mal dia del personal pero lo que no admite duda es que la materia prima y la cocina son de primera calidad. Repetiré en cuanto pueda. A ver si le haceis también un reportaje al cheff de maria pita pq su cocina es de gran calidad.
Solo por probar su arroz con carabineros ya merece la pena la visita. Espectacular !! Sitio agradable y buen servicio.
Normalito, normalito, normalito. Yo entré pensando que seguía siendo la arrocería de franquicia que era hace unos años y me marche pensando que sólo habían cambiado el nombre.
Cogimos la bomba de foie por el nombre, y efectivamente está buena, pongamos un 7, pero poco más. El arroz normal, los postres normal y el precio pues elevado para lo que ofrecen.
Coincido en el comentario 6: hace falta visitar unos cuantos restaurantes más para poder decir que este está entre el “top ten” de los restaurantes de gama media de Madrid.
Saludos
Cuando acudo a un restaurante de este tipo, y por qué no decirlo, de este precio, busco vivir alguna sensación especial: en este caso no experimenté ninguna, ni buena, ni mala, me quedé frio.
Tras buscar por internet un buen restaurante donde comer un buen pescado/marisco, decidí probar fortuna en Maria Pita. La web de cucharete me llamó la atención por su “filosofía”, concepto y demás, y la verdad, es que la crítica del restaurante era fantástica (aunque no soy muy amigo de las críticas).
Pedimos huevos con cigalas (media racion: un huevo frito y una cigala) y gambas rojas para compartir, y de segundo rodaballo y rape. De postre tomamos helado de queso con membrillo y torrija con helado de vainilla. Al llegar tomamos unas cervezas de aperitivo y pedimos vino blanco (pedimos que nos recomendasen un vino blanco seco, y el que nos sirivieron era afrutado…. ). Total unos 160 euros.
La comida estaba buena y las raciones eran de tamaño normal. El servicio, como pasa cada vez más, incluso en restaurantes supuestamente de mayor calidad, poco profesional.
En definitiva, creo que la esperiencia fue correcta, y haciendo una valoracion global, diría que el restaurante es bastante caro en su conjunto.
Creo que el mejor resumen es el sigueinte: No repetiremos.
Debo decir que estoy absolutamente de acuerdo con la opinion número 6 (Vincent) creo que no se equivocó de dirección, a nosotros nos pasó algo similar. Reserve con en consecuencia con vuestra recomendación y reconozco que tenía curiosidad porque hombre!…..tanta alabanza, hablar de la mejor marisquería de Madrid…eso hay que probarlo. Total que reserve para celebrar un importante contrato y salí avergonzado. El servicio fué malo, el típico restaurante en el que el camarero te transmite su indiferencia más absoluta hacia ti. La comanda la tomó una chica igualmente seria a la que le faltaba escuela y ganas de agradar. Recuerdo que faltaban cosas de la carta y que decidí pedir una centolla…craso error. Me informaron que sólo quedaba una (?), la centolla estaba sosa y sequita. Os aseguro que fuí absolutamente predispuesto a disfrutar y darme un homenaje.Es evidente que tuve mala suerte pero un “cinco estrellas” debe mantener el nivel siempre, eso creo yo. Sólo puedo decir que obviamente no se me ocurriría volver y que comparar este restaurante con por ejemplo “
referencia a otro restaurante” o “referencia a otro restaurante” “referencia a otro restaurante“… es absolutamente injusto, mucho menos ponerlo por encima de profesionales como la copa de un pino con un montón de años manteniendo un nivel altísimo.Estuve cenando la noche de Reyes, y la única reserva que había era la nuestra, el local estaba totalmente vacío.
El servicio fue bueno, pero la comida; vulgar, escasa y bastante cara. Sirva de ejemplo que la ración de gambas (terciadas, nada de grandes) 19 € pero es que entraron 6 (100 gramos), o sea que costó cada gamba 3 € ¿no es un poco abusivo?. El caso que por cenar 2 personas, pagamos más de 100 € y … para salir casi como entramos.
Al salir ya entendí porqué estaba vacío. Lógico. Lo evidente es evidente, y sobra todo comentario. Poco y caro = a vacío.
Ya se de un sitio donde no volveré, y mi acompañante dijo lo mismo que yo.
¡Yo tampoco me lo puedo creer!
Estuvimos en María Pita hace bastante tiempo y cenamos fatal. Devolvimos dos platos de lo malos que estaban (malos de comida pasada), entre ellos el famoso salpicón.
Desde luego no hemos vuelto nunca más! Para mi, el mejor marisco: en
referencia a otro restaurante!Una mala experiencia!
*Cucharete elimina citas a otros restaurantes en los comentarios a un local, por poder ser considerado un comentario de la competencia.
Dejandome llevar por vuestras indicaciones fui a cenar con mi chica al Maria Pita, con el menu especial cucharete que habian preparado, y solo puedo decir que resulto genial, mucho mejor de lo esperado. Una relación calidad-precio absolutamente sorprendente. Mi chica no deja de recordarme lo mucho que le gusto todo el menu, pero el postre la dejo con la boca abierta…..(no penseis mal…..)
Gracias por vuestros consejos e informaciones, seguir asi. Un fuerte abrazo.
Pues yo despues de cenar con unos amigos solo puedo decir una cosa:
Felicidades, no he cenado mejor en muchisimo tiempo.
La bomba de foie, el bacalao y sobre todo la torrija maravillosas.
La verdad es que el chef Negri se sale.
Que sigan así y no tardare en volver.
Pues no sé que tal estará el restaurante ni nunca lo sabré. Lo que sí sé es que teníamos reservada una mesa para este fin de semana desde hace un mes y nos han llamado diciendo que han anulado la reserva porque se han equivocado. ES LAMENTABLE!!!
Estuve cenando con mi mujer este sábado y la impresión general es razonablemente buena, con algunos PEROS que quiero precisar.
El local no se diferencia demasiado de otros tantos restaurantes de pescado-marisco al uso, aunque es agradable por lo vistoso del blanco-azul de las paredes (… lo cual se agradece en estos tiempos). La señorita que nos tomó nota necesita que le pongan una sonrisa o, por lo menos, un poco de don de gentes y confianza en lo que vende. Nos sorprendió que no nos pusieran un aperitivo con las bebidas del inicio de la cena (¡sí!, del inicio, esas que te sirven incluso antes de haberte tomado nota de la cena).
Comenzamos con una bomba de foie y calabaza que, la verdad, estaba muy-muy rica, en su punto de temperatura, PERO nos trajeron las rebanaditas de pan tostado (¿por qué con aceite???) 4 minutos después que el plato en sí mismo.
Luego hincamos el diente a una centolla que estaba francamente buena, PERO estaba a una temperatura criminal, muy-muy fría, así que tuvimos que hacer un poco de tiempo hasta que se templara. ¿Es que todavía no se han dado cuenta en muchos sitios que el marisco cocido está mucho más sabroso si está a temperatura “ambiente”??? (… incluso un poco tibio).
Pasamos a los pescados; el bacalao de mi mujer, muy rico y en su punto; mi lubina a la sal muy sabrosa, PERO un poco seca, como si se les hubiese ido la mano con el horno. Podría argumentarse que los 5 minutos que estuvimos “contemplando” la centolla para que cogiera temperatura son los que hicieron que se pasara un poco, pero… ¿quién sabe?.
Los postres; mi helado de queso de tetilla con membrillo, correcto, la torrija con helado de mi mujer, impresionante.
Vino; mi mujer no bebe así que me pedí una copa del vino de la casa (¡es mi cruz!, sólo puedo pedir el vino que quiero cuando vamos con alguien más), un verdejo de rueda cuyo nombre no recuerdo, cerrado al principio, luego más expresivo y floral, que combinaba muy bien con la centolla y el pescado.
En resumen; sería un sitio MUY recomendable si corrigiesen esas 3 ó 4 cosillas (implicación del personal, aperitivo inexistente con las bebidas del comienzo, servicio de los platos en relación con su temperatura y sincronización, etc…), ya que por 100 Euros por persona (incluida propina) creo que DEBEN corregirlos.
Un cordial saludo,
OPIMIUS
Cena familiar el día 6 de Marzo de 2009
Había muy poca gente.
El local muy agradable. El servicio correcto aunque con dificultades de idioma.
Tomamos tres “Martinis” rojos (una pequeña pega no tenían “Campari”) y cuatro cañas, en la barra, que acompañaron con un generoso platito de bígaros y otro de patatas ali-oli de aperitivo.
De primero tomamos una ración de jamón ibérico, una de pulpo a la gallega, una de croquetas de jamón y boletus (17 piezas!!!) y una de patatas revolconas.
De segundos tres entrecot con patatas y pimientos rojos, una ración de rodaballo con setas, una de merluza en salsa verde y un lenguado.
Lo acompañamos con dos botellas de Viña Ardanza y una de agua.
Finalizamos con 6 postres, 5 cafés y chupitos de hierbas, a los que nos invitó la casa.
La factura fué de 349,26 €.
Todos quedamos absolutamente satisfechos con la calidad de los platos. Las croquetas de jamón son exquisitas quizá de las mejores que he comido. El jamón de verdad. En la salsa de la merluza mojamos pan todos. Los postres tanto la torrija como el “couland” magníficos. En fin, sin probar el marisco, quedamos encantados. Estaba bueno hasta el pan.
Yo volveré.
Hola Cucharetes,
siendo asiduo lector de esta vuestra pagina y agradeciendo los comentarios que haceis de los restaurantes a visitar, he de deciros que NO CREO QUE VUELVA A “INTENTAR” VISITAR EL RESTAURANTE MARIA PITA, simplemente y aludiendo palabras de el encargado “sentimos no poder atender la reserva que tenìan hecha hace 20 dìas, la persona que cogio el teléfono no era la debìda y surgiendonos un problema con otra celebración, sentimos ANULAR SU RESERVA”. Nunca antes me habì sucedido esto ( puedo entender surjan compromisos, pero supongo que es fácil el buscar soluciones… ¡¡ o que no dejen cojer el teléfono a cualquiera que pase por allí !! ).
Simplemente decir que restaurantes en Madrid hay “a montones” y comer es una acción placentera, dificilmente podría intentar volver a ir a un lugar donde con poco, te hacen de ello un problema.
Un saludo.
Oscar
Bueno he de decir que me decepciono bastante, el servicio me parecio pesimo, el vino lo trajeron mas bien tarde, la comida no fue tan espectacular como esperaba, marisco los he comido mejores en madrid y no me parecieron acorde los precios. No se si fuimos el peor dia de la historia del restaurante pero salimos muy descontentos en general. Una cena estropeada principalmente por la mala atencion que recibimos y eso que no habia demasiada gente cenando.
En resumen, decepcionante.
este restaurante… está cerrado!!!