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San Juan de Ortega, 68
Madrid (Fuencarral)
Las Tablas (Línea 10)
91 260 01 14
30 - 40
El Restaurante Sabur os brinda la oportunidad de degustar carnes exóticas que probablemente nunca antes hayáis probado. Así que id pensando que vais a poder comer carne de cocodrilo y de bisonte, viandas muy solicitadas entre las entradas de su carta, con base en la cocina mediterránea. Tiene capacidad para 80 comensales distribuidos en dos comedores -fumadores y no fumadores-. Ofrece un menú del día de Lunes a Viernes a 10,50 € y diversos menús para grupos que van desde los 30 a los 50 €. Su horario de apertura es de 13:00h a 16:30h y de 20:30h a 00:00h. No cierra ningún día de la semana.
4,0
Rayo: Queridos lectores y lectoras cuchareteros… ¡Hoy, vais a flipar! Llega a Cucharete uno de esos restaurantes que no pasan desapercibidos para nadie, y es que parte de su éxito viene dado por una apuesta gastronómica que sorprende a diestro y siniestro. Y es que estamos hablando, nada más y nada menos, de ¡COMER CARNE DE COCODRILO! ¡Eso es lo que hemos comido los cucharetes en el Restaurante Sabur! ¡Carne de cocodrilo! ¡Ya estáis reservando! ¿Eh, pillines? Si es que… ¡Nos conocemos! Os aseguro que merece la pena probarlo… Cuando escuché hablar sobre él, me vino a la cabeza una frase mítica de una famosa marca de pipas… en la que el toro dijo al morir: “Siento dejar este mundo, ¡sin probar carne de cocodrilo!” -Más o menos- Por lo que allí nos fuimos todo el equipo la semana pasada, no podíamos dejar pasar esa “oportunidad cocodrilera”. ¡Incluso pedimos que nos enseñasen muestras de su garantía y autenticidad! Ya lo veréis a lo largo del artículo… ¡Y qué bueno que estaba! ¡Ah! ¡Y también tienen carne de bisonte! Si es que no tiene desperdicio el sitio… Ya veréis ya… Menudo safari gastronómico que nos pegamos.
Como podéis observar, se aprecia sobradamente la época del año en la que nos encontramos, a las puertas de Navidad. Docenas de cintas plateadas decoran las lámparas del restaurante y aparecen en todas las esquinas. La barra que vemos en la imagen separa el comedor de fumadores (a la izquierda) del de no fumadores (a la derecha), dejando a pie de calle una magnífica terraza que en verano no pongo en duda que se confirmará como un lugar altamente visitado, pues además de disponer de un espacio francamente amplio, luce las guías de enormes toldos que probablemente conformarán una terraza de lo más llamativo. ¡Habrá que volver a disfrutar del Sabur con el calor! ¡Y del cocodrilo!
Vemos un enorme acuario en el que viven felices esos crustáceos decápodos de cuerpo robusto que darán sabor a nuestro Arroz con bogavante -que esta vez no solicitamos, no me lo comparen ustedes con un buen cocodrilo-. Y también apreciamos diversos troncos del brasil que pintan de verde las esquinas, haciendo más agradable si cabe la estancia en el local.
A continuación os presento una vista del comedor de no fumadores -con capacidad para 34 comensales- en los que vemos una mantelería naranja -acorde a la época festiva en la que nos encontramos- bajo una vajilla blanca muy normalita aunque funcional -al igual que la cristalería y la cubertería-. Las paredes se visten con diferentes imágenes abstractas, entre las que destaca un lienzo de gran valor que nos muestra un bodegón con fresas. Así mismo, las diferentes zonas de láminas de piedra que se abren huecos aleatorios en la pared, le dan un aire rústico a la vez que ayudan a crear una atmósfera más agradable y menos fría. La guinda decorativa corre a cargo de una impresionante lámpara del siglo XIX que os enseña en primer plano Ninillas en su sección.
El espacio del que disponen los comensales les permite estar muy cómodos -sin choques de codos-, pues las mesas son amplias y admiten colocarse según el grupo necesite, pues son perfectamente modulables.
El comedor para fumadores -45 comensales aproximadamente- gana mucho con todas las mesas vestidas “de gala” -dos de sus paredes están completamente acristaladas con vistas a la calle-, pero pierde encanto cuando se dejan algunas mesas para tapeo o tomarse una simple caña. No hay que olvidar que en este espacio tenemos una TV que nos permite disfrutar de los partidos y demás eventos deportivos, y si ese día un grupo de fumadores ajeno a este tipo de lances decide cenar en el Sabur, no se encontrará cómodo. Por lo que recomiendo con diferencia el comedor en el que no se permite fumar -o elegir un día que no sea futbolero-.
Las mesas tienen su encanto cuando baja la intensidad de la luz, a pesar de estar vestidas con un mantel que dista mucho del lujo -siendo más propio de un menú del día- pero debemos valorar que tampoco nos encontramos en un restaurante prohibitivo ni mucho menos, ¡con deciros que el café solo está a 0,90 €!
Pero lo que más llama la atención del Restaurante Sabur, son los nuevos sabores que podemos degustar… ¡Menudo día “cocodrilesco” que tuvimos! -sin desmerecer la carne de bisonte que también pedimos- ¿Lo habéis probado alguna vez? ¿A qué os sabe? Dicen las malas lenguas que su sabor es una mezcla entre el pollo y el pescado, pero claro, la vista nos ayuda mucho a darle ese toque en nuestra mente, pues es carne blanca como la del pollo y su sabor tiene un aire a pescado. Pero… ¿Y si nos vendasen los ojos? ¿A qué sabría? Pues a algo completamente nuevo para nosotros, una carne que nunca antes habíamos probado, tiene su aquél… La verdad es que está bien bueno el cocodrilo.
Por rarezas que no sea, en Guinea comen gorila, chimpancé, y todo tipo de monas -¡Con el respeto que supondrá esa carne para muchos!- y en el restaurante Yumin de Guangzhou (China) los cocodrilos deambulan por la recepción del restaurante con las mandíbulas atadas antes de terminar en el plato de los clientes. Pero en China, ya sabemos cómo se las gastan con la medicina alternativa… dicen que su carne cura la tos y previene el cáncer… ¡Quién sabe! Pero me gusta la idea esa de “si tienes tos, en vez de un jarabe que sabe a rayos, tómate un buen chuletón de cocodrilo a la brasa”.
Fijaos que les pedimos muestras de su autenticidad y nos las facilitaron. Nos enseñaron la caja tal cual llega del distribuidor -como muestra la fotografía- pues nosotros desconocíamos incluso si su consumo era legal en nuestro país. ¡Y ya veréis cuando lleguéis al plato! ¡Qué carne más sabrosa!
Os serán más comunes carnes como la de avestruz o camello, pero gracias al Restaurante Sabur podréis adentraros en el mundo de la carne de cocodrilo -del que sólo habíais “probado” su piel en bolsos, cinturones o zapatos- y la carne de bisonte.
Os comentaré más sobre estos manjares cuando llegue el momento… seguid bajando… ¡Que empieza la cena!
¡Quedamos completamente “out” en el Restaurante Sabur por la generosidad de las raciones! Éramos 5 personas, obviamente Gonzalo y María -a quienes ya conocéis de otras aventuras cuchareteras- se apuntaron volando al saber que íbamos a probar carne de cocodrilo y de bisonte. Optamos por 4 entrantes para compartir y 5 platos principales -entre ellos el cocodrilo y el bisonte- y… ¡5 postres! Quedamos K.O. Con lo que salta a la vista, que a pesar de esperar una factura de un importe elevado con un primer vistazo a los precios que marca la carta, no sucede finalmente.
Lo que no estaba a la altura era el servicio, quizás fuese el primer día del chico que nos atendió, porque derrochaba amabilidad por los cuatro costados, pero a decir verdad, no tenía ni idea de hostelería. Lo que sí se agradece, es que el Chef -Pedro Moreno- salga a saludar e interesarse por cómo va todo y te permita intercambiar unas palabras con él. Muy majo.
¡Vamos allá! ¡A comer! ¡Que la mesa está puesta!
De aperitivo, cada día ofrecen algo diferente. El día que fuimos nos sorprendieron con unas Cañaillas que estaban bien buenas -además de vistosas-. Un plato con dos enormes limones abarrotados -literalmente- de cañaillas, acompañados de un ejército de palillos que nos ayudarían a sacar de la caracola la tierna carne salada que esconde. ¡Qué ricas! Fijaos en la imagen… eran una barbaridad y… ¡Pocas dejamos!
Los vinos elegidos para nuestra degustación resultaron ser referencias poco habituales. Ya que estábamos a vueltas con la carne de cocodrilo, había que investigar también la carta de vinos, que por cierto está constituida con menos de 15 entradas -la mayoría no muy conocidas-.
Para los entrantes, fuimos aconsejados a tomar un afrutado moscatel Libalis 2007 de las bodegas Castillo de Maetierra, un V.T. Valles de Sadacia que en su añada 2006 logró el premio de ganador absoluto del prestigioso concurso holandés “Wine & Crayfish”, considerándolo como el mejor blanco que marida con langosta. Nos gustó a todos.
Para los platos principales, probamos el Número Nueve 2005, una apuesta de Winery Arts por descubrirnos vinos singulares y exclusivos desde la Ribera del Queiles. Destaca por sus 16 meses en barrica de roble francés (con 45% tempranillo, 45% cabernet sauvignon, 10% merlot) y por su simbolismo particular, que junto con el resto de vinos de la colección -en la imagen el Tres al Cuadrado y el Seis Invertido-, define la suma del concepto “numbernine”. El número 9 es considerado por diversas culturas como la cifra del saber supremo, la cifra que induce a la Totalidad, que es el 10. No estaba nada mal, y a pesar de que los precios de los vinos no son elevados, éste era el más exclusivo de la carta del Sabur: 25 €.
Gonzalo os muestra el primero de los entrantes que llegó a la mesa. Un Pastel de Cabracho que estaba bien sabroso, acompañado de panecillos crujientes. Como os comentaba al principio, las raciones son muy generosas, estamos ante un plato más que respetable como podéis ver en la imagen, ya sabéis que éramos 5 e incluso sobró. Es perfecto para compartir en grupo, pues a una persona sola le puede dar algo si se lo termina entero.
Los Bombones de foie… con almendras, Pedro Ximénez y Brandy… ¡Riquísimos! Pequeñitos y sabrosísimos. El plato -de 12 piezas- viene decorado con soles muy llamativos. ¡Nos os perdáis este entrante! Lo disfrutaréis. Es de esos platos en los que el Chef se explaya…
Muy recomendables los Saquitos de Marisco, una fina pasta cerrada con un palillo que envuelve a una especie de bechamel con trocitos de marisco. Están realmente deliciosos, y las 12 piezas hacen que el plato sea más que generoso, también perfecto para compartir entre los comensales.
Otro de los entrantes que degustamos fue la Ensalada de pimientos asados con ventresca que os presentan FlashBack y Ninillas.
Y… ¡Al fin! ¡Aquí tenemos la carne de Cocodrilo! La presentación ya la veis… muy atractiva, como un cocodrilo en miniatura: ojos de calabacín, patas de pimiento rojo, cola de pimiento verde y cuerpo de patatas fritas -muy ricas- ocultas bajo un laminado de carne de cocodrilo.
¡Pero qué bueno estaba el cocodrilo! ¡Volveremos a por más! Si es que encontrar un restaurante como el Sabur es lo que tiene, perfecto para llevar a todos los amigos al menos una vez… Que… ¡El cocodrilo hay que probarlo! ¡Y lo tenemos en Madrid! Respecto al sabor, ya os comenté antes, ni a pollo, ni a pescado, como nos puede indicar la vista, quizás una mezcla de ambas, aunque yo me decantaría más por un sabor completamente nuevo.
Gonzalo cuida del Bisonte, un sabor muy similar al de la ternera, incluso habrá mucha gente que no lo diferencie, por lo que no es una carne tan sorprendente respecto a lo que estamos acostumbrados. Sí hay que añadir que estaba bien bueno, y es otro plato a tener en cuenta si vais a probar el Restaurante Sabur de Las Tablas.
Uno de los platos estrella de Pedro Moreno y de los que más le gusta recomendar a los clientes que se dejan aconsejar -junto con el Magret de Pato Salvaje- es el Rabo de Toro a la Hierba Buena -del que no cuenta nada de su receta… ¡Top Secret!- ¡Muy rico! Se le notan horas y horas de preparación al plato. Y la ración… qué decir… ¡Enorme! No me digáis que os vais a quedar con hambre en el Sabur… ¡Difícil lo veo!
Del Rodaballo a la plancha con sal negra y el Bacalao laminado con calabacín os hablan detalladamente mis compañeros. Yo, que pude hincarles el tenedor a ambos, me quedo con el rodaballo, mucho más sabroso, además venía acompañado de una gelatina de violeta riquísima -sorprendió a toda la mesa-.
Como bien os estaréis imaginando, a estas alturas íbamos servidos, pero como os comentamos otras veces, una cena cucharetera sin postres es como una carrera sin meta. Así que vamos a ver lo que nos ofreció el Sabur detalladamente, pues pedimos ¡Un postre para cada uno! Y al igual que el resto de raciones… ¡Son enormes!
Aquí os muestro la Tarta de queso con helado de frambuesa. ¡Deliciosa! Os la recomiendo sin más, porque tenéis que probarla, si es que, cuando los postres son caseros… se nota el cariño con el que están hechos, y claro… saben mucho mejor, como los de la abuela. ¿O no? ¡Como para perdérsela! Además, venía con una bola de helado de frambuesa que es de los mejores que he probado hasta la fecha.
Las Fijoas con chocolate quizás resultan un pelín empalagosas, pero claro, son 3 señoras filloas de crema pastelera y bañadas en chocolate blanco, que para darles salida después de una cena como la nuestra… complicado lo tenemos. Pero tampoco estaban nada mal.
Respecto a la Tarta de limón, nada que objetar. Un sabor característico que a todos nos gusta. Quizás el postre que menos destacaba en el plato, pero muy apropiado si buscamos una sobremesa ligera.
“Viento en popa a toda vela, no corta el mar sino vuela, una Tarta de Chocolate”.
El que sí luce, por su trabajada, curiosa y atractiva presentación, es el impresionante velero de caramelo que lleva encima la Tarta de chocolate. Al parecer no es la presentación del postre, sino un guiño que hace el Chef de vez en cuando, por ejemplo, si la mesa es de muchos comensales lo monta sobre alguno de los postres -como en nuestro caso-, y también lo suele hacer cuando se opta por un gran surtido de postres para compartir entre todos. Puede apreciarse que lleva una gran “S” de Sabur. La tarta estaba muy sabrosa, el chocolate negro de buena calidad es el culpable, sin duda.
Y así concluye nuestra visita al Restaurante Sabur, que no dudo que en breve será conocido como el restaurante donde poder comer carne de cocodrilo en Madrid -o de bisonte-, claro que, no debemos olvidarnos ni de su sabroso rabo de toro ni del resto de las entradas de su carta, aunque eso sí… ¡Probad el cocodrilo! ¡Tenéis que decirnos que “sabur” tiene!
¡Hasta la próxima!
FlashBack: En esta época tan festiva en la que nos encontramos, ya bien entrado el mes de diciembre, decidimos ampliar el arco de acción de nuestra bitácora a aquellos límites más periféricos de la ciudad. Me refiero a los nuevos barrios, que día a día, comienzan a ampliar su población con más habitantes en sus calles. Situados en la franja norte del distrito de Fuencarral-El Pardo, resultan ya muy bien conocidos por todos debido a sus característicos nombres: Las Tablas y Sanchinarro.
Un área con extraordinaria presencia de empresas tecnológicas que absorbe durante el día miles de visitantes de los más variopintos lugares de la comunidad, e incluso de fuera de sus fronteras. Así que, como no podría ser de otra manera, Las Tablas comienza a confeccionar su propia oferta gastronómica, desplazándose de una opción única de menú del día a un abanico más exclusivo, que incluye platos incluso de carne de Cocodrilo y Bisonte como los que nos plantea el Restaurante Sabur. Una gran apuesta por las comidas y cenas sorprendentes, dirigida tanto a los oriundos de estos barrios como a quienes se animen a realizar una visita puntual.
El establecimiento destaca por su amplia fachada, situada en la calle San Juan de Ortega, decorada haciendo uso de una serie de pequeños árboles en maceta. Durante el verano, son cientos los clientes que se acercan cada día a disfrutar de su acogedora terraza con el fin de acompañar el buen tiempo con un buen refrigerio. Claro que, siendo las fechas que son, no nos queda otra que acceder a su interior en busca de una mesa donde el calor nos proteja de las inclemencias externas. ¿Os he comentado ya que nuestro termómetro viene marcando una temperatura exterior de entre 2 y -2 ºC? ¡No perdamos más tiempo!
Nos recibe una ambientación bastante lograda, gracias a las luces cálidas que desprenden sus lámparas a media altura y a alguna que otra planta usada para dividir los espacios entre sus dos salones comedores y la barra, ubicada en un lugar central cercano a la entrada. Dispone de una bodega a la vista del visitante donde podemos encontrar una selección de vinos con el objetivo claro de darnos a conocer caldos no ampliamente explotados en la oferta habitual de mercado. Se trata de blancos procedentes de V.T. Valle de Sadacia -una apuesta reciente de la región de La Rioja por realizar vinos blancos a la altura de sus ya famosos tintos- y de la D.O. de Rueda, así como tintos de las D.O. de Rioja, Ribera de Duero, Ribera del Queiles y Navarra. Igualmente, se nos otorga la opción de poder disfrutar de un buen Champagne o un estupendo Cava junto con nuestra cena.
Decidimos adelantarnos pues a nuestra habitual inspección de la carta con el fin de seleccionar los vinos que disfrutaremos a lo largo de la velada. Se trata de un Vino Blanco Castillo de Maetierra Libalis V.T. Valle del Sadacia del 2007 muy dulce y afrutado, gracias a su composición en un 90% de moscatel y el resto de viura y malvasía. Un caldo perfecto para quienes prefieren no detectar especialmente la presencia de alcohol y desean un paso de boca suave y original. Para los principales, escogemos un Vino Tinto Número Nueve de la D.O. de Ribera del Queiles del 2005, que completa la saga del 3 al Cuadrado y el Seis. Puede llegar a resultarnos una broma matemática, pero lo cierto es que presenta una composición a base de variedades Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Merlot que disfrutamos gracias a su agradable, al mismo tiempo que completo, aroma y a su ligero aporte de madera en boca.
Nos topamos, como se puede apreciar en la siguiente instantánea, con los motivos navideños de temporada ya colocados, aderezando la iluminación propia del establecimiento. Las mesas se encuentran flanqueadas por sillas en tonos metálicos y vienen vestidas con unos manteles anaranjados sobre los que destacan sus servilletas en tela blanca bien parecida. Las sillas, además, poseen un acolchado cómodo sobre el que asentarnos, aunque el conjunto no destaca especialmente por la cubertería ni la cristalería o la vajilla. Se podrían definir básicamente como apropiadas y funcionales. Sobre el tono y diseño del mantel, todos apuntamos a la idea de que habría mejorado habiéndole dado una vuelta más de tuerca en su elección.
Sin embargo, son otros elementos los que potencian la elegancia y personalidad del espacio que nos rodea. Se trata de una colección de interesantes cuadros en tonos muy vivos e incluso la lámpara de cristal del siglo XIX que preside uno de los salones -se puede apreciar en la sección de Ninillas- que consiguen despertar nuestra atención y la del resto de mesas que nos rodea. Un buen número de piezas de piedra, colocadas cercanas unas a otras de manera aleatoria sobre la pared, potencian aún más la sensación de autenticidad creada con el único fin de acompañarnos a lo largo de la cena.
Algunos resultan muy similares a primera vista, aunque en azules turquesas y rojos anaranjados respectivamente. Y, a pesar de que no tomé constancia de él, despierta increíblemente mi atención a nivel personal, un bodegón francamente realista, colgado en una de las paredes del salón situado al final del establecimiento en el que decidimos tomar asiento. ¿Os animáis a descubrirlo?
En la sala que nos recibe, más cercana a la puerta principal, podemos apreciar un abundante número de mesas que siguen el protocolo de preparación descrito anteriormente. Con la particularidad de disponer además de una televisión plana que nos permite disfrutar de eventos deportivos y acontecimientos televisados cualquier día de la semana en compañía de nuestros más allegados. Perfecto para acudir en grupo y si, en caso contrario deseamos más intimidad, siempre podemos escoger una mesa en el mismo comedor que lo hacemos nosotros, esta vez con la presencia de nuestros amigos Gonzalo y María -a quienes ya seguramente conoceréis-.
Volviendo al área más interna en la que cenaremos, las lámparas cilíndricas de iluminación cálida cumplen claramente con nuestro objetivo. La situación de sus mesas, dispersas unas de otras y con una separación suficiente, nos aporta una sensación más acogedora que el espacio anterior cuya configuración es más versátil en función de la ocasión.
Eso sí, nuestra gran curiosidad por el reclamo principal del Restaurante Sabur, y que nos ha convencido para acudir -las carnes de Cocodrilo y Bisonte-, nos impulsa a preguntar con el fin de comprobar la procedencia de las mismas. Y aquí disponemos de las piezas de Bisonte de 150 gr. envasadas herméticamente al vacío una vez eliminada la parte grasa -como indica su etiqueta- por un distribuidor holandés con el fin de que las disfrutemos sobre nuestros platos. Rayo os muestra la respectivas en el caso del Cocodrilo en su artículo. ¿No tenéis curiosidad por conocerlas? Nosotros nos encontramos realmente impacientes por apreciar su sabor recién elaboradas.
A modo de aperitivo y, con el fin de entretenernos mientras van llegando el resto de los platos, se nos sirve una realmente bien presentada fuente con numerosas Cañaillas. Muy típicas de las regiones andaluzas, y que supone un auténtico pasatiempo cuando apreciamos su sabor a mar, una vez las hemos librado de su alargada concha mediante un fino palillo. Y si nos gustan con limón, podremos acompañarlas de tanto como deseemos.
El primer entrante en llegar tampoco puede tacharse de escaso. Se trata de una presentación sobre un brillante plato negro y cuadrado de Pastel de Cabracho junto con una estupenda cantidad de panecillos sobre los que untarlo. Un sabor muy ligero que se complementa perfectamente con las bolitas o Bombones de Foie, que cubiertos por almendra y acompañados de caramelo, se hacen una delicia en nuestro paladar mientras los compartimos con el resto de comensales.
Una combinación bastante curiosa la del siguiente entrante, también servido sobre la elegante vajilla oscura. Y es que la Ensalada de Pimientos Asados con Ventresca nos anima a disfrutar picoteando sus tiras de pimiento asado aderezadas con ajo y aceite de oliva, acompañándolas de una ventresca especialmente salada. Un buen intermedio para acabar el primer acto degustando los divertidísimos Saquitos de Marisco -que os muestran mis compañeros- recogidos mediante un palillo de madera realizando la contención suficiente para aguantar en su interior una deliciosa bechamel de marisco.
Alcanzamos por fin el ¡momento cumbre de la noche! Tiempo para cambiar nuestras copas de Libalis por las de Número Nueve y de recibir con los brazos abiertos al esperado plato de carne de Cocodrilo. Aquí lo tenemos observándonos con sus ojos de pepino, sus patitas de pimientillo rojo y su cola de pimiento verde. Una carne que visualmente nos recuerda a la de pollo, pero que en nuestro paladar resulta muchísimo mas sabrosa y jugosa. ¡Muy tierna! Algo digno e inevitable de probar si acudimos por primera vez al Restaurante Sabur.
Antes de adentrarnos en aguas más extensas, disfrutamos, como no podíamos dejar pasar la oportunidad, del Bisonte a la Piedra y el Rabo de Toro a la Hierbabuena, característicos por su excelente preparación. ¡Felicidades a Pedro Moreno! -Jefe de Cocina-. Yo, puesto que Rayo os habla más extensamente sobre ellos, me centraré más en los productos del mar. En primer lugar, un Rodaballo a la Plancha con Sal Negra cuyas grandes cualidades son su forma de elaboración y la impactante gelatina de violeta con la que se acompaña, que le aporta un sabor magnífico. ¿O debería decir “sabur”?
El segundo de los pescados es una especie que nos resulta muy común, pero el distinguido toque de la cocina también consigue convertirlo en algo especial. El Bacalao Laminado con Calabacín se presenta horneado y fileteado en diferentes láminas separadas gracias a las rodajas de calabacín. Aderezado con sal negra, supone una forma muy distinta a la que estamos acostumbrados para disfrutar de un buen bacalao.
El momento dulzón de la noche se acerca rápidamente a nuestra mesa, contribuyendo a una agradable cena con un buen conjunto de dulces elaborados artesanalmente en la cocina. Como se puede observar, a su casero Tiramisú no le falta la soletilla de su base ni su cuerpo de queso mascarpone, e incluso su imprescindible punto de café, presente además en los diversos granos que le hacen compañía en el plato.
Muy llamativas también las Filloas con Chocolate Blanco, con las que posa María al final de nuestro artículo cucharetero. ¿Os las podéis imaginar aquellos a los que el chocolate blanco os llega a derretir por dentro? Claro que para presentaciones, la ¡sorpresa del chef! Sorpresa, porque nunca sabemos en que postre la realizará, pero fijáos de que guisa llega a nuestro mantel la Tarta de Chocolate, elaborada con un 97% de chocolate negro de Tanzania y vestida con una carpa gigante de hilos de caramelo junto con la imprescindible S de Sabur, igualmente en su versión de azúcar cristalizada. Incluso me veo obligado a estirar la cabeza hacia atrás en la fotografía con el fin de que el plato ocupe únicamente el espacio de mi cuerpo.
Para quienes disfrutan de otras opciones más digestivas como colofón de la velada, disponemos también de una Tarta de Queso realizada con crema de queso y servida con un helado de frambuesa que nos encanta unánimemente a toda la mesa. Otra opción es la Tarta de Limón que realmente es una versión soufflé con una base de crema bastante llevadera y, sobre ellas, esponjosas claras de huevo al punto de nieve bien horneadas.
Finalmente, y como es habitual en una cena que lo merece, disfrutamos de diversos cafés y un té para la señorita. ¿Lo mejor? El precio del café solo, a la competitiva cifra de 0,90 € resulta un elemento indispensable de disfrutar como cierre final antes de abandonar el restaurante.
Sin tener en cuenta algunos aspectos que podrían afinarse aún más, en concreto la integración de ciertos detalles ya mencionados, así como los propios debidos al rodaje inevitable que todo restaurante de reciente apertura debe atravesar, supone una auténtica satisfacción el descubrir un restaurante capaz de situar su personal “pica en Flandes” en un barrio nuevo de nuestra ciudad, ofreciendo la exclusividad de sus carnes y unos elementos de distinción muy propios difíciles de encontrar en otros barrios con mucha más historia de Madrid. Un establecimiento que merece la pena visitar y que espero que prosiga evolucionando positivamente en los próximos meses. Vosotros, nuestros lectores, ¡no os olvidéis de contárnoslo!
Ninillas: El pasado sábado 13 de Diciembre se llevó a cabo en Johannesburgo la elección de Miss Mundo 2008. La aspirante al trono por Venezuela, Hannelys Quintero, declaró en rueda de prensa estar dispuesta a comer carne de cocodrilo -una de las especialidades de la cocina sudafricana junto al avestruz-, si con ello ganaba puntos con el jurado.
La ganadora del certamen y por tanto Miss Mundo 2008 fue la bellísima rusa Kseniya Sukhinova. La pobre Hannelys no llegó a quedar ni entre las 5 finalistas. Y es ahora cuando yo me pregunto: ¿Qué ha pasado aquí? Una de dos, o no llegó a comer carne de cocodrilo como aseguró que estaba dispuesta a hacer, o bien, el jurado no consideró que tal acción supusiera sacrificio alguno. O puede, que fuera la Rusa la que se comió un buen filete. Yo, que como sabéis, o mejor dicho podéis ver, no soy ninguna miss, ya he comido carne de cocodrilo, y francamente, con ambas opciones me inclino a pensar que fue la 2ª la que cobró peso entre el jurado. Vamos… que para futuras coronaciones, aconsejo a la venezolana que se deje de tonterías y que sencillamente se coma lo que le pongan en el plato, porque en este caso, una puede llegar a sorprenderse de la alegría que supone para nuestro paladar meter un bocadito de cocodrilo en la boca.
Con semejante entradilla, yo creo que ya tendréis una idea, aunque sea ligera, de qué cenamos aquel día, o mejor dicho, a qué se debió nuestra visita al Restaurante Sabur.
Ubicado en el Barrio de Las Tablas, el Restaurante Sabur puede presumir de ser el único restaurante de Madrid capital que ofrece carne de cocodrilo, o al menos, nosotros no hemos encontrado otro. Su nombre es persa y traducido al castellano viene a ser paz, tranquilidad, paciencia…
Nada más entrar te encuentras con la barra, que ejerce de territorio limítrofe entre los dos comedores con los que cuenta el Restaurante Sabur. La barra está abierta de la mañana a la noche, de modo que viene a ser un bar de barrio como cualquier otro. La cosa cambia si vas hacia la derecha, donde encontramos la sala para no fumadores y que tiene capacidad para 34 comensales. Sus paredes de blanco inmaculado son interrumpidas al azar por ladrillos vistos de pizarra y por cuadros tremendamente coloristas, donde destaca un bodegón de Manuel Tejeiro.
Pero, lo que sin lugar a dudas destaca en esta estancia es su maravillosa lámpara, que luce esplendorosa en medio del comedor. Preguntamos por ella y nos dijeron que era del siglo XIX, y que incluso le habían tenido que quitar un piso porque era excesivamente grande para esa sala. La verdad es que, sólo por verla, mereció la pena la visita.
Si cambiamos de rumbo y nos dirigimos hacia la izquierda de la barra, encontramos el comedor para fumadores, presidido por una fría y al mismo tiempo hermosa fotografía del Valle de la Luna, que forma parte del Desierto de Atacama en los Andes chilenos. Por lo demás, sigue la misma estructura decorativa que la sala anterior, a excepción de la forma y la amplitud, pues esta parte es más cuadrada y abierta al exterior con enormes ventanales.
Las mesas se visten con un mantel naranja de tela, que la verdad, no lo terminé de ver. Acompañan unas servilletas de tela en color blanco y una cristalería, vajilla y cubertería de las que yo denomino “decentes sin pretensión”. Y para sentarse, unas sillas metalizadas, que sin ser nada del otro mundo resultaron cómodas, que no es poco.
Pero yo creo, que ya va siendo hora de meternos en faena y mostrar lo realmente interesante en el Restaurante Sabur, su cocina. Como ya he comentado anteriormente, fuimos atraídos por su exótica oferta en carne de cocodrilo, de hecho, antes de pedirla en la comanda, quisimos cerciorarnos de que no nos daban gato por liebre, pues para todos los allí presentes era la primera vez que la probábamos.
Nos sorprendieron y se presentaron en la mesa con la caja en la que ellos reciben la carne. Es más, no sólo nos trajeron la caja del cocodrilo sino también la del bisonte. Como nosotros lo vimos, también vosotros, por eso Rayo hizo esta fotografía a modo de certificación de que realmente íbamos a comer cocodrilo y bisonte auténticos.
El Restaurante Sabur ofrece al mediodía y de Lunes a Viernes un menú a 10.50 €, así como diferentes menús concertados orientados a grupos y comidas o cenas de empresa cuyos precios oscilan entre los 30 y los 50 €. Tras los fogones se encuentra Pedro Moreno, a quien pudimos conocer, pues tiene la deferencia de pasarse por todas las mesas para preguntar si la cena ha sido del agrado del cliente. En su carta nos ofrece una cocina básicamente mediterránea, en la que tiene cabida alguna que otra incursión a otras culturas gastronómicas como son unas Brochetas persas -conocidas como Schishlik- que se acompañan con tomates asados y arroz basmati. El resto de su carta se estructura en entrantes, pescados, carnes y arroces en cuatro modalidades: Arroz Caldoso con Bogavante, Risotto de Setas de Temporada, Arroz Negro y Arroz Meloso con Bacalao.
Mientras decidíamos nuestros platos, llegó a la mesa el vistoso aperitivo a base de Cañaíllas, con el que estuvimos entretenidos un buen rato.
Éramos 5 personas, los tres cucharetes y dos habituales nuestros: María y Gonzalo. Tras un buen rato discutiendo sobre qué pedir y qué no pedir nos decidimos por 4 entrantes para compartir y 5 principales al gusto de cada uno, aunque al final resultaron también compartidos pues todos quisimos probarlo todo.
Abrimos la cena con una Ensalada de pimientos asados con ventresca. Los pimientos estaban deliciosos, bien asados y aliñados con un buen aceite en el que se dejaba notar levemente el ajito. La ventresca estaba buena aunque un pelín salada, claro que esto sólo lo notabas si la comías sin pimientos. En cualquier caso, un plato sencillo y acertado.
María os muestra los Bombones de Foie. Yo no soy muy de foie, la verdad, me resulta muy cargante, pero reconozco que estos bomboncitos estaban riquísimos. Me pareció un plato muy original tanto por su sabor como por su presentación, y perfectos como entrante para compartir. Conseguí sacarle al cocinero algunos de sus ingredientes, aunque por desgracia no todos. Además del foie llevaban Pedro Ximénez, brandy, almendra y ¿¿??. Hasta aquí me dio la receta.
Tras el Pastel de Cabracho -mostrado por mis compañeros- que agradó a todos y a mí en especial, pues me pareció una combinación perfecta de suave textura y potencia de sabor, llegaron a la mesa los Saquitos de Marisco. Nuevamente un pleno en nuestra elección, no son nada del otro mundo, marisco, bechamel y todo ello envuelto en pasta brie, pero estaban bien ricos y además eran perfectos para repartir.
Tras unos entrantes que francamente me sorprendieron, pues no esperaba encontrar ese nivel en el Restaurante Sabur, llegaron los principales. En la imagen os muestro el Rodaballo a la Plancha con Sal Negra. Un plato sencillo, pero bien cocinado. En definitiva, buen rodaballo y en su punto justo de plancha, ¿Qué más se le puede pedir? Bueno, se le podría pedir algún toquecito que lo acompañara. Pues también lo llevaba, una gelatina de violeta que nos sorprendió a todos de lo buena que estaba.
Y el plato que os muestro aquí, no es otra cosa que parte del mamífero más grande del hemisferio occidental. Sí, eso es: Bisonte a la plancha. No lo había comido antes, así que iba con un cierto resquemor, pero reconozco que me gustó. ¿A qué sabe? Pues a mí me recordó a una mezcla entre solomillo de ternera y venado. En cualquier caso, tenía una textura suave y por lo visto la carne de bisonte es un techado de virtudes: altamente rico en proteínas, menos grasa y colesterol que otras carnes, alto contenido en hierro… Vamos, que además de rico es tremendamente saludable. Apuntároslo porque merece la pena.
El Bacalao laminado con Sal Negra fue tal vez el plato que menos me convenció, venía bien de punto, pero de la misma forma que el rodaballo me pareció de una calidad respetable, al bacalao no le vi ese nivel.
De los cocodrilos dicen que son unos oportunistas, atacan cuando estás desprevenido. Y así, con oportunidad y alevosía llegó a nuestra mesa, pero en esta ocasión para ser devorado por los “cucharetes & company”. En apariencia, su carne me recordó a la pechuga de pollo. En el sabor… por un lado a la pechuga -no sé si sugestionada por la apariencia- y por otro un cierto regusto a pescado. Conclusión, a mí me sabía a pollo-pescado, muy sabroso. Me sorprendió y me gustó mucho, para repetir muchas veces.
Pero, por bueno que estuviera el Cocodrilo -mostrado por Rayo y FlashBack-, no se le quedaba atrás el Rabo de Toro a la hierba buena. Vino a mi cabeza el que solía cocinar mi madre. ¡Ummmmm…! ¡Qué bueno! Tan tierno y jugoso… Las raciones eran todas muy generosas, pero ésta en concreto, era “generosisísima”.
Éste es el punto en el que debí parar. Sinceramente… no podía más, pero ¿cuándo se han dejado los cucharetes sin probar los postres? Pues nunca. A los postres se ha de llegar siempre. En el Restaurante Sabur la repostería es de elaboración casera y los precios varían entre los 6, 7 €. En principio, me parecieron un poco caros, pero al ver las raciones cambié de opinión. En la imagen os presento una Tarta de queso con helado de frambuesa. Más que tarta de queso era una crema de queso y estaba de muerte. Ésta, junto con la Tarta de limón -mostrada por mis compañeros-, fueron los postres que más me gustaron.
María sostiene unas fantásticas Filloas con chocolate blanco. Venían rellenas con crema pastelera y estaban ricas, pero yo con el dulce ya sabéis que tengo un problema serio y es que enseguida me empalaga. Eso sí, a María y Gonzalo -a quienes les pirra-, les encantaron.
Además de la Tarta de Chocolate que apareció con una vistosa presentación además de un agradable sabor -se notaba que era casera- también pedimos una Tarta de Tiramisú. Era la típica receta de tiramisú, pero, eso sí, bien elaborada. Yo, que no me suele gustar, metí la cuchara en más de una ocasión.
Regamos la cena con un blanco Libalis 2007 de las bodegas Castillo de Maetierra, un V.T. Valles de Sadacia -12 €-, que me sorprendió gratamente, al igual que el tinto, un Número Nueve 2005, de Winery Arts, -25 €-.
Vino la sobremesa y con ella los cafés con leche y las infusiones, todos ellos a 1,2 €. Y ya no hubo más, nos fuimos para casa, que por esa noche estuvo… no bien, sino… muy bien.
¿Y ahora qué toca? Pues mi repasito general. Comienzo por lo que menos me gustó, el servicio, o mejor dicho, nuestro camarero, pues no sé cómo trabajaban los demás. El caso es que, el que nos atendió a nosotros, era muy amable, muy sonriente, pero yo no sé si era su primer día o qué le pasaba, pero no tenía ni idea de cómo servir una mesa. Para lo demás, todo son halagos y buenas intenciones, como por ejemplo un precio más que razonable para los cafés, el hecho de que no cobren el pan y el aperitivo… Esto ya ni se ve en otros locales, en los que todo se cobra. En lo que respecta a la cocina, fuimos a por el cocodrilo, ya lo he dicho, pero me encontré con unos platos originales y bien resueltos, además de unas raciones más que generosas. Conclusión, merece la pena alejarse del centro y descubrir nuevos sabores en el Restaurante Sabur. Yo vuelvo fijo.
Cucharete: ¡Mis cucharetes tuvieron la oportunidad de comer carne de cocodrilo y de bisonte! ¡Y vaya si la aprovecharon! Pues entre sus viandas no faltaron estas dos carnes exóticas que acompañaron de dos referencias de vinos poco frecuentes en las cartas de los restaurantes que suelen visitar. Pudieron observar en primera persona cómo el Restaurante Sabur permite disfrutar de una buena cocina dentro de una horquilla de precios muy razonable. Mi equipo cenó por 37 €/persona, cinco personas con 4 entrantes, 5 platos principales, 5 postres, 2 botellas de agua y 5 cafés. A lo que tendríamos que añadir 2 botellas de vino de 12 y 25 €.
La elaboración de sus platos. La generosidad de las raciones en cada una de sus propuestas gastronómicas. La relación calidad/cantidad/precio. La posibilidad de poder comer carne de cocodrilo y de bisonte. El pan y el aperitivo corren por cuenta de la casa. Aceptan cheques restaurante.
El servicio, atento pero con muy poca experiencia.
4,0
28 comentarios a “Sabur”
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Ñam, ñam… ¡¡Qué rico estaba el cocodrilo!! Tengo que volver a comerme una ración yo solo!!!
Pues sí… tal cual lo expongo. Se trata de una carne muy tierna y jugosa, que tengo que volver a probar. Buenísima!!!
Y del rabo de toro, ¡¡qué queréis que os cuente!!; es el típico plato que me recuerda a los guisos del pueblo de cuando era pequeño, añadiéndole en este caso un toque especial en cuanto al sabor, de la mano de Pedro el Chef.
A mi son los dos platos que más me gustaron, ya que me inclino algo más hacia la carne; pero creo que esto es única y exclusivamente porque pescado he comido tanto y tan bueno en mi tierra (Galicia) que no quiero arriesgarme a pedirlo en Madrid. Y dicho esto, sin embargo, comentar que el rodaballo estaba muy rico y acompañado por una gelatina de violeta deliciosa; si bien el bacalao no ha llegado a tocarme la fibra sensible…
Respecto a los postres, destaco la tarta de queso con helado de frambuesa (ambos componentes caseros y deliciosos), y la tarta de chocolate, que además de estar presentada de forma espectacular, estaba muy rica. Eso sí, con todo lo que habíamos comido ya, hubo que hacer un esfuerzo para acabársela, pero no dejamos ni las migajas!!!
Y ya en general, si bien el servicio tienen que mejorarlo y que sea un poco más profesional de acorde al sitio (y ojo, que no la atención), las raciones son abundantes y de acorde con el precio que tiene el local.
Espero volver dentro de poco (que además me cae a 10 minutillos andando), y allí nos veremos, Cuchareteros!!!
Un saludo!!
me encanta el restaurante y la gente que va, tiene bastante clase y ves a gente MUY guapa por alli, por no decir lo guapísimo que es su dueño que creo que se llama REZA. Creo que es un autentico persa (o sea de Iran). (su hijito y su mujer monisimos los 2 tambien, claro…)
Se come de LUJO!!! el ambiente, la musica. Si hubiera algun dia musica en vivo o algo de animacion ya seria la bomba de local-restaurante!
Felicidades, por cierto, algunos de los cuadros que cuelgan sus paredes y la foto de chile son preciosos pero se venden? ¿quienes son los pintores y el fotógrafo? estaria muy bien que pusieran cartelitos con los nombres y por supuesto ya que dais lujo de detalles, pues citarlos tambien en esta fantastica pagina web.
Vayan a SABUR, lo recomiendo de verdad. Creo que no hay otro sitio como este.
Un saludo. Carol
Pues voy a sorprender a mi madre, en estas navidades tienen un invitado muy especial y voy a sorprenderles.
Epatante reportaje, gracias por la idea. Hemos reservado para este próximo viernes, a la vuelta (salvo que nos haya comido un cocodrilo) comentamos…
Acabamos de llegar de Sabur, muy descontentos. El local es frío (en todos los sentidos) y vulgar, por no decir hortera. Los camareros no tienen ni idea de lo que se traen entre manos. La carta de vinos es corta y los vinos están demasiado calientes. El aperitivo es una bandejita con aceitunas vulgares. Tardan mucho, se equivocan, dudan. La mitad de los platos de la carta (plastificada, por cierto) ya no existen, otros existen pero ya no les queda. Un desastre. El risotto está hecho con arroz basmati…en fin, no volveremos más. No entiendo las opiniones anteriores, parece que nosotros hemos cenado en un restaurante distinto. Y desde luego nada de gente guapa, lo único guapo que hemos visto ha sido el dueño.
Nunca más.
Ya estamos de vuelta. Allá van mis impresiones.
Lo mejor, la relación calidad-precio. Por 40€ /persona, nos dimos un festín, incluyendo unos generosos entrantes (con ibéricos incluidos), platos principales, vino, cava, postre descomunal, café y chupito de flores persa, cortesía del maitre, que es iraní.
El cocodrilo no muerde: es una carne bastante suave y sabrosa.
La zona de no-fumadores es de verdad, y te ponen una jarra de agua sin pedirla, buen detalle.
Punto a mejorar: un poco de formación hostelera para los camareros (muy amables pero no identificaban los platos al traerlos, ni trajeron carta de vinos). En suma, un recomendable restaurante que con un poquito más de rodaje, tendrá llenos asegurados.
Estuve el otro día con la familia para probar el restaurante y las carnes exóticas y fue toda una decepción. El cocodrilo que nos pusieron dudo mucho que fuera cocodrilo (que no dudo que a algún otro afortunado se lo hayan puesto) pero a mí me pareció una pechuguita de pollo en tiras bien seca. Yo probé el cocodrilo en un viaje a sudáfrica y nada que ver. El bisonte, tierno y tal, pero bien podría ser solomillo de ternera. El risotto, como ya han comentado, no es risotto, lo hacen con basmati y el sabor bastante amargo. Tremendamente dedepcionante. Otros platos que quisimos probar estaban agotados, el servicio bastante malo. Fuimos a la hora de comer en un día de diario, todos comiendo de menú, muchísima gente de las obras de la zona y de las oficinas y demasiado bullicio para una comida pretendidamente familiar.
No vuelvo ni de coña
Un corto cmentario para decir que muy muy flojito en todos los aspectos. Y lo peor que donde más cocodrilos había fue en la cuenta, con errores de suma. Amabilidad del dueño que no puede compensar el resto de chapuzas. Una pena.
De todos los Restaurantes que he visitado en Las Tablas, Sabur es con diferencia el que mas me ha sorprendido y gustado. Nunca había estado en ningún sitio en donde el Chef te recomiende lo mejor de su cocina, la cual es variada y adaptada a la cultura mediterranea, para mi es un signo de atención al cliente que no he visto en ningún otro local de Las Tablas. Tienen una carta variada én la que hay lugar para comida exótica, como la carne de cocodrilo (realmente exquisita) y comida un poco mas tradicional como la variedad de arroces (siempre en su punto). Es cierto que el personal no es demasiado experimentado pero siempre está el dueño del local dispuesto a suplir lo que falta. Se me olvidaba, después de una buena cena en buena compañia, es el local ideal para tomarse una copa y escuhar buena música.
No soy habitual en esto de mandar criticas, pero desde luego locales y comidas así hay que conocerlas, no solo por lo exótico sino por la forma de prepararla, la calidad en sus ingredientes y el cuidado en la presentacion de los platos.
He repetido varias veces y espero poder seguir llevando a gente, es eltípico restaurante en el que siempre quedas bien.
El servicio es bueno y el local con toques muy especiales de decoración.
Lo mejor el precio, se podría considerar un restaurante de lujo, pero sus precios estan muy bien, adecuados para cualquier bolsillo, en cualquier pais de europa en un restaurante de estas caracteristicas te pasan una factura tres veces mayor y aqui al mismo nivel de calidad se come por escasos 40 euros con un buen vino.
La gente guapa!!!Y sobre todo el dueño que es super atento y se le ve que se desvive porque todo esté a gusto del cliente, y no es de los que se sientan a tu mesa…no…solo le ves siempre sonriente y atento por si te puede faltar algo, eso lo notas la primera vez que vas…la segunda ya te reconoce y te saluda muy cortésmente.
En definitiva, un restaurante muy recomendable en una zona de madrid que esta empezando a renacer…en las tablas.
Ah se me olvidaba comentar que al mediodía en invierno y si hace solecito…tiene una terraza bastante grande en la que también se puede comer, o bien, tomarte una caña picando cualquiera de las múltiples raciones que tiene.
Estuvimos este sábado pasado cenando mi pareja y yo.Despúes de llegar media hora tarde, con visita “turística” y vuelta incluída a las Tablas-hay que ir con el plano memorizado si no te conoces esa zona, fallo nuestro porque casi ni sabiamos el nombre de la calle!!!jejejeje- ya pensabamos que ni nos daban de cenar, pero todo lo contrario!!!nos trataron fenomenal desde el principio (incluido eso de cojernos los abrigos, chapó!). Es cierto que se nota la inexperiencia de los camareros, pero eso es cuestión de tiempo, y tampoco era tanta porque nos recomendaron platos, y la verdad acertaron de lleno!!Además fueron super atentos y amables, preguntándonos, sin agobiar demasiado, qué nos parecía todo.
Bueno como le prometí al jefe de Sabur, que la verdad fue atentísimo con nosotros preocupandose al principio y al final de la cena de como nos había parecido todo. Al final, le comenté que fui gracias a esta web, me contó su experiencia de vuestra visita, y le prometí que pondría mi crítica en cucharete!!
Así que primero que decir que la cena bastante barata y excelente relación calidad-precio por unos 30€ por persona.Para beber una cerveza y una botella de agua, que no teniamos cuerpo para más despues de los dias anteriores, ejjejej.De aperitivo unas sencillas aceitunas, riquísimas. A continuación nos trajeron el pan, calentito buenísimo!!!y antes de comenzar con el entrante, cortesía de la casa nos deleitaron con un aperitivo para recordar, 2 bombones de foie sobre un panecillo, buenísimossss!!!!y eso que yo no soy una gran fan del foie….
Por fin el primer entrante con el que acabamos en cuestión de segundos!!!Los saquitos de marisco, insuperablesss, como estaban!!!!Lo dicho, segundos!!. Por fin los segundos, mi pareja el cocodrilo y yo el rodaballo a la plancha con sal negra. El cocodrilo muy bueno, sorprendente su sabor!!Aspecto de pollo a la plancha y sabor mezclado, pero bueno, muy bueno, 100% recomendable!!!Hay que probarlo!!!!. y que decir del sabroso y jugoso Rodaballo a la plancha con sal negra, demasiado!!!!Que rico por diosss!!!!!un sobresaliente!!!!!, eso si nos costó descubrir que lo que acompañaba al rodaballo era mermelada de violeta!!!!ajajjajajaja, gracias al camarero que nos sacó de dudas.
Tras la grata experiencia del cocodrilo, llegaron los postres, una riquisima tarta de queso con helado de frambuesa, bastante normalita la tarta y un acierto el helado de frambuesa, es un complemento que no se usa demasiado con este tipo de tartas. Y para mí, la tarta de chocolate de tanzania de la casa, buenisimaaaaa!!!!No demasiado empalagosa ya que rebajaba el bizcocho el chocolate liquido de dentro, por mi recomendaría bañarla con una capa de chocolate para empapamar más el bizcocho y que sea algo más fácil de catar, pero bueno soy una chocolatera nata, para mi nunca estará empalagoso.
En conclusión, experiencia y cena para repetir, y como le comenté al jefe de cocina, volveremos con amigos a probar el bisonte!!!!!!!Y por cierto agraceder su simpatía y ese chupito persa con deseo incluído, cortesía de la casa!!!!!!!Para nosotros un sobresaliente para Sabur, 100% recomendado!!!!!
Silvia&Javi.
Tras unos entrantes que francamente me sorprendieron, pues no esperaba encontrar ese nivel en el Restaurante Sabur, llegaron los principales. seems very delicious.
La semana pasada leí el reportaje de cucharete sobre Sabur, me gustó lo que vi y este fin de semana me fui a cenar con mi novia. Lo más destacable para mí el trato al cliente, no estoy de acuerdo con otras opiniones sobre el personal, quizás no esté formado en el tema de la hostelería pero yo creo que de no estarlo lo disimulan bien, la verdad que son muy amables y se preocupan de que te encuentres a gusto en todo momento, empezando por el dueño y acabando por el resto del personal.
En cuanto a la decoración me parece agradable, del estilo de muchos de los bares o restaurantes de nueva apertura, es amplio y tienes suficiente espacio entre las mesas.
Pero vamos al grano que lo que nos interesa aquí es el tema de la cocina, la carta no presenta demasiada variedad, pero el punto a favor es lo exótico de la misma, puedes pedirte carne de cocodrilo o de búfalo, y eso hoy por hoy al menos yo no conozco otro restaurante en Madrid donde pueda probarlo. Como es lógico me fui directo al cocodrilo, un sabor distinto y bastante rico la verdad, la presentación respondía a las expectativas, el sabor suave…pero cuando estaba terminando la catástrofe llegó a nuestra mesa en forma de
frase no permitida. A partir de ahí ya os imaginareis que la cena ya no te sienta igual, no quise decir nada porque prácticamente había terminado, pero creo que debí decirselo porque estos “pequeños detalles” pueden echarte el negocio abajo.Estoy seguro que este no es del tipo de restaurantes en los que no se cuida la higiene, pero a mi me tocó la experiencia mala en este sentido.Mi novia se pidió solomillo acompañado de arroz basmati y bien, sin más.
En resumen, puntos a favor, trato exquisito y carta exótica.
En contra,precios a mi parecer demasiado elevados en relación a la cantidad, en otro restaurante por 20-25 euros/persona te puedes poner las botas, y por poner un ejemplo creo que 7 euros por una porción de tiramisú o de tarta de queso es un poco desorbitado en un restaurante como Sabur.
Dicho esto y a pesar de los pesares creo que la experiencia ha sido positiva, siempre está bien probar algo nuevo, aunque no añado a Sabur entre mis restaurantes favoritos.
Tal y como prometí al jefe de Sabur, aquí va mi crítica!:
El sábado pasado fui con mi novio a este restaurante y nos encantó.
La atención recibida fue muy buena, el sitio muy espacioso y la comida buenísima.
Nosotros probamos de entrantes la ensalada de ventresca de atún con pimientos (buenísima!) y croquetas de setas (más normalitas). Y de segundo pedimos el famoso cocodrilo y la verdad esque también estaba rico rico!!. Por último, para terminar bien la cenita nos pedimos un par de postres espectaculares: tarta de chocolate de tanzania (el chocolate estaba delicioso) y tiramisú (muy bueno también).
Tengo que decir que las raciones son muy generosas, tanto en los entrantes como en los segundos y postres.
A la hora de pedir la cuenta, un camarero muy atento nos invitó a un chupito. ¿El precio?, para nosotros no estuvo mal, ya que las raciones eran grandotas, cenamos por 30 €/persona.
Concluyendo, recomiendo el restaurante a todo el mundo. Aunque, espero que el hecho de que se conozca mucho, no empeore la calidad del restaurante…
Nosotros volveremos a probar el bisonte y esos saquitos de marisco que tanto habéis comentado!!.
Quería un restaurante diferente…nosotros somos de fuera de Madrid, hemos recorrido ya infinidad de restaurantes, siempre gracias a Cucharete…una gran referencia, en quienes confíamos totalmente, ya que de momento, no nos hemos llevado ninguna decepción.
Así que en este caso, viendo todas las críticas, el 7 de febrero, acudiremos a este restaurante tan peculiar, naturalmente, como todos, a probar la carne de Cocodrilo.
Dicho esto, el Lunes, a primera hora, tendreis mi critica del local.
GRACIAS CUCHARETE!!!!
Hace un mes, a la vista de los buenos comentarios que aquí se hacían, cenamos en Sabur mi pareja y yo. Grave error.
Aquéllo fue un caos: La atención nefasta, el camarero no sabía nada de vinos ni de comida, la maquinita de juegos de la entrada, la TV puesta, el ruido de todo eso junto con el de los comensales, la horterísima decoración, la falta de la mitad de los platos que estaban en la carta, la tardanza en traernos el pedido y no sé cuántas cosas más que nos hicieron salir dando un portazo virtual.
Lo que comimos no estaba mal, pero nada que no se pueda tener en cualquier otro restaurante con un personal competente y un ambiente y una decoración más adecuada. No creo que volvamos nunca más.
Estuvimos ayer, y el restaurante es UNA AUTENTÍCA
palabra no permitida!!. Entre los númerosos fallos, destacar:-El aperitivo consta de cuatro tristres aceitunas, y SÍ te cobran el servicio de pan y aperitivo (eso de que corre a cuenta de la casa es mentira!).
- Era viernes por la noche (sobre las 9:30)y no les quedaba Cocodrilo, uno de los supuestos atractivos de la carta (y no es porque el local estuviera lleno de gente).
- El supuesto “visonte a la piedra” acabó siendo un plato lleno de patatas fritas con cuatro simples trozos de carne de mala calidad (probablemente de una ternera cualquiera), duros, secos y mal cocinados. Y todo ello por el módico precio de 20€ el plato!!
- El pan, era del día anterior y estaba como chicle… Incomestible.
- Los camareros no tenían experiencia ninguna.
- La carta de vinos muy, muy escasa y además cara. Y ni siquiera tienen unas copas adecuadas para servirtelo.
En fin….RELACION CALIDAD PRECIO NEFASTA, una cena completa saldrá por más de 40€ por barba. Nada, nada recomendable. No hagáis caso de los comentarios positivos que aquí aparecen porque no me extrañaría que algunos fueran de los propios dueños del local.
Resumiendo, UN LOCAL CON PRETENSIONES QUE NO LLEGA NI AL 5% DE LO QUE PRETENDE. Un clarísimo, QUIERO Y NO PUEDO!!
Estuve ayer, y el resumen corto es que me gustó, pero hubo muchas diferencias con lo comentado aquí.
Lo primero es comentar, para aquellos que esperen otra cosa, que esto es básicamente un bar de barrio, con una buena carta que me pareció de calidad, pero no esperéis un restaurante en sentido clásico. Tiene toda la pinta de que básicamente viven del menú del día, de hecho en la comida de ayer (un día laborable cualquiera) fuimos los únicos en comer a la carta. El aspecto y el ambiente, al menos entre semana, son de bar de barrio. Si aceptáis esto, merece la pena ir por su comida, aunque me pareció algo caro.
Primero, no pusieron aperitivo: ni siquiera las aceitunas que comentáis algunos. Eso sí, cobraron el servicio y el pan, unos 2 euros por comensal (aprox.). Por cierto, el pan normalito, ni del día anterior ni de gourmet: chapatita corriente de las que te ponen en muchos sitios. Tampoco nos pusieron jarra de agua: al pedir agua sin especificar más, nos pusieron dos botellines, a otros 2 euros aprox. cada uno. Todo esto va aumentando la cuenta, y al final se nota.
El servicio, muy bien, nada que objetar, nuestro camarero fue muy atento y amable en todo momento, con una actitud digna de restaurantes de más “caché”, sirviéndonos el vino para probar, preguntando de vez en cuando si todo estaba bien, etc.
Pero ATENCIÓN, IMPORTANTE: no había cocodrilo. Nos explicó que no saben si volverán a tenerlo o tendrán que retirarlo de la carta, tienen serios problemas de suministro. Sí mantienen el bisonte, pero nos propuso como sugerencia un plato fuera de la carta, que están probando como posible sustituto al cocodrilo: el avestruz. Aceptamos, y no nos arrepentimos en absoluto.
De primeros, probamos los bombones de foie: exquisitos. También una ensalada de pimientos con ventresca que estaba bien, pero este plato no da para más. De segundos, avestruz: magnífico. Extremadamente tierno y sabroso, ración abundante, y con el punto justo (aunque no nos preguntaron cómo queríamos la carne, tenedlo en cuenta para avisar si no os gusta al punto). Con una salsa de foie que yo diría que era idéntica a los bombones, pero aligerada con nata: exquisito. Para repetir.
Los postres, caros para lo que son: 7 euros por una tarta de queso casera a secas, sin el helado de frambuesa comentado aquí, y otros 7 euros por una tarta de chocolate también casera y abundante, pero que para mi no merecían el precio. Buenas, pero sin tirar cohetes. Eso sí, las raciones eran grandes. Los cafés, corrientitos. Al final, nos invitaron a un chupito.
Total con vino y agua, 107 euros para 2 personas. Caro, especialmente para el tipo de local, pero repetiría por lo mucho que me gustaron los bombones de foie y el avestruz.
Buenas,
El viernes pasado estuve en SABUR, como resumén general:
Los entrantes buenos, sobre todo los bombones de foie.
En los segundos vino la decepción, no tenían Bisonte, no tenían Rabo de Toro, en fin que nos vimos obligados a comer Cocodrilo, muy rico, pero solo eso.
En los postres lo mismo, de lo ofrecido en la carta, la mitad no estaba disponible.
La atención buena, el local agradable, pero no creo que repitamos.
Al final , 45 euros por cabeza y nos quedamos con ganas de probar algunos de los plato.
Saludos.
Cuando lei el artículo estaba bastante emocionada de probar el cocodrilo, es natural, no todos los días se pueden degustar carnes exóticas… la cuestión fue que a pesar de la novedad, 4 cucharetes me parecen excesivos por los detalles…
BUENO: el pato (digno de cualquier catador), la degustación de postres (demasiado incluso para el más voraz) y el pastel de cabracho.
MALO: el partido de fútbol mientras comíamos, el cocodrilo (excesivamente salado para ocultar la falta de sabor) y que no estaba disponible la mitad de los platos ofertados en la carta.
– Para repetir si me asguran sentarme en el comedor y con la carta completa, por favor.–
Estuvimos hace un par de semanas para cenar, un sábado. No sé si es que habría fútbol esa noche pero sólo estábamos nuestra mesa (5 personas) y otra mesa más…
Primera decepción, nos indica el camarero que han dejado de tener carne de cocodrilo…que era la primera razón de nuestra visita.
Primeros platos, muy ricos los bombones de foie y las cestas de marisco, las croquetas no eran nada del otro mundo en nuestra opinión.
Los segundos:
- Avestruz, interesante, sólo la había probado otra vez hace muchos años en otro sitio y no lo recuerdo como para establecer comparación). Eso sí, la ración de avestruz claramente escasa para su precio.
- Pato. Correcto.
- Bisonte. Carne muy sabrosa pero “dura” literalmente, no sé si por la forma de cocinarla o porque lo es por naturaleza.
Postres:
- Tarta de chocolate, muy grande la ración pero un poco “bastota”, es decir, más apropiada para una merienda de cafetería que para el postre de una cena. Estaba bien de sabor pero no era nada especial, aunque insisto, por su tamaño es para dos personas.
- Tiramisú. personalmente no lo aprecio, pero los que si lo hacen me dicen que era normalito…
Vino. nosotros tomamos el “6 al revés” y nos pareció un buen vino.
Un buen detalle, el chef (creo que es de origen persa) salió a saludarnos y preguntarnos por la cena. Fuimos más diplomáticos que sinceros con él…
En definitiva, creemos que los amigos de cucharete sobrevaloran el restaurante. Tal vez haya cambiado (y temo que a peor) desde su visita, pero hoy por hoy debemos reconocer que nos defraudó y lo retiramos de nuestra lista de “vamos a repetir”.
Un saludo,
Bikesub
Buena,muy buena, mi opinión sobre este restaurante lo unico malo que han quitado el cocodrilo,he estado dos veces con mis hijos y hemos comido un arroz caldoso de bogavante para chuparse los dedos ,de primero unos trigueros con galleta de queso o algo así que era increible nunca había comido y un foie a la plancha que estaba de muerte,lo del postre ya fue la guinda…….. un mojito en texturas increible felicitar una vez mas al restaurante y a sus nuevos camareros que nos atendieron tan bien ,un saludo para ellos y un besote para ellas muak y como dice el lopez te quiero aunque no te vea
buenas noches , acabamos de llegar del sabur y aun me rechinan los dientes , veamos:
1- lo de bar de barrio : cierto
2- aceitunas de aperitivo : cierto
3- pan y decoracion cutres : cierto
4- servicio tan atento como sin experiencia : cierto
5- carta de vinos tipica y cara : cierto
6- ya no hay cocodrilo en la carta : cierto
7- ya no hay rabo en la carta : cierto ( jod…. , fui solo por este plato)
8- el bisonte sabroso pero escaso
9-las virutas de foa con aguacate de risa
10-la ensalada templada con queso cabra bien sin mas
11-el magret de pato (mi plato principal) mas bien mal
12-ATENCION : lo mejor la tarta de chocolate , pedir para compartir.
en resumen un chasco, y lo que es peor , un chasco caro.
os recomiendo leer todos los comentarios y sobre todo los mas actuales , yo solo lei la critica de cucharete y no repare en que era del 2008, evidentemente el sabur ha cambiado tanto que de la primera critica solo le queda el nombre.
Hola,
El sabado pasado estuvimos en Sabur celebrando el cumpleaños de un amigo y nos gusto muchisimo. Pedimos muchos platos variados para probar un poco de todo y quedamos encantados. El foie espectacular, el provolone repetimos porque nos encanto, las almejas con alcachofas exquisitas… y bueno en general todo, dos amigos se pidieron de segundo arroz con vogabante, lo probe y era uno de los mejores que he comido, y he probado bastantes.
Ademas nos invitaron a una botella de vino y los cafes. Quedamos encantados, os lo recomiendo.
Y luego nos dijeron que para siguientes ocasiones, si queremos nos pueden hacer un menu individualizado para celebraciones.
volveremos a repetir
Hola, CHORPAN`S, voy a tomar prestadas tus palabras para secundar casi todo lo dicho por ti.
23CHORPAN`S
buenas noches , acabamos de llegar del sabur y aun me rechinan los dientes , veamos:
1- lo de bar de barrio : cierto
2- aceitunas de aperitivo : cierto
3- pan y decoracion cutres : cierto
4- servicio tan atento como sin experiencia : cierto
5- carta de vinos tipica y cara : cierto
6- ya no hay cocodrilo en la carta : cierto
10-la ensalada templada con queso cabra bien sin mas
12-ATENCION : lo mejor la tarta de chocolate , pedir para compartir.
en resumen un chasco, y lo que es peor , un chasco caro.
os recomiendo leer todos los comentarios y sobre todo los mas actuales , yo solo lei la critica de cucharete y no repare en que era del 2008, evidentemente el sabur ha cambiado tanto que de la primera critica solo le queda el nombre.
solo haré puntilla en una par de cosas… a mi el pan me gustó, jeje, calentado en el horno… un poco quemado, así que pienso más en reclaentado, pero estaba rico. Y el
palabra no permitidadel camarero, que me ponía un poco de los nervios me mintió… porque me dijo que hacía dos semanas que ya no tenían cocodrilo… por el rabo de toro no pregunté. Vamos que me dijo un tiempo permisivo para no decirle pues ya os vale por no cambiar la web… pero si ya desde febrero están así es que son unos cabrones y me hace sentirme más estafado.El búfalo no estaba mu allá. El mejor plato que pedimos, la típica ternera a la piedra.
Y la tarta de chocolate… una
palabra no permitida… pedimos un surtido… y estaba fatal, tiramisú, tarta de queso, y de chocolate, y no valía nada ninguna. La de chocolate sequisima… cuando vino el camarero y vio que lo habiamos dejado todo encima se le ocurre hace un comentario al respecto… le contesté que la carne les quedaba mucho mejor que los postres…Si hubiera leido esto antes de reservar no voy ni loco… y me hubiera ahorrado 40€. Por menos en pasiones argentinas te comes una carne muuuucho más rica.
No merece la pena, con la ilusión que iba yo… y es que como CHORPAN`S, sólo leí el reportaje de cucharete, y ni miré la fecha.
que tal,hemos estado hoy Domingo en la terrazita del sabur ,tomando el solecito y nos hemos comido un arroz con bogavan para requetechuparse los dedos ,he leido vuestros comentarios sobre la tarta de chocolate y son mentira ,es una tarta buenisima,su sabor a choco choco es guay y riiiico ,en fin que hemos estado muy agusto ,lo recomiendo ,mi cuñado es chef de otro restaurante de madrid y nos ha comentado que todo se veía apetecible,a los niños les ha gustado,un saludo amiguetes :::::::::chela…….
Hola, veo que todos los comentarios son del 2010, pues siguen igual de mal, estuvimos cenando un grupo de 8 ó 10 personas.
Por supuesto no tenían cocodrilo, el caso que en 2010 tenían publicado en su web que sí.
Los camareros intentaron por algún motivo, que no pidiéramos carnes exóticas, yo, pedí un entrecot de ternera y el camarero me respondió:
“No queríais probar carnes raras?”.
Fueron trayendo los platos uno a uno, y encima fríos. Se llevaron el bisonte y lo trajeron 5 minutos después otra vez frío. El bisonte (20 euros/plato), lo sirven sumergido en salsa, quizás para esconder el sabor del supuesto bisonte?
Cogimos, pagamos el vino y los entrantes y nos fuimos.
No lo recomendaría nunca.
Un saludo.
Una pesadilla: mala comida, camareros antipaticos, caro y para colmo lleno de niños chillando ¡a las 11 de la noche! Lo que esperabamos fuera una velada romántica se convirtió en una pesadilla. Seguro que no volvemos.