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Infanta Mercedes, 62
Madrid (Tetuán)
Tetuán (Línea 1)
91 571 27 37
25 - 35
Sushiwakka es un nuevo y moderno restaurante de Madrid en el que pronto costará encontrar mesa, pues su cuidado y elegante look, a lo más “chic” -apoyado por una atractiva horquilla de precios- convencen al cliente que busca una propuesta grastronómica japonesa a la par que un espacio actual e innovador. Su comedor -en el que está permitido fumar- tiene capacidad para 42 comensales -más 12 en la barra de sushi-. Además de las entradas de su carta, ofrece un Menú Degustación a 21 € +IVA -mínimo 2 personas-, y dos menús del día de Lunes a Viernes -uno tradicional a 11 € y otro japonés a 15 €-. Su horario de cocina es de 13:00h a 17:00h y de 20:30h a 00:00h (hasta las 00:30h los Jueves, Viernes y Sábados). Dispone de servicio de aparcacoches. No cierra ningún día de la semana.
4,0
Rayo: El restaurante japonés que os presentamos a continuación, es de esos que gusta -y mucho- a todos los lectores y lectoras de Cucharete. Primero… porque es completamente nuevo en Madrid -abrió sus puertas hace apenas 2 meses-, con lo que lo estrenaréis vosotros. Segundo… porque la horquilla de precios que maneja el local es muy atractiva para los tiempos que corren, manteniendo una notable relación calidad/precio. Y tercero… ¡Porque es chulísimo! ¡Muy bonito! Antes de leer el extenso reportaje cucharetero, os invito a que le echéis un ojo a todas las fotografías… ¡Os encantará el Restaurante Sushiwakka! ¡Prometido!
¡Qué! ¿Ya habéis echado un vistazo así por encima a las imágenes? ¡Mola! ¿Eh? Pues ahora veréis detalladamente por qué merece la pena pasarse por el Sushiwakka. Ninillas os explica de dónde viene este curioso nombre -y FlashBack le da una vuelta de tuerca personal-, por mi parte… añadiré una nueva entrada en mi diccionario casero-personal japonés-español de nuevos palabros cuchareteros del s. XXI, y definiré “sushiwakka” como: “Un espacio tremendamente agradable y minuciosamente iluminado en el que se está tan a gusto comiendo sushi que el tiempo se pasa… ¡volando!”
El restaurante japonés Sushiwakka ocupa todo el esquinazo del cruce de la calle Infanta Mercedes con la calle Sor Ángela de la Cruz. Así que apuntad en vuestra “agenda gastronómica japonesa-madrileña” el número 62 de Infanta Mercedes para cuando el gusanillo nipón os haga cosquillas en el estómago intentando pronunciar: ¡Sushiwakka! ¡Sushiwakka!
Nada más entrar, nos saludan las luces y las sombras, todas ellas vestidas de colores muy relajantes, combinadas con enormes hojas verdes naturales que nos indican el buen gusto y el tacto de los responsables de vestir el espacio. María Libao -gerente del Sushiwakka- es conocida en Madrid por disponer de locales realmente atractivos y vistosos que los comensales disfrutan a la vez que degustan sus platos. La máxima de todos sus restaurantes se resume en intentar mantener una relación calidad precio de primer orden, moviéndonos en diferentes intervalos de precios según el local que nos ocupe. En el caso del restaurante Sushiwakka está muy conseguido el combinado.
En la zona de barra -por denominarla así- encontramos una iluminación de aristas azules que le da un aire muy fashion y moderno al conjunto. Taburetes altos nos acercan a su barra móvil de sushi -Kaitenzushi-, donde podemos picotear -e incluso comer o cenar- eligiendo todo lo que la “serpiente mecanizada” nos vaya sugiriendo. Según la forma y color de los platos que escojamos abonaremos entre 2,90 y 4,90 € +IVA por cada uno de ellos, verdes, amarillos, blancos, redondos, cuadrados… cada uno con una oferta gastronómica diferente. ¡Cuidado que vicia! ¡No te das cuenta y se acumulan unos cuantos! Claro que… eso no es problema, ya que todo tiene muy buena pinta. -FlashBack os presenta un vídeo en acción en su sección (rima y todo)-
Así mismo, encontramos una mesa cuidadosamente iluminada que despierta la atención de todos los que traspasan su puerta. Sobre ella -y también sobre más paredes del Sushiwakka- una proyección marina de lo más tranquila, con pececillos que aparecen de vez en cuando coqueteando con los comensales. ¡Un ambiente de lo más relajante! Podríamos verla ideal para echar una partida de mus, pero con los cócteles que ofrece el Sushiwakka… ¡Quién se acuerda de las cartas! Lo mejor es quedar un grupillo de amigos y marujear un poco sobre la vida de cada uno mientras probamos todo tipo de combinaciones con y sin alcohol -además el asiento es circular y comodísimo-. No hay más que prestar atención al exclusivo botellero que arropa su barra -exclusivo en cuanto a referencias-, pues tenemos disponibles gran cantidad de marcas poco habituales que únicamente estamos acostumbrados a ver en locales de alto standing -por no decir “de clavadita”-.
Nosotros -los tres cucharetes- no podíamos dejar pasar la oportunidad de experimentar su oferta “líquida” en primera persona, así que nos adueñamos de la barra mientras esperábamos a nuestros invitados, Roberto y Mari Luz, que ya muchos conocéis de verlos inmortalizados de por vida en algunos de nuestros artículos.
Nos preguntaron por nuestros “gustos alcohólicos” y nos sorprendieron con un Mojito de frutos rojos para FlashBack, una Caipiroska de mango para Ninillas, y un Perfect Manhattan para mí. ¡Geniales todos! Pues no os creáis que no nos intercambiábamos las pajitas una y otra vez de vaso en vaso, probándolos todos… ¡Buenísimos! Acompañados por un cuenquecillo de aperitivo japonés que siempre es bienvenido.
El comedor se presenta realmente elegante a la vista, sin caer en estridencias que colapsan muchos de los locales modernos que todos conocemos. En el Restaurante Sushiwakka el conjunto se mantiene unido… me gusta, me relaja.
La iluminación aporta color al espacio sin que éste moleste en ningún momento a los comensales, que quieren saber lo que están comiendo en todo momento, y eso lo consiguen con unos focos unidireccionales de luz cálida sobre las mesas que enfatizan magistralmente la luz de las velas, permitiendo que todos los clientes sentados a la mesa sean “más guapos” bajo el cobijo de una luz tenue a la vez que los platos lucen adecuadamente sus elaborados tonos de color natural.
Las enormes lámparas cilíndricas que presiden el espacio, recorren una variada gama de colores que pueden teñir las paredes de verde, rojo, azul, malva… gracias a todos los bastones de cristal que cuelgan de su base y que distribuyen adecuadamente la luz en todas direcciones.
Las enormes cristaleras nos permiten ver la calle, y sobre todo la cara de todos los que se paran a mirar -desde fuera la iluminación llama mucho la atención de los viandantes- y ven que les ha sido imposible conseguir mesa al llegar sin reserva, pues la verdad es que cuando nosotros fuimos, el local estaba ¡a tope!
Una hilera de espejos recorre las paredes del Restaurante Sushiwakka de esquina a esquina, transmitiéndole una amplitud considerable al conjunto. Los tonos de luz se reflejan en todas direcciones una y otra vez, convirtiendo el salón en un vanguardista “club de sushi” -otra definición cucharetil-, en el que no se echa nada de menos.
Recuerdo la mesa y me apetece volver… Sobre todo a practicar con los palillos de nuevo, que poco a poco se va uno volviendo un experto con los hashi -aunque no teníamos hashi-oki-. Si reserváis… ¡avisadme! ¡Que me apunto con vosotros!
¡La mesa está lista! ¡A comeeeeeeeeeeer!-Como dirían nuestras madres-
Hay que decir, que quedamos tan satisfechos -vamos, completamente alucinados- con lo buenos que estaban los cócteles, que decidimos abandonar la carta de vinos -de unas 25 referencias que recorren diferentes Denominaciones de Origen- y decidimos por unanimidad… ¡Cenar con cócteles! Y por supuesto, una vez vivida la experiencia… ¡Os lo recomiendo a todos! El Sushiwakka merece la pena, y si es con cócteles para refrescar el paladar… ¡mucho más! Así que optamos por dos para cada uno a parte de agua, una especie de “maridaje coctelero” que convertiría la cena cucharetera en algo especial; primero una ronda de platos fríos, con diferentes combinados que le iban como anillo al dedo, y de segundo, otra ronda -de platos calientes esta vez- acompañada de nuevas, sabrosas y sorprendentes bebidas -siempre dejándonos aconsejar por los expertos-.
En la siguiente imagen podéis ver una ración conformada por media de California Roll y media de California Sps. La primera, a base de gambas y aguacate envueltos en topico, y la segunda en su versión picante. El picante en su justa medida, eso sí, por lo que disfruté más de la segunda -la de la salsita amarilla encima- ¡Riquísima!
Con el espectacular primer plano que viene a continuación del plato que combinaba Sushi especial de Tataki de pato con salsa ikura y Sushi dos huevos… ¡Os van a entrar ganas de cogerlo del monitor! ¿A que sí? y eso que no lo habéis probado, porque para mi gusto estaba delicioso. Otro plato que no podéis dejar escapar en el Restaurante Sushiwakka.
Entre bocado y bocado… un poquito de jengibre -gari- para limpiar el paladar y prepararlo para nuevos sabores, y otro poquito -poquito, poquito- de wasabi diluido en la salsa de soja que teníamos disponible. La cena pintaba muy bien…
Ya nos habíamos prácticamente terminado un Japanese Pear (que llevaba sake, puré de pera, limón y canela), un Caipiwakka (con sake, lima y sirope de flor de cerezo), un Sake Sushiwakka (a base de sake, lima, sirope de de flor de saúko y zumo de arándanos), otro fuera de carta que nos recomendaron como inventiva del barman del que no recuerdo ni el nombre, y un espectacular Sushiwakka Royale que me sorprendió (champagne con sake, ginebra y sirope de rosas). ¡Todos espectaculares! Nos los cambiábamos unos a otros continuamente, no queríamos irnos sin probar ninguno de ellos. Pero el sake con champagne me sorprendió muy gratamente. ¿Me aficionaré a él en próximas “visitas japo-gastronómicas”? ¡Quien sabe! (Si lo tienen claro, porque muy pocos restaurantes disponen de la oferta alcohólica del Sushiwakka).
El Sushi de pavo tepanyaki estaba de muerte. ¡Plato obligado en el Sushiwakka! ¡Apuntadlo bien! De los más ricos que llegaron a la mesa, y cierto es que lo vimos también en mesas vecinas… se nota que funciona muy bien en el local.
Terminada la ronda de platos fríos -de los que podéis ver alguno más en las secciones de mis compañeros-, llegaron los calientes; por supuesto, con su respectivo maridaje: Un Litchi Martini, un Tokio Spring (con ginebra, limón y sirope de flor de cerezo), un Cumber Fizz (pisco con lima, pepino, soda y sirope de azúcar), un Mojito de manzana verde (ginebra con lima, hierbabuena y sirope de manzana verde) y un Lula Royale: Champagne con zumo de arándanos. De nuevo, todos sobresalientes… ¡Geniales!
Os informo de que los cócteles sin alcohol son a 5 €, los que sí llevan son a 7 €, y los que tienen cava son a 8 €. ¡Más que razonable! -Y más todavía en el ambiente en el que nos encontramos, un restaurante muy agradable, no un pub de copas-
La Tempura japonesa que os enseño en primer plano estaba fuera de carta, pero como nos la ofrecieron, no podíamos negarnos. ¡Y fue todo un acierto también! Sobre todo por su textura.
Mari Luz posa con los Yakisoba, que vienen siendo unos tallarines salteados con verduras, a los que le dan vida -nunca mejor dicho- las lascas de bacalao (ya os explicaréis el porqué en el próximo vídeo). Roberto se decide por el Yakitori de pollo, unos pinchitos bañados en salsa teriyaki muy melosos y sabrosos.
Fijaos en las lascas de bacalao que acompañan a los Yakisoba en el siguiente vídeo, porque… ¡parece que vas a comer algo vivo! Son tan finas que se mueven y retuercen por causa de las variaciones de temperatura en el plato. Os quedaréis un rato mirándolas antes de comerlas… ¡Os lo aseguro! Otro plato obligado de la carta del Restaurante Sushiwakka.
Acompañado de verduras a la plancha y bañado con salsa teriyaki llegaba a la mesa el Solomillo Teppanyaki, que entre cóctel y cóctel se hacía cada vez más sabroso. Yo me quedaría sin dudarlo con el Kushiyaki de salmón que os muestran mis compañeros, porque estaba realmente bueno y sobresalía entre las demás viandas.
Pedimos cuatro postres como broche final de nuestra larga cena. Mis compañeros os muestran un Helado de té verde, que para todos aquellos adictos a su sabor no puede faltar en la sobremesa, y una Tarta de manzana recién hecha con helado de vainilla que dejó huella en la mesa -por supuesto, casera-.
Pero… sin pensármelo dos veces, me quedaría y recomendaría a todos los lectores los postres que os presento a continuación -además, de elaboración casera- . Primero… El Bizcocho de chocolate, que estaba delicioso, muy jugoso por el centro, donde el chocolate líquido le daba un toque inolvidable -como el que hacían nuestras abuelas-.
Y segundo -y no por ello menos sorprendente-, el Cheese cake, una clásica tarta de queso con frambuesas que en el Restaurante Sushiwakka hacen de lujo. ¡Probadla y veréis!
No nos quedaba otra que relajar el “bandullo” -como se diría en Galicia- con unos cafés y unos tés de notable calidad. Las teteras del Sushiwakka son realmente curiosas y atractivas, pues están forjadas con piel de dragón -por ponerle la nota oriental-. Me decanté por un café con leche, pero el rey de la mesa resultó ser el Té de Flores, que esconde un lichi bañado en miel y viene acompañado de una hojita de menta. ¡Muy rico!
¡Os lo vais a pasar pipa en el Restaurante Sushiwakka! Os va a encantar… ¡Os lo aseguro! Un espacio de lo más agradable -aunque el restaurante esté a tope como cuando fuimos nosotros-, en el que podréis disfrutar del sushi.. ¡Y del wakka! Seguramente me veréis más de una vez por allí…
FlashBack: Realicemos un experimento. Examinemos qué ocurre al agitar en nuestras cuerdas vocales los sonidos que representan fonéticamente dos palabras. La referente al plato japonés más popular fuera de sus fronteras y la identificación de uno de los conocidos personajes del popular videojuego Final Fantasy X. Sushi, Wakka… Wakka, Sushi… Sushiwakkasushiwakkasushiwakka…
El resultado que obtenemos nos recuerda, mediante su envolvente sonido onomatopéyico, a la máquina tractora de los agitados vagones de un misterioso ferrocarril. Demos rienda suelta a nuestros sentidos por unos momentos y dejémonos guiar a través de este atractivo viaje asiático que nos brinda el Restaurante Sushiwakka. Bien podría tratarse del transiberiano o, ¿por qué no? el transmongoliano. Cualquiera de las vías férreas que nos permite adentrarnos en el continente asiático, partiendo desde los no tan lejanos límites opuestos de nuestra geografía europea.
Un camino repleto de sensaciones. Días con encanto, noches imprevisibles e incluso apariciones. Más de algún lector se quedará tan anodadado, como quien escribe estas líneas, al descubrir la inquietante expresión de la faz que se distingue en la anterior instantánea. Sí, en su parte superior derecha. Elemento individual del conjunto de fotogramas e imágenes que se proyectan por encima de nuestras cabezas a lo largo y ancho de la superficie vertical desplegada a lo largo del perímetro del local. Esta es mi interpretación del nombre del establecimiento. Habrá quien le haya conseguido rememorar algún viejo recuerdo. A quienes se atrevan, les invito a disfrutar recreando el suyo propio. Y al resto les animo incluso a descubrir a los lectores cuchareteros la realidad visitando Sushiwakka. Aquella con la que debió soñar no hace excesivo tiempo su propietaria María Li Bao. Previamente, claro, a la fecha de inauguración del restaurante situada en el quince de Enero del presente año, si atendemos al calendario gregoriano u occidental.
Rayo y Ninillas os muestran sus brillantes e iluminados tonos. Se trata de una apasionante barra, el rincón perfecto para comenzar a rodar sobre la serie de contingencias exóticas que debemos descubrir. La primera con la que me topo es la de la elección de la bebida para el aperitivo. Interrogo al personal y consigo información valiosa. El local dispone de la agradable cerveza nipona Asahi. Pronto intuyo que Jesús, el maquinista capaz de guiar la hilera de botellas a su espalda y que conversa conmigo desde el otro lado del mostrador, tiene mucho que ofrecer.
Así es. Estupefacción al experimentar como, contando tan solo con las respuestas a un par de preguntas, es capaz de ofrecernos el mejor de los cócteles que podamos desear. Las materias primas a disposición del cliente facilitan además esta labor. Bebidas tan exclusivas como un excelente Champagne de Sake o el licor Hpnotiq. Este último presenta una original combinación francesa del mejor de los vodkas acompañado de zumo de frutas tropicales y un punto de cognac envuelto en un atractivo color azul.
Gracias a nuestra curiosidad, obtenemos sendas mezclas para cada uno de los cucharetes. Wishkey, vermut seco y vermut dulce en el interior del Perfect Manhattan de Rayo. Exquisita Caipiroska de Mango la de Ninillas a la que no le falta mango, lima y, por supuesto, vodka. Y para servidor, FlashBack, un Mojito de Frutos Rojos apasionante en el que brilla el baile conjunto de ron, lima, frambuesas, moras y arándanos negros en una mezcla de lo más dulce.
Disfruto de la conversación y de mi sugerente Mojito. En el área más esquinada, tras la superficie de la barra, se encuentra el jefe de estación. Aquel encargado de realizar los cambios de agujas necesarios para guiarnos por las enrevesadas vías del Sushi. Cuantiosos ingredientes que configuran un paisaje idóneo para realizar unos idóneos Sashimis, Nigiris, Makis y Temakis. Por sus señales y colorido aspecto se conocen. Salmón, atún, pato, aguacate, queso Filadelphia, calamar, pez mantequilla, ventresca, pulpo, lubina, vieira, gamba dulce, huevos de erizo… e incluso foie. Ingredientes frescos hasta el punto que este tipo de cocina nos puede permitir en plena ciudad. Eso sí, tratados con mucho mimo.
Comienza a aumentar la frecuencia y a disminuir la distancia entre los vagones cargados que se deslizan por las vías de la cinta giratoria. Directamente de las manos de su creador, parten hacia la próxima estación, nuestras manos, las diversas elaboraciones que van tomando forma. Una barra a modo de Kaiten Sushi en la que disfrutar de un picoteo a ritmo desenfadado bajo el encanto de negros, grises, azules y violetas. Entremezclados con una luz que resalta la belleza de los alimentos sin causar molestia, cuidando nuestra intimidad. Hasta que nuestro paladar lo desee en un ambiente relajado e inusual. De entretenimientos y posibilidades no carece. Incluso podremos confraternizar con nuestros camaradas de barra bromeando sobre quien hará entrar en los hangares al próximo tren.
Bajo todo un mundo de contrastes. Claros y oscuros opuestos en una moderna y acogedora armonía. Sus lámparas son únicas, escogidas. Sigo pensando en la carta de bebidas y en la buena mano de Jesús. Quien nos echa una mano con la elección. Soy testigo de la supremacía en mi paladar de la primera, más ácida y apropiada para los entrantes. Es el llamativo Sushiwakka Royale. Me viene presentado amablemente en una copa alargada, estilizada. En su interior, Champagne, Sake, Ginebra y Sirope de Rosas. Un arándano entero en su interior hace que brille con personalidad ante nuestros ojos. Para los platos más fuertes, un cóctel más potente que me brinda igualmente numerosas gratificaciones. El Lula Royal, prosigue en la línea del Champagne. Esta vez añadiéndole Zumo de Arándanos. Uno y otro forman una pareja envidiable en elegancia de sabores.
Visibilidad directa de las vías aledañas. Sin pena por falta de iluminación natural durante el día ni de vistas exteriores durante la noche. Así lo permiten sus amplias y siempre limpias ventanas. Acuden a la cita de hoy Mari Luz y Roberto. Tras un rápido saludo y, antes de poder continuar la conversación, nuestra inquietud nos lleva a hacerles partícipes de la afición que hoy nos embauca. Para ellos, un Mojito de Manzana Verde y un Cumber Fiz que más adelante relataré. Ninillas opta por un Tokio Spring que tengo la oportunidad de catar. Ginebra, limón y sirope de flor de cerezo le aportan una textura y agradable jugueteo en boca fantástico. Y para Rayo, una especialidad fuera de la carta que se nos recomienda especialmente. Un Litchi Martini cuyos ingredientes no revelaré, indicando únicamente que dispone de frutos rojos. ¿Te atreverías a probarlo?
Las mesa aguarda a que nos sentemos cómodamente a su alrededor. Me doy cuenta de que, quizás las que se encuentran al otro lado del salón, disponen de menor separación. Pronto empiezan a llegar los comensales y compruebo que se trata de grupos amplios con lo cual no lo están acusando esta noche. Mientras tanto y, aunque no será nuestra elección de hoy, me sorprende gratamente la selección de caldos que se ha realizado. Blancos de la D.O. de Rueda y D.O. de Penedés. Tintos de las D.O. Vinos de Madrid -y es que los hay, y excelentes, merecedores de grandes premios-, Navarra, Manchuela, Ribera de Duero o Rioja. Incluso incursiones en vinos de fuera de nuestras fronteras. Si hoy debiera elegir creo que ha quedado claro por cual me inclinaría. Eso sí, no han sido las únicas referencias que me han llamado la atención de la carta. No muy extensa pero con un elenco muy maridable con las elaboraciones de la cocina. En cualquier caso, con un volumen correcto para el concepto de establecimiento en el que nos encontramos.
Tomo mi sitio y medito. A la luz de una sencilla vela. Cuenquitos de porcelana en forma de lágrima esperan con impaciencia a que se sirva salsa de soja en su interior. Los vasos de cristal y la vajilla disponen de un tamaño fácil de manipular. Me sobra el cenicero aunque alguien lo usará. Y me lanzo a desenfundar mis palillos de madera. El tren se encuentra a punto de partir. El billete lo podemos adquirir decantándonos entre las dos opciones que nos ofrece la carta. Una posibilidad es elegir su menú degustación al asequible precio de 21€ por persona + IVA y otra escoger individualmente cada uno de los platos. Nosotros decidimos la segunda opción ¿Acaso no es mejor siempre experimentar bajo nuestros propios gustos? Siempre que se trate de un mundo desconocido no será gran problema. El atento servicio se nos muestra dispuesto a aconsejarnos en cualquiera de nuestras dudas culinarias. Estamos listos y dispuestos. Hemos llegado a un acuerdo sobre la selección e intentaremos mostrar los puntos esenciales de la cocina de Sushiwakka.
Primera estación del recorrido. Sobre un enrejado plato verde suave y, bajo el adorno de un copioso número de huevas de salmón, se esconde un ave con un golpe de fuego muy superficial. El Sushi especial de Tataki de pato con Salsa Ikura. Un aderezo que comparte nombre con la reducida localidad japonesa perteneciente al área de Okayama-ken. Lo catalogo como uno de los entrantes más auténticos y característicos de la carta. Difícil de encontrar en establecimientos de temática similar.
Nuestro viaje no se centra en un trayecto directo, sino en toda una aventura de múltiples paradas. A la hora de escoger una cata de Sashimi apostamos por un Moriawasse de Sashimi. O lo que es lo mismo, una degustación de entre cinco a siete de los que más nos gustan de la lista. Y los premiados son Pez Mantequilla, Tono o ventresca de atún, Salmón, Atún Rojo y Gamba. Apto para los amantes del pescado en su propia esencia presentado en 3 cortes de cada variedad. La calidad de la materia prima se encuentra en consonancia con su precio en carta, teniendo en cuenta el entorno y la zona en la que nos encontramos.
Todos los platos nos agasajan con generosas porciones de wasabi y jengibre, como manda la tradición. Sin embargo, el siguiente consigue mostrármelo con especial muestra de exhibicionismo. Y, de esta guisa cierra la primera de las etapas el Sushi de Pavo Tepanyaki, cuya presentación en maki rodeado de arroz y envuelto en el alga apropiada, hace la delicias de nuestros ojos como introducción a lo que consigo disfrutar con él una vez lo degusto.
Lo prometido es deuda. Ya sabemos los cócteles que he elegido para la cena de esta velada. Claro que, para mi sorpresa, una pareja que acaba de ocupar espacio en la mesa consigue apasionarme por completo. El que más destaca a mi parecer es el Mojito de Manzana Verde. Con una base de sirope de manzana verde acompañado de lima, hierbabuena y ginebra. ¡Espectacular! Y, posteriormente un Cumber Fiz. En su interior una curiosa mezcla de pisco, lima, pepino, soda y sirope de azucar. Consigue un aroma muy cercano al melón. Interesantísimo.
Nos hemos adentrado en tierras más profundas. Es hora pues, de inclinarnos hacia opciones contundentes. Aquellos altos en el camino que nos permiten detenernos con más dilación. El Yakitori de pollo. Piezas de pollo y verduras a modo de japo-brocheta. Bañados todos en salsa teriyaki que cuenta con mirin, azúcar, salsa de soja y sake en su fórmula. Una elección segura para todo tipo de paladares.
Y tras atravesar amplias tierras, nos acercamos de nuevo al mar. Aquella inmensa extensión de agua de donde surge el protagonista del siguiente colorido Kushiyaki de Salmón. Nombre que toma el pincho elaborado sobre la brasa de carbón. Opción tradicional donde las haya y muy cercana a los sabores occidentales. Junto al anterior, elección ideal para cualquier comensal.
Siguiendo el hilo más sobrio y apartado de la innovación, conseguimos llegar al clásico de los clásicos en su versión más oriental. Poso junto a él, el protagonista Solomillo Teppanyaki. Una autodefinición que no necesita carta de presentación. Carne de suficiente calidad apropiada para su precio de lista, que en este caso supone 16€ + IVA.
Para los mas avezados, conseguimos alcanzar el dulce premio de acercarnos a nuestro destino. A modo de comienzo del fin, el primer obsequio consiste en un Helado de Té Verde. Extraño si es la primera vez que lo examinamos. Se vuelve muy agradable según volvemos a deleitarnos en posteriores ocasiones. Lo recomiendo personalmente dentro de los diferentes helados disponibles.
A Roberto le alegra la vista y su personal tiempo de postre. Ante su aviso, pronto las cucharillas de la mesa comienzan a posarse sobre ella con una única conclusión. ¡Deliciosa! Esta Tarta de manzana recién hecha con helado de vainilla, elaborada artesanalmente en la zona fría de la cocina, merece especialmente la pena. Grandes rodajas de auténtica manzana en una composición fina y de especial ligereza.
Y, por último, aunque sin ánimo de cerrar completamentamente nuestra cena, el casero Bizcocho de chocolate nos aporta una textura muy jugosa con capas de chocolate blanco y negro entremezcladas en su interior. Una porción de gran cantidad de la que solo podría decirse que se ve superada por la exquisita Cheese Cake o tarta de queso con frambuesa. No abandonaría el Restaurante Sushiwakka sin probarla.
¿Cafés? Para unos sí, para otros no. Cuando me mimetizo con un entorno como éste, me dirijo hacia los tés sin discrección. Las más interesantes son el Té Negro, el Té Japonés y aquel que guarda un gran secreto en su interior. El Té de Flores, que esconde un lichi, una hoja de menta y miel. Todos ellos servidos en una preciosa tetera de hierro forjado.
Resumo escuchando el susurro de las bielas, sintiendo el traqueteo que producen los materiales metálicos dentro de los que viajo a ritmo pausado. A lo largo de un camino que nos presenta con serenidad ejemplos escogidos de entre los más variados enclaves de la cultura culinaria panasiática dignos de interés. Según discurrimos en la senda, Sushiwakka nos aporta una estudiadísima relación calidad precio dentro de un espacio distribuido a conciencia en tres secciones distintas. Zona de cócteles, sala y barra giratoria se integran armónicamente sin amontonarse ni producir necesidad de muros intermedios. Son los detalles y el conjunto. En un punto justo que no ostenta ni hace gala de grandes lujos. Puede sentirse bien orgulloso de seguir los pasos bien aprendidos por sus hermanos mayores, distribuidos por nuestra ciudad. A tener en cuenta en la lista de habituales de cualquier agenda gastronómica que se precie.
Ninillas: Cuando se habla de un restaurante de precios asequibles, contenidos, económicos… me asusto, no lo puedo evitar. No es un susto que me quite el sueño, ni mucho menos el hambre, pero lo cierto es que de un tiempo a esta parte -donde la crisis invade nuestras vidas- tengo la sensación de que todo restaurante de nueva apertura se adhiere a la fórmula, cuando en realidad muchas de esas inauguraciones puede que moderen sus precios, pero ¿qué pasa con la calidad? Hoy os presentamos un restaurante recién salido del horno, que a mi juicio sí tiene una buena relación calidad-precio y donde el bolsillo no se resiente. Hoy cenamos en un japonés, hoy cenamos en el Restaurante Sushiwakka.
Nada más cruzar el umbral de su puerta, reconozco que ya me ganó un poquito. ¡Tienen un jarrón enorme con flores en su entradita! Y a mí eso me encanta. Me parece un detalle que cuando te reciben, lo hagan con flores, es como si me dijeran: “Estás en tu casa”. Para algunos puede ser una nimiedad, e incluso una tontería, pero qué queréis que os diga, a mí me gusta.
Cuenta con tres zonas bien integradas en una única estancia. De frente, nos encontramos sus dos barras, la de sushi y la de “drinking”, y a la izquierda la zona de sala. Primero, vamos a detenernos en el “drinking” y luego ya veremos el resto porque yo creo que merece la pena.
Si hay algo que diferencia al Restaurante Sushiwakka del resto de japoneses es su fantástica “propuesta coctelera”. Han dejado un poco de lado las típicas cervezas niponas y se han centrado en la elaboración de combinados de todo tipo y condición. ¡Más de 50 tipos!, no os digo más. Los hay de ron, de sake, de champagne, de vodka, de ginebra, de whisky, de tequila… ¡Ah! ¡Y sin alcohol! Cosa que es muy de agradecer, sobre todo para aquellos que están un poco cansados de las bebidas con burbujas y desean algo más que un simple vaso de agua. Para su elaboración cuentan con primeras e inaccesibles marcas, lo de inaccesibles ya no es tanto por el precio, sino por la dificultad que cualquier mortal encontraría a la hora de adquirirlas, pues sólo se distribuyen en determinados locales muy “in” en los que se unen estilo y clase.
Nosotros ya sabéis que si “culo veo culo quiero”, de modo que nos bastó ver a un grupo pidiendo unos cócteles para pedirnos el nuestro. Pero… ¿Cuál? “No hay problema”, nos dijo el chico de la barra. “Decidme una bebida que os guste”. “Pues yo soy de vodka”, contesté, “Yo más de ron”, añadió FlashBack. “Pues a mí sorpréndeme”, remató Rayo. Coctelera por una lado, hielo picado por otro, una botella de aquí, otra de allá y voilà, allí estaban: un Mojito de frutos rojos, una Caipiroska de mango -mostrados en la imagen superior- y un Perfect Manhattan. Fue darle un sorbito a mi Caipiroska para darme cuenta de que aquel barman, a pesar de su juventud, sabía lo que hacía y le pregunté por su nombre. “Lumbreras, Jesús Lumbreras”. ¡Anda! Como James Bond, pero con coctelera, ¡qué apropiado!, pensé en mi fuero interno.
La verdad es que con un buen cóctel en las manos la espera de nuestros acompañantes se hizo muchísimo más llevadera, ¡dónde va a parar!. ¡Por cierto! ¡Ya se me olvidaba! Los precios de los cócteles son 5 € para los “sin alcohol”, 7 € para los “con alcohol” y 8 € para los que llevan champagne.
Continuamos con la visita. Junto a la zona del “drinking” se encuentra su barra de sushi - FlashBack y Rayo os la muestran en sus secciones- con capacidad para 12 comensales, cuya característica principal es el “kaiten zushi”, que en cristiano es esa cinta transportadora o tren de sushi, de donde uno va cogiendo lo que le apetece y en el orden que estime oportuno. Presidiendo el desfile, 2 sushimen se encargan de ir llenando los vagones de tan singular tren con suculentos platitos orientales elaborados al momento. El valor de cada plato depende de su forma y de su color, aprovecho para decir que lo encontré un poco lioso, tal vez habría sido mejor optar por un mismo plato y simplemente variar el color, pero en fin. Los precios varían entre los 2.9 € +IVA del Plato verde redondo a los 4.9 € +IVA del Cuenco blanco cuadrado. También ofrecen platos calientes que rondan los mismos precios. En definitiva, una opción perfecta para aquellos que desean un bocado rápido y para los que no les importa quién tienen sentado al lado.
Nosotros eso de salir a cenar, la verdad es que nos lo tomamos con calma, de modo que, tras disfrutar de su barra, nos dirigimos a su salón, el cual tiene capacidad para 48 comensales. La distribución es la que ya viene siendo habitual en la mayoría de restaurantes, mesas modulares de dos que se van acoplando unas a otras dependiendo del número de personas. Están bien dispuestas, aunque hay unas cuantas que quedan demasiado juntas.
Su decoración me gustó, han jugado con el gris y con ¿el malva? ¿el azul? ¿el violeta?, tanta interrogación no es un antojo, es que dependiendo de donde mirase se me aparecía un tono distinto. Pero independientemente de las tonalidades, lo que no me cabe la menor duda es que la iluminación está muy lograda gracias a la perfecta ubicación de halógenos dirigidos al centro de la mesa, se ve, pero no molesta a los ojos.
El conjunto da como resultado un espacio moderno y cosmopolita, muy al estilo neoyorquino. Una atmósfera agradable que incita a disfrutar de la velada. De sus paredes no cuelgan cuadros, aunque se muestran amenizadas por unas proyecciones del fondo marino lo que en cierta forma da vida a la estancia.
Sus mesas visten de negro riguroso y sobre ellas caminos y servilletas en color blanco, de tela, eso sí. Se marcan con una velita, dándole el toque íntimo y… por qué no, romántico al espacio. Su vajilla y cristalería son correctas y llama poderosamente la atención su cubertería, sí, habéis oído bien, obviamente cuando te sientas te encuentras con unos palillos, pero si llegáis a los postres veréis lo original que es.
Aquí os dejo un vídeo del comedor, para que os hagáis una idea de lo que os espera si os acercáis a disfrutar del Restaurante Sushiwakka.
Centrándonos en su oferta gastronómica, es más que evidente que en un japonés lo que nos vamos a encontrar es mucho sushi, sashimi, nigiri, maki… Vamos… lo clásico, pero entonces ¿qué cambia? ¿qué hay de nuevo? Pues una vez visitado, la verdad es que hay varias novedades, como la elaboración de sushis que mezclan tradición nipona con toques españoles y chinos, eso al margen de que algunos de sus platos son marca de la casa. Y por supuesto, tampoco han olvidado su sección de calientes. De cualquier forma, para aquél que se sienta un poco desbordado ante tanta propuesta, lo mejor es preguntarle a Cristina, su jefa de sala, quien en un santiamén te sacará de cualquier duda y te ayudará a elegir convenientemente. Otra opción, es su Menú Degustación, a 21 € +IVA -mínimo dos personas-, no te calientas la cabeza y es bastante completo. Para el mediodía y de lunes a viernes, disponen de dos menús, el primero a 11 € de cocina tradicional española y otro a 15 € de cocina japonesa.
Respecto a su carta de vinos, no es demasiado extensa pero sí bastante completa. En general es bastante clásica, pero incluye alguna que otra referencia poco común, así como 4 entradas de champagne. Nosotros aquella noche no optamos por ninguna de ellas, nos habían gustado tanto los cócteles que decidimos maridar la cena con ellos, eso sí, bien asesorados. Para el sushi, con poco alcohol y ácidos y para los calientes menos dulces y más cargaditos.
Comenzamos con el desfile oriental. Para 5 personas, 4 entrantes y medio, 5 principales y 4 postres. En las dos fotografías que os muestro a continuación aparece la omnipresente salsa de soja seguida del Sushi de pavo tepanyaky, me gustó mucho, porque el sushi, para quien no lo sepa, no es sólo de pescado, y ésta puede ser una excelente elección para los más reticentes a este tipo de comida.
Luz os muestra un plato de California Roll y California Sps. Prácticamente son lo mismo, gambas y aguacate envuelto en topico, la diferencia es que el especial picaba, muy levemente, pero picaba. No sabría decir cuál me convencía más, me gustaron ambos. Roberto sujeta Sushi especial de Tataki de pato con salsa ikura y Sushi de dos huevos -huevos duros y huevas de pez volador-, nuevamente se me hace difícil elegir porque cada uno en su estilo me supieron bien, de modo que aconsejo ambos.
A nuestra mesa también llegó un Moriawasse de Sashimi, o lo que es lo mismo… un surtido de pescados. El nuestro se componía de pez mantequilla, salmón, atún rojo, ventresca de atún y gambas, todo ello sobre una cama de zanahoria y rábano. Un surtido con buen corte y a temperatura perfecta.
Mientras comíamos el sushi cayeron 5 cócteles con nombres tan sugerentes como Sushiwakka Royale, Sake Sushiwakka, o el que me tomé yo, un Japanesse pear, combinado a base de sake, puré de pera, limón y canela. ¡Qué bien me sentó! Pero seguimos con los fríos, en la imagen os muestro media ración de Sake Uramaki, llamadlo así o… aguacate, queso filadelphia, arroz y todo ello envuelto en salmón. Sin duda, el queso le va fantásticamente al salmón, un bocado cremoso y pleno de sabor.
Vamos a por los calientes, pero si se cambia de tercio se cambia de bebida. Para esta parte de la cena volvimos a dejarnos aconsejar y los deliciosos cócteles que nos trajeron fueron un Lula Royale, un Mojito de manzana verde, un Cumber Fizz y los dos de la imagen: un Tokio spring -izquierda- y un Litchi Martini -derecha-. El mío era el Tokio spring, un combinado a base de ginebra, limón y sirope de flor de cerezo. Ahora hago un alto en el camino para decir que… ¡por fin he encontrado el cóctel de mi vida! Y es que, este Tokio spring es justo mi sabor, no demasiado dulce, no demasiado seco. Vamos… que el barman dio justo en el clavo. Desde luego, cuando vuelva no me lo pienso.
Comenzamos con una Tempura japonesa, ése era el nombre, en realidad era una tempura de verduras. Éste era un plato fuera de carta, pero de inmediata incorporación, al menos eso nos dijeron a nosotros y a los de la mesa de al lado. De cualquier forma yo les aconsejaría incluirlo porque sin duda era una buena tempura, crujiente y consistente, que no pasada de punto. Lo dicho, un acierto.
Por supuesto, no podían faltar los Yakisoba, tallarines salteados con verduras de los que Rayo os enseña un vídeo donde las lascas de bacalao tienen vida propia. Estaban jugosos, y ese leve toque agridulce hacían de ellos un plato casi obligado para los amantes del sushi, y obligado del todo para los reticentes.
Tampoco faltaron en la mesa, un sabroso Yakitori de pollo -pollo a la plancha con salsa teriyaki- y un Solomillo Teppanyaki -del que me sorprendió la calidad de la carne-. Pero aún estando los dos anteriores muy ricos, para la próxima el que cae fijo es el Kushiyaki de salmón, y mira que el salmón no es precisamente de mis pescados favoritos, porque a la plancha suele quedar demasiado seco y como que no. Pues bien, a éste no le pasaba eso, al contrario, estaba tremendamente jugoso con su salsita. Imprescindible.
A lo tonto a lo tonto, estamos en los postres… que en el Restaurante Sushiwakka han sabido tratar convenientemente. Me explico, los japoneses destacan por muchas cosas, pero no por los postres, y aquí han sido lo suficientemente astutos para tomar lo mejor de cada barrio, dejarse de tonterías y optar por los occidentales, y por si esto no fuera suficiente… ¡Son caseros! En primera línea de salida una riquísima Tarta de manzana recién hecha con helado de vainilla. Venía calentita, y al juntarla con el helado, pues imaginaos el espectáculo. No os la podéis perder.
No se le quedó atrás el Bizcocho de chocolate -mostrado por mis compañeros-, que por cierto era una ración muy generosa. Y rico también me supo este <em>Helado de té verde. Soy consciente de que no a todo el mundo le encandila su sabor, pero para los que sean proclives a él, éste puede ser una opción perfecta.
Y finalizamos con el Cheese cake, es decir, tarta de queso filadelphia con frambuesas. No es una novedad, pero estaba deliciosa. En el Sushiwakka han sustituido el crujiente de galletas por un fino bizcocho, y el resultado es para disfrutarlo.
Y ahora os dejo con esta bonita tetera donde venía el Té de flores que, sin duda, fue el que más me gustó. Yo, como siempre, me pedí un café con leche, pero le robé un sorbito a Roberto para dar fe.
Disfrutamos de una tranquila sobremesa y yo no tuve más remedio que ir a echar un vistacito al baño, faltaría más. Y aquí lo tenéis, muy sencillo a la par que elegante y limpio.
Reconozco que fui al Restaurante Sushiwakka esperando encontrarme más de lo mismo, un sitio mono, con precios asequibles, pero donde la calidad del producto deja mucho que desear. Plato a plato esa idea preconcebida se fue diluyendo hasta llegar al punto en el que puedo decir que efectivamente el Restaurante Sushiwakka es un local de nueva apertura, que es moderno y desenfadado, pero también puedo añadir que allí se sirve sushi con una buena relación calidad-precio. Y todo esto acompañado por un servicio de sala, comandado por la señorita Cristina, que funciona a las mil maravillas. Fijándose en cómo trabajan, nadie diría que apenas lleva 2 meses abierto.
Conclusión, que si tenéis en mente una próxima visita, no olvidéis reservar… porque un martes noche cualquiera, como el que nosotros estuvimos, tenía todas sus mesas completas. Por algo será… Por mi parte, sólo puedo añadir que volveré, y no tardando, porque a mí esta fórmula sí me convence.
Cucharete: Sushiwakka será un nombre que mi equipo cucharetero recordará con agrado con el paso del tiempo, y os aseguro que volverán amenudo a visitarlo, ya que se ve claramente que han quedado prendados por su elegante comedor, así como por sus fantásticos cócteles, realizados con las bebidas más curiosas que no encontramos habitualmente en los restaurantes de Madrid que juegan en esta liga de precios. Mi equipo cenó por 29 €/persona, cinco personas con 4 platos y medio fríos, 5 calientes, 4 postres, 1 botella de agua, 3 tés y 2 cafés. A lo que tendríamos que añadir 10 cócteles de 7 € y 8 € cada uno. Lo que tomamos en la barra antes de la cena, fueron otros 3 cócteles a 7 € cada uno.
Su espacio, elegante, moderno y muy agradable. Su cuidada y colorida iluminación. Sus relajantes proyecciones marinas. Su notable relación calidad/precio. Su variada y extensa oferta de cócteles. Dispone de WIFI. El amable y rápido trato del servicio en todo momento. Admite todos los cheques de comida.
Separación entre mesas justa en algunos rincones. Pequeñas pinceladas típicas en un local de nueva apertura.
4,0
15 comentarios a “Sushiwakka”
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Vaya pinta “modennillo” que tiene el local… no sé no sé para ir una noche de fiestecilla todavía pero me temo que si realmente adoras la comida japo no tiene pinta de satisfacer expectativas…(y lo de que se pueda fumar en el salón me confirma que no se preocupan demasiado por el sabor y más por el ambiente “festivo” del lugar…)
Pero vamos, que seguro que tarde o temprano probaremos probaremos…
Pues he ido este sabado a probar las recomendaciones de cucharete y la verdad que he salido encantado!! Un sitio baratisimo, 4 cocteles y la cena por 78€! El personal super amable y siempre dispuesto a ayudarte. El chico de la barra, un profesional como la copa de un pino. El unico problema, es como bien dicen, la separacion entre mesas, que es minima, pero despues de lo visto, es un problema menor!
Volveré sin pensarlo a probar uno de los mejores california roll de Madrid. Probad tambien el Shushi de foie!! espectacular.
SalU2
¡Qué buena pinta tiene todo! Pero lo que más pena me da es no estar cerca de Madrid.
Saludos desde el grupo PTB de facebook.
Primero, lo bueno:
Una atención excelente y cuidada en todo momento. Los cóckteles, muy buenos.
Por lo demás, comida oriental muy, muy normal, en algunos casos decepcionante: un bogavante, que parece el plato estrella de la carta, sin apenas carne y sin instrumentos para comerlo de manera adecuada: pedí que me dieran algo para abrir la pinza, y al no tener nada para el efecto, decidieron destrozar la carcasa a golpes; no se apreciaba el sabor del bogavante, ahogado entre toneladas de salsa de soja, cebollino y jenjibre fresco.
Pedimos cinco platos para dos personas y las raciones, de mínimas, nos dejaron con un hambre tremenda. Optamos por llenarnos con el único plato que parecía pensado para saciar el estomago: los yakisoba (por cierto, yo diría que los flakes de pescado son de atún, katsuobushi, y no de bacalao: http://es.wikipedia.org/wiki/Katsuobushi, pero puede que me equivoque). Muy normales.
Y, lo peor con diferencia, el hacinamiento. Creo que en un comedor social hubiera comido menos “acompañado” por las personas de las mesas colindantes. Era un viernes y estaba hasta la bandera. Nosotros teníamos reserva -por cierto, al teléfono no se enteran de nada- y a pesar de ello nos tocó una mesa bastante mala -lo arreglamos con los camareros, que desmontaron una mesa de cuatro y montaron otra de dos para nosotros (ya he dicho que la atención muy buena). Aún así, lo juntas que estaban las mesas no tenía nombre: los camareros tenían que pasar en paralelo para servir. Lo que no me explico es como las personas de las mesas del centro no se levantaron y abonaron las bebidas. Yo no puedo cenar con camareros pasando sobre mi mesa cada dos minutos, de lado, porque de frente no entran. Lo de que la conversación de los de la mesa de al lado y la tuya acabe siendo la misma no deja de ser el lógico colofón al hacinamiento. A partir de cierta hora, sin que nosotos -ni los de al lado- hubiesemos llegado a los postres, empiezan a poner chunda chunda. La guinda a una cena romántica.
Tomamos tres cóckteles y pagamos 75€. No volveré.
Aunque opino como Fernando (hola compi!) respecto a que el tema de fumar le quita gracia al asunto, la realidad es que es algo habitual. Incluso el
referencia a otro restaurante, para mí el mejor japo de Madrid, ya permite fumar, cosa que hace un año no hacía.En todo caso hoy he podido visitar el sitio gracias a que me queda al lado.
Aunque no tengo mucho tiempo, he de decir que me parece un sitio bastante decente, con un sushi de calidad media más que aceptable. Por ejemplo hemos comido menú de día, a 15€, y en el que las raciones eran generosas y bastante completas.
Yo he comido sushi variado y Unagi-don. La anguila algo seca, pero el sushi era más que correcto. bebida y postre incluidos.
En definitiva, un sitio decente para comida de trabajo. Tendré que ponerlo a prueba en una cena abierta.
Después de leer vuestras extensas crónicas me habéis convencido, así que he reservado para mañana. Espero que el restaurante satisfaga mis expectativas, ya os contaré…
Que conste que me encanta la comida japonesa y que tengo el listón muy alto porque he visitado Japón (en mi blog encontraréis algunas crónicas sobre aquel país). Por cierto, que sepáis que en Japón se permite fumar en todos los restaurantes!!!
Salu2
Pues fui el viernes por la noche y confirmo vuestras críticas. Lo mejor: el sushi y el sashimi están deliciosos, con esa maravillosa textura que se deshace en la boca. El resto de la comida aceptable (no soy muy amigo de la fusión, prefiero la comida japonesa tradicional).
Lo peor: la apretura, las mesas están demasiado juntas y resulta un poco agobiante, aunque nosotros tuvimos suerte porque estábamos en una esquina y teníamos más espacio. El servicio, como decís, muy amable todo el rato, incluso nos invitaron a un cóctel al final…
Salu2
Bueno pues yo fui con mi pareja a las 2 semanas de inaugurar, vivimos cerca y probamos, mi pareja en un fan de la comida japonesa, y sinceramente no volveremos, el pescado mal descongelado, a parte que en el primer plato se equivocaron 3 veces, eso sí la encargada, no recuerdo el nombre, pero es la única española muy amable y profesional, ella los cócteles son lo único que le salvan.
Fuimos dos personas la noche del jueves.
Lo que más nos gustó fueron los cóckteles.
Pedimos el menú degustación que nos resultó escaso e incómodo de comer al tener que compartir el mismo plato las dos personas…
(creo que deberían llamarlo menú para compartir…)
Está mal llamado menú degustación porque jamás en nuestras vidas hemos tenido que compartir un menú degustación.
Lo que no nos gustó fue el poco espacio entre las mesas
(¡no es nada romántico!… comes con todo el mundo que está a tu lado), que no se tomen el tiempo necesario para explicarte cada uno de los platos que te presentan y que se pueda fumar (es algo que no deja de sorprenderme porque con el tabaco ya no puedes oler ni saborar absulatemente nada).
Volveremos a tomarnos un delicioso cocktail y algo para picar con los amigos ruidosos y fumadores porque es un local perfecto para esto.
Fuimos cuatro personas el viernes 22 de Mayo de 2009. El local muy muy ruidoso, lleno de humo y las mesas demasiado juntas.
La comida mal preparada ( el Sashimi estaba aun congelado y los Makisushi estaban mal cerrados ) y el resto de platos corrientes corrientes, como unos tallarines que nos recomendaron que eran simple pasta con tomate y el pato con culis de naranja (vamos…pato a la naranja), peor preparado que el de un restaurante chino de barrio, vergonzoso.
Las cantidades en los platos son mínimas y el precio desorbitado. El servicio muy bien al principio, pero a medida que iba avanzando la cena, empezó a dejar que desear.
He estado en muchos restaurantes Japoneses de Madrid, de todos los precios, y este sin duda es el peor de todos.
Un lugar que os desaconsejo totalmente y al que no volveremos jamás.
GFuimos 3 personas a comer el dia 24 de MAyo de 2009
No merece la pena para nada, se nota que preparan el restaurante para cuando hacen la informacion,
Pedimos Shusi Sasimi y california roll y otras variantes y tardaban mas de 20 minutos entre plato y plato
En la entrada en una de las barras verticales habia
palabra no permitidaimportantesel baño no es ni parecido a lo que poneis en las fotos por poner un detalle de la suciedad la orquidea que poneis en la foto (debe de ser la misma ) es un amasijo de hojas y flores podridas que no se han molestado en quitar
y por ultimo, pedimos la cuenta , nos la trajeron y como estabamos de sobremesa, tardamos un poco en poner la tarjeta para cobrar , bien pues vino una camarera y nos dijo que que pasaba, inaudito
Nunca mas nada recomendable
Muy buenas!
Mi comentario llega un poco tarde pero es que estoy un poco liado…
Fuimos a Madrid hace algunas semanas y decidimos ir a Sushiwakka. Fuimos por la noche, y como veía que se nos hacía tarde, llamé para reservar mesa. No hubo problema y nos dieron la del fondo en el rincón, junto a la ventana. Sí, la verdad es que las mesas están algo juntas pero parece acogedor. Para empezar nos tomamos unos cócteles, yo me pedí un Perfect Manhattan, delicioso, y mi pareja un Mohito sin alcohol, muy conseguido por cierto, y empezamos a comer. Hay que decir que los platos llegaron pronto, y eso que el local estaba lleno, comenzamos con una variedad de sushi y sashimi, deliciosos…. Más tarde mi pareja pidió un Yakitori de Pollo y yo un Solomillo Teppanyaki. Estaban estupendos, el solomillo estaba esquisito. Para terminar pedimos Bizcocho de Chocolate y un Cheese Cake. Quedamos de maravilla. Los platos estaban muy bien preparados y la materia prima era de prmera.
La ambientación del local nos gustó, con sus distintas tonalidades de luces, la atención fue muy buena, los camareros estaban muy atentos con los clientes… En definitiva fue una estupenda velada
Buenas cucharetes!!
Pues el restaurante genial fuimos mi pareja y yo este pasado domingo. Teníamos reserva a las 22:00 (la hicimos a través de su página web) y por circunstancias tuvimos que llamar para retrasar media hora, y sin problema alguno, se nos permitió el cambio.
Se nos dio la primera mesa a la izquierda, justo frente a la mesa redonda para 6 (si no me equivoco). No estaba muy lleno el lugar (supongo que por ser domingo) así que tuvimos mucha intimidad porque estaban todos muy repartidos en las distintas mesas.
Para empezar nos tomamos unos cócteles pero tuvimos la mala suerte que el barman no trabajaba ese día pero aun así nos pedimos unos Mojitos de fruta de la pasión y de frutos rojos (buenísimos).
La verdad que la comida buenísima aunque yo (por mala suerte) no puedo comer nada de marisco y la verdad es que muchas de las cosas se me fueron los ojos a comerla… pero no tocaba ir de urgencias ese día
Mi pareja se pidió: Tarta de salmón con arroz salvaje y aceites de trufa, el California Roll, una crepe que no recuerdo nombre y de postre el bizcocho de chocolate. Yo como ya os he dicho fui a lo poquito que me podía comer y a lo que me apetecía: una Ensalada de queso de cabra caramelizada, Sushi de pavo con curry, Pollo Teppanyaki y de postre helado de té verde.
Todo delicioso, el ambiente era totalmente tranquilizador y con un tonos calidos que hacían que la velada fuera maravillosa. Lo dicho lo recomiendo a todos.
jai posté sur tous les sites que jai puThe concept of the restaurant is a mix with sushi and spanish cook. It results so strange. Makis with spanish saucage within… No comment The size of makis, sushis is inexpected, so little! Moreover, the price are so high. The waiters do everything for you leave quicly. It was so cold in the restaurant, i kept my defflecoat. To finish, they refuse to give tap water (una jarra de agua) and the 500ml bottle cost 3E.
DONT GO !!!!!!!!!
Le concept du restaurant est de la nourriture japonaise agrémentée d’une touche espagnole avec notamment une sauce que jai pu qualifier de barbecue et des rolls frits. Pas très bon… De plus ils sont très malins et mettent de touts petites pieces, a titres dexemple les makis sont coupes en deux en diagonale de facon a ce quils soient tringles, ils sont donc moitié petits (6euros les 4), idem pour le reste. Les serveurs, bien que désagréables, font tout pour vous faire dégager rapidement (service ultra rapide, on a mangé en 30 min top chrono). D’autre part, il faisit tellement froid que jai gardé mon manteau. Pour finir, ils ont refusé de donner de leau du robinet, obligé de payer 3 eurs la petite bouteille. A FUIR sauf si vous etes pret a payer tres cher pour une jolie déco
Estuve ayer por pura casualidad y, sinceramente, no sé de dónde salen los elogios, si verdaderamente han cambiado tanto desde que fuísteis a ahora. Aunque he de reconocer que pedimos a ciegas y seguramente erramos en la elección, comparto las malas opiniones de los anteriores comentarios, todas, y eso que en nuestro caso cuando fuimos no había apenas nadie por la hora, muy temprana, supongo. Cogimos 4 platos para compartir dos personas y, a parte de escasísimas, casi todo era sushi del malo. Alguien ha comentado que el de foie era recomendable ¿? ¡es pésimo!, lo mejor: el pequeño trocito de manzana golden que está dentro. El pretendido foie, parece comida de gato, es peor que el Apis de los críos. Los dos primeros platos (pintxos), no recuerdo el nombre, no estaban mal. El atún y el aguacate con langostinos, pero los otros 2, que eran sushi, bufff. el de foie ya digo y el otro es el de solomillo picante: malos y escasos.
En fin, sólo eso y dos cervezas porque nos fuimos corriendo a picar a otro sitio, 42 euros.
En cuanto a la atención, la camarera sonriente, vale, pero un camarero efectivamente se paseaba a quitarte de la mesa el plato, la botellita o lo que fuera, sin preguntar. Se les notaba que hacían tiempo para que pidieras más bebida y con respecto a la carta de vinos, claro que no son precios elevados, muy listos, la selección es desconocida pero muy barata en el mercado, con lo que sacan un amplio márgen.
No voy a decir que no volveré porque nunca se sabe, he leído vuestros comentarios y me sorprenden los que alaban, a si que lo dicho, debí elegir mal, no me quedé a los postres y el resto ya no es culpa mía…
MAL