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General Ampudia, 18
Madrid (Moncloa)
Metropolitano (L6)
91 534 23 80
45 - 65
El Restaurante Concha está especializado en pescados, mariscos y cocina tradicional gallega. Nos sorprenderá la sobresaliente calidad de las materias primas que recorren su carta cada día, respetando su ciclo estacional y marcando los precios según mercado -ajustándolos lo máximo posible-. Dispone de un comedor y dos salones privados -todos ellos habilitados para fumadores- que dan cabida a 80 comensales. Ofrece de Lunes a Viernes un “Plato del Día” que oscila entre 10 y 25 € +IVA. Su horario de apertura es de 13:30h a 16:00h y de 21:00h a 00:00h. Cierra los Domingos todo el dia y los Lunes por la noche.
5,0
Rayo: En esta ocasión tocaba celebrar una fecha muy entrañable para nosotros… ¡Nada más y nada menos que el Segundo Aniversario de Cucharete! ¡Dos años de peripecias gastronómicas llevamos ya! ¡Y la verdad es que se nos han pasado volando!
Mirar atrás en el blog es un despropósito para nosotros, pues vemos con resignación cómo hemos engordado… -Si es que esto de salir en las fotos es lo que tiene- ¡Madre mía! Un kilito por aquí… otro por allá… Y suma que te suma… nos encontramos ahora como verdaderos modelos “zampabollos”, pero… ¡qué bien nos lo hemos pasado!
Así que… no nos quedaba otra que seleccionar un restaurante anfitrión -a ser posible con garantía de 5 cucharetes- para nuestra especial celebración cucharetera, y no es sencillo encontrarlos por Madrid a no ser que vayas a los que todo el mundo conoce. ¡Queríamos descubrir un local inexplorado por nosotros -pues lleva 10 años abierto- y que mereciese la pena! Y sobre todo… ¡En el que disfrutásemos como nunca de su oferta gastronómica! Finalmente, por recomendación de nuestros colegas Mario y Sandra -a quienes solicitamos previamente consejo-, ¿sabéis dónde acabamos? ¡En el Restaurante Concha! ¡Un merecidísimo 5 cucharetes! En el que, como veréis a lo largo del reportaje, disfrutamos como enanos de nuestro particular “cumpleaños”.
El Restaurante Concha despierta la atención de los viandantes con su enorme nombre retroiluminado en el exterior -fijaos en su fachada al inicio de este artículo-, cada una de sus letras podría equipararse a una enorme concha posada en la fina y blanca arena de una paradisíaca playa lejana durante una plácida noche de verano con luna llena, donde el resplandor que los rayos de luna hacen brotar de cada una de ellas… ¡Huele a marisco! No cabe duda alguna de que estamos en una marisquería que promete -cuchareteramente hablando-, y cuya especialidad en pescados de primera línea la habían contrastado anteriormente nuestros “recomendadores de locales”. Nosotros no podemos más que confirmarlo a día de hoy: ¡El Restaurante Concha merece la pena! ¡Y mucho!
Una vez dentro, observamos un comedor elegante, refinado, sobre todo… apacible. Tonos cálidos que recorren la gama de los naranjas de principio a fin, son en parte los culpables de la sensación de tranquilidad y bienestar que te invade a medida que te adentras en su terreno.
La iluminación de múltiples lamparitas, seducen las mesas de las esquinas del Restaurante Concha, al igual que -una vez ocupadas- sus románticos comensales seducirán a sus parejas. ¡Buen lugar para llevar una cajita de esas pequeñitas pequeñitas! -Con un “arito” dentro, por supuesto-.
La imagen superior nos muestra el potencial del Concha en cuanto a distribución se refiere, un distinguido y amplio comedor central flanqueado por dos pequeños saloncitos privados de lo más coqueto.
Al que se accede por la llamativa puerta corredera acristalada de la izquierda, representa la zona más privilegiada y aislada del Restaurante Concha, un espacio pequeño a la vez que versátil, donde pueden dar cabida a un grupo pequeño de comensales, por ejemplo ¡a los 6 que ese día conformábamos el “equipo de cucharete”! En la fotografía inferior podéis verlo de cerca. Es perfecto para una reunión de amigos -o de empresa, pues cuenta con una TV plana como apoyo a presentaciones-, donde la intimidad no sea una opción a tener en cuenta, ya que viene predeterminada de serie. ¡Cuántas anécdotas “secretas” escucharon esas paredes! Espero que no hubiese micros ocultos, pues pusimos a caldo a medio País… ¡Aunque con fundamento!
El segundo comedor privado del Concha es más amplio que el mostrado anteriormente, aunque no por ello menos especial. No hay más que observar detenidamente la imagen que os muestro a continuación para que las ganas de visitar el Restaurante Concha se incrementen inevitablemente… ¿A que sí? Si es que dan ganas de centrarse en la “chimenea” y susurrar… “Espejito, espejito… ¿Cuándo se acabará la crisis?” ¡Quizás él tenga la clave! Pues luce con garbo reflejando los detalles y distribuyendo la luz entre sus cálidas paredes, dominando el espacio.
Siempre hay un hueco para las mesas de dos, cuidadosamente iluminadas con modernos apliques que ensalzan todo el conjunto. En mi modesta opinión, sobra el cenicero en la imagen para que ésta fuese perfecta, aunque claro, yo no fumo, pero reconozco que a día de hoy no están los hosteleros como para plantearse el quitarlo, pues la sociedad es fumadora en un alto porcentaje, sobre todo si de salir a cenar estamos hablando.
Una de las virtudes del Restaurante Concha es su carta de vinos -dominada por Riojas y Riberas del Duero-, o mejor dicho, los precios de todas y cada una de las referencias que ofrece -más de 70-, pues puedo asegurar que son más que asequibles, dejando constancia de que los “conchianos” no están interesados en absoluto en sangrar al cliente que disfruta de un buen vino regando sus excelentes materias primas.
Por poneros algún que otro ejemplo, encontramos el Pata Negra Gran Reserva de Valdepeñas a 7 € la botella, el Albariño Terras Gauda a 14,10 €, el Marqués de Riscal de Rueda a 6,80 €, el Pesquera Reserva 2005 a 28,95 €, el Campillo Reserva 2001 a 17,50 €, el Vega Sicilia Único 1995 a 201,50 € -ya sabéis que lo llegamos a ver a más del doble por ahí-, y muchos otros, todos ellos +IVA -hasta 70 como os comentaba-, que apetece probar gracias a sus ajustados precios.
Al entrar al comedor, vemos gran parte de ellos en una bodega vertical acristalada que los mantiene a temperatura óptima. Allí mismo se le puede antojar a cualquiera escoger una botella y llevársela directamente a la mesa. ¡Cómo tienta!
Ante tan excelente lista de precios, no pudimos resistirnos y nos lanzamos a probar lo que realmente nos apetecía. ¡Que estábamos de celebración cucharetil! ¡Dos añitos! Barajamos los diferentes gustos de cada uno y finalmente nos decantamos por un albariño D.O Rías Baixas Organistrum 2006 de las bodegas Martín Codax -19,20 € +IVA- para los entrantes -en su mayoría mariscos-, y por un tinto de la D.O. Ribera del Duero Pago de Carraovejas Reserva 2004 -22 € +IVA- para que se encargase de amenizar los platos principales.
El albariño estaba de muerte, sensacional, no os lo perdáis porque os encantará. Y el ribera -a pesar de que merece la pena disfrutarlo- no llegó a llenarme del todo, esperaba algo más, sobre todo en su fase final, quizás debido a la excelente fama que tiene, pues es de tirada limitada y no es sencillo localizarlo en los restaurantes que visitamos habitualmente, de todos modos, nada que objetar. Donde seguro que tendrán una buena reserva, es en el José María, un restaurante de Segovia cuyo propietario produce este vino -y en el que se come también de lujo-.
¡Y al fin llegamos a la comida! ¡Ñam, ñam! Y es que si el local ya os ha hecho “tilín” a muchos de vosotros, al ver los platos que vienen a continuación… ¡Os hará “tolón, tolón” a todos! ¡No vais a poder resistiros a una visita! ¡Garantizado!
Celebramos nuestro segundo aniversario cucharetero acompañados de amigos que muchos de vosotros ya conocéis de verles por las fotos del blog: Mario, Sandra y Sara -la chica que no nos deja sacarla nunca, aunque al final la terminaremos convenciendo-, por lo que pedimos una auténtica barbaridad de comida… ¡No era la ocasión para menos! Pero se aleja un poco de lo que sería una cena normal en el Restaurante Concha, pues a ningún grupo se le antojarían tantas cosas como a nosotros. Ya lo iréis viendo, ya… y veréis como me dais la razón. ¡Debimos pedir comida para 8 por lo menos! ¡Y hay que ver cómo estaba todo! ¡Madre mía! ¡Delicioso!
Lo primero en llegar a la mesa fue un aperitivo -regalo de la casa- a base de unas exquisitas y sabrosísimas Tortillas de camarones. Las habíamos probado en diferentes ocasiones -algunas de ellas presentes en Cucharete-, pero os aseguro que las mejores hasta la fecha han sido éstas. ¡Qué ricas! En su punto, nada aceitosas y crujientes a la vez que esponjosas. Nadie en la mesa dudaba de que si esto era un aperitivo… ¡Habíamos acertado con el local!
Fijaos detenidamente en el espectacular tamaño de los trozos de esta ración de Pulpo a la gallega con cachelos -aunque os haréis una idea mejor en la sección de Ninillas, que aparece sujetando el plato-. ¡Impresionante! ¡Pero no el tamaño, sino el sabor! ¡Riquísimo! Os lo dice un gallego de pura cepa, ¡de las Rías Baixas! ¿Tendrán alguna pulpeira de Caballiño secuestrada en la cocina? Visitad el Restaurante Concha aunque sólo sea para pedir una de pulpo… porque merece la pena. ¿Y los cachelos? ¿Y el aceite? ¡Ufffff! A juego con el pulpo, ¡de sobresaliente! Es más, se me traba el teclado mientras veo la fotografía de nuevo e intento recordar su sabor, que como podéis apreciar… dejó huella.
Dimos buena cuenta de una caprichosa ración de seis Ostras -se piden por unidades- con su perla conformada por diminutas gotitas de limón que realizábamos personalmente -cual artesanos expertos- y que dejábamos caer en cada una de ellas antes de dejarlas resbalar suavemente por el paladar. Muy jugosas, sin duda.
Deliciosa -y unos cuantos adjetivos más- la generosa ración de Coquina al ajillo. ¡Ni una sola quedó en la salsa flotando! Es más… ¡Es que no quedó ni la salsa si no recuerdo mal! ¡Qué ricas! Ninillas os muestra un primer plano de la cazuela, pero ¡ojo! que es peligroso verlo, pues puede generar ansiedad. Unas coquinas de A Coruña que confirmaban que en el Concha no se la juegan con las materias primas. ¡Van a lo seguro! Y eso encandila al comensal…
Mario os enseña unas magníficas, ricas y finas Gambas de Santa Pola, diez unidades que elevaron la “dolorosa” en 70 € (se facturan al peso: 125 €/kilo +IVA) y de las que no nos quejamos en absoluto, pues un capricho de vez en cuando nunca viene mal. ¿Qué pediremos en el tercer aniversario de Cucharete? ¡Porque tenemos que superar esta cena! ¡Y no será tarea fácil! ¡El Concha ha puesto el listón muy alto!
Sandra sonríe con la Ensalada de Vieiras, Hoja de Roble y Pistacho, de la que dimos buena cuenta. ¡Generosísima ración! A pesar de la notable calidad de sus materias primas, en el Restaurante Concha no veremos “platos semivacíos de diseño semilleno”, por lo que los lectores de buen comer, podéis ir más que tranquilos a disfrutar de sus fogones. ¡A ver quién es el listo que se queda con hambre! ¡O aquél que dice que no ha comido bien!
Matrícula de Honor -por unanimidad de la mesa- para el Salpicón de Bogavante del Restaurante Concha. ¡Espectacular! En gran medida gracias a la calidad del “bicho”, por supuesto, así como al aliño, el conjunto es muy redondo y el paladar disfruta como un enano con cada bocado. ¡Fresquito y sabrosísimo!
El bogavante se pide al peso -según el número de comensales que deseen disfrutar del plato- y el kilo estaba a 70 € +IVA aquella noche -ya sabéis que el Restaurante Concha imprime a diario su carta según mercado-. Nosotros optamos por 1,150 Kg. y la cantidad era más que suficiente para todos. ¡No os vayáis del Concha sin probar esta delicia!
Realmente espectacular la cazuela -para 2 personas- del Arroz con carabinero y rape, ¡menudo lujazo de plato! Un arroz como pocos he probado, en su punto exacto, sabrosísimo… ¡Los 5 cucharetes estaban a la vuelta de la esquina! Pocas comprobaciones más quedaban… el único fallo que le habíamos visto al Restaurante Concha hasta el momento, era no tener nuestro nombre inscrito en el libro de reservas de nuevo para el fin de semana siguiente.
Fijaos en la excelente ración de Rodaballo Salvaje, quizás no impresione en la foto como tal porque obviamente no es un plato de la Novell Cuisine, pero es una pena que no podáis hincarle el diente y saborearlo lentamente en primera persona. ¡Ay, madre! Si lo hubiese pillado Hemingway en “El viejo y le mar” otro gallo cantaría. Fresco como el que más -FlashBack os presenta la pieza antes de llegar a la mesa- y a un coste de lo más razonable. ¡Me gustan los precios del Concha! Muchos restaurantes de la competencia deberían tomar ejemplo del importe en carta a precio de cliente de sensacionales materias primas. ¡De las que saben a mar!
En las secciones de FlashBack y Ninillas veréis el Entrecot de buey wagyu y el Bacalao skrei con confitura de tomate -por cierto, este último a un precio increíble: 15 € +IVA-, que pude probar y corroborar que mantenían la línea del resto de viandas.
Mi elección -acompañada de esta cara de “necesitas dormir más”- fue un apetecible Atún Rojo que llamó mi atención en la carta desde que examiné la sección de pescados, y como imaginaba… de los mejores que he probado, me encantó.
La cena nos dejó completamente desbordados -me refiero a los agujeros del cinturón, el cual tuvimos que llevar al día siguiente al zapatero-, pues de ésta no sé cómo no reventamos. Pero… ¡Sin postres no nos quedamos! Que ante una carta de sobremesas casera… ¡A ver quien se resiste! Así que… una Tarta de queso que quitaba el sentido… cayó -faltaría más-, pero es que además también lo hicieron un Hojaldre fino de manzana reineta -buenísimo-, y unas Filloas rellenas y caramelizadas que se comportaban dulces a la vez que crujientes en el paladar. ¡Muy ricas! Como para competir por un primer puesto con las de mi abuela Teresa -aunque con una elaboración completamente diferente-, éstas no las había probado nunca, y eso me pasa por no haber ido al Orzán, el restaurante familiar que las vio nacer.
Por supuesto que alargamos la “estancia” con unos cafés y unos tés, tanto por lo a gusto que nos encontrábamos en nuestro saloncito privado, como por los kilos que acabábamos de coger y que ahora costaba más levantar de la silla. ¡Nadie quería irse del Restaurante Concha! Es que te arriman la puerta, te aislan del resto de comensales y se te pasa el tiempo… ¡Volando! ¡Llegas a olvidarte de que esa gente también tiene vida privada y hay que abandonar el local! Pero eso es bueno, y ojalá vosotros experimentéis la misma sensación.
Y fijaos en la imagen… ¡que todavía hay más! ¿Veis esa copa alargada con un…? ¡Sorbete de limón! ¡Pero qué SORBETE! ¡Es-pec-ta-cu-lar! ¡Buenísimo! Aunque no os lo creais, le preguntamos incluso cómo lo hacían y todo, y no nos desvelaron su secreto ¡ni rogándoselo! Finalmente, 6 € +IVA más que merecieron la pena, al igual que los otros que ya habían hecho historia en nuestros estómagos.
Merecidos 5 cucharetes los que le han caído a este espacio familiar, elegante, discreto y, sobre todo, con un género de excepción. Regresaremos seguro, en cuanto nos pique de nuevo el gusanillo por los exquisitos productos del mar que “viven” diariamente en su despensa. ¡Y quién sabe si en el tercer aniversario de Cucharete también!
Pero ante todo, recordad… ¡No os podéis ir del Restaurante Concha sin probar el magnífico Sorbete de limón que elaboran allí! ¡Exquisito!
FlashBack: De casta le viene al galgo… Y no seguiré el proverbio porque, en esta ocasión, no viene al caso. ¿O sí? Lo que ciertamente puedo afirmar es que esta vez acudo con mis compañeros cuchareteros a un restaurante que continúa con la tradición familiar. La comenzada en un recogido restaurante del Paseo de Extremadura allá por 1959 y que pronto cobró amplísima fama.
Heredero de un gran merecedor de diversos premios desde su creación, el recientemente remodelado Restaurante Concha podría considerarse como la nueva generación de esta importante saga gastronómica, responsabilidad de Fran Naya. A quien podemos considerar como el principal causante de la llegada de un acogedor espacio gallego donde disfrutar de seleccionadísimos pescados y mariscos dentro de el área universitaria del distrito de Moncloa. Una inigualable carta de presentación que nos anima a escogerlo como enclave ideal para realizar una celebración íntima de los dos años del blog de Cucharete en la escena madrileña. Ocasión que decidimos compartir en compañía de Mario, Sandra y Sara, a quienes ya conocéis de incursiones culinarias anteriores.
Una discreta y tradicional entrada, situada en el número dieciocho de la calle General Ampudia, nos abre paso a una completísima barra. En una zona completamente aislada de los diversos salones a elegir para nuestra comida o cena, nuestra vista consigue alcanzar la variedad de caldos principalmente de las denominaciones de origen de de Rioja y Ribera de Duero a nuestra disposición. Campillos, Dalmaus, Grandes Reservas 809 y 904, Pesqueras, Protos, Flor de Pingus o Vega Sicilia entre muchos de ellos. Un amplio rincón, perfecto para esperar al resto de comensales mientras disfrutamos de un agradable aperitivo compañado de una buena copa de estos vinos o, incluso, una bien tirada caña de cerveza elaborada en nuestras tierras.
Nos inmiscuimos en el interior del restaurante. Algún que otro discreto cuadro, finos visillos translúcidos en las ventanas, mobiliario de madera y paredes pintadas en vivos tonos. La amplia sala central se encuentra repleta de luces tenues e indirectas. El conjunto lumínico crea un ambiente idóneo para las numerosas mesas redondas vestidas con una combinación de telas blanco-amarillas. Desde el techo parten halógenos mientras en las esquinas interiores permanecen erquidas sencillas lámparas de pantalla. La distribución es excelente y consegue la máxima confortabilidad de los clientes.
Bien puede observarse cómo la pretensión principal es la de crear una atmósfera íntima y familiar. Alguna de sus mesas prácticamente hacen sentirse como en el salón del hogar. Adyacentes a la pared y rodeadas de elementos muy cercanos. Claro que, sobre ellas, la presentación nos avisa de que se trata de una cita especial y dispuesta de gala.
Incluso alguna de sus vitrinas nos hace recordar el mobiliario más costumbrista que conocemos. Vajilla, cubertería y cristalería permanecen protegidas en su interior. Mientras, sobre su superficie superior, diversas piezas ornamentales de porcelana dan la impresión de juguetear entre ellas según nos acercamos. Al fondo de la habitación, se sitúan un par de espacios privados en cuyo interior unas esbeltas mesas cuadradas sirven como testigos de aquellas reuniones que deseamos compartir con nuestras amistades de mayor confianza. De esta forma, apreciamos la consideración de este establecimiento por aportar siempre habitaciones de diferente capacidad en función de la ocasión en la que nos encontremos y de las necesidades puntuales del comensal. Aunque ello conlleve un menor aprovechamiento comercial de la superficie del local.
El primero de ellos es digno de una celebración numerosa, que no multitudinaria. Por supuesto, las mesas se pueden configurar a nuestra cantidad de invitados tal y como indiquemos en la reserva. Más recogido aún sin menoscavar en la línea decorativa del Restaurante Concha. Mismas sillas realizadas en madera y acolchadas adecuadamente. Sobre ellas tomo asiento y me siento cómodo. Sea cual sea la que elijamos, nos permite mirar alrededor y vernos rodeados de nuestros seres más deseados durante la velada. Y es que, en algunas fechas señaladas, nunca caemos donde podemos conseguir un entorno como éste.
Para una celebración cucharetesca como la de hoy, escogemos el ambiente más reducido de cuanto nos podemos encontrar. Aquél que únicamente se entrevé en ocasiones como la de hoy cuando sus puertas correderas se encuentran entreabiertas. Al atravesarlas nos encontramos con esta sugerente joya de la corona de la casa en la que nos disponemos a degustar los más distinguidos platos por los que el establecimiento se ha dado a conocer, gracias a la magnífica calidad de su materia prima. Verifiquémoslo como siempre acostumbramos.
He aquí, en su interior, una gran presentación. Todo dispuesto para la llegada de Sandra, Mario, Sara, Rayo, Ninillas y servidor. Seis comensales y, por supuesto, nada prohíbe que no podáis ser, en futuras ocasiones, muchos de vosotros en la mejor de las compañías. Momento más que oportuno para seleccionar entre los presentes un Vino Blanco Organistrum D.O. Rias Baixas Colleita del 2006 procedente de las bodegas Martín Codax. Impresiona por su color amarillo oro y las notas tostadas al mismo tiempo que afrutadas conseguidas alrededor de una uva albariño. La decisión contempla el continuar a través de un reconocido Vino Tinto Pago de Carraovejas D.O. Ribera de Duero Reserva del 2004 madurado durante doce meses en barrica de roble francés y realizado en su totalidad con tinto fino. Ambos muy agradecidos en boca.
Tal y como vengo adelantando, el gran aliciente de Concha es su accesibilidad a un género de alta categoría. Es por ello que solicitamos el poder visualizar, previamente a su elaboración, una muestra de alguno de los platos que hemos encontrado como representativos para esta noche. En concreto, decidimos dar fe de un hermosísimo Rodaballo y unas fresquísimas Gambas de Santa Pola. Un servicio de sala muy profesional nos explica además que cada uno de los platos y postres que se ofrecen en la carta se realizan en el momento en el que son solicitados por los clientes. O lo que es lo mismo, como últimamente estamos acostumbrados a escuchar en ciertos medios, “no fabrican para otras marcas”.
Por diez cañones por banda, comenzamos a adentrarnos en la mar. Lo hacemos disfrutando de sendas Tortillitas de camarones para cada uno a modo de aperitivo. A las que le sigue un fantástico Pulpo a la gallega con cachelos que Rayo se encuentra impaciente por catalogar. Aunque, como habréis leído en su sección, mucho de bueno tiene finalmente que decir de él. Impresionantes y, no me arrepiento de haberlas sugerido al comienzo, las bellísimas y atractivas 6 Ostras. Se pueden adquirir por unidades a un precio de 3€ cada una y llegan especialmente frescas, frías en su punto justo y de muy alta calidad. Deliciosas. Alguien en la mesa -no me atreveré a confesar quien ya que se dice el pecado pero no el pecador-, debido a su extraña relación con ellas, ha decidido obsequiarme con la suya. A lo cual siempre estaré muy agradecido.
Viento en popa, a toda vela, acude raudo y veloz el siguiente entrante. Al recitar su nombre en carta, bien podríamos pensar -será la costumbre- que la colorida y atrevida Ensalada de vieiras, hoja de roble y pistacho, sería simplemente una ensalada más. Sin embargo y, como bien se puede observar en el siguiente primer plano, su contenido se encuentra repleto de pedacitos de vieiras y pistacho. Al mismo tiempo que, no tanto, de hoja de roble. Una enorme ración realizada con el mismo cariño que nuestras madres o abuelas le dedicarían, utilizando gran cantidad de sus ingredientes principales. Aquellos que tanto nos deleitan.
No corta el mar, sino vuela este pariente de la langosta, más propio de nuestras costas. Muchos de los productos del mar los podemos adquirir en este establecimiento al peso. Así que nos decantamos por una cantidad de 1,150 kg de Salpicón de bogavante, ideal para 3 ó 4 personas. Espectacular el sabor de este crustáceo marino muy potenciada por sus aderezos. Lo podemos disfrutar cocido aunque recomiendo indiscutiblemente el salpicón.
Un velero bergantín bien podría acercarnos uno de los manjares de la cuenca mediterránea a la que se abre el límite más oriental de nuestra península. De allí proceden -cuando la temporada lo permite- unas excelentes y únicas Gambas de Santa Pola, a las que pocas florituras es necesario añadir. Como la siguiente expresión común suele relucir en estos casos, podemos satisfacer nuestro paladar con su sabor, aún sin disponer de ganas.
Bajel pirata que llaman a aquel buque que podría guardar, como secreto en su interior, a la mismísima Guardia Real o a incluso múltiples soldados dedicados a la persecución del contrabando. Sí, efectivamente me refiero al protagonista que da nombre al Arroz con carabinero y rape. Una enorme cazuela de metal cuyo gusto viene potenciado por sus dos ingredientes principales. En su punto de expresión adecuado. Debe tenerse en cuenta que se elabora para un mínimo de 2 personas. Nosotros vamos a compartirlo y debo reconocer que realmente nos encanta.
Por su bravura, El Temido, son conocidas algunas de la reses cuyas cortes de carne tanto nos hacen disfrutar. No causa tanto susto sino más bien sentimientos entrañables el kobe o wagyu. Lo podéis disfrutar si seleccionáis como plato principal, al igual que yo, el acompañado de cubitos de patata recién fritos Entrecot de buey wagyu. Tratándose de un ejemplar de esta raza, a la que comercialmente se nos ha hecho llegar que se somete a los más deseados halagos por sus cuidadores, nuestra reacción no será la de salir despavoridos como si de un búfalo se tratara. En fin, híncole el diente y, lo cierto, es que es de lo que menos sorprende. Claro que no hemos llegado hasta aquí precisamente para examinar el mundo animal terrestre. De cualquier forma, resulta una buena opción para realizar un alto en el camino si venimos acompañado de un carnívoro de los de siempre.
En todo mar conocido no podremos encontrarlo, se trata de un sensacional Bacalao skrei con confitura de tomate que Ninillas disfruta sin lugar a dudas. Tras probar una pequeña porción y compararla con otra del vistoso Atún Rojo de Rayo, no sabría por cual de las dos elecciones decantarme. Estupendas ambas.
Del uno al otro confín de los restaurantes madrileños es conocido el primero de los postres que degustamos. Lo que poco público conoce es que esta forma de servirse es originaria del progenitor de este local, el Restaurante Orzán. Primero en introducir en la capital unas Filloas rellenas y caramelizadas como las que disfrutamos. Crujientes, dulces… Se deshacen en mi boca elegantemente. Ligeras y deliciosas.
La luna en el mar riela y, cual en su etapa de máxima plenitud estuviera, redonda y solemne se nos presenta, el Hojaldre fino de manzana reineta. Mas si por las finas láminas de esta fruta o la suave masa de su interior no fuera, diferencia con otras tartas de manzana no encontraría. Versos aparte, un postre entre los postres. Repetiría.
En definitiva, una completa velada que puede sentirse orgullosa de haber cumplido todas nuestras expectativas. Un restaurante a recomendar cuando de una celebración especial se trata. Aquella en la que deseamos ambientar nuestro encuentro en la mejor de las cocinas gallegas, la del mar, la que nos llega dentro… La que no abusa del precio si tenemos en cuenta su calidad. Razón necesaria y que se hace suficiente, al considerar el resto de puntos comentados, para celebrar de nuevo un recién llegado cinco cucharetes.
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
Ninillas: Si miro hacia atrás, debo reconocer que he sido una privilegiada. Hasta mi adolescencia, tengo que buscar y rebuscar en el baúl de mi memoria para encontrar un momento amargo, en cambio, a nada que piense, son muchísimos los instantes maravillosos que me trasladan a aquellos años. Esta afirmación de felicidad “in extremis” puede ser tomada como pretenciosa, pero lo cierto es que mi niñez transcurrió plácidamente sin altibajos ni elementos externos que alteraran mi pequeña y feliz existencia.
Recuerdo con especial cariño, aquellos fines de semana en los que mi padres nos montaban a mi hermano y a mí en el viejo Renault 8 blanco, sin asientos ni cinturones especiales para niños, por aquel entonces en la parte de atrás de un coche se metía a la gente “a bulto”, eran otros tiempos, para bien y para mal. Toda la familia iba a pasar el fin de semana a Madrid a casa de los tíos, podíamos jugar con los primos y, sobre todo, podíamos hacer una visita a las fantásticas escaleras mecánicas de El Corte Inglés, montar en el metro, y quién sabe si en una de éstas a los mayores les apetecería y nos llevarían a ver a esos monitos tan graciosos del Zoo, esto último siempre dependía de si hacía o sol o no el Domingo.
Parece que me estoy viendo subir el Paseo Extremadura de la mano de mi tío Jesús un Sábado al mediodía y de pronto, al otro lado de la calle, una doble fila enorme de “coches caros”. ¡Madre mía! ¡Pero si aquello parecía un concesionario de lujo! ¡Todos nuevecitos y súper brillantes! Yo, una niña de provincias, no había visto hasta entonces semejante despliegue automovilístico. Pero, ¿qué demonios había allí? Con la habitual curiosidad que acompaña al ser humano en sus primeros años, le pregunté a mi tío, que para eso era su barrio y él debía tener información de primera mano. “Nines, eso de allí es el Orzán, un restaurante”, pero no quedó ahí la cosa, porque a continuación añadió: “Ahí, se come de lujo”. A día de hoy, no sé si mi tío hablaba de oídas o lo había comprobado “in situ”, pero ni por un sólo momento dudé de sus palabras, sobre todo porque los que allí iban tenían unos cochazos, y daba por sentado que con la libertad de elección que el dinero otorga, sin duda el hecho de que fueran a aquel restaurante era muestra suficiente de que aquel sitio era algo fuera de lo común.
Y con el paso del tiempo, donde de todo ha habido, no deja de sorprenderme cómo un hecho aislado 30 años atrás se enlaza con una cena cucharetera, esta vez más especial que en otras ocasiones pues celebrábamos el 2º Aniversario de Cucharete. Mario, que sabe que siempre buscamos restaurantes que merezcan la pena, me habló de uno donde ponían unos pescados y mariscos fuera de lo común. “¿Conoces el Restaurante Orzán del Paseo Extremadura?”. Pues sí, claro que lo conozco. “Bueno, pues éste es de su nieto”. De modo que, poco había que pensar, el Aniversario lo celebraríamos en el Restaurante Concha, si en el del abuelo se come de lujo, a poco que quedase, en el del nieto no se podía comer mal. Y allí que fuimos, yo con las expectativas muy altas antes de cenar y con esas mismas expectativas superadas con creces tras la cena. En serio, me da pena hablar de este restaurante porque es de esos sitios que se deberían guardar en agenda secreta y no permitir que se corriera la voz.
El Restaurante Concha está ubicado en la Calle General Ampudia, ocupando todo el esquinazo que da a General Dávila. Por fuera, nada hace presagiar lo que su interior es capaz de ofrecer, incluso una vez dentro, cuando te encuentras con su barra, la cosa no terminas de tenerla clara. Es evidente, que de tierra de meigas va la cosa, tan sólo hay que ver la reproducción de la Torre de Hércules y el pote -mostrado por FlashBack- que descansa en sus repisas, pero desde luego, hasta que no pasas a su comedor te encuentras un poco perdida en un espacio un tanto frío.
Ahora bien, una vez te vas metiendo de lleno en el restaurante, la cosa toma otro cariz. Primero te topas con una bonita alacena típica de tierras gallegas, a continuación con una bodega acristalada y, finalmente, llegas a un espacio tremendamente agradable, perfecto para disfrutar de una comida o una cena.
Cuenta con 3 comedores que dan cabida a 80 comensales. De ellos, dos son privatizables, por lo que aunque todo el espacio es para fumadores, cuando éstos no están ocupados procuran acomodar en ellos a los clientes poco amigos de los humos. En general, la estética seguida es la misma para todas las estancias, variando únicamente el color de las paredes, que son de un rojo-granate para el comedor central y otro aledaño y de naranja melocotón para el privado más grande.
Por el día, sus grandes ventanales dejan pasar la luz a raudales, tamizada eso sí, por unas preciosas cortinas de lino, muy típicas en las antiguas casas de comidas gallegas. Al llegar la noche, una iluminación cálida a base de un juego de luces indirectas consigue crear un ambiente íntimo y acogedor, ideal para una cena romántica de pareja o, como en nuestro caso, para una amena reunión de amigos alrededor de una buena mesa.
Si uno mira su horario de apertura, de 10 de la mañana a 2 de la madrugada, cuando menos… le choca. La razón es bien sencilla, el Restaurante Concha es muy conocido en el sector empresarial, y es habitual encontrar sentados a su mesa afamados hombres de negocios, sobre todo ocupando sus salones privados, donde disponen de televisiones para realizar cualquier tipo de presentación. Qué duda cabe, que un horario tan amplio supone un aliciente más a la hora de elegirlo en una comida o cena de negocios.
El comedor que os muestro a continuación es el privado más grande, cuenta con pocos elementos decorativos, los justos: una cálida chimenea sobre el que reposa un espejo, un reloj de pared… Todo muy sencillo y equilibrado, y con esa calidez necesaria que hace que desees sentarte a una de sus mesas. Si a eso le unes la música que suena de fondo… ¡Ya está! Tienes el marco ideal para disfrutar de una velada perfecta.
Podemos encontrar mesas de todos los tipos: de dos, de cuatro, de seis, de ocho… Y de todas las formas: cuadradas, redondas, rectangulares… Eso sí, todas muy bien vestidas con un bajo mantel de tela en amarillo, y sobre él, otro en color crudo. Creo que no hace falta añadirlo, pero por si acaso, sí, son de tela. El resto, son una cristalería, una cubertería y una vajilla de corte clásico muy correctas, aunque debo añadir que la vajilla con la que te encuentras no es la misma en la que llegan los platos a la mesa, esta última presenta en su mayoría vistosas piezas de Sargadelos.
Aún con todo, os puedo asegurar que quien decide ir al Restaurante Concha no lo hace por su decoración, ni por moda, sino porque tiene la certeza de que lo que allí se cocina es efectivamente lo que reza su carta y además es un producto de primerísima calidad. Pescados y mariscos gallegos, todos ellos cocinados al momento por Aguasanta, su cocinera, a los que no se les puede hacer ni un reproche. Tal vez por eso su carta no presenta excesivas entradas y cambia cada día, aquí sólo se ofrece materia prima de temporada, nada de “pescaditos de piscina” como en tantos otros locales donde nos hacen pensar lo contrario. En el Restaurante Concha todo lo que nada viene del mar al plato, y sino ya lo veréis. Entrantes, Marisco, un par de Arroces, Pescados y 4 representaciones de Carne, son más que suficientes para satisfacer al paladar más exigente. Pero por si acaso, también han incluido una carta de sugerencias con la que consiguen afinar aún más su oferta gastronómica. Como cada vez viene siendo más habitual, aquí no disponen de un menú del día de Lunes a Viernes, han optado por un contundente “Plato del día”, que varía cada día y cuyo precio oscila entre los 10 y los 25 € +IVA, dependiendo de la vianda en cuestión. Por ejemplo, en nuestra visita tocó Judión del Barco con perdiz, anda que tenía que estar flojo… Sólo de pensarlo me entra hambre.
Pero yo creo que ha llegado la hora de ponernos con la faena. En un principio íbamos a ser cinco, pero finalmente fuimos seis, pues Sara se unió a la expedición una vez ya habíamos pedido. Nuestra comanda constó de 6 entrantes y 6 principales, pero con aclaraciones -las que os iré dando con cada plato-.
Abrimos con este magnífico Pulpo a la gallega con cachelos. Sin duda, el mejor que he probado a día de hoy en Madrid, y en dura pugna con los pulpos á feira de las más expertas “polbeiras” -pulpeiras- de Arcos, parroquia de Carballiño, donde este plato tradicional gallego alcanza límites insospechados. Como dice Álvaro Cunqueiro en su libro de “Cocina gallega”: “El pulpo tiene que estar bien pimentado y bien aceitado”, éste lo estaba, y además se acompañaba con los tradicionales cachelos que iban cocidos con hunto, lo que le daba un cierto sabor mantecoso que me encantó. Id apuntando, os vais a hartar de hacerlo, pero este plato no sólo es delicioso y generoso en su ración, sino que es imprescindible.
A continuación llegaron a la mesa unas fantásticas Ostras - 3 € +IVA la pieza-. Eran de gran calidad y para mí, cuando esto ocurre, no hay mejor manera de degustarlas que en su estado natural o, como mucho, añadir unas gotitas de limón. Desconfío del producto cuando me las ofrecen aliñadas con esa especie de vinagreta al estilo francés, eso es síntoma para mí de un producto deficiente la mayoría de las veces.
No pudimos resistirnos a la original Ensalada de vieiras, hoja de roble y pistacho -mostrada por mis compañeros- cuyo jugoso secreto provenía de la leche de coco que tan bien acompaña a la vieira. Tampoco dejamos de lado unas sabrosas Gambas de Santa Pola, que obviamente no eran gallegas. Como es habitual en cualquier marisquería, iban al peso, nuestra ración fue de medio kilo.
En primera línea de fuego, Coquina al ajillo. Eran coruñesas, enormes, fresquísimas y estaban… ¡madre mía! ¡cómo estaban!
Claro que, no se le quedó atrás ni muchísimo menos el impresionante Salpicón de Bogavante. En el Restaurante Concha puedes optar por el bogavante en dos versiones: cocido o en salpicón, ambas van al peso. Nosotros optamos por el salpicón, y era una ración de 1,150 kg. No creo que haga falta añadir que se nos fue la mano con las cantidades, pues las raciones como podéis apreciar son muy abundantes, sin duda debimos pedir muchos menos entrantes, pero todos queríamos probarlo todo y… ¡Qué demonios! ¡Que un día es un día! ¡Y estábamos de aniversario! Por supuesto, este bogavante nada tiene que ver con los de piscifactoría que sirven en otros muchos sitios. Para aquellos que no lo sepan, la diferencia estriba en que los bogavantes en cautividad no se alimentan y en realidad son todo caparazón. Vamos… nada que ver con el que nosotros comimos. Anotando, que es gerundio, otro imprescindible.
Para abrir el segundo tercio ahí os va un versito:
“Nunha lancha de Marín coa proa de carballo,
catro rapaces da Pobra roubaron un rodaballo”“En una lancha de Marín con la proa de carballo,
cuatro chavales de la Puebla robaron un rodaballo”
Y es que, el Rodaballo salvaje que os muestra Sandra estaba para robarlo. No sólo era un lomo espléndido, es que además estaba tremendamente jugoso, con esa carne fina y su delicado sabor a mar. Era efectivamente un rodaballo salvaje, lo pude comprobar en la pieza que nos sacaron antes de cocinarla al tocar los bultitos, casi espinas que tienen en el lomo. Esto es tremendamente importante, pues en muchos restaurantes lo sustituyen por corujo, que aunque es muy parecido, desmerece cuando te enfrentas al auténtico rodaballo. Venía acompañado por la típica ajada con el punto perfecto para el aceite y unas patatitas cocidas. De verdad, impresionante.
Por su parte, Mario os muestra un Entrecot de buey wagyu, debe ser de los pocos sitios donde lo llaman por su nombre, pues estamos hartos de ver “buey de kobe” por todas las cartas. Buena calidad de la carne y a un precio sorprendentemente más bajo que en otros restaurantes.
¿Qué puedo decir del espectacular Atún rojo? Simplemente que quien quiera degustar el auténtico sabor de este pescado, el Restaurante Concha es su sitio. Muy sencillo, a la plancha, perfecto de punto y sal por encima, no necesita más para hacer de él un bocado exquisito.
Por supuesto, no íbamos a dejar pasar la ocasión de probar alguno de sus arroces, nuestra elección fue Arroz con carabinero y rape. Se sirve mínimo para dos personas, y debo de añadir que con esa ración lo probamos seis, o mejor dicho… los seis nos chupamos los dedos. Como también lo hicimos con este Bacalao skrei con confitura de tomate, ¡qué cosa más rica! Un poquito dulce, con las láminas que se deslizaban cada vez que metías el tenedor… ¡Delicioso! Para los que como yo seáis amantes incondicionales del bacalao, perderse éste es poco menos que un sacrilegio, la pena es que ya está acabándose la temporada y no podré disfrutarlo en una próxima visita.
Ahora tendría que decir que me entraron ganas de desabrocharme el cinturón, pero estaría mintiendo, porque eso me ocurrió al empezar con los principales, pero estaba todo tan bueno que no podía dejar de comer, de modo que al llegar a los postres -y aún corriendo el riesgo de reventar- no pudimos evitar pedir algunos, porque… ¡Eran caseros! El Hojaldre fino de manzana reineta -mostrado por mis compañeros- entró sin sentir, porque ya sabéis que la manzana es muy digestiva. Lo mismo pasó con la Tarta de queso y las Filloas rellenas y caramelizadas que FlashBack y yo os mostramos en la siguientes fotografía, y eso que no llevaban manzana, pero qué más da, si es que ¡estaban de muerte!
Lo que sí que consiguió que aligeráramos los estómagos fue el Sorbete de limón, no se puede ir al Restaurante Concha sin probar este sorbete, está riquísimo, nada parecido al que puedan servirte en cualquier otro restaurante. Preguntamos por su elaboración, y se limitaron a decirnos que era una receta propia, pero no conseguimos que nos dijeran qué hacían para supiera tan bien.
Antes de que se me pase, regamos nuestra cena con un albariño D.O Rías Baixas Organistrum 2006 -elaborado por Martín Codax- para los entrantes, y el tinto corrió a cargo de la D.O Ribera del Duero con un Pago de Carraovejas Reserva 2004. Muy bien el albariño, que cumplió de sobra, ahora bien, al Carraovejas en mi humilde opinión le falta rematar la faena. Otra cosa, son los precios de los vinos, algunos están directamente a precio de supermercado, no se les puede pedir más.
Os dejo con los cafés y las infusiones -ambos a 2 € +IVA-, o ¿acaso pensabais que nos fuimos de allí sin disfrutar de una amena sobremesa?
Tampoco pasé por alto mi visita a los baños. Mira que si llegan a fallar después de un cena memorable… Pues no, no lo hicieron. Estaban limpios, casi que inmaculados diría yo.
Pues ésta fue nuestra cena de aniversario, nada más y nada menos, y hoy mi repaso general va a ser breve porque las cosas buenas se rememoran, no se repasan. El Restaurante Concha, a pesar de llevar 10 años abierto, a día de hoy es toda una novedad, y no es por su estética, ni por el glamour de los que lo visitan, el Restaurante Concha es novedad porque puede presumir de servir lo que pregona: “Una cocina basada en materias primas de primerísima calidad”.
No hay ni presentaciones extravagantes, ni salsas que confundan al paladar, sólo hay un excelente producto elaborado de manera sencilla y en su punto justo, lo que te permite descubrir sabores auténticos. Pescados y mariscos que sorprenderán a cualquier paladar. Por supuesto, el servicio de sala -dirigido por Ernesto Martí- está a la altura en todo momento, así como Ramona, su camarera, sonriente y tremendamente servicial.
Puede que únicamente el precio pueda echar para atrás a algunos, pero para ellos sólo puede recordar las palabras de Machado: “Sólo el necio confunde calidad y precio”, y os garantizo que el Restaurante Concha no sólo no es caro, sino que está bien pagado hasta el último euro, porque su relación calidad-cantidad-precio es insuperable en un restaurante de esta categoría. Espero que os guste tanto como a mí, porque desde luego… yo lo disfruté muchísimo.
Nos vemos la próxima semana.
Cucharete: ¡Dos añitos! ¡Dos añitos llevamos ya recomendándoos restaurantes de Madrid! Y no cabe duda alguna de que el Restaurante Concha resultó ser el lugar perfecto para celebrar nuestro segundo aniversario, todo un digno merecedor de los 5 cucharetes. Rayo, FlashBack y Ninillas disfrutaron como enanos de ese pulpo a la gallega, de ese salpicón de bogavante, de ese arroz con carabinero y rape… ¡Y ya no digamos del sorbete! ¡Un perfecto broche final de la cena! Volverán… ¡Vaya si volverán! Mi equipo cenó por 70 €/persona, seis personas con 6 entrantes -que eran como 8 ó 9, porque pedimos al peso y nos pasamos tres pueblos, incluyendo marisco-, 6 platos principales, 3 postres, 3 sorbetes, 2 botellas de agua, 4 cafés y 2 tés. A lo que tendríamos que añadir 3 botellas de vino -de 19,20 y 45,00 € +IVA-. Debemos aclarar que se disfruta en plenitud de su carta con 45 €/persona, ya que os aseguro que no podríais con todo lo que os muestran los cucharetes.
Su agradable, cómodo y cálido comedor. Sus salones privados. El atento trato del servicio en todo momento. La indiscutible calidad de sus materias primas. Su pulpo a la gallega. Su salpicón de bogavante. Su arroz con carabinero y rape. Su… “todos los pescados y mariscos que degustamos”. Su sobresaliente relación calidad/cantidad/precio. Su sorbete de limón. El ajustado precio de las referencias de su carta de vinos. Admiten todos los cheques de comida.
Nada.
5,0
25 comentarios a “Concha”
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Hola:
He estado ya seis o siete veces comiendo y cenando en “Concha” y la verdad es que es un restaurante en el que la relacion calidad/precio es impresionante. He probado de todo y la verdad es que cada vez que voy tengo un gran dilema entre pedir lo que ya he probado o probar algo nuevo.
De las mejores cosas que he probado tenemos el arroz con bogavante, la croquetas de centollo y sobre todo el sorbete (increible). Si no eres de pescado tambien hay carnes y vaya carnes. Jajajajaja! lo que os digo, es un tremendo dilema.
El sitio a su vez es muy acogedor e ideal para una cena en pareja, aunque en las estancias que hay para grupos tambien se tiene un ambiente calido donde disfrutar con tus amigos.
Del vino podria hablar mucho tiempo, pero el albariño se sale. A quien le guste el tinto tambien tiene un monton de opciones donde elegir.
En fin, no se que mas deciros, solamente que os recomiendo este restaurante y cuando probeis su comida descrubireis que ha sido la eleccion acertada.
Un saludo a todos
Felicidades!!! vaya homenaje os habéis pegado!! y encima en un sitio por la zona donde voy bastante, además de los que me gustan. Creo que voy a tener que visitarlo para ir pensando en Galicia
por cierto los vinos baratos, casi al precio que los compras para casa!
Hola. Me parece genial que pudierais disfrutar de una cena en el Restaurante Concha, yo por suerte, lo conozco algunos años y siempre me sorprenden, cada vez me apetece más volver, sobre todo la diversidad de posibilidades que tiene, cena romantica con mi chica, comida de empresa o simplemente reunirnos los amigos y poder estar cenando y viendo la televisión….es genial
Si tengo que destacar algo, el pulpo, las tortitas de camarones, las croquetas y, sobre todo, confirmo lo dicho del sorbete, es impresionante…Y es cierto que no quieren decir cual es el secreto, porque yo lo pregunte una vez y tampoco me lo quisieron decir.
No os vayais sin probarlos.
Bueno… que deciros… se me está haciendo la boca agua solo de recordar esa pedazo de cacho de impresionante a la par que divertidísima velada. Aun me duele la barriga de las cantidades de esos increíbles manjares. Creo que no he comido tanto y con tanta calidad en mi vida, cuando ya no podía mas que estaba lleno del todo, todavía pedimos esos postres, “dios mío” que postres!!! tuve que pecar de gula y seguir comiendo!!!.
Lo que más me sorprendió, fue la atención, que profesionalidad, con que mimo nos atendieron, el que lea esto pensara… que pelota, pero es que se lo merecen, cuando la gente lo hace bien, lo hace bien y es indiscutible. Espero descubrir mas sitios como este, aun que será difícil. Un saludo Cucharetes!!!
¡qué chasco!. Entro para ver si me hago una idea de donde puedo ir el viernes que tengo un cena-compromiso y me encuentro con Concha, que lo tengo al lado del trabajo, y habré ido unas 10 o 15 veces en lo que va de año, porque desde que lo cogió el hijo, ya se puede ir (antes era un marisquería pura y dura con unos precios que ,¡uf!). No se si seré el primero en opinar, porque habrá muchos que no lo conozcan pero yo sí, y es cierto que esta vez les voy a dar la razón a los cucharetes: se come de p… madre. Como dicen la calidad es muy buena (a mi humilde paladar), y el precio es realmente barato para lo que ponen y el sitio que es. Y como comentan los cucharetes, lo del vino es para flipar. Pero en fin, esta vez habeis acertado, porque calidad precio, es la mejor que conozco (y conozco por mi trabajo unos cuantos).
Ahora bien, yo si pongo un pero: puede que os pase que vayais a comer y pidais algo que la anterior vez os quedásteis con ganas, pues lo más problable es que ya no esté: cambiar la carta tan a menudo no está bien para el cliente, porque creo que desorienta un poco (es por criticar algo, la verdad)
Felicidades cucharetes, pues esta vez sí.
PD: a mí si me han dicho la receta del sorbete jejejejeje….
Tengo que añadir a todos los comentarios de Cucharete que conozco el Restaurante familiar CONCHA desde hace bastantes años y siempre que he comido aquí me han tratado estupendamente. El servicio es espectacular, siempre pendiente de todos los detalles y a gusto del consumidor.
El ambiente muy tranquilo y acogedor, con esos colores tan fuertes y cálidos a la vez que te hacen sentir como en tu propia casa.
En cuanto a la cocina, todo buenísimo, Qué decir! Como entrantes recomiendo: las tortillas de camarones, el pulpo, el salpicón de bogavante o bien empanada gallega y como no, unas buenas gambas!! Pasando a los siguientes platos, aprovecho a comer pescado y todos son de primera calidad y cantidad. Suelo pedir merluza a la gallega, pero también recomendaría un atún rojo o un rape. Ya si vamos a nivel familiar, con una buena cazuela de arroz de bogavante o de carabineros quedamos siempre encantados. En cuanto a los postres, me decanto por las filloas, siempre y cuando vayan acompañadas por ese increíble sorbete de limón!!
Por ello os invito a que disfrutéis de unos sabores auténticamente gallegos en pleno Madrid.
Hola, yo tambien he estado allí y no me queda nada por decir, porque ya lo habeis dicho todo sobre ellos.
Pero lo que mas me gustaria destacar, además de la comida que es espectacular, del sitio en sí, que es increible, es el trato de TODO, ABSOLUTAMENTE TODO el personal que hay en Concha, y muy en particular el de Fran (su dueño), que nunca deja pasar la oportunidad de saludarnos a todos.
Muchas gracias por cuidarnos tan bien¡¡¡¡
Conozco el Restarurante “CONCHA” porque he estado varias veces y, cada vez que voy me sorprende gratamente.
La calidad de la comida es espectacular, sabores exquisitos en todos los platos. He probado muchas cosas y todo lo encuentro muy muy recomendable. Las croquetas de centollo, tortitas de camarones, el pulpo, y…… el arroz con bogavante, ¡ uf…! sabrosísimo….!!!!!
El vino, excepcional, de enorme calidad, adecuado a una comida de calidad. En cuanto al precio, puedes gastarte lo que quieras, encuentro una excelente relación calidad-precio.
Y bueno, además, es un sitio encantador, agradable, romántico, muy tranquilo que te hace sentir muy a gusto. Y el servicio es fenomenal, atento y muy amable. Vamos, ¡¡¡me encanta!!!
hola a tod@s!
Que fotos ..me entra en hambre
pd:muy bueno el blog enhorabuena.
Buenas….
Hace mucho q fui alguna vez y es genial¡¡¡ un sitio realmente interesante para comer, donde las materias primas son muy buenas, recuerdo a la dueña Concha que nos atendió como si fueramos de la familia, creo que sin ella el sitio pierde su encanto…. merecidos los 5 cucharetes.
Decepcionado .
Hoy he estado comiendo y ha sido una cadena de fallos , para mi entender intolerables en un establecimiento tan bien catalogado por vosotros. La carta es pequeña pero hemos tenido que cambiar de elección porque a las 14:30 no quedaban ensaladas , croquetas , tortitas , solomillo. He tenido que pedir hasta 3 veces la carta de vinos y al final tenia que elegir con prisa el vino porque veíamos que se iba la camarera , hemos sido afortunados en los tiempos comparados con una mesa que han llegado 1/2h después, pero ha pasado 1h desde que hemos acabado el segundo plato hasta que nos han traído la carta de postres ,que no hemos pedido porque estábamos cansados .Además hemos pasado bastante calor todo el tiempo.
Me imagino que tantos inconvenientes le hacen a uno más crítico , tanto que es la primera vez que escribo un comentario en un foro, pero la calidad de la cocina no era ni por asomo la esperada .
Es de justicia decir que los camareros estaban desbordados , (día de la madre) y han sido muy amables a pesar del poco tiempo que nos podían dedicar. En fin que se ha cumplido el refrán “el que mucho abarca poco aprieta”
Gonzalo
decepcion 100%, carisimo! sevicio lento, nada profesional, la calidad no es para echar cohetes y desde luego hayt mil opciones mejores que esto. comer una racion de pulpo a 22 euros, o una ensalada de pistachos a 16 euros con 1 viera troceada no creo que sea poara ganar 16 cucharetes…la tarta de queso era quesada, el salpicon de lubricante, era lubricante con aceite de oliva simple y llanamente, el atun rojo pura zapatilla por favor!!!!!!!!! que decepcion. ademas de no tener varios platos y de tener que repetir cada cosa 10 veces…
desde luego no suscribo para nada esta valoracion. 60 euros… por persona que todos consideramos un robo a mano armada…no volveremos NUNCAAAAAAAAAAAAAAAA
La verdad es que suelo hacer seguimiento de los restaurantes que recomendais. me he recorrido casi todos los “cinco cucharetes” y, como nos ocurre a todos, en unos corroboro y en otros no.
En este caso particular, me he decidido a escribir porque, no sólo hay que valorar los platos y los precios, también hay más detalles.
Y en Concha hubo uno que no me gustó nada.
Estuve este fin de semana. cena de pareja. ambiente tranquilo y poquitas mesas.
Respecto a los platos en si y la relación calidad precio, todo está dicho y lo reafirmo. Cenamos muy bien.
Lo que no me gustó en absoluto es ese sentimiento de clientes de primera y de segunda. No porque en mi mesa no se sentara Concha como lo hizo en alguna otra (ni lo hubiese aceptado, pro supuesto, entiendo que hay cercanía ganada o amistad), sino porque ella atiende a unos y los camareros (encantadores) a otros. Ella recomienda y los camareros entregan carta. A los conocidos les agracia con tortitas de camarones. A los demás con sardinas en escabeche…
Evidentemente nosotros eramos del segundo grupo. cené igual de bien, pero con la sensación de estar de prestado.
En resumen: comercialmente o en términos de marketing, un cero.
En el resto, un diez. pero todo suma….
supongo que alguno más lo habrá observado.
Al
Bueno y….. ¡malo!. Estuve cenando el sábado 13/06/09, estuvimo casi solos, hacía un poco de calor en el restaurante porque la unica climatización que tenían era la puerta de la calle abierta (¿?). Tampoco había un poco de música de fondo (de agradecer cuando estas tan solo que puedes oir lo que la pareja de enfrente se cuentan bajando la voz por si no se entera nadie) y de verdad malo por vosotros “cucharetes”; mucho mejor sería que de una vez por todas los críticos que vais a conocer un restaurante digais de verdad por cuánto dinero sale comer o cenar en condiciones, es decir cuando vas a celebrar algo o a invitar a alguien y no una comida de “tentempié” o de menú ligero de todos los días. Y el precio en este restaurante por una comida en condiciones, primero, segundo, postre y vino “¡no baja de los 70 € por persona!”, sin tirar la casa por la ventana. Es cierto que las cosas estaban buenas, pedimos salpicon de lubrigante para dos (el aliño era aceite, vinagre y cebolla picada y nada más), una vieira por persona, un bacalao con confitura de tomate para dos y de postre unas filloas y unas cerezas, vino Organistrum, agua mineral y el servicio (que siempre se os olvida y a veces no es pecata minuta, 3,75 €/per). Total 147′12 €. No se a vosotros lo que os costaría comer/cenar con ostras, salpicón, arroz con bogavante, atún rojo, vino blanco, vino tino, postres, cafés, ¿la visa bien, verdad?
Hola Paco,
siempre ponemos por cuánto salió nuestra cena exactamente, porque es lo que desean nuestros lectores (aunque observando la carta demos también un intervalo de precios medios, teniendo en cuenta la media de la carta).
En el último apartado del artículo (al final), el de Cucharete (con letras de color rojo y en negrita) decimos claramente que nuestra cena salió por 70 €/persona, y a parte los vinos (porque cada cliente elige los que quiera, económicos o más exclusivos) y comentamos que los vinos seleccionados fueron una botella de 19,20 € +IVA y dos botellas de 45 € +IVA. Por lo que la gente sabe que nosotros, con nuestros vinos, pagamos: 89,47 €/persona (6 comensales = 536,82 €). Pero es cierto que puede disfrutarse de su carta por unos 45 €/persona.
Respecto al precio del cubierto, Ninillas suele comentarlo la mayoría de las veces en su sección, aunque en esta ocasión se le pasó. De todos modos, hemos buscado la factura, y en nuestro caso fueron 2,75 € +IVA por cubierto/persona (2,94). Si os facturaron 3,75 es porque lo han subido.
Un saludo
Cucharete Team
HORRIBLE. Qué lugar. Para no volver en la vida. Parece mentira que recomendéis en vuestra página un sitio tan malo y con una relación calidad- precio nefasta. Es carísimo, con unos precios que corresponderían a un restaurante de lujo, cosa a la que ni se acerca. El restaurante es incómodo, horriblemente decorado (paredes granates y sillas del mercamueble), el servicio malísimo, la carta de vinos la tienes que pedir repetidamente …y la comida, raciones escasas y malas a precios desorbitados. El pulpo que tanto recomendais es chicloso,lleno de sal y ni siquiera gallego. El rape a la gallega lo he tenido que devolver porque me han puesto una cola cutre a la que le faltaba un trozo, sin limpiar, vamos la raspa que utilizas en tu casa para hacer caldo de pescado. No entiendo que en 2009 alguien pueda recomendar un sitio así. Por cierto, el restaurante estaba vacío a excepción de una pareja al lado de la cual nos han sentado, algo incómodo, dado que es como si comieras juntos dada la escasa separación entre las mesas. Una pérdida de tiempo y dinero.
Hola chicos..
Sí sé que hace mucho que no escribía, pero bueno aquí estoy..
Este fin de semana, el día 12 de septiembre, fuí a celebrar mi cumpleaños con mi chico a este restaurante..
Lo curioso fué la forma de reservar mesa.. Llamé, pero me saltó un contestador, al que no dejé mensaje, pero Concha, me llamó.. y en ese momento como no lo esperaba me quedé un poco sin palabras, seguro que pensó que era tonta o algo.. En fin hice la reserva para las 10.30.
Llegamos según lo previsto, pasamos a la zona de la barra, pero no había nadie, así que nos adentramos un poco más y vimos a un chico elegantemente vestido, le dijimos que teníamos una reserva y el nombre, pero dijo algo inaudible por nosotros y nos quedamos como tontos esperando en la puerta..
El chico volvió y nos dijo otra vez algo inaudible, pero esta vez decidí seguirle, así por lo menos saber donde iba.. ahhh.. que nos guiaba a nuestra mesa!! Joe.. Le pediría de verdad a ese chico que hable un poco más alto!!! por que de veras, no le entendimos ninguna de las dos veces!!.
Bueno, nos sentaron y nos pusieron las famosas tortitas de camarones, para mi gusto eran demasiado grasientas, pero no las he comido nunca así que no se si son así..
Pedimos la carta de vinos para elegir, pero no tenían el que queríamos el mismo chico de la entrada, nos dijo que podíamos asomarnos a la vitrina para elegir la que quisieramos e intentó aconsejarnos.. Finalmente nos tomamos un protos.. Sencillito ya que no tenían reserva..
De primero pedimos pulpo.. que de veras, no he comido mejor pulpo de momento yo en mi vida.. Y también un poco de queso.. Que también estaba muy bueno.
De plato fuerte, lo que teníamos realmente en mente es el delicioso arroz con bogavante que tomamos, de veras explendido!
De postre unas filloas y cafés.
El servicio en la mesa fué estupendo, nos sirvieron el vino, esperaron a que terminaramos los platos.. de veras, ninguna queja..
El precio 140 euros entre los dos y eso que nos invitaron a los cafés.
No es caro por el servicio recibido, quizás por la comida si.. podrían ajustar un poco más los precios…
Muchas gracias por la cena tranquila!!
P.D. A nosotros si nos saludó Concha.. y nos llevamos el arroz que sobró.
Allá por el mes de julio fuimos a comer un caluroso domingo al restaurante Concha guiados por los cinco cucharetes. Estoy de acuerdo con lo de la decoración, está vacío, o más bien, desolado. El tipo de público es, aparte de escaso en ese momento, aprendiz de aristócrata. La dueña (creo) que al cabo de un rato se puso a comer en una mesa cercana, fue amable-correcta, pero el servicio era no profesional, temeroso y poco decidido. La comida… genial, increíble. El vino nos lo recomendó el camarero con la expresión: “este también es bueno” y nos convenció absolutamente (jeje); empastaba bien con la parte sólida, que es lo importante. La ensalada de vieiras es para flipar, por dios, qué cosa más buena. Luego llegó el arroz con carabineros de alucinante, una delicia que te obliga a reverenciar a la cocina gallega y al cocinero del Concha. Lo peor de todo: no poder terminar el arroz. Creo que no pedimos postre porque el estómago no daba más de sí. No recuerdo el precio, lo que quiere decir que la tarjeta no sufrió grandes cambios.
Volveré, volveremos, eso seguro.
hola a todos, mi familia y yo estuvimos en el restaurante CONCHA alla por el mes de Mayo, concretamente el día de la madre.
La experiencia fue bastante negativa debido fundamentalmente al servicio que se nos presto. Ese día el restaurante estaba totalmente lleno y la espera para tomarnos la comida fues bastante grande. Pedimos unos aperitivos para compartir en el que incluimos arroz con bogavante para 2 personas, aunque dijimos expresamente que era para comer todos (Eramos 5 personas en la mesa). Bien, quizás no supimos explicarnos bien, o CONCHA se le paso este detalle. El caso es que cuando trajeron el arroz con bogavante, trajeron también los platos principales, 4 pescados y un entrecote. Ante esta situación se llevaron los platos principales de nuevo a la cocina que trajeron tras comer el arroz. Los platos se habían arruinado completamente, los habían dejado o en horno o donde fuera perdiendo completamente el punto de coccion. Todo estaba INCOMIBLE, cuando se lo dijimos a la dueña, no solo no intento resolver el problema sino que dijo que a ella no le habiamos dicho que el arroz era para compartir y un se retiro sin mas.
Lo cierto es que la calidad del producto es bastante bueno, pero el servicio hizo que arruinara totalmente la velada. ¡UNA PENA!
Hola a todos, el pasado sábado día 20 de Febrero estuve celebrando mi cumpleaños con mi marido en este restaurante.
Si lo llego a saber lo celebro en otro sitio, pues aquí desde luego que no volveremos.
Es un restaurante bastante clasista, según el nivel que ellos mismos te pongan así te atienden, yo creo que esto hoy en día ya no se lleva.
A nosotros por supuesto no olimos las tortitas de camarones nos pusieron 2 sardinas en escabeche y punto, y pedimos después pulpo y lubina para 2, bien pues el pulpo para mi gusto estaba algo duro y la lubina estaba buena, pero sí que es cierto que en otros sitios la he comido mejor y primero te la llevan a la mesa y te la enseñan entera, no como aquí que directamente te la sirven ya partida. Bien pues nos gastamos un total de 62 € x pax, que yo creo que no es nada barato para que te traten así y sin conocerte, pues bien trabajo en un hotel bastante conocido de Madrid y recomiendo bastantes restaurantes pero este ni loca. Hemos estado en bastantes sitios y la verdad nunca me he sentido como en este, es que a nosotros ni nos repusieron el vino cuando a otros sí y Concha se pasaba por las mesas pero por la nuestra nada, ni una atención.
Relación precio-calidad: 1,5. Fuimos mi marido y yo un sábado a mediodía. Nos pusieron en un pequeño salón con cuatro mesas, con ambiente acogedor. Hasta ahí bien… Nos dan las cartas y viene Concha a tomar nota de la comanda. En ningún momento nos aconsejó sobre qué pedir. El vino lo tuvimos que devolver, estaba rancio. En lo que respecta a los primeros platos, queríamos tortillas de camarones que -evidentemente- tuvimos que pedir y pagar, ya que en ningún momento nos obsequiaron con una degustación; y en cuanto a la ensalada de vieiras, nada parecido a la foto que mostrais en vuestra página, ya que era bastante escasa. Para el segundo plato, le pedí consejo sobre un plato de carne -ya que no tenían solomillo- y me dijo que lo único que tenían era entrecot, y que era tierno. SORPRESA!!! estaba duro. Para nada era de buey de wagyu, como decís en vuestra crítica. La merluza que pidió mi marido, bien. Llegamos a los postres y la tarta de queso sí estaba buena, pero las filloas no tenían nada de crujientes, tenían una textura blandengue, como si estuvieran pasadas. Con los clientes de las otras dos mesas, había un trato diferente -de clientes habituales-a los que se les obsequió con sorbete de limón, cafés y chupitos. En fin, yo me pregunto como quieren conseguir clientes habituales con ese trato.
MUY DECEPCIONADA!
Hace un par de semanas que cené alli con mi marido, el cual eligio el restaurante al leer la crítica de Cucharete.
Era un Sábado por la noche y en la pequeña sala donde nos sentaron sólo había una pareja más.
Pues bien, comimos dos entradas, dos platos de pescado y dos postres, más tres refrescos (sin vino ni nada) y pagamos la friolera de 150 Euros. Sin embargo, el precio fue lo de menos, lo peor fue la calidad de los productos: El pulpo estaba duro, y mi merluza totalmente insípida y seca, como si fuese congelada. El rodaballo de mi marido no lo probé, pero no pareció gustarle mucho tampoco. Lo único que se salvó fue la tarta de queso.
En fin, un fiasco, no vuelvo ni en sueños, por ese precio he comido en cualquier otro restaurante mucho mejor.
Vaya chasco encontrar al restaurante Concha en esta categoría de 5 cucharetes. Lo conozco desde hace años, si que es verdad que sólo para comer entre semana, donde se convierte en un lugar más de chaquetas y corbatas como voy yo también; las fotos que veo por la noche lo hacen más “romántico” que por el día (yendo de día nunca lo incluiría en la categoría de romántico). La comida es muy irregular. No he ido lo suficiente para ser reconocido como cliente habitual, por lo que para la gente que no lo sea puede haber sorpresas. Como suele pasar, si te toca el día bueno, tiene una adecuada relación calidad-precio. Si no te toca el día bueno, la tiene más que justa. No digo que sea un restaurante vulgar, pero ni mucho menos, en mi opinión, puede considerarse de los mejores de Madrid.
Sres. de Cucharete, deberían hacer algo. He comido en varios de los sitios que recomiendan, cierto que solo en los de 5 cucharetes, y este ha sido el último. He leído las críticas y los aciertos de los que han pasado por el restaurante, y no me queda más que sorprenderme. Fui a primeros de diciembre, y casualmente, me han invitado a una comida ayer. Ambas veces estaba lleno, y aquí es donde vienen mis críticas: se notan las que son de los enemigos que puede tener este restaurante. Yo comí excelentemente bién, me trataron muy bien, sin agobios pero pendientes (conté hasta 4 camareros y hay sobre 15 mesas +-), y no me parecio caro: 56 € por barba con un pulpo (para los “entendidos”, el pulpo está como debe estar, como en Galicia llamamos triscante, duro por afuera y blando por dentro), unas gambas, unas coquinas y 4 segundos, postre y café.
Resumiendo, Sres. de Cuchaete: ¿hay alguna forma de hacer un filtro a los enemigos de los restaurantes que salen publicados por ustedes?. Es que son evidentes…
PD: por cierto, yo no conocía a Concha cuando fui con mi novio y a mi me saludo y me preguntó al acabar la comida.
Yo, sí volveré.
Solo comunicar que este restaurante ha cerrado.