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Plaza Fuente Honda, 3
Leganés
Leganés Central
91 694 04 70
20 - 35
El casco histórico de Leganés nos presenta un nuevo restaurante que acaba de abrir sus puertas ofreciendo una cocina tradicional mediterránea con guiños andaluces e influencia argentina. El Restaurante Simona dispone de tres ambientes perfectamente diferenciados, permitiéndonos disfrutar a cualquier hora del día de sus instalaciones: cafetería, comedor y salón privado. Su comedor -en el que no está permitido fumar- tiene cabida para 70 comensales, y su salón reservado con barra propia puede albergar celebraciones de hasta 60 personas. Ofrece un menú del día a 8,90 € de Lunes a Viernes, dos menús especiales a 19,90 €/persona y 37,90 €/pareja, y variados menús para grupos. Está abierto durante todo el día y su horario de cocina es de 13:30h a 16:00h y de 20:30h a 23:30h (hasta las 00:00h Viernes y Sábados). No cierra ningún día de la semana.
4,5
Rayo: Queridos lectores y lectoras de Cucharete… ¡Hoy nos vamos a Leganés! Realmente todos sabemos que está aquí al lado, pero aún así lo teníamos olvidado en nuestras salidas cuchareteras madrileñas. Claro que, la aventura de esta visita se la debemos a Sonia y Fernando, unos compañeros que se acaban de comprar un piso por la zona, por lo que no encontramos mejor ocasión para visitarles que hacerles partícipes de una cena cucharetera por el centro pepinero. Comer… comieron bien, nadie podrá decir que se quedaron con hambre en el Simona, pero ya salir en las fotos… era mucho pedir: ¡No se animaron! Ya les cazaremos, ya…
El Restaurante Simona es el primer restaurante de Leganés que publicamos en Cucharete, por lo que siempre podrá presumir de haber inaugurado la sección leganense de nuestro humilde espacio gastronómico. ¡Vamos a conocerlo en profundidad! Porque… ¡estamos ante uno de los restaurantes de Leganés más recomendables! Pues… ¡Cenamos de lujo!
La gran cristalera que presenta el Restaurante Simona al viandante está presente en la misma Plaza de la Fuente Honda. Quizás a algún lector futbolero de la zona, sus abuelos le hayan contado que el Sr. D. Cayetano Ráez, entrenador del Club Deportivo Leganés -fundado en 1928 por don Félix Pérez de la Serna-, confiaba en el buen hacer de sus jugadores en cada partido que se jugaba por aquellos tiempos en el campo en el que hoy se encuentra situada la plaza. Ahora toca disfrutar de este histórico terreno de juego tapeando, y el fútbol… puede verse en las TV’s de la zona de cafetería del Restaurante Simona. ¡Al fin y al cabo no ha cambiado tanto!
El Restaurante Simona es un espacio completamente nuevo -abrió hace apenas 3 meses-, por lo que bien merece una visita para conocerlo en detalle, ¿a quién no le gusta descubrir nuevos lugares? Como podéis observar en las fotografías, las vistas desde las mesas altas de su enorme cafetería son directamente hacia la plaza, que por la noche gana protagonismo en el centro de la ciudad.
Despiertan mi curiosidad los peculiares focos que recorren el techo del local, quizás debido a la carrera técnica que he estudiado, pues me recordaban a enormes transistores, modificados para iluminar con luz blanca y potente a una gigantesca placa repleta de componentes electrónicos de gran tamaño. Todo ello obra de Quadratura Arquitectos, quienes desde la creación del estudio en 2005 por la unión de profesionales del sector con amplia experiencia previa, han realizado numerosos proyectos de arquitectura, urbanismo, diseño e interiores.
En esta zona, el Restaurante Simona nos ofrece una carta informal que nos permite disfrutar de prácticamente 50 platos diferentes, basados en ensaladas, raciones para picar, pescados, carnes, y una selección de platos recomendados que más de uno estudiará con atención. ¿Quién no se va a pedir una Hamburguesa Simona? ¿O una Brocheta Simona de pescado y langostinos? ¿Y si optamos por un Pan Simona de Ibérico con queso Brie y cebolla caramelizada? Por supuesto, amenizando cada bocado con buenos vinos, la mayoría disponibles por copas.
Pero en este espacio no nos quedamos los cucharetes, pues era tarde ya y teníamos pensado probar minuciosamente la carta que ofrecen en el comedor principal, en una cena cargada de anécdotas que contar. ¡Hoy tocaba cenar en Leganés!
Un pequeño pasillo al fondo del local, nos guía directos hacia el comedor -como podéis apreciar en una de las imágenes de Ninillas-, allí mismo, un sugerente cuadro -gustosamente enmarcado y cuidadosamente iluminado- muestra una prensada ciudad de rascacielos imaginaria cuyo imponente puente colgante hace único su skyline. ¡Muy bonita esa pintura!
Empujamos ligeramente la “puerta-restaurante” y… ¡Ya podemos elegir mesa! El comedor del Restaurante Simona se presenta elegante, moderno y funcional. Tonos castaños y grises amenizados con toques verdes y un suelo de gres color caldera que consigue que las vistosas -y cómodas- sillas brillen con luz propia.
Tonalidades oscuras y claras conviven en armonía en el Restaurante Simona. La mantelería azul marino se encarga de resaltar con fuerza la vajilla, que luce un blanco impoluto y es acotada por una cristalería sencilla pero impecable. ¡Se nota que el local es nuevo! Y con él, todo lo que lo acompaña. No hay mejor ocasión para disfrutarlo en todo su esplendor que… ¡ahora!
Las mesas del Restaurante Simona se marcan con destellos verdes y ocres, que corren a cargo de las velitas que dan vida a las esferas de cristal sobre las que reposan hojas aterciopeladas. Son muy agradables al tacto, pero… ¡cuidado, no vayas a quemarte!
Un pilar central consigue que una de las mesas del Restaurante Simona sea la más solicitada en el libro de reservas. Por supuesto… ¡esa fue la elegida por Cucharete! Como puede observarse en la siguiente fotografía, la mesa está presidida por una curiosa fotografía elegida por Tomás Fernández -propietario del local- de una flor en todo su esplendor. El cuerpo de la imagen, prácticamente transparente en sepia sobre fondo blanco, gana intensidad al presentar todo el conjunto sobre las planchas negras de la pared. La luz, le transmite el protagonismo que merece.
En este espacio también tenemos disponibles dos televisores -al igual que en la zona de cafetería-, por lo que los clientes pueden amenizar su velada con vídeos musicales que apoyan con imágenes las notas que brotan de su hilo musical. Y, por supuesto, nos permite salir a cenar un día de competición importante que no estemos dispuestos a perdernos.
Cualquier rincón del comedor del Restaurante Simona es perfecto para disfrutar de la velada, pues las mesas están correctamente separadas, y al ser en su mayoría cuadradas, permiten una modularidad excelente. Nos encontraremos a gusto, ya seamos una pareja o un grupo de cuatro, seis, ocho o más comensales. No hay más que recordar que nos encontramos en un espacio de poco más o menos 500 m², si sumamos todas las estancias que nos ofrece el Simona.
Al fondo de la siguiente imagen, podéis ver colgados los manteles que se montan para el Menú del día del Restaurante Simona en horario de mañana -que, todo hay que decirlo, ¡está a 8.90 €! ¡Excelente precio!-. Como podéis apreciar, la diferencia con la noche es notable, la funcionalidad da paso a la elegancia.
El Restaurante Simona todavía nos guarda una grata sorpresa más en su piso inferior, pues bajando unas escalares desde la zona de cafetería, accedemos a un coqueto salón privado que resulta perfecto para reservar en grupo y disfrutar de un inolvidable cumpleaños con los amigos, así como de una celebración familiar o de empresa. ¡Hasta 60 comensales pueden citarse en ese salón! Y no queda ahí la cosa… sino que, si hay baile… ¡Hay sitio de sobra para disfrutar! Como podéis apreciar en alguna de las imágenes de la sección de Ninillas.
Además, no debemos olvidar que tenemos una selecta barra privada a nuestra disposición con bebidas de todo tipo, desde las más habituales hasta las más exclusivas, forrada en madera oscura y terminada con una lujosa placa de granito de importación africano. ¡Menuda fiesta podemos montar en un espacio como éste! Y es que el Restaurante Simona, ha creado todas las posibilidades multiespacio que puedan ser de interés para sus clientes dependiendo de la situación deseada: zona de cafetería, gran comedor y amplio salón reservado.
Este espacio de tonos rojos, convierte al Restaurante Simona en un local de lo más versátil, vistiéndose de gala para cualquier ocasión que esté a la altura de las circunstancias, en la que además de disfrutar de su cocina, deseemos divertirnos en compañía y aislados de las miradas indiscretas del resto de comensales del local.
La larga mesa está convenientemente iluminada, proporcionando protagonismo a los tonos blancos de sus platos y servilletas, que se convierten en focos indirectos de luz que reflejan cuidadosas sombras en todas direcciones, convirtiendo el espacio en una sala muy agradable, de carácter tenue y apacible.
Así que… ¡Ya sabéis! Si tenéis algo que celebrar en Leganés y estáis buscando un amplio salón privado… ¡el Restaurante Simona es perfecto! Es más, disponen de varios “Menús de Eventos” o “Menús de Celebraciones” de 32, 38, 45, y 54 €, sin que hayan olvidado un menú infantil pensando para todos aquellos que salen a disfrutar con sus hijos a 21 €.
Vale más un ejemplo que todo el rollo que os haya podido soltar, así que fijaos en el menú más económico, el de 32 € -para que os hagáis una idea de cómo son los demás, ¡mejores todavía!-, incluye:
Aperitivos Compartidos:
• Tostas con crema de salmón y queso gratinado
• Croquetas de bacalao
• Mejillones rellenos
• Surtido ibérico
• Chorizo criollo con salsa chimichurri
Plato Principal (A elegir):
• Secreto ibérico a la plancha con guarnición de patatas o nido de verdura
• Lomos de merluza a la marinera
Postre:
• Tarta de tiramisú con brocheta de frutas bañadas en salsa de chocolate
Bebidas:
Vino blanco y tinto de Rioja, Cerveza, Refresco y Agua mineral
Como os decía anteriormente… si ése es el menú para grupos más económico, ya os hacéis a la idea de cómo son los más exclusivos: ¡Que incluyen mariscada y todo! Y al parecer el marisco llega vivo a su cocina… Y eso es toda una garantía -se lo dice un gallego de pura cepa-.
Vamos ya a darle vidilla a las papilas gustativas… ¡Vamos a probar la carta del Restaurante Simona de Leganés! Además… ¡bien probada! Pues íbamos nada más y nada menos que siete cucharetes esta vez: Mario, Sandra, Fernando, Sonia y nosotros tres. Y… ¡Qué bien cenamos! Estaba todo tan bueno que ¡salimos rodando! Aunque los que ya nos conocéis de otras aventuras gastronómicas, sabéis que no tenemos remedio y que es algo habitual en nosotros. ¡Dentro de unos años no cogemos ni en la talla 54!
La carta del Restaurante Simona es muy extensa, por lo que nadie se sentirá desplazado… ¡Seguro que hay algo que te gusta! Comienza ofreciendo unas Ensaladas variadas que van desde los 5,90 hasta los 7,80 €, recorre una gran zona de Entrantes marcada por los embutidos y los mariscos, luego dedica un apartado a los Huevos y Revueltos, y otro a los Arroces y Pastas; pasa por una zona De cuchara -que siempre viene bien-, y termina con sus Pescados y sus Carnes -estas dos últimas con más de veinte platos-. Por supuesto, no podemos olvidar las doce sobremesas caseras que ponen el broche final a la carta, pues… como mínimo, cuatro de ellas están de muerte, lo comprobaréis de primera mano al final de este artículo cucharetero.
Así mismo, el Restaurante Simona ofrece un menú del día de Lunes a Viernes a 8.90 €, sin duda un precio de lo más apetecible; así como un Menú Especial a 19,90 € muy completo, y otro Menú Especial para Compartir a 37,90 € (para dos personas) basado en sus parrilladas de carne, que cuando veáis lo que son más adelante en una fotografía… ¡Vais a flipar!
Nosotros comenzamos con una generosísima Ensalada de ahumados, con salmón, bacalao y anchoas, acompañados de pimientos morrones y canónigos, con vinagreta dinamizada de Módena. ¡Menudo nombre! ¡De tres líneas! Y ni qué decir tiene, que la ensalada era tan sorprendente como el larguísimo nombre que descubría todo lo que llevaba. ¡Estaba buenísima! Aquí os muestro un primer plano, pero no os perdáis la sección de Ninillas, porque os haréis una idea de lo que realmente es una “ración generosa” en el Restaurante Simona. ¡Era enorme! Y con todo lo que habíamos ordenado… ¡Empezábamos a “acongojarnos”!
Continuamos con unas Empanadas criollas, receta tradicional argentina, que aunque la ración base es de cuatro unidades, te aconsejan ampliarla en alguna unidad si ven que sois más comensales, nosotros en este caso pedimos sólo cinco, pues ya habíamos pedido suficientes platos. Estaban… ¡riquísimas! Carne tierna rodeada de verduritas y con el toque especial que le daban los trocitos de aceituna. Se apreciaba que habían sido fritas en un buen aceite, estaban jugosas y en el lado opuesto a las grasientas habituales que solemos encontrar en la mayoría de locales.
Mario os enseña las Almejas al Tío Pepe, de las que os podéis hacer a la idea de que no dejamos ni una sola en el plato. Venían con sus trocitos de jamón, champiñones, gambitas, cebolla y el toque que le dan el perejil y el laurel. ¡Muy ricas!
A Sandra le tocó posar para la posteridad con los Langostinos a la sal, un plato muy vistoso -a la par que sabroso- tal y como viene presentado. Los acompañaban tres salsas: pico de gallo, mayonesa y salsa rosa. Así que… ¡A pelar y mojar!
A mí me veis con estos flamantes Huevos al colchón -de los que podéis ver un primer plano en la sección de Ninillas-. El nombre es de lo más original, y define al plato perfectamente: se hace un colchoncito con una rebanada de pan, sobre él se añaden diferentes verduritas -guisantes, pimientos, tomate, cebolla…- y se corona con los huevos fritos espolvoreados con un poquito de pimentón. ¡No os perdáis esta sabrosa “cama”!
A la hora exacta que nos habían anticipado cuando pedimos el plato (advirtiéndonos que era necesario para que el arroz llegase en su punto), aterrizó en la mesa el Arroz con bogavante. La cazuela de barro venía cargada de este sápido crustáceo decápodo marino, y los camareros completaron la cubertería de la mesa con unas pinzas que nos ayudarían con los trozos más testarudos. Estaba realmente sabroso, y debéis tener en cuenta que, aunque la ración está pensada para dos personas, tres no pasan hambre en ningún momento. Ya habíamos comprobado anteriormente que las raciones del Restaurante Simona son muy generosas, pero este plato se llevaba la palma. -Y os aseguro que queda otro que ¡le supera! ¡Ya veréis… ya!-
Un poquito de pimiento rojo, otro de pimiento verde, unas tiras de cebolla, unas gambitas y unas almejas condecoraban la salsa -rica,rica- de la Merluza a la roteña. Una generosa ración de pescado que nos servía para dejar el vino blanco a un lado y, de este modo, pasarnos de lleno al tinto.
La carta de vinos del Restaurante Simona de Leganés nos ofrece 39 referencias entre vinos, cavas y champagnes. Recorre diferentes Denominaciones de Origen nacionales sin dar excesivo protagonismo a los Riojas o Riberas del Duero, lo cual invita al comensal a que aproveche para aventurarse con matices desconocidos.
Nosotros comenzamos con un albariño de mi tierra -Eidos de Padriñán 2008, de la D.O. Rías Baixas- que estaba realmente bueno, nos encantó a todos sin excepción, no dudé en pedirlo desde que me enteré que este albariño monovarietal -insignia de la bodega “Adega dos Eidos”- fue seleccionado en su añada de 2007 por la reconocida crítica británica Jancis Robinson como el único vino blanco español que merecía estar en su lista. Sin duda, es diferente y complejo, todo ello conseguido gracias a una elaboración basada en métodos antiguos y artesanales.
Con la llegada de las carnes, la carta de vinos del Restaurante Simona me encandiló con un brillante tinto 100% tempranillo de las Bodegas Federico: un Terracum 2004 de la D.O. Ribera del Duero. Exactamente la botella número 209 de las 5.998 de 75 cl. que existen únicamente. Un excelente y exquisito vino con personalidad propia, que disfrutó de una crianza de 26 meses en barrica nueva americana y francesa, por lo que merece ser decantado para no perderse ni un solo matiz -como bien nos indicó el maître Gerardo Curiel-. Es sedoso, elegante y de lo más exclusivo -como su precio-. ¡Disfrutadlo si tenéis ocasión! ¡Merece la pena!
La primera carne que llegó a la mesa fue el Entrecote de ternera a la barbacoa. El plato venía al rojo vivo, y no sólo mantenía la carne caliente, sino que terminaba de hacerla completamente. A los que os guste “al punto menos”, tened esto en cuenta, para retirarla lo antes posible de ese plato refractario. Buena materia prima, no puedo decir lo contrario, a la que acompañaban unas patatas y una salsa típica del noroeste de Argentina, la “humita”, a base de maíz, calabacín, pimiento, aceite…
Uno de los platos más vistosos del Restaurante Simona es la Brocheta Simona de carne que os muestro en la siguiente imagen. Se sirve en posición vertical, colgada de un brazo en forma de arco, simulando un estoque que bien podría haber sido inspirado en los utilizados en La Cubierta por los maestros que logran terminar su faena con éxito. Consta de varios trozos de carne de cerdo, panceta, pimientos rojos y verdes, cebolla… y viene terminada con un rico criollo que mantiene sujetas todas las piezas. ¡Muy sabrosa, al ser hecha a la brasa! La verdad, es que queda muy atractivo el comedor del Simona cuando empiezan a salir un montón de brochetas verticales de la cocina, es el típico plato que te seduce nada más verlo en una mesa vecina: “Camarero, por favor, ¿eso qué es? Quiero uno de ésos”.
Ahora… ¡Agarraos que vienen curvas carnívoras! Sobre todo si tenéis próxima la hora de comer, porque vais a sufrir alucinando con la gigantesca Parrillita de carne que sirven en el Restaurante Simona para dos personas. ¡Sí, sí!, “parrillita”… ¡con diminutivo! Como podéis apreciar en la imagen, se trata de una verdadera ¡parrillaza! Llega a la mesa sobre un asador de metal repleto de trozos de criollo, morcilla, costilla, pollo, chuletillas de cordero, patatas… Un placer carnívoro que hará las delicias de más de uno. No tengo ninguna duda en que muchos de los que viajen desde el centro de Madrid a Leganés para conocer el Simona se decantarán por esta “pequeña” parrilla. ¿Nos apostamos algo?
Como os podéis imaginar a estas alturas de la jornada, a pesar de que éramos siete personas esta vez, estábamos completamente saturados, y eso que nos quedamos con las ganas de disfrutar de algún que otro plato más que iluminaba su carta, como por ejemplo el Salmorejo cordobés, servido con huevo duro y jamón serrano, la Pasta fresca al huevo a la inspiración de la cocinera -que es elaborada allí mismo-, el Bacalao al estilo Simona, el Secreto ibérico con salsa chimichurri… ¡Y muchos más! ¡Si es que tenemos que volver!
Pero todavía quedaba el broche final, y la tarea de probar los postres se presentaba complicada, aunque ya sabéis que el cinturón está lleno de agujeros y el que más y el que menos aflojó alguno… Además, cuando las sobremesas son caseras, apetece siempre disfrutarlas. ¡Y no nos equivocamos! Pedimos cuatro que despertaron nuestra atención en la carta y que nos recomendaron los camareros como “imprescindibles”.
El primero en llegar a la mesa fue el Pionono con nata, dulce de leche y nueces. ¡Madre mía qué bueno estaba! ¡Espectacular! Las cucharillas tomaban posiciones de privilegio para un segundo envite tras un primer bocado. Es similar al conocido brazo de gitano, pero se realiza con dulce de leche. ¡No os defraudará!
El Flan casero es uno de los postres más económicos del Restaurante Simona, pero no por ello el menos sabroso. ¡Está muy rico! Y podemos apreciar una vez más la generosidad del tamaño de las raciones de este local en las propias manos de FlashBack.
Las Natillas al estilo casero con galleta, tienen una textura muy parecida a la del flan, no son las habituales, y también se terminaron por completo, prueba de que no nos decepcionaron en absoluto.
El postre que no podéis dejar de pedir es el fantástico Panqueque con dulce de leche. ¡Está de muerte! ¡Riquísimo! Y de un tamaño más que considerable para que pueda ser compartido por varios comensales. Si se pudiesen fotografiar los sabores… os aseguro que en este mismo momento estaríais babeando.
Después de una copiosa jornada cucharetera pepinera como la que se nos presentó aquel día, prolongamos la sobremesa con unos cafés y unos tés -como os presenta Ninillas en una de sus últimas imágenes-. Hay que puntualizar que los cafés son de gran calidad, y que la sección de infusiones viene de la mano de los cada vez más presentes y divertidos Revolution.
Entre la gran cantidad de sabores disponibles, me decanté por el Bombay Chai Tea, que según las anotaciones de Lorena -la camarera-, es una exótica infusión que da un giro a la bebida tradicional de la India. Un té negro perfecto para cualquier momento del día con efectos calmantes, digestivos y placenteros, a base de canela, jengibre, clavo, nuez moscada y hoja entera de té Assam. ¡Muy rico! ¡Os lo recomiendo!
Debe ser infusionado durante unos 5 minutos para alcanzar un sabor pleno, y se sirve en un curioso vaso térmico que la marca diseñó para la ocasión. Ya puede estar el agua hirviendo en su interior que el vaso puede sostenerse sin peligro alguno.
Como os podéis imaginar, después de todo lo que habéis visto -y leído-, hemos salido realmente encantados de este nuevo y recomendable restaurante que nace en Leganés, y no tengo ninguna duda de que le espera un largo recorrido en la historia de la Plaza de la Fuente Honda. El Restaurante Simona puede presumir ante la competencia de raciones generosas, buenas materias primas, y todo ello a unos precios comedidos… ¡Buena fórmula! ¡Sí, señor!
Ninillas: Si hablamos de restaurantes que, básicamente, es de lo que en Cucharete tratamos, Madrid es una plaza difícil y, ahondando más aún desde el punto de vista del cliente, yo diría que es una plaza cara, muy cara. Personalmente, creo que he llegado a acostumbrarme a los “precios” que aquí se manejan, supongo que me escudo en que, bueno… Estoy en el centro de Madrid, es la capital de España… Pero aún con todo… ¡Qué demonios! Salir a cenar en Madrid es caro, caro de narices. Y lo malo es que, como ya he dicho unas líneas más arriba, “he llegado a acostumbrarme”. Sin embargo, un sólo fin de semana en Cuenca, mi ciudad natal, hace darme cuenta de ese “apirolamiento económico” que padezco en Madrid y del que incluso me “autoconvenzo”. Pagamos por todo, pagamos mucho y encima llegamos a verlo normal. Pero no hace falta irse a Cuenca -que les recuerdo que existe y es tremendamente hermosa-, ni a Toledo, ni a Segovia… Tan sólo hay que salir un poco de ese círculo que conforman esos restaurantes del “centro de Madrid” y dirigirnos a los restaurantes de barrio, ésos que tal vez no tienen luces de colores, pero sí platos generosos y sabrosos, y… sobre todo, a unos precios más acordes a los tiempos que vivimos y a los sueldos que cobramos. El restaurante que hoy os presentamos responde a esas premisas, aunque con muchos añadidos, y llega a este blog gracias a la casualidad, ésa que tantas alegrías ha dado a Cucharete. Sólo espero que os guste tanto como a nosotros, porque merece la pena.
El Restaurante Simona, así se llama, está ubicado en Leganés, en concreto, en la Plaza de la Fuente Honda, en el centro histórico de la ciudad. Yo no había estado nunca en Leganés, pero la visita al nuevo piso de Sonia y Fernando me hizo el favor de conocerlo y, de paso… cenar de lujo.
Si estás en la Plaza de la Fuente Honda es inevitable verlo, sus enormes cristaleras avisan de que dentro se cuece algo fuera de lo normal. De hecho, ya desde fuera, la estética del Restaurante Simona resalta sobre el resto de establecimientos hosteleros de la zona. Y es que, el aire de diseño y modernidad se huele desde el mismo momento en el que abres su puerta y te encuentras con la cafetería. Se trata de un espacio amplio y muy luminoso donde nada pasa desapercibido. Un mobiliario muy cuidado donde el acero se combina con madera en color wengue en sillas, mesas y taburetes, rellenando el local sin saturarlo en ningún momento. Por supuesto, tampoco falta una inmensa barra -mostrada en la sección de Rayo- que recorre todo el largo de la cafetería.
Es en esa larguísima barra de granito donde uno puede disfrutar desde la mañana a la noche de un desayuno, de un aperitivo antes de comer, de una merienda, o de unas cañitas al final de la tarde. Y, por supuesto, también ofrecen una suculenta carta con algunos de los platos del restaurante y raciones a precios muy asequibles y en generosas cantidades. Porque, en el Restaurante Simona de Leganés, han pensado en todo y en todo tipo de ambientes, el de la barra más informal para disfrutar de un tapeo de calidad donde poder degustar sus fantásticas brochetas, sus enormes parrilladas, sus ricos pescaditos fritos, sus tostas, sus hamburguesas… Acompañadas, eso sí, de una bien tirada caña de Mahou, de una buena copita de vino o de una extraordinario sangría -pedimos una jarra mientras esperábamos a Sandra y Mario y es francamente espectacular, José Antonio nos la sirvió muy amablemente-. Y, el restaurante, para ocasiones más especiales, aquéllas en las que a uno le apetece que le traten como a un Rey.
Pero… antes de pasar al restaurante, creo que es mejor que os enseñe la parte de abajo. Os lo acabo de comentar, el Restaurante Simona ha pensado en todo tipo de ambientes y de situaciones, por eso, bajando unas escaleras nos encontramos con un comedor perfecto para celebrar todo tipo de eventos, comuniones, bautizos, despedidas de solter@, cenas de grupo… En fin, todas las situaciones en las que número de comensales se hace demasiado extenso y se requiere un espacio propio.
Aquí, la atmósfera que se respira es más intimista y tal vez por eso sus paredes se visten con una especie de estuco en color verde y gris, acompañadas por unos suelos de madera. El toque de color viene del rojo de sus sillas.
El salón tiene capacidad para 60 comensales -más o menos-, y es en esta zona donde se sirven los menús especiales para celebraciones cuyos precios son de 32, 38, 45 y 54 €. Sin olvidarnos del menú infantil a 21 €. Por supuesto, son menús orientativos porque se adaptan al gusto del cliente y no tienen inconveniente en preparar cualquier otro tipo de alternativa que satisfaga al comensal.
En este comedor también se ha pensado en todo, y precisamente por ello han dotado a este espacio de una barra propia para poder disfrutar de las copitas “postevento” -ofrecen varios licores premium- de una forma más distendida e incluso disponen de su propia zona de baile porque… ya se sabe, con una copita en las manos, los pies empiezan a moverse solos y hay que darles rienda suelta. En definitiva, que es el sitio perfecto para una celebración sea cual sea el motivo.
Volvemos a la cafetería y, desde allí, atravesando un pequeño pasillo -el que os muestro a continuación-, se llega a la zona de sala, donde el Restaurante Simona se viste de gala y muestra todo su esplendor. Por cierto, recomiendo una vista detallada del cuadro, merece la pena.
La decoración y el interiorismo han corrido a cargo del estudio Quadratura Arquitectos, quienes en la zona del restaurante han decidido continuar en la misma línea de espacios amplios y luminosos que en la zona de la cafetería, pero además han dotado al conjunto de un aire más elegante y exclusivo.
Resulta curioso ver cómo se ha jugado con las paredes, que bien podrían ser suelos, pues casi todas aparecen revestidas con tableros laminados. Para el suelo se ha optado por un refinado gres color caldera que combina a la perfección con el wengue de las sillas.
En uno de los laterales del comedor llama la atención una fotografía en sepia de una flor que resalta sobremanera en la pared gris, y que, sin embargo armoniza con el entorno que la rodea. Lo cierto es que, el Restaurante Simona es un espacio equilibrado: equilibrio de color, de formas…
El restaurante tiene capacidad para 70 comensales y en su comedor no está permitido fumar -en la cafetería sí, pero en el restaurante no-. Las mesas se distribuyen guardando unas distancias considerables, y pueden ser de dos, de tres, de cuatro, redondas de 6… Y si el número de comensales sigue creciendo, no hay problema en juntar unas cuantas mesas.
Las mesas aparecen vestidas con un bajo mantel en color verde y otro superior en azul marino, servilleta de tela en blanco y cubertería, cristalería y vajilla acordes a la categoría del restaurante. Completando el conjunto, una original velita que, en según qué casos, pone el toque romanticón al asunto.
La carta de vinos del Restaurante Simona no es muy extensa, cuenta con algo más de 30 referencias, pero también es cierto que está muy diversificada y que, además de los caldos clásicos, ha incluido otros menos convencionales, como pueden ser dos ecológicos o dos cavas manchegos. Mención aparte merecen los precios, muy ajustados para lo que se ve hoy en día.
Nosotros nos decidimos por un albariño Eidos de Padriñán 2008, de la D.O. Rías Baixas para los entrantes y un tinto Terracum 2004 de la D.O. Ribera del Duero para los principales. Acertamos de lleno con ambos, el albariño me pareció un gran vino y a un precio más que aceptable, y en cuanto al Terracum… Qué os voy a decir, es un vino excelente, perfecto para ocasiones especiales.
Gastronómicamente hablando, es difícil definir al Restaurante Simona pues, la verdad, es que nos presenta platos de diferentes procedencias. Hace guiños a la cocina tradicional, tiene numerosas entradas argentinas, otras tantas mediterráneas, y no olvidan la gastronomía andaluza. Una mezcla que, en principio, puede extrañar, pero que una vez revisada su carta consigue el equilibrio, de modo que consigue satisfacer cualquier paladar.
Ofrecen un buen número de ensaladas y de entrantes, también tienen huevos y revueltos, arroces y pastas, platos de cuchara, pescados y carnes. Además, también se puede optar por un menú especial a 19,90 €/persona que incluye un entrante, un principal, pan, bebida -a elegir entre las botellas de vinos ofertados-, postre del día o café y otro a 37,90 €/pareja que ellos denominan Especial para compartir, pues se comparte una ensalada de la carta, unas empanadillas criollas y una parrillada de carne, también incluye el pan, la bebida -a elegir entre las botellas de vinos ofertados-, postre del día o café. Desde luego, los precios de estos menús son tremendamente competitivos. Por supuesto, de lunes a viernes cuentan con un menú de mediodía a 8,90 €.
¡Comenzamos con el desfile de viandas! Que prometo será variado y extenso pues, como podéis imaginar, 7 comensales dan para mucho. Aquella noche, además de los tres cucharetes se reunieron en torno a la mesa Sonia y Fernando -los leganenses que odian las fotos, descubridores del Restaurante Simona- y Mario y Sandra -unos habituales en nuestras cenas cuchareteras-.
De su sección de ensaladas estuvimos tentados a pedir Salmorejo cordobés, servido con huevo duro y jamón serrano, ya que Sonia nos aseguró que estaba riquísimo, pero finalmente optamos por una ensalada, pues pensamos que iba a ser más fácil para comer entre todos, pero se me quedó clavada la espinita del salmorejo. En concreto, optamos por la Ensalada de ahumados, con salmón, bacalao y anchoas, acompañados de pimientos morrones y canónigos, con vinagreta dinamizada de Módena. Como véis, el nombre no deja duda a la imaginación, pues es de lo más descriptivo. Sus ingredientes eran efectivamente el nombre del plato, pero creo que hay que destacar que además de ser una ensalada rica, era ¡enorme! Fijaos en el tamaño del plato. Pocas veces me he encontrado con una ensalada de esas dimensiones.
FlashBack os muestra un plato argentino conocido por todos. Se trata de unas Empanadillas criollas, receta tradicional argentina. ¡Estaban buenísimas! Muy jugoso el relleno de carne donde se dejaban notar las verduritas y los trozos de aceitunas. En conjunto, eran unas empanadillas de primera, bien fritas, nada aceitosas y bien crujientes. La ración estaba compuesta por 4 unidades, pero como éramos 5 los que queríamos probarlas, no tuvieron inconveniente en ponernos una más.
Las siguientes en hacer acto de presencia en la mesa fueron estas Almejas al Tío pepe. Se trataba de unas buenas almejas acompañadas por un sofrito a base de champiñones, gambas, jamón, laurel, cebolla y perejil. No dejamos ni una almeja sobre el plato… Con eso os lo digo todo.
Tuvimos también un dilema casi existencial al tener que elegir entre el Jamón ibérico y los langostinos, pero finalmente ganaron los segundos y aquí los tenéis: Langostinos a la sal. Buenos langostinos, sí señor, y de un tamaño adecuado. No sé cómo estaría el jamón, aunque tenía una pinta bárbara, pero desde luego los langostinos estuvieron a la altura.
Además, los Langostinos a la sal venían acompañados de tres salsas: mayonesa, salsa rosa y pico de gallo.
El premio a la originalidad de la noche se lo llevaron estos Huevos al colchón. La verdad es que nunca los había tomado así y me gustaron, ya lo creo. En el fondo de la cazuelita iba una rebanada de pan sobre la que se disponía una especie de pisto a base de pimientos, tomate, cebollas, guisantes… Y, finalmente, iban los huevos con un toque de pimentón. Eran como unos huevos con pan, pero al revés, o con el doble de pan, según cómo se vea, pues hubo alguno no se conformó con el que iba de colchón y mojó también por arriba.
También fue motivo de discusión la elección de la sección de arroces y pastas. Fernando insistió en que debíamos pedir la Pasta fresca al huevo a la inspiración de la cocinera, pues la pasta fresca la elaboraban en el restaurante y estaba deliciosa, pero lo cierto es que para compartir entre 7 la cosa se planteaba delicada, así que finalmente nos decidimos por Arroz con bogavante, que se sirve en una cazuela de barro y es para dos personas. Bueno… lo de las personas es un decir, porque la ración dio para que lo probásemos todos, y bien probado. En cuanto a su sabor, estaba muy, pero que muy bueno, y el arroz en su punto.
A continuación os muestro un plato de Merluza a la roteña. Como podéis apreciar, la ración era nuevamente muy generosa, pero vamos, por lo que puede ver, esto es una constante en todos los platos del Restaurante Simona. La merluza se acompañaba con una salsa a base de pimiento verde, pimiento rojo, cebolla, almejas, gambas… Estaba de toma pan y moja y, de hecho, alguno mojó más de una vez.
Pasamos a la sección de carnes que, como todo lo que probamos, es tremendamente recomendable. FlashBack os muestra un Entrecote de ternera a la barbacoa. El entrecote llega a la mesa pasado vuelta y vuelta y se sirve sobre un plato de barro que viene al rojo vivo para que el comensal decida su punto, con lo que así nadie puede decir si está poco hecho. Se acompaña con unas patatitas y una salsa humita -típica argentina- que estaba elaborada con calabacín, maíz, pimiento y aceite.
En Cucharete hemos probado ya muchas brochetas, pero os puedo asegurar, sin dudarlo, que a día de hoy la del Restaurante Simona ha sido la más espectacular de todas. Ellos la denominan Brocheta Simona de carne y creedme, merece la pena pedirla. Trae como guarnición unas patatas y un poco de ensalada. También la ofrecen en su carta de cafetería.
La nuestra era una brocheta que, además de unos trozos generosísimos de carne, se acompañaba de pimiento, cebolla y panceta, además de un trozo de chorizo criollo que cerraba la brocheta e impedía que por el peso se deslizara todo el conjunto hacia abajo.
Para el siguiente plato os recomiendo que echéis un vistazo a la sección de Rayo, porque es él quien os lo muestra en todo su esplendor. Os hablo de la Parrillita de carne. Lo de parrillita es un decir, porque yo más bien la hubiera llamado “parrillaza”, tanto por el tamaño como por la cantidad. Se sirve para dos personas y lleva un poquito de todo: chorizo criollo, morcilla, costillas, chuletas de cordero, pollo… Seguro que me dejo algo, pero hacedme caso, y si visitáis el Restaurante Simona de Leganés, pedidla, porque además también está disponible en la cafetería.
¡Vamos a por los postres! Que, por cierto, en el Restaurante Simona son todos caseros. Abrimos con unas Natillas al estilo casero, con galleta -mostradas por Rayo- que, como nota curiosa, habría que decir que eran unas natillas con textura de flan. Lo que yo os enseño a continuación es un Panqueque con dulce de leche. Que no sirva de precedente, pero es el mejor panqueque que he probado hasta la fecha. No suelen gustarme porque me parecen excesivamente empalagosos, pero reconozco que a éste no le pasa, está dulce, pero al mismo tiempo equilibrado. Es un postre imprescindible.
A continuación, vino este Flan casero, acompañado de nata. Estaba rico, pero la verdad es que me impresionó tanto el panqueque y el pionono que sinceramente el flan me pasó un poco desapercibido.
La otra estrella de los postres fue este Pionono con nata, dulce de leche y nueces. Era, en una palabra: ¡Espectacular! Bueno, añadiré otra: ¡Imprescindible! El pionono es una especie de brazo de gitano sólo que con dulce de leche en lugar de nata sola. En serio, no os lo podéis perder… ni éste ni el panqueque.
Terminados los postres, trajeron a la mesa unos chupitos de aguardiente de hierbas, pacharán y crema de orujo -cortesía de la casa- que nos ayudaron a hacer la digestión.
La sobremesa la acompañamos de solos, cafés con leche y tés. Por cierto, el café es de los mejores que he probado y su precio es 1,20 €. En cuanto a los tés, dependiendo del tipo que sea, su precio oscilará entre los 1,20 € -para el normal- y los 2,60 € -para los Revolution-. Me llamó la atención el vaso térmico en el que sirven el té Revolutión porque mira que lo hemos pedido en muchas ocasiones y nunca nos lo habían puesto, es una chulada porque conserva el calor y sin embargo, al ser un cristal doble no quema -Rayo os lo muestra en su sección-.
Queda mi obligada visita a los baños, que en el Restaurante Simona son nuevecitos, modernos y están impecables.
Tengo que finalizar este post y no me apetece, no sé si he sido capaz de contaros lo bien que nos fue la cena en el Restaurante Simona y me daría mucha pena porque, la verdad, es que me sentí allí la mar de cómoda y cenamos… muy, pero que muy bien. En fin, a veces las palabras es lo que tienen sino eres una arquitecta de las mismas y yo, por desgracia, no lo soy. Aunque, por suerte, una imagen vale más que mil palabras y yo aquí os he dejado unas cuantas.
¡Vamos con los detalles! Empezamos por los precios del agua a 2 € y el servicio de pan -muy rico- a 1,20 €. Continuamos con el servicio, comandado por la simpática encargada del restaurante Xary Sánchez, secundado por el diligente metre Gerardo Curiel y seguido con gran profesionalidad por la camarera Lorena. Al frente de sus fogones se encuentra la argentina Estella Gil, quien nos presenta una cocina honesta basada en la calidad del producto con elaboraciones sencillas, pero muy bien ejecutadas.
Como decía al principio, me he acostumbrado a pagar demasiado por algo que no lo vale. A veces, merece la pena alejarnos del centro y dirigirnos a otros locales donde realmente sí podemos hablar de una excelente relación calidad-cantidad-precio. El Restaurante Simona de Leganés es uno de ellos y, desde luego, yo pienso volver a visitarlo.
Cucharete: El nuevo Restaurante Simona de Leganés se nos presenta como una excelente opción para escapar del bullicio del centro de Madrid, ya sea para una jornada gastronómica familiar, de empresa, o para una celebración con amigos -por ejemplo, un cumpleaños-. ¡Muchas “parrillitas” y brochetas colgantes van a salir de sus brasas! ¡Pongo la mano en el fuego! Ya veis cómo se lo pasaron mis chicos… ¡De lujo! Además, gracias a la generosidad de sus raciones, el local gana en atractivo, y si no que se lo digan a los carnívoros de pro. ¿Recordáis la foto de Rayo con la “parrillita”? ¡Madre mía! Mi equipo cenó por 32 €/persona, siete personas con 5 entrantes, 7 platos principales, 4 postres, 6 botellas de agua y 7 cafés y tés. A lo que tendríamos que añadir 2 botellas de vino blanco -a 18,50 € cada una- y otras 2 de un exclusivo vino tinto -a 50 € cada una-.
La versatilidad que nos brindan sus tres ambientes: cafetería, comedor y salón privado. La amplitud y el diseño que viste sus espacios. La separación entre mesas. El atento y amable trato del servicio en todo momento. La calidad de sus materias primas y la elaboración de las mismas. La generosidad de todas sus raciones. Su relación calidad/cantidad/precio. El ajustado precio de las referencias de su carta de vinos. Su peculiar y rica sangría. ¡Sus postres caseros! Admiten cheques restaurante -a excepción del Gourmet-.
Pequeñas pinceladas típicas de un local joven.
4,5
8 comentarios a “Simona”
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Hola a todos, vaya cena más impresionante. Al salir nos fuimos rodando cada uno hasta el coche. Las raciones de este sitio son enormes y la parrillita no es parrillita es parrillototota. Aquí dejo mi comentario y mi más ferviente recomendación a este restaurante.
Todo un descubrimiento en el centro de mi ciudad.. con buena pinta y una calidad estupenda!
Esto habrá que probarlo!
Prometo hacer crónica.. y no tardando mucho porque para mi dieta hay cositas muy aprovechables!
Gracias por el descubrimiento
P.D. Lo que hace no pasar por el centro..
Buenos días..
Como veis no hemos tardado mucho en visitarlo.. Anoche día 19/03/2010, visitamos por primera vez ( Y digo esto porque creemos que no será la última) este restaurante..
Como siempre nosotros llamamos para reservar, más que nada, siendo día del padre, no queríamos ir y llevarnos una sorpresa a la hora de tener o no mesa.. Aunque más tarde, nos dimos cuenta que no hubiera hecho falta, pero somos muy previsores.
Llamé como a las 20:30 de la noche, pregunte con timidez, si habría algún problema para ir dos personas a cenar y la persona que me cogió el telefono con voz muy cálida, me inidicó que creía que había sitio.. pero que me lo aseguraba… Bien, hay sitio, me toman nota del nombre, del telefono.. ¡Ya está! ¡Tenemos sitio para cenar!
Nos acercamos al restaurante, quien conozca un poco Leganes, es una de las zonas más centricas, así que es fácil de localizar y nos hemos dado cuenta que está reformandose por completo toda la zona, ya que se han abierto varios sitios más.. esto incita a volver más por esa zona..
Pasamos.. y vemos la zona que nos comenta cucharete de barra, con mucha gente, tomando tapas.. todo tiene una pinta estupenda, pero nosotros nos pasamos al restaurante.. Hay 3 mesas libres de 2/4 personas y nos dicen que eligamos una de las mesas..
Nos sentamos y amablemente nos dejan la carta..
Esta vez nos decantamos por compartir una ensalada tropical, con palmito, maiz y piña como acompañantes de la lechuga y con salsa rosa por encima..
Deciros que estaba bastante buena la ensalada, quizás un toque de algo más en la decoración rojo, daría algo más de alegría.. un balsamico reducido de franbuesa para darle el toque de color.. Pero loq ue es la ensalada estaba deliciosa.
Después yo me pedí Secreto con chimichurri… Que deciros.. estaba delicioso!.. Los deliciosos filetes de secreto cortados bien finos hechos en su punto.. Umm.. aún recuerdo el sabor.. El chimichurri impresionante la verdad.
Mi acompañante pidió solomillo iberico con salsa a la pimienta.. Igualmente estaba muy bueno.. quizás la carne, para mi gusto no estaba en su punto, pero es difícil coger el gusto de cada comensal…
Acompañamos la cena con un avenencia joven de 50 cl.. ya que solo iba a beber mi caompañante y una botella de agua.
Después de cenar me tomé una de las infusiones que comentais.. cargada de sabor y mi acompañante un café..
La cena en total fueron 52 euros.. creo que no está nada mal para la calidad que se demuestra en sus platos.
Salimos muy contentos con nuestra visita.. de momento es un sitio tranquilo donde cenar bien y que no sale excesivamente caro, además por suerte lo tengo bastante cerquita de casa.
Si notamos que había un grupo grande y que el ruido se contagia… digamos que por suerte anoche, solo eramos 4 mesas, pero cuando esté lleno.. creo que la prueba de sonido ambiente, no la pasaría..
Creemos que es un sitio al que volveremos, estuvieron en todo momento muy atentos a nosotros, pero no sentimos presión alguna por parte de los camrareros..
Sin duda un sitio para disfrutar una buena cena.
Gracias por enseñarnoslo
Comí con unos amigos el fin de semana pasado.
Comenzamos con unos entrantes a base de jamón, cazón y unos huevos estrellaos. El jamón bien cortado, sí señor y nos encantó el sabor del aliño del cazón.
Continuamos con los segundos, pedimos una parrilla, ¿parrilita? era más bien parrillaza como dice cucharete, también comimos los langostinos a la sal que recomendábais, mmmmmm, muy buena presentación, pero mejor su sabor, para chuparse los dedos, se nos antojaron pocos para los que eramos, había que darse prisa para pillar los que quedaban.
Además probamos las brochetas de carne y pescado, nos quedamos con la boca abierta cuando vimos el soporte de la de carne, qué chulo.
Para beber no nos atrevimos con el terracum, pero pedimos dos botellas del Avenencia Roble, que estaba bueníiiiiiiiiisimo.
Y para culminar, los postres. Os hicimos caso, nos pedimos el pionono y el pankeke, menos mal, que barbaridad, estaban para chuparse los dedos.
Lo pasamos genial, estuvimos muy cómodos en el comedor, nos gustó la presentación y la cantidad de los platos.
En total salimos a unos 40 euros por personas, pero salimos como el kiko, sin duda, repetimos
Gracias por vuestra recomendación
Saludos cuchareteros
Una cena estupenda! las raciones son bastante grandes, nosotros cenamos por muy buen precio unos 50€ los dos, con entrante plato y postre. Todo declicioso, me cautivaron las natillas!
saludos!
Recomendable!
Hola,anoche fuimos a cenar con un amigo al Restaurante Simona,y la verdad es que tanto la comida como la atención nos parecieron buenas,las raciones estaban muy ricas y el postre buenisimo,les recomiendo el tronco relleno con dulce de leche!!!!!
Por fin un lugar en el sur de madrid donde poder disfrutar del buen comer y del buen beber, junto con una atención correcta en donde te sientes como en casa. La carne es de primera, se nota que es ternera nacional la cual se deshace en la boca y el pescado sumamente elaborado, como el estilo que tienen a la roteña. Los postres que nos presentan caseros son exquisitos como el tiramisu o el cilindro de crema de vainilla bañado en nuez picada. Sin olvidarnos del Tagonius Crianza que nos ofrecieron para fomentar las bodegas madrileñas.