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Ibiza, 52
Madrid (Retiro)
Ibiza (Línea 9)
91 504 17 57
15 - 25
Hace apenas 2 semanas abrió sus puertas el nuevo y original Restaurante Pêle Mêle en Madrid, un singular y curioso espacio de cocina tex-mex, económico, anticrisis, y repleto de diversión. ¡Sus mesas están conectadas con teléfonos! Lo que nos hará disfrutar de una velada de lo más divertida. Sus 7 comedores -dos de ellos privatizables- disponen de espacio para 140 comensales. Se permite fumar en todo el recinto, aunque los niños tendrán los Domingos a mediodía un espacio libre de humos donde se realizarán espectáculos para ellos. Además de un menú del día a 10 € -que mediante un bono se conigue el nº 11 gratis-, tienen menús de noche especiales para grupos -que oscilan entre los 40 y los 50 €- que incluyen un montón de platos, barra libre de cerveza, sangría, mojitos o caipirinhas y una copa. Disponen de servicios de espectáculos para todo tipo de celebraciones como cumpleaños y despedidas de soltero. Además, los fines de semana por la noche habrá actuaciones especiales para todos sus clientes. Está abieto a todas horas, aunque su horario de cocina es de 13:00h a 16:00h y de 20:00h a 23:30h -hasta las 00:00h los Viernes y Sábados-. No cierra ningún día de la semana.
4,0
Rayo: A todo el mundo le gusta estrenar un restaurante en Madrid… Vamos, que te enteras por tus amigos de que acaban de abrir uno, en el que además te aseguran que te lo vas a pasar en grande y… ¡Qué ganas de ir a probarlol! ¿Verdad? ¡Pues éste es el caso! ¡Os va a encantar el nuevo Restaurante Pêle Mêle que acaba de abrir sus puertas al público hace apenas una semanita en la calle Ibiza!
La elegante fachada despierta la atención de todos los viandantes, pues se desmarca del resto de establecimientos de la zona presentando su marca en grandes letras negras sobre una plancha metálica plateada, que unido a otras secciones granates sobre fondo negro dan al conjunto una apariencia de lo más chic. ¡Estamos ante el Pêle Mêle Chic! ¡Y hoy vamos a disfrutarlo cuchareteando en primera persona!
Nada más entrar, la barra luce atractiva y sugerente ante las miradas que examinan cada uno de sus recovecos. Y es que si hay algo que diferencia al nuevo Restaurante Pêle Mêle de los demás, es la gran cantidad de objetos que puedes descubrir en su interior. Nos encontramos ante uno de esos lugares en los que, cada vez que los visitas, te das cuenta de que habías pasado por alto multitud de detalles. La tonalidad cálida de la iluminación de este espacio es fascinante, no hay más que observar detenidamente la siguiente fotografía… ¡Una caña, por favor! Enormes focos verticales dan luz a una barra que da la bienvenida con muy buena cara, hasta sonriente me atrevería a decir, y la retroiluminación de sus botelleros consiguen elevar a la máxima potencia la sensación chic que buscó su decorador. ¡Quizás el loro que vigila el grifo de Amstel pueda indicarnos quién ha sido!
Cruzando la barra, llegamos a una especie de amplio distribuidor que nos descubre ya en su primera estancia la esencia del nuevo Restaurante Pêle Mêle: “Museum Restaurant”, como indica su tarjeta de visita. ¡Cuidado con el Demonio de Tasmania que se le ve agresivo! A ver si se os va a echar encima…, aunque no es el australiano, sino el de la Warner, pero si la cosa se pone fea, dudo mucho que venga Bugs Bunny a pararle los pies, y para un día que salís a cenar ¡sólo faltaba que fueseis vosotros la cena!
Bajo la fiera se encuentra una barra de los años 60, en las que disfrutar de unas cañitas bien frescas y bien acompañado será todo un placer, además hay un photocall y todo, para los que queráis inmortalizar el momento a lo artista de Hollywood.
Enfrente mismo, está una de las figuras más carismáticas del local: ¡Manolo el de la moto! Un gracioso esqueleto con casco de ciclista que enviste con una emblemática moto Guzzi Hispania de 65 c.c. y 2.500 € al capote de un torero que le mira con recelo. ¿Qué por qué os pongo el precio de la moto? ¡Porque la podéis comprar si se os antoja! ¿Le coge a alguien en su salón? Pues… ¡Ya sabéis! ¡Y Manolo también está en venta! ¡Y hasta el torero os lo podéis llevar por 800 €! Y al Demonio de Tasmania, y a las lámparas y… ¡A todo! Uno de los atractivos del nuevo Restaurante Pêle Mêle es que todos sus detalles están en venta, por lo que nos da una idea de que la decoración irá cambiando a medida que su historia evolucione.
¡Y todavía hay más! Los responsables del nuevo Restaurante Pêle Mêle de la calle Ibiza os permiten que llevéis a sus salones todo aquello que tengáis en casa y que combine con la decoración del lugar, os dejan ponerle el precio que vosotros deseéis y… si se vende… ¡Todo lo obtenido es para vosotros! De vez en cuando os pasáis a hacerles una visita y… Si se ha vendido vuestra antigua máquina de escribir, ¡probablemente tengáis un montón de salidas gastronómicas cuchareteras solucionadas! ¡Fantástica idea!
Detrás del “esqueleto moterociclístico” hay una especie que debe de estar todavía sin catalogar en los libros de la fauna pelemelística madrileña, se trata de un curioso cruce entre un vigoroso dromedario y una dócil cebra que resulta de lo más sorprendente -lo podéis ver claramente en la sección de Ninillas-, pero dejando a un lado los detalles exóticos, que recorren todas sus paredes y si me pongo a enumerarlos no pararía nunca, os presento el primero de sus salones, a un lado tenemos mesas altas de mármol que reposan sobre unos inspiradores pies de viejas farolas de hierro fundido -en la imagen-, y al otro mesas bajas de madera que os presenta Ninillas y que nos descubren por qué visitar el Restaurante Pêle Mêle merece la pena… ¡Los teléfonos!
En este espacio -que nos permite tranquilamente disfrutar de un evento deportivo gracias a su TV plana-, instrumentos musicales de antaño están a la orden del día: un tímido violonchelo de 450 €, una coqueta acordeón de 180 €, un clásico trombón de 195 €… ¿Tenéis algo en casa que encaje entre estas afinadas y melódicas paredes? ¡Qué os podéis sacar una pasta!
Y… sobre cada una de las mesas… ¡Los teléfonos de nuestras abuelas! Sí, esos antiguos teléfonos negros en los que para marcar había que girar la rosca central con cada dígito. Pero… ¡ojo! ¡No están a la venta! ¡Son el alma del restaurante! ¡Son esenciales para divertirse dentro del Pêle Mêle! Ninillas en su sección cucharetera os presenta un plano que engloba todos y cada uno de los comedores del Restaurante Pêle Mêle, y es que todas sus mesas están conectadas por una línea telefónica cerrada. Basta marcar el número de una mesa y… ¡Riiiiiiiiiing Riiiiiiiiiing Riiiiiiiiiing! ¡Ya puedes hablar sin que sepan quién les llama!
Nosotros nos echamos unas risas con una mesa vecina que estaba en otro de los comedores adyacentes, les llamamos y les preguntamos que cuánto iba a tardar la hamburguesa que habíamos solicitado… ¡Jajaja! No se cortaron un pelo y aquello derivó en una conversación teatral de lo más graciosa, que no nos hubiese hecho reír tanto ni aunque la hubiésemos preparado. Sin duda alguna, conectar las mesas por teléfono y que el que coge no sepa qué mesa es la que llama, es todo un puntazo. Ni me imagino la que se tiene que montar con el local lleno, fijo que alguna mesa tiene el teléfono comunicando durante toda la cena… ¡Es que es un vicio!
Bajando las escaleras llegamos a un segundo hall distribuidor que esconde todavía ante nuestros ojos el enorme tamaño del nuevo Restaurante Pêle Mêle -¡Es inmenso!-. Observamos una mesa montada al frente, nos percatamos de un pequeño e íntimo espacio reservado para seis comensales a la izquierda -que podéis ver en la sección de Ninillas- (por supuesto con su teléfono secreto), y a la derecha tenemos la entrada a los servicios, a los que haré un guiño al final de este reportaje. Anda que, el susto que me llevé… ¡Fue de órdago! ¡La madre que los parió!
Me detuve un rato a curiosear y disfrutar de las vistosas y antiguas máquinas registradoras que adornan este espacio, mientras las agujas de un restaurado reloj de pared marcan su longevidad. Si os las queréis llevar a casa, os aconsejo que salgáis de cena con unos 1000 eurillos, e incluso así no os podréis llevar la más bonita de todas. Y ya ni os hablo de la belleza del añejo proyector de cine que está a la venta por 2100 €… ¡Impresionante! En cuanto consiga hacer hueco en el salón de mi casa… ¡Me lo llevo!
Con la próxima imagen comienza a mostrarse la inmensidad del nuevo Pêle Mêle, un restaurante enorme, pero muy bien distribuido en varios salones contiguos, esencial para utilizar los teléfonos sin que la mesa a la que llamamos durante la cena sepa quién lo hace -a no ser que nos interese desvelar nuestra posición, por supuesto-
Las mesas son de madera y se visten con caminos verdes que combinan perfectamente con el rojo de sus paredes. La vajilla blanca, sencilla pero elegante, le transmite ese toque apetecible que tienen todos los restaurantes nuevos. ¡El espacio está a estrenar!
¡Que la Fuerza os acompañe! Si os sentáis en la mesa del Maestro Yoda -a escala natural y que os podéis llevar a casa por 550 € embutido en un gracioso peto vaquero- cenaréis protegidos bajo la supervisión de los caballeros Jedi, aunque debéis tener cuidado con no caer en el lado oscuro de la Orden Sith, pues seguramente por allí estarán, cada maestro con su aprendiz.
Un saltarín caballito de madera nos da paso al trote a otro de los comedores del Restaurante Pêle Mêle. Un nuevo espacio con las mesas debidamente separadas que resultará perfecto para que… ¡suenen los teléfonos!
Os habréis dado cuenta de que la mayoría de las lámparas que iluminan las mesas del Restaurante Pêle Mêle son de estilo Tiffany. ¡Hay docenas y docenas de ellas diferentes! Louis Comfort Tiffany, impulsor del movimiento artístico Art Nouveau de finales del s. XIX, creó un magnífico efecto en la percepción de la luz imaginando la unión de la bombilla con el vidrio coloreado, una técnica reconocida y valorada en todo el mundo y… ¡en los comedores del Pêle Mêle!
Como os decía, hay muchísimas diferentes en el Pêle Mêle, os dejo con seis más, pero en la sección de Ninillas, podéis ver otras siete diferentes… Y en el Pêle Mêle… ¡Más todavía!
Este comedor está decorado con multitud de viejos utensilios eléctricos de cocina: batidoras, exprimidores, cafeteras… incluso radios del año de la pera limonera -cuando menos-. Recordad que si tenéis alguna en casa que sea toda una eminencia entre las antigüedades… ¡En el Pêle Mêle Museum Restaurant os la aceptan seguro! ¡Vosotros le ponéis el precio!, y como os había comentado al principio, para vosotros son los beneficios de la venta.
En cualquier momento apetece coger uno de los teléfonos y… ¡Vacilar a las mesas vecinas! A pesar de ir con la cámara haciendo fotos, no pude resistirme a probarlo en directo y darle un toque a alguna mesa que ya tenía comensales en el comedor anterior -pues yo entré a primera hora para pillarlo vacío, y había gente que llegó en cuestión de segundos-.
Podemos ver que los comedores inferiores se comunican entre sí por espacios abiertos, y observamos también la generosidad del espaciado entre mesas. El vistoso papel con motivos florales en blanco y negro elegido para el fondo de este salón le confiere una imagen que marca la diferencia con el resto de espacios. ¡En ese comedor cenamos nosotros!
Aquí os dejo con la imagen de una mesa en primer plano. ¿Verdad que apetece sentarse y coger el teléfono? Digo… ¿la carta? ¡Es que me lío!
Un graciosísimo y tranquilo alienígena desnudo nos observa mientras cambiamos de salón por uno de los huecos sin puerta que los comunican -en la sección de Ninillas lo tenéis en primer plano, sentado en un antiguo sillón de barbería-. El piso de madera, completamente nuevo, realza la vistosidad del comedor que, a pesar de ofrecer unas sencillas -aunque modernas- sillas de madera clara, gana mucha fuerza en cuanto a presencia. El conjunto resulta de lo más sugerente.
A esta zona la podemos denominar “el comedor del tiempo”, pues está abarrotada de relojes de pared, cada uno marca una hora diferente, por lo que puedes llevarte un buen susto si miras uno que prácticamente esté en hora -por ejemplo una hora adelantado- ya que te desorienta… Imaginaos que habíais quedado a las 23:00h para tomar unas copas después de cenar, se te va la vista a un reloj y ves que son las 23:55h. ¡Os da algo!
Las cubiteras recorren el perímetro del local y están disponibles en todo momento para enfriar los vinos blancos que soliciten los clientes. Como podéis observar, la separación de mesas en este otro salón continúa en la línea de los anteriores, se agradece. En el Pêle Mêle podéis comprar el tiempo por 200 €… bueno, los relojes.
Si continuamos avanzando adentrándonos en el interior del nuevo Pêle Mêle, pasamos a un pequeño pasillo que da forma a un nuevo comedor, un espacio más señorial en el que las lámparas de araña, los escudos, las espadas y los enormes espejos proporcionan el ambiente preciso para que un astuto fantasma se sienta como en casa. Ahora que saco el tema de espíritus y apariciones… me había olvidado de comentaros cómo es el sonido del timbre de los teléfonos del Pêle Mêle… ¡Madre mía cómo suena eso! ¡El susto es de aúpa! Como te coja con el tenedor en la boca ¡te pinchas la lengua fijo!
En la siguiente fotografía no quedó plasmado ningún espectro, quizás porque no se reflejen en los espejos, pues… no me digáis que no tiene pinta de haber alguno suelto por allí… ¿Estarán sentados a la mesa ordenando unas enormes hamburguesas? Voy a aprovechar para meteros un poquito de miedo en el cuerpo, que probablemente para muchos sea un tema complejo y tenebroso: Os aseguro que, cerca de ese espejo y dependiendo de la carga psíquica existente, podéis encontraros con una representación visual, acústica o táctil del cuerpo no físico de una persona fallecida que, por diferentes motivos o circunstancias de su transitar como ser humano por la vida, se vea aferrado a la misma bajo otra forma de existencia no física, y se os manifieste de diferentes formas (puede ser un familiar o un amigo, dependiendo del grado de vinculación entre vosotros, o incluso que resultéis desconocidos para éste ente). ¡Llamad a los Cazafantasmas! ¿Acaso no tenéis teléfono?
El último de los salones puede privatizarse para un grupo numeroso de comensales, pues está aislado del resto. Es perfecto para celebrar algo en familia o entre amigos: un cumpleaños, una despedida de soltero, una fiesta… en definitiva, cualquier tipo de celebración en la que deseéis estar solos sin nadie que os moleste.
No hay que olvidar que en el nuevo Restaurante Pêle Mêle disponen de menús de noche especiales para grupos que van desde los 40 hasta los 50 €, pero… ¡Qué menús! Porque además de siete platos a compartir en abundante cantidad, añaden barra libre de cerveza, sangría, mojitos e incluso caipirinhas, y además… ¡Una copa! Sin olvidar que incluyen drag queens, camareros disfrazados, magos, boys… ¡lo que pida el cliente!, pues disponen de servicio de espectáculos para todo tipo de eventos. Los fines de semana por la noche es el momento ideal para acudir al restaurante, pues siempre habrá actuaciones especiales para todos los asistentes.
El Restaurante Pêle Mêle tampoco se olvida de los más pequeños y ofrece un menú infantil que viene con sorpresa los fines de semana pues, los domingos a mediodía, los niños disfrutarán de un espacio libre de humos donde se realizarán espectáculos para ellos. Y sus papis mientras… ¡A babear viéndoles divertirse!
Bajo llave se encuentran diferentes artilugios de comunicación, así como multitud de trastos de todo tipo que nos incitan a curiosear un poco mientras echamos la vista al pasado. Sin duda alguna… ¡Estamos en un museo!
Como no podía ser de otro modo, la carta del Pêle Mêle se presenta a modo de salas de museo, tenemos el Hall de Entrada (con un montón de entrantes), la Sala Verde Envidia (con diferentes ensaladas), el Lateral Chicano (con una oferta tex-mex), la Sala Chop Art (con la carne y el pescado), los Vestigios de Hamburgo (con una variada muestra de hamburguesas), el Salón de Postre (con multitud de sobremesas), la Sala Tierno Infante (para los más peques) y la Vinacoteca (en la que dominan los tintos). Claro que, a parte de todo lo que hay en la carta, hay mucho más de lo que disfrutar… ¡de la gente! ¡Y para eso está el teléfono!
El Restaurante Pêle Mêle únicamente ofrece doce referencias de vino, seis tintos, un blanco y un lambrusco rosado, pero es que no debemos olvidar que estamos ante un local en el que los refrescos, las cañas, y los mojitos se piden por todas las esquinas, ya que acompañan bien al tipo de cocina que se presenta. De todos modos, los cucharetes cenamos con vino, de modo que comenzamos con un Valtravieso Crianza 2006 de la D.O. Ribera del Duero, un tinto -Cabernet Sauvignon, Merlot y Tinta fina- equilibrado y con cuerpo, con 12 meses de crianza en barricas de roble francés y 12 meses en botella que gustó en la mesa. Y continuamos con un Rioja Añares Reserva 2002 de las Bodegas Olarra, que a pesar de lucir unos 18 meses de reposo en barrica de roble y un posterior descanso en botellero, no consiguió ese “bouquet” que esperaba de él.
¡Llegó la hora de hincarle el diente al Pêle Mêle! Y descubrir si merece la pena su visita o no… Así que, como de costumbre, desfilarán a partir de estas líneas ¡todos los platos que nos comimos los cucharetes!
Roberto, Ángeles, Sara, FlashBack, Ninillas y yo, seis catadores pelemeleros que disfrutaron de la cena, de la compañía y ¡del teléfono! ¡Vaya risas que nos echamos con una mesa vecina! ¡Jajaja!
Comenzamos con una abundante Ensalada de queso de cabra: el queso tostadito a la plancha estaba delicioso y había “peleas tenedorcianas” en la mesa para llevarse la mayor parte. Además, como podéis apreciar en la imagen, los vegetales de diferentes clases llevaban un guiño carnívoro que le daba un toque diferente. ¡Bacon power!
A mí me veis con el Choriqueso, un fundido que venía presentado en una cazuelita de barro y que estaba riquísimo –por unanimidad en la mesa: 6 de 6-, una ración que acompañada de las tortitas calientes se convertía en un plato perfecto para compartir en grupo. ¡No os lo perdáis porque merece la pena! ¡No os olvidéis de “choriquesear” un poco en el Pêle Mêle! El nombre lo dice todo… ¿O tengo que comentaros lo que llevaba fundido?
Tampoco nos defraudaron los Taquitos de camarón, que mojados en su salsita chiplote y rociados con unas gotitas de limón potenciaban su sabor. En este caso ya se presentan los crustáceos –gambitas- enrollados en sus tortitas de trigo. Un traguito de vino entre bocado y bocado y… ¡A por el siguiente!
El denominado “De todo un poco” es uno de esos platos ideales para compartir –os lo muestran Roberto y Ángeles-. Aros de cebolla, alitas BBQ, fingers de pollo, jalapeños rellenos y palitos de mozzarela. Vamos… ¡de todo un poco!, mojamos en la salsita y… ¡a chuparse los dedos! El aceite de la fritura estaba en muy buenas condiciones, claro que tampoco estaba el restaurante lleno, esperemos que mantengan esa calidad cuando todos los salones estén a tope de gente y los teléfonos no paren de sonar: ¡Ring! ¡Riiiiing! ¡Riiiiiiiiing!
¡Genial la Hamburguesa vegetariana Veggy del Pêle Mêle! ¡Qué rica! Completamente diferente a esos mazacotes que nos encontramos en la mayoría de restaurantes vegetarianos de tres al cuarto en los que nos dan una masa que “sabe a carne” y “parece carne”. ¡Ésta sí que es una hamburguesa vegetariana en toda regla! Y además estaba divina. Llevaba setas a la parrilla -como ingrediente principal-, y se acompañaba de queso de cabra, tomate, cebolla y lechugas, además de verduras a la parrilla como guarnición. Cuando regrese al Pêle Mêle me la vuelvo a pedir.
También pedimos un Bowl Pepe Fajitas para 2 personas -una ración muy generosa que está a 15,75 € en carta, no llega ni a 8 €/persona-. El recipiente de hierro fundido pesa un quintal y llega al rojo vivo a la mesa, así que tened cuidado (yo lo aparté un poco para hacer la fotografía, y quedé calentito). Los trozos que trae de chorizo, queso, cebolleta, aguacate, cilantro, pollo y ternera en salsa roja ¡son enormes! Con lo que resulta complicado hacerse los tacos con las tortitas que lo acompañan…
En la siguiente imagen podéis verme intentando montar un súpertaco, aunque finalmente terminé atacándolo con el cuchillo y el tenedor. Muy buena combinación de sabores la del chorizo con el queso y con el aguacate. Me gustó mucho este plato, y todos pudimos probarlo sin problemas, ¡y eso que éramos seis!
Con la llegada de la Hamburguesa de buey Cremosa (también la tenían Classic y Francesa) que consta de 220 gr. de buena carne acompañada de queso crema y cebolla caramelizada, comenzó la juerga telefónica. Ahí tenéis a FlashBack llamando a la mesa vecina (que no nos veía, pues se encontraba en otro comedor), de la que adivinamos su número en el plano al poner atención de dónde venían sus voces. ¡Qué risas nos echamos! ¡Les dijimos que les invitábamos a comer! Que llamábamos directamente desde cocina. A todo esto… ¡Buena hamburguesa! Pasó de sobra la prueba cucharetera.
Gambas, ternera, pimientos y cebolla conformaban esta impresionante Espetada mar y tierra. Uno de esos platos que a todo el mundo le gusta tener en su mesa por su espectacularidad. Una enorme brocheta vertical que podéis ver completa en la sección de Ninillas y que permitía compartir sus trocitos cómodamente entre todos los comensales. Venía acompañada de patatas fritas y, la verdad, no sabría si recomendaros la espetada o la hamburguesa a los carnívoros de pro. ¡Pedíos las dos!
¡Me toca salir con las Costillas BBQ del Pêle Mêle! ¡Menudo costillar! En un principio creímos que era para dos personas, pero no… ¡Era individual! Viene acompañado de patatas fritas y de salsa de queso azul y salsa BBQ –también puedes pedir salsa picante si lo prefieres-. Para los amantes de los costillares melosos… todo un acierto.
Habíamos cenado muy bien, ensaladas, tortitas, tacos, hamburguesas, espetadas, costillas… ¡Buf! Estábamos lo que se dice… ¡Bien servidos! Pero no nos íbamos a ir sin probar los postres pelemelianos. Así que ahí tenéis a FlashBack con el Fondant chocolate canelé. Ahí le veis a él solito con su cuchara, pero después de la foto había 6 cucharillas apuñalándolo sin cesar. ¡Es lo que tiene el chocolate!
Riquísima nos estuvo la Tarta de queso del Restaurante Pêle Mêle. Nunca la había visto con esa presentación, y la verdad es que nos sorprendió a todos (hicimos todo un ejercicio de percusión rompiendo enérgicamente la galleta contra el plato). Como diría Ninillas… ¡Éste es uno de los postres imprescindibles!
Terminamos con un Helado de chocolate blanco -que os muestra Ninillas en su sección- y con este Sorbete de cactus al limón verde que tenéis que probar todos vosotros si visitáis el nuevo Pêle Mêle. ¡Fantástico sabor! Diferente y muy agradable, me encantó.
Nos tomamos los típicos cafés y tés de diferentes sabores dilatando la sobremesa que, por cierto, estaban buenísimos -eran de Fusione-, y finalizamos con unos mojitos de estos modernos que ya vienen en botella, ¡todos excepto la que conducía! Ya sabéis que hay que hacerle caso a Steve Wonder desde aquel fantástico spot de 1986 de la DGT.
Os comentaba al principio que ya os hablaría de los baños, ¿verdad? ¡Pues ahí los tenéis! ¡Los de los chicos! Claro que, para llegar a ver esas imágenes primero os vais a llevar un susto del 15. Ya veréis por qué… De momento, me callo como una p***.
Una tarjeta más para la colección cucharetera de un nuevo restaurante madrileño, que resulta perfecto para visitar con amigos y pasar un rato divertido mientras se disfruta de una cocina sencilla en la que no fallan sus platos; y no sólo hay ensaladas, nachos, hamburguesas, costillares, espetadas, tacos, fajitas y demás… ¡También hay teléfonos! Hace 17 años abrió sus puertas el primer Restaurante Pêle Mêle, son muchos años de experiencia detrás, y ahora se reinventa a sí mismo en los tiempos que corren, ofreciendo un local enorme para el disfrute de todos sus nuevos seguidores en el número 52 de la calle Ibiza.
¡Ya tengo local para la próxima quedada de blogueros! ¡El Restaurante Pêle Mêle!
Ninillas: ¿Habéis tenido alguna vez esa sensación de “invasión del pasado”? ¿Ese sentimiento de que cualquier tiempo pasado fue mejor? Yo sí, no muy a menudo pero ha ocurrido, o mejor dicho, me ocurre. Sobre todo me sucede cuando voy a casa de mi padre y abro las cajas del garaje, ésas que contienen todos los recuerdos de mi infancia que van desde los primeros trajecitos de bebé, pasando por los juguetes de mi niñez y que acaban con los apuntes del instituto de mi adolescencia. Abrir cualquiera de esas cajas es, precisamente eso, una invasión de mi pasado en mi presente. De repente, se agolpan en mi cabeza los momentos en los que yo usaba esos objetos, ahora carecen de sentido en mi vida, sin embargo, han sido importantes para ella. Esa nostalgia, esa melancolía… Sólo cesa cuando decido volver a cerrar la caja, cuando decido cerrar la puerta del ayer y centrarme en abrir la del hoy.
Puede parecer extraño, pero esos mismos sentimientos que se apoderan de mí cada vez que abro una de esas cajas, volvieron a mí cuando entré al restaurante que pienso enseñaros hoy. La visita va a ser larga, pero prometo que será divertida y estoy convencida de que a más de uno le traerá buenos recuerdos, porque hoy nos vamos nada más y nada menos que al Restaurante Pêle-Mêle.
Lo primero que te encuentras nada más cruzar su puerta es su barra. Un espacio coqueto -Rayo os lo muestra en todo su esplendor- que bien podría decirse que constituye la “sala pirata” del Pêle-Mêle. En ella podemos ver un poquito de todo: timones de barco, reproducciones a escala de veleros, un loro que podría pertenecer al mismísimo Jack Sparrow… Es como un pequeño anticipo de lo que está por llegar, de lo que está por descubrir. El resto, todo lo que uno puede encontrar en una buena barra con un horario muy amplio desde bien entrada la mañana hasta la medianoche, donde poder disfrutar de unas cañitas -a 2 € la doble-, unas tapas -tienen la misma carta que en sala-, o unos mojitos -a 5 €-. Y, por supuesto, todo ello va acompañado de una gran televisión, perfecta para poder visionar los grandes acontecimientos deportivos.
Una vez pasada la zona de la entrada, llegamos a un distribuidor que también dispone de una barra, pero esta vez muy al estilo de los años 60. Y es aquí donde la cosa empieza a tomar otro cariz porque uno no puede dejar pasar que absolutamente todos y cada uno de los objetos que tienes a la vista tienen un precio colgado y no es por antojo, sino porque si los quieres, los puedes comprar. ¿Alguien se anima a llevarse una enorme cabeza de rinoceronte por 900 €?, o… ¿Tal vez estáis pensando en el Diablo de Tasmania por 800 €?
Claro que, si ni el rinoceronte ni el Diablo os convencen… sólo hay que echar la vista al “frente taurino” donde el maestro -a 800 €- ha decidido cambiar los cuernos por una preciosa moto Guzzi -a 2500 €-, aunque eso sí, la sombra de la muerte no se la ha quitado de encima. Vamos, que el torero no morirá por asta de toro sino por atropellamiento, eso sí, un atropello muy “chic”. El arte del toreo es lo que tiene.
Todo el concepto del restaurante gira en torno a un museo y, de hecho, este nuevo Pêle-Melê se llama así: Pêle-Melê Chic Museum Restaurant. Lo han llevado hasta sus últimas consecuencias, tanto es así, que cada uno de sus 7 comedores está dedicado a una disciplina o una temática diferente. El comedor que os muestro a continuación, por ejemplo, situado en la primera planta, lo podríamos denominar la “sala de la música”, creo que no hace falta explicar el porqué. Eso sí, quien quiera un violoncello -450 €-, un acordeón -180 €-, una guitarra -180 €-, o un trombón -195 €-… Sólo tiene que pagarlo y se lo lleva puesto.
Pero hablar del Restaurante Pêle-Mêle es hablar de historia, o mejor dicho, de historias, las que seguramente muchos habréis vivido en su interior en diferentes momentos. Han pasado 17 años desde que el Pêle-Mêle abrió sus puertas en Madrid y hace apenas unas 2 semanas que reabrió sus puertas, con la misma filosofía de siempre, pero con un espíritu renovado. Sigue siendo el mismo, pero mejorado y actualizado. Incluso ha cambiado su ubicación y se ha mudado al número 52 de la calle Ibiza en pleno distrito de Retiro.
Y, claro está, si hablamos del Restaurante Pêle-Mêle, no podemos olvidarnos de lo que siempre lo diferenció del resto de locales por encima de todas las cosas: ¡sus teléfonos!.
Porque pêle-mêle significa batiburrillo, de todo un poco… Y este restaurante es precisamente eso, un lío tremendo cuando los teléfonos se ponen a sonar en las diferentes mesas y no sabes quién te llama, pero al mismo tiempo es un museo donde todo se puede comprar y vender -eso ya os lo contaré luego-. Sin olvidar que mientras tanto comes, bebes, ríes, cantas, y… En definitiva, disfrutas de un universo caótico y divertido que han creado para ti.
No puedo negar que la idea de los teléfonos siempre me pareció genial. Tener todas la mesas conectadas y poder llamar al rubio “macizo” del comedor del fondo para decirle lo bueno que estaba… Ahora no lo hago, pero en un tiempo no muy lejano, yo no tenía pareja e iba a despedidas, a cumpleaños, cenas con amigas… En fin, que salía y hacía el tonto como casi todo el mundo, y el Restaurante Pêle-Mêle era perfecto para ello. Unos que yo me sé, con la cosa del teléfono, llegaron al altar y son los orgullosos padres de un bebé. Vamos, que es como una especie de Meetic o Tuenti sólo que en analógico.
El mecanismo es muy sencillo, cada mesa tiene un número de teléfono. Miras el plano y marcas el número de la mesa con la que deseas comunicarte. A partir de ahí, sólo hay que esperar a que te lo cojan y que la relación pelemelera siga adelante. Se pasa muy bien y es súper divertido, y con el local lleno es casi imposible saber quién te llama a menos que se identifiquen.
Seguimos con la tournée. Desde el distribuidor parten unas escaleras hacia abajo y, justamente cuando terminan, encontramos este magnífico proyector de cine por 2100 €, acompañado por tres estupendas cajas registradoras que rondaban los 900 €. Ojalá tuviera sitio y dinero para poder comprar el proyector. Fue sin duda, el objeto que más llamó mi atención.
El Restaurante Pêle-Mêle tiene capacidad para 140 comensales distribuidos en siete comedores, dos de los cuales son totalmente privatizables. El primero de ellos, es el que os muestro a continuación. Cuenta tan sólo con 6 cubiertos y puede ser perfecto para una reunión en la que se juntan pocos amig@s, pero que requieren de una cierta intimidad.
En el camino por tan peculiar museo no dejarás de ver objetos que te llevan a épocas pasadas, como este bonito balancín que luce orgulloso en el tercer comedor del Restaurante Pêle-Mêle. De pequeña me encantaban los balancines y de mayor aún me gustan más.
Este comedor cuenta con cuatro mesas, cada una con capacidad para cuatro comensales. Aquí se ha optado por poner bancos en lugar de sillas para crear un espacio diferente. Pero lo que no falta en ninguna de las mesas es el teléfono. Porque os recuerdo que aquí os podéis olvidar del móvil y hacer uso de las llamadas pelemeleras, que además de ser tremendamente divertidas son gratuitas.
Presidiendo una de las mesas de este tercer comedor, encontramos a un Yoda muy especial, lo han desposeído de su láser verde, sin duda, para evitar que nos caliente en exceso la comida, en cambio lo han dotado de una vestimenta mucho más acorde a los tiempos. No me digáis que no es gracioso este Yoda vaquero…
Los únicos objetos que no están a la venta son las lámparas que alumbran todas y cada una de las mesas. Se trata de unas bonitas lámparas tiffany y tienen una peculiaridad, absolutamente todas son distintas.
¿Que no me creéis? Pues Rayo os ha mostrado unas cuantas, pero es que yo aquí os dejo otra tanda.
El cuarto comedor lo he denominado la “sala hogar”, enseguida os explico el porqué. Cuenta con capacidad para 24 comensales distribuidos en mesas de 6, de 4 y de 2. Aunque esto puede cambiar en función del grupo. Porque, como podéis imaginar, no hay inconveniente en juntarlas o separarlas con tal de ceñirse a las necesidades de los clientes.
Lo de “sala hogar” viene por los objetos que aquí tenemos a la venta. Podemos encontrar una de las primeras licuadoras que salió al mercado, una batidora, un molinillo de café, una cafetera o una tostadora. E incluso, una preciosa estufa de cobre -a 250 €- custodiada por unos seres un tanto sospechosos que se han “chamuscado” de tanto acercarse al fuego.
Sin duda, el Restaurante Pêle-Mêle es el sitio perfecto para celebrar un cumpleaños, una despedida de soltero -o soltera-, por qué no… un divorcio, una comida, o una cena de empresa o un ascenso. En realidad, es ideal para cualquier tipo de celebración, pero es que además, si no estás muy alegre ellos se encargan de ponerte la sonrisa en la cara pues los fines de semana cuentan con drag queens, magos, boys… Que se encargarán de amenizar la velada.
Eso para los mayores, porque para los niños han reservado un espacio sin humos los domingos al mediodía donde podrán disfrutar de actuaciones especiales para ellos como cuentacuentos, payasos, magos… Puede ser una buena ocasión para llevar a los peques a un sitio diferente donde además lo pasarán en grande.
La siguiente imagen tiene su aquél, porque ya me dirán qué hace un marciano que cuesta 900 € sentado en un sillón de barbero de 1300 €… Pero… ¡Si no tiene pelo! Pobre mío, ¿estará descansando? Desde luego, al golf ha jugado, pues su saco rojo -a 900 €- lo tiene colgado en la pared.
Al quinto comedor lo he pasado a llamar la “sala del tiempo”. Creo que no es difícil de adivinar, pues sus paredes están repletas de relojes de todo tipo y condición. Sus precios rondan los 200 €, de modo que, si alguno se anima…
Ya os comenté antes que en el Restaurante Pêle-Mêle todo lo que se ve se puede comprar, pero que también se podía vender. Sí, habéis leído bien. Todo aquél que tenga objetos variopintos de los que desee deshacerse y que se encuentren en perfecto estado, los puede llevar al restaurante, y si les encaja con la decoración lo podrás poner a la venta por el precio que tú indiques, ellos no se llevan comisión. Eso sí, no te avisarán de la venta, debes ser tú quien se pase periódicamente para ver si se ha vendido o no, y en el caso de que así sea te abonarán el importe.
El siguiente comedor es la “sala señorial”. Está presidida por un gran escudo de metal -225 €- y acompañada por una curiosa serpiente. De sus paredes cuelgan varios espejos, todos ellos muy “rococós” y, en lugar de las lámparas tiffany que recorren todo el local, han optado por iluminar el espacio con otras más a tono con el conjunto. Sus precios oscilan entre los 400 y los 600 €.
Vamos con el séptimo y último espacio que yo he denominado “sala de comunicaciones” por la cantidad de teléfonos de todas las épocas que llenan sus estanterías. Aunque también podemos encontrar sopletes, máquinas de coser, infiernillos… De todo un poco, como en botica.
Éste comedor también es privatizable y es perfecto para una reunión de amigos más numerosa. Aquí, incluso puedes contratar actuaciones privadas, pues el restaurante pone a tu disposición esa opción, lo cual puede venir bien a la hora de solicitar un boys o una streapper en una despedida de soltero, en la celebración de un divorcio o en un cumpleaños. Además, el Restaurante Pêle-Mêle ha elaborado unos menús especiales para grupos que van desde los 40 € para The Mexican, pasando por los 45 € del Pêle-Mêle y finalizando por los 50 € del Pêle-Mêle Chic dependiendo de los platos que elijas y, por supuesto, también del tipo de barra libre que elijas -cerveza, sangría, mojitos, caipirinhas-.
Llega la hora de meternos en faena, porque lo de hablar por teléfono con la mesa que quieras está muy bien, es divertidísimo -que se lo digan sino a FlashBack y a Roberto que eran quienes lo tenían más a mano-, pero aún así, cuando uno acude a un restaurante quiere comer bien y, ya os adelanto, que también en este sentido el Pêle-Mêle cumple las expectativas. Para empezar nos ofrece una carta muy del tipo tex-mex donde se puede satisfacer a todos los paladares. Sus entradas se agrupan en siete secciones cuyos nombres no pierden ese carácter de museo en torno al cual gira al restaurante. Nos encontramos así con un Hall o Entrada, una Sala verde envidia, un Lateral chicano, una Sala chop art, unos Vestigios de Hamburgo, un Salón de postre y la Sala tierno infante, dedicada a los más pequeños, donde por 8 € podrán disfrutar de uno de los cuatro platos ofertados, unas patatas fritas, una bebida y un postre.
Aquella noche acudimos a la cita cucharetera aparte de nosotros tres, Roberto, Ángeles y Sara -que al paso que vamos no se animará nunca a salir en las fotos-. En total, nuestra comanda consistió en cuatro entrantes, seis principales -uno de los platos era para dos personas- y cuatro postres.
Comenzamos con esta Ensalada de queso de cabra que os muestra FlashBack. Muy sencilla, pero muy rica. Entre sus ingredientes estaba el tomate cherry, el bacon frito, un mézclum de lechugas y, por supuesto, el queso de cabra.
A continuación y en primerísimo plano os presento el Choriqueso. Venía acompañado por unas tortillas de trigo. Este plato es imposible que no te guste si eres amante del queso fundido y del chorizo. A nosotros nos encantó, yo creo que es un acierto seguro en el Restaurante Pêle-Mêle.
Lo mismo pasa con estos Taquitos de camarón, lo de camarón no llegué a entenderlo pues en realidad eran tortillas de trigo rellenas de gambas acompañadas por una conseguida salsa chipotle, pero bueno, lo importante es el resultado y ya os digo que se pueden pedir tranquilamente porque el resultado no defrauda en absoluto y es ideal para compartir.
El último de los entrantes fue este De todo un poco. Lo seleccionamos porque en un mismo plato se incluían gran parte de los entrantes del restaurante y así podíamos probrarlos casi todos. De modo que este “De todo un poco” traía aros de cebolla, alitas bbq, fingers de pollo, jalapeños rellenos y palitos de mozzarela. Me pareció que todo estaba muy bueno y sobre todo que los rebozados estaban crujientes y nada aceitosos, cosa poco común en este tipo comida.
Para los cursos principales optamos en primer lugar por esta Hamburguesa vegetariana Veggy. Pensé que iba ser una hamburguesa tremendamente insulsa, pero la verdad es que nos gustó a todos mucho, incluso a los más carnívoros. Entre sus ingredientes encontrabas setas, queso de cabra, tomate, lechuga y como guarnición llevaba unas verduritas a la parrilla.
Ángeles y Roberto os muestran el Bowl Pepe fajitas -para dos personas-. Este plato, por llamarlo de alguna forma, me pareció francamente original. Se servía con unas tortillas de trigo y una salsa roja -que básicamente era cebolla con tomate- y un ligero toque picante. Pero la gracia estaba en que lejos de presentar los ingredientes en minúsculos trocitos, aquí eran tacos grandes de chorizo, queso, cebolletas, aguacate, pollo y ternera.
Le llega el turno a la Hamburguesa de buey cremosa. Una hamburguesa francamente buena, elaborada con carne de buey picada, queso crema y cebolla caramelizada por encima. Se acompañaba con patatitas fritas.
Y qué me decís de esta fabulosa Espetada mar y tierra. El mar venía de parte de las gambitas y la tierra… La tierra de la ternera. Ambas, mar y tierra, se iban intercalando y pinchando con pimiento rojo, pimiento verde, cebolla… Dando como resultado esta espectacular brocheta -Rayo os la presenta en su sección en primerísimo plano-.
Terminamos los cursos principales con estas Costillas BBQ que traían como guarnición patatas fritas, salsa de queso azul y salsa barbacoa. Como podéis apreciar en la sección de Rayo la ración era muy generosa, teniendo en cuenta que se trata de una ración individual, en cuanto al sabor, estaban muy jugosas y nos gustaron a todos mucho.
Regamos nuestra cena con dos tintos, un Valtravieso Crianza 2006 de la D.O. Ribera del Duero para los entrantes, que cumplió su cometido, y un Rioja Añares Reserva 2002 de las Bodegas Olarra, que a mí no me terminó de convencer.
Llegados a los postres, estuvimos dudando si pedirlos o no, pues nos dijeron que no eran caseros, pero al final… Pasó lo de siempre, que no perdonamos una y cayeron cuatro. Vaya por delante que no nos arrepentimos en absoluto, al contrario, nos llevamos una grata sorpresa. El Restaurante Pêle-Mêle ofrece tartas, helados y batidos en su sección de postres, cuyo precio ronda los 4,70 €.
Los más chocolateros se encargaron de que no faltara este Fondant chocolate canelé y, por supuesto, fue de su agrado.
A mí, me sorprendió sobremanera la Tarta de queso, muy alejada de las típicas, pues sobre una base de galleta llevaba como una mouse ligera de queso mascarpone que estaba deliciosa. De verdad, estaba riquísima.
El Helado de chocolate blanco con sirope de chocolate también gustó a la delegación cucharetera. Tienen buenos helados y son tremendamente cremosos, de hecho a mí su sabor me recordaba más a la nata que al chocolate blanco y yo creo que fue por la cremosidad.
Y, sin duda, el más original fue el Sorbete de cactus al limón verde. Tenía un sabor ácido muy raro, la verdad es que hay que probarlo, te gustará o no, pero no tiene nada que ver con otros sorbetes. A nosotros nos gustó a todos, excepto a Sara, que es la “rara” para todo.
En la sobremesa, el teléfono no paró de sonar, ya que al final, los de las mesas a las que habíamos estado incordiando nos pillaron y cambiaron las tornas. La verdad es que nos reímos mucho y pasamos un rato muy agradable mientras nos tomábamos nuestros cafés con leche -a 1.75 €- y nuestros tés -a 2 €-.
Pero la cosa no quedó ahí y, después de los cafés, llegó el turno de los mojitos -a 5.50 €-. Todos pedimos uno excepto Sara, quién sino. Bueno, en esta ocasión no le faltaba razón, pues le tocaba conducir.
La visita a los aseos del Restaurante Pêle-Mêle es obligadísima, porque lo de menos es que te reciba esta especie de mosquito gigante de ojos saltones, lo mejor es la recepción a la salida de un invitado inesperado. Pero no pienso desvelaroslo porque hay que vivirlo en primera persona.
Sólo me quedan unos poquitos detalles y terminamos. Empiezo por la botella de agua, que está a 2 €. Continúo por el servicio, fresco, jovial y muy dispuesto. A nosotros nos atendieron Candela y Silvia, y la verdad es que eran majísimas. Finalizo por la comida, que en definitiva es tal vez el elemento más importante de un restaurante. Cuando uno decide comer o cenar en un restaurante de estas características, el miedo a que la cuenta se suba por el espectáculo y los extras es generalizado, lo cierto es que en este restaurante la horquilla de precios es tremendamente atractiva y dentro de unos márgenes asequibles para la inmensa mayoría de personas. Además, ofrecen a los clientes unos platos de elaboraciones sencillas, pero con buenas materias primas y en generosas raciones, por lo que su al final presenta una excelente relación calidad-cantidad-precio.
El resto, es su puesta en escena a modo de museo donde todo se puede comprar y vender, es la diversión que ofrecen los teléfonos conectados, es el entretenimiento de sus espectáculos durante los fines de semana. El resto es, en definitiva, el auténtico Restaurante Pêle-Mêle que se ha renovado como sólo un original sabría hacerlo.
PD: En el próximo cumpleaños que se presente… ¡Allá que voy!
Cucharete: ¡Menuda cenita telefónica pelemelera que se pegaron mis Cucharetes! Cómo se nota que ha vuelto a Madrid el Pêle Mêle Original, con su decoración a la venta y con todas y cada una de las mesas con su teléfono privado. Un restaurante en el que uno va a divertirse, y encima, a un precio anticrisis, pues no sobrepasa los 25 € por persona -excepto en menús amplísimos para grupos que incluyen un montón de cosas-. ¡En breve será complicado conseguir mesa los findes de semana en el Pêle Mêle de la calle Ibiza! ¿Apostáis algo? Mi equipo cenó por 23 €/persona, seis personas con 4 entrantes, 6 platos principales, 4 postres, 4 botellas de agua, 3 cafés y 3 tés. A lo que tendríamos que añadir 3 botellas de vino -a 20 y 21 €- y 5 mojitos -a 5,50 cada uno-.
Su decoración, que nos sumerge en un museo de antiguedades a la vez que en un mundo de fantasía, y además está a la venta cualquier detalle. La fantástica idea de permitir a sus clientes que participen en la decoración, vendiendo sus propias antigüedades. La relación calidad/cantidad/precio. El amable trato del servicio en todo momento. Bono para el menú del día que, cuando se completa, consigue que el menú nº 11 nos salga gratis. Salones privados para grupos pequeños y grandes, con diferentes menús especiales para grupos que incluyen barra libre y una copa. Disponen de servicio de espectáculos para todo tipo de celebraciones. Los domingos a mediodía los niños tienen un espacio libre de humos donde se realizan espectáculos para ellos. ¡Poder llamar gratis por teléfono a cualquier mesa vecina! Actuaciones especiales todos los fines de semana por la noche. Aceptan todos los cheques de comida.
Pequeñas pinceladas típicas de un local de nueva apertura.
4,0
25 comentarios a “Pêle Mêle”
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me encantaba este sitio…que bien que se renueve!!iremos a verlo…está muy diferente a lo que recordaba
Sí que ha cambiado, aunque sigue manteniendo su esencia…
iremos a verlo
Nosotros estuvimos hace mucho en otro, nos encantó el sitio, viendo ahora este de la calle Ibiza y el buen precio creo que dentro de no mucho repetiremos! gracias cuchareteros!!
Me gustó mucho la decoración:)
me acerqué con mi chico este sab! está muy bonito!!!se nota que se han currado el cambio!!! el pepe bol estaba buenísimo! de postré tarta de queso y un par de mojitos…jeje!!os los recomiendo!
Yo estuve ya hace mucho-, unos 8 años.
El ambiente inmejorable, el tema de los teléfonos da mucho juego, y realmente te lo pasas muy bien. Es un sitio al que la gente suele ir con ganas de juergay realmente la hay.
Ahora, la comida era otro tema. No se si habrá cambiado desde que estuve, pero cuando estuve dejó mucho que desear. La materia prima no era precisamente de primera calidad y en general los ingredientes estaban o poco cocinado o pasados.
Aunque tendría que repetir, por que las fotos de la comida se ven mejor de lo que recuerdo.
saludos
Hola Javierchu_Cai,
nosotros ya ves que lo hemos valorado con un 4 -nada más y nada menos-, porque consideramos que para la horquilla de precios que baraja y teniendo en cuenta lo que cenamos… resulta un restaurante de lo más atractivo, además es que nos lo pasamos genial en esa cena, lo de los teléfonos es la bomba!
Si fuiste hace 8 años… Uffff! No llovió ni nada. Por lo que nos comentaron, antes eran franquicias que llevaban diferentes gerentes, y había de todo dependiendo de cada local… Pero es que ahora, son los propios dueños de la marca Pêle Mêle los que han lanzado el local, es decir… ¡Sólo hay uno! ¡Un Pêle Mêle! El de la calle Ibiza, no hay más… y creado desde cero por los propios dueños de la idea original, si queda alguno por ahí de los de antes, ya le han cambiado el nombre, porque no pueden llamarse Pêle Mêle, y no tienen nada que ver con éste ni en el trato, ni en la decoración, ni en la cocina.
Deberías probarlo, y ya nos cuentas de primera mano qué te ha parecido!
Un saludo,
Cucharete Team
Pues en cuanto esté por España otra vez lo probaré!! Efectivamente, cuando yo fui era franquicia.
Por que la verdad, si han mejorado la cocina puede ser un sitio que se convierta en un referente para cenas con los amigos, por que pasártelo, te lo pasas como en ningún sitio.
Un saludo, y gracias por la actualización informativa!
Javier
Bueno pues mañana viernes ire a festejar mi cumple y las les dire que tal pero pinta bien !!!!!!
Yo estuve hace muchos años con unos amigos y creo recordar que estaba en la otra acera de la calle Ibiza.
Pues he estado hoy con mi mujer, celebrando su cumpleaños, y mis hijas como despedida, ya que se van de campamento unas semanitas
Hacía tiempo que no lo pasaba tan mal en una comida. He sentido PENA y TRISTEZA. No por la comida, que vendrá después.
De madrugada, sobre las 2 de la mañana, les mandé un email para reservar y las 5 de la mañana me la confirmaron. A eso se le llama atención al cliente.
Hemos llegado sobre las 14:15 h. de un sábado, le he comentado al camarero lo de la reserva y le ha dado lo mismo porque nos ha bajado a la planta de abajo y no había nadie. Y así ha sido toda la comida, 6 u 8 camareros/cocineros y solo 4 clientes. Y de ahí mi pena y tristeza. Joder, con lo que cuesta montar un negocio de este tipo y lo duro que se hace ver cómo pasan las horas sin que nadie entre en tu local (y os hablo desde la experiencia y la frustración que me supuso montar un negocio de estos hace 4 o 5 años y tener que cerrarlo a los pocos meses). Lo dicho, PENA y MUCHISIMA TRISTEZA.
He pensado que sería la zona, bastante complicada para aparcar pero debe haber algo más porque el Gambrinus de al lado, sí que tenía bastante clientes, tanto en local, como en terraza. Me da que no se están dando a conocer correctamente y que lo de los teléfonos debe ser un entretenimiento “nocturno”….
En cuanto a la comida, pues nada del otro mundo y algún detalle feo:
- A la ensalada de queso de cabra le faltaba el bacon.
- Las hamburguesas de pollo pues nada especial, un filete de pollo entre dos panes duros, un trozo de queso de sandwich, un trocito de bacon perdido, trozo de cebolla, de lechuga y tomate. Patatas congeladas y ya está. Eso sí, más de 7 Euros si no recuerdo mal.
- Las bebidas, caras como suele ser habitual, 2,75 Euros una cerveza sin alcohol, por ejemplo.
- Y, en cuanto a la tarta de queso, siguiendo vuestro consejo, pues qué decir, estaba buena pero le faltaba todo el “condimento” de vuestras fotos: la nata montada, la hojita de menta…
Y un detalle bastante feo: Hemos pedido unos palitos de queso que nos han traido con un cuenco de salsa barbacoa, que no hemos consumido entero y nos han retirado.
Cuando nos han traido las hamburguesas le he pedido al camarero un poco de salsa barbacoa y nos ha traido un cuenco más pequeño pero nos han cobrado ¡¡1 EURO!! y no es por el euro sino por el detalle de cobrarte algo que acaban de retirarte de la mesa.
Cuando nos íbamos, sobre las 15:30 h., ha entrado una pareja de despistados y se han quedado solos en el restaurante, así que lo de los teléfonos, nada de nada.
Espero que tengan suerte y que solo haya sido una mala coincidencia.
HOLA PUES LES CUENTO QUE ESTE LUGAR ES EXCELENTE BUEN SERVICIO LA CENA SUPER DELICIOSO Y LA DECORACION DEL LUGAR ES OTRO MUNDO A MI Y A MIS AMIGOS NOS ENCANTOOOOO!!!!!!! GRACIAS PELE MELE!!!!!
El restaurante es precioso….buen ambiente…y la comida muy buena…la hamburguesa vegetal…todo un descubrimiento!!volveremos!!
He ido en otras ocasiones a otros Pele Mele, pero nunca a uno como éste. La decoración lo hace muy especial, un toque retro-moderno que lo diferencia de los que conocía hasta ahora. Fuimos a cenar con motivo de una celebración y nos lo pasamos fenomenal con los teléfonos de mesa a mesa. La comida estaba estupenda. Repetiremos!!
fuimos el sábado pasado para ver el cambio..y lleno!!supongo que este restaurante siempre seguirá teniendo tirón…nos lo pasamos de lujo!!el espectáculo muy divertido!!cogimos menú de grupo…con barra libre de mojito….todo muy bien!gracias al equipo!!un gran trabajo!!
Pues nosotras estuvimos en una despedida de soltera y nos lo pasamos fenomenal!!! Los camareros muy atentos, nos prepararon sorpresas y el espectáculo fué muy divertido!
De todos los Pele-Melé en los que he estado, éste es sin duda el mejor!
La decoración es una pasada y el trato impecable.
Os lo recomiendo para hacer fiestas al 100%
Hola a todos!
Hace poco estuvimos de despedida en el pele y fue un gran acierto elegirlo!! tiene muchas salas comunicadas, con lo que hay ambientazo general y nada de agobios.
La decoración es de lo más divertida, además los teléfonos que comunican las mesas hacen que la cena sea un no parar de reir! si a eso le sumas los espectáculos que van surgiendo entre medias, como un camarero-torero o un drag, las risas están aseguradas!!
si quereis pasar un buen rato con los amigos, en un restaurante diferente, acercaros!!
Celebramos allí la despedida de una amiga!!! nos lo pasamos pipa la verdad!!! repetiremos….
Fuimos la semana pasada…nos encantó el espectáculo…eligieron al final a MR pele y Miss Mele…yo gané…jajajajaj!!! Volveresmos..nos lo pasamos genial la verdad! Qué viva el Pêle-Mêle!!
buenas, mira este viernes voy a ir con un grupo de amigos, y me gustaria saber si a ido alguien en viernes para ver que tal los viernes noche… gracias
A mí me llevaron mis amigas para mi despedida de soltera y lo pasamos genial, el animador era la bomba e improvisaba fenomenal, daba mucho juego. El local me encantó y la verdad es que el menú para grupos trae muchísima comida, no pudimos terminarnos todo.
De todos modos, me molestó un poco enterarme de que no te ofrecen otra opción que el menú de grupo los fines de semana, que está a un precio muy por encima de los 20 euros a los que se puede cenar entre semana. Aunque como ya he dicho trae mucha comida, no deja de ser la misma comida que te cobran a la mitad entre semana, y sinceramente me pareció caro lo que mis amigas tuvieron que pagar, sobre todo teniendo en cuenta que una de ellas era alérgica a casi todo y solo comió una ensalada que le trajeron porque la pedimos expresamente. Por lo visto cuando preguntaron si podíamos cenar a la carta, les dijeron que no porque el local se llenaba y sería imposible poder ofrecer la carta entera, lo cual me parece una excusa barata ¿qué pasa si el local se les llena un jueves, que también tenemos que comer todos lo mismo y encima más caro?
En conlusión, se trata de un restaurante ideal para despedidas, cumpleaños y celebraciones varias, pero si estas son en fin de semana, hay que esperar exactamente la misma clavada que en cualquier otro lugar de este tipo…c’est la vie.
Este restaurante ya ha cerrado.
Este post es muy viejo, así como sus comentarios. El Pele Mele ya no está en C/ Ibiza si no en Plza España, 11.
Yo estuve la semana pasada y aunque conserva la decoracion chula y los teléfonos , os puedo decir que fue una de las PEORES experiencias que he tenido.
Fuimos 6 chicas en plan despedida y todo fue fatal. Primero nos tuvieron una hora esperando pq habían “perdido” nuestra reserva. Luego pasó una chica con mala cara a cobrarnos sin habernos traido ni siquiera la primera bebida. La comida era malisima, practicamente todo se quedó en los platos. Pero lo peor es lo mal educados y antipáticos que son casi todos los camareros.
El show no está mal, pero es lo único que rescataría de este lamentable lugar.
yo también he estado este sábado cenando con un grupo de amigas y mi experiencia tampoco ha sido nada agradable.
Efectivamente, nada más sentarte, ya te están pidiendo que pagues (pedimos un menú de grupo por el “módico” precio de 35 eurazos por comensal), que digo yo que esto puede ser hasta ilegal, cobrarte por algo que todavía ni siquiera has visto. Este menú especial incluía varios platos para compartir (los cuales me parecieron bastante mediocres y algo escasos en la cantidad) y en teoría, barra libre de sangría, cerveza y mojito en jarras de litro. Digo en teoría, porque una vez que trajeron los postres, la barra libre ya solo era de mojito(si te dicen barra libre, entiendo que lo es todo el tiempo que estés sentado en la mesa). El aspecto y sabor de la sangría era de refresco de limón con un chorrito de vino para darle color. La cerveza no venía nada fría, y el mojito, a mí me supo a licor de melocotón sin alcohol (a jarabe, vamos). Resumiendo, me parece un robo 35 euros por lo que comimos y bebimos.
Y en cuanto al espectáculo, tengo que decir que los actores se lo curran, para qué negarlo, y está bastante divertido (independientemente de que a mí no me gustan las actuaciones en las que te hacen partícipe sacándote continuamente a hacer payasadas y demás, pero esa es mi opinión personal, tengo que reconocer que a la gran mayoría de la gente que había cenando se la veía encantada de la vida). Tampoco me gustó que empezase tan pronto -23 horas-, cuando prácticamente acababamos de empezar a cenar. Siempre que he ido a algún restaurante con espectáculo, normalmente esperan a que todas las mesas prácticamente hayan acabado (para eso es necesario dar todas las reservas a la misma hora).
Un último consejillo para los señores del Pelé Melé: la música de las diferentes partes del show no es necesario que esté a 200.000 decibelios. Era completamente imposible hablar ni siquiera con tu compañero de mesa para hacer algún comentario sobre la actuación.
Me da pena que se pueda llamar restaurante a este sitio y que el cucharete le haya dado un inmerecido 4. Este sábado fuimos y nos tomaron el pelo pues nos cobraron 75 € a cada una por una cena insulsa de comedor de colegio o de fiesta de niños que solo faltaba el sandwigh de nocilla. Un ensalada sin aliño ni color,una croquetas congeladas, un combo de alitas,queso frito y aros incomibles y dos escasos costillares de cerdo para 12, y poco más de comer. Se me olvidaba el postre un dado, por el tamaño, de tarta de bizcocho con algo blanco en centro y crema tostada por encima, nada que pertenezca al la carta de postres, eso sería demasiado para el menú de 75€ que nos cobraron por persona.En cuanto a la bebida jarras de sangría aguada, jarras de cerveza caliente y jarras de mojito prefabricado sin ningún encanto, además de estar aguado, que más se podría llamar refresco de mojito que un digno cóctel. La atención chic consistía en el paseo en limusina que nos darían por Madrid y que nos dejaría en la puerta de la discoteca. Además del tiempo que nos tocó esperar sin nada que hacer mientras los camareros limpiaban y nos quedábamos solas esperando a que llegaran la deseada limusina. Ya por fin nos subimos y el paseo por Madrid se convirtió en 10 minutos desde plaza de España que está el restaurante hasta la Puerta de Toledo y desde ahí andandico hasta hasta la calle de la disco. Uhh qué chic!!.Conclusión que no porque sea una despedida de soltera tienes que ser una imbécil a quien tomar el pelo y el bolsillo, que todo no vale y que pasarlo bien no esta reñido con comer y beber bien. No lo recomendaría y menos le daría un 4, del 1 no pasaría.
Bueno pues tengo que empezar por decir que he leído las opiniones de algunos clientes insatisfechos, y de verdad que la gente está algo confusa con la idea de ir a un restaurante de este tipo, el hecho de que pagues lo que pagues no significa que tengas que ser atendido como un marajá, porque hay otros muchos clientes que merecen atención. En segundo lugar, cuando vas a un sitio así, lo que no puedes pretender es que tu diversión sea responsable al 100 por 100 del personal de lugar, porque yo he estado y había cada cara de rancia y de rancio que no te digo ná, si no pones de tu parte, difícil, yo entiendo que hay gente que va obligada a las despedidas, o gente en la misma mesa que no se soporta, pero ese problema de quién es?, es cómo querer ir a comer al burguer king y que te sirvan la hamburguesa con cubiertos de oro de ley y una camarera de abanique..en fín.
Respecto al personal, hoy en día con la mala educación que hay entre la gente, no me extrañan ciertas cosas, los camareros son trabajadores, no son esclavos, yo he visto cómo tratan a esa pobre gente, y no esperes mucho más si tú como cliente no eres educado y no sabes comportarte.
Respecto al show, en pocos sitios he visto que el show dure aproximadamente 3 horas, donde hacen absolutamente de todo, y por cierto, en directo, canciones, juegos, bailes, striptease, karaoke…etc..y donde he visto a todo el mundo divertirse,exceptuando a cuatro amargados de turno. He estado varios días con amigos y no han repetido nada, todo ha sido nuevo, pero es muy fácil criticar y poner a parir desde la ignorancia.
Referente a la comida, creo que hace mucho tiempo que no como para darle un 10 en ningún sitio, estamos en crisis y eso se nota, pero no vas a este sitio a comer como un marqués, para eso me voy al Rizt.
Resumiendo, hay que hacer un examen de conciencia antes de comentar semejantes mentiras, idioteces y variedades varias. Si no te lo pasaste bien fué porque ni tú ni los que iban contigo quisisteis..a mí no me amarga la noche nadie si quiero pasarmelo bien.
Os lo recomiendo con creces, por cierto, si no queires la música alta bonita, vete a un café de paris, porque aquí la gente vamos a bailar a cantar y a divertirnos.