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Campomanes, 5
Madrid (Centro)
Ópera (Líneas 2, 5)
91 541 83 07
25 - 35
El atractivo y cosmopolita Restaurante CHIC, ubicado en pleno corazón de Madrid, nos ofrece una gastronomía ibérica -española/portuguesa- con los sabores tradicionales presentados de una forma creativa que no deja indiferente a ninguno de sus clientes. Su espacio -con capacidad para 60 comensales para fumadores y no fumadores- se divide en tres comedores en la parte superior y un vistoso salón de ladrillo visto abovedado subterráneo que incluye un peculiar y coqueto reservado. Ofrece un variado menú del día de Lunes a Viernes a 11,90 € que cambian a diario, así como diferentes menús para grupos que comienzan en los 20 €/persona -incluyendo la bebida-. Su horario de apertura es de 13:30h a 16:00h y de 20:00h a 23:00h -hasta las 00:00h los Viernes y Sábados-. No cierra ningún día de la semana.
4,5
Rayo: El emblemático barrio de los Austrias de Madrid da cobijo a uno de los restaurantes que están más de moda últimamente: ¡El Restaurante CHIC! Estaba claro que, con la definición con la que os lo acabo de presentar, no podía llamarse de otro modo… ¿Verdad? Pues así es queridos lectores, estamos ante uno de esos espacios blancos, minimalistas, sofisticados, de diseño… que no pasan desapercibidos ante una clientela cosmopolita que repite una y otra vez. Y es que el máximo atractivo del Restaurante CHIC es la horquilla de precios que maneja, pues nos permite disfrutar de su gastronomía ibérica sin que se resienta lo más mínimo la cartera. ¡Nos ha encantado!
A medida que avancemos en el reportaje, veréis que parte del espíritu del CHIC reside en el piso inferior, proyectando su alma de ladrillo abovedado bajo sombras y puntos de luz con ligeros toques de color que reflejan perfectamente el cuidado equilibrio entre lo tradicional y lo moderno. ¡Os vais a enamorar del Restaurante CHIC! ¡Tiempo al tiempo!
En su fachada despierta nuestra atención una carta elaborada a mano perfectamente estructurada, debemos tener en cuenta que cualquier cambio en la misma implica un laborioso trabajo manual, plasmando de nuevo todas y cada una de las entradas sobre el papel, una pequeña muestra del cuidado y el cariño con el que pretenden tratar a sus clientes, una comunicación familiar y amigable desde el mismo momento en el que se solicita la comanda hasta que finalmente se disfruta del café.
La primera imagen que nos brinda el Restaurante CHIC una vez traspasamos su entrada es de lo más seductora, un piso que imita fielmente a al madera -presidido por una elegante columna de hierro fundido iluminada en su parte superior- conforma la base de un conjunto de espacios en tonos claros, con el blanco como denominador común, al que baña una luz dorada que brota del botellero y que matiza sombras en las mesas sin que éstas quiten protagonismo a las velitas que las marcan.
Visitando el CHIC podremos coincidir con multitud de personalidades destacadas del mundo del espectáculo, del deporte, de la política y de la moda. ¡Y qué mejor que una muestra fehaciente de ello! Antonio Resines, Raphael, Fernando Tejero, Alejandro Amenábar, Natalia Verbeke, Judit Mascó, Malena Alterio, Juan José Ballesta, Pepe Navarro, Fernando Guillén Cuervo, Presuntos Implicados, la Infanta Margarita, Bigote Arrocet… ¡Ahí tenéis una pequeña muestra de los autógrafos que conserva el Restaurante CHIC en sus paredes! ¡Y hay muchos más!
Las mesas que recorren la pared de la parte derecha del local tienen disponible un banco corrido tapizado de blanco que, acompañado de esponjosos cojines negros, no resulta incómodo en ningún momento. El reloj nos permite descifrar que el horario de apertura del Restaurante CHIC por la tarde es bastante temprano, desde las 20:00h ya está al pie del cañón, preparado para los clientes más adelantados, que suelen ser los extranjeros que están de visita en la ciudad.
Un velo dorado de luz cubre la mesa que reposa bajo el botellero alto retroiluminado del CHIC, sin duda alguna, una de las estancias más atractivas de este joven restaurante madrileño que lleva abierto apenas 4 años, aunque es en el último cuando se ha puesto realmente de moda entre los residentes en la capital.
Los comensales se sienten muy cómodos y relajados en un ambiente cálido y tranquilo. Las notas de color corren a cargo de unas contundentes copas portuguesas que su dueño se encarga de traer personalmente del país vecino. También observamos que una curiosa “Carta de Sales” está presente en cada una de las mesas -podéis verla en la sección de Ninillas-. Escamas de sal mediterránea, oriental, negra, pimentón, boletus, chilli, limón… ¡Hay un montón! Así como diferentes tipos de “flor” -ya sabéis, esa finísima película cristalizada que queda en la superficie de las salinas-. Como podéis ver… ¡El Restaurante CHIC es un local muy “salao”!
A medida que avanzamos hacia el interior del local, el clima se torna más romántico y sentimental. La media luz oculta con sabiduría todo aquello que no es relevante y permite focalizar nuestra mesa bautizándola como un lugar especial, que al estar en el pasillo, nos permite disfrutar de total intimidad por los laterales de la misma. Si tenemos que amenizar la velada charlando con nuestra pareja en privado… estas mesas son perfectas.
Las lámparas de pastilla -intercaladas con las vistosas arañas negras- reaparecen en el segundo salón del Restaurante CHIC, esta vez acompañadas de coquetos espejos que reflejan la esencia del CHIC ante la degustación de los comensales.
Un tercer espacio continúa la línea marcada por el anterior: amplias y cómodas sillas de terciopelo en tono oscuro, banco corrido tapizado en blanco, cojines de negro azabache, espejos de anticuario que graban con su óvalo cristalino el día a día de la historia del CHIC…
Fue un placer encontrarse con obras de Mart -Julio F. Martínez Fernández-: El ermitaño, Oso y carros, La serpiente y Peces, acrílicos sobre lienzo que se venden en el propio local entre los 300 y los 450 €. Así que si tenéis todavía un espacio libre en vuestro salón… ¡Ya sabéis! Mart es nativo de Reus y a día de hoy reside en Madrid, donde tiene su estudio, un artista autodidacta que mezcla curiosamente una especie de arte primitivo y vanguardia, mostrando seres que tratan de abrirse camino ante la desolación y la inmensidad del mundo. ¡Me encanta el del oso con los carros! ¡Muy creativo!
El Restaurante CHIC le gusta a las parejas -no hay más que observar la siguiente fotografía- y también es perfecto para grupos. Nadie pone en duda de que es un espacio que invita a sentirse a gusto. Disfrutar de una velada para el recuerdo con garantía de éxito convierte al CHIC en uno de los restaurantes de la capital en los que es más complicado conseguir mesa en un fin de semana.
Las fotografías que recorren las paredes del Restaurante CHIC han sido escogidas de libros de fotógrafos españoles, la mayoría de ellas muestran escenas impactantes y que estimulan la conversación. Nada mejor que sentarse frente a ellas y recordar tiempos pasados, paisajes memorables y situaciones vividas… ¡No os perdáis la del encierro!
Después de haberos mostrado el Restaurante CHIC a la luz del día, voy a bajar unas escaleras con la cámara y a guiaros directamente hacia su espectacular gruta. Un romántico y coqueto escondrijo que data de siglos pasados. ¡El edificio tiene nada más y nada menos que 160 años!
Las bóvedas de ladrillo visto hacen acto de presencia y dibujan una atractiva y seductora caverna anaranjada que los viandantes que leen la carta que reposa en su fachada desconocen. ¡El salón privado del CHIC es subterráneo! Incluso podemos detectar el paso del metro cada cierto tiempo, que se manifiesta como si de un ente gastronómico se tratase, entablando contacto con nosotros mediante una ouija de lo más chic…
Al fondo encontramos un espacio privilegiado, una mesa fantasmagórica digna de una cena inolvidable. Los minúsculos destellos de las bombillitas de la enorme y vistosa araña negra desafían a los lanzados desde la mesa por las velas. Los colores pierden fuerza y la oscuridad templada envuelve a los integrantes de una mesa que bien podríamos considerar de visita obligada en el CHIC. ¡La próxima cena cucharetera la haremos ahí! Ésta vez íbamos cinco personas y… no cogíamos todos. ¡Me encanta esa mesa!
Intimidad 100% para los que hayan caído en el hechizo del CHIC y tengan la oportunidad de reservar esa mesa para disfrutarla con sus amigos. ¡Con mucha antelación, por supuesto! Las vistas desde el “agujero” permiten un control total sobre el resto de comensales, que no dejarán de morirse de envidia mientras os ven disfrutar con el mejor espacio del que dispone el Restaurante CHIC.
A continuación os presento la mesa en la que cenamos los cucharetes, que al estar formadas por módulos de dos, no hubo ningún inconveniente en formar rápidamente un espacio para cinco comensales. ¡Qué ganas de regresar al Restaurante CHIC! La verdad, es que cenamos de lujo, ya lo veréis con las imágenes que vienen a continuación… Cuidado que… ¡Abren el apetito!
La cocina del CHIC nos permite disfrutar de la gastronomía ibérica, española y portuguesa, y aunque no llega a definirse como cocina creativa propiamente dicha, no descuidan la presentación de ninguno de sus platos. Su carta es muy completa y presenta multitud de entradas que hacen más complicada la elección del comensal… ¡Todo se te antoja! Pues los nombres de los diferentes platos vienen acompañados de una pequeña descripción, que no consigue otra cosa que no sea el despertar nuestra atención en cada lectura. Ocho entrantes, dos ensaladas, cinco “selecciones CHIC”, catorce platos principales y, para terminar con una excelente sobremesa, siete postres -que, por cierto, no están a 6 € como en la mayoría de locales de la categoría del CHIC, sino que van desde unos atractivos 4,10 € hasta los 4,90 € del más exclusivo-. Vamos, que en el CHIC se pide el postre sí o sí.
Los grupos -máximo 30 comensales- están de enhorabuena en el CHIC, pues los menús pensados para ellos comienzan en los 20 €/persona -aunque también los tenemos de 25, 30, 35 y 40- e incluyen la bebida -agua y vino-. He de matizar que los menús de grupo de 20 y 25 € están disponibles sólo entre semana, y también debemos tener presente que organizan cócteles -de pie- en los que pueden participar hasta 120 personas.
La carta de vinos del Restaurante CHIC nos ofrece entre blancos, tintos, rosados y champagnes unas 25 referencias -entre habituales y apuestas más arriesgadas-, que además están a buen precio, pues tenemos varios de ellos que no sobrepasan los 20 €, incluso encontramos a 12 € la botella del vino de la casa: “Bodega CHIC”, que pertenece a la D.O. Rioja y puede quitarnos de un apuro -también se sirve por copas a 2,50 €-.
Nosotros regamos los platos principales con un tinto Chafandín 2003 de la D.O. Ribera del Duero que teníamos muchas ganas de probar, pues este tempranillo de la bodega española Viñas del Jaro -de los más exclusivos de la carta del Restaurante CHIC- logró seducir en Londres a los catadores del International Wine Challenger de 2006, quienes, entre las 9000 etiquetas procedentes de todo el planeta, lo eligieron como el mejor vino tinto del mundo. Nos pareció un gran vino, redondo y con personalidad, a pesar de que tengamos que apreciarlo en 2010… ¡En el 2006 debió estar realmente increíble!
Pero lo mejor de la noche fue la exclusiva Sangría de fresas frescas que preparan en el Restaurante CHIC, con la que acompañamos los entrantes. Podéis verla en primer plano en la sección de Ninillas… ¡Estaba de muerte! ¡Espectacular! Tremendamente suave -apostaría a que se pueden beber sin problema alguno 5 jarras por persona- a pesar de que lleva un 80% de bebidas con alcohol. ¡Riquísima la sangría del CHIC! ¡No os la perdáis porque es única! Les preguntamos el secreto y todo -para sorprender a nuestros amigos en casa- pero… ¡No soltaron ni una sola palabra! No nos queda otra que ir allí de vez en cuando a deleitarnos con ella.
Como también pedimos alguna botellita de agua, nos dejamos aconsejar por el equipo de sala y apostamos esta vez por probar un agua con gas 100% natural que goza de una presencia destacada en el segmento gourmet en Portugal: Pedras Salgadas. Esta marca, líder en el mercado luso, se comercializa en España desde hace dos años gracias a un acuerdo entre Grupo Leche Pascual y la firma portuguesa Unicer. ¡Resulta muy suave! No se trata de un agua gasificada -manipulada-, sino que lleva implícito gas carbónico natural proveniente del mismo lugar que el agua y tan natural como ella. Se presenta en un envase minimalista de color verde y posee bicarbonato y dióxido de silicio, que previenen la deshidratación, por lo que resulta ideal para los días sofocantes de calor que tendremos a partir de ahora en Madrid.
Y aquí tenemos el primero de los platos que recorrerán el artículo cucharetero del Restaurante CHIC: ¡Unos sabrosísimos Mejillones en sofrito “Tía Ana”! Habrá que investigar quién es esa “tía Ana”, para que nos confiese alguna más de sus recetas, porque si están tan buenas como estos mejillones… El fondo de marisco estaba para mojar pan -literalmente- y los mejillones se acompañaban de tomate y cebolla. ¡Se nos hizo corta la duración de este plato! Claro que… ¡lo compartimos los cinco!
Tampoco dejamos nada en el plato de la vistosa Ensalada de queso de cabra caramelizado. Venía salpicada cuidadosamente con un aderezo riquísimo -a base de vinagreta de miel y mostaza- que conseguía unificar con temple todos los sabores: espinacas, tomates cherry, nueces, crujientes de bacon, mézclum de lechugas y, por supuestísimo… ¡el sabroso queso de cabra caramelizado!
Mi vena gallega saltó a escena cuando descubrí en la carta una de las “selecciones CHIC” más sugerentes: Pulpo con espuma de patata. ¡Estaba buenísimo! Los trozos de pulpo -en su punto- venían espolvoreados con pimentón -al estilo del pulpo “á feira”-, pero en vez de reposar sobre un plato de madera, se presentaban sobre una cama de espuma de patata deliciosa, no me extraña que FlashBack salga tan sonriente -aunque seguramente sea efecto de la sangría, pues cayeron ¡dos jarras!-. Coronando el plato, una yema fresca le daba un toque singular y diferente. En la sección de Ninillas tenéis una fotografía en primer plano, ¡parece un “huevo pulpeiro” recién cascado! Ni se os ocurra pasar por el CHIC sin probarlo.
Otro de los platos que no se nos escapó del apartado de “selecciones CHIC” fue el de las Milhojas de cordero. Un plato muy bien presentado y mejor elaborado, pues logró sorprender a toda la mesa. La controlada acidez de las láminas de manzana conjuntaban perfectamente con el foie y el queso de cabra, dejando todo el protagonismo al sabroso cordero, que no podíamos dejar de bañar en la reducción de Oporto que acompañaba la escena. Seguramente en la sección de Ninillas leeréis que éste es uno de sus “imprescindibles”.
Ésta es la última foto en la que salgo en mi sitio porque, con lo contentillos que nos pusimos con la espectacular sangría del CHIC -ya os comenté que cayeron dos jarras-, mi zona de mantel quedó un poco perjudicada… Así que me pasé a la de Ninillas para las siguientes instantáneas y… ¡Artículo cucharetero solucionado!
Aquí me tenéis con los Raviolis de calabacín, venían rellenos de pisto y presentados sobre salsa de espinacas. Coronando el paquetito a modo de candado de lujo, un poquito de queso de cabra. Me sorprendió el punto que le dieron a las verduras, perfecto para mi gusto, y eso que no soy mucho de pisto.
Con la llegada de los platos principales a la mesa, dejamos de lado la fantástica sangría y nos servimos el Chafandín 2003 -del que ya os he hablado anteriormente- que nos habían decantado al comienzo de la cena -un tinto que podemos encontrar a más de 60,00 € en muchos restaurantes de Madrid, pero que en el CHIC se queda en unos amigables 40,60 €.
Arancha posa en la siguiente imagen con un peculiar Risotto de trigueros. Boletus, alcachofas con crema de balsámico, trigueros… todo ello bañado con aceite de trufa. ¡Muy sabroso este plato! Todos hicimos un viaje con nuestro tenedor hacia el plato de Arancha, y he de decir que resultaron ser unas minivacaciones gastronómicas que recomendamos a todos los que nos siguen. ¡Buen destino turístico el risotto del CHIC! Aunque los puristas, probablemente hubiesen elegido otro nombre para la vianda.
Roberto os presenta los Tagliatelli de pasta fresca, que vienen acompañados de langostinos y mejillones en su salsa marinera. ¡Otra de las salsas que nos hicieron mojar pan! En cuanto a la pasta, de lujo. Os recomendaría este plato porque no es de los que habitualmente sacamos en Cucharete a no ser que se trate de un restaurante italiano al uso, y os aseguro que merece la pena disfrutarlo.
Fijaos en el colorcito rosado de este Magret de pato a la naranja. ¡De lo más apetecible! Poco hecho por el centro y bien marcadito por el exterior… Voy a tener que dejar el artículo e ir a asaltar la nevera -a ver si hay algo a la altura para un buen bocata gourmet-, porque si os revelo las horas que son y lo temprano que he comido hoy… Bueno, terminemos estas líneas… La carne estaba realmente sabrosa, y las verduras que la acompañaban estaban elaboradas al estilo wok de col china con semillas de sésamo y soja. Se trata de uno de los platos más exclusivos de la carta -y aún así lo tenemos a 12,95 €, ya veis que el precio está muy bien- y la ración es más que generosa, no tenéis más que ver la fotografía de la sección de Ninillas, en la que sale FlashBack con el plato.
Me toca de nuevo salir -esta vez sobre la silla de Ninillas, ya os comenté el porqué- con el Bacalao à Bráz. Un exquisito bacalao presentado con patata paja frita y revuelto de huevo. Estaba realmente rico este plato, y las aceitunas lo hacían más divertido para compartir, nadie quería perderse una. De nuevo una ración más que generosa para una conocida combinación de sabores que gana enteros cuando se utilizan buenas materias primas.
A todo esto… ¡El vino corría por nuestras venas! Parecíamos cinco Dionisios, se nos nota en los ojillos…
Nada que envidiar al plato anterior la Lubina rellena, una especie de roll de pescado muy vistoso que guardaba en su interior trigueros con picadillo de langostinos y ajo. Se presentaba sobre una cama de patatitas asadas y se cubría con una riquísima salsa holandesa gratinada. ¡Que no falte entre vuestras viandas!
Y… ¡Llegamos a los postres! Nadie puede decir que no nos iríamos bien cenados si diesemos ya por acabada la cena, pero… ya sabéis que no es lo mismo irse con un postrecillo que sin él. ¡Había que ponerle la guinda cucharetera a la cena! Y al final… pues cuatro “guindas” pasaron por nuestras cucharillas. No hay más que decir que eran caseros, de modo que… ¡Cómo nos íbamos a negar!
Comenzamos con un Volcán de chocolate, que venía acompañado de una hermosa bola de helado de vainilla. Al contrario de lo que pueda transmitir la fotografía en primer plano de este postre, no era para nada empalagoso, pues el bizcocho estaba realmente esponjoso. ¡Ñam! ¡Viva el chocolate!
Estos pequeños Canutillos hojaldrados venían rellenos de crema inglesa con coulís de mango. Estaban bien ricos -las cremas inundaban el paladar-, a pesar de ser un postre sencillo del que encontramos docenas de variantes. ¡Son perfectos para compartir!
El Plátano caramelizado, que se sirve acompañado de galleta casera, dulce de leche y nata es un postre contundente. Lo aconsejo siempre y cuando se haya optado por compartir platos y todavía quede algún agujero que llenar, porque si no puede llegar a hacerse pesado. Personalmente, fue el que menos disfruté.
El postre estrella del CHIC para mí fue el Tiramisú de “Baileys” con trocitos de brownie. ¡Delicioso! En esta copa sí que os puedo asegurar que las cucharillas se pegaban por entrar, incluso llegamos a comprobar que no era sencillo meter las cinco al mismo tiempo. ¡Con eso ya os digo lo bueno que estaba!
Terminamos la velada con unos cafés -que os muestra Ninillas en su sección- y la casa nos invitó por sorpresa a unos chupitos de orujo -un orujillo bien rico, por cierto-. Yo esta vez no tenía que conducir, así que… ¡Cayeron dos vasitos de mi lado!
Como habéis podido observar a lo largo del reportaje fotográfico cucharetero, el Restaurante CHIC merece la pena, no sólo porque está en pleno centro de Madrid -en el Madrid de los Austrias-, y no sólo porque se come francamente bien, sino porque a pesar de que nos encontramos ante un lugar elegante, moderno, con personalidad propia y… ¡chic!, es fácil mantenerse en una horquilla de precios que ronda los 30 €/persona. ¡Ése es su punto fuerte! Y eso que en este extensísimo artículo no os lo hemos podido mostrar todo, pues la música -brasileña, bossa nova, jazz, pop, rock ligero- que suena de fondo en el CHIC resulta un acompañamiento muy agradable para la cena. ¡Y ese detalle sí que tenéis que disfrutarlo en primera persona!
¿Cuándo “chicquearemos” de nuevo? Nosotros… ¡Muy pronto!
Ninillas: Me encantan los sitios que ofrecen una “fina visión de conjunto”, esos lugares donde todo está perfectamente integrado regalando a nuestros ojos una panorámica agradable donde se percibe a primera vista una atmósfera cálida. Sí, me encantan los sitios donde, nada más verlos, te gustaría quedarte a vivir en ellos. Como esto no es posible, no está nada mal disfrutarlos unas horitas y si además te dan bien de cenar pues… ¡Hemos triunfado!
Exactamente así, es como me sentí en el restaurante de hoy, triunfal, victoriosa ante el hallazgo y, sobre todo, a gusto conmigo misma, con la compañía, con el local, con su gastronomía… No todos los días sales con estas sensaciones, pero aquella noche así fue y pienso detallaros la experiencia, aunque os advierto que no conviene reproducirlo, porque este restaurante es muy especial y es de los que interesa tener bien guardadito para que no se sature y tenerlo siempre como un valor seguro. ¿Me acompañáis en la visita? Arranco.
El Restaurante CHIC, así se llama, se encuentra ubicado en una zona privilegiada en pleno corazón de Madrid, al lado del Teatro y Palacio Real, y afinando aún más, exactamente en el número 5 de la Calle Campomanes. Con esta dirección, no es extraño que se asiente sobre un edificio que cuenta con 160 años de antigüedad. Sí, habéis oído bien, 160 años, aunque esto es bastante frecuente en el Madrid de los Austrias. Imaginad lo que esas paredes han tenido que escuchar a lo largo de décadas… Menos mal que no hablan, porque más de uno se llevaría un susto. Lo que no se les puede negar a estos inmuebles es que tienen un encanto especial, como si tuvieran vida propia, y eso se transmite de alguna forma a todos los negocios que en ellos se establecen, incluido el Restaurante CHIC o, mejor dicho, sobre todo el CHIC. No hay más que mirar a ese espejo sin alma, que cuelga en su primer comedor, creo que lo pusieron así con segundas intenciones. Tal vez su espíritu reposa precisamente en la pared sobre la que se fija. Ya os lo he dicho, este restaurante tiene encanto.
El Restaurante CHIC hace honor a su nombre y se nos presenta con un diseño marcadamente neoyorquino, sobre todo en la planta situada a pie de calle, en la que podemos encontrar tres comedores conectados entre sí, que permiten tener varios rincones que invitan a la intimidad, algo que no es muy habitual en todos los locales.
De día, en este primer comedor la luz entra a raudales por su enorme ventanal, permitiendo seguir el pulso de la calle tranquilamente sentado en su interior. Al llegar la noche, las tornas cambian, y es el viandante el que se sorprende y no puede evitar echar un vistazo en las entrañas del coqueto Restaurante CHIC. Y es que, el CHIC llama la atención sin querer.
La luz amarilla que ilumina los licores llena de alguna forma esta primera estancia dotándola de color, aunque en este sentido mucho tienen que decir las copas rojas, azules, verdes, amarillas… que podemos encontrar en todas las mesas y que suponen en cierta medida el contrapunto a esa especie de minimalismo informal que inunda al Restaurante CHIC. Y cuando digo minimalismo no me refiero al “sosismo” que muchas veces conlleva, sino más bien a ese minimalismo muy cuidado repleto de gustos sencillos y al mismo tiempo exclusivos.
Y si vuestros acompañantes llegan tarde, como suele pasar con los nuestros, uno puede pasar un rato entretenido viendo la galería de famosos que han pasado por el restaurante. La lista es larga: Jaydy Michel, Amaral, Judit Mascó, Natalia Verbeke, Fernando Guillén Cuervo, Malena Alterio, Alejando Amenábar, Antonio Resines… Y un largo etcétera -como podéis ver en la sección de Rayo-. Claro que, una vez que he cenado en el CHIC, no me extraña que vayan por allí, porque la verdad es que el sitio lo merece.
Continuamos nuestro recorrido y por este pasillo pasamos a un segundo comedor con capacidad para 10 comensales. Como podéis apreciar por las fotografías, la noche en el Restaurante CHIC siempre se vive a media luz, como si no se quisiera llamar la atención. Puede parecer que nos vamos introduciendo en un lugar angosto y carente de encanto, pero lo cierto es que la realidad es muy distinta, cada una de estas pequeñas salas están llenas de embrujo y son perfectas para reuniones de amigos o cenas románticas a la luz de las velas.
Seguimos nuestra ruta siempre con el eco de nuestros pasos resonando gracias a los altísimos techos con los que cuenta el Restaurante CHIC. En sus paredes cuelgan cuadros del artista multidisciplinar conocido como “Mart”, que están a la venta con unos precios comprendidos entre los 300 y los 450 €. Así que, si estáis interesados, echad un vistazo a la sección de Rayo, donde podréis verlos más detalladamente.
Otro de los aspectos positivos del Restaurante CHIC, es la distribución de sus mesas y la separación de las mismas. Esto no debería llamarme la atención, debería ser normal disponer de una cierta intimidad con tu vecinos, pero lo cierto es que lo habitual es que termines haciendo migas con los de la mesa de al lado u odiándolos cuando son ruidosos. Aquí, cada comensal tiene su espacio y es más que considerable teniendo en cuenta la horquilla que maneja el restaurante. Y como muestra, os dejo la siguiente imagen. Mirad a qué distancia se aprecia la siguiente mesa en el espejo.
Sin duda, ésta fue la nota artística de la noche por parte de Rayo, nuestro particular fotógrafo. Imagino que se vio reflejado en el espejo, éste con alma, cenando a la luz de la vela con alguien muy especial. La verdad es que, ahora que estoy viendo de nuevo las fotografías del CHIC, estoy recordando lo agradable que es, eso sin olvidar su faceta cosmopolita y moderna que para nada está reñida con su estilo elegante y distinguido. Sí, definitivamente es “chic”.
El tercer comedor, para 16 comensales, sigue la misma línea que el resto de estancias, una decoración cálida y nada transgresora que persigue que quienes lo visitan se sientan cómodos, como si estuvieran en su propia casa.
Absolutamente en todas y cada una de sus salas se ha hecho uso de los bancos corridos en color blanco como asiento para los comensales, eso sí, sólo en un lado, para el otro ofrecen unas cómodas sillas de terciopelo en tonos marrones.
¿Me acompañáis a la carbonera? Tranquilos, no os vais a ensuciar nada, está superlimpia. Al principio del post os comentaba que el Restaurante CHIC cuenta con dos plantas. La primera, a pie de calle, ya la hemos visitado y espero que os haya gustado tanto como a mí, para ver la segunda, debemos bajar y sumergirnos en las entrañas del edificio, en lo que antaño fue su carbonera. Aquí continúan las paredes y techos abovedados de ladrillo visto originales y, sin duda, le dan un toque tremendamente especial.
Este comedor tiene capacidad para 16 comensales distribuidos en dos estancias comunicadas entre sí, con la particularidad de que la segunda y última ejerce de reservado. Eso sí, un reservado muy exclusivo, pues es para 4 personas, tal vez 6, pero es tan especial que merecería la pena estar un poquito apretado.
No me digáis que este reservado no es una auténtica “cucada”. Con esa lámpara presidiendo la estancia que ilumina lo justo para poder disfrutar de una velada íntima en buena compañía y luego, el ladrillo visto, que yo creo que nos gusta a todos y hace de él un rincón encantador. Yo me enamoré de esta mesa, me pareció casi perfecta. Y, hablando de mesas, en el Restaurante CHIC están vestidas con mantel y servilleta de tela, acompañadas por una vajilla y una cubertería correctas y una cristalería que, si bien es cierto que no es cristal de bohemia, es resultona y pone un toque de color en el conjunto, pertenecen a ese tipo de cosas que sin tener un precio elevado quedan monas y se agradecen.
Al frente del Restaurante CHIC se encuentra el portugués Álvaro Tavares, secundado por una agradabilísima Anabella -también portuguesa-, que ejerce de jefa de sala. El detalle de la nacionalidad es importante pues, tal y como reza en su tarjeta de presentación, en el CHIC se ofrece una “Gastronomía ibérica”, es decir, platos tradicionales de España y Portugal, pero presentados de forma moderna y creativa. O lo que es lo mismo, sabores de siempre vestidos para los tiempos que corren. Nos presentan una carta estacional repleta de platos con nombres tremendamente transparentes que no llevan a engaño agrupados en cuatro secciones: Primeros, Ensaladas, Selecciones CHIC y Segundos. ¡Ah! Y a unos precios tremendamente económicos para lo que ofrece el restaurante.
De lunes a viernes a mediodía disponen de un menú del día de lo más variado a 11.90 €: 5 primeros, 5 segundos y 5 postres, que cambian cada jornada, yo no lo he probado, pero una conocida sí y me comentó que es el mejor de la zona. Por supuesto, si el grupo es amplio, en concreto un máximo de 30 personas en la misma sala, puedes optar por sus menús de grupo, muy apropiados para celebraciones de empresa, reuniones de amigos… Y, nuevamente, a unos precios de lo más atractivo pues, entre semana por 20 o 25 €/persona la papeleta queda resuelta y desde 30 €/persona los fines de semana. Eso sin contar sus cócteles, que pueden dar cabida hasta 120 personas.
Aquella noche nos reunimos en torno a la mesa Arancha, Roberto y los 3 cucharetes, y lo primero que nos llamó la atención fue su carta de sales. No había visto una tan completa en ningún restaurante. Ofrecen tanto “escamas” -elaboradas de manera artesanal y laboriosa- como “flor” -que es la finísima película cristalizada que queda en la superficie de las salinas, la cual es recogida de forma artesanal solamente en verano-. En total, 16 variedades distintas, cada una explicada convenientemente y con sugerencia de uso. Hay algunas muy curiosas como la Flor de sal boletus, las Escamas de sal pimentón o las Escamas de Sal Chilli.
Lo habitual es que para los entrantes optemos por un vino blanco, pero en esta ocasión cambiamos el modus operandi y nos llamó la atención su Sangría CHIC, una sangría de cava y fresas, con ingredientes top secret. Mira que preguntamos, pero no conseguimos que nos los dijeran. Está… ¡Está de muerte! Súper fresca, ligera y con un sabor a fresas delicioso. Entra sin sentir, pero ojo, que alcohol lleva. Eso lo comprobamos de primera mano nada más levantarnos de la mesa. Es un acierto seguro y el acompañante ideal para una cena. Además su precio es tremendamente atractivo, 12.50 € la jarra de litro. No os la podéis perder. ¡Qué cosa más rica!
Doy por inaugurado el desfile de viandas. Comenzamos con esta Ensalada de queso de cabra caramelizado y los Mejillones en sofrito de “Tía Ana”, que os muestran Arancha y Roberto. La ensalada estaba muy rica, aparte del queso de cabra caramelizado llevaba un mézclum de lechugas, tomate cherry, crujientes de bacon y aderezada con una vinagreta de miel y mostaza que le sentaba maravillosamente. Respecto a los mejillones, su nombre me recordó a la cita del escritor Víctor Moreno: “A veces la lectura de un libro es como el café que tomamos en el sofá de la nostalgia”. Y es que a veces el nombre de un plato, te recuerda a esa persona, en este caso a “Tía Ana” -familiar del propietario- y ese recuerdo forma parte de sus sabores. Ahora bien, ¿cómo hacía la tía Ana los mejillones? Pues, la verdad, buenísimos. Venían en una especie de salsa caldosa a base de pimentón, tomate y fondo de marisco. Os los recomiendo sin pensar.
El siguiente primer plano corresponde al Pulpo con espuma de patata, y reconozco que me sorprendió muchísimo. Sobre una espuma de patata se disponían los trozos de pulpo -que estaba perfecto de punto-, y sobre el conjunto llevaba una yema de huevo que conseguía hacer la mezcla más melosa y suave una vez estaba revuelta. Por encima, un poco de perejil espolvoreado. Un plato tradicionalmente gallego, reinventado y muy bien ejecutado, tanto que es un imprescindible en el Restaurante CHIC.
Os muestro a continuación unas originales Milhojas de cordero. Entre sus láminas de manzana había, además de cordero, foie y queso de cabra, y todo ello sobre una reducción de Oporto. Nuevamente, otro imprescindible. Los sabores estaban perfectamente integrados y hacían que cada bocado fuera realmente una delicia.
Y, qué me decís de estos Raviolis de calabacín rellenos de pisto. Supuso el “plato verdura power” de la noche. Las láminas de calabacín -perfectas de punto- albergaban en su interior pisto, disponiéndose todos los raviolis sobre una salsa de espinaca y gratinándose con queso de cabra. Si como yo sois amantes del “verde”, este plato os encantará, es original, divertido y muy sabroso.
Terminados los entrantes cambiamos la riquísima sangría por el vino tinto para acompañar los principales. Por cierto, el Restaurante CHIC cuenta con una bodega que, sin ser extensa, se adecúa a las necesidades del local y, sobre todo, a unos precios súper interesantes. Además ofrecen la posibilidad de tomar copas de vino a 2.5 € de su Rioja de la casa. Nosotros nos decantamos, y el vino también se decantó, por un Chafandín 2003 de la D.O. Ribera del Duero. En líneas generales me gustó, y fue un buen acompañante en el curso de los platos principales.
FlashBack os muestra el Magret de pato a la naranja, que nos gustó a todos. Bueno, si soy sincera, en realidad no hubo ningún plato que no nos gustara -para que nos vamos a engañar-, estaba todo riquísimo. Se servía sobre una especie de col china al wok con semillas de sésamo y soja, que le otorgaban una interesante mezcla de sabores al magret de pato.
Otro de los realmente imprescindibles del CHIC es este Risotto de trigueros, boletus y alcachofas. Yo no sabría si con la ligazón que llevaba se podría llamar risotto, ahora bien, su sabor era impresionante. Además, por si sus ingredientes no eran lo suficientemente potentes, se culminaba con una crema de balsámico y aceite de trufa. Sabores de la tierra… Sabores seguros. No os lo podéis perder.
Aquí os dejo un primerísimo plano de los Tagliatelli de pasta fresca con langostinos & mejillones con su salsa marinera. ¡Qué os voy a contar a estas alturas! Pues que también merece la pena pedirlos si es pasta lo que os apetece.
Llegamos ahora a otro de los puntos fuertes del CHIC, otro más diría yo, el bacalao, pues siendo su propietario portugués no podía faltar en su carta. Por lo visto, según nos comentó el camarero, la infanta Margarita es muy aficionada a este plato y suele ir a comerlo a menudo. Os hablo del Bacalao à Bráz, que no es otra cosa que un revuelto de nata y huevo con bacalao, patata paja frita y cebolla. No creo que haga falta decir cómo preparan los portugueses el bacalao, es más, cómo será la cosa, que a menudo cuentan los tudenses -naturales de Tui, Pontevedra- que antaño los portugueses cruzaban el Miño para comprarles a ellos el bacalao y, posteriormente, eran los gallegos quienes hacían el camino inverso para comérselo. Con eso queda dicho todo. De modo que, si sois amantes del bacalao como yo, aquí lo preparan francamente bien y, desde ya, es otro de mis imprescindibles.
A estas alturas, y con la mirada ya un tanto dispersa por el alcohol, perdonadme, pero es que a mí me “perjudica” desde la primera copa, os muestro la Lubina rellena de trigueros -perfectos de punto al igual que el pescado-, se acompañaba de un picadillo de langostinos y ajo, patatas asadas y una salsa holandesa gratinada. Es, sin duda, otra buenísima opción, pues es un plato de siempre, pero reinventado con la inclusión de nuevos ingredientes y con una presentación original.
Concluidos los cursos principales, no pudimos resistirnos a las palabras mágicas: “postres caseros”. El Restaurante CHIC nos presenta una carta con precios que oscilan entre los 4.10 € y los 4.90 €. Abrimos con los Canutillos hojaldrados, que iban rellenos de crema inglesa y acompañados por un coulís de mango, que si bien es un postre sencillo, no por ello dejaban de estar ricos, además son perfectos para compartir. FlashBack os muestra el Volcán de chocolate con helado de vainilla -en la sección de Rayo lo tenéis en primer plano-, o lo que es lo mismo, un delicioso imprescindible. El bizcocho estaba tremendamente tierno y esponjoso, como el carrillo de un bebé, merece la pena pedirlo, no os arrepentiréis.
Otro que no puede faltar en la sobremesa, es el Tiramisú de Baileys, sobre el que flotaban unos pequeños trocitos de brownie. Un imprescindible en toda regla con el sabor tradicional, pero en el que se había cambiado su textura original por una más suave y ligera a base de espuma.
Con el Plátano caramelizado os aconsejo que tengáis cuidado, es tremendamente dulce, pues se acompaña de galleta casera, dulce de leche y nata, y puede llegar a hacerse un tanto empalagoso. Lo veo más bien como un postre para compartir.
La sobremesa se alargó, y de qué manera, pero eso sí, disfrutando de unos cafés con leche, unos solos y unos tés, todos a 1.50 €. Y digo que se alargó porque estábamos tan bien allí que no veíamos el momento de levantarnos e irnos.
Mientras el resto de acompañantes daban buena cuenta de unos licores de hierbas -mostrados en la sección de Rayo- cortesía de la casa, yo me armé de valor y me fui a echar un vistacito a los baños. Ahí es cuando me di verdadera cuenta de que esa riquísima sangría de fresa no estaba nada aguada y que realmente llevaba alcohol.
Las puertas de los aseos nos muestran dos dibujos tremendamente descriptivos que no dejan lugar a dudas de cuál es para hombres y cuál para mujeres, aunque lleves una copita o dos de más.
Me queda algún que otro precio por dar, como por ejemplo el del cubierto, que no tiene -se agradece-, el del pan a 1 € y el del agua a 2 € -sin gas- y a 3.50 € -con gas, ésta os la muestra Rayo en su sección-. Ahora sí, vamos a por los detallitos, que a poco que hayáis leído ya sabréis que son todos positivos. Comenzamos por el servicio, que ofrece un trato cercano con el cliente y muy correcto, sin atosigar, pero pendientes de todo momento del comensal. A nosotros nos atendió Roly y era encantador. Seguimos por su cocina, comandada por Ronaldiño, un brasileño que se encarga que todo lo que sale sus fogones esté en su punto, presentando una cocina tradicional innovada, pero sin pasarse y sin llegar al esperpento. Platos honestos, bien elaborados y con una relación calidad-cantidad-precio altamente recomendable. Y todo ello se disfruta en un local cálido, tremendamente agradable y a ritmo de bossa nova, jazz ligero, pop o chill-out que acompaña deliciosamente la velada.
Con todo lo que os he contado no creo que tenga que añadir que me encantó el Restaurante CHIC, un local en pleno centro de Madrid del que espero no corráis demasiado la voz porque éste es de los que me apunto como habituales y me gustaría tener una mesa siempre disponible.
Cucharete: ¡Qué bien se lo ha pasado mi equipo en el Restaurante CHIC de la calle Campomanes número 5! ¡Les ha gustado todo! Los entrantes, los segundos y, sobre todo, ¡la sangría de fresas frescas! Una bebida misteriosa y hechicera que no os podéis perder en el CHIC. Mi equipo cenó por 30 €/persona, cinco personas con 5 entrantes, 5 platos principales, 4 postres, 3 botellas de agua y 5 cafés. A lo que habría que añadir 2 jarras de sangría -a 12,50 €-, una botella de vino -a 40,60 €- y 2 aguas gourmet con gas -a 3,50 €-.
Su privilegiada ubicación, en pleno corazón de los Austrias. Su decoración, muy confortable y de lo más chic. La honestidad de su propuesta gastronómica. La relación calidad/cantidad/precio. El trato cercano y correcto del servicio en todo momento. Su selección musical. Su gruta privada de ladrillo visto abovedado, que se puede reservar para grupos, con diferentes menús especiales. ¡Su original y espectacular sangría de fresas frescas! Aceptan todos los cheques de comida.
El desgaste que acusan sus sillones.
4,5
24 comentarios a “CHIC”
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Hasta hace poco, y supongo que seguirán, había magníficos menús del día a unos 13,50 EUR.
Felicidades por vuestro restaurante, por el servicio y por la comida. Voy muy a menudo y me encanta el trato de los camareros. La comida es excelente y de muy buena calidad y los postres son los mejores que he probado. Me encanta el ambiente, muy acogedor y romántico, es toda una experiencia. Se sale muy satisfecho.
El restaurante está regular, lo mejor el postre. Falla el vino.
Me había generado unas altas expectativas lo de la sangría de fresas y resulta que no aparece en la carta. Nos dijeron que no lo hacían porque tardaban mucho en hacerlo.
E estado ayer x la manaña domingo y e pasado muy bien con mi mujer, volvere y recomiendo …..Buena Paella …..
Sin duda un marco de excelencia en gastronomia ibérica!
Fantástico local (al lado del edificio de Opera), acogedora simpatia y bien servir!
Un equipo que no sólo trata de aportar algo diferente (en el menú) para cada dia sino oferecir su mejor calidad!
Deseo lo mejor a todos, y agradezco por el bienestar.
Estuve el pasado lunes con mi mujer cenando. Nos gustó por su decoración y la música era agradable. Nos colocaron en un sitio recogido y tranquilo y el trato fue muy amable. El servicio muy cuidado, nos atendió una chica muy atenta y agradable. Siguiendo vuestras recomendaciones pedimos la ensalada de queso de cabra caramelizado, Lubina rellena de trigueros, el Bacalao y unos dados de manzana al oporto con morcilla.
La comida no nos convenció…el bacalao estaba muy salado…quizá debimos hacérselo notar y la ensalada parecía elaborada deprisa y corriendo y no nos dijo absolutamente nada…
Quizá me estoy volviendo exigente…pero esperaba más del sitio…
Hola cucharetes, estuvímos este sabado (04/09/2010) en Chic, nuestra opinión no puede ser peor. Con la disculpa de que un cocinero se había puesto enfermo, tardaron una hora en traernos los primeros platos, (por cierto también se equivocaron en uno de ellos y tuvieron que cambiarlo), el pulpo con espuma de patata y yema, no tenía ni espuma de patata (era patata normal), ni yema. Llegamos al restaurante a las 14.30 y a las 16.10, sin haber traído los segundos platos, le dijimos a la camarera (que por cierto era difícil de localizar, tuve que ir a la cocina a buscarla) que no esperábamos más, que nos marchabamos. No nos cobraron, pero nos estropearon el día ya que a esas horas y con el cabreo, ya no teníamos ganas de ir a otro sitio a comer.
Siento tener que enviaros este comentario, desde que localizamos vuestra página es la primera vez que salimos decepcionados.
Por cierto, la sangria de fresas, que tanto recomendavais, no la pudimos probar, porque tampoco tenian.
Nosotros fuimos al día siguiente : domingo 5 de septiembre para cenar. No me explico que les ha podido pasar a la gente del restaurante Chic en apenas tres meses desde el reportaje de los cucharetes. Pedimos pulpo y no había. Bueno, eso puede pasar. Pedimos vino blanco : nos dijeron de manera muy seco que quedaba 1 sola referencia de vino blanco, y que además era la última botella. Eso ya no me lo explico en un restaurante.
Pedimos dos entrantes. Uno de ellos carpaccio con pizza de ajo. Era una base de pizza de los precongelados con tomate frito (creo que de bote) por encima y oregano … Pero cuando me trajeron la lubina con trigueros y salsa holandesa gratinada y vi que habían sustituido la salsa holandesa por mahonesa (y esa si era de bote) ya definitivamente me habian arruinado la cena. Eso un restaurante que se respeta un poco no lo puede hacer. Evidentemente nos hemos quejado y nos explicaron que el día antes había sido complicado etc pero no me parece una razón. Nos fuimos sin postre y sin cafe porque teníamos ganas de salir de alli. Eso si, nos cobraron todo lo que nos tomamos. Es una pena porque se ve en las fotos que hace tres meses si que sacaron platos curiosos de la cocina.
Anoche estuvimos cenando en Chic. Al intentar hacer la reserva para 11 personas por teléfono, saltaba el contestador y aunque dejé el aviso y mi móvil, como no me la confirmaban, decidí hacerla on line mediante otra página web.
Aunque la mesa no estaba preparada del todo, posteriormente la atención y el servicio fueron buenos, estando atentos a todo lo que necesitábamos.
Siendo un sábado a las 10 de la noche, cuando llegamos, ¡qué decepción!, excepto el bacalao a braz (desmigado) que pidió mi sobrino, de pescado no les quedaban más que dos platos de lubina (ni dorada, ni bacalao…), menos mal que sólo eramos tres los que queríamos pescado, y uno de nosotros hubo de cambiar su elección.
Aunque al vino le faltaba un poco de frío (Rueda), algunos entrantes eran un poco escasos (el pulpo, por ejemplo, servido en un cuenquito, para nada se parecía al de vuestra foto, no sé dónde estaría la yema…) y en las milhojas de cordero dominaba un poco el sabor del queso de cabra, aún así la comida, en general, gustó bastante (croquetas, langostinos,raviolis de pisto, huevos rotos, lubina, risotto, solomillito…), al igual que los postres (volcán de chocolate, plátano caramelizado y sorbetes de limón al cava).
Tras los cafés nos obsequiaron con unos chupitos de licor de melocotón y, al acabar, no sé si como compensación por lo del pescado o porque era “la noche en blanco”, amablemente, nos ofrecieron unos cubatas, que rechazamos porque ya estábamos más que satisfechos.
Un detalle a arreglar rápidamente, la cisterna del baño de señoras.
Lo mejor, la relación calidad-precio, estupenda!!
Nosotros estuvimos el pasado viernes 03 de septiembre. Por lo que estoy leyendo parece ser que el comienzo de mes no ha sido muy bueno para este restaurante. Jamás me había fallado ninguno de cucharete, pero he de decir que la cena no pudo ir peor.
Primero la mesa que nos tenían preparada, estaban tan juntas que para poder pasar tenían que levantarse los de la mesa de al lado. Vamos, que teníamos que cenar todos juntos quisiéramos o no. Pregunté si no tenían más mesas libres. Nos ofrecieron ir a la planta de abajo, pero nos avisaron que no había aire acondicionado y que no sería demasiado agradable.
Finalmente nos colocaron en otra mesa que casualmente estaba apartada y libre (una suerte viendo el local). La verdad es que si hubiera sabido lo que nos esperaba no me hubiera alegrado tanto.
Nos sentamos a las 22:30, pedimos vino blanco - mejor no, me lo acaban de traer y está caliente, probamos con el tinto - después de dos intentos fallidos encontramos una botella de la carta que sí les quedaba - demasiado caliente también.
Compartimos unos ravioli y nos avisaron que tardarían, pero increíble… a las 00:15 solo habíamos comido una ensalada. Después de varios intentos de hablar con los camareros por fin nos trajeron un segundo, al cuarto de hora por fin llegó el otro, junto con los ravioli que habíamos pedido de entrada. La comida, nada especial y lo que aún no me explico es cómo pudieron tardar 2 horas en traer un plato que solo llevaba calabacin a la plancha relleno de tomate frito. Increíble.
Salimos de allí cuando ya todo el mundo se había marchado, más tarde de la 1 con una simple disculpa y adiós. Fatal fatal
EL
palabra no permitidaDE LA ESTAMPITA MODERNOHola cucharete, hace 15 minutos que he llegado de este local. Os escribo con cierto cariño, pq mi primera opinión en esta web fue hace unos tres o cuatro años, cuando vuestras críticas aún eran ligeras, sencillas y breves. Os he seguido regularmente desde entonces y me alegro de la repercusión que habéis conseguido en este tiempo.
He ido hoy sábado 18 sept a las 22h a cenar al restaurante CHIC con mi novia. Os resumo la experiencia:
- Cuando le he pedido a la camarera la jarra de sangría de fresas me ha mirado como si le hubiese solicitado que me explicara la teoría de la descomposición del átomo. A la segunda vez me ha dicho que solo existía en cóctel (?), pero que podía traerme una de ’sangría clásica’. Me trajo una jarra de sangría Don Simón al precio de 15 euros.
- De entrantes pedimos la ensalada de queso de cabra. Según Ninillas: “La ensalada estaba muy rica, aparte del queso de cabra caramelizado llevaba un mézclum de lechugas, tomate cherry, crujientes de bacon y aderezada con una vinagreta de miel y mostaza que le sentaba maravillosamente”. Pura ciencia-ficción, digno del mejor best-seller.
- De segundo pedimos pollo marinado con mozzarella y bacon, que por supuesto no había. Optamos entonces por el bacalao + risotto. Nos dejamos la mitad de cada uno.
- Llegó el gran momento del postre. Tengo tantos tiramisús en el cuerpo como restaurantes he pisado, y la cifra tiene tres dígitos. Deseaba probar esta creación con Baileys y brownie. Al pedirlo, por supuesto, no había. Sábado no festivo a las 10 de la noche.
No quiero terminar sin comentar tres cosas:
1 - El sitio tiene de gallego-portugués lo que yo, que nací en la Milagrosa de Chamberí. Absolutamente nada. Asociar el bacalao que hacen aquí con el que hacen en Portugal es un insulto a la inteligencia de los que aún nos fiábamos de vosotros.
2 - Si vais a cenar un sábado noche (desconozco otros días) llevaos un libro. Entre tomar nota y primer plato: 35 minutos. Entre 1º plato y 2º plato: ya sólo 25 minutos. Quizás van a Portugal con el bacalao y lo traen de nuevo, como hacían los de Tui.
3 - Me gustaría que revisarais la puntuación de este restaurante para no
palabra no permitidaa otros como yo. Incluso sería mejor dejar las cámaras en casa y dedicarse exclusivamente a comer, quizás así obtendríais el mismo trato que me han dado a mí y a los de la mesa de al lado (una pareja igual de harta q nosotros).Buena suerte a los q vayáis a este sitio de 4,5 sobre 5.
Un cordial saludo.
Hola Carlos,
no entendemos los últimos comentartios que ha recibido este restaurante, parece incluso que nosotros hemos ido a otro diferente… No nos cuadra nada… Lo que está claro es que, o ha cambiado de dueños o de cocinero, o todo el equipo. No es posible de otro modo comprender el malestar de la gente.
Cuando fuimos nosotros con amigos hace 3 meses y medio (9 de Junio) cenamos estupendamente, de ahí el reportaje que plasmamos en este artículo y la puntuación obtenida según el baremo cucharetero, incluso recordamos todavía la sabrosísima sangría especial del CHIC, así como lo bueno que estaba el bacalao.
Es una pena que locales así se vengan abajo, si es que es cierto lo que comentáis, seguiremos atentos a lo que plasmen los lectores en nuevos comentarios.
Un saludo
Cucharete Team.
Hola!
Tengo en gran respeto las opiniones de “Cuchatere” y uso esta web para elegir restaurantes a los que ir. No es un secreto ya que lo publico en Twitter. Creo que su trabajo es excelente y ayudan a tomar decisiones ante algo difícil, la elección entre tanta oferta gastronómica en Madrid. Dicho esto, hoy decidí acudir a Chic guiado por este estupendo post. Lo publiqué en twitter y el propio @cucharete me avisó de los comentarios negativos, que leí antes de hacer la reserva. Aun así decidí lanzarme a la aventura.
Hoy ha sido mi 2º aniversario de boda, algo que he comentado al hacer la reserva. Sé que puede parecer una chorrada, pero todos comprenderéis que para uno es una situación especial y qué mejor que avisar para que todo sea perfecto.
Hemos llegado a las 21:30, exactamente a la hora que había hecho la reserva. La camarera que nos ha acompañado a nuestra mesa no parecía la más simpática del sorteo, pero ante una buena mesa esas actitudes pueden quedar en segundo nivel. Nuestra ubicación, a menos de 40 centímetros de la mesa de al lado, no era el sueño de un entorno romántico, pero a fin de cuentas ibamos a disfrutar de un mimo al estómago, de forma que lo hemos aceptado.
Tras unos minutos mirando la carta y decidiendo, primera opción: “Bacalao a Bras”. Era lo que me llamaba la atención del restaurante, así que lo teníamos bastante claro. “No hay bacalao”, respuesta seca de nuestra estupenda camarera en el momento de hacer la comanda. “ummm… vaya, espera, miramos más cosas…” Bueno, tal vez los rabioli con mejillones… “No hay mejillones”, segunda respuesta igualmente “atenta” de nuestra excelente camarera… Ufff…. “bueno, mientras decidimos, queremos un Rueda para beber…” (3 referencias de blanco en carta).. “Pues no queda vino blanco, voy a mirar pero…”
Sensación de Dejà Vu, y uno ya es muy mayor para soportar listos con ganas de echar mano al bolsillo. De forma que mientras nuestra amiga rebuscaba en vaya Ud. a saber donde el sentido de la vida, mi mujer y yo hemos abandonado el restaurante sin ningún miramiento ni despedida.
Tal vez algún día fue un gran sitio. Estoy convencido que así fue. Pero desde luego hoy han demostrado que merecen cerrar lo antes posible o al menos que alguien con sentido de la responsabilidad se haga cargo de ese negocio.
(Nuestro anversario ha podido tener su cena gracias a Angel y El Senador, que conocimos gracias a esta web y donde hoy hemos vuelto a disfrutar de una gran cena. Que todo debe reseñarse).
Bon profit!
Pues no se porque me da que deben de estar punto de echar el cierre, yo fui con mi novia en agosto y me paso algo parecido a lo que están contando las últimas personas.
Me parecio el típico Restaurante quiero y no puedo, por el dinero que nos costo, se puede comer y cenar bastante mejor
Mi novia y yo estuvimos en Chic el viernes celebrando mi cumpleaños y la verdad es que nada que ver nuestra experiencia con las últimas opiniones reflejadas por aquí…
Trato más que agradable, rapidez en el servicio y, lo más importante, una cena de mucha calidad a un precio más que razonable; unos refrescos mientras devorábamos la carta, un entrante a compartir, dos principales, una botella de vino, un postre y un café por 49 euros.
El risotto de pato sencillamente espectacular.
No suelo ser muy de escribir en este tipo de webs (aunque si de leer) pero esta vez me he animado porque me ha llamado poderosamente la atención la disparidad entre lo leído y lo que nosotros vivimos.
Si alguien estaba decidido a probar el restaurante después de leer la crítica de la gente de cucharete, pero empezaba a echarse atrás por los comentarios, yo le aconsejaría que le diera una oportunidad. A nosotros nos fue genial.
Hola,
Vengo de probar el restaurante y he quedado muy decepcionado, en mi vida he visto un sitio tan poco profesional y descuidado.
Habíamos reservado gracias a una oferta de internet un “brunch” y ha sido todo menos eso.
1º. Los entrantes. un pincho de tortilla calentado en el microondas y 4 rodajas de chorizo, salchichón y cabecero de lomo de “mercadona”. Con la tortilla no se han molestado ni siquiera en abrirla con tiempo, porque tenía las marcas de estar envasada al vacío.
2º Hemos tenido que esperar mas de 15 minutos entre plato y plato.
3º Han alterda el orden de los platos, se han olvidado de uno, no sabían que habíamos pedido… y eso que solo eramos 3 parejas en el local
4º De lo ofertado a lo servido un abismo. Lo ofertado era un buffet y lo más cercano a eso ha sido un “buffete de abogados de la calle de al lado”
5º Las camareras debían estar de resaca, porque no sabían cuando traernos cubiertos o retirarlos, al retirar los platos nos han tirado las migas por encima y luego no aparecían por la sala, no sea que fueras a pedir algo de agua, la cual ni ofrecen.
Ha sido la peor experiencia en un restaurante, me he sentido completamente engañado y no lo puedo recomendar nunca.
Resumiendo, ha sido tristísimo
Hola cucharete! Anoche acudimos a este restaurante orientados por vuestra crítica del mismo como ya habíamos hecho en otras ocasiones.
La decepción no pudo ser más grande: lentitud a la hora de atender, la mayor parte de las cosas de la carta no las tenían (nos dijeron que tiramisú no tenían porque se les había estropeado la máquina…sin comentarios), los platos fueron escasos y poco elaborados, pedimos una botella de vino y después de que no había practicamente ningún vino de los que venían en la carta, nos decidimos por un blanco de Rueda muy normalito. Llegaron los segundos y el vino no hizo acto de presencia, de hecho no se volvió a hablar del tema y la botella nunca llegó a aparecer, fue como si esa conversación nunca hubiera tenido lugar. Aún así, y con el estómago prácticamente vacío (después de pedirme los raviolis con setas y ver que apenas venía una docena, que estaban poco hechos y que encima me iban a sacar 12 euros por el plato), nos atrevimos con el postre: pedimos los canutillos que tan buena pinta tenían en vuestra crítica y nos encontramos con unos canutos de chocolate que tenían pinta de ser del Mercadona, rellenos con natillas de sobre; mi acompañante, al no haber tiramisú, se dejo convencer por la camarera y pidió un “contrastes” de chocolate que no aparecía en la carta, que resultó ser una triste mousse de chocolate dentro de una copa de cava.
En resumén, 60 euros gastados en una cena que hubieramos solventado por 20 euros en el burguer de la esquina sin llevarnos a engaño; al menos no nos cobraron el vino que nunca trajeron.
Creo que deberíais volver a puntuar este restaurante para que a nadie más vuelva a sucederle esto, ya que está perjudicando vuestra excelente reputación.
Un saludo.
Mi experiencia se une a la de otras personas que han salido de este restaurante totalmente decepcionados. Desde que leí vuestra crítica estaba detrás de ir, pero siempre que lo intentaba estaba lleno. Por fin, el viernes pasado (29 de octubre) conseguí mesa.
Nada más llegar, la chica nos dijo que había varias cosas que no tenían disponibles, por un “contratiempo”. A saber: las croquetas, el pulpo y un par de platos más. Primer planchazo porque era justo lo que queríamos probar, pero bueno.
De entrantes pedimos una ensalada césar que resultó ser de lo más normalita y unos huevos rotos con patatas, bastante desaconsejables: las patatas estaban medio cocidas y el “huevo” era huevina.
Encima, pedimos de beber una jarra de tinto de verano y el chico nos dijo que nos la hacía sin problemas. Pues bien, cuando llegó, aquello no se podía beber de lo fuerte que estaba. Una amiga pidió una fanta de limón para rebajarlo y enmascarar el sabor raro que tenía y el camarero dijo que no le quedaban porque la última se la había echado a nuestro tinto de verano y que por eso tenía el sabor raro. No dábamos crédito.
También nos sorprendió que, siendo cuatro personas, sólo nos trajeran tres panecillos sin darnos más explicación (y luego encima nos cobraron como si fueran 4).
Los segundos, yo pedí el milhojas de cordero y, aunque tengo que reconocer que estaba muy bueno, la ración era la hija pequeña de la que aparece en vuestra foto. Vamos, era mínima y me dejó con un hambre tremendo. El bacalao a braz y los ravioli estaban regulares sin más y lo único bueno fue el pescado relleno, pero que tampoco era para tirar cohetes.
Pero luego ya llegó lo del postre y nos quedamos totalmente desconcertados. Cuando pedimos la carta, nos dijo el camarero que no, que mejor “os cuento yo lo que hay”. Según él era lo siguiente:
- Mousse de chocolate con galletas o con helado.
- Canutillos ingleses rellenos de chocolate
- Helados variados
Pedimos uno de cada y cuál no sería nuestra sorpresa al comprobar que:
- Los “helados variados” eran un helado de los de barra de tres sabores metido en una copa y de un sabor difícilmente identificable.
- La “mousse” eran las natillas que venden envasadas en tetra brick listas para tomar puestas en un plato sopero con dos galletas María encima.
- Los supuestos “canutillos ingleses” eran seis tartaletas rellenas de una mezcla del chocolate de las natillas y el chocolate que se usa para decorar los platos de los postres.
En fin, nos quedamos tan sorprendidos que les preguntamos por favor qué estaba pasando porque no entendíamos cómo nos ponían eso de postre que se notaba a la legua que era para salir del paso, pero se negaron en redondo y encima nos cobraron todos los postres (y no precisamente barato).
Encima, para “compensarnos”, en lugar de chupito nos pusieron una “copa de oporto dulce” para terminar la cena y entonces descubrimos que era el mismo vino que nos habían puesto para la sangría y que no se podía beber de ninguna manera!
En fin, que el parecido entre vuestra crónica y nuestra experiencia es mínimo, por no decir inexistente. Pensamos que era cosa del día, pero ya veo que es una costumbre que se repite, aunque siga sin saber por qué no le ponen remedio. Vamos, yo es que no hacía más que repetir “pues no lo entiendo, en cucharete le ponen un 4,5″!!!!!
Una pena, pero si en algo sirve mi recomendación es que vayáis a comprobarlo vosotros mismos, más que nada porque es una pena que esta crónica que no se corresponde con la realidad desluzca vuestro trabajo y deje vuestro criterio en entredicho.
Volver a valorar ese restaurante, porque los platos que describis no se parecen en nada, ni en la foto, por supuesto tampoco en la calidad, el pulpo se limito a cuatro trozos de pulpo, de la parte fina de la pata, con la “espuma” ni se veia el pulpo, y por supuesto sin la yema, el servicio, amable, pero lento. No volveremos
Buenas! quiero dar un punto a favor de Cucharete porque cuando valoraron este restaurante era exactamente como ellos decían, era uno de mis restaurantes favoritos y yo ya lo conocía antes que lo publicasen, además les di la razón en cuanto que era un restaurante de calidad y el servicio era atento y amable. Pero fuí hace un mes con mi chico a cenar y nos quedamos clavados en la silla. Pedimos el carpaccio con la masa de pizza ( que antés la masa la hacían ellos y el tomate era casero y el carpaccio estaba de muerte) y lo que nos encontramos fue una base de pizza congelada dura y tomate frito de bote y el carpaccio tb de sobre, de segundo mi chico se pidio un entrecot y menos mal que lo pidio al punto xq eso parecia una suela de zapato y de entrecot teía poco y yo me pedi unos solomillitos que me los pusieron con una salsa q no venía en la carta y todo adornado con patatas cocidas, el tamaño de los platos a menguado considerablemente no así en los precios, aperitivos no pusieron y el pan lo tuvimos que pedir varias veces. El vino que pedimos nos trajeron otro porque ni sabían q vino les habíamos pedido y la atención de los camareros no era muy agradable que se diga.
Con esto quiero decir que han debido de cambiar al cocinero o a la persona que llevaba ese restaurante y el equipo de camareros puedo asegurar que lo han cambiado, ya nos conocían los camareros de antes de todas las veces que íbamos a cenar allí. La verdad es una pena pues como dicen los de Cucharete se comía estupendamente, grandes cantidades a un precio normal y te atendían genial. Ha perdido en todo sobre todo en la calidad de la comida, pensé que era un día malo que habían tenido pero veo q no es así, una pena. Pero podemos seguir confiando en los paladares de estos chicos Cucharateros que no se equivocaron para nada!!! un saludo!!
Ufff… de la que nos hemos librado…
Hoy tenía que buscar un restaurante por la zona para comer con mi mujer y, como iba con prisa a la hora de salir de casa, no me paré a mirar los comentarios. Me fui directamente a ver el resumen de la crítica de Cucharete (puntos a favor y en contra), y me pareció una buena elección.
… y hemos tenido suerte, por lo que veo… aunque con sus detalles.
Como no había llegado a leer la crítica, tampoco tenía claro qué referencias pedir, así que nos hemos dejado guiar por la carta. Nos ha parecido interesante la oferta de platos portugueses, así que ibamos a empezar a pedir alguno cuando nos han dicho: “ah, no, de los platos portugueses sólo tenemos éste y este. Los otros no los hacemos todos los días (¡¿?!)”. Casualmente uno de los que queríamos pedir era un timbal de alelha, y de ese no había problema.
Aparte de eso nos hemos pedido unas croquetas de boletus, unos huevos rotos con hongos y foie mi-cuit, y unos melosos de carrillera con patatas panadera.
Para beber… pues también hemos tenido “suerte”, ya que ni nos hemos planteado pedir vino, y hemos ido de cerveza.
El servicio ha sido muy, muy amable, y los platos se han servido a un ritmo normal. No hemos tenido que esperar entre plato y plato.
Las croquetas de boletus estaban muy ricas, los huevos con hongos y foie nos han encantado (plato sencillo pero bien preparado), y el timbal nos ha gustado especialmente. Quizá las carrilleras un poco sabrosas, pero todo va en gustos, está claro.
Postre no hemos pedido (estábamos ya bastante llenos), así que tampoco podemos evaluar la calidad.
Con todo esto no quiero decir que el sitio sea fantástico. Tan sólo que hemos tenido suerte, y hemos comido bien por 20€ por persona, en un ambiente muy agradable, con una música estupenda (bossa nova casi todo) y un servicio amable.
Será interesante ver si alguien más que venga después verifica si realmente si lo nuestro ha sido sólo cuestión de suerte y sigue siendo un desastre, o bien han recuperado un poco de calidad (aunque lo de “no preparar todos los días algunos platos” nos ha resultado muy extraño.
Ya nos diréis,
Fernando
Hola: ayer estuve en el restaurante, que ahora se llama Il particolare.
La verdad es que mi opinión es muy parecida a las opiniones negativas que acabo de leer. Si las hubiera leído antes mejor no hubiera ido.
Tengo que decir que yo fui a cenar allí porque era una de las opciones de una Smart box, que me habían regalado. Ya me habían comentado cuando hice la reserva que para estos casos hay unos menús especiales. Tres menús ya preparados de los que eliges uno, igual para los dos comensales que íbamos. La verdad, es que absolutamente decepcionante. Las cantidades, mínimas y el entusiasmo puesto en los platos, ninguno. Yo pensé que el tema era por lo de los bonos, pero por lo que veo por la mayoría de los comentarios, es algo general. la verdad es que está claro que no voy a volver y, creo que hoy a lo largo de todo el día ya se lo he comentado a unas 20 personas. Ahhhhhh las fotitos de los platos eso que muestran los del Cucharete, se parecen a los míos lo mismo que un huevo a una sardina, vamos náaaaaaaaaa
El domingo estuve comiendo aquí con un bono smart box. La experiencia no fue buena ya que pareció que le mendigábamos la comida. NO VOLVERÉ. ¡Vaya rollo también lo del smart box!
Buenas tardes.
Soy una seguidora de vuestra página y en alguna ocasión he cenado o comido en alguno de los que aconsejáis, siendo la visita muy satisfactoria.
El pasado 11 de abril fui al restaurante “Chic” y ya no es este restaurante, conserva la decoración, pero es un italiano. Sólo quería informaros, porque si vuestras páginas son de ayuda, quiero poner mi granito de arena.
Gracias.