-
Capitán Haya, 19
Madrid (Tetuán)
Cuzco (Línea 10)
91 555 81 46
25 - 35
¡Ya es posible disfrutar de una comida o una cena en una “farmacia” en Madrid! El Restaurante Tasca La Farmacia nos traslada a una botica de antaño en la que los boticarios -camareros- nos deleitarán con exquisitos brebajes y ungüentos basados en una deliciosa materia prima que es la especialidad indiscutible del local: el bacalao -desalado por ellos mismos-. Su comedor da cabida a 65 comensales. Además de las entradas de su carta y de variados menús de grupo -atendiendo a los intereses del cliente-, dispone de un “Plato del Día” los Martes, Miércoles y Jueves que varía entre los 5,50 y los 6,50 €. Su horario de apertura es de Lunes a Sábado de 13:00h a 16:00h y de 20:30h a 00:00h. Cierra los Domingos. Existe también otro local en la Calle Diego de León, 9.
4,0
Rayo: ¡Tomad asiento, chicos! Y si puede ser con un largo y sabroso cafecito cremoso mejor, pues os aseguro que pasaréis un buen rato leyendo este nuevo artículo cucharetero. No pongo en duda que os sorprenderá lo curioso y atípico que es este local madrileño, cuya historia se remonta 13 años atrás, prueba de su buen hacer a lo largo de su trayectoria y de su interesante horquilla de precios a día de hoy, que se ajusta perfectamente a los tiempos que vivimos.
Esta vez hemos cenado en… ¡Una “farmacia”! Que sí, que sí. ¡Incrédulos! Fijaos bien en la fotografía de la entrada… ¿Qué dice? ¡La Farmacia! ¡Queda bien claro! Así que ya sabéis lo que se avecina… “de todo un poco, como en botica”. Claro que… debo aclarar, que no estamos ante el típico lugar en el que se preparan, dispensan y venden productos medicinales, y que tras la barra, no nos ofrecerán los remedios que prescriben los médicos, sino que sus “boticarios”, nos deleitarán con fórmulas gastronómicas que curan todo tipos de males: apetitos, gustos, deseos… Probablemente su laboratorio de análisis clínicos esté plagado de fogones, sartenes y cacerolas -sin dejar de lado enormes tijeras a las que acompañaran afiladísimos cuchillos, instrumentos debidamente desinfectados quirúrgicamente-, que elaboran minuciosamente una de sus fórmulas magistrales de mayor éxito en la capital: ¡El bacalao! El cual versionan en múltiples estilos, con los que intentan seducir a todo tipo de clientela.
Después de esta divertida presentación “cuasi-farmacéutica”, podemos lanzarnos a descubrir el interior de La Farmacia, un restaurante madrileño con personalidad propia que no deja indiferente a sus comensales. Fijaos en la vistosa fachada, prácticamente podemos reflejarnos en esos brillantes suelos que lucen mosaicos circulares entre su enlosado, de ahí parten enérgicas columnas que sustentan un entramado de vigas de madera que transmiten un aire ilustre a la vez que acogedor al local.
No hay más que aproximarse a una de sus cristaleras para darse cuenta de que la sensación de “querer entrar y descubrir el local por uno mismo” gana enteros con cada ojeada. En mi caso, recuerdo cuando tomé esta fotografía, y todavía ahora ejerce la misma fuerza sobre mí… ¿Estará maldito ese impresionante techo de cristales Tiffany? ¡Hay que ver el poder de atracción que tiene! ¿Será la luz que bañe la “sala de operaciones”? ¡Os desvelo de antemano que sí! ¡Así es! Pues la planta nos oculta un multicolor quirófano gastronómico en el que disfrutaremos de nuestra “operación cucharetera”. ¡Siempre atendidos con los mejores “medicamentos”!
De modo que… ¡Seguidnos sin miedo! ¡Dejad de lado vuestros temores! No os imagináis a estas alturas lo satisfecho que puede salir uno de una “jornada gastronómica farmacéutica”. Traspasemos la distinguida puerta de entrada, que luce madera noble y gran envergadura, y penetremos en el mundo de las pócimas y brebajes, dando protagonismo a las cañas, que por 2,40 € vienen acompañadas de unas patatas fritas con sabor a ajo que conforman un aperitivo estrella en “La Farmacia”. ¡Probadlas porque están de muerte! ¡Palabra de Cucharete! Aunque si lo vuestro no es el cereal fermentado, siempre podréis esperar a vuestros compañeros de mesa echando una imaginaria partida de ajedrez sobre el piso. ¡Ya sabéis! Hay que juntar 64 recuadros y… ¡Mueven blancas!
La decoración del establecimiento nos traslada a épocas pasadas, en las que las boticas de antaño lucían en sus estanterías todo tipo de remedios y productos en botes de porcelana. Todos ellos han sido recogidos por su propietario en farmacias antiguas, recopilados uno a uno a lo largo de los años. Podemos encontrar básculas, morteros, y un sinfín de recipientes que despiertan nuestra curiosidad… Entre tanto atrezo añejo, se abren camino utensilios más modernos, que combinan perfectamente con los anteriores marcando la evolución de un fragmento de la historia.
Nosotros os descubrimos en este reportaje la “Tasca La Farmacia” de la calle Capitán Haya, 19, pero hay otro local en la calle Diego de León, 9 -que fue inaugurado en primer lugar, cuyo éxito hizo viable el poder corresponderle con un hermano gemelo en el Distrito de Tetuán-.
El Restaurante Tasca La Farmacia es un lugar de culto al bacalao. Por supuesto, sin extravagancias ni genialidades de autor, algo que tampoco buscamos aquí, pero sí vamos a poder degustarlo de múltiples maneras, familiarizándonos con un sabor que llega de las aguas frías del norte y que antaño colmó las mesas más humildes. A día de hoy… es un manjar muy apreciado en nuestro País -además de en Noruega, Italia y Portugal- con recetas que han traspasado fronteras, como el “Bacalao al Pil-Pil”. Una exquisita materia prima a la que se le rinde pleitesía tanto en la cocina tradicional como en las cartas de los Chefs más prestigiosos. ¡Lejos queda de ser considerado “pescado de pobres”! -como fue calificado durante décadas-.
En la zona de barra también disponemos de mesas altas para picotear con los amigos, además se sirve exactamente lo mismo que en sala, variando el precio -más económico- y el tamaño de las raciones. La madera cobra protagonismo abrigada por arcos de ladrillo visto, que dejan ver la parte más atractiva del local: su seductor comedor de techo multicolor.
Entre el peculiar atrezo de la Tasca La Farmacia, encontramos verdaderas piezas de coleccionista. Fijaos, por poner un ejemplo, en la siguiente fotografía, nada más y nada menos que una espectacular caja registradora en bronce de la marca National -fabricada en Ohio (EE.UU.) exclusivamente para España-. No hay más que sumergirse en profundidad en la red para ver el valor que puede llegar a alcanzar en el mercado: 3000 € -como mínimo la encontramos a 1500 €-. ¡Ayyyy! ¡Qué recuerdos! ¿Verdad chicos? ¡Las pesetas! Si nos cobrasen hoy en día en pesetas se nos saltaban las lágrimas. ¿Recordáis que hace no mucho un café costaba 100 pesetillas?
Más singular todavía es la atiborrada cajonera que, tras la barra, muestra vistosamente con tinta bicolor diferentes grabados en latín, simulando perfectamente donde en el pasado se guardaban bajo los anaqueles: algodón, gasas y esparadrapo, acompañados de hierbas medicinales diversas -hojas de violeta y malva, manzanilla, salvia, aceite de ricino…- y toda clase de pastillas, tónicos, pomadas y ungüentos.
Adentrándonos en el comedor principal, no podemos evitar inclinar la cabeza hacia arriba hasta el punto de llegar a coger tortícolis. ¡Menos mal que estamos en una “farmacia” y algún remedio nos darán! -Aunque sean unas pastillitas de rico bacalao-. Pero lo cierto es que los techos retroiluminados de Tiffany de la Tasca La Farmacia son espectaculares. Un espacio policromo muy atractivo que presenta unas flores que crecen en tierra árida bajo un seductor cielo azul intenso. Una imagen relajante a la vez que sencilla, que convierte al comedor de La Farmacia en un salón digno de ser fotografiado. ¡Venga! ¡Seguid bajando o cogeréis tortícolis!
El montaje de las mesas es presidido por una miniatura de aceite de oliva virgen extra embotellado especialmente para el establecimiento, 20 ml. que podréis llevaros a casa para disfrutar en un desayuno de reyes a la mañana siguiente. Tenemos servilletas celestes de tela y una vajilla sobre mantelitos individuales -de tela también- que parece haber sido diseñada en exclusiva para la Tasca La Farmacia por lo bien que armoniza con el local.
La vista del comedor principal en todo su esplendor es una maravilla. ¿A quién no le gustaría cenar en el salón que presenta la siguiente fotografía? La cuidada iluminación consigue alejarnos del ruidoso Madrid y nos permite disfrutar plenamente del ambiente, siempre hay un rincón hacia el que mirar y en el que descubrir cosas nuevas.
Las diferentes mesas que pueblan su salón, pueden estar flanqueadas por cómodas sillas de madera que nos trasladan a tiempos pasados, o por bancos tapizados en verde aceituna que nos aportan más intimidad respecto a mesas vecinas, cuya separación es más que correcta. La enorme cristalera que separa el comedor del recibidor, permite disfrutar de la visión de los arcos exteriores, que cumplen la función de hacernos sentir inmersos en un lugar con un incuestionable encanto personal.
La separación entre zonas corre a cargo de unos viejos -aunque cuidados- cabeceros de cama colocados longitudinalmente uno al lado de otro, una idea tremendamente original que nos encantó a todos. Sobre la pared central -en ladrillo visto al igual que todo el recinto- despiertan nuestra atención frases en latín que enfatizan la esencia de esta “tasca” tan peculiar. Mucha razón tiene una que avisa a los comensales: “Fer aequo animo aetatis consilia et salus tua tibi gratias aget”, que viene a decir: “Acepta con serenidad el consejo de los años y tu salud te lo agradecerá”. ¡Cuidado con el colesterol! ¡Viva el bacalao!
A continuación os muestro la mesa que elegimos los cucharetes, ¡la de la esquina!, que viene perfecta para seis comensales, y que al ser redonda, nos permite vernos las caras constantemente sin realizar giros peligrosos -de “tiro de botella” y demás- y dialogar sin estorbos sobre el discurrir de la velada. ¡Me encanta el cabecero de la cama!
Estés donde estés, hacia la entrada o en el fondo del comedor principal, el techo multicolor te apadrina en todo momento. Cada una de las mesas está próxima a alguna vitrina llena de botes de cerámica y utensilios de época, el alma de La Farmacia te abraza continuamente.
Podría publicar más de 200 fotografías de este local y cada una sería más llamativa que la anterior, y es que… la estancia da mucho juego: arcos, ladrillo, madera, cristal, vitrinas, colores… Un mezcla que ha sido combinada con gusto y que se muestra tal cual ante el comensal, desde cualquier ángulo. ¡Es bonita la Tasca La Farmacia!
Pócimas, brebajes, antiguos libros de recetas -nunca mejor dicho, incluso gastronómicamente hablando- pueblan las estanterías acristaladas de La Farmacia. Quizás un excelente acopio de fórmulas poco conocidas que resuelven todo tipo de males. ¡Pero están bajo llave! Así que no será sencillo hacerse con sus secretos…
También podemos cenar bajo la atenta mirada de una extensísima colección de botes cerámicos en los que se guardaban antaño las drogas puras para las recetas magistrales. Ya sabéis que los boticarios hacían sus preparados y llenaban diversos frascos que tapaban con un corcho y sobre el que pegaban su nombre y correspondiente dosificación. Bien podía tratarse de la farmacopea que los españoles llevaron a Cerro de Pasco -ciudad minera ubicada al pie de la laguna Patarcocha, en Perú-, que contenía elementos tan curiosos como: ojos de cangrejo, piedras de araña, ranas calcinadas, sangre de dragón, espíritu de lombrices… listos para ser combinados en la rebotica con morteros, probetas y mecheros Bunsen para, a modo de hechizo alquimista, elaborar preparados que aliviarían los dolores y calmarían las toses desgarrantes. ¡Quién sabe lo que allí se guarda ahora! Lo que sí os puedo asegurar con rotundidad es que, esas “especias mágicas” de la Tasca La Farmacia, dejaron en muy buena posición a los platos que “cuchareteamos” esa noche. ¡Ya veréis a lo largo del artículo lo bien que cenamos!
¡Comenzamos con nuestra cena cucharetera! En la que el protagonista será, sin duda alguna, el producto estrella de la Tasca La Farmacia: ¡El bacalao! Del que ya sabéis que se aprovecha todo, como del cerdo: carne, huevas, hígado, espinas, vejiga natatoria… ¡Todo! Y además con gran sabor y mejor precio, no penséis que vais a tener que probar el repugnante y famoso “aceite de hígado de bacalao”, conocido en la época de las boticas como reconstituyente y fortificante, sobre todo de los niños. ¡No! Aquí venimos a darle gusto al paladar, y todo nos va a estar bien rico. ¡A nosotros nos encantó!
Claro que, para regar este apreciado pescado blanco -cuando es fresco- y azul -en salazón-, elegimos un vino que nos sedujo a todos. Lo desconocíamos por completo, por lo que nos dejamos aconsejar por nuestro camarero, y debo añadir que acertó de pleno. Le comentamos que preferíamos un tinto, pues se ajustaba a la mayoría de gustos de la mesa, prueba perfecta para demostrar que a día de hoy no es tan sencillo casar un vino con un plato, y que cada vez pierde más fortaleza la frase: “El vino tinto con carne y el blanco con pescado”; los grandes sumilleres nos proponen considerar la variedad de la uva y la forma en que se ha cocinado el plato, y por experiencia propia os aseguro que el Palomero Nueva Era Crianza 2005 de la D.O. Ribera del Duero es un vino fantástico para disfrutar con la cocina de la Tasca La Farmacia. Un tempranillo 100% muy equilibrado, pues a pesar de haber sido envejecido 13 meses en barricas de roble no pierde potencia en la presencia de aromas frutales, que lo puntualizan como un vino suave y elegante. Servido a su correcta temperatura -16º/18º-, resulta exquisito.
Seis comensales disfrutamos de esta “bacalovelada” en el Restaurante Tasca La Farmacia: Roberto, Ángeles, Sara, FlashBack, Ninillas y un servidor. Y como no podía ser de otro modo en este local, comenzamos, continuamos y finalizamos… ¡Con bacalao! Una materia prima suave, que se desmarca del tradicional, pues lo desalan ellos mismos, consiguiendo el producto que buscan para que su local disfrute de personalidad propia en la cocina.
Me gusta encontrarme con medias raciones en la carta de los restaurantes -como es el caso-, pues te permite probar diferentes viandas sin tener que apostar por un único plato. En la Tasca La Farmacia se sirven medias raciones de todas las entradas de la carta, excepto de la Torta del Casar -obviamente-, y el precio viene a ser más o menos la mitad más uno. Puedes solicitar incluso media ración del Plato del Día, que también está disponible por la noche si no se ha terminado durante el mediodía. No olvidéis tampoco que podéis pedir que os ajusten las raciones al número de comensales, resulta perfecto cuando queréis compartir platos y probar todos de todo -por supuesto, se ajustará también su precio-.
En cuanto a menús para grupos, tienen elaboradas diferentes opciones que son muy solicitadas en cenas de empresa: A 35, 37.50 y 42.50 euros. Pero pueden confeccionar un menú a medida según las exigencias del cliente.
Y metiéndonos ya en materia… La primera pregunta que se nos ocurrió hacerle a Miguel -nuestro camarero, que Ninillas os presenta en una fotografía con los chupitos al final de la cena- fue: “¿Qué tal está el bacalao?”, a lo que respondió magistralmente: “Si le digo cómo está, ya no lo va a comer usted con ilusión. Disfrútelo, y luego al final hablamos.” ¡Qué crack!
Comenzamos cuchareteando unas Croquetas caseras -que sostiene Roberto- y Cuatro tostadas -que os presenta Ángeles en la siguiente imagen-. ¡Qué ricas las croquetas! ¡De jamón, por supuesto! Muy cremosas y sobre todo, no son las típicas croquetas aceitosas… ¡Estaban bien fritas! -Algo que se agradece-. Las tostadas también estaban bien buenas: Tostada de Sardina ahumada, presentada sobre tomate natural rallado -para mi gusto, la mejor de todas-, Tostada de Jamón ibérico -a quién no le gusta-, Tostada de Anchoa en aceite de oliva -que tampoco pasa desapercibida-, y por último la Tostada de Bacalao macerado en aceite de oliva -una buena materia prima regada con nuestro oro líquido español… ¿Cómo va a estar? Pues… ¡De vicio!-.
Ahora os dejo con un primerísimo plano de unos apetitosos Huevos rotos –se trata de un plato que no está en carta, lo sugiere el propio Miguel a los comensales, al igual que las setas o la tortilla-. El precio varía según el número de huevos, así que depende de vosotros mismos, vienen acompañados de patatas paja, chistorra y bacon. Para mí… ¡Es una de las recetas más simples y más sabrosas de nuestra gastronomía! Metedle el cuchillo directamente en todas direcciones, rompedlos bien y… ¡Disfrutadlos! -Se permite hacer sopìtas y chuparse los dedos en un plato de estas características, que nos conocemos-.
Otra sugerencia de la noche fueron las Setas salteadas con jamón que os presenta FlashBack. No sólo los trocitos de jamón combinaban perfectamente con ellas, también lo hacían las tiras de pimiento rojo y el delicado toque de ajo. ¡Muy ricas! -Ninillas os las presenta en primer plano en su sección-.
El Revuelto de la casa es una variante personalizada del conocido “Bacalhau à Brás”, que en esta ocasión se hace con el huevo más cuajado. Terminamos mojando trocitos de pan en los restos del plato… Así que ya os imagináis que merece la pena pedirlo.
Me toca saltar a escena con los Pimientos rellenos. Por supuesto, rellenos de bacalao -como no podía ser de otro modo en la Tasca La Farmacia-, aunque también encontrábamos en los conos unas gambitas que nadaban en la sabrosa bechamel.
Aquí tenéis el Escabechado de la Tasca, que viene a ser conejo escabechado con pimiento verde, cebolla y zanahoria. Fue perfecto para realizar un pequeño paréntesis entre los platos de bacalao y huevo. Si os animáis a pedirlo… ¡Lavaos las manos! Comer con las manos es algo tan primitivo como placentero, por supuesto cuando higiene y las buenas maneras lo permiten, en ese momento, el tacto se convierte en una extensión del paladar. -Unos estarán de acuerdo, y otros no-.
Fuera de carta nos recomiendan la Tortilla de bacalao, de modo que no nos lo pensamos mucho, además venía con pimiento y cebolla, que la convertían en todo un manjar. También las tienen de patata y de jamón; para gustos, colores.
Posando de nuevo -como buen cucharete que soy- con una generosa ración de Bacalao plancha. Viene con una guarnición de zanahoria y patata cocida, dejando únicamente a la cebolla pochada el privilegio de acariciar al protagonista. Por supuesto, se acompaña de un chorrito de aceite que potencia su sabor. ¡Bacalao en estado puro! -Se lamina con mucha facilidad-.
Muy colorida la ración del Bacalao noche y día, una mitad de Bacalao con tomate y otra mitad de Bacalao al pil-pil. ¡Perfecta para probarlo en dos variantes en un mismo plato! No hay más que ver la imagen para darse cuenta de que tuvimos que pedir otra ración de pan… Y es que el plato estaba de ¡toma pan y moja!
Como había suficientes carnívoros en la mesa -yo me confieso uno de ellos-, no nos quedó otra que ordenar un Solomillo de la Farmacia. Buena y jugosa materia prima, acompañada de patata panadera y bacon, que significó realizar otro alto en el “camino bacalausiano” que nos habíamos marcado esa noche.
La siguiente fotografía, en la que salgo con el Zancarrón al vino tinto, me hace mucha gracia, porque os aseguro que mientras escribo su pie de foto -o mejor dicho, su “cabeza de foto”- me estoy partiendo de risa. ¡Como se nota que el Palomero Nueva Era Crianza 2005 corre por las venas! ¡Íbamos por la 2ª botella! ¡Si hasta la estoy abrazando para que no se me escape! -Y es que repito, estaba buenísimo-. Una generosa ración carnívora bañada por una rica salsa al vino tinto -con piñones y pasas- y acompañado por un pequeño islote de arroz con habas. Para los que no lo sepáis, el zancarrón es lo que la mayoría conocemos como jarrete o morcillo -la parte más baja de la pierna-.
No sé si os habréis dado cuenta pero, para seis comensales… ¡Nos pasamos tres pueblos pidiendo! No sabíamos que las raciones iban a ser tan generosas y nos pilló el toro -o el bacalao-. De todos modos, debíamos cumplir como “cucharetes profesionales” con vosotros y “sufrir” un poquito más mostrándoos los postres de la Tasca La Farmacia. ¡Que son caseros! Así que… ¡Vamos allá!
Me encanta el Queso manchego con membrillo -los que leéis Cucharete.com asiduamente ya lo sabéis-, bueno, no sólo el manchego, prácticamente todo tipo de queso con membrillo me vuelve loco, así que siempre que lo veo disponible suelo ser fiel a esta sobremesa, que cuando viene acompañada de unas rebanadas de pan ligeramente tostado, representa un manjar soberano. ¡Ñam! -Mordisco fotográfico-.
Lo que veis a continuación es un Crocanti con chocolate caliente. ¡Menuda golosina! Se trata de un helado de vainilla que da forma rectangular a un almendrado. La manta de chocolate calentito por encima lo protege del frío… ¡Qué empieza el otoño!
En la sección de Ninillas podréis ver a FlashBack con la Cuna de hojaldre con queso fresco, yo en cambio, me quedo con la Fruta cocida con yogourth en la que los seis introducimos nuestras cucharillas docenas de veces -¡por orden!-. Mientras tanto, apurábamos la última botella de Palomero Nueva Era Crianza 2005 que movíamos de un lado a otro para inmortalizarlo en nuestras instantáneas. ¡No os perdáis este postre! ¡Riquísimo!
Para los amantes del coco, el Puding de coco -con helado de marrón glacé- resulta una sobremesa de lo más recomendable. La mezcla de sabores está muy conseguida, aunque es un postre que no conseguirá seducir a todos los paladares.
Fuimos invitados a unos Chupitos de licor de mora -menos Sara, que llevaba el coche esa noche-, acompañados de unas Paciencias muy sabrosas con un agradable toque de anís, unas “píldoras” -recordad que estamos en La Farmacia- a medio camino entre un dulce y un caramelo. Es esencial mantenerlas un instante en la boca antes de morderlas, para disfrutarlas en todo su esplendor.
Lo que nos regalaron en el Restaurante Tasca La Farmacia al final de la cena nos sorprendió a todos… ¡Mirad la siguiente fotografía! ¡Sí! ¡Son unas jeringuillas! ¡Qué original! La aguja, por supuesto, es un bolígrafo, y puedo aseguraros que es de los pocos “bolis” de propaganda que guardo con afecto, por su peculiaridad. Sin lugar a dudas, este local madrileño quiere ganarse al comensal, no me extraña que lleve desde 1997 regalando vacunas sorpresa a sus clientes. ¡No os olvidéis de pedir vuestras inyecciones! ¡Que no se os olvide!
Como no podía ser de otra forma, nos trajeron “la receta”: Mesa 9, Capitán Haya 19, Tasca La Farmacia: todos ellos datos para el recuerdo porque, os lo aseguro, volveremos a “vacunarnos” a menudo, con esa medicina sana y nutritiva que es el bacalao, tan rico en proteínas y vitaminas.
Nada mejor que terminar con un vídeo que recoge gran parte de lo que os he mostrado con fotografías, para que os hagáis una idea de la amplitud del espacio. ¡Nos vemos en La Farmacia! ¡Poneos enfermos ahora que empieza el frío! ¡Merece la pena!
Ninillas: No hago mucho caso de las predicciones, por no decir nada, y mucho menos de las meteorológicas, aunque debo decir que tal vez si las hubiera… no ya escuchado, sino sencillamente oído de fondo, el inicio de nuestra última cena no habría sido tan accidentado. Claro que, visto de otra forma, posiblemente no habríamos cenado tan bien como lo hicimos. En un principio, la idea era ir a cenar a una terracita de verano para apurar al máximo el buen tiempo, pero oye, se empezó a nublar, cada vez más y más, hasta que las nubes empezaron a descargar y nos cayó una tromba de agua de las que hacen época. Ante semejante contratiempo, lo de la terraza quedó descartado y decidimos pasar al plan B: quedarnos en el restaurante que nos había dado refugio mientras Madrid lavaba su cara.
Os podría decir que íbamos un poco a la aventura, pero faltaría a la verdad, pues algunos de nosotros ya lo conocíamos o, mejor dicho, habíamos tratado con su hermano mayor situado en el número 9 de Diego de León. Dicen que los españoles somos muy reacios a dar segundas oportunidades y en el caso de los restaurantes, estoy totalmente de acuerdo, al menos en lo que a mi persona se refiere. Como me vaya mal en un local no lo vuelvo a pisar en la vida, en cambio, si la cosa marcha, la probabilidad de que vuelva es muy alta. A los que habíamos probado el de Diego de León nos fue bien, así que la decisión de quedarnos en el de Capitán Haya no nos supuso inconveniente alguno. Por cierto, aún nos os lo he presentado, se abre la magnífica puerta del Restaurante La Farmacia.
He dicho restaurante, aunque en realidad se hace llamar “tasca”, pero no seáis mal pensados y quedaos con la acepción de taberna, una taberna muy fina y elegante, eso sí.
Y, precisamente, ésa es la primera imagen que nos brinda la Tasca La Farmacia una vez traspasamos el quicio de su puerta, la de una taberna tradicional, pero donde todo está en su sitio, como una botica de lo más ordenada. Aunque, claro está, aquí no sirven medicinas, ni preparan ungüentos, en esta “farmacia” se dedican al noble arte de dar de beber al sediento y de comer al hambriento. ¡Ah! También al innoble de provocar la gula de todos aquellos que se posan sobre su barra, porque no veáis que pinta tan buena tiene todo.
Pero lo mejor es vivirlo en primera persona, disfrutar de los magníficos azulejos pintados a mano por el conocido azulejista Alfredo Ruíz de Luna mientras se toma un corto, una pinta o una caña bien tirada -2.40 € en barra- y, por supuesto, siempre acompañada de dos aperitivos, que si hay suerte uno de ellos serán unas fantásticas patatas fritas caseras con saborcito a ajo que quitan el sentido. Sólo por probarlas, bien merece una visita, aunque sea rápida, porque con los años se han convertido en el emblema de la casa tanto en la Tasca de Capitán Haya como en la de Diego de León. Aunque si por un casual no hubiera fortuna, no dudéis en pedírselas a Tapia, que es la máxima autoridad detrás del mostrador y a buen seguro os las servirá.
Ni por un momento podemos ni nos dejan olvidar que estamos en una Tasca, pero que su nombre es La Farmacia, digo esto porque su caracterización es total y a no ser por los grifos de Mahou bien “plantaos” en su barra, uno podría pensar que se encuentra en una botica de principios de siglo, para muestra un botón, estos bonitos cajones que algún día albergaron en su interior cloro o la solución agua de vida, entre muchas otras cosas.
Si avanzamos en nuestro recorrido y hacemos un quiebro a la derecha nos encontraremos con su zona de sala, porque bien mirado, el hambriento y el sediento a menudo también está cansado, y siempre es plato de buen gusto disponer de un comedor ataviado con mesas y sillas donde dar descanso al cuerpo, y mejor aún si este comedor se nos presenta tan atractivo a la vista como el de la Tasca La Farmacia.
La zona de barra y la de sala están separadas por enormes arcos de ladrillo visto que permiten crear una estancia visualmente mucho más amplia, pero perfectamente delimitada. En todo momento sabes en qué lado del río te encuentras.
El comensal se siente muy cómodo y relajado contemplando un restaurante que en realidad es una Tasca, pero que bien podría ser una Farmacia, pues el atrezo que acompaña en todos y cada uno de sus rincones así nos lo indica. La botica se nos presenta con una estética muy cuidada, con un precioso techo de vidrieras de tiffany, unas paredes de ladrillo visto y un suelo perfecto para dar jaque al rey, consiguiendo una ambientación muy acogedora al tiempo que genuina.
Me llamaron la atención los cabeceros de forja que sirven para separar algunas mesas. Lo cierto es que aíslan, pero sin quitar visibilidad y, por supuesto, quedan perfectamente integrados en la estancia. Me pareció una idea muy original.
Por sus paredes podemos encontrar botamen de todos los tamaños, tipos y colores. Al parecer, el propietario de La Farmacia fue acumulando tarros durante toda su vida de antiguas boticas que se deshacían de ellos y, el día que abrió su primera Tasca, tuvo claro el nombre. A mí siempre me han encantado, y es en lo primero que me fijo cuando entro en una farmacia, llegando incluso a desconfiar de aquéllas demasiado nuevas que no tienen, es como si bajo mi punto de vista no fueran “farmacias oficiales”.
En la Tasca La Farmacia, la luz juega un papel importante, no sólo porque ofrece una iluminación más que suficiente para que el comensal vea lo que tiene en el plato, sino porque además hace que el entorno se nos presente muy acogedor. Me gustó sobre todo esa sensación de mirar hacia el cielo y verme inundada por los numerosos colorines que de su techo se desprendían como si fueran estrellas perfectamente alineadas componiendo bonitas imágenes.
En algunas de sus paredes podemos leer frases lapidarias que son pequeños compendios de saber como: “Animum tuum firma ne inospinatis casibus pereas” -Fortalece tu espíritu para que no te destruyan inesperadas desgracias- o “Fer aequo animo aetatis consilia et salus tua tibi gratias aget” -Acepta con serenidad el consejo de los años y tu salud te lo agradecerá-. Por supuesto, lo leerán aquellos que sepan latín, yo lo olvidé hace muchos años y pregunté por su significado.
Os presento a continuación la mesa en la que cenamos los “Cucharetes & Company”. Al ser redonda, nos vino estupendamente para poder compartir las viandas sin tener que hacer grandes maniobras, pues todos llegábamos sin problemas.
La gran mayoría de mesas del Restaurante Tasca La Farmacia son modulares de dos, consiguiendo conjuntos más grandes de para 4, 6 u 8 comensales. Bueno… ésos o los que tú quieras. No creo que pongan problemas a la hora de juntar mesas.
Las sillas bien podrían haberlas traído de cualquier café del centro de Europa, en cuanto a los bancos, que también los hay y muy bonitos, éstos podrían proceder de una gran catedral o tal vez de algún viejo castillo del medievo. Lo que sí es cierto, es que le ponen el toque regio y solemne al comedor. Me gustó mucho esa mezcla de estilos bien combinados del que hacen uso en La Farmacia.
Las mesas dejan a la vista la madera original y aparecen ataviadas con mantelitos individuales blancos y servilletas azul celeste. Cubertería, cristalería y vajilla, nada tienen que ver con la típica de batalla de una taberna cualquiera. Aquí todo tiene otro toque, como ya dije al principio, esta Tasca “es mu fina”.
Os dejo con esta mesa tan, tan particular. No sé si sería capaz de cenar en ella, pues los cuatro cubiertos están montados frente a un espejo. Tiene que ser extraño verte continuamente reflejado mientras te metes el bocado en la boca, creo que es la mesa perfecta para los presumid@s.
Ha llegado la hora de ir metiéndonos en faena, aquella noche la humedad nos produjo hambre y, la verdad, es que queda mucho trabajo por hacer. La Tasca La Farmacia presenta una peculiaridad gastronómica, y es que su carta es la misma tanto en barra como en sala, permaneciendo inalterable a lo largo de todas las estaciones. No presenta excesivas entradas, pero sí las suficientes para disfrutar de una velada acompañados de buenas tapas y mejores raciones. La diferencia entre pedir en uno u otro sitio es la cantidad y el precio -más elevado en sala-. Por lo demás, se ofrece en ambos sitios la posibilidad de degustar medias raciones a un precio aproximado de la mitad del importe de la completa más un euro. Del mismo modo, las raciones se pueden ampliar y adecuar al número de comensales, elevando el importe, obviamente.
Al mediodía no disponen de un menú del día al uso, sino de un “Plato del Día” que consta de unas Patatas con bacalao los martes -a 6,10 € en barra y a 9,50 €en sala-, de unos Judiones de la Granja los miércoles -a 5,50 € en barra y a 7,70 € en sala- o de un Potaje de Garbanzos con Bacalao los jueves -a 5,50 € en barra y a 7,70 € en sala-, ¡Ah! ¡Y también se puede pedir media ración del plato del día! Por supuesto, también encuentras menús de grupo a 35, 37,50 y 42,50 €. Ésos o los que vosotros decidáis confeccionar, porque no tienen inconveniente en ofrecer al comensal lo que mejor se adapte a su presupuesto.
Comenzamos nuestro desfile de viandas que, como ya he comentado antes, fue largo, pues no sólo íbamos 6 personas, sino que además todos íbamos hambrientos. Creo que lo mejor es ir pellizcando un poquito de pan, cuyo servicio lo tienen a 1,9 €.
Las primeras en llegar a la mesa fueron estas Croquetas caseras de jamón que estaban cremosas, bien fritas y nada aceitosas. ¡Qué buenas!
En la Tasca La Farmacia ofrecen también en su carta cuatro variedades de tostas que ellos las denominan Tostadas. Su precio en barra es de 2,70 y en sala de 3,05 €. Como no era cuestión de elegir, decidimos probar las cuatro: Tostada de anchoa en aceite de oliva, Tostada de Sardina ahumada, Tostada de jamón ibérico y Tostada de bacalao macerado en aceite de oliva -las tres últimas mostradas en las siguientes imágenes-. Todas iban sobre pan tostado y estaban muy ricas, pero la que más me entusiasmó fue la Tostada de Sardina ahumada, que iba desalada sobre una cama de tomate natural rallado, ¡qué cosa más rica!
Además de su carta, el camarero te ofrece de viva voz varias raciones. Ésta que viene a continuación, es una de ellas: Setas salteadas con jamón. El salteado estaba elaborado con setas, pimientos y ajo, y nos gustó mucho a los seis.
La ración de Huevos rotos con bacon también la tienen fuera de carta y se ofrece “por huevos”, es decir, si quieres uno… uno. Que quieres dos, pues dos. Nosotros le echamos más de un par, en concreto tres, el precio es de 3,50 € el huevo. Es un plato tradicional con un toque personal, pues las patatas fritas son patatas paja que le dan su gracia y se acompañan con bacon y chistorra. Merece la pena pedirlas.
Llegamos a uno de los platos que más me entusiasman, precisamente porque su base son los dos productos que a mí más me gustan: el pimiento y el bacalao. Os hablo de los Pimientos rellenos de bacalao. Aunque aquí el relleno se completaba con unas gambas que, todo hay que decirlo, ponen el puntito y, por supuesto, recubiertos por una bechamel. No me defraudaron lo más mínimo.
Flashback os muestra una ración del Revuelto de Tasca, que es una interpretación de La Farmacia del bacalao “à brás”, y digo interpretación porque se parece mucho, pero no es lo mismo, aparte de que no llevaba aceitunas negras, el huevo iba más cuajado y las patatas iban por encima y no revueltas en sartén como en el original. El resultado es distinto, pero igualmente sabroso.
Otro de los platos que está fuera de carta es la Tortilla al gusto que sujeta Ángeles. Se llama al gusto porque las ofrecen de jamón, de patata o de bacalao. Nosotros nos decantamos por la última y, además de bacalao, también llevaba pimiento y cebolla. Estaba muy buena. Roberto, os enseña el Escabechado de la Tasca y… ¿Qué es lo que han escabechado? Pues conejo, acompañado de pimientito verde, cebolla y zanahoria. Estaba de toma pan y moja, y eso hicimos, mojar en la salsita.
Tras los entrantes, seguimos con los principales. Imagino que ya os habréis dado cuenta de la importantísima presencia que el bacalao juega en muchos de sus platos y raciones, pero es que aquí, en la Tasca La Farmacia, ésa es su especialidad: el bacalao, o mejor dicho, con mayúsculas: el BACALAO. Incluso para él tienen su estilo propio, pues lo desalan ellos mismos y lo dejan muy suave, no le hacen el desalado tradicional. Con estas premisas y con enorme satisfacción por mi parte, decidimos probarlo de todas las maneras. En primer lugar os presento el Bacalao plancha sobre el que venía cebolla pochada y como guarnición: patata cocida y zanahoria. Era bacalao prácticamente en estado puro. Me encantó.
Cabe la posibilidad de pedir la ración completa o de combinarlas, es decir, yo os muestro en la siguiente imagen el Bacalao Noche y Día que consiste en una mitad al pil-pil -muy rico y bien ligado- y la otra mitad con tomate.
O también, por qué no, el Bacalao Mediodía: mitad rebozado, mitad al ajillo. Sea como sea, es una opción muy interesante para probar más pagando lo mismo. La ración se componía de 5 trozos, y ni qué decir tiene que el bacalao estaba delicioso en cualquiera de sus elaboraciones. No dejé de pensar a lo largo de la cena que la rebotica de esta farmacia debía parecer más bien una desalinizadora de bacalao, a tenor de los numerosos platos que con él preparan.
Pero aunque el bacalao es la estrella indiscutible en el Restaurante Tasca La Farmacia, también han dejado hueco para las carnes, y si no echad un vistazo a este Solomillo de la Farmacia, buena carne servida con unas patatas panadera y bacon como acompañamiento. Una opción de lo más recomendable para los más carnívoros.
Y ahora que en breve el frío hará acto de presencia, qué mejor que un Zancarrón al vino tinto. ¡Estaba de muerte!, con su salsita bien reducida, sus piñones y sus pasas. De guarnición llevaba un arroz blanco con habas. Se notaba que el zancarrón no se había hecho con prisas, sino como marcan los cánones, a fuego bien lento.
Regamos la cena con un Palomero Nueva Era Crianza 2005 de la D.O. Ribera del Duero -19,75 €-, que aunque no lo conocíamos nos convenció a todos gratamente y, por supuesto, agua -2,35 €-.
Bien comidos, demasiado, ya os lo digo yo, y bien bebidos, no tuvimos el valor de marcharnos sin degustar sus postres caseros. La Tasca La Farmacia nos ofrece 7 postres a un precio de 4,35 €. Nosotros probamos 5 y la verdad es que pasaron el examen con nota aunque con un pero, el de su presentación, que en alguno de ellos desmerecía su sabor.
Abrimos con el Crocanti con chocolate caliente, consistente en un rico helado de vainilla con almendrado que iba regado con chocolate caliente. ¡A quien no le gusta el contraste de frío-caliente y más aún cuando entre medias va una almendrita!
Ángeles y Roberto posan con un Puding de coco acompañado de helado de marrón glacé y una ración de Queso manchego con membrillo, antojo de Rayo, pero claro… Es que los gallegos no perdonan esta combinación.
La Fruta cocida con yogourth -que os muestra Rayo en su sección- fue lo que yo suelo denominar un “postre necesario”, pues nos vino divinamente para hacer la digestión, y es que la compota y el yogourth es lo que tienen. En La Farmacia suelen llamarlo el “postre hay”, si lo ponen es que lo hay y si no lo ponen… no lo hay.
Pero sin duda el que más me gustó fue la Cuna de hojaldre con queso fresco que os muestra FlashBack. Sobre una base de hojaldre, se disponía el queso cremoso y se bañaba con mermelada casera de melocotón para rematar con unas virutas de chocolate por encima. Uhmmmm… No os lo podéis perder.
Al terminar nuestra cena, Miguel Carazo -uno de los encargados de La Farmacia junto con Carlos Presa- nos invitó a unos chupitos de mora acompañados por unas paciencias. Por cierto que, como podréis observar aquí, el personal va perfectamente ataviado con un delantal corporativo, haciendo honor a los taberneros de toda la vida.
Unos cafés con leche y alguna que otra infusión -todos a 1,85 €- fueron el remate final para tan copiosa y fantástica cena. Bueno… eso y unas jeringuillas-bolígrafo -que os muestra Rayo en su sección- que nos supusieron una inyección de optimismo ante la rabia que nos suponía el tener que levantarnos para irnos, porque la verdad es que allí estábamos súper a gusto.
De camino a los aseos, me encontré con la miniatura de una botica del siglo pasado colgada en la pared. ¡Qué cosa tan cuca! El almirez, el botamen, las hierbas… Todo a escala y tan bien reproducido que me daban ganas de hacerme yo también chiquitilla y ponerme a elaborar alguna pócima.
Las puertas de los aseos no dejan lugar a dudas, es cierto que tanto el hombre como la mujer son de otra época, pero son hombre y mujer al fin y al cabo, y en cristal tiffany quedaban muy monos.
Salimos de la Tasca La Farmacia muy contentos y satisfechos, con esa sensación que se tiene cuando han respondido a lo que tú esperabas, sin trampa ni cartón. Platos sencillos sin grandes artificios pero bien elaborados, y cobrados de manera honesta, algo que se estila poco hoy en día. Y todo ello en un entorno que bien podría ser una auténtica botica donde los boticarios te atienden de manera rápida, cordial y desenfadada.
Miré su magnífica puerta y me dí cuenta de que no se podía cerrar. Una excusa más para volver por allí. Tanto en Capitán Haya como en Diego de León la Tasca La Farmacia siempre tiene su puerta abierta, ya sea para tapear en su zona de barra o para comer o cenar de una manera informal a base de raciones en su sala.
Cucharete: ¡Me encanta el último restaurante que han descubierto en Madrid mis cucharetes! Nada más y nada menos que… ¡Una farmacia! ¡Han cenado en una botica! Y por lo que veo, la especialidad en bacalao de esta singular “tasca” ha resultado una medicina de lo más curativa. ¡Han quedado encantados! Mi equipo cenó por 34 €/persona, seis personas con 8 entrantes, 5 platos principales, 5 postres, 3 botellas de agua y 6 cafés. A lo que habría que añadir 2 botellas de vino -a 19,75 € cada una-. Una copiosa cena cucharetera que demuestra que te puedes poner las botas por menos de 30 €, pues salta a la vista que el equipo cucharetero pidió muchísimos platos.
El ambiente que nos envuelve, de una botica del siglo pasado. Sus techos de tiffany. Las divisiones de su comedor, con zonas que permiten intimidad y privacidad. La separación entre mesas. El atento y amable trato del servicio en todo momento. Sus “Platos del Día” los Martes, Miércoles y Jueves. Sus patatas fritas con sabor a ajo. Su especialización en bacalao -desalado por ellos mismos-. La generosidad de sus platos. La posibilidad de pedir medias raciones. Su relación calidad/cantidad/precio. Sus regalos a los clientes: la botellita de aceite, los chupitos y las graciosas jeringuillas-bolígrafo.
Algunas presentaciones de platos y pequeñas pinceladas, prácticamente insignificantes.
4,0
10 comentarios a “Tasca “La Farmacia””
Escribe un comentario
IMPORTANTE: Por favor, intenta que tu comentario tenga que ver directamente con el restaurante analizado. Para cualquier otra comunicación tienes disponible la sección de contacto.
Debes estar identificado para escribir un comentario.
Estuve comiendo allí hace 2 años y la comida fue francamente buena, la decoración me encantó, y el servico de camareros excelente.
Habrá que hacer un esfuerzo y volver
La verdad es que me gustó mucho y había muy buen ambiente, conozco muchos buenos restaurantes en esa zona porque estuve 2 años trabajando allí.
Qué maravilloso recuerdo tengo de este sitio… al ver la foto de su entrada volví la templada tarde otoñal del 2 de octubre de 2008… Ahora ni siquiera vivo ya en Madrid.
Fabuloso, habrá que ir!
Vamos muchisimo a la Tasca de la Farmacia de Diego de León, y he de decir que es verdad todo lo que contais
Volveremos la semana que viene o esta misma, nunca se sabe
Trabajo muy cerca de allí y he ido a tomar café y alguna caña. Las patatas fritas del aperitivo son ESPECTACULARES.
Graciass por descubrirme este sitio increible. Tan bien mantenida y recreada toda la decoracion. Q pena no tenerlo mas cerca y poder pasar a menudo a recrearme.
La comida, aceptable. Lo unico…tanta salsorra dentro del plato y tanta grasa.. ….Agobiaba un poco.
El pasado miercoles estuvo con unos amigos cenando en este restaurante, en primer lugar nos encantó el lugar, verdaderamente bonito y digno de ver, luego el trato a los clientes fue super agradable y con una amabilidad encomiable. En cuanto a la comida, fue tambien muy buena, con unas gambitas al ajillo muy ricas, un bacalao rebozado espectacular y un zancarron al vino tinto que quitaba el sentido. Todo buenísimo, la comida, el trato, el lugar y el precio, pagamos unos 18 euros por persona.
Estuve por la Tasca de Diego de Leon, fui varias veces, en el mes de oct y nov. 2012, me gusto mucho, su tortilla de bacalao, el Zancarron al vino tinto, los judiones de la granja, en fin todo me gusto, yo soy de Rep. Dom.
Estuve el año pasado y me encantó. Buena calidad y buen precio. El sitio precioso y cómodo, con suficiente espacio entre las mesas para no meterle el codo en el ojo al vecino, cosa que sucede con demasiada frecuencia.
Volveré