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Reina Mercedes, 22
Madrid (Tetuán)
Santiago Bernabéu
91 536 35 50
25 - 35
Descubrimos un nuevo restaurante asiático en Madrid que está a punto de cumplir un año de vida: El Restaurante Ninsei, en el que podemos degustar platos procedentes de las cocinas japonesa, china y tailandesa. Cuenta con dos modernos y atractivos comedores -fumadores y no fumadores- con una capacidad total para 120 comensales. Acompañando a las entradas de su extensa carta, ofrece varios menús degustación: Menú Cantonés -21 €/persona-, Menú Especial -28 €/persona-, Menú Tailandés -29 €/persona-, Menú Teppanyaki -31 €/persona- y Menú Ninsei -32 €/persona-. De Lunes a Viernes al mediodía ofrecen tres menús del día: el habitual a 10.50 €, otro asiático a 13.50 € y, por último, un japonés a 16 €. Su horario de apertura es de 13:00h a 16:30h y de 20:45h a 24:00h. No cierra ningún día de la semana. Parking gratuito para sus clientes en la C/ Reina Mercedes, 17 (al lado mismo).
4,0
Rayo: ¡Cuchareteros y cuchareteras! ¡Os va a encantar el restaurante que os presentamos hoy! ¡Ya lo veréis! ¡Nosotros salimos encantados al final de nuestra cena! Volveremos… ¡Muchas veces! En esta ocasión, nos desplazamos hasta el número 22 de la calle Reina Mercedes para descubrir un lugar moderno, seductor y muy, muy elegante; con el aliciente de ofrecer una sabrosa cocina exótica que recorre las culturas de diferentes países: Podríamos afirmar rotundamente -sin equivocarnos- que estamos ante un restaurante chino, pero también acertaríamos comentando que se trata de un restaurante japonés, sin olvidar que puede pasar perfectamente por un restaurante tailandés. ¡Exquisita mezcla! ¡Y exquisitos platos! Hablamos del atractivo Restaurante Ninsei de Madrid. Veámoslo en detalle…
Un enérgico guerrero protege desde el recibidor la espectacular mesa imperial -para 12 comensales- que observamos en la primera fotografía. ¡Menudo lujo cenar ahí! Mientras escribo el reportaje cucharetero, estoy planteándome seriamente el llamar a unos amigos y reservar esa mesa… ¡Para mañana mismo! Luce aislada completamente del resto de estancias del local, y se muestra ante los visitantes como un espacio selecto que resulta perfecto para disfrutar de una velada en grupo con total intimidad. ¡Fantástica estancia del Restaurante Ninsei! No me extrañaría nada que la reserva de esta mesa durante los fines de semana esté basada en una “laaaaaarga” cola de llamadas telefónicas.
Su atrezo luce milimétricamente ordenado, parece incluso que las copas y los cubiertos fuesen alineados con un medidor láser profesional. Todo está anclado en su sitio, desempeñando su función, sin olvidar en ningún momento que una refinada atmósfera engloba al conjunto. No nos encontramos ante una cristalería de ensueño -aunque sí impecable-, ni la vajilla nos seduce con un atractivo singular -a pesar de ser fina y cuadrada-, pero la sensación conseguida por el clima que respiramos, vemos y escuchamos, es una delicia. ¡Se está realmente muy a gusto en el Restaurante Ninsei!
Un detalle digno de mención son las maravillosas orquídeas que presiden la majestuosa mesa imperial de este restaurante asiático. Las primeras flores de este tipo llegaron a Europa a principios del siglo XVIII -en barcos de la armada Británica-, y se convirtieron poco a poco en un codiciado objeto de deseo, llegando a día de hoy a estar muy protegidas, pues la mayoría de especies silvestres se encuentran en peligro de extinción. Menos mal que podemos encontrar estos híbridos en invernaderos, para disfrutar de su compañía -por ejemplo- en una mesa de ensueño como esta.
El Restaurante Ninsei está inspirado en una ideología -de ahí su nombre-, y pretende hacerse un hueco entre la oferta de cocina asiática de la capital con una imagen innovadora y distinguida, mientras mantiene a raya su horquilla de precios, que oscila entre los 25 y 35 euros por persona. En breve cumplirá su primer año de apertura y, como se puede observar en su libro de reservas, las cosas le van muy, pero que muy bien. ¡Si es que no hay más que ver las fotografías para que te apetezca ir a cenar allí!
Su comedor principal de no fumadores -que está a la altura de la calle- está dividido por unos enormes y tridimensionales agujeros ovalados, completamente forrados de madera y sobre los que unos vinilos negros representan el toque selvático del local. La vista en cualquier dirección es muy seductora y llega a resultar complicado elegir mesa -nosotros no nos poníamos de acuerdo-, pues todas tienen su encanto.
Las mesas del Restaurante Ninsei están correctamente separadas, gracias a un amplio comedor que permite evitar todo tipo de agobios. Sus propietarios podían haber optado por incluir un número mayor de cubiertos, pero se agradece enormemente que hayan pensado en el disfrute y sosiego de sus comensales.
Las lámparas basadas en tubos plateados de diferente longitud son tremendamente vistosas, iluminan las mesas con energía a la vez que mantienen un ambiente romántico y sombrío entre las mismas. Mike Oldfield podría componer en ellas fácilmente una nueva entrega de sus exitosos Tubular Bells: ¡El primer trabajo es de 1973! Madre mía, que viejos somos ya…
Los techos oscuros -con multitud de puntos de luz a modo de estrellas- ayudan a crear ese clima tenebroso a la vez que seductor que consigue el Restaurante Ninsei desde cada esquina. La madera juega con ventaja y, combinando el color claro de sus paredes perforadas con el oscuro de su tarima, realza un espacio noble que transmite serenidad al comensal en todo momento. Al fondo, una tela con llamativos motivos asiáticos -en tonos negros y rojos- separa la zona de sala de la cocina.
Hacia su lado exterior, el Restaurante Ninsei presume de una larguísima cristalera que da a dos calles, en ella se reflejan por la noche todas las “estrellas y cometas” interiores, que se funden con la iluminación de la vía, convirtiéndose en un espejo inesperado que realza el interior por los cuatro costados. Las lámparas, como os había comentado antes, son espectaculares. ¡Me encantan!
Las mesas del Restaurante Ninsei se visten con un camino blanco que contrasta con la madera oscura. Las servilletas son de tela, y se acompañan de unos palillos chinos que se presentan en un sobre corporativo apoyado sobre una coqueta bandejita negra decorada con motivos florales. La salsa de soja -que se rellena en cada turno- está disponible en todas las mesas y se ofrece en una presumida teterita de cerámica.
¡Fijaos en esta vista del comedor del Restaurante Ninsei! ¿Qué tenemos al fondo? ¡Así es! ¡Un espectacular acuario tropical! Se encuentra justo detrás de la puerta de entrada al local, y es una verdadera delicia quedarse un rato observando a los peces. Yo tengo un acuario -“un poco” más pequeño- en casa, y no os puedo negar que se me caía la baba ante ese maravilloso ecosistema perfectamente equilibrado. ¡Fantástico!
Podemos cenar a la luz del acuario y disfrutar de una velada de ensueño, observando los fascinantes movimientos de los peces que lo habitan mientras saboreamos a lo largo de la noche la cocina asiática del Ninsei. ¿Nos os sucede a vosotros que un acuario os hipnotiza? ¿Cómo podemos estar observándolo durante horas y en vez de cansarnos entrar en un estado de relax de lo más apetecible? ¡Cuidado que engancha y se os enfría la cena!
Han conseguido reproducir fielmente el equilibro que encontramos en la naturaleza, y el conjunto formado por plantas, piedras y corales de todos los colores consigue engatusarnos durante minutos ante sus cristales. Lo pueblan diferentes especies exóticas pero, sin duda alguna, el que más me gusta es el Pez Cirujano Azul -Paracanthurus hepatus- de la familia de los Acanthuridae (que está a la izquierda de la imagen). Es una pena que su cría en cautividad sea prácticamente una utopía, porque su color azul intenso lo convierte en uno de los preferidos por los aficionados al mundo de la acuariofilia. El nombre de “pez cirujano” le viene dado por la espina extraíble que porta en cada uno de los dos lados del nacimiento de la aleta caudal, y que le sirve para defenderse de otros peces. También encontramos un par de graciosos Cirujamos Amarllos -que podéis ver en la sección de Ninillas-. Hay muchas más especies, ¡pero no os voy a dar ahora una clase de acuriofilia!
Pero a quien sí os voy a presentar es a… ¡Nemo! ¡No pude resistirme! ¿O acaso no habéis reconocido a Dori antes? Os aseguro que no os imagináis el tiempo que me llevó hacerle una foto quietecito a este pez payaso mientras se restregaba con su amiga anémona… ¡La madre que lo parió! Pero al final, lo conseguí… Queridos lectores cuchareteros… ¡Nemo vive en el Restaurante Ninsei! ¡Lo encontré! Se acabó el “buscar a Nemo…” ¡Saludadle de mi parte!
Bueno, no me hecho tantas flores, porque lo que no fui capaz es de conseguir una imagen como la de PIXAR… ¡Aunque lo intenté! ¡Os lo aseguro!
Regresando de los fondos marinos al mundo gastronómico terrestre, observamos que el Restaurante Ninsei, mire por donde se mire, es un reclamo a la paz y a la serenidad. Esta mesa -pensada para una pareja- refleja una filosofía del bienestar, situándonos ante una “ventana” que da paso hacia el resto del local, y desde la que los demás nos verán inmersos en un romántico cuadro asiático con marco oval. ¡De lo más chic!
Una mesa montada para ocho comensales se abre camino entre las mesas de cuatro. No llega a estar a la altura de la distinguida mesa imperial de la entrada, pero resulta perfecta para un grupo de amigos que opte por compartir platos al centro. ¡El Restaurante Ninsei ha pensado en todo!
Desde cualquier ángulo el Restaurante Ninsei es muy atractivo. Podemos dar vueltas alrededor de sus paredes huecas una y otra vez y encontrar instantáneas diferentes en cada viaje. La agradable iluminación tenue del ambiente, se ve ágilmente compensada con los tubos que proyectan con firmeza luz a las mesas, que gracias a sus caminos blancos relucen con garbo. Al fondo, podemos “leer” unas letras chinas, que revelan: “NINSEI”
Desde el fondo del establecimiento, nos damos cuenta de que el espacio no está ni mucho menos saturado, la separación entre mesas es notable. Un amplio pasillo nos guía a lo largo y ancho del comedor, disfrutando de las vistas. En la kilométrica cristalera que lo separa de la calle, encontramos bonsáis naturales de diversas clases. ¡Siempre que he tenido alguno no me pasa de unos años! ¡Siempre se me secan! Pero se ve que en el Restaurante Ninsei son especialistas y los cuidan con mucho cariño, pues todos gozaban de buena salud.
Aquí os dejo algunos de ellos… ¿A quién no le gustan los bonsáis? ¿Tenéis alguno en casa? Estos agraciados miniarbolitos son perfectos para decorar y purificar el ambiente. Exigen un control constante en cuanto a enfermedades y plagas, porque debido a sus reducidas dimensiones las amenazas pueden diseminarse por todo el ejemplar con muchísima rapidez. Si las hojas presentan un tono amarillento en algún momento… ¡Al “médico” con ellos!
Pero todavía no habéis visto todos los rincones que nos ofrece el Restaurante Ninsei… Porque… ¡Todavía hay más! ¡Tenemos otro comedor en un piso inferior! Bajando unas escaleras de madera, llegamos a la estancia de fumadores, un espacio más recogido pero no por ello pequeño -podéis verlo ampliamente en la sección de Ninillas-. Me encanta esta mesa que os muestro a continuación, perfecta para una pareja que desee cenar al lado de la ventana ovalada con vistas a un paisaje asiático enrojecido. Todo un… ¡Lujo asiático! -Como suele decirse-.
Si os habéis fijado, ahora el suelo es de color claro y las paredes son de madera oscura. ¡Se intercambian los tonos respecto al comedor anterior! Pero el Ninsei continúa luciendo elegante a la vez que práctico. Aquí os dejo con otra vistosa y sugerente mesa, que se presenta al lado de una fotografía retroiluminada en tonos rojos. El cenicero central marca las mesas de fumadores… ¡Qué pequeñita es la coqueta teterita de la salsa de soja!
¡Y comenzamos a cenar! ¡Ya era hora! ¿Verdad? A todo esto… ¿Qué tal el restaurante? ¿Os ha gustado? Pues ahora viene lo mejor… Porque vamos a probar un montón de platos, ¡esto va para largo! Fuimos seis personas a cucharetear, así que imaginaros todo lo que pedimos -y lo que nos quedó por probar todavía, porque la carta del Restaurante Ninsei es muy, muy extensa-.
Sara, Roberto, Luz, FlashBack, Ninillas y yo nos pusimos literalmente las botas -en el estómago-, porque salimos rodando del Ninsei. Y pensar que todo comenzó con este pequeño aperitivo… Que parecía hasta simpático y pequeñín… ¡Ni una sola “hojita” dejamos en el plato! Son trocitos triangulares de la pasta de los rollitos aderezados con diferentes especias. ¡Están muy ricos! A ver si a vosotros os ponen lo mismo, porque imagino que lo cambiarán con el tiempo…
Para beber optamos por unas cervezas asiáticas -como no podía ser de otro modo-. Las acompañamos de alguna que otra botella de agua, pero cervezas cayeron dos por cabeza. Yo os muestro la Singha tailandesa, que es la más vendida en Tailandia, una cerveza de cuerpo, espuma y sabor discretos, pero que fría gana muchos esteros, en el Ninsei lo saben y te la acompañan de una copa completamente helada. Resulta perfecta para acompañar este tipo de cocina. Ninillas os muestra el resto de adquisiciones de nuestra mesa: las japonesas Kirin, Asahi y Sapporo, y la china Tsingtao. Unas más fuertes, otras más suaves… ¡Para gustos colores! Eso sí, también tienen cervezas nacionales, para los menos atrevidos.
El primer plato en llegar a la mesa fue el de los Rollitos vietnamitas -Vietnamese rolls-. Cuatro unidades muy crujientes que en el mundo occidental están llenas de adeptos. ¡Qué ricos estaban! ¡Muy bien fritos! Vienen rellenos de carne, verduras y fideos y, para comérselos como mandan los cánones, deben envolverse en las hojas de lechuga y menta que los acompañan -se pueden apreciar ambas en la fotografía- y mojarlos levemente en la salsa (dulce-picante) que sirven con ellos. ¡Ñam!
Continuamos con un Sushi furama, que viene siendo un sushi de atún flambeado. Había un montón de sushis disponibles en la carta, y éste es el que despertó nuestra atención. Menos mal que lo pedimos, porque estaba bien bueno, el flambeado con llama le da un toque tostado que lo convierte en un bocadito singular.
¡Siempre! ¡Siempre pedimos una tempura en un restaurante asiático! Y es que nos encanta a todos los cucharetes, sobre todo cuando están bien elaboradas y no llegan aceitosas o blandengues a la mesa. Esta Tempura de pescado, langostinos y cangrejo llegó muy crujiente en su cestita. Las piezas longitudinales se presentan en vertical a modo de escultura artística, como suele ser habitual en estos casos. ¡Me quedo con el trozo cangrejo! (Gracias a que me tocó uno, claro).
Pedimos un Tasura, que en principio no sabíamos lo que era. Nos comentaron que se trataba de un plato exclusivo del Restaurante Ninsei -ya que preguntamos-, y la leyenda de la carta nos dio más pistas: “3 filetitos diferentes de pescado crudo sobre rollo California”. Por lo tanto, es una vianda de sushi (atún, salmón y pez mantequilla) que va encima de un tradicional California (con langostino frito, aguacate, mayonesa, alga nori y arroz). ¡Muy rico!
De la llamativa sección de Dim-Sum en la carta del Ninsei -tienen hasta siete diferentes-, preguntamos por los caseros a nuestro camarero y, después de su consejo y sin pensarlo dos veces, pedimos el Ja-Kao. Unas sabrosas empanadillas blancas de gambas que vienen presentadas en su cestita de madera. Mojadlos ligeramente en un poco de salsa de soja y… ¡No os los perdáis! La foto ya dice… ¡Cómeme!
Como último entrante pedimos un Hokayaki. El plato se presenta sobre una cocha de vieira que viene rellana de todos los ingredientes que lo conforman: vieira, gambas, sepia, huevas de pez volador y mahonesa japonesa. La verdad es que no os puedo negar que cogiendo un bocado que incluyese un poquito de todo, junto con las huevas y la mahonesa, estaba genial.
Cada vianda venía en un plato diferente: de madera, metálico, de cerámica, cuadrado, redondo, triangular, una cestillo, con forma de hoja… ¡Muy variada la vajilla del Ninsei!
Roberto y Luz lucen los dos “acompañantes” que pedimos para combinar con los platos principales de nuestra cena cucharetera. Un Arroz Ninsei, que llevaba un montón de ingredientes: tortilla, coliflor, pimiento rojo, apio, cebolla,, judías verdes, calabacín, zanahoria y sésamo. Y unos Tallarines con gambas y almendras picadas en Tie-Pan. ¡Qué bien olían los tallarines y qué ricos estaban! El arroz poco tenía que envidiarles, pero me quedo con los tallarines, porque estaban ¡riquísimos! Las raciones eran muy generosas, y nos permitieron a los seis integrantes del grupo disfrutar de ellos.
No faltaron unas Berenjenas a la salsa Miso -Así probamos también la sección de verduras de la carta del Ninsei-. Para pedir este plato, tiene que gustarte la berenjena, no queda otra, a mí no me va mucho su sabor -aunque no tengo nada en contra del plato-, pero en cambio a Ninillas le encantó.
Una de las estrellas de la carta del Restaurante Ninsei es el Pato laqueado pekinés -que lo tienen disponible para 2 o para 4 personas-. Es la estrella de su sección de carnes, porque se sirve en tres platos diferentes. Primero su crujiente y dorada piel con creps -que hacen frente a la mesa del cliente-, después llega la carne salteada con verduras y una deliciosa sopa de pato aparte. Menos el hueso… ¡Se come todo el pato! En la siguiente fotografía podéis ver el pato tal cual llega a la mesa, antes de ser “operado” in situ minuciosamente por los camareros…
Después de cortar en finas láminas la piel del pato de la imagen anterior -vídeo que tenéis en la sección de Ninillas-, se montan unos creps con las tiras de carne conseguidas, acompañadas de otras de cebolla y de pepino. Se le añade un poquito de salsa de maíz y… ¡Listo el primer plato de los 3 que consta el Pato laqueado pekinés! Mirad el vídeo…
Y así queda posteriormente en la mesa -Luz con la Kirin y Roberto con la Singha-. ¡Seis raciones de creps al pedir Pato laqueado pekinés para dos personas! Así que tocamos a una por persona y pudimos probarlo todos. ¡Muy rico! Repetiría sin pensarlo.
Pero no termina ahí todavía la ración de Pato laqueado pekinés para dos personas. Llegan a la mesa también dos cuencos de sopa y uno generosísimo de carne salteada. La sopa es de estilo tailandés, con diferentes verduras y fideos. Le dan ese toque para que su sabor no quede eclipsado por el pato, de ese modo adquiere un ligero sabor a tomate, eso sí, picante -pero en su punto justo-. El salteado llevaba champiñones, cebolla, puerro y, por supuesto, ¡todo el pato que faltaba de la primera fotografía! Se sirve sobre una hoja de lechuga y viene decorado con una original mariposa de zanahoria. ¡Que da pena comérsela! Como podéis observar a continuación, la ración es muy generosa. ¡Debemos tener en cuenta los tres platos de los que consta este “plato para dos personas”!
De su sección de pescados, pedimos la Lubina con salsa de soja al vapor. La presentación es muy llamativa, la lubina llega sonriendo a la mesa -con un tomatito en su interior- y se presenta con una zanahoria cortada hábilmente en forma de flor. En la sección de Ninillas podéis ver que el plato es contundente, y en cuanto al pescado, nada que objetar, para el intervalo de precios que manejamos en este local, estaba en su punto. ¡La salsita le quedaba muy bien!
Aquí me tenéis con una impresionante bandeja -cómo pesaba la condenada- de Langostinos con vieiras en salsa XO -esta vez acompañados por una Sapporo japonesa-. La salsa XO es una salsa de marisco cantonesa que le quedaba como anillo al dedo al plato. Los langostinos venían literalmente incrustados en las vieiras y conseguían formar un bocado muy sabroso. Resulta un plato muy vistoso en la mesa. ¡No os lo perdáis!
Flashback tiene entre manos unos Dados de pollo con verduras y leche de coco al curry Thai. Se trata de un plato picante -ya luce en la carta una guindilla roja al lado de su nombre-, y bien picantito que está (cierto es que a mí me encanta así). Es un plato tailandés, que mezcla los daditos de pollo con zanahoria y bambú.
Os dejo un vídeo removiendo el cuenco de pollo… Entre la demostración de preparación de pato laqueado y la mini hoguera en la mesa con el pollo, te entretienes mucho en el comedor del Ninsei. Es uno de estos lugares al que siempre llevarías a nuevos amigos.
Para limpiarnos correctamente las manos, nos trajeron unas rigurosas toallitas calientes y húmedas. Muy de agradecer el detalle, deberían darte unas en todos los restaurantes de Madrid.
¡Vamos con la guinda final del Restaurante Ninsei! ¡Los postres! -Que no sobrepasan la barrera de los 5 €-. Tienen unos caseros y otros de obrador, nosotros optamos por los primeros, obviamente.
El primero de ellos es el más llamativo de todos: El Yukimi, unos pastelitos de arroz, con unas formas que os pueden resultar graciosas, rellenos de crema de judías. Además el plato venía acompañado de un buen chorro de nata con nueces y coulís de frambuesa. Muy ricos estos bomboncitos de arroz -aunque se trata de un sabor poco habitual-. ¡Probadlos a ver qué os parecen!
La Tarta de queso con naranja también estaba a la altura del Ninsei. ¡Qué rica! Observando la foto, me apetece dejar el portátil y desplazarme a la cocina a por una cuchara a ver si puedo meterla en el monitor por algún lado… ¡Es que estaba buenísima!
Ninillas en su sección os muestra los Rollitos de chocolate, yo me quedo con estas Trufas japonesas que estaban sorprendentes, unas con sabor a té verde y otras con sake. Mirando la fotografía y sin pensarlo mucho… ¿Sabéis cuáles saben a una cosa y cuáles a otra? ¡Lo sabía! ¡Qué listos sois!
Nos pedimos una jarrita de Té de Dragón Negro para los seis -de la que os habla ampliamente Ninillas-, que está muy bien, porque por 6,80 € da para todos un par de veces. Además, está muy sabroso. Os lo recomiendo.
Finalmente fuimos invitados a unos chupitos de Sake caliente -que al presentarse así, baja su graduación inicial unos 3º- y que debemos tomar templado. Se trata de un sake realmente suave, a mí me encantó, sobre todo por el sabor que deja al final en boca -aunque muchos desearán beber grandes cantidades de agua después, sobre todo los que no seáis muy fans de esta bebida-. ¡Muy bonita la botellita en la que venía! ¡Con los chupitos a juego!
¡Menuda cena! No se puede decir que pasamos hambre… ¡Vaya que no! A nosotros nos atendieron Víctor y Charly -por supuesto nombres occidentalizados-, muy amables ambos, pues respondían con agrado a cada pregunta que les hacíamos.
El Restaurante Ninsei de Madrid lleva tan sólo un año abierto… ¡En Noviembre lo cumple! ¡Y los que le quedan! Nosotros repetiremos -eso es algo que tenemos claro-, pues el ambiente que crea en sus salones seduce a la vista y consigue alojarse en tu retina para siempre. Una vez que lo visitas, sabes de un lugar perfecto que le gustará a la pareja, y que será también perfecto para ir con amigos o compañeros de trabajo. Gracias a la horquilla de precios en la que se mueve, es el restaurante ideal para visitar de vez en cuando a pesar de que nos encontremos en una época complicada. Si os queréis dar el lujo de salir a cenar a un lugar de lo más atractivo y exótico sin que sufra vuestra cartera… ¡Apuntad en vuestra agenda cucharetera al Restaurante Ninsei! ¡No os defraudará!
Ninillas: En este preciso instante -justamente cuando comienzo a escribir este post- y mirando la primera imagen de mi sección, tengo la impresión de que al restaurante de hoy entro por la puerta grande -para saber por cuál salimos debéis llegar al final-. Que… ¿Por qué digo esto? Sólo tenéis que echar un vistacito y os daréis cuenta de que la mesa que os presento es cuando menos impresionante, o mejor dicho, es una mesa imperial. Custodiada al fondo, pero muy de cerca, por un patriótico guerrero, de ésos que protegían frente a los invasores procedentes de los países limítrofes en el norte de Asia. No se mueve, pero está alerta como un buen soldado y no pierde de vista absolutamente nada de lo que ocurre a su alrededor.
Ésta es la primera estampa que uno se encuentra nada más cruzar la puerta del Restaurante Ninsei. Así, sin preámbulos, creando expectativas y ganas de sentarse a una de sus mesas para ver si su cocina se corresponde con tan espectacular puesta en escena.
Ubicado en el distrito de Tetuán, el Restaurante Ninsei abrió sus puertas al público hace once meses, de modo que es un restaurante de nueva apertura en Madrid con el aliciente de que lleva el rodaje suficiente como para que las cosas funcionen como la seda.
Como habréis imaginado ya, con un nombre como “Ninsei”, está claro que no estamos ante un restaurante italiano, ni mexicano, ni cántabro… No señor, Ninsei no es nada de eso, el Restaurante Ninsei es un asiático, concretamente en él podemos degustar platos procedentes de las cocinas japonesa, china y tailandesa.
Pero antes de meternos en lo puramente gastronómico, ya sabéis que a mí me gusta enseñaros el envoltorio y recorrer cada rincón, para que en el caso de que decidáis visitarlo sepáis de antemano dónde vais a cenar. Porque es cierto que la cocina es primordial en un restaurante, pero no me negaréis que si encima el entorno acompaña, como es el caso de hoy, la cena suma enteros.
El Restaurante Ninsei cuenta con dos plantas que dan cabida a 120 comensales. La que os muestro en estas imágenes es la correspondiente a la situada a pie de calle -que cuenta con 80 cubiertos-. En Ninsei han creado un ambiente muy moderno y de diseño, muy alejado de los típicos -y bastante horteras- asiáticos que pueblan la capital. Aquí las cosas son muy distintas y, desde que entras, un halo de exclusividad y renovado gusto oriental te invade. Es como un pequeño universo asiático, pero con clase.
Su decoración se basa en la madera y, más concretamente, en los grandes y sinuosos ojos que con ella se dibujan, o mejor dicho, se esculpen. Sentada a uno de sus lados me dio la impresión de ser James Stewart en la ventana indiscreta, intentando ver lo que tras ellos ocurría. Es una sensación extraña y agradable al mismo tiempo, sobre todo porque esos enormes ojos igual que te incitan a mirar también te brindan una gran intimidad, pues consiguen crear pequeños espacios perfectamente delimitados.
Durante el día, la luz pasa a raudales por los ventanales que van recorriendo todo el local, pero al llegar la noche el ambiente se vuelve muy cálido gracias a la iluminación procedente de diferentes halógenos estratégicamente situados y a las originales y bonitas lámparas tubulares que cuelgan sobre cada una de las mesas. Me recordaron a los antiguos órganos que aún hoy suenan en algunas iglesias y catedrales, tentada estuve de levantarme y hacerlas sonar con los palillos, pero me contenté viéndolas lucir.
Sin duda, otro de los protagonistas de este primer comedor es su gran acuario. Tranquilos, no os van a servir en el plato nada que haya nadado en sus aguas, en cambio, sí que os permitirá capturar una imagen tan bonita como la que os muestro a continuación.
En él podéis ver a Dori y a Nemo con sus amigos -como os comenta Rayo-. ¡Hasta una anémona han metido! La verdad es que un acuario tan colorido es la mejor cura contra el estrés. ¿O acaso conocéis algo tan relajante como sentarse y ver nadar a los pececillos?
En la mesa de seis que os muestro a continuación nos sentamos los cucharetes y compañía, entre dos ojos, como si fuéramos a ser engullidos por ellos. En cambio, los que engullimos fuimos nosotros, que no dejamos nada en el plato.
De la misma forma que el Restaurante Ninsei resulta el lugar perfecto para celebrar una comida o una cena con amigos, como fue nuestro caso, también es el sitio idóneo para una cena romántica pues, como ya os he ido comentando, tanto la decoración como la iluminación y la distribución de las mesas así lo permiten, pues se crean espacios tremendamente íntimos a un lado y otro de los “ojos”.
Como podéis observar, no os he mentido, la madera es la base decorativa del Restaurante Ninsei y allá donde miréis la tendréis presente. Jugando con ella han conseguido un espacio sobrio y elegante, pero sin caer en la monotonía. Lo cierto es que se está muy bien sentada a una de sus mesas, te gusta lo que ves y te sientes tremendamente cómoda o, al menos, yo me sentí así.
Pero el hecho de que el Restaurante Ninsei se nos presente como un local que destila refinamiento y buen gusto no está reñido con que hayan incluido algún que otro toque de humor impreso, o mejor dicho, colgado, y si no mirad a estos samuráis que lucen en sus cortinas que parecen ir corriendo a coger mesa.
Sus mesas aparecen vestidas con unos caminos blancos y servilletas de tela -también blancas- acompañadas por una sencilla y elegante cubertería, una correcta cristalería y, como no podía ser de otra manera en un restaurante asiático, unos palillitos de madera.
Al fondo de este primer comedor, y tras unas originales cortinas en tonos fucsias que ponen el toque de color, encontramos su barra, repleta de multitud de licores listos para ser servidos como antesala de una buena cena oriental. Nosotros no dimos cuenta de ella en esta ocasión, pues fue de las pocas veces que entramos al restaurante todos a un tiempo. Sin duda, la disfrutaré en sucesivas visitas.
Bajando por las escaleras llegamos al segundo comedor, con capacidad para 40 comensales. Este espacio está reservado para fumadores y, aunque guarda esa sobriedad y elegancia que caracteriza a la sala de la planta superior, aquí la madera pasa a un segundo plano y son unas bonitas imágenes de pueblos asiáticos en tonos rojizos las que adquieren protagonismo. Es el mismo Restaurante Ninsei que se nos presenta con el mismo fondo, pero con distinta forma.
Ha llegado la hora de meternos en faena. porque así a simple vista el sitio es bonito y merece la pena, no me lo podéis negar. Pero… ¿Y gastronómicamente? Pues bien, el Restaurante Ninsei es, como os adelantaba al comienzo del post, un restaurante asiático que nos presenta una selección de platos de las cocinas japonesa, china y tailandesa. En su extensísima carta -cuenta con más de 90 entradas- podemos encontrar diferentes entrantes, dim-sum, sushi, sashimi, maki roll, tempuras, mariscos, pescados, carnes, verduras y un gran número de acompañantes. La elección es difícil, pues uno puede verse inmerso en la eterna duda de “qué pedir”, sin embargo, el servicio es tremendamente atento y te ayuda si te ves superado por las circunstancias.
En el Restaurante Ninsei también cuentan con varios menús degustación -mínimo dos personas-: Menú Cantonés -21 €/persona-, Menú Especial -28 €/persona-, Menú Tailandés -29 €/persona-, Menú Teppanyaki -31 €/persona- y Menú Ninsei -32 €/persona-. Y de Lunes a Viernes al mediodía ofrecen tres menús del día: uno a 10.50 €, otro Asiático a 13.50 € y, por último, un Japonés a 16 €.
Nosotros andábamos algo perdidos, no tanto por la elección sino por el número de platos a incluir en nuestra comanda, pero afortunadamente un amabilísimo Víctor -metre del restaurante- nos fue indicando. Aunque al final de poco nos sirvió su ayuda -ya nos conocéis a los cucharetes- pues nosotros decidimos incluir dos o tres platos más de los que él, con muy buen criterio, nos aconsejaba. Finalmente seleccionamos 6 entrantes, 5 principales y 2 acompañantes para los 6 comensales que nos reunimos en la cena de aquella noche.
Para beber, nos pareció oportuno decantarnos en esta ocasión por cerveza. Así dimos buena cuenta de las tres japonesas -Kirin, Asahi y Sapporo-, de una china -Tsingtao- y hasta de una Tailandesa -Singha-. Eso en una primera ronda, luego vinieron más. Por cierto, el precio para todas ellas es de 3.75 €.
Bien, abrimos el desfile culinario con el Sushi Furama y los Rollitos Vietnamitas que os muestran Luz y Roberto. El sushi, que en esta ocasión era de atún, tenía una particularidad, y es que iba tostado. No lo hacen en muchos sitios, pero aquí sí, una vez que está montado lo pasan por el soplete y, la verdad, es que a mí me gustó. En cuanto a los rollitos… Son imprescindibles porque estaban riquísimos, súper crujientes. Se servían sobre una hoja de lechuga y otra de menta y enrollando ambas el rollito -valga la redundancia de tanto rollo- se metía a la boca. Se servía junto a una salsa dulce y ligeramente picante, por si querías mojar.
Os muestro a continuación una Tempura de Pescado, Langostinos y Cangrejos. Se trataba de un buena tempura, bien frita, crujiente y nada aceitosa.
En un primerísimo plano viene el Tasura. Algunos os preguntaréis qué demonios es esto, os explico rápidamente. El Tasura es un maki roll, en concreto un California clásico al que se le ha añadido sushi. En pocas palabras: sushi más California. En nuestro caso fueron de atún, salmón y pez mantequilla, acompañados por un poquito de aguacate que servía para dar un poco de color al conjunto.
No pasamos por alto los Dim-sum, como os muestra FlashBack en la siguiente imagen, servidos en esa cajita tan mona que suelen poner en casi todos los sitios.
Nosotros nos decidimos por los Dim-sum Ja-Kao, que son estas empanadillas blancas que os enseño en primer plano y que venían rellenas de gambas. No sé qué tal estarán el resto de los dim-sum de su carta, pero a mí éstos me parecieron caseros y muy buenos.
Otro de los imprescindibles del Restaurante Ninsei es el Hokoyaki. No en todos los japoneses lo tienen y me sorprendió verlo. Consiste en una concha rellena de vieira, gambas, huevas de pez volador y mahonesa japonesa. Sólo le puedo poner un pero, que no tuviera pan para mojar en la salsita que queda en el fondo de la concha porque por lo demás, me encantó.
Para el curso de los platos principales pensamos en incluir en nuestra comanda dos acompañantes para ir mezclando con el resto de viandas. El primero de ellos fue este riquísimo Arroz Ninsei que entre otras cosas llevaba tortilla, coliflor, pimiento rojo, apio, cebolla, judías verdes, zanahoria, calabacín y sésamo.
El segundo de los acompañantes fue este plato de Tallarines con gambas y almendras picadas en Tie-Pan, que también nos gustó, sobre todo por el agradable aroma a orégano que desprendía.
Reconozco que la Berenjena a la salsa Miso que os muestra FlashBack en la siguiente imagen es un plato delicado, básicamente porque te tiene que gustar la berenjena. A mí me entusiasma, y más aún con esta salsa de miso, con un claro sabor dulzón, pero en el punto justo.
Llega el turno del que, sin duda, es uno de los platos estrella en el Restaurante Ninsei: el Pato laqueado pekinés. Lo ofrecen en raciones para cuatro y para dos personas. Nosotros optamos por una ración para dos. Pero lo que realmente marca la diferencia de este pato laqueado es la manera en la que lo sirven, pues lo aprovechan al máximo. Menos el hueso, se come todo. En primer lugar, te llevan a la mesa el pato y en vivo te van haciendo finas tiritas con la piel crujiente que lo rodea, y con esas lonchas, cebolla y pepino cortado en juliana elaboran un crep que previamente ha sido untado con salsa de maíz. La cosa tiene su gracia y es una manera original de dar salida a esa costra que de otro modo resultaría bastante engorrosa de comer.
Aquí os dejo un vídeo de cómo van laminando el pato… Rayo en su sección os muestra otro vídeo con el montaje final de los creps.
El segundo manjar de este pato laqueado lo constituye esta sopa a la que le han dado el toque tailandés para que no resulte excesivamente fuerte. Lleva diferentes verduras, fideos y, por supuesto, trocitos de pato. Su sabor me recuerda a una sopa de tomate, pero ligeramente picante. A mí me estuvo deliciosa.
Por último, el resto de la carne de pato se usa para este salteado con champiñones, cebolla y puerro, todo ello servido sobre una hoja de lechuga. Desde luego, no se puede decir que no le sacan partido al pato porque yo creo que simplemente con este plato y un entrante la cena está sabrosamente resuelta.
A continuación, os muestro la Lubina con salsa de soja al vapor que me pareció correcta aunque no me sorprendió, claro que tampoco era un plato llamado a hacerlo, teniendo en cuenta el gran resultado hasta el momento.
Los Langostinos con vieiras en salsa XO agradaron a toda la mesa, aunque nuevamente a mí me volvió a faltar un poquito de pan para mojar -de lo rica que estaba-. Se servían sobre una concha de vieira y traían alguna que otra mariposa de zanahoria revoloteando a su alrededor.
Los Dados de pollo con verduras y leche de coco al curry thaï vinieron con hornillo incluido. Tenían ese puntito picante que a mí tanto me gusta y se acompañaban por un poco de bambú y zanahoria. Si sois amantes de la cocina tailandesa, ésta es una gran elección.
Tras tan opípara cena ni qué decir tiene que los estómagos estaban satisfechos y los paladares agradecidos, pero aún así pedimos la carta de postres, porque ya nos conocéis: antes muertos que irnos sin probarlos. El precio es el mismo para todos: 4.95 € y, aunque tienen una gran variedad, nosotros sólo nos decantamos por cuatro que nos aseguraron que eran caseros.
Empezamos por el Yukimi, sin lugar a dudas un postre imprescindible en el Restaurante Ninsei. Se trata de un pastel de arroz que va relleno de crema de judías y que se acompaña con unas nueces, nata y coulís de frambuesa. Tiene un sabor tremendamente original y su textura recuerda a la que proporciona el primer mordisco de un chicle. En serio, se podría decir que es una obligación pedirlos.
Lo mismo sucede con la Tarta de queso a la naranja -que os muestra Rayo en su sección- qué cosa más rica, súper suave, cremosa… Entraba sola. En una palabra: Deliciosa. Bueno, deliciosa e imprescindible. Respecto a los Rollitos de chocolate frito que os enseño a continuación, estaban ricos, pero no me sorprendieron tanto como el Yukimi y la Tarta de queso, me resultaron más convencionales.
Tampoco pasaron desapercibidas estas Trufas japonesas, unas con sabor a té verde y otras con sabor a sake, aunque muy leve, casi ni se apreciaba.
La sobremesa quisimos alargarla lo máximo posible, pues allí nos encontrábamos divinamente, y qué mejor forma de hacerlo que con un té. Cuentan con una amplia variedad de tés: verde, rojo, de arroz integral, ginseng… Pero con la particularidad de que lo sirven como lo harían en una típica tetería china y, sobre todo, con esa filosofía. De hecho, lo que te cobran es la tetera, que en nuestro caso dio para 6 tacitas e incluso para una segunda ronda que, según nos contaron, es cuando mejor está el té, porque el paladar ya se ha habituado a saborearlo. Nosotros pedimos el llamado té Dragón Negro -6.80 €/tetera (poco más de 1 €/persona)-, cuyo nombre no tiene nada que ver con dragones, sino que lo debe a su descubridor Wu Liang. Procede de la provincia de Fukien en China y es posiblemente una de las bebidas producidas más complicadas del mundo, pues requiere una tradición consagrada y una artesanía excepcional.
Tras el té, la casa nos invitó a unos chupitos de sake -como podéis ver en la sección de Rayo-, momento que yo aproveché para hacer una visita a los aseos. Y, he aquí una importante novedad, el restaurante no sólo cuenta con una entrada con rampa exclusiva para minusválidos, sino que también ha dispuesto para ellos de un baño adaptado, cosa que se ve poco desafortunadamente. ¡Excelente trabajo!
En cuanto a los aseos… Qué queréis que os cuente, merece la pena una incursión. Modernos, elegantes y muy amplios. ¡Ah, sí! ¡Y negros!
Así fue nuestra cena y así os la he contado, espero que os haya gustado, yo disfruté mucho. Me sentí allí muy a gusto, no sólo por el entorno y la decoración, sino porque el personal es súper atento y la verdad es que son de gran ayuda en los momentos clave. En cuanto a su cocina, podríamos decir que el Restaurante Ninsei es una manera cómoda y divertida de disfrutar de la gastronomía japonesa, china y tailandesa sin necesidad de salir de Madrid, y sobre todo con una gran relación calidad-cantidad-precio y, claro, con estas premisas quién se resiste a volver a hacerle una visita… Desde luego, yo no, por eso pienso regresar.
Cucharete: Ya tenía ganas mi equipo de volver a cenar en un restaurante asiático, no sólo porque últimamente estén de moda en Madrid sino que, de vez en cuando, entra el mono y apetece mucho visitar uno de estos locales. Descubrir el Restaurante Ninsei ha sido todo un acierto, pues lo han subrayado en su agenda personal cucharetera como un sitio al que llevar a todos sus amigos. ¡Pato laqueado pekinés para todos! Y… ¡A disfrutar del espectáculo! Gracias a su extensísima carta y a una oferta gastronómica que recorre las cocinas china, japonesa y tailandesa, difícilmente os aburriréis algún día en el Ninsei. Mi equipo cenó por 31 €/persona, seis personas con 6 entrantes, 5 platos principales, 2 platos acompañantes, 4 postres, 2 botellas de agua y una tetera completa. A lo que tendríamos que añadir 12 cervezas (2 por persona) -a 3,75 € cada una-. Claro que, hay que matizar que comieron por 7 u 8 comensales, de ahí que haya subido el importe final de la factura, pues difícilmente se alcanzan los 30 € en este bonito local.
Su moderna y vistosa decoración, con paredes agujereadas que dividen sus diferentes estancias. Su cuidada iluminación. Su impresionante mesa imperial. Su Pato laqueado pekinés. Su extensísima carta. Su variada cocina asiática: china, japonesa y tailandesa. Su relación calidad/cantidad/precio. La separación entre mesas. El atento y amable trato del servicio en todo momento. Su servicio para minusválidos. Su parking ilimitado gratuito en la C/ Reina Mercedes, 17 para sus clientes. Aceptan todos los tipos de cheques de comida.
Pequeñas pinceladas, prácticamente insignificantes.
4,0
4 comentarios a “Ninsei”
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que bien me viene..queria cenar el sabado y no sabia donde, muchas gracias, ya os contare que tal..
que buena pinta, habrá que probarlo!!!
Que buena pinta tienen tanto el sitio como los platos… habrá que ir a probarlos!! muchas gracias por el reportaje chicos, sois geniales!! por cierto, he echado de menos a FlashBack!
Saludos.
Desde que vi vuestra visita al restaurante Ninsey, hemos ido a comer o cenar unas 10 veces. Sólos, con los hermanos, con los amigos…
Si te gusta una cocina de calidad, el sushi, el sashimi fresco, el pato laqueado pequines, que desde los rollitos, hasta la sopa, pasando por el salteado con verduras que hacen. Tres platos en uno.
La verdad es que todo esta buenísimo.El personal muy amable y atento. Y encima en la zona que está, no vas a encontrar problema para aparcar por tener parking. Me reconozco una fan de la cocina japonesa, y sobre todo del sashimi y como aqui..pocos.