-
San Nicolás, 8
Madrid (Centro)
Ópera
636 032 530
15 - 25
En pleno corazón de la capital, en el Madrid de los Austrias, nace un nuevo restaurante japonés: Nihon Ryoori. Un espacio gastronómico que se presenta como una tradicional casa de comidas nipona en el que el cuidado por los detalles pasa a un segundo plano en favor del minimalismo y la filosofía zen. Su comedor dispone de capacidad para 56 comensales, a lo que se suman 36 más en su tranquila y atractiva terraza de verano, que resulta perfecta para evadirse de los incesantes ruidos de la ciudad. Además de las entradas de su carta -también disponibles para llevar-, ofrece de lunes a viernes a mediodía dos menús del día -a 12 y 16 €-. Su horario de apertura es de 13:00h a 16:30h y de 20:30h a 00:00h. Cierra los lunes por la noche.
3,5
Rayo: La milenaria Iglesia de San Nicolás de los Servitas, que después de la desaparecida Iglesia de Santa María de la Almudena se hace con el glorioso puesto de la iglesia más antigua de la capital -los expertos datan su construcción en el s. XII-, ha visto nacer a su vera diferentes restaurantes a lo largo de los años que en cada momento han ofrecido una línea gastronómica de lo más variopinta. Lo que sí ha conseguido la magia que transmite el misterioso aura que envuelve este prestigioso enclave en pleno centro de Madrid, es que el local que ocupa el número 8 de la calle San Nicolás sea visitado en todo momento por intelectuales y personajes reconocidos que se entremezclan con el resto de comensales.
No tengo duda alguna de que la tranquilidad que transmiten las vistas a la Plaza del Biombo durante una cena sosegada, así como la cercanía -menos de 50 metros- con la concurrida Plaza de Ramales, son los motivos esenciales que convierten la terraza del restaurante situado en la calle San Nicolás número 8 en el lugar idóneo para disfrutar de la gastronomía sin ruidos, sin coches, sin humos y, sobre todo… ¡Sin estrés!
A día de hoy, es la “gastronomía japonesa” la que ha conquistado ese acreditado lugar, y exactamente esas palabras que entrecomillo son las que dan nombre a este nuevo restaurante japonés del centro de Madrid: Nihon Ryoori. Un agraciado local que seduce a sus visitantes con su sencilla -y a la vez elegante- puesta en escena. Observando las imágenes que rodean a este texto, es fácil imaginar una cálida tarde-noche madrileña sentados a la sombra de los soportales disfrutando de unos sabrosos makis regados con una Kirin fresquita… ¿Verdad?
A su entrada, un pequeño Buda que medita sobre un mini jardín zen, nos da la bienvenida sobre el mostrador. Bien podría inculcarnos: “El odio no disminuye con el odio. El odio disminuye con el amor”, como diría Sidhartha Gautama, pues la decoración del local, que no ha sufrido cambios desde sus antecesores, tiene un marcado aire romántico.
Aunque en esta ocasión, el Restaurante Nihon Ryoori apuesta por mantener un ambiente sencillo, simplificando los detalles a la mínima expresión. No hay cubiertos en las mesas, no hay velas que las marquen, ni tan siquiera hay una copa por comensal sobre ellas… Incluso ha desaparecido la cafetera de la barra -no hay café-, así como una gran lista de referencias de botellas de destilados… Ahora, el té japonés y el sake cobran protagonismo entre los alcoholes más habituales. Siempre hay tiempo para disfrutar de una copa después de la cena, ya sea de ron, whisky, vodka o ginebra, pero teniendo la jarrita de sake a 5 € -que da para unos 5 chupitos- la decisión resulta sencilla.
El salón del Restaurante Nihon Ryoori tiene capacidad para 56 comensales -a los que se suman los 36 que pueden ocupar la terraza-. A decir verdad, se trata de un comedor muy bien resuelto, pues al disponer de una planta en dos alturas, tenemos dos ambientes bien diferenciados a la par que sugerentes. El comedor a pié de calle es el que aparece fotografiado en la siguiente imagen, las mesas son flanqueadas por su derecha por un amplio y cómodo banco corrido -siempre que se haga uso de los mullidos cojines- y, por su izquierda, por finas sillas tapizadas que completan un conjunto de madera que se extiende desde la oscura y elegante tarima del suelo hasta las mesas. Tras el larguísimo asiento, vestido de un llamativo naranja intenso, está la enorme cristalera que da a la terraza enrejada que os mostraba al principio del reportaje -que en la imagen aparece cubierta por grandes estores-.
A nuestra izquierda, la primera mesa que nos encontramos en el Restaurante Nihon Ryoori es la más selecta. Podríamos decir que es “la más” todo… La más romántica, la más escondida, la más novelesca, la más interesante, la más atractiva, la más… Incluso si os fijáis bien… ¡Es la más reveladora! ¡Me ha pillado! ¡Salgo reflejado en uno de los espejos! Inmortalizado quedo para la posteridad…
Caminando hacia el pequeño escalón que nos trasladará a una segunda altura en el Nihon Ryoori, nos encontramos con otro espacio singular que sigue la línea decorativa del resto del local. Una imagen de mar abierto cuidadosamente iluminada preside estas dos nuevas mesas. Si la paz que transmite el lienzo no es suficiente, no hay más que coger carrerilla por el muelle en línea recta y… ¡Saltar al vacío! Siempre y cuando el agua esté a las temperaturas del Caribe, porque yo en Galicia no hago eso ¡ni loco!
Una vez subimos esos 20 centímetros -quizás las chicas difieran en esto, y si no lo pilláis no os lo voy a explicar ahora-, nos encontramos con una segunda sala en la que predomina el rojo, o mejor dicho, un llamativo naranja intenso.
El apacible y fresco mar abierto del rincón anterior da paso a la infinita y tórrida arena del desierto protagonista de esta segunda pintura, aunque combinada con el aire acondicionado y apoyada por lineales toques de luz, convierten esta nueva estancia en un lugar igualmente recomendable. Podéis ver cómo las mesas pensadas para parejas se separan, giran y alejan del resto de comensales, para que disfruten de mayor intimidad. Aunque el Restaurante Nihon Ryoori no antepone el romanticismo ante otras prioridades, como pueden ser el ajuste de precios y la generosidad de las raciones.
La clientela que visita el Restaurante Nihon Ryoori viene a comer o cenar disfrutando de una gastronomía japonesa casera, y no viene a celebrar un aniversario de pareja en el que el esmerado servicio, el centelleo de las velas y el cava endulcen la “velada”. El Dr. Chiu -gerente del Nihon Ryoori- apuesta por crear un ambiente en el que las máximas sean única y exclusivamente las puramente gastronómicas, ligadas siempre a las tres B’s: Buenas raciones, Buenas materias primas y Buenos precios, e intenta restringir a sus comensales largas sobremesas que interfieran el ritmo que busca el local. Puede que a la mayoría de lectores pueda parecerle sorprendente, pero su tendencia en el intento de reflejar la cultura japonesa, le lleva a mostrar desde su rinconcito japonés en Madrid, cómo sería una “casa de comidas” japonesa inmersa en un ambiente zen. Sin lujos, sin detalles sobrantes, exprimiendo al máximo la sencillez del “todo”.
Tiempo habrá después -o antes, por qué no- de la comida o la cena para darse una vuelta por el Palacio Real, la Almudena o la Plaza Mayor, que están a tiro de piedra del Nihon Ryoori. Pero mientras disfrutamos de la degustación, qué mejor que hacerlo al lado de una de sus ventanas a la Plaza del Biombo. ¿Mesa para dos? ¡En la que muestra la siguiente fotografía, por favor!
Aquí podéis fijaros que incluso las mesas se “visten” únicamente con una copa por cada dos comensales, simplificando hasta el límite la puesta en escena -no os preocupéis, que no es para compartir, en cuanto pidáis vuestra comanda la segunda copa llega en una bandeja-. La vajilla -correcta, sin más-, se acompaña de unos palillos simples y de una servilleta de papel a juego con la decoración del local.
En esta ocasión nos reunimos cinco amiguetes en el Nihon Ryoori: Roberto, Luz, FlashBack, Ninillas y un servidor: ¡El fotógrafo! Y mientras llegaba el aperitivo a la mesa, a base de unos ricos triangulitos de pasta brie con puré de patata, carne de buey y curry -que os muestra Ninillas en su sección- pedimos nuestra bebida. ¡Una ronda de 5 Kirin Ichiban! Esa cerveza rubia japonesa -centenaria- conocida por todos a la que da cuerpo una estudiada mezcla de maíz, malta de cebada, lúpulo y arroz. ¿Sabíais que esta cerveza japonesa fue fundada por un noruego afincado en Japón? Como decía mi abuela… ¡No te acostarás sin saber una cosa más!
El primer plato en llegar a la mesa fue la Goma Wakame. Una ensalada de algas que tiraba lo justito hacia el picante. ¡Me encantó ese punto! Llevaba pepino en la base, coronado generosamente por varios tipos de algas verdes y transparentes. Ni idea del tipo de algas que comimos, soy todo un principiante en estos menesteres, pero estas verduras del mar nadie pone en duda que formarán parte de la comida del futuro, además no dejan de sorprendernos las increíbles propiedades de algunas de ellas. Y, sobre todo… ¡Están riquísimas!
La siguiente ensalada que os muestra Luz, quedaba eclipsada por la anterior -que para mi gusto estaba muchísimo mejor-. La encontraréis en la carta del Restaurante Nihon Ryoori como Wakame Su. También llevaba algas, y también llevaba pepino, pero se completaba con aguacate y surimi. A todo esto… ¡Cucharete apoya al 100% al pepino español! ¡Qué quede claro! Que después de la que nos lio Alemania hace unos días… ¡A comer pepino todo el mundo! A lo largo del artículo cucharetero del Restaurante Nihon Ryoori veréis que el pepino está omnipresente en prácticamente todos los platos… ¡Excelente contribución por la causa! ¡Pepineémonos!
A continuación, os dejo con FlashBack y una ración de Gyoza acompañada de salsa de soja. Estas sabrosas empanadillas a la plancha -rellenas de carne en este caso- las tienes que pedir cuando vas a un japonés sí o sí. ¡Están buenísimas! Y además son un plato muy característico que ves por todas las mesas. Si os fijáis en el primer plano que os muestra Ninillas, fueron seis empanadillas para cinco… ¿Y quién fue el que tuvo la suerte de repetir bocado? ¡Yooooo! ¡Ñam! La verguenza del gallego la dejé en Pontevedra…
Continuando el curso de la cena, hizo acto de presencia el Yakitori. Dos pinchos de pollo asado salpicados por semillas de sésamo que gustan a todo el mundo. Resulta una vianda perfecta para compartir. Ricos, ricos.
Muy bueno también el Tartar de salmón del Restaurante Nihon Ryoori. A pesar de no ser un tartar en toda regla al no estar suficientemente picado el salmón -se presenta en pequeños daditos-, resulta una vianda muy recomendable. Viene especiado con pimienta y acompañado de pepino, almendras y sésamo. El plato, lo dejamos reluciente… ¡Por algo será!
Pedimos también una ración de atún a la parrilla, o lo que es lo mismo en la carta del Restaurante Nihon Ryoori: Maguro Tataki. El pescado venía cortado en triangulitos, crudo por dentro y marcado correctamente por fuera, y se acompañaba de rábano, ajo y, por supuesto… ¡Pepino! El jugo que soltaba el atún se mezclaba con salsa de soja y salsa japonesa. Otra vianda que los amantes del atún no os podéis dejar en el tintero.
Los conocidísimos rollitos de primavera de los restaurantes chinos nada tienen que ver con los rollitos japoneses fritos, y aquí tenéis unos en primer plano: Harumaki. Venían acompañados de una tacita aparte con salsa agridulce de cacahuete -sola no me hacía mucha gracia, pero con el rollito, no estaba del todo mal-. Como dicen los japoneses, un plato para comer sano y nada aceitoso. ¡Muy finos, crujientes y sabrosos!
Me toca posar en la fotografía con el enorme plato de Sashimi Mixto. ¿Os habéis fijado bien en su decoración? ¡Viva el pepino! Que no se diga que el equipo de Cucharete en su última cena no protegió sobremanera al fruto de esta planta herbácea anual de la familia de las cucurbitáceas -a las que también pertenecen los melones y las calabazas-. ¡Quizás no sabéis que los pepinos son originarios de la India! Pero seguro que todos conocéis sus fantásticas propiedades para el cuidado externo de la piel -gracias a su riqueza en agua, vitamina E y aceites naturales-. De todos modos, que me voy por los cerros de Úbeda con los pepinos, el sashimi estaba bien bueno, sin llegar a ser excepcional.
La generosa ración de Sashimi Mixto constaba de varios cortes de Pez mantequilla, Dorada, Atún y Salmón. Y, por supuesto… ¡Pepino! Aquí os los dejo un poquito más cerca…
Me gustó mucho la exposición del Tepanyaki de buey con los arbolitos de brócoli, porque venía presentado en un curioso plato de hierro fundido en madera con forma de buey. No son otra cosa que unos daditos de solomillo a la plancha, peeeeeero… ¡Muy buena carne y exquisitamente tierna! Nos sorprendieron a todos en la mesa, estaban realmente ricos.
Aquí me tenéis con un generosísimo plato de Kamo Maki Tempurizado. Viene siendo un maki de pato con cebolleta y pepino que se termina en tempura, de ese modo, el arroz queda frito y debe comerse caliente, antes de que endurezca y pierda ciertas propiedades. ¡Os va a encantar! Pues se sale de la norma de los makis habituales…
¿Queréis verlo en primerísimo plano? ¡Pues ahí le tenéis! Sujetándolo como puedo con la derecha mientras le hago una foto ¡con la izquierda! Pronto formaré parte de algún número del Cirque du Soleil. ¿Apostáis algo?
En toda comanda que se precie en un restaurante japonés no pueden faltar los coloridos California Maki, y en la cena del equipo de Cucharete en el Restaurante Nihon Ryoori no iba a ser menos. Así que marcharon unos ricos California de langostino, aguacate y huevas de pez volador. ¡No dejamos vivo ni el jengibre!
No queríamos irnos sin probar qué tal elaboraban en el Restaurante Nihon Ryoori los famosos tallarines salteados, sobre todo sabiendo de antemano que el restaurante se vende como una “casa de comidas casera” y no como un espacio moderno de diseño, así que ordenamos una ración de Yaki Soba. ¡Madre mía! ¡Pedazo de ración! Más generosa creo que no la pueden poner, menos mal que éramos cinco, de tener que terminarla uno solo, hubiesen sobrado varios de los platos anteriores. Precio de la ración, 7 €.
Ya habíamos disfrutado de 12 platos en el Restaurante Nihon Ryoori y, por definición -por no poner que no podíamos más-, pasamos directamente a los postres. Pedimos únicamente dos para compartir entre los cinco, porque el resto -10 más- eran los típicos de Nestlé que encuentras en cualquier casa de comidas “española”. Comenzamos con el Flan de té verde, no lo había probado nunca y no puedo decir que no me haya gustado, la verdad es que me sorprendió. Su textura es cremosa y muy agradable al paladar, el sabor a té verde se dejar notar al final de cada cucharada… ¡Tenéis que probarlo! A unos les gustará y a otros no tanto… Ya me contaréis vuestro caso…
Seguimos con el color verde como protagonista de la sobremesa y vamos directos a por el Helado de té verde. A FlashBack y a Roberto le encantó, yo, por mi parte… ¡Me quedo con el flan!
En un santiamén, la mesa se llenó de coquetas teteritas blancas de porcelana, pues habíamos pedido unos Tés japoneses a la vez que los postres -os las muestra Ninillas en una de sus fotografías-. Y después, solicitamos una jarrita de Sake caliente que, como os comentaba al principio, se factura a 5 € y da para unos 5 chupitos. ¡A nosotros nos cuadraba perfecta! Y resultó ser la guinda perfecta para dar por finalizada nuestra aventura cucharetera en el céntrico restaurante japonés Nihon Ryoori de Madrid.
¡Ya sabéis, chicos! Si queréis disfrutar de la gastronomía nipona en una terracita tranquila y escondida en pleno centro de Madrid, tenéis a vuestra disposición el nuevo Restaurante Nihon Ryoori que ha abierto hace apenas unos meses. ¡Está prácticamente a estrenar! Una casa de comidas japonesa en la que prima la generosidad de las raciones y el precio ajustado, sin que un servicio exquisito y un cuidado por los detalles sean necesarios para intentar ganarse de igual modo al comensal, ya que lo que busca el Nihon Ryoori es la simplicidad ante todo. ¡Nos vemos por allí estos días de calor!
Ninillas: Desde luego, cada vez estoy más convencida de dos cosas. Por un lado, “las bicicletas son para el verano”. Espero que no haya discusión al respecto y que casi todos estemos de acuerdo. Por otro, y ésta vez de forma taxativa, “las terrazas de verano no están pensadas para que los cucharetes sentemos nuestros traseros cuando comienza la temporada”. Cada vez que lo intentamos, cambia el tiempo, somos una especie de “baja-temperaturas primavero-estivales“. Y lo que más rabia me da, es que cuando vosotros, nuestros lectores, leáis esto, seguro que en Madrid estará haciendo un calor insoportable y podréis disfrutar de esta terracita que a nosotros se nos ha escapado. ¡Qué suerte tenéis de que nosotros hayamos ido primero! Bueno, la verdad es que yo pienso volver y, probablemente, coincidiremos. Pero aún así, aquel día yo tenía tantas, tantísimas ganas de terraza, que no puedo evitar enojarme… No sé contra qué o contra quién, pero estoy enrabietada, y más aún ahora que la veo ahí tan montadita y tan tranquila. En fin, no hay que darle más vueltas, en mi próxima visita la disfrutaré doblemente.
Por cierto, tanto hablar de su terraza de verano y aún no os he dicho cómo se llama el susodicho restaurante. Pues bien, ahí va, se trata del Restaurante Nihon Ryoori que, por lo que nos comentaron, se traduciría como “gastronomía japonesa”. El Nihon Ryoori está ubicado en el Madrid de los Austrias, concretamente, en la calle San Nicolás Nº 8, aunque la verdad es que está un poco escondido y su entrada la encontramos en la calle del Biombo, que es la que os muestro en la siguiente imagen, y donde tienen montada su terraza con capacidad para unos 36 comensales, más o menos.
Personalmente, me encantan todas estas calles, me parece increíble que en pleno centro de Madrid se puedan encontrar zonas tan apacibles. A veces incluso, cuando pasas por allí alrededor de la medianoche, lo único que escuchas es el sonido del agua de la fuente de la plaza del Biombo, es un delicia, es como teletransportarse a otro Madrid. Pasas del bullicio de la plaza de Ramales a la calma y el silencio de las calles aledañas. Sí, definitivamente, es otro Madrid, el Madrid sosegado…
Lo primero con lo que nos encontramos nada más cruzar el umbral de la puerta del restaurante Nihon Ryoori es un pequeño recibidor escoltado por un hermoso mapa mundi que curiosamente pinta el mar en un precioso tono dorado y la tierra en negro, sin duda, presagio de que aquí las cosas se hacen de diferente forma, sin seguir las normas establecidas.
A la izquierda del recibidor, una coqueta barra puede servir de escusa perfecta para esperar a los más rezagados, como nos ocurrió a nosotros. Siguiendo el recorrido, a mano derecha, nos encontramos con el primer comedor de los dos que consta el Restaurante Nihon Ryoori. Tiene forma alargada, pero en ningún momento da la sensación de agobio, yo lo vi más bien como una especie de preámbulo del comedor central.
Y, justamente en este primer comedor, podemos encontrarnos con una mesa perfecta para una cena romántica, donde la intimidad es requisito imprescindible, aunque si os soy sincera, no es precisamente un restaurante enfocado a parejas, y eso que por su decoración puede parecer lo contrario, pero en sus detalles y en el trato de su equipo de sala muestra su marcado carácter de casa de comidas.
Tan sólo dos cuadros cuelgan de sus paredes dando un toque de color a este escenario zen que nos propone el Restaurante Nihon Ryoori, el primero de ellos es el que os muestro a continuación, un mar de azul intensísimo en el que dan ganas de zambullirse y evadirse de todo el ajetreo y estrés de la vida cotidiana.
Aún así, el Nihon Ryoori es un restaurante tremendamente curioso, tal vez en esencia es demasiado elegante para una casa típica de comidas japonesa y, sin embargo, sí es un espacio carente de detalles que nos llevaría más bien hacia un local zen. En realidad, es difícil de encuadrar, pues recoge en su interior las decoraciones de anteriores negocios y no acaba de tener una personalidad propia, a pesar de que su distribución y su interiorismo reflejan armonía y sosiego.
En su comedor principal, llama poderosamente la atención un gran cuadro en tonos rojizos que nos sumerge en la inmensidad del desierto, al tiempo que pone la nota de color junto con los bancos corridos en naranja intenso que recorren todo el local. El resto, son cubos en el techo albergando halógenos bien direccionados que proporcionan una iluminación adecuada al espacio. Y es que, como ya os he dicho, aquí todo es muy minimalista y son esos breves y ardientes colores los que nos sacan de un monocromático ambiente.
La sala principal se rellena con mesas modulares de dos que, por supuesto, traen como consecuencia todo tipo de combinaciones. Así, encontramos mesas para dos, para cuatro, para seis… Y, en realidad, cualquier número de comensales que se antoje, siempre y cuando no se supere el aforo máximo del comedor.
Las mesas son de madera oscura y curiosamente se nos presentan semidesnudas. Un mantelito individual, unos palillos, un plato y una servilleta roja de papel es el único menaje que vamos a encontrar sobre ellas. Me llamó poderosamente la atención el hecho de que sólo hubiera una copa por cada dos cubiertos. En un primer momento, incluso me pregunté si, una vez sentados, tendríamos que compartirla o, por el contrario, terminarían poniendo una copa por cada comensal. En cuanto ordenamos la bebida, vimos cómo llegaban el resto de copas a la mesa, por lo que el hecho de tener sólo una copa en el montaje inicial se quedó en una mera anécdota decorativa.
Pero vamos a ir metiéndonos en faena, que la tarea hoy es ardua y no conviene alargarnos en demasía. Como ya os he mencionado al principio, Nihon Ryoori significa “gastronomía japonesa”, y así, es como el restaurante pretende darse a conocer, como una tradicional casa de comidas nipona, donde lo importante es su cocina casera servida en generosas raciones y a precios ajustados. En este contexto, el local ofrece un buen número de entradas procedentes de la cocina del sol naciente, estructuradas en diferentes secciones como Entradas, Sashimi, Nigiri sushi, Maki sushi, Temaki sushi, Arroces, Pastas y Tepanyaki. Por supuesto, de lunes a viernes a mediodía, también tienen a disposición del cliente dos menús del día a 12 y 16 €. ¡Ah! Ya se me olvidaba, también tienen disponible toda su carta para llevar a casa, opción más que habitual, a tenor de lo que vi aquella noche.
En el apartado de espirituosos, la verdad es que hay poco que mencionar, tan sólo un Rioja joven y otro crianza, así como un Rueda joven y, como buena casa de comidas, jarras de vino de la casa en diferentes tamaños, también de Rioja. Nosotros optamos por tomar cerveza y nos decidimos por la única de importación de la que disponen, la japonesa Kirin Ichiban -4 €-.
Comenzamos nuestro desfile de viandas con este Aperitivo cortesía de la casa. Se trataba de una pasta brie rellena de puré de patata, carne de buey y curry. Estaba rico.
Roberto os muestra una ensalada llamada Goma Wakame. Es una ensalada de algas un poco picante, lo justo, que en el fondo llevaba rodajas de pepino. Aprovecho la coyuntura para lanzar un: ¡Viva el pepino español! Continuando con la ensalada, os diré que nos sorprendió a todos y nos encantó, tanto es así que va para mi lista de imprescindibles en el Restaurante Nihon Ryoori.
La siguiente ensalada fue la Wakame Su, también de algas, pero ésta acompañada además de pepino, aguacate, surimi y sésamo. Me gustó, pero bajo mi modesta opinión, le ganaba por goleada la Goma Wakame. La Wakame Su, me pareció más insulsa que la anterior.
Estando yo sentada a la mesa, no podían faltar a la mesa las Gyoza, esas riquísimas empanadillas japonesas rellenas de carne que se elaboran al vapor y, finalmente, se terminan a la plancha. A mí me encantaron, de modo, que si decidís ir, las podéis pedir con tranquilidad.
¡Dios mío! ¡Menudos pelos tengo! ¡Parece que he visto al lobo, a la loba, a los lobeznos…! En fin, vamos a lo importante. Lo que os muestro a continuación es el Yakitori, o lo que es lo mismo, dos pinchos de pollo asado con un poquito de sésamo por encima y bañados por una leve salsa teriyaki. Estaban muy ricos.
Roberto os presenta el Tartar de salmón. Aquí lo elaboran haciendo el salmón en daditos y lo acompañan de almendras, sésamo, pepino y un pelín de pimienta. Lo cierto es que el tartar me sorprendió mucho, y no sólo a mí, sino a todos los de la mesa. Estaba muy bueno y el atún estaba muy jugoso y era de gran calidad. Vamos, que ya estoy tardando en meterlo en el saquito de los imprescindibles.
Lo mismo me pasó con el Maguro Tataki, que en cristiano viene a ser atún a la parrilla, pero semicrudo. Es decir, se pasa por la plancha pero se deja el corazón crudo. No me esperaba un atún de calidad sobre la mesa, me lo imaginaba más normalito y eso me sorprendió muy favorablemente. El atún traía como guarnición rábano y pepino, y se servía con el propio jugo del atún y una salsa de soja japonesa que le sentaba francamente bien.
Luz os presenta los Harumaki, lo que vienen a ser unos rollitos japoneses fritos. En un principio, puede parecer que es el típico rollito de primavera que podemos encontrar en cualquier chino de barrio, pero lo cierto es que no tienen nada que ver. Por un lado, su presentación, son más pequeños y vienen perfectamente fritos y nada aceitosos.
Por otro lado, está su interior, vienen también rellenos de verduras y de algas, pero son muchísimo más sabrosos. Además traen una salsita agridulce con cacahuete donde mojarlos que está deliciosa -aunque a Rayo no le gustó-. En definitiva, un imprescindible.
Por supuesto, encontrándonos en un restaurante japonés, no podía faltar en nuestra mesa una bandeja de Sashimi Mixto. Dieciocho piezas de pez mantequilla, atún, salmón y dorada. Todas ellas con buen corte y mejor sabor. Altamente recomendable para los amantes del sashimi.
De la mano de FlashBack llega el turno del Tepanyaki de buey, que viene a ser un solomillo de buey a la plancha. Unos daditos de carne tremendamente tiernos. La verdad es que me sorprendió la calidad de esta materia prima en el Nihon Ryoori.
Es la hora de ponernos con los makis y para eso, qué mejor que abrir boca con estos Kamo Maki Tempurizados. Se trataba de makis de pato, cebolleta y pepino en tempura. Fueron del agrado de los allí congregados y unos imprescindibles del Nihon Ryoori.
Los California Makis, son una especie de clásico que se debería pedir en todos los japoneses por eso… Ahí están: langostino y aguacate envueltos en alga nori, rueda de arroz y huevas de pez volador. Ummm… ¡Qué ricos!
De su sección de pastas nos quedamos con los Yaki Soba, unos riquísimos tallarines -perfectos de punto- salteados con pollo, langostinos y verduras que, a mí, a título personal, me gustan muchísimo, y éstos en particular cumplieron con nota.
Con un sabor de boca francamente bueno, nos propusimos acabar nuestra cena con algo que endulzara nuestros paladares y para ello… Qué mejor que un postre. El Restaurante Nihon Ryoori cuenta con una carta de postres compuesta de 13 entradas cuyos precios oscilan entre los 3 y 5 €, aunque sólo dos de ellos son caseros, que son los que pedimos nosotros. El primero de ellos este Flan de té verde que efectivamente tenía un suave sabor a té y presentaba una textura agradable una vez introducías la cucharilla en la boca. Me gustó mucho.
No puedo decir lo mismo del segundo postre: Helado de té verde. Para ser franca, a mí el helado de té verde no me ha gustado nunca, ni éste ni ninguno, así que tampoco me hagáis mucho caso. En este helado de té verde debéis tener en cuenta la opinión de FlashBack y Roberto, a quienes sí les gustó.
Llegada la hora de la sobremesa, nuestra elección se simplificó tanto que casi no tuvimos que elegir, valga la redundancia. Veréis, el Restaurante Nihon Ryoori no ofrece cafés, puesto que prescinde de cafetera, como buena casa de comidas japonesa sólo dispone de té, y en concreto de té verde. De modo que, antes de terminar nuestra cena con una jarrita de sake caliente -Rayo os lo muestra en su sección-, nuestra “elección” obligada fue precisamente ésa: una infusión de té verde para cada uno. Por cierto, os recomiendo dejar reposar varios minutos el té para que las hojas se asienten en el fondo de la tetera y no se viertan sobre la taza, pues estas teteras no llevan filtro.
Espero que os haya gustado, y sobre todo que tengáis más suerte que nosotros y podáis disfrutar de su tranquila terraza. Yo, por mi parte, sólo quiero dejaros escritas mis impresiones sobre este restaurante que se quiere dar a conocer como una tradicional casa de comidas, donde por encima de los simples detalles prevalece la calidad de las materias primas, los precios ajustados y la contundencia de sus raciones. El resto, son eso, detalles que pueden importar o no según quién. Lo que sí debéis tener en cuenta es que el Restaurante Nihon Ryoori es un restaurante de nueva apertura y su servicio aún necesita rodaje para que todo funcione como la seda. Por lo demás, yo pienso volver y lo haré en breve.
Cucharete: ¡Nuevo restaurante japonés en pleno centro de Madrid! Para ser más exactos, en la calle San Nicolas, 8, al ladito mismo de la concurrida Plaza de Ramales. Un espacio zen en el que priman la generosidad de las raciones -sin que se descuide la calidad de las mismas- sobre los pequeños detalles y el servicio. Tendréis la oportunidad de disfrutar de una casa de comidas japonesa con precios comedidos en una de las placitas más tranquilas de todo Madrid, la Plaza del Biombo. Mi equipo cenó por 24 €/persona, cinco personas con 12 platos y 2 postres. A lo que tendríamos que añadir 8 cervezas de importación -a 4 €-, 5 tés -a 2 €- y una jarrita de sake caliente -5 €-.
Su céntrica y privilegiada situación, en plena Plaza del Biombo. Su tranquila y exclusiva terraza de verano. Su cálida y cuidada iluminación. Su relación calidad/cantidad/precio. Una horquilla de precios pensada para todos los bolsillos. Toda su carta está disponible para llevar.
El servicio necesita rodaje debido a su reciente apertura. Escasa variedad de vinos y cervezas japonesas. Los refrescos se sirven en lata.
3,5
12 comentarios a “Nihon Ryoori”
Escribe un comentario
IMPORTANTE: Por favor, intenta que tu comentario tenga que ver directamente con el restaurante analizado. Para cualquier otra comunicación tienes disponible la sección de contacto.
Debes estar identificado para escribir un comentario.
Reserva hecha para este sábado. Que ganas!
Pues que los refrescos se sirvan en lata para mi es una ventaja, jeje.
¡Qué gran descubrimiento, cucharetes!
Es verdad que la atención es sencillota total, pero la comida es excelente. Los yakisoba eran exquisitos, los kamo maki en tempura lo mismo (además eran algo “especial”, algo que no comes siempre). Las gyoza también suavísimas.
El flan de te verde muy regulero (te gusta o no te gusta… pues yo fui de los que no) y el maki sushi que pedimos sin que vosotros lo pidierais… también muy prescindible.
Y la cuenta sin sorpresas, buena comida a precio razonable.
Esta noche vuelvo con más gente para poder probar más cosas :o)
Mi marido y yo hemos estado este sabado celebrando nuestro 22 aniversario !nos ha encantado! reservamos en la terraza y nos atendieron estupendamente, todo lo que pedimos buenisimo, sobre todo el combinado de sashimi y la carne de buey (gyu tataki) delicioso…..tambien probamos las empanadillas , la cerveza y el sake caliente….Me gusta más frio, del flan de té verde opino igual que tuú cucharete a mi no me gustó pero a mi marido si.
Volveremos, y ya se lo hemos recomendado a varios amigos.
Estupendo blog y enhorabuena por vuestra clasificación preliminar en los premios Bitácoras. Seguiremos de cerca vuestro blog, os deseamos mucha suerte. Un saludo.
Me has convencido, voy a reservar! Pinta más que bien… Buen blog, felicidades!
Fatal servicio. HAce un par de semanas estuvimos cenando en este restaurante y quiero advertiros de que el servicio fue espantoso. Íbamos con una oferta de Groupon, de esas de come todo el shushi que quieras, y vamos, de eso no hubo nada.
Lo primero que nos dijerones que no sabían si ese día en concreto íbamos a poder repetir… Cómo! Ante mi sorpresa nos dijeron que sí pero nos advirtieron de que no nos iban a sacar mucho sushi, que nos irían reponiendo poquito a poquito “para que no nos dejáramos nada, que es muy caro y fíjate si se desperdicia”. Pero bueno! Eso es como si voy a un restaurante y me dicen que me ponen un filete pequeño por si no me lo voy a comer entero!! Tras acabar el pimer barco de sushi, el obligatorio, por así decirlo, nadie vino a decirnos si queríamos más, tuvimos que ser nosotros quienes pidiéramos que nso repusieran. Cuál fue nuestra sorpresa que el camarero nos trajo un platito minúsculo con cuatro makis, que, claro, nos duraron 30 segundos. Yo vuelta a lo mismo, nadie nos vino a preguntar si queríamos más… Otra vez pedimos reponer el susi y nos trajeron otras dos piezas… Vamos, de vergüenza
Yo entiendo que el sushi es caro y que les fastidia que a los que nos gusta la comida japonesa podamos comer sushi sin hartarnos, pero si no están dispuestos a atender a sus clientes, que no pongan esa oferta. La misma decía claramente “comer todo el sushi que quieras por 25€”. Lo que no pueden hacer es lo que nos hicieron a nosotros: nos ponían malas caras cuando pedíamos reponer, pasaron olímpicamente cuando les pedimos la segunda reposición y tras esperar 20 minutos tuvimos que pedir de nuevo… se notaba claramente su enfado y su reticencia a servirnos más de lo obligado.
Fue una velada muy muy incómoda. Era algo muy violento porque parecía que les queríamos robar o aprovecharnos, no sé.
Y el shushi está bueno, pero vaya, que hay miles de restaurantes ahora mismo en Madrid donde puedes comer igual o incluso mejor sushi.
Desaconsejable total por el mal servicio.
que pasada el japo! estoy ahora en berlin y la verdad que no veo muchos restaurantes jhapos…y los que veo no tienen muy buena pinta…..desde que llegue a spain me voy a inflar!!!!!ummmmm
Pues si, este japo es de nivel, cuanto cuesta una cena por persona????
se ve que vale la pena.
Es increíble en el siglo XXI, pero no dejan entrar carros con niños.
La sociedad debe acostumbrarse a que los niños estén en los lugares públicos, porque son el futuro (y todos hemos sido niños y quizás queramos ser padres, sin tener que quedarnos en casa todo el día).
Si los niños son más mayores su comportamiento depende de la educación, pero los bebés, que por lo general no molestan, si lloran debemos tener algo de paciencia, ya que es natural (no como otros ruidos que sufrimos en las ciudades).
Vergonzoso.
Mi experiencia en Nihon Ryoori.
Es un restaurante con calidad, limpio y diáfano. Hay dos menús un de 12€ y otro de 16€, yo personalmente recomiendo el de 16€ está muy rico todo, de comienzo se puede elegir entre la sopa miso o algas y opte por la sopa, se sirve caliente y en su punto de sabor, después se puede elegir entre bolsita fritas relleno de queso y cangrejo y tofu frito, mi elección fue las bolsitas de queso frito con una textura crujiente y una explosión de sabor de queso philadelfia con cangrejo. En los platos principales se puede elegir entre dim sum o rollitos japonés con lechuga, que por cierto no es un rollito sino una mezcle de pollo salteado con verduras sobre una hoja de lechuga y para terminar arroz frito japonés o sushi y sashimi. El sushi fresco y de calidad con un buen corte, entra dos piezas de salmón y de atún, una pieza de pez mantequilla y gamba, cuatro piezas de maki de atún, dos teka de tofu con sésamo y dos rodajas de sashimi de salmón y atún. De poste hay helado de varios sabores pero os recomiendo el flan de té verde. Valoración sobre 10 un 8.5 una atención y servicio buena, por ultimo en relación calidad y precio 10 sobre 9.2 cantidad justa por los 16€ que pagas. Lo recomiendo yo volvería.
El peor sushi que he comido en mi vida. Es horrible, parecía que nos estaban tomando el pelo. La bandeja brillaba por la ausencia de pescado, que compenzaban con kilos de arroz, (fatal hecho por cierto, muy pegajoso y lleno de vinagre). Las piezas de arroz (porque parecían sólo arroz) eran tan grandes que no te cabían en la boca y eran muy dulzonas. H O R R I B L E, una de restaurante que seguro, durará dos días.