-
Trafalgar, 17
Madrid (Chamberí)
Bilbao
91 445 85 39
15 - 25
El Distrito de Chamberí tiene el gusto de presentar un nuevo restaurante italoamericano que ha abierto sus puertas hace tan sólo un mes. Tenéis la oportunidad de estrenar el Restaurante Brucculino disfrutando de la auténtica cocina de los italianos en América, siendo protagonistas indiscutibles sus sabrosas pizzas y hamburguesas. Su comedor tiene capacidad para 50 comensales. Además de las entradas de su carta -que está disponible en su totalidad para llevar, regalando un refresco por plato- ofrece de lunes a viernes a mediodía dos menús del día -a 11,80 y 15,80 €-, así como menús para grupos confeccionados atendiendo a las necesidades del cliente. Su horario de apertura es de 13:15h a 16:00h y de 20:15h a 23:30h -hasta las 00:30h los fines de semana-. No cierra ningún día de la semana.
3,9
Rayo: Hoy toca un reportaje cucharetero sobre… ¡Hamburguesas y pizzas! Matizando un poquito más… ¡Buenas hamburguesas y buenas pizzas! Os va a encantar este nuevo restaurante italiano que acaba de abrir sus puertas en Madrid hace apenas un mes. Primero, porque podréis estrenarlo -vajilla nueva, cubertería nueva, cristalería nueva…- y segundo porque, a pesar de ser económico -difícilmente se superan los 20 € por persona en una comida o cena habitual-, sus pizzas y hamburguesas ¡están buenísimas! Además… ¿Quién no está buscando nuevos locales en Madrid para disfrutar de sabrosas hamburguesas? ¿Y a quién no le gustan las pizzas italianas? ¡Ya sabía yo que hoy os hemos alegrado el día a muchos de vosotros!
El Restaurante Brucculino -Ninillas os explica en su sección de dónde viene esa curiosa palabreja- situado en el número 17 de la calle Trafalgar, nos recibe con una rústica pero cuidada fachada de madera que, mediante dos grandes puertas en esquina, protege la agradable temperatura que tutela el interior del local. ¡Olvidaos del fogoso calor de estos días! ¡Viva el aire acondicionado fresquito!
Este pequeño local -próximo a la agraciada y concurrida Plaza de Olavide, asociada por muchos madrileños a su infancia, cuando disfrutaban de los columpios en sus años más felices- ha sido renovado por completo para dar alojamiento a esta nueva aventura gastronómica italo-americana denominada Brucculino. Un espacio rústico aderezado con ligeros toques modernos que complementan un espíritu afable y acogedor.
Las mesas se presentan en hilera -a modo de vagón de tren- y, aunque no estemos en uno de los vagones del mítico y lujoso Orient Express -tampoco nosotros somos pasajeros millonarios burgueses ni miembros de la aristocracia-, las “vistas” resultan igualmente agradables. Muchos creeréis que el Orient Express no tiene nada que ver con Italia, pero desde 1982 -para mí siempre será el año del Naranjito- la lujosa cadena hotelera Orient Express nos lleva desde Londres o París a Venecia con la línea Venice Simplon-Orient-Express. ¡Algún día caerá ese viajecito!
Las “ventanas” de nuestro rústico pero moderno “vagón” no sólo muestran hermosos paisajes de primavera de forma cíclica, pues emiten simultánea y perfectamente sincronizadas todo tipo de imágenes que forman parte de la cultura italiana, desde películas hasta vídeos musicales. Estad atentos que… ¡muchas os sonarán! A ver quién de vosotros es el que presume de más aciertos en este improvisado trivial mediterráneo.
La zona de barra del Restaurante Brucculino mantiene un aspecto imponente gracias a su gran tamaño y cuidada iluminación, resulta perfecta para tomarse algo mientras se espera por una mesa si no se dispone de reserva previa. La calidez del juego de luces que ilumina sus diferentes recipientes de pasta, mantiene un clima sosegado a la vez que crea un ambiente de luz tenue de lo más acogedor. Un numeroso ejército de copas colgadas en formación está a las órdenes de los altos mandos de los destilados que dirigen la barra, de modo que, siempre podréis tomaros la primera copa de la noche en el Brucculino. Continuando con el “modo militar ON”, tened presente que el ejército de Roma fue el instrumento que conquistó primero y mantuvo después un Imperio que abarcaba toda la cuenca del Mediterráneo. ¡El Brucculino también os conquistará! ¡Con los platos! Después, con las copas, mantendrá su imperio de comensales.
En la siguiente fotografía, podéis observar los detalles que enmarca la luz de las estanterías que recorren las paredes del Restaurante Brucculino, tanto en la zona de barra como al fondo del comedor, en las que la colorida pasta seca italiana es protagonista.
El comedor del Restaurante Brucculino está repleto de gente incluso cuando está vacío de comensales. ¡Fijaos en la siguiente imagen! La sala muestra unas seductoras paredes de ladrillo visto plagadas de fotografías en blanco y negro de personajes famosos -italianos o de ascendencia italiana- por todas las esquinas. Actores y cantantes de los que todos hemos oído hablar.
La iluminación del Brucculino no sólo está pensada para destacar las fotografías más significativas, sino que consigue generar un clima apacible y reposado que nos ayudará a disfrutar de la velada en todo momento. ¡Se está realmente muy a gusto en el nuevo Brucculino! Y si no me creéis… Preguntádselo allí mismo a la extravagante y polémica Lady Gaga -Joanne Stefani Germanotta-, esa sexy ama de casa italiana de “Eh, eh (Nothing else I can say)”, o al incombustible y saleroso Danny DeVito, que tiene su propia versión de lujo del conocido licor italiano, un limoncello premium que siempre recomienda tomar acompañado de tequila, vodka, martini o incluso solo, pero eso sí… ¡Bien frío!
Aquí tenéis al gran Roberto Benigni, intérprete principal, director y coescritor del maravilloso y premiado film “La vita é bella”. ¡Más de 50 premios internacionales se llevó esta obra magistral! Pronto volveremos a verle -acompañando a nuestra Pé- en la comedia romántica ambientada en Roma que el magnífico Woody Allen nos está preparando para 2012. ¡Cuánto glamour habita en las paredes del Brucculino!
Vayas a donde vayas, girando la cabeza en cualquier dirección, verás docenas y docenas de fotografías que ya forman parte del alma del Brucculino: Leonardo DiCaprio, Marcello Mastroianni, Danny DeVito, Liza Minelli, John Travolta, Susan Sarandon, Lady Gaga, Quentin Tarantino, Eros Ramazzotti, Sofía Loren, Marilyn Monroe, Frank Sinatra, Al Pacino, Madonna, Carla Bruni… Aderezados por una esencia que mezcla la Italia emigrante con el barrio de Brooklyn de Nueva York. Resumiendo, “cuchareteramente” hablando: ¡Pizzas y hamburguesas! ¡Genial mixtura!
A medida que voy comentando las diferentes fotografías que he hecho en el Restaurante Brucculino, van aumentando mis ganas de regresar y sentarme en una de sus mesas -como la que muestra la imagen, por ejemplo-, y eso es porque tengo todavía recientes las sensaciones que dejó en mi paladar esta curiosa mezcla gastronómica italo-americana. ¡Vosotros todavía aun no habéis visto nada! Y me parece a mí que ya os está gustando de igual modo… ¿Eh?
En la siguiente fotografía podemos ver al querido Alberto Sordi comparando la comida americana con la italiana en una mítica escena de “Un americano en Roma”. Sordi es uno de los grandes nombres de la commedia all’italiana -fallecido en 2003, se celebraron funerales solemnes ante 300.000 personas en la Plaza San Giovanni-. Incluso “Google Imágenes” muestra esta fotografía como la primera imagen de este actor italiano. ¡A esto se viene al Brucculino! ¡A comer con ganas! Los cucharetes tenemos que empezar a hacernos fotos como la de Sordi.
Y… buceando un poquito por la Red… ¡Encontré la mítica escena de Sordi de 1954! ¡Disfrutadla! Aunque no pongo en duda que también la podréis contemplar en los monitores del Brucculino…
Las últimas mesas del comedor del Brucculino están presididas por frases míticas de los personajes de las fotografías. Al Pacino nos dirá cara a cara: “Voy a hacerle una oferta que no podrá rechazar”, mientras Sofía Loren nos susurrará al oído: “La fantasía del hombre es la mejor arma de la mujer”. Y también deberíais tener en cuenta que “El tiempo es el cristal a través del cual se capturan los sueños”, Francis Ford Coppola siempre tan acertado. ¿Qué? ¿Nos sentamos en el Brucculino? Marcello Mastroianni -por cierto, muy bien acompañado- nos observa desde su coche si elegimos alguna de estas mesas…
¡Comenzamos a darle al diente! ¡Si hasta el pan del Brucculino tiene buena pinta! Esponjoso, sabroso y, a decir verdad, de buen tamaño la ración -que se factura únicamente a 1 €/persona junto con el aperitivo que os muestra Ninillas-. Este pan viene perfecto para disfrutarlo con los entrantes o con los platos de pasta. Nosotros, en los cursos principales, ya veréis más adelante que nos fuimos hacia las pizzas y las hamburguesas… Y eso que hay carnes y todo…
No hace mucho, habíamos probado por primera vez en otro restaurante italiano este exquisito espumoso aromático extra seco Prosecco D.O.C. Treviso de las Bodegas Maccari. Y como nos había resultado riquísimo… ¡Hemos vuelto a pedirlo de nuevo! ¡Nos encanta este espumoso! Incluso su precio: 15,80 € -muy económico-. Se presenta en una cubitera inox que se encargó de mantenerlo a su temperatura ideal durante la cena cucharetera.
Comenzamos con un Carpaccio alla Musante, que viene siendo un carpacho de buey clásico. Las finísimas láminas de buey venían aderezadas con una sabrosísima salsa de limón con aceite que me recordaba a la de los berberechos gallegos. ¡Riquísima! El plato se presentaba con una pirámide de rúcula terminada con láminas de parmesano -muy ricas también-.
Aquí me tenéis con la Bruschetta alla Totó. Una tosta con tomate fresco y aceite de oliva para que nos entendamos. El queso fundido y la anchoa conseguían hacerla especialmente sabrosa, me gustó mucho. Y regada con el Prosecco D.O.C. Treviso… ¡más todavía!
El Peperoni alla Caruso no es un plato muy fotogénico, pero sí sabroso. Son unos pimientos rellenos de crema de atún, por lo que tendrá muchos adeptos. ¿A quién no le gusta un bocata de atún con pimientos? Pues este peperoni, está mucho mejor que eso…
Fidel y Luz os muestran sonrientes la Madonna che insalate! Una de las ensaladas que más pide la gente en el Brucculino, por lo que pudimos ver en las mesas aledañas: rúcola, pera y parmesano. ¡Excelente mezcla! A aliñarla y… “pa’ dentro”.
Muy ricos los Arancini del Padrino. Los arancini son esas croquetas de arroz -típicas de Sicilia- que tanto gustan a la gente. El día que visitamos el Brucculino también había viandas de arancini en todas las mesas… ¡Por algo será! Muy ricas mojaditas en la salsa de tomate que las acompañaba.
¡Aquí la tenéis después de un mordisco cucharetero! Estaban muy bien fritas, nada aceitosas y totalmente en su punto. ¡Ñam!
Terminados los entrantes -5 para compartir entre 7 comensales: Roberto, Ana, Fidel, Luz, FlashBack, Ninillas y yo-, nos fuimos directos a por los cursos principales, eso sí, fijándonos únicamente en las hamburguesas -elegimos 3- y en la pizzas -pedimos 4-… ¡Nos apetecían desde hace mucho! Hay que “hamburguesarse” y “pizzearse” de vez en cuando…
Sometimos a votación los vinos de la carta del Brucculino -que ofrece unas 20 referencias-, para elegir al encargado de regar los segundos platos, y salió ganador este Torregaia Primitivo Puglia IGT Monteverdi. Muy correcto para los 11,25 € que cuesta. ¡Buena elección!
Bueno, bueno… ¡La fantástica De Niro’s gourmet! Una fabulosa hamburguesa de ternera con setas y trufa -la más exclusiva de la carta-. ¡Muy bien de tamaño! ¡Y genial de sabor! Me encanta la De Niro del Brucculino. ¿Sería capaz esta gángster-hamburguesa de llevarse dos Óscar al igual que el personaje que le da nombre? ¡Yo le doy ya el premio hamburguesero cucharetero!
Ana os presenta la Tarantino’s. En esta ocasión se trata de una hamburguesa de ternera coronada con tomate picante. Todas las hamburguesas venían acompañadas de un mezclum de ensalada y unas ricas patatas fritas. La hamburguesa de Quentin, sabiendo que su padre es de ascendencia italiana y su madre es de ascendencia irlandesa y cheroqui, ha salido con mucha garra. ¡Mola el picante! ¡Debería salir alguna de estas en Pulp Fiction!
La Scorsese’s era la que mostraba mejor la calidad de la materia prima utilizada, pues la rúcula y el parmesano fundido combinaban perfectamente sin restarle protagonismo a la carne. ¡Excelente hamburguesa! Martin aborda principalmente en sus obras los temas de la vida italo-estadounidense… ¡Como el Brucculino!
¡Vamos con las “pizzas brucculínicas”! ¡Qué estaban riquísimas! Nos pedimos cuatro diferentes para compartir los siete integrantes del equipo cucharetero, convocados por méritos propios para el “partido gastronómico” de esa noche en el número 17 de la calle Trafalgar. Si es que los España-Italia siempre han sido ¡míticos! -sobre todo en el Mundial-.
Comenzamos la serie de pizzas con la Rodolfo Valentino. Una fina pizza con tomate, mozzarella y verduras. ¡Muy rica! Calabacín, berenjenas, pimientos rojo y verde… Los siete trocitos duraron bien poco. Y eso que todavía teníamos que probar muchas más…
Fidel posa con la pizza de atún, cebolla, mozzarella y tomate, denominada La Guardia, Fiorello en la carta del Brucculino. ¡A Luz fue la que más le gustó! Y a notros también mientras no llegaron las que vienen a continuación a la mesa. ¡Las mejores sin duda! A todo esto… El vinito bajaba que daba gusto, porque cayó la segunda botella del tinto…
Yo tengo entre mis manos la Genova Nuova York. Una riquísima pizza con tomate, salsa de albahaca y queso de oveja. Si no fue la mejor de la noche es porque el puesto se lo arrebató la siguiente, pero todavía estoy dudando cuál de ellas se lo merece más. ¡No os la perdáis! ¡Ayudadme con esta difícil decisión!
Aquí tenéis la Volareeeeeeeeeeeeeeeee!!! Es la pizza más exclusiva del Restaurante Brucculino, así que aprovechaos. ¡Sensacional! Blanca con queso de oveja y crema de trufa negra, que le otorga un olor potente y penetrante. Por unanimidad en la mesa esta pizza rivalizó el primer puesto con la anterior. ¡Volveremos sólo por probarlas de nuevo! No todos los días abre en Madrid un local nuevo y atractivo con precios comedidos, es el momento de aprovecharse de la situación…
Llegamos a los postres prácticamente sin hambre, qué digo prácticamente, ¡llegamos rodando! Pero como eran caseros… ¡Había que probarlos! Así que aquí tenéis un primer plano del Tiramisú que sirven en el Restaurante Brucculino -pedimos dos-. Muy cremoso y sabroso el queso mascarpone sobre el bizcocho borracho de café. De sabor francamente suave, perfecto para cualquier paladar, lo disfrutaréis.
Ana y Roberto os muestran la Panna cotta, classic recipe. Me encanta este flan de nata italiano. ¡Debí meter mi cucharilla dentro de esas dos tacitas unas diez veces! Hayas comido lo que hayas comido, este postre siempre sienta bien. Tendrá un hueco en mi “agenda brucculínica” para cuando regrese. ¡Viva la panna cotta!
Para los amantes del chocolate -como yo, por ejemplo-, tenéis en la carta de sobremesas la Crema di cioccolato, que viene siendo un mousse de chocolate con alto porcentaje de cacao que se presenta en cantidad generosa. ¡Rico, rico!
¡Jajaja! Lo mejor de la siguiente fotografía no es la Fresch fruits salad -vamos, una ensalada de frutas-, sino la cara que me ha puesto tanto vinillo, que entre el espumoso del principio y las dos botellas de tinto… ¡Vamos finos! Un postre como éste siempre viene bien para refrescar el paladar en estos tiempos de calor madrileño. Además… ¡La fruta es sana!
Como no podía ser de otro modo, nos pedimos nuestros cafés y tés habituales -mostrados por Ninillas en su sección- que siempre ponen el broche final a una larga velada cucharetera. ¡Me quedo con el Capuccino! Además, estando en un restaurante italiano, tenemos la garantía de estar degustando un buen café, nunca se la suelen jugar en ese tema.
No me queda otra que salir del restaurante sin olvidarme de coger una tarjeta de visita de su enorme copa de cóctel de la entrada, donde el mensaje escrito a mano “Siete Benvenuti!” te incita a regresar de nuevo. Ya tengo un nuevo restaurante italiano en Madrid en mi lista favorita de pizzas y hamburguesas… ¡El Restaurante Brucculino!
Y ahora que hemos terminado este extenso artículo cucharetero… ¿Os habéis fijado en los nombres de los platos? ¡Son geniales!
Ninillas: Restaurante Brucculino, cocina de italianos en América. Así se presenta el restaurante que visitamos hoy. Hay que reconocer que es una forma original de darse a conocer, no se trata sólo de cocina italiana, sino de la cocina italoamericana de Little Italy, de Brooklyn… ¡Y ahora la tenemos también en el mismísimo centro de Madrid! Concretamente en el distrito de Chamberí, en la Calle Trafalgar número 17, a escasos metros de la emblemática Plaza de Olavide.
Dicen en sus flyers que con los platos que ellos sirven crecieron Al Pacino, Robert de Niro, Frank Sinatra… Con semejante cartel de nombres tan ilustres… ¡Cómo no íbamos a sentarnos a su mesa los cucharetes! ¡Quién sabe! A lo mejor algún día nos incluyen en sus flyers. Me imagino algo así como: “Y los cucharetes también disfrutaron de nuestra cocina” En fin, el tiempo lo dirá. Yo, por si acaso, ahí lo dejo.
El Restaurante Brucculino abrió sus puertas hace un mes, de modo que no es que estemos hablando de un restaurante de nueva apertura, sino que, sencillamente, acaba de salir del horno, como si de una de sus sabrosísimas pizzas se tratara.
Nada más cruzar el umbral de su puerta, nos encontramos con un local alargado y amplio a cuya izquierda se encuentra su barra, donde los licores se han sustituido por multitud de botes llenos de todo tipo de pastas. Tagliatelle, fusilli, conchiglie, farfalle, penne, fettuccine, lumache, radiatori, pablia e fieno, tonnarelli, pappardelle, boccolotti y chifferi… Conocía algunas, pero la inmensa mayoría era la primera vez que las veía y me llamó la atención que pudieran existir tantos tipos distintos y, lo más curioso, que los tuviera delante de mis ojos.
Echando un vistazo al local, bien podríamos encontrarnos en cualquier trattoria de Little Italy. Las paredes aparecen atiborradas de fotos de actores y cantantes italianos o, en su defecto, de ascendencia italiana porque, no debemos olvidar que el Restaurante Brucculino es italoamericano y, por eso, igual cabida tienen los nacidos en el país de la bota que los descendientes que lo hicieron al otro lado del charco.
Y, junto a las fotos, multitud de televisiones que emiten desde secuencias de clásicos en blanco y negro, pasando por vídeos musicales como “Like a Virgin” de Madonna, hasta llegar a secuencias míticas como la protagonizada por John Travolta y Uma Thurman en “Pulp Fiction” bailando “You never can tell” de Chuck Berry.
Entre las numerosísimas fotografías enmarcadas que recorren el local podemos encontrar instantáneas de personajes tan variopintos como el inconfundible Fran Sinatra, la extravagante Lady Gaga -cuyo verdadero nombre es Stefani Joanne Angelina Germanotta- o el inimitable Danny DeVito.
Las fotografías y televisiones se ven acompañadas por el ladrillo visto, la madera y el suelo rústico, proporcionando una agradable sensación al tiempo que se consigue un ambiente cálido y tremendamente acogedor.
La iluminación procedente de halógenos consigue crear un espacio lleno de luces y sombras que agrada a todo aquél que se sienta a una de sus mesas, consiguiendo el marco ideal para una cena con aires italianos, o mejor dicho, italoamericanos, que el Restaurante Brucculino es muy particular.
Me estoy dando cuenta de que todavía no os he comentado nada de porqué el restaurante se llama Brucculino y la verdad, merece la pena. Según nos comentó el personal de sala, el brucculino viene a ser el spanglish de los italianos en América. Los italianos llegados a Nueva York se afincaron principalmente en el conocido barrio Little Italy de Manhattan y en Brooklyn. La manera en la que pronunciaban Brooklyn los inmigrantes fue cambiando y derivando en Brucculino, y así denominaron a ese nuevo idioma híbrido del inglés y del italiano de uso coloquial.
El Restaurante Brucculino tiene capacidad para 50 comensales distribuidos en mesas modulares de dos y de cuatro, con lo que, como podéis imaginar, las posibilidades a la hora de albergar a grupos son casi infinitas, y digo casi porque, como ya he comentado, el aforo está limitado a 50 personas. Por cierto, últimamente a Rayo le gusta verse reflejado mientras fotografía todos los rincones de los restaurantes. Esta vez también le hemos pillado.
Las paredes del Brucculino son recorridas por unos particulares bancos corridos que van rodeando todo el local. Para quien no opte por sentarse de espaldas a la pared, podrá hacerlo en unas convencionales y prácticas sillas de madera con vistas a todas y cada una de las celebrities del local.
Sus mesas se nos presentan vestidas con un inmaculado mantel blanco con servilleta a juego, todo de tela, lo cual es un detalle dada la horquilla de precios que maneja el local. La cubertería, vajilla y cristalería juegan un papel importante, pues aportan elegancia al conjunto.
¿Qué? ¿Nos sentamos a la mesa a ver qué nos ofrece el Brucculino? Ahí tenéis vuestro cubierto preparado. Os he dejado libre un sitio en el larguísimo banco corrido de madera y, os aviso, ¡cuidado al sentaros! Ya veréis el porqué os lo digo, está ligeramente inclinado y, una vez te sientas, estás cómodo, pero cuesta levantarse.
Pero vamos a meternos en faena, que hoy hay mucha y, cuanto antes comencemos, antes empezarán los estómagos a reclamar vuestra atención. El Restaurante Brucculino nos ofrece la auténtica cocina de los italianos en América. A través de sus secciones: Entrantes, Il Risotto, Pasta, Carni, Our italians burghers y Pizza, podemos recorrer la Italia más tradicional de un modo poco convencional, a través de platos que no es usual encontrar en otros italianos como, por ejemplo, Spahetti with meatballs que, según cuenta la leyenda, fue el plato con el que Joe Dimaggio conquistó a la mismísima Marylin.
Dentro de su oferta, llaman la atención los nombres que reciben prácticamente el 90% de sus platos, pues son un homenaje a famosos italianos y descendientes italianos, pero eso ya lo iréis viendo a lo largo del reportaje. Por supuesto, al margen de su carta, de lunes a viernes al mediodía también disponen de dos menús del día a 11,80 y 15,80 €, así como diversos menús de grupo que se confeccionan atendiendo en todo momento las necesidades del cliente.
Respecto a su carta de vinos, cuenta con 22 referencias entre blancos, tintos y espumosos, todos ellos con sello italiano y a precios muy asequibles. Nosotros nos decantamos por un blanco espumoso aromático extra seco Prosecco D.O.C. Treviso de las Bodegas Maccari, que ya conocíamos y sabíamos que era un acierto seguro. El tinto corrió a cargo de un Torregaia Primitivo Puglia IGT Monteverdi que resultó del agrado de todos.
¡Comenzamos nuestra cena! Y, para ello, qué mejor forma de hacerlo que con un aperitivo compuesto por la Mortadela clásica de Bologna. Por cierto, el pan y el aperitivo se facturan a 1 €/persona.
Abrimos el desfile de viandas con el Carpaccio alla Musante, que viene a ser una carpaccio de buey clásico aliñado con una salsa de aceite y limón -que a Rayo le recordaba a los berberechos- y un acompañamiento formado por rúcula y parmesano. El carpaccio estaba sabroso, no se trataba de un carpaccio insulso como suele ocurrir en muchas ocasiones. Si tenéis la oportunidad, no dudéis en pedirlo.
Seguimos con los entrantes y éste es el momento de la Bruschetta alla Totó. La bruschetta es una tosta que en esta ocasión venía con queso fundido, anchoa, tomate fresco y aceite de oliva. Estaba deliciosa, tanto es así, que la meto ahora mismito en mi lista de imprescindibles.
FlashBack os muestra un plato homenaje al, posiblemente, mejor tenor de la historia de la ópera: Enrico Caruso. Por eso, estos Peperoni alla Caruso no podían defraudar, para los que no lo sepan se trata de unos pimientos rellenos de crema de atún, de tal forma que su apariencia recuerda a un quiche. La verdad, a mí todo lo que lleve pimientos me gusta, así que este peperoni no iba a ser menos.
Llega el turno de la ensalada que, en esta ocasión es en honor a la gran diva del pop: Madonna che insalate! Se trataba de una ensalada a base de lechuga, rúcula, tomate, pera y parmesano, que a pesar de su sencillez me supo divinamente, todos los ingredientes se mezclaban a la perfección y ninguno se hacía protagonista. Me pareció una combinación de sabores muy acertada.
Ana y Roberto os presentan un plato típico de Sicilia: Arancini del Padrino. Son unas croquetas, pero en lugar de ser de carne o de pescado son de arroz, aunque también hay arancini de arroz y carne o pescado.
Los arancini estaban perfectos, bien fritos y nada aceitosos, además de estar riquísimos. Aquí os dejo un primerísimo plano.
Tras cinco entrantes que nos dejaron un grato sabor de boca, llegó el turno de los principales. Estuvimos tentados a pedir en nuestra comanda pastas y risotos, pero lo cierto es que íbamos siete personas y las hamburguesas y las pizzas se impusieron por mayoría. Por eso, esta segunda parte de la cena comenzó con una De Niro’s gourmet, una exclusiva hamburguesa de ternera con setas y trufa que me pareció deliciosa. De modo que, de cabeza a los imprescindibles.
La Tarantino’s era una hamburguesa de ternera con tomate picante, pero en el punto justo. Me gustó mucho, pero para ser sincera me sigo quedando con la De Niro’s.
Ahora bien, si lo que os gusta es saborear la carne en todo su esplendor, entonces vuestra hamburguesa es la Scorsese’s, con rúcula y parmesano. En ella se podía disfrutar de la carne, cocinada al punto, tal cual y, debo decir, que en el Restaurante Brucculino manejan una materia prima de primera calidad. Sólo hay que probar cualquiera de sus hamburguesas.
De las hamburguesas, pasamos a las pizzas y FlashBack os presenta la primera de ellas: una pizza Rodolfo Valentino.
La Rodolfo Valentino presentaba una masa crujiente, sobre la que se disponía el tomate, la mozzarella, berenjenas, calabacín, pimiento verde y pimineto rojo. ¡Ummmmmm! ¡Qué rica!
Seguimos con una pizza La Guardia, Fiorello, una riquísima pizza con tomate, mozzarella, atún y cebolla que quedó como una de las favoritas entre algunos de nosotros, entre los que no me incluyo, porque mis favoritas llegan ahora…
La primera de mis pizzas favoritas fue esta Genova Nuova York, una pizza que rememora el mítico viaje que hacían los inmigrantes italianos desde el puerto de Génova hacia Nueva York y que duraba nada más y nada menos que tres meses. La pizza llevaba entre sus ingredientes tomate, salsa de albahaca y queso de oveja. A mí me encantó, ya la empezabas a degustar sólo con el olor y, desde luego, es un imprescindible del Brucculino.
Mi segunda pizza favorita fue la Volareeeeeeeeeeeeeeeee!!! No sé si no me habré dejado alguna “e” en el camino, todo puede ser. Era una pizza con un sabor muy potente, pues entre sus ingredientes estaban el queso de oveja y una crema de trufa negra, así que ya podéis imaginar esos sabores de la tierra tan propios de la trufa. Lo dicho, otro imprescindible.
Finalizada nuestra particular sección de burgers y pizzas, no pudimos por menos que pedir la carta de postres. La ocasión lo merecía, bueno, eso, y que entre los siete que nos juntamos aquella noche hay al menos tres que son tremendamente golosos. El Restaurante Brucculino nos presenta cinco postres, todos artesanos, con precios que oscilan entre los 3,90 € del más económico y los 4,50 € del más exclusivo.
Abrimos el apartado dulce con dos Tiramisús que os presentan Luz y Fidel. Riquísimos bizcochos borrachos en café con queso mascarpone. Me gustaron mucho.
En primerísimo plano, os muestro la Panna cotta o, lo que es lo mismo, flan de nata. Os enseño sólo una, pero en realidad cayeron dos. Estaba muy suave y en general podríamos hablar de que se trataba de una sabrosa panna cotta.
Mi favorito, junto al Tiramisú, fue esta Crema di cioccolato, dicho en italiano, en castellano era un mousse de chocolate con un bizcocho que se escondía entre el mousse. Este postre estaba muy cremoso y tenía un potente sabor a cacao. A mí me encantó.
La nota fresca de los postres vino de la mano de esta Fresh fruits salad -ensalada de frutas- o dicho en cristiano, una macedonia de frutas a base de sandía, kiwi, piña, pera… Lo dicho, un broche final muy fresco y perfecto para esta época estival que se avecina.
Siguiendo nuestro particular ritual, acompañamos la sobremesa con capuchinos -2.50 €- y cafés con leche -1.70 €- que estaban francamente ricos, pero claro, todo restaurante italiano que se precie tiene buen café y el Brucculino que es italoamericano, no iba a ser menos.
Se está acabando el post y no puedo hacerlo sin poner un primer plano de “La Dolce Vita” con Marcello Mastroianni y Anita Ekberg. De acuerdo, que si hay una escena antológica en el film es la de La Fontana Di Trevi, pero ésa no estaba colgada en el restaurante y, de cualquier forma, a mí que más me da, si para mí lo importante es “mi Marcello”.
Ahora sí, es el momento de la despedida, pero no lo haré sin antes hacer un brevísimo resumen de lo que para mí es el Restaurante Brucculino, un local muy agradable y acogedor, repleto de sugerentes platos en los que cabe destacar no sólo la relación calidad/cantidad/precio, sino también la elaboración de los mismos. Sumémosle a eso un servicio de sala ágil y tremendamente simpático y estaremos ante un restaurante en el que desde la primera visita te sientes a gusto y al que, desde luego, pienso volver, ya me lo está pidiendo Marcello desde el coche con su mirada.
Cucharete: ¡Cuánto disfrutaron mis chicos y sus amigos con las hamburguesas y pizzas del nuevo Restaurante Brucculino que acaba de abrir sus puertas en Madrid! Un espacio de lo más acogedor gracias a sus muros de ladrillo visto cuidadosamente iluminados y decorados con numerosas fotografías de personajes famosos. Si estás buscando un nuevo italiano por la capital… ¡Estás de enhorabuena! Y si lo tuyo son las hamburguesas… ¡También! Mi equipo cenó por 22 €/persona, siete personas con 5 entrantes, 7 platos principales, 6 postres y 4 botellas de agua. A lo que tendríamos que añadir una botella de vino espumoso -15,80 €- y 2 de vino tinto -a 11,25 € cada una-. Así como 7 cafés con leche -1,70 €- y capuchinos -2,50 €-.
Su céntrica situación, próxima a la concurrida Plaza de Olavide. Su agradable y cálido espacio de ladrillo visto complementado con madera. Su cuidada iluminación. Su original decoración a base de fotografías, monitores y docenas de tipos de pasta. El amable y ágil trato del servicio en todo momento. Su relación calidad/cantidad/precio. Una horquilla de precios pensada para todos los bolsillos. Su oferta gastronómica italoamericana. Sus hamburguesas. Sus pizzas. Aceptan todos los cheques de comida.
La separación entre mesas. Pequeños detalles típicos en un local de nueva apertura.
3,9
5 comentarios a “Brucculino”
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Yo ya lo he probado y está muy bien. Preferimos tomar pasta a pizzas y estaba todo muy rico
es una muy buena opcion para disfrutar de lo mejor de la cocina internacional
Parece una muy buena opcion! Y nada caro ademas. Me encantaria probar este restaurante!
espectacular se ve todo, pronto lo conocere y probare todos los platos , felicitaciones linda la decoracion.
Se ve que lo habeis paso genial segun vuestras caras, casi me habeis convencido, yo estoy buscando un restaurante italiano que tanga pizas buenas y lo mas que me interesa es la pasta fresca hecha por ellos, creeis que este restaurante lo tiene? gracias.