Crucero por los Fiordos Noruegos - Pullmantur BlogTrip - (Capítulo 3/3)
4 Junio 2012 por Cucharete - Este artículo ha sido leído 47,087 veces
¡Vais a alucinar con el capítulo final de nuestra inolvidable aventura cucharetera en un maravilloso Crucero por los Fiordos Noruegos a bordo del buque Empress de Pullmantur! En el Capítulo 1 os mostramos Trondheim, Hellesylt, Geiranger y Ålesund, en el Capítulo 2 disfrutamos de Flåm y Bergen, pasando por Voss y recorriendo la montaña en el mítico Flåmsbana. Y ahora… ¡Llega la subida al Púlpito de Stavanger! Uno de los parajes naturales más extraordinarios de todo el planeta: ¡Un vértigo extremo que hay que sentir al menos una vez en la vida! ¡Las fotografías son espectaculares! No hay más que observar la imagen que acompaña este texto: ¡Sí! ¡Es Ninillas en la esquina del precipicio! ¡Impresionante! Pondremos punto y final a nuestra imperecedera experiencia escandinava recorriendo los preciosos canales de Copenhague -la Venecia del Norte-.
[Día 6] - Stavanger. Subida al Púlpito
Ver Crucero Fiordos Noruegos - Pullmatur en un mapa más grande
¡Sexto día ya de nuestro Crucero por los Fiordos Noruegos! Hasta el momento, habíamos disfrutado como enanos de escarpadas cascadas, frondosos bosques, espléndidos parajes, preciosas ciudades, sinuosos recorridos, interesantes museos, coquetos riachuelos, pueblecitos de cuento, fascinantes panorámicas… ¡Pero todavía nos esperaba el plato fuerte del viaje! ¡El Púlpito de Stavanger! Agarraos a la silla mientras leéis este artículo porque… ¡El vértigo podrá con vosotros!
Atracamos por la mañana en el Puerto de Stavanger, la cuarta ciudad más grande de Noruega -125.000 habitantes- y, como podéis apreciar en la imagen, nos acompañaban otros cruceros en la maniobra. Stavanger -Capital Cultural Europea 2008- se encuentra a la entrada del Gandsfjord, protegida por el Mar del Norte en la provincia de Rogaland y, ante todo, representa el epicentro de la industria del petróleo de todo el país. La construcción naval, el transporte marítimo y la industria conservera son otras de las actividades tradicionales de la ciudad.
Resulta increíble que siendo una ciudad costera del suroeste de Noruega bajo un clima típicamente oceánico, con medias mensuales durante todo el año por encima de los 0 ºC, hayamos podido disfrutarla en este afortunado BlogTrip superando los 20 ºC. ¡Llevamos el sol de España a Noruega durante toda la semana! ¡Lucky BlogTrip Power!
Stavanger guarda su encanto de antaño, prueba fehaciente de ello son las casitas de madera y los almacenes -y ya no digamos su Catedral-. Para los más futboleros, deciros que el fútbol es el deporte que más se practica en la ciudad, jugando en la Primera División de la Liga Noruega con el Viking FK -Obviamente, no podría llamarse de otro modo. Bueno… “Trolls FK” también hubiese servido-.
Un autobús nos desplazó desde el puerto hasta el muelle donde cogeríamos el ferry que nos llevaría hasta Tau -conocida por su cervecería y molino de harina-. Pudimos ver fugazmente el Museo del Petróleo -Norsk Oljemuseum, diseñado por los arquitectos Lunde & Løvseth y abierto en 1999- durante el recorrido, un edificio moderno e interactivo en el que se puede conocer todo lo referente a este producto. Visto desde el mar, reproduce el ambiente de una plataforma petrolífera del Mar del Norte. Una pena no haberlo visto en detalle -para ello había disponible otra excursión- pero es que lo nuestro el día de Stavanger era… ¡El vértigo! Perdón… ¡El Púlpito!
Mientras disfrutáis de alguna de las fotografías que pudimos tomar desde el ferry en un día francamente espléndido, aprovecho para comentaros que, gracias al “oro negro”, Noruega pasó de ser uno de los países más pobres de Europa a disfrutar de uno de los estados de bienestar más altos del mundo. A día de hoy, se encuentra en el Top 10 mundial de los países productores de petróleo, y presume de ser el número 2 de Europa, únicamente por detrás de Rusia. Fijaos si cuidan su economía que, de todo el dinero “extraído” del petróleo, sólo se gasta un 2%, el 98% restante se guarda en un fondo de ahorro para cuando vengan las vacas flacas. Vamos… ¡igualito que en España! La cifra que marca los ahorros del país puede verse en el Museo del Petróleo aumentar vertiginosamente en tiempo real.
En el ferry entran los coches y camiones directamente, nuestro autobús aparcó en la bodega y nos bajamos de él cuando ya estaba inmovilizado. El viaje resultó de lo más placentero: mar, sol y brisa sobre la piel…
La soledad de un barquito en la dulzura de la mar resulta encantadora. Me cambiaría instantáneamente por uno de sus marineros si no fuese porque íbamos camino del… ¡Súper Vértigo!
El autobús dejó el ferry para llevarnos desde Tau -pasando por Jørpeland- hasta el punto donde comenzaba nuestra escabrosa caminata: Preikestolhytta. Disfrutábamos mientras tanto por las ventanillas de vistas de prados verdes con placenteras zonas de acampada y embarcaderos de fantasía.
Azul y verde… Verde y azul… ¡Qué bonita Noruega con sol español! Todos los guías nos iban diciendo que habíamos traído el calor de nuestra tierra, pues la semana anterior no habían tenido tanta estrella. ¡Qué suerte tuvimos con el tiempo!
Y… ¡Comenzamos la subida! Agarraos los cataplines que esto es duro chicos, ¡vais a sudar incluso leyendo el artículo! Ahí tenéis a Ninillas dando el primer paso que separa el asfalto del camino de tierra: “Un pequeño paso para un cucharete, pero un gran paso para el BlogTrip”.
¡Íbamos a conquistar el Preikestolen! Esa espectacular formación rocosa de visita obligada en la costa suroeste de Noruega. Conocida como “El Púlpito”, la impresionante roca sobrevuela el fiordo de Lyse -Lysefjord-, por lo que las vistas desde la cima, son envidiables.
Observando la siguiente instantánea, a alguno que otro ya se le habrá doblado algún tobillo sólo con la mirada, pero esto no es nada amigos… ¡Es sólo el principio! ¡Este tramo es para principiantes!
Había momentos “photo stop” -como dicen los guías- durante todo el trayecto, así que aprovechábamos para ir llenando la tarjeta de la cámara, que para eso está. Al fondo a la derecha, podéis ver la zona en la que aparcan los autobuses turísticos -justo donde comienza la subida, Preikestolhytta- en la que hay situada una tienda -que hace su agosto vendiendo botellitas de agua a precio de oro-, un restaurante, una oficina de correos y unos baños.
Subidas, bajadas… tramos suaves -pero complejos- quedaban bajo nuestros pies en la primera parte del recorrido. ¡Todavía quedaban 2 horas y media de subida a buen ritmo! Siempre que se esté bien de forma pues, aunque esta aventura la realiza gente de todas las edades -siempre que sean mayores de 12 años- , no es apta para todo el mundo.
Son 3,8 Km. de subida con un desnivel medio del 8,5% superando piedras y rocas de todo tipo. Es duro, pero la conquista final merece la pena. Cuando llevábamos la cuarta parte del recorrido, la cola de visitantes se estiró considerablemente, cada uno a su ritmo. Siempre está presente el típico “chuliboy” que quiere adelantar terreno saliéndose del camino pisando algún “charquito” sin importancia, y termina lleno de barro hasta las trancas por imbécil, pues no es firme todo lo que lo parece, alguno se llevó una buena sorpresa. ¿Prepararían las trampas los trolls de las montañas?
Arriba, arriba y más arriba… Uno, dos… Uno, dos… Sin prisa, pero sin pausa, poníamos a prueba los cuádriceps y los gemelos, aunque sinceramente, creo que no dejamos ningún músculo sin ejercitar. ¡Vamos! ¡Avancemos!
Se recomendaba llevar crema para el sol pero, como viene siendo habitual, la mayoría hizo caso omiso y acabó cual cangrejo en una cazuela. Los árboles de este tramo bendecían con su sombra a los más rezagados, animándoles en todo momento a continuar.
El camino se complicaba por momentos, y el cansancio hacía acto de presencia en los más castigados por largas caminatas recorriendo las ciudades los días anteriores. Un traguito de agua no venía nada mal. ¡Go! ¡Go!
Las vistas comenzaban a mostrarnos un desnivel ganado a pulso. Envidiábamos a Hulk en ese momento, para poder pegar un gran salto hasta el lago y darnos un chapuzón. El lago, en calma total, lucía sereno y sosegado.
Ninillas ya no se giraba para las fotos, marcaba su ritmo concentrada… Si no estabas atento a donde pisabas, los tobillos peligraban. No os olvidéis de llevar buenas botas si vais a vivir la experiencia, seréis la envidia de todos los que llevan zapatillas de verano.
No todo es hacia arriba en la subida al Púlpito, también disfrutamos de falsos llanos de madera sobe terreno pantanoso. Claro que… si la pendiente media es de un 8,5% y entre medias hay llanos y bajadas… ¡Es que lo bueno todavía estaba por llegar!
Echando un ojo al plano informativo que nos saludaba cada cierto tiempo, nos dimos cuenta de que… ¡Tan sólo íbamos por la mitad del trayecto! Y, por supuesto, no habíamos superado lo más difícil todavía.
Siempre había tiempo para disfrutar del objetivo, y de un traguito de agua fresca -de la botella, ¡no de la charca de la foto!-.
De nuevo, atentos a dónde poníamos el pie en cada paso. La cola era larguísima y, por ayudar a algunas personas mayores -hay que ver qué buenos y civilizados somos los cucharetes- perdimos la estela de nuestro BlogTrip.
La zona de las rocas mojadas -por el descenso de agua en cascada- era resbaladiza y podía tornarse peligrosa si se perdía la atención. De todos modos, he de adelantaros que, tanto la subida como el descenso posterior por el mismo lugar, se solventó sin incidentes de ningún tipo.
Creo que no es necesario comentar la siguiente fotografía, una imagen vale más que mil palabras. ¡Arriba! ¡Qué cada vez estamos más cerca del objetivo!
La subida es dura, al día siguiente -y posteriores- teníamos unas agujetas de no te menees -nunca mejor dicho-. Pero lo que más nos impresionó, aprovecho esta imagen para comentároslo ahora: Una vez arriba, vimos que alguno había subido con ¡chanclas de playa!, ¡de las del mercadillo!, ¡de las de toda la vida! ¡IMPRESIONANTE!
La cara de cansancio de Ninillas expresa lo “cómodo y placentero” que resultaba el ascenso. Ya no sólo eran necesarios los pies, ahora también necesitábamos las manos y los brazos para superar algún tramo. ¡Arriba esos ánimos!
Descanso, disfrute de panorámicas, traguito de agua y… ¡Al toro! Digo… ¡Al Púlpito!
En la parte alta del trayecto éramos seducidos pos diversos lagos glaciares que, con el tiempo tan soleado que estábamos disfrutando, presentaban una estampa de ensueño. ¡Mira tú que arriba estaba el Paraíso! ¡Cerca del cielo! Os dejo cuatro fotografías para que no os perdáis detalle -debimos hacer unas 30 de esa zona-, cada una es mejor que la anterior, y la última ya es el “novamás”. ¡Quiero bañarme ahí!
Y ahora… ¡Atentos con lo que viene todos los lectores y lectoras cuchareteros! Porque… ¡Esta fotografía no se nos olvidará jamás de los jamases! ¡Rayo y Ninillas se perdieron aquí! Increíble, pero cierto. No había más que seguir las marcas rojas que señalaban el camino, pero… entre el momento “hazme una foto aquí, por favor”, “¿me haces otra a mí, por favor?”, “¿queréis que os haga yo una?”, “¿puedes repetirme la mía que he salido con los ojos cerrados?”, “¿te importa hacerme otra aquí?” y que nos paramos a hablar allí un rato con los que nos acompañaban… ¡Nos liamos! Y no nos fijamos en el letrero, que está bien clarito -ya tiene delito- y, como uno del grupo -éramos sólo unos 10- ya se había puesto en marcha y nos sacaba 50 metros… ¡Le seguimos sin más!
¡Me cago en la madre que lo parió! Subimos durante más de tres cuartos de hora por un “camino” mil veces más escarpado que todo lo que habíamos visto anteriormente, es más… ¡NO había camino! ¡NO había marcas rojas de ningún tipo! ¡NO había donde apoyar el pie sin que una piedra se moviese! Estábamos subiendo monte a través a pelo. Lo único que sabíamos… ¡Es que íbamos hacia arriba!
Todavía no entiendo cómo no se nos vino una avalancha encima, llegamos a pasar por zonas en las que se enterraba la bota hasta el tobillo en la nieve -no tengo foto porque necesitaba las dos manos para agarrarme a algo y no resbalar-. No me podía creer que por seguir al “chuliboy entendido en todo” del barco -que fijo que hay uno en cada crucero- estuviésemos flipando en estéreo con la subida. Es más, llegamos a decirnos a nosotros mismos: “Es imposible que la gente haya pasado por aquí” ¡Jajaja! ¡Vaya si era imposible! ¡Si es que no se podía pasar! ¡Las rocas no estaban asentadas!
Con mucho cuidado, con la ayuda de los brazos, los dientes e incluso las orejas, seguimos “empujando” hacia arriba. Había piedras de más de metro y medio de altura, en las que nos teníamos que ayudar unos a otros… ¡Menuda aventura! Y además… ¡Estábamos reventados!
Y cuando parecía que ya habíamos llegado a lo más alto -como muestra la imagen anterior-, aparecía otro “escalón” que superar. ¡No se acababa nunca!
¡Y ahora viene lo mejor! Una vez arriba del todo -ya no se podía subir más, os lo garantizo-… ¡No veíamos el Púlpito! ¿Dónde estaba? Nuestra vista era la que ofrece la siguiente fotografía… ¡Eso no era el Púlpito! ¿Dónde estábamos entonces? Avanzando hacia unas personas que estaban a 100 metros en la cima -eran escoceses-, les preguntamos que dónde estaba la “Pulpit Rock”, y su respuesta nos dejó helados… “Preikestolen está mucho más abajo, debajo de esa que veis a lo lejos, que la oculta por completo”. ¿Quéeeeeeeeeeee? ¡Pero si hay un precipicio de la hostia para bajar allí abajo! ¡Es imposible que lleguemos!
¡Nos habíamos pasado de subida! Habíamos subido por la “ladera sombra” de la montaña y habíamos dejado el Púlpito muy lejos y mucho más abajo… ¡No nos lo podíamos creer! Ninillas y yo juramos que estaríamos en el Púlpito como cucharetes que éramos y aunque no estábamos seguros de que nos diese tiempo, lo intentamos…
¡Dimos toda la vuelta a la montaña! Fijaos en la siguiente instantánea, el brutal precipicio que tuvimos que salvar para llegar simplemente a la roca que estaba por encima del Púlpito. Pero… ¡Lo conseguimos! Si es que los cucharetes somos la hostia…
¡Y al fin vimos el Preikestolen! Un espectacular macizo rocoso que se asoma sobre el fiordo de Lyse y que ofrece unas magníficas vistas del fiordo y la región. ¡80.000 visitantes suben aquí cada año! Sobre todo durante los meses de verano, aunque os aseguro que no por nuestro camino cucharetero particular. ¡La vista de la roca es impresionante!
Ahí abajo estaba todo nuestro BlogTrip, que llevaría disfrutando de las magníficas vistas más de media hora. ¡Estábamos llegando! ¡Lo íbamos a conseguir! No nos perdonaríamos jamás haber llegado hasta aquí y no haber pisado con nuestros propios pies ese extraordinario saliente -de unos 25×25 metros- que se asoma sobre el Lysefjord (el fiordo de la Luz) con una caída vertical de 604 metros.
A lo largo del Lysefjord -de 42 Km. de longitud- sólo existen dos pueblos, debido al inhóspito terreno, Forsand y Lysebotn, ubicados en los extremos opuestos del fiordo. En esta zona está legalmente permitida la práctica del Salto Base, así que si gustáis… ¡A volar!
La roca que nos ocupa es medida minuciosamente cada año y no presenta mayores variaciones con el paso del tiempo, cosa que tranquiliza. Sin embargo, desde el punto de vista geológico, algún día el Púlpito cederá y ¡caerá al fiordo! Además, la leyenda asegura que en cuanto se casen 7 hermanos con 7 hermanas… ¡La grieta se abrirá!
El último tramo nos parecía un paseo, teniendo en cuenta lo que acabábamos de vivir, sin embargo, el no tener ningún tipo de protección contra el abismo, encendía la alarma de todas las neuronas. ¡Qué vértigo!
¡Prueeeeeeeeba superadaaaaaaaa! ¡Los Cucharetes tenían su foto en el borde del Púlpito de Stavanger! ¡No nos lo podíamos creer todavía! ¡El Preikestolen había sido cuchareteado!
Ninillas, que tiene mucho menos vértigo que Rayo, fue capaz de poner un pie a cada lado de la enorme grieta que parte el Púlpito en dos. Si Rayo intentase una postura similar, se hubiese caído hasta el infinito por el hueco…
¡Os lo dije! A Rayo le temblaron las piernas, pisó mal y… ¡Se cayó por la grieta! A Ninillas le dio tiempo a fotografiar el momento antes de que su grito se perdiese en el más allá, a más de 600 metros de profundidad. ¡Momento histórico cucharetero!
Claro que, mostrando una destreza trepadora sin parangón, escaló habilidosamente por el interior de la grieta cual Spiderman y se echó a descansar un rato en la cima. ¡Míraloooo!
Las vistas desde el Preikestolen son absolutamente indescriptibles: Imponentes montañas que caen estrepitosamente sobre el nivel del mar, plagadas de impresionantes cascadas. No es difícil conseguir una instantánea como la que viene a continuación, nadie quiere perderse ese momento -aunque los Cucharetes no fuimos capaces de asentarnos en esa posición, el vértigo podía con nosotros-
Otros, en cambio, nos hacían temblar las piernas a todo el grupo. ¡Si nosotros intentamos hacer esa fotografía se nos cae la cámara fijo! Sólo de ver la foto ya me entra taquicardia… ¡Qué vértigo!
Los más atrevidos colgaban sus pies del borde del Preikestolen para enaltecer el momento. Me pregunto cómo es que todavía no se ha caído nadie. Ahora entiendo por qué la edad mínima para realizar esta excursión se fija en los 12 años. Esta imagen es magnífica. ¡Saludos al figurante de la foto! Que aunque subió con nosotros, no le conocemos…
En la siguiente “toma pulpitera”, parece como si Ninillas hubiese saltado en paracaídas desde el avión que deja la estela en el cielo y todavía no le hubiese dado tiempo de tirar de la anilla. ¡Impresiona saltar cerca del borde del Púlpito! ¡Tenéis que probarlo! Como podéis observar, la “chica cucharete” en ningún momento se quitó la banda amarilla fluorescente reflectante que marcaba nuestro grupo, con lo que podemos testificar que Ninillas… ¡Se coronó como Miss Púlpito!
Antes de dejar atrás el emblemático Púlpito y emprender el viaje de regreso, Rayo se adelantó en el trayecto para poder fotografiar a Ninillas en solitario en la esquina del brutal acantilado. ¡Nos encanta esta imagen! ¡Qué pequeñitos somos ante la madre naturaleza!
El Fiordo de la Luz se puede recorrer también en una zodiac con ala delta. ¡Pasó una saludándonos a todos! Está claro que, en nuestra próxima visita a Stavanger, disfrutaremos de ese curioso “medio de transporte” para disfrutar de unas vistas únicas a vista de pájaro.
No os perdáis este pequeño vídeo que viene a continuación grabado en la cima del Púlpito. ¡Se siente el vértigo en estado puro! Todavía recuerdo cómo me temblaban las manos -siguiendo el ritmo de las piernas- mientras lo grabábamos. ¡Qué recuerdos!
El viaje de vuelta hasta la zona de los lagos glaciares fue muchísimo más cómodo que el de subida. ¡Esta vez no nos perdimos! Pero había zonas de las de “pegar un saltito” sin mirar hacia abajo… Ya me entendéis, ¿verdad?
Había construcciones de madera y quitamiedos en las zonas más peligrosas. ¡Menuda diferencia respecto a nuestra particular subida! ¡Esto era otra cosa! La historia de esta imagen tiene gracia, Rayo le estaba haciendo una foto a Ninillas y, un señor mayor -unos 70 años- le dijo: “Anda, anda, trae pa’ ca’ esa cámara y poneos ahí los dos que os hago yo la foto hombre, que si no, no vais a tener ninguna juntos”.
La zona del lago era mágica, ya lo habíamos fotografiado 30 veces durante la subida, pero no podíamos dejar de disparar de nuevo. ¡Es el Paraíso! Fijaos además, que ¡una persona del crucero se estaba dando un baño! ¿Adivináis quién puede ser? ¡Sí! ¡Sí! ¡El “chuliboy” que seguimos cuando nos perdimos! No se puede negar que ha disfrutado íntegramente de la aventura. ¡La madre que lo parió!
La ruta que teníamos por delante comenzaba a avisarnos de que el trayecto se complicaría, y es que no hay más que observar de nuevo las imágenes de la subida para darse cuenta de que todo aquello que os mostramos anteriormente ¡lo teníamos que bajar!
Nos cruzamos con un monje budista que subía mientras nosotros descendíamos a buen ritmo. ¡Photo stop! No podíamos perder ese recuerdo, con sus guantes, su botellita de agua y sus zapatillas blancas de marca.
Y después de mucho sufrimiento… ¡Llegamos al punto de partida! Ahí tenéis a Ninillas mostrándoos el camino hacia el Púlpito, el que quiera subir… ¡Ya sabe!, ¡todo recto siguiendo las marcas rojas!
Había una cola bestial en la tienda de Preikestolhytta para comprar agua, y es que todos los viajeros del grupo habíamos agotado nuestras reservas. Lo mejor es cuando uno tras otro indicaba a la cajera que el precio de la botellita de agua marcaba 30 NOK -4 €- y la respuesta era demoledora: “Ya, pero es que le acabamos de subir el precio ahora mismo a 35 NOK”. ¡Toma ya! ¡Empresarios visionarios, sí señor!
Los autobuses subieron al ferry -que esta vez iba tan lleno que tuvieron que aparcar en el primer piso- y emprendimos la vuelta al Puerto de Stavanger para embarcar de nuevo en el Empress.
Una vez en el barco… ¡Cubierta 10 y a hacer fotos! Entre que el día estaba soleado y el paisaje era excepcional, no te cansabas de llenar la tarjeta de recuerdos. ¡Nos encanta Noruega!
Ese día, la piscina del Empress echaba humo -literalmente, porque no sé si os comenté anteriormente que el agua está climatizada-. Y la gente aprovechaba para ponerse un poco “camarón”. ¡Un lujazo!
Nuestro BlogTrip esperó sin prisa a que quedase libre la piscina mientras el resto del barco disfrutaba de la cena desde el mismo momento en que se abrían las puertas del buffet y de los restaurantes. ¡La piscina era absolutamente nuestra en un buque de 2000 pasajeros! ¡Lujo asiático! -O escandinavo, que también vale-
Y posteriormente, como no podía ser de otro modo… ¡Relax en el jacuzzi! ¡Esto es vida!
Antes de la cena, como cada día, vivimos en directo la puesta de sol en alta mar. El Mar del Norte convierte ese momento en algo mágico, te seduce e hipnotiza.
Enredamos un poco con la cámara buscando un bonito recuerdo, pero hacerse una foto a uno mismo buscando el encuadre perfecto no es sencillo. Menos mal que Amelia y Goyo -que pasaban en ese instante por allí- se ofrecieron a hacernos la foto con su “camarón”, y… ¡quedó de muerte! ¡Un fotón! ¡Goyo! ¡Amelia! ¡No os olvidéis de enviarnos esa foto! De momento, os dejamos con la que conseguimos nosotros.
Ese día, el equipo de Pullmantur nos tenía una sorpresa preparada: conocimos al Capitán del Empress, el Sr. D. Arkadiusz Brañka. Por motivos legales no era posible fotografiar el puente de mando, pero os aseguro que era una auténtica sala de control. Y por supuesto… ¡Con su timón! Brañka nos contó alguna que otra anécdota, así como diferentes datos del buque: ¿Sabíais que el Empress tiene 3 sensores radar y 2 sónar? ¿Y que carga 800.000 litros de combustible que le duran únicamente 2 semanas?
Esa noche cenamos en el Restaurante Wú Fusión -que no está incluido en el “todo incluido”, valga la redundancia-. Un coqueto restaurante asiático de la cubierta 5 del Empress.
El precio medio recorre la horquilla de los 20-30 €/persona y, la verdad, es que merece la pena disfrutar de su gastronomía. La carta se divide en cuatro secciones claramente diferenciadas: Tailandia, China, Japón e Islas del Pacífico. Cada una de ellas presenta diferentes viandas que pueden ser, o bien entrantes, o platos principales, o postres -todo perfectamente indicado-.
La vajilla, cristalería y cubertería están a la altura de su decoración, resulta muy agradable cenar en el Wú. A continuación os presento la mesa de nuestro BlogTrip. ¡Todo listo para un exquisito banquete asiático!
Brindamos todo el equipo con una botella de champagne elegida personalmente por Fran -Francisco Lecanda, presidiendo la mesa en la fotografía-, el “Cruise Director” del Empress, un tío cercano y entrañable, que desarrolla su trabajo de una manera magistral. ¡Es un crack! Goyo y Rayo charlaron con él durante toda la cena, y anécdota tras anécdota y aventura tras aventura quedaron sensibilizados por la historia de su vida y por cómo llegó a ser un inimitable e imprescindible Cruise Director surcando los mares a lo largo y ancho de todo el Globo. ¡Fran es el alma del Empress!
El Restaurante Wú permite a una pareja disfrutar de una cena de lujo con vistas al mar, pero… ¡A un mar abierto real! ¡Un mar de “alta mar”! El espacio consigue una atmósfera exclusiva en la que los exóticos sabores del Lejano Oriente combinados magistralmente con la cocina tradicional Europea seducen al comensal.
Cada uno pidió a su antojo diferentes platos de la carta, menos Goyo y Rayo que optaron por el Menú Ukai que constaba nada más y nada menos que de 6 platos. ¡Brutal! Os dejo con las imágenes de algunas de las viandas que desfilaron por nuestra mesa…
El postre Mango tart tatin -Tarta tatín de Mango- que se pidió Ninillas estaba tremendo y merece una foto exclusiva. Un broche prefecto para una subida al Púlpito inolvidable e irrepetible.
[Día 7] - Día de navegación
El día de navegación, en el que el Empress emprendió rumbo a Dinamarca dejando a su popa tierras noruegas, resultó un descanso esperado y merecido. Las “agujetas pulpiteras” las mitigamos jugando partidas al “Ciudadelas” -entretenidísimo juego de cartas que trajo Ignacio en su maleta- en la cubierta 10, entre galletas, bollos y capuccinos… ¡Jugamos toda la tarde! Los ganadores de las partidas… ¡Rayo y Ninillas! ¡Los cucharetes!
Por la noche, varios cruceros nos acompañaban en paralelo. El tráfico hacia Copenhague era considerable, pero… ¡Confiábamos en el Capitán!
[Día 8] - Copenhague
Ver Crucero Fiordos Noruegos - Pullmatur en un mapa más grande
Octavo y último día de crucero a borde del buque Empress de Pullmantur por la ruta de los Fiordos Noruegos. Sí, nuestra semana estaba resultando fantástica, pero… por desgracia, había llegado a su fin. La noche anterior habíamos dejado nuestras maletas en el pasillo y no las volveríamos a ver más hasta el aeropuerto. Ya no teníamos equipaje, nuestras posesiones se limitaban a lo puesto y dos cepillos de dientes, ésta era una prueba más que evidente de que nuestro viaje estaba terminando. Sin embargo, dos cosas nos servían de pequeño bálsamo: Por un lado, la visita que realizaríamos durante la mañana a la ciudad de Copenhague y, por otro…
Aquella mañana de sábado, un día más, el sol volvió a hacernos compañía, y decidimos desayunar en el Restaurante Miramar teniendo como vistas éstas que os mostramos a continuación. Nosotros estuvimos sentados justamente donde están las servilletas desdobladas -pegaditos al mirador-. ¡No nos negaréis que era un auténtico lujo! ¡Queremos estas vistas en Madrid! Al final, y por mucho que nos empeñemos en embellecer la capital con otros atributos, la canción tiene toda la razón: “¡Aquí no hay playa!”. Ni playa, ni mar, ni ‘ná’. ¡Queremos volver al Empress!
Nos despedimos del Empress a nuestra manera, y él hizo que las banderillas que colgaban de la cubierta 10 ondearan en nuestro honor. Aquella misma tarde, otros “cruceristas” serían los que pisaran aquellos suelos, y tendrían por delante una semana fantástica, una como la que nosotros ya habíamos disfrutado.
Nada más desembarcar y poner los pies en tierra, una sorpresa nos esperaba en el mismo puerto: ¡Una minivan para recorrer la ciudad! ¡Era perfecta! Disponíamos hasta las tres de la tarde para visitar Copenhague y, con este medio de transporte, podríamos visitar muchos lugares. Lo que más gracia nos hizo fue el cartelito que lucía el minibús: ¡Éramos los blogueros del Empress! Nada más montarnos en él, Katja disfrutó aprendiendo las primeras palabras en danés que escuchamos por parte de nuestra conductora: “Velkommen til København” -bienvenidos a Copenhague-. A lo que nosotros para nuestro interior respondimos: “Muchísimas gracias, estamos encantados de estar aquí”.
Comenzamos nuestro recorrido por la imprescindible visita a la estatua de La Sirenita. Ubicada en una roca sobre el mar, muy cerca del puerto, en el parque de Langelinie, la estatua fue esculpida en 1913 por Edvard Eriksen en honor al famoso escritor Hans Christian Andersen por su amor a la fantasía. En 1909, el empresario cervecero Carl Jacobsen, quedó maravillado al ver un ballet basado precisamente en el cuento de La Sirenita de Andersen, y encargó a Eriksen que modelara una estatua inspirada en ella. Ellen Price era la prima ballerina del ballet y se le pidió expresamente que fuera ella la modelo a seguir para tal encargo, sin embargo, ella se negó tajantemente a posar desnuda, de modo que, el artista usó como modelo de cuerpo a su mujer Eline Eirksen y la cabeza recuerda la imagen de la bailarina.
Cuenta la leyenda que los cantos de las sirenas hechizaban a los marineros. Un buen día, un humilde pescador de Copenhague quedó cautivado ante los cantos de una hermosa y joven sirena, de tal manera que se enamoró perdidamente. El amor era correspondido, y la joven sirena prefirió renunciar a su inmortalidad a cambio de poder convertirse en mujer y vivir el amor eterno. En esta leyenda se basó Hans Christian Andersen para escribir su cuento, aunque él puso más énfasis en el hecho de que la sirenita tomara las riendas de su vida -y pudiera tomar sus propias decisiones- que en el tema amoroso.
Una vez estás allí, la delicada y hermosa silueta de la sirenita se te antoja pequeña, sin embargo, no lo es tanto, pues mide 1,25 metros y pesa la friolera de 175 kilogramos -está esculpida en bronce-. Claro que, su ubicación, con todo el mar de fondo, te sugiere la imagen de una bella y frágil dama.
La Sirenita de Copenhague es todo un símbolo nacional, aunque como siempre ocurre en estos casos, no para todos. “La pequeña señora del mar”, como es conocida por los daneses, más que un dama parece una pobre mujer a tenor de los maltratos y vejaciones a los que ha sido sometida a lo largo de casi un siglo de vida. Y es que, en 99 años, ha sido decapitada en varias ocasiones, pintada en otras tantas, mutilada, disfrazada y hasta arrancada de su emplazamiento, por lo que si bien de cara al turista es conocida como el símbolo de la ciudad, cara a los daneses es conocida más bien por la última perrería a la que ha sido sometida.
La imagen de la frágil sirena que permanece inerte en la roca mirando al infinito triste y solitaria ha llegado a su fin, pues desde ayer mismo, 3 de Junio de 2012, una nueva estatua a la que han bautizado como “Él” ha llegado a la bahía para quedarse -concretamente ha sido instalado frente a la casa de la Cultura de Elsinore-. Eso sí, esta nueva estatua no es de bronce, sino fruto de la última tecnología en aleación de metales, de tal manera que ofrece un aspecto futurista, tanto es así que incluso -una vez cada hora- la estatua puede pestañear gracias a que contiene un sistema hidráulico. Vamos, que a partir de ahora, una nueva atracción turística ha llegado a Copenhague y, a buen seguro, no faltarán cámaras y visitantes que la inmortalicen.
Vuelta a la minivan para continuar el recorrido. En nuestro paseo íbamos admirando absolutamente todos y cada uno de los rincones por los que pasábamos. De pronto, nuestra conductora nos sugirió que mirásemos a la izquierda, porque allí se encontraba el Embarcadero Real. Lo vimos con el vehículo en marcha, un ratito más tarde lo veríamos más de cerca.
La siguiente parada fue en la entrada sur del Kastellet -sólo tiene dos accesos, el norte y el sur-. El Kastellet es la ciudadela fortificada de Copenhague, que formaba parte de la ciudad amurallada en el siglo XVII. En un principio, el Rey Christian IV pensó en dedicar la zona del Kastellet para construir un castillo, aunque finalmente la falta de dinero hizo que la idea no llegara a buen puerto. Sería su sucesor, Frederick III, quien continuara con la edificación del fuerte como protección frente a los ataques enemigos provenientes del mar. En 1663, el ingeniero Henrik Ruse reconstruyó de nuevo la zona y finalmente la amplió, pasando a llamarse Citadellet Frederikshavn, aunque con el tiempo ha sido conocida como Kastellet.
A día de hoy, el Kastellet continúa teniendo un uso militar, pero la zona está abierta al público y, de hecho, constituye una visita casi obligada a la ciudad de Copenhague. Y digo “casi” porque nosotros no disponíamos de tiempo para pasear por él y disfrutar del sol y del verde de sus jardines a la par que habríamos admirado su iglesia, su molino de viento, e incluso estratégicos cañones de la época. En fin, queda para una próxima visita.
En Copenhague, si hay algo que llama la atención a poco que eches un vistazo por sus calles, es la cantidad ingente de bicicletas que hay. El uso de este medio de transporte tiene su origen en la 2ª Guerra Mundial, cuando los daneses -que eran neutrales- fueron invadidos por los alemanes. Los nazis se apropiaron del suministro de gasolina y petróleo de Dinamarca, por lo que a los daneses no les quedó otra que “dar pedales”. A día de hoy, las razones son más bien económicas -los impuestos a los coches son elevadísimos- además de estructurales, ya que las distancias son cortas y, por si fuera poco, la bicicleta dispone de carriles específicos en todas las zonas de la ciudad, contando con preferencia frente a los vehículos. Si eres turista, la ciudad de Copenhague ofrece un servicio de bicicletas gratuito para todo el mundo. Eso sí, hay que tener suerte, pues no son fáciles de encontrar.
Desde el punto donde nos encontrábamos, acceso sur del Kastellet, pudimos contemplar St. Alban´s Anglican Church. Este templo es la iglesia anglicana de Copenhague y, de hecho, es la colonia británica de Copenhague quien la conserva y la utiliza. Fue construida en el año 1887 y es de estilo gótico inglés. Debe su nombre al primer mártir inglés que falleció allá por el 303 después de Cristo.
El estilo de Sant Alban llama poderosamente la atención si lo comparamos con el resto de catedrales danesas y, sobre todo, te sitúa en un entorno de lo más romántico, pues la iglesia está rodeada de verde mires donde mires. Justamente enfrente, se encuentra un parque dedicado al inglés Winston Churchill y, al lado, el lago que forma el foso del Kastellet. No pudimos admirarla por dentro pues el templo estaba cerrado, así que nos queda otra asignatura pendiente.
Justamente al lado de St. Alban nos sorprendió una de las fuentes más famosas de Copenhague: la Fuente de Gefion. Fue donada por la fundadión Carlsberg en el 50 cumpleaños de la cervecera y simboliza la famosa leyenda de la fundación de la ciudad por parte de la diosa Gefjun. El rey sueco Gylfi pactó con la diosa Gefjun que le daría todo el territorio que fuese capaz de arar en una noche. La diosa convirtió a sus cuatro hijos en poderosos y fornidos bueyes para así poder conseguir más tierra. A la mañana siguiente, el terreno arado se arrojó al mar de Dinamarca entre Fionia y Escania. Mientras tanto, en Suecia el terreno arado se convirtió en un lago que, con los años, ha sido identificado con el lago Vänern, curiosamente el tamaño y la forma de este lago es parecida al territorio de la isla de Selandia -Sjælland en danés-.
La Fuente de Gefion fue esculpida por el artista danés Anders Bundgaard entre 1897 y 1899, aunque fue en 1908 cuando se produjo su inauguración. A día de hoy es una tradición tirar monedas a la fuente y pedir un deseo. Nosotros también lo hicimos, pero de lo que realmente nos entraron ganas fue de sumergirnos en la fuente y, de paso que nos refrescábamos, ¿hacer un poquito de caja?
Tras la Fuente de Gefion, volvimos a subirnos a la minivan. El trayecto duró poco y nos situó exactamente en el Palacio de Amalienborg -Amalienborg Slot en danés-. El Palacio pasa por ser la residencia de invierno de la familia real danesa. Si os fijáis, la bandera está hizada, lo que significa que la reina está en palacio.
Lo que se conoce como Palacio de Amalienborg no es un único edificio, sino que se trata en realidad de una estructura octogonal formada por 4 pabellones de estilo rococó del mismo tamaño situados en una de las plazas más hermosas de Europa -Plaza de Amalienborg-. Los edificios datan del siglo XVIII y, justamente en el centro de la plaza, podemos encontrar la estatua ecuestre de Federico V.
El danés que aparece en la siguiente imagen lógicamente no es Federico V a lomos de su caballo, sino un simple plebeyo con su vástago que nos ofreció otra de las estampas típicas de la ciudad.
Tuvimos la suerte de llegar a Amailenborg justamente a las 11:35 AM. Tan sólo cinco minutos antes se había iniciado el cambio de guardia y, la verdad, es que nos resultó agradable y muy entretenido. El cambio de guardia comienza todos los días a las 11:30 AM, siempre y cuando la reina se encuentre en palacio. El cambio de la Guardia Real comienza su desfile partiendo del Castillo de Rosenborg y va haciendo su recorrido por el barrio latino hasta llegar al Palacio de Amailenborg. Así que, si tenéis tiempo y la reina no está de viaje, aprovechad para seguir el espectáculo de maniobras ejecutadas por los guardias reales.
Hicimos un breve recorrido por las calles aledañas al Palacio de Amalienborg, observando lo limpio y cuidado que parecía todo. Parecía como si lo hubieran montado esa misma mañana para nosotros.
Situándonos en el centro de la Plaza de Amalienborg y mirando al frente al edificio central, no hace falta más que girar hacia la derecha por la Frederiks Gade para encontrarnos con la Frederiks Kirke, conocida como la Marmorkirken -iglesia de mármol-, bueno, con ella y con su magnífica cúpula.
La Marmokirken es, sin duda, uno de los edificios más impresionantes de Copenhague. Se trata de un templo luterano cuyo máximo atractivo consiste no sólo en su exterior, sino también en su interior. Sentarse en uno de sus bancos y mirar hacia arriba debe ser todo un espectáculo, sin embargo, nosotros no pudimos gozar de él. Aquella mañana de sábado se oficiaba una boda y estaba prohibido el paso. De modo que, nos limitamos a hacer fotos al coche de la novia. ¡Un Rolls Royce de época! Quien no se consuela es porque no quiere…
La cúpula de la Iglesia de mármol es la más grande de Escandinavia, y sólo hace falta echar un vistazo para darse cuenta que está inspirada en la cúpula de la Catedral de San Pedro de Roma. Por cierto, la cúpula también se puede visitar. Son siempre visitas guiadas en grupo y a horas determinadas. De cualquier forma, si por la bendita boda no nos permitieron acceder al recinto, como para subir a la cúpula. ¡Qué rabia! Ni tan siquiera la inscripción que se puede leer en su portada: “La palabra del Señor será eterna”, nos reconfortó.
Regresamos al Palacio de Amalienborg, en la Iglesia de Mármol no nos había ido nada bien, y seguimos contemplando tan singulares edificaciones. Como ya os hemos comentado, Amalienborg consta de cuatro palacetes unidos por subterráneos. Los cuatro palacios son: Palacio de Cristián VII o Palacio Moltke -para visitas oficiales-, Palacio de Cristián VIII o Palacio Levetzau, Palacio de Federico VIII o Palacio Brockdorff -residencia del príncipe Federico de Dinamarca- y Palacio de Cristián IX o Palacio Schack -residencia de la soberana-. Habitualmente, sólo los de Christian VII y Christian VIII se pueden visitar.
Después del Palacio de Amalienborg nos dirigimos al islote de Slotsholmen -isla del castillo-. Antes de pararnos ante el Palacio de Christiansborg, nos llamó la atención un mercadillo montado en los alrededores. Se trataba de un mercadillo de segunda mano y, sin duda, el sol radiante que aquella mañana de sábado lucía en Copenhague animaba a los compradores para adquirir “nuevos” objetos. Siempre nos han llamado la atención los mercadillos de segunda mano, es curioso que lo que es “basura” para unos puede ser un tesoro para otros. En fin, aquí os dejamos la imagen.
El Palacio de Christiansborg es, nada más y nada menos, la sede del Parlamento danés, además de la oficina del Primer Ministro y Tribunal Supremo. Es el único edificio del mundo que alberga bajo su techo los tres poderes de un país: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. El edificio que podemos contemplar es el último resquicio de lo que un día fue el primer castillo en el año 1167.
Justamente al lado del Palacio de Christiansborg nos encontramos el Børsen -antigua Bolsa de Copenhague-. Llama la atención su cúpula formada por una aguja de 54 metros, donde las colas de cuatro dragones se entrelazan. Cada una de esas colas simboliza a cada uno de los países escandinavos: Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca.
Otra imagen simpática de la ciudad de Copenhague que demuestra que hasta con minifalda se puede montar una bicicleta. Cierto es que se te ve hasta “el apellido”, pero por poder… se puede; claro que, a la niña parece importarle poco mientras le vayan dando pedales.
Y… ¿Qué nos decís de estos semáforos suspendidos? Dan, cuanto menos, respeto. No entendimos por qué utilizan este sistema, pero siendo escandinavos, a buen seguro que tiene una explicación de lo más lógica.
La llegada a Christiania nos tenía en vilo, tanto habíamos oído, tanto habíamos leído que, la verdad, nos dejó un poco “puf”. Para empezar, no permiten hacer fotos, nosotros tan sólo hicimos una del interior, porque fue darle al “click” y rápidamente un ‘christianita’ nos “invitó” -de no muy buenas maneras- a que dejásemos de disparar o de lo contrario la cámara no acabaría muy bien parada.
La Ciudad libre de Christiania ocupa unas 34 hectáreas en el Barrio de Christianshavn. Su historia se remonta a septiembre de 1970, cuando un grupo de padres hundieron la valla de un terreno militar abandonado con el pretexto de obtener un espacio donde sus hijos pudieran jugar. Hubo un gran debate social en Dinamarca y finalmente un elevado número de personas fundan Christiania. En 1971 el gobierno danés abdicó, y desde entonces permite el consumo y venta de drogas blandas en la zona. No contentos con esto, Christiania goza de una exención de impuestos además de disponer de leyes propias entre otros privilegios.
Aunque la idea parece muy romántica, una comuna hippie autogestionada donde prima el amor y tal y cuál, lo cierto es que nada más entrar en el territorio de Christiania no hace falta que te fumes nada para colocarte, porque el intenso olor a porro inunda todos sus rincones. De hecho, es más que habitual encontrarse miniplantaciones de ‘maría’ por las calles. En otras ciudades puede que te encuentres setos, arbolitos… hasta geranios, aquí no, en Christiania encuentras ‘maría’. La suciedad y el descuido de los jardines tampoco pasa desapercibido, porque se puede ser hippie, pero eso no implica que todo esté sucio y manga por hombro. A continuación, os mostramos la única fotografía que hicimos, es cuando menos esclarecedora. Está tomada próxima a la entrada.
Dimos unas vueltas por Christiana “colocándonos” un poco y descubriendo que definitivamente el espíritu hippie no iba a entrar nunca en nosotros. No nos interpretéis mal, somos conscientes de que no se puede hacer un análisis tan simplista de Christiania porque Christiania es mucho más. Allí se recicla absolutamente todo lo habido y por haber, sus cerca de 1000 habitantes se ayudan entre ellos, tienen salas de exposiciones y de proyecciones, mercadillos artesanales, cafés… En fin, que Christiania es mucho más, pero la idea que a nosotros nos dejó fue bastante… Desoladora.
Aquí os mostramos el mensaje que podéis leer al salir de Christiania: “Está usted entrando en la Unión Europea”, claro indicio de que los christianitas no se consideran comunitarios.
Aproximadamente a la una de la tarde llegamos a Nyhavn -puerto nuevo-, y disfrutamos de una de las vistas más bonitas que ofrece la ciudad de Copenhague. Nyhavn se construyó a finales del siglo XVII, con el objetivo de tener un acceso directo al mar desde la antigua ciudad de Copenhague. Era en realidad el antiguo puerto de la ciudad.
Con el paso de los años, Nyhavn pasó a ser la zona donde vivían los pescadores y los marineros, bueno… ellos y todo lo que conlleva, porque lo cierto es que, pasado el tiempo, también se llenó de meretrices y de gente de mal vivir. Copenhague fue creciendo hacia el mar, y poco a poco fue absorbiendo Nyhavn hasta tal punto que, a día de hoy, forma parte del centro de la ciudad.
Lo cierto es que esta zona de Copenhague, conocida como el “Barrio de los canales”, es sencillamente preciosa. Hasta el último rincón de Nyhavn ofrece una vista única de lo que un día debió de ser el puerto. Las coloridas fachadas de las casas -con más de 500 años de antigüedad- y los numerosos barcos de madera atracados te transportan a tiempos pasados, donde no es difícil imaginar cómo debió ser la ajetreada vida en este canal con los marineros cargando y descargando mercancías. Seguro que en esto es en lo que estaban pensando los tres que aparecen tumbados en el suelo en la siguiente fotografía…
Muy cerca de esta particular y minúscula “cafetería móvil” -que despertó nuestra atención-, está situada un ancla de grandes dimensiones que se erigió en memoria de los marineros daneses que fallecieron durante la Segunda Gran Guerra, pero la “furgonetilla”, por llamarla de alguna forma, nos fastidiaba la foto, así que… directamente la fotografiamos a ella. Total, el ancla la podéis ver en cientos de sitios, pero la “furgonetilla cafetera” no.
Con un sol radiante al que las blancas nubes no eran capaces de intimidar, ondeaba la bandera de Dinamarca. El Dannebrog -o bandera danesa- es posiblemente la más antigua del mundo. Cuenta la leyenda que su origen se situaría en 1219, cuando Valdemar II, que iba a la cabeza de los cruzados daneses, observó en el cielo una cruz blanca. Él rey pensó que ésa debía de ser una señal clara para atacar a los estonios, y así lo hizo. Respecto al color rojo de la bandera, existen dos teorías, por un lado podría ser la sangre que se derramó en la cruenta batalla, o bien, el cielo oscuro sobre el que Valdemar II vio la cruz. Sea como fuere, ahí la tenéis.
Aquella mañana de sábado, Nyhavn se presentaba bullicioso y lleno de vida. Sus muelles estaban repletos de turistas y locales que disfrutaban del día mientras charlaban animadamente o comían un tentempié. Y es que Nyhavn, es una de las zonas más populares de la ciudad, tanto para propios como para extraños. Aquí os dejamos con esta espléndida imagen.
Desde Nyhavn parten embarcaciones que te llevan a hacer un recorrido por los canales de Copenhague. Es una buenísima idea si lo que deseas es relajarte y disfrutar de la ciudad desde una perspectiva diferente. El trayecto dura como una hora, y se hace mágico a la par que entretenido. Incluso hay lanchas para turistas de habla hispana que salen a unas horas programadas, por lo que el idioma no es ningún problema. Nuestro grupo se unió a una de estas excursiones y nos limitamos, simple y llanamente, a admirar Copenhague desde el agua.
Ya en la embarcación, las coloridas y pintorescas casas parecían perseguirnos en nuestro recorrido al tiempo que los veleros se mecían en un calmado manto de agua.
En el recorrido a través de los canales no faltaron innumerables puentes, en algunos de ellos incluso tenías que sentarte para no ser decapitado. De hecho, el “Sit down, please” de la guía fue más que frecuente a lo largo de nuestro trayecto.
El escenario de Nyhavn parecía no querer decirnos adiós y, la verdad, es que no nos importaba. Ahora entendíamos por qué el famoso escritor Hans Christian Andersen vivió durante veinte años en Nyhavn. Tuvo hasta tres domicilios diferentes y se marchó de allí una vez que sus cuentos empezaron a hacerle famoso, debe ser que se hartó de tanto canal aunque, sinceramente, no lo entendemos, porque es imposible cansarse de una estampa tan hermosa como la que nos brinda Copenhague en esta zona de la ciudad.
Salir de Nyhavn fue como romper una pompa de jabón anclada en el pasado para entrar directamente en una época futura, y es que, nada más salir del “Barrio de los canales”, la primera imagen que nos encontramos fue la de Skuespilhuset, la Casa Real del Teatro danés. Un edificio de interesante y moderna arquitectura que emergía del mar contraponiendo la antigüedad de las construcciones de Nyhavn. Tiene una terraza sobre el muelle de madera y, aquella mañana, estaba abarrotada de gente. ¡Qué bien se debía estar allí! El uso de Skuespilhuset está destinado a las escenificaciones más contemporáneas de los artistas daneses.
Un poquito más adelante nos sorprendía la New Opera House. Se da la circunstancia de que tres de los monumentos más representativos de la ciudad de Copenhague se encuentran alineados. En un lado, Frederiks Kirke -Iglesia de Mármol- y el Palacio de Amalienborg y, en el lado opuesto, cruzando el canal, la New Opera House.
La Nueva Ópera de Copenhague fue diseñada por el estudio de arquitectura danés Henning Larsen Tegnestue, y está ubicada en el islote de Holmen, justo donde antiguamente se erigía un astillero naval Real. Su construcción combina materiales como maderas nobles, granito, piedras calizas y mármol, que suponen un claro ejemplo de la moderna arquitectura danesa. Pero sin duda, uno de sus elementos más característicos es su cubierta voladiza de 32 metros de longitud.
Desde su inauguración -enero de 2005- es una de las más modernas y atractivas construcciones para ópera del mundo, aunque también supuso para Dinamarca una de las mayores polémicas, pues fue la empresa Mærsk -de la que os hablaremos más tarde- quien la donó, pero también se descontó del pago de impuestos a través de esa donación, por lo que los cerca de 300 millones de euros que costó la Nueva Ópera de Copenhague fue en realidad dinero que se dejó de recaudar vía impuestos. Al margen de esto, hay que reconocer que el edificio es espléndido.
Pero igual que a lo largo del paseo por los canales te encuentras edificios vanguardistas, también hay sitio para muelles antiguos donde las embarcaciones más pequeñas tienen su hogar, y es que en Copenhague, modernidad y tradición van de la mano. Todo suma, nada resta.
En las orillas del canal, podíamos apreciar como los daneses se disponían a sacar sus embarcaciones en una mañana de sábado. Daba igual que se tratase de un barquito pequeño -como el de la siguiente fotografía- o de lujosos veleros, de lo que se trataba era de disfrutar de un magnífico día y de los canales de Copenhague, su ciudad.
El paso por estos barracones de pescadores construidos en 1800 -y que hoy son edificios de oficinas- nos dejó esta bella estampa que unimos con cariño al resto de instantáneas.
De repente, la concatenación de edificios se rompía y surgían solitarias casas con embarcadero propio que parecían lucir con orgullo su privilegiada ubicación.
Nuestro viaje continuaba a bordo de la embarcación escuchando todas y cada una de las explicaciones con las que nuestra guía nos iba deleitando, mientras tanto, teníamos ante nosotros mismos vistas maravillosas.
Hacía como tres horas que habíamos pasado por allí, pero lo habíamos visto desde la minivan y casi no habíamos podido apreciarlo. Os hablo del Embarcadero Real. Los reyes de Dinamarca son muy aficionados a navegar, de modo que disponen de un embarcadero propio muy cerca del Palacio de Amalienborg, y justamente enfrente de donde está amarrado el yate Real. La caseta de la izquierda tiene una corona y, según nuestra conductora, es porque ésa caseta es para la Reina, y la otra para el Rey, pero la versión de la guía de la embarcación era que la de la corona es para la Familia Real y la otra para los invitados. Quedaos con la que más os guste.
Y, como ya os hemos adelantado, justamente enfrente del Embarcadero Real estaba anclado el yate Real. Lo cual nos lleva a hacer una pequeña reflexión. A la Familia Real danesa le gusta navegar. Sí, así es, y a la sueca, y a la noruega, y a la española… ¡Ah!, también les suele gustar esquiar, montar a caballo, el golf… Todavía no conozco a ningún Rey, Reina o sucesores que le guste coger un azadón, cavar unos surcos y plantar tomates. Eso… debe ser que no les gusta.
Pudimos observar de nuevo la Sirenita, pero esta vez desde otra perspectiva. Seguía allí pensativa y rodeada de muchísimos turistas y, sin embargo, estaba sola.
Este inmenso edificio blanco corresponde a la sede de la empresa danesa Møller-Mærsk, conocida popularmente como Maersk. La empresa es famosa por el gran negocio que desarrolla en el campo de los transportes marítimos de mercancías. Podemos encontrar sus contenedores en casi cualquier muelle del mundo y, de hecho, los daneses se sienten orgullosos de ella.
Desde el canal, la cúpula de la Marmorkirken nos regalaba esta preciosa vista. ¡Cómo cambian las cosas cuando se modifica la perspectiva!
Pero en los canales no todo era lujo y esplendor, también tenían cabida embarcaciones -por llamarlas de alguna manera- dignas del mejor de los chatarreros. Es curioso, pero el piragüista de la fotografía se quedó parado durante un largo tiempo pensando que le estábamos fotografiando y así fue, pero es que también le grabamos un vídeo y, cuando se dio cuente nos sonrió y volvió a remar.
Un precioso velero de casco azul marino se apartó a un lado para que pudiera pasar nuestra embarcación. Es una pena que se vea tan en la distancia, era precioso.
Barcos, barquitos, veleros y “velerazos”, nos fueron acompañando a lo largo de todo nuestro recorrido, y resultaba curioso como sus propietarios se afanaban en pintarlos y ponerlos guapos aprovechando un día de sol radiante.
La guía nos avisó de que, tras pasar el siguiente puente, podríamos observar Vor Frelsers Kirke, la Iglesia de Nuestro Salvador. La gracia turística de esta iglesia no recae precisamente en el culto luterano que allí se rinde, sino en su torre espiral. La Iglesia de Nuestro Salvador es barroca y se erigió a finales del siglo XVII, sin embargo, su torre fue construida cincuenta años más tarde. Esta torre alcanza los noventa metros de altura y es posible subir por ella hasta la misma esfera dorada que la corona. ¡Debe haber unas vistas magníficas de la ciudad!
El Diamante Negro nos dejó literalmente sin habla. Se trata de una ampliación de la Royal Library de Dinamarca. Fue concebida por los arquitectos Schmidt, Hammer & Lassen y ubicada en el Canal de Christianshavn. Se inauguró en Septiembre de 1999 tras una larga espera que duró tres años. El Diamante Negro tiene forma cúbica y sus paredes, en granito y cristal, están inclinadas hacia el agua de modo que tanto el mar como el cielo se reflejan en ellas dando la impresión de que el edificio está en movimiento y que lo que brilla son diamantes. ¡Espectacular!
El Marmor Broen -puente de mármol de 1744- fue, sin duda alguna, el más hermoso de cuantos pasamos. Fijaos que la embarcación pasa justita, justita. De hecho, teníamos que llevar los brazos dentro del barco para que no tocasen con el ojo del puente.
De vuelta a Nyhavn, las calles seguían igual de bulliciosas y alegres que cuando habíamos partido. Las terraza, bares y tiendas que inundan toda la zona estaban abarrotadas de gente y se respirable un ambiente de día de fiesta.
Bajamos de nuestra embarcación y echamos la vista atrás, estábamos, sin lugar a dudas, en el punto más bello de Copenhague para pasear: Nyhavn. Nos despedimos de tan pintoresca estampa y nos fuimos a comer.
Antes de irnos hacia el aeropuerto, tuvimos que pasar por unos hangares cercanos para recoger nuestras maletas y facturarlas. Después, un autobús nos llevaría al aeropuerto. Una vez allí, la cosa se nos complicó, tuvimos que pasar allí más horas de las deseadas porque se retrasó el vuelo debido a un cambio de avión de todo el pasaje. ¡Menos mal que teníamos el Ciudadelas de Ignacio!
Pusimos punto y final a nuestra inolvidable aventura con una sugerente imagen desde el avión de la última noche cerrada -3:00 AM- con luz escandinava.
A lo largo de nuestro inolvidable Crucero por los Fiordos Noruegos, nos hemos sentido como el pequeño príncipe de Saint-Exupéry. Así es como podríamos resumir nuestro viaje… Es como si hubiésemos recorrido diferentes planetas viviendo paisajes tan distintos como las imponentes y majestuosas cascadas, la nieve inmaculada que atraviesa el Flåmsbana, el plácido relax de la hierba de Voss, el vértigo extremo de la piedra del Púlpito… Lugares para perderse y también para encontrarse.
[Capítulo 3] Este artículo que acabas de leer
41 comentarios a “Crucero por los Fiordos Noruegos - Pullmantur BlogTrip - (Capítulo 3/3)”
Escribe un comentario
IMPORTANTE: Por favor, intenta que tu comentario tenga que ver directamente con el restaurante analizado. Para cualquier otra comunicación tienes disponible la sección de contacto.
Debes estar identificado para escribir un comentario.
Flipante el documento gráfico y testimonial que habeis hecho. Yo estuve en el mismo crucero, en la misma fecha y he alucinado. Chicos, sois de 10, sobre 10. Felicidades por un trabajo tan estupendo.
Cuantas mas fotos veo, mas ganas me entran de hacer el viaje!!
Me ha encantado, alguna vez haré este viaje!!!!!
ay que ganas de ver los fiordos…es que viajar es un placer
Yo también, yo también quiero ir!!!!!!!!!
Sentarme en mi puesto de la ofi y leer esto es un suplicio, pensar que tengo que currar hasta agosto sin parar y acabar de leerme ahora semejante experiecia vuestra porque me la ha pasado una amiga del curro me ha hecho plantearme pegarme un viaje como ese, que sólo se vive una vez. !!QUIERO VER LOS FIORDOS!!
Pues la verdad es que no tenía yo a los fiordos de Noruega entre mis destinos para próximos viajes, yo tenía a Egipto, Nueva York, Brasil……. Pero al ver vuestros tres capítulos me lo he puesto como primera prioridad. No quiero perderme una experiencia como esa cucharetes. Gracias por compartir vuestras cosas de la forma que lo hacéis, sois los mejores!!! Ah! El otro día cené en El Rincón de Goya, me encantó el restaurante, se merece los 5 cucharetes que le habéis dado, que lo sepáis.
¡¡Como te acercaste tanto cuando grabaste el vídeo cucharete!! Tengo que ir al púlpito ese como sea, por lo que contáis hay que ir al menos una vez en la vida y no me lo pienso perder. Tenéis pensado hacer más viajes? estaria bien que nos dieseis a conocer tb lugares a donde ir a parte de los de comer :—)))
No me canso de leeros, seguid así. Que pasada de paisajes, que envidia sana me dais
Me apunto este viaje en mi agenda personal de cosas que hacer en esta vida. Gracias Rayo y Ninillas.
Es cierto, yo solo he estado en un crucero, hace 8 años casi, con Pullamntur también, en el Caribe, y es verdad que disfrutas un montón, aunque entre los madrugones para las excursiones y la juerga nocturna, se descansa poco poco… pero cómo lo pasamos!!!!!
FELICIDADES…!!!!
Me encanto la narracion y las fotogracias… Expectaculares..!!!!
Contagian la ideas de hacer ese Crucero… Espero conseguirnos en el proximo..
Saludos…
Ufffffff!! Impresionante reportaje chicos, sois lo más. Lo que daría en este momento por la brisa fresca sobre mí en la cima del Preikestolen ese, que hasta me he aprendido el nombre, para que veais!! Es un destino de película.
Tani
Las fotos son alucinantes
Este viaje vuestro lo he memorizado…… Si no es este año es el siguiente, pero no me lo pierdo, me ha impresionado. No os imagináis la envidia que me habeis dado cucharetes.
Enhorabuena, por vuestro viaje, se nota k habeís disfrutado en grande, el tiempo os ha acompañado, y enhorabuena por el reportaje es como las películas k te tienen enganchado hasta el final.
Fantástico “resumen” de vuestro maravilloso viaje por los fiordos. Más que un resumen es una auténtica pasada de relato. Me encanta. Se lo enseñaré a mi marido para que vaya mentalizándose de a donde me tiene que llevar, quiero vivir vuestra experiencia, con los mismos sitios y todo, me ha parecido una auténtica pasada, me he leido los tres capítulos, aunque no os lo creais.
Os agradezco de veras todo lo que habéis escrito ya que lo voy a utilizar en mi viaje que comienza mañana!!! Prometo escribiros a la vuelta y contaros que ha sido esupendo!!
Gracias en especial a Marcos por los mails que me ha enviado rsolviendo mis dudas!! y espero que en alguna ocasión coincidamos en un viaje!!
Muchas gracias por todo!!
Me he casao y todo leyendo cómo os perdísteis, jajajajajaja, que bueno
Ahora lo compararé con mi experiencia vivida… Acabo de llegar a casa y no puedo cerrar la boca de lo asombrada que vengo… Eso si, me alegro de no haber leido como era la ruta al Pulpito!jaja. Gracias
Y aún lo sigo disfrutando con recordarlo… Las fotos se estan descargando!
Gracias,por la información y las excelentes fotos, nos habéis disuadido del púlpito, ya que somos un tanto mayores, salimos el 23 desde Copenhague.Saludos de los 6
Es fantastico lo que acabo de ver y de leer, nos vamos a este mismo viaje, cuatro parejas, el dia 16 de este,y no veaís lo que nos ha gustado; las buenas fotos que habeis hecho y lo bien que lo habeis contado, soy todos muy profesionales,
Hola Marcos, muchas gracias por el enlace. Hoy me he leído el capítulo uno, mañana me veré los demás. ¡Qué coincidencia, voy en el mismo camarote, tengo el 7670! y mis amigos en el de enfrente 7669 (ellos repiten el mismo camarote que en el crucero por el Báltico) en ese viaje nosotros fuimos en el 7667 (cuando lo cojimos ya no quedaban exteriores).
Una preguntita:¿se puede pagar en euros o hay que llevar moneda loca?. ¿es fácil pagar en esos pueblos tan pequeños con tarjeta de crédito?.
Qué fuerte Carmen!!! El mismo camarote!!!!!! Se puede pagar en euros en todos los sitios y además todos adminten tarjeta, aunque sean tiendas pequeñas. Y en el barco… todo en euros!!!
buenos dias, yo hago este mismo crucero el 16/06 espero disfrutar tanto como vosotros, y enhorabuena por este gran cuaderno de bitácora. sois inmensos.
Somos tres chicas de oro que realizaremos el mismo viaje.las fotos espectaculares…una maravilla..esperamos pasarlo tan bien como vosotros …
Hace años que queremos ir a los Fiordos, al ver este documento, presentimos que el momento es inminente.
Animo con esta forma de hacer los viajes. Sois unos “Puntales”.
He leido los 3 capitulos del tirón y he visto las fotos varias veces, creí que los cruceros serían más caros, porque también busque los precios en google y me sorprendió, me apunto ese viaje, porque me habéis dado una envidia increible y si no es este año será el siguiente, pero quiero vivir la misma experiencia que vosotros, haciendo incluso las mismas excursiones que vosotros, me encantó la de la subida al precipicio!!!!!!
Un abrazo cucharetes!!
Os perdísteis y todo! Sois la caña los cucharetes! Me encantáis NO CAMBIÉIS. SEGUID ASÍ. FANTÁSTICO VIAJE.
Buenas……………. sois fantásticos, lo relatais tal como es, es una pasada este crucero, fabuloso, lo hicimos del 16 al 23 de junio y lo del Púlpito es impresionante. Gracias por vuestra ayuda.
Hola:
Salimos con otra compañía el 4 de Agosto. Alguien que viaje en el mismo barco, Gran Mistral. Quisiera saber de excursiones libres o por empresas. Lo de la bicicleta de Geiranger ¿hay que concertarla antes o se puede hacer allí?
Gracias por el gran reportaje.
Saludos cordiales.
Buenas tardes:
Soy Carmen, una cordobesa que he reservado el crucero por los fiordos de Pullmantur para el próximo 25 de Mayo de 2013. Iremos 4 parejas y he estado buscando información sobre las diferentes escalas, aunque todavía falta mucho tiempo, pero es que me hace muchísima ilusión y disfruto mucho preparando el viaje. Por casualidad encontré vuestro relato y ha conseguido entusiasmarme aún más. Muchas gracias.
¿Me podríais decir en qué fecha hicisteis el viaje?, ya veo que tuvísteis un tiempo espléndido, qué suerte.
Un saludo.
Carmen Rodriguez.
Hola, vaya currada de cuaderno de viaje impresionante, quería haceros varias preguntas ya que haremos ese mismo recorrido en junio de este año, por favor ¿me podrías indicar si hicisteis las excursiones por libre o por agencia externa a la naviera o por la naviera?, el tema de las bicicletas me ha gustado un montón, ¿¿como lo hicisteis, ??
Muchas gracias.
Hola Salitre,
todas las excursiones fueron contratadas a Pullmantur, la naviera.
Un saludo!
Cucharete Team
sois IMPRESIONANTES ,,,me a encantado ,,mi enhorabuena ,,,yo lo hago el 24 /8 /2013 ,vosotros cuando lo hicisteis ,,,gracias CUCHARETES ,,,,,
Hola, me he quedado sin palabras al leeros esta tarde , impresionante documento,vamos a hacer el mismo crucero que vosotros el 27/07/13 y queria saber el nombre de las excursiones que hicisteis con Pullmantur, y ya puestos, el tiempo total que tardasteis en subir y bajar el púlpito.
Muchisimas gracias, por este documento grafico ¡¡
Hola a todos los Cucharetes, me ha encantado, lo he leido todo de un tiron. Yo me voy con unas amigas el dia 25 de Mayo, me encantaria que me informaseis sobre las excursiones, ya que el coger todas sale super caro, me imagino que en algunas ciudades se puede hacer por nuestra cuenta. Un saludo y gracias
Hola Cucharete!
Felicitarte por tu blog es maravilloso y de mucha ayuda.
Somos una pareja que nos casamos y vamos a hacer el mismo crucero.
Crucero Fiordos del Norte
Trondheim »
Alesund »
Hellesylt / Geiranger »
Flaam »
Bergen »
Stavanger »
Malmö (Copenhague) »
Día 1: Trondheim, Noruega (ver excursiones)
Día 2: Alesund, Noruega (ver excursiones)
Día 3: Hellesylt, Noruega (ver excursiones)
Día 3: Geiranger, Noruega (ver excursiones)
Día 4: Flaam, Noruega (ver excursiones)
Día 5: Bergen, Noruega (ver excursiones)
Día 6: Stavanger, Noruega (ver excursiones)
Día 7: Navegación,
Día 8: Malmö (Copenhague), (ver excursiones)
Las salidas del 1 y 29 de Junio 2013 el puerto de Flaam se modifica por Skjolden, (Ver excursiones).
Nos gustaría que nos aconsejaras cual de las excursiones debemos contratar y cuales podríamos hacer por nuestra cuenta.
Muchas gracias. Esperamos noticias tuyas. Recibe Un cordial saludo.
El relato es extraordinario,fui hace cinco años y me ha recordado todo el recorrido que hice en aquella ocasion y como entonces me quedo la espinita clavada de no poder subir al “pulpito”por no haber plazas,he decidido a repetir crucero el proximo 29 de junio y esta vez la excursion ya la llevo contratada
Gracias por compartir con nosotros vuestras experincias
Chicos, impresionante reportaje. Sin palabras me he quedado leyéndolo enterito. Podéis escribirme un mail con todo lo que no me puedo perder de ver en el viaje? Ya he apuntado todo lo vuestro, pero por si hubiese alguna cosa más… En Junio voy para allá!! Ahora mismo os escribo por mail ,que tengo algunas dudas :-)))